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Atráeme

- ¿Qué piensas hacer esta noche? – preguntó Erik mientras la observaba.


Él creía que era hermosa y sin lugar a dudas lo era. Tenia la piel blanca como
la nieve, largo cabello azabache y unos ojos tan oscuros que parecían
atravesarte con una sola de sus miradas. Ella sonrió algo sonrojada. Su
nombre era Ally y se conocían desde hacia unos años pero últimamente todo
había cambiado.
- Eh… yo… - comenzó a responder ella mientras buscaba alguna escusa para no
salir con él.
No era que no le gustara Erick, en verdad era todo lo contrario. Erick le
encantaba pero, a pesar de que su corazón lo llamaba a gritos, su razón le
decía que era mejor mantenerse alejado de él.
- No, no tengo nada. – susurró observándose la punta de sus tacones negros
resignada al no haber encontrado nada para salvarse de asistir a la cita.
- Genial. Entonces paso por ti a las 9. – dijo Erick con una sonrisa en sus
labios.
- Ok. ¿Adonde vamos a ir? – pregunto Ally colocándose un rebelde mechón de
su cabellera detrás de la oreja, estaba nerviosa.
- Es sorpresa pero estoy seguro que te encantara. – dijo él mirándola con esos
ojos grises que llenaban tantos de sus sueños.
Abrió la boca para preguntar algo más pero Erick ya había desaparecido entre
la multitud de alumnos que dejaban la inmensa aula.

Ally comenzó el camino hasta su casa pensando, y no por primera vez, en


Erick Capheller. Recordó la manera en que su musculoso cuerpo se veía bajo
su remera, siempre negra, la manera en que sus ojos brillaban mientras
hablaba sobre la música y hasta la forma en la que fruncía los labios cuando
algo lo molestaba. Sabia que él escondía algo demasiado misterioso y sabia
que por algún motivo era peligroso. Quizás fueran los grandes tatuajes que
cubrían sus brazos o el repentino miedo que sentía cada vez que estaba sola
con él… pero fuera lo que fuera, “eso”, aunque la repelía, también la atraía.
Él era una especia de imán para ella.

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