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Coordinador:
h
ARUNDO DONAX.
La caña musical en el Bajo Aragón
Edita:
Centro de Estudios del Bajo Martín
Calle Abadía, nº 2 • 44530 Híjar (Teruel)
cebajomartin@yahoo.es
PRÓLOGO
Asociación Musical “Fuera de Tono”
Víctor Guíu pág. 9
ESTUDIOS Y DIVULGACIÓN
Senderos de la Historia
Jorge Abril Aznar pág. 13
La caña
José Tomás Laguna pág. 55
LA CAÑA MUSICAL
Clarinetes populares en Aragón
Mario Gros Herrero pág. 71
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Construcción de un aerófono simple con lengüeta simple
Luis Payno pág. 109
POEMA FINAL
Victor Guíu pág. 159
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PRÓLOGO
Asociación Musical Fuera de Tono, Víctor Guíu
Hace tan sólo tres años, entre caña y caña, observadores de un entorno privile-
giado, el que nos ha visto crecer, vivir, trabajar y desarrollarnos como personas,
nacía un proyecto que quería ver, en lo sencillo, la grandeza de las cosas pequeñas.
¿Arundo Donax?. Qué extraño nombre para un extraño proyecto. O… no
tanto.
Porque la caña, la humilde caña, esa que recordamos cuando íbamos a com-
prar cañizos para las Peñas, la que veíamos sostener hasta su extenuación las
paredes y tabiques de antiguas casas, sobre la que veíamos secar tomates, higas,
judías secas… en nuestro trayecto a la escuela… Esa caña, ese Arundo Donax de
los libros, era un recurso que debíamos de valorizar, que debíamos de compren-
der, de admirar, como lo cotidiano que nos lleva al infinito. Porque esa caña tam-
bién daba de comer a algunas familias de la zona del Martín. Porque esa caña,
nacida de ribazos duros y centenarios, daba una calidad extraordinaria necesaria
para que, lejos de aquí, se convirtieran en una parte fundamental de la música
universal. Porque con nuestras cañas, las de aquí, tocaban, pásmense, los mejo-
res músicos del mundo, y los mejores músicos de aquí, y los mejores músicos
populares, y los de allí… componiendo el universo musical y cultural de nuestra
civilización mediterránea.
Pero la caña es mucho más, es parte de nuestra cultura popular. Y la cultura
popular es la cultura con mayúsculas, la que creemos, la que crecimos, la que no
debemos dejar perder. La caña es música. La caña es recuerdo. La caña es oficio.
La caña es arte y símbolo.
Y la caña, como cualquier elemento de nuestro entorno, es otra excusa para
juntarnos, para convivir, para estudiar nuestro pasado y enfocar nuestro presen-
te, para hacer amigos, pasarlo bien y descubrir que en forma de colectivos orga-
nizados, con el buen hacer y la voluntad de muchos se logran objetivos que
nunca imaginábamos cuando desde Fuera de Tono se abrió ese pequeño tarro de
las esencias.
Y aquí continuamos el trabajo del Arundo Donax, el trabajo de decenas de
personas dirigidas con una finalidad común: hacer las cosas bien, vivamos donde
vivamos, desde este rincón rural, de culturas milenarias, a todo el que quiera leer-
nos, escucharnos, y aprender que la belleza y el respeto se aprende caminando
juntos.
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ESTUDIOS Y DIVULGACIÓN
“Senderos de la Historia”
JORGE ABRIL AZNAR
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ARUNDO DONAX
MONUMENTO A LA CAÑA
HOMENAJE AL CAMINANTE
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titario en una zona como la huerta vieja de Alcañiz, llevó a José Miguel Abril a
utilizar, como vehículo de comunicación, a la caña y a la Universalidad de su sim-
bología.
La elección de los materiales a utilizar no fue casual. Tras el cierre de la esta-
ción de Ferrocarril de la ciudad, Alcañiz desarrollo un intenso tejido empresarial
ligado al hierro artesanal e industrial. Este hierro se combinó con el uso de la pie-
dra natural de Alcañiz producida en las canteras de las serretas ubicadas entre el
triángulo de Alcañiz, Valdealgorfa y Caspe.
Hierro – Piedra- Caña fueron los componentes esenciales de la obra, inten-
tando conjugar la memoria viva del caminante sediento, el resurgir industrial de
la ciudad tras un momento económico complicado y la eternidad de la piedra
natural que condensa la historia específica de la ciudad. En el proceso artístico de
la obra, José Miguel Abril jugó con la Oxidación natural del hierro como elemen-
to vivo, teniendo como finalidad jugar con la erosión natural del hierro e inte-
grarlo al monumento como un elemento vivo en constante transformación.
El juego del espacio, justo en la entrada de la ciudad, y en el llano de la huer-
ta vieja de Alcañiz fue fundamental de cara a establecer las coordenadas simbó-
licas de referencia de la caña. Se doto a la escultura de altura y perspectiva desde
los cuatro puntos cardinales para referenciar la caña iluminada desde los distin-
tos puntos visuales del camino, con la finalidad doble por un lado la de servir de
referencia simbólica de la nueva ciudad de Alcañiz, en los procesos de reordena-
ción y actualización de los espacios, y por otro lado poder homenajear a la esen-
cia de la historia de la ciudad, a través de los mojones de delimitación con la caña
como espacio singular de acotación de espacios municipales.
En resumen, el monumento a la caña quiere aunar la identidad de todos los
Alcañizanos para que simbolice vigorosidad, esperanza y optimismo en el futuro.
Del mismo modo, este monumento quiere rendir homenaje a todos aquellos via-
jeros y caminantes que circularon por la senda árida del valle del Ebro, camino del
Mediterráneo. La huerta de Alcañiz les dio la bienvenida y les marco una pausa
en su camino hacia el mar.
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Cañas y cálamos musicales en la Antigüedad
DANIEL GARCÍA DE LA CUESTA
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FÓRMULA FAMOS
El título de esta fórmula es F.A.M.O.S., que es una sigla que corresponde con
lo que viene a continuación:
F = Forma. La semejanza con la forma de objetos, y la comparación con otras
formas conocidas, es lo que puede dar nombre al instrumento, además del tama-
ño. Ejemplos: Castañuelas, que viene de la forma diminutiva de su parecido con
las castañas. Djoura, que se dice de algunos instrumentos, como la gaida de
Macedonia, por su tamaño, que es más pequeño que el de otros modelos.
A = Acción. Otra posibilidad es que los instrumentos lleven el nombre de la
acción o la forma con la que se toca en ellos. Ejemplos: Harpa, que está relacio-
nado con zarpar, tocar con las zarpas, al igual que lira, o lirar, que es rasguear con
las manos este antiguo instrumento. Flauta, que viene de la acción de soplar.
M = Material. La gran mayoría de los instrumentos musicales, o de algunas
partes de ellos, llevan un vocablo emparentado, de hecho, al material usado en
su construcción. Este es el hábito más generalizado y más antiguo para denomi-
nar un instrumento. A veces puede ir unido a un numeral. Ejemplos: Dotar, que
en Persa da nombre a un instrumento de cuerda, do significa dos, y tar, tripas o
cuerdas. Askaules, que daba nombre a las gaitas con fuelle, aski significa fuelle,
y aulos tubos. Utriculus, que significa odre, fuelle. Cálamos, que significa cañas.
Otros nombres de instrumentos vinculados al material usado son: hydraulos, sho-
far, cañavera, pandura, panderu, tambura, tambor, mandullo, bendhir, trikhor-
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dón, ektar, sitar, guitarra, gusli, fídula, violín, mrdarigan, domba, gaita, etc.
O = Onomatopeya. Una onomatopeya también puede dar nombre a varios
instrumentos, onomatopeya que cambia según las lenguas en las que se deno-
mine al instrumento. Ejemplos: carraca, tarrañueles, chinchines.
S = Sonoridad. La forma de sonar, es otra de las razones por las que se le pone
nombre a un instrumento. Ejemplos: zampogna, tsambouna, que significa sinfo-
nía, sonidos juntos, o chorus. Hümmelchen, que significa zumbidito; o piano, que
significa suave.
Hay más maneras de denominar a los instrumentos, pero con esta fórmula
podemos acercarnos a un primer significado por el que abordar el estudio. Algu-
nos nombres pueden llevar juntas más de una opción. Ejemplo: gaita de rabil.
Hay que tener en cuenta que los vocablos que dan nombre a los instrumen-
tos pueden tener otras acepciones que no tengan nada que ver con el mismo, y
por eso nos despistan a la hora de estudiarlos, por lo que aplicar esta fórmula
puede sacarnos de dudas y centrar la investigación.
Para hablar sobre la utilización musical de la caña, “arundo donax·, siempre
conscientes de que la aparición de nuevos hallazgos pueden modificar algunos
de los aspectos tratados, debemos de seguir su viaje como planta, ya que no exis-
tió siempre en todo el mundo. De hecho, los estudios dan como asiática su pro-
cedencia, para ir expandiéndose desde este continente hacia nuestro entorno en
la Península Ibérica, arraigando primero en la zona mediterránea. Hay que tener
en cuenta que en América también existe el uso antiguo de flautas de caña.
Es curioso observar como, probablemente en función de su mejor producción,
en Francia se conoce por canne de Provence, en Italiano por cane, y en Inglate-
rra, Spanish cane, y Alemania, Spanisches rohr, caña española.
http://es.wikipedia.org/wiki/Arundo_donax
www.catalogueoflife.org/show_species_details.php?record_id=726103
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ETIMOLOGÍA
En cuanto a su denominación, debemos observar que conservamos nombres
ya usados por griegos y romanos, como son caña o cálamo. La Botánica, ciencia
usada ya en la antigüedad, ha clasificado las plantas y les ha dado un nombre con
base en vocablos usados por griegos y latinos.
En muchas ocasiones, la diferencia entre plantas se hacía gracias a su uso y
particularidades, lo que nos sirve para conocer, a través del tiempo, de que vege-
tales hablamos. Cuando no se está muy familiarizado con una planta o sus carac-
terísticas, se le acaba aplicando un nombre genérico. En nuestro entorno, por lo
general, conocemos a todo tipo de plantas parecidas por el nombre de caña, pero
no toda la caña es igual, ni sirve para lo mismo.
La caña que utilizamos generalmente para uso musical, como lengüetas en
clarinetes y saxofones, es la denominada botánicamente Arundo Donax, diferen-
te de la denominada carrizo, Phragmites australis, de crecimiento mucho menor,
aunque también tiene un uso musical. En Asturies la usamos para la confección
del payón en las gaitas de fuelle, y como productor de sonido de otros instru-
mentos de viento.
Phragma, en Griego, significa tabique, cercado, con lo que nos da una idea
de cual era su uso. Fragmentar, es separar en trozos. Australis significa que per-
tenece al sur, lo que también nos da una idea de la zona de donde provenía o se
cultivaba mejor.
En la Grecia antigua se usaba el término kalamo para denominar de manera
genérica a la caña, aunque también kanna.
La investigadora y etimóloga polaca Sara Benetowa, o Sula Benet, que publi-
có en 1936 la investigación El cáñamo en las creencias y las costumbres popula-
res, mostró que los orígenes de la palabra cannabis latina, proviene del cannabis
griego, su raíz hebrea es qaneh. Su origen es la palabra qanum, en el Babilonio
antiguo. El cáñamo es llamado kaneh bosm, QNHBSHM, o en Hebreo tradicional
kannabus. La palabra kaneh o keneh, escrito QNH, se utiliza solo o vinculado a
bosm, escrito SBM, que es el adjetivo en Hebreo, o busma, en el Arameo, cuyo
significado es aromático. Es canna en sánscrito, el qunnabu en Asirio; el kenab
persa; el kannab en árabe y el kanbun en Caldeo. En muchas traducciones de la
Biblia encontramos el kaneh bosm traducido como cálamo o caña aromática.
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La caña musical en el Bajo Aragón
www.castellarte.es/bibliamas.html
http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1lamo_(escritura)
http://es.wikipedia.org/wiki/Cannabis
http://es.wikipedia.org/wiki/Acorus
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La caña musical en el Bajo Aragón
rición de grabados o figuritas como las encontradas en las islas griegas Ciclades,
donde se ve a un músico tocándolos. Estas estatuillas suelen datarse entorno al
2500 adne.
Aulos, es singular y significa tubo, auloi, es el plural. Este instrumento llevaba
un sistema de lengüeta como productor de sonido, diferenciándose así de las
flautas, que llevan un corte o bisel, cortes en los bordes, etc. También es posible
diferenciarlo por la forma de colocarlo, ya que los tubos se colocan en ángulo
divergente. Algunos grabados del antiguo Egipto también nos muestran la dife-
rencia entre tubos paralelos y divergentes, lo que implica en los divergentes que
cada mano tapa los agujeros de cada tubo y por tanto no puede haber más de
cuatro por delante y uno por detrás, si se diera el caso.
Relacionados con el término aulos, podemos encontrar los étimos plagiaulos,
ascaules, auletas, pitaules, choraules, hydraulos, keraules, kerataules, kalamau-
les, o trevaules.
Los auloi se tocaban a la boca, aunque llevaban unas piezas llamadas bombix
que protegían las lengüetas, similar a algunos instrumentos egipcios. Se piensa,
que se usaba la técnica de la insuflación continua para interpretar las melodías.
Podía llevar una pieza, que los griegos llamaban phorbeia y los romanos capistro,
para que el músico tocara más a gusto y no deformara los carrillos al soplar. Iba
atada con unas cintas de cuero a la parte trasera de la cabeza.
Herodoto de Halicarnaso, autor del siglo 5 adne., en su obra La Historia, habla
del aulos, y diferencia entre femenino y masculino, pienso que es una referencia
para extremar los sonidos graves y agudos de los tubos.
www.perseus.tufts.edu/cgi-bin/ptext?lookup=Hdt.+1.17.1
www.soundcenter.it/cdflauti.htm
Gracias al escritor griego Teofrasto, del siglo 4 adne., y su obra Historia Plan-
tarum, conocemos el proceso de fabricación de las cañas para el aulos. Creo que
es un documento poco conocido para el gran valor que tiene, por lo que haré
unos comentarios sobre este texto.
Teofrasto, cuando habla del uso musical de las cañas, el proceso de corte y de
elaboración, hace siempre referencia a lo que alguien le cuenta sobre esta utili-
zación. Es decir, recaba la información entre personas que son músicos, constru-
yen y tocan los instrumentos, aunque puede no entender o transmitir bien lo que
le están contando debido a la especificidad técnica y musical, ya que su campo
de estudio es otro, a esto, hay que añadir las opciones personales que se han
adoptado en la traducción al castellano consultada, citada en la bibliografía, en
cuanto a los términos relacionados con los instrumentos, las lengüetas y boqui-
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llas, por lo que el texto tiene pasajes con una lectura más complicada de lo que
parece. Comentaré en cursiva el texto y las dudas que me surgen.
He entresacado unas notas del libro cuarto, capítulo 11, la parte donde el
texto menciona el tema que tratamos. Para ello, he contado con la ayuda de
Javier García García, profesor de Griego del IES. Emilio Alarcos, de Xixón, y hemos
comparado el texto griego con la traducción manejada.
En el capítulo 11.1 se comenta que hay dos especies de caña, una que se
emplea para hacer aulos y otra distinta.
En el capítulo 11.3, se comenta que dependiendo de la cantidad de agua que
hubiera en el lago, haciendo referencia del lago Orcómeno, las cañas crecían de
forma distinta, si había menos agua crecían en altura, pero si se mantenía el nivel
del agua durante un año más, llegaban a la madurez. La caña que maduraba así
era buena para hacer lengüetas. La caña que crecía mientras el nivel del agua no
era constante servía para hacer boquillas. Teofrasto utiliza el término zeugites,
para lengüetas, y bombicias para boquillas. Curiosamente zeuges, en Griego, se
aplica al yugo, a la unión de dos cosas.
En el capítulo 11.4, se dice que este tipo de cañas se diferencian de las otras,
de manera general, en que adquieren un aspecto más relleno y carnoso, y según
el autor, tienen una apariencia femenina, porque se dice que incluso la hoja es
más ancha y más blanca, aunque el penacho de las plumas es más pequeño que
el de otras, y que hay otras que no tienen plumas que las llaman eunucos. Dicen
que de estas se hacen mejores lengüetas, aunque solamente unas pocas salen
bien. El autor utiliza nuevamente el término, zeuge.
Se comenta, que en el tiempo anterior al músico Antigenidas, cuando se toca-
ban los aulos sin preocupaciones artísticas, se decía que la mejor estación para
cortar las cañas era el mes de septiembre, hacía la aparición de Arcturus. Una vez
cortada así, después de muchos años, llegaba a ser finalmente util y necesitaba
de mucha preparación previa a la hora de tocar, y cerraban la boca de las len-
güetas, lo que era bueno para aclarar el sonido. El autor utiliza ahora el término
glottos, para las lengüetas. Glotis, significa literalmente lengüetas. Curiosamen-
te, en la actualidad seguimos usando esta nomenclatura.
Pienso, como conocedor de la fabricación de lengüetas sencillas y dobles, que
este texto está transmitiéndonos la dificultad de la fabricación de una lengüeta
doble.
Actualmente, en la elaboración de lengüetas dobles, de mucha más dificil factu-
ra, si se cierrran un poco las palas se consigue mejorar los tonos agudos. En las len-
güetas sencillas, como las que se utilizan en los roncones de las gaitas de fuelle, para
conseguir un tono más agudo, es necesario poner algún hilo o pelo, que delimite la
longitud de la lengüeta y quizá una gota de cera para modificar su vibración.
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La caña musical en el Bajo Aragón
http://books.google.es/books?id=dX8OAAAAQAAJ&pg=PA65&lpg=PA
65&dq=kalamos+zeugites&source=bl&ots=r7_VPl4gyM&sig=3i6RitxYhQ-
YuevvoUjK-
h9wlOQg&hl=es&ei=goXiSfHEDaPLjAeCsqDUDQ&sa=X&oi=book_result&c
t=result&resnum=1#PPA55,M1
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los mismos entrenudos y las otras no suenan juntas. En esta parte del texto no
me queda claro que se quiere decir. Añaden también, que la caña de los tramos
cercanos a la raíz, sirven para la lengueta de la mano izquierda y la del trozo de
arriba, para la mano derecha. Esta parte confirma la observación del texto ante-
rior, de lo que podemos deducir que, a lengüetas más duras, sonidos más agu-
dos para la mano izquierda y, a lenguetas más blandas, sonidos graves para la
mano derecha. Esto enlazaría con la diferenciación de femenino y masculino
como comenta el autor, ya citado, Herodoto de Halicarnaso.
Además, después de cortar el trozo, la abertura de las lengüetas se hace en el
lugar en que la caña se cortó. Esta parte del texto también me parece de difícil
comprensión. Si estuviera hablando de lengüetas simples estaría diciendo que el
corte debe hacerse en una dirección concreta. Y si las lengüetas se hacen de otra
manera no suenan bien. Hoy día conocemos lengüetas simples que llevan el corte
en cualquiera de las dos direcciones, bien hacia el nudo o bien hacia el lado abier-
to por el que sale el aire.
En el capítulo 11.11, se comenta que existe la caña hueca, a la que algunos
llaman siringias, porque no tienen madera o carne. En el mismo capítulo también
se dice que la caña más comun es la que llaman donax. De este texto se des-
prende el porqué se llama a la flauta de Pan, siringa.
Otro autor del siglo 4 adne., Aristóteles, en la obra De Audibilibus, 804.a 13
al 20, también habla de zeuge en referencia a la lengüeta del aulos.
Plinio, el viejo, escritor del siglo 1, en su obra Historia Naturalis, libro 16, capí-
tulo 66, habla de varios instrumentos de caña. El texto de Plinio, del que entre-
saco unas notas, y que en algunos pasajes es una versión del de Teofrasto, dice
que las variedades de la caña son numerosas. Una de ellas, la syringian, es espe-
cialmente útil para hacer flautas, no teniendo médula ni ninguna sustancia car-
nosa. Reconocida hoy día como el arundo donax y de la que se hacía lo que lla-
mamos flauta de Pan o siringa. Plinio, también aporta datos de los gustos y adap-
taciones con otros materiales como el loto, la madera de box, los huesos de asno
y la plata.
http://penelope.uchicago.edu/Thayer/L/Roman/Texts/Pliny_the_Elder/16
*.html
www.perseus.tufts.edu/hopper/text.jsp?doc=Perseus:text:1999.02.0137:boo
k=16:chapter=pos=963&highlight=syrinx
Pólux, autor del siglo 2, habla de aulos con cuernos, en su obra Onomastikon,
capítulo 4, 74.
http://books.google.es/books?pg=RA1-PA723&lpg=RA1-
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La caña musical en el Bajo Aragón
PA263&dq=onomasticon&id=3eINAAAAYAAJ&ots=P92z0a_sFA#PRA1-
PA719,M1
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les vinculados a la flauta de pan, llamada antara. Actualmente estas flautas son
un gran símbolo de la música de las culturas suramericanas.
www.lablaa.org/blaavirtual/antropologia/musicprec/musicprec9.htm
www.monografias.com/trabajos68/primeros-hombres-peru/primeros-
hombres-peru2.shtml
Existen datos del uso de caña de bambú para hacer flautas en la antigua cul-
tura china. Los escritos de Lu Shi Chun Qiu, conocido por Lu Buwei, personaje del
siglo tercero adne., relacionado con el emperador Qin shi huangdi, que ordenó
construir la impresionante tumba donde aparecieron, entre otros objetos, miles
de guerreros de terracota, nos ayudan a conocer, según la tradición, cómo se nor-
malizó la escala de cinco notas, o pentatónica, en la china imperial.
Lu Buwei, atribuye esta normalización al mítico emperador del tercer milenio
adne., Huangdi, quien envió al igualmente mítico Ling Lun, que significa gober-
nante de la música, a las fronteras occidentales del reino, donde, en un valle de
montaña, cortó un trozo de bambú para encontrar un tono que sirviera de base
al sistema musical. El tono de la voz de un hombre cuando hablaba normalmen-
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Las referencias más antiguas a las que se suele acudir para atestiguar el uso
musical de las cañas son las conocidas en Mesopotamia en la cultura que se des-
arrolla en el tercer milenio adne., donde aparecen datos del uso de una flauta de
uso oblicuo que se denominaba gi-bu.
Kurt Sachs, comenta que ti-gi era el nombre de la flauta de uso vertical, gi sig-
nificaba caña. Los acadios trasformaron este vocablo en ti-gu, y existe un segun-
do nombre gi-gid, que significa caña larga. En el siguiente enlace de Internet se
pueden consultar textos sumerios donde figuran las menciones a instrumentos
como el ti-gi.
www-etcsl.orient.ox.ac.uk/
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La caña musical en el Bajo Aragón
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ARUNDO DONAX
Otra tipología, con dos tubos iguales y en paralelo, y las lengüetas introduci-
das en la boca, aparece en las manos de una figura de unos 20 centímetros que,
según el investigador Hans Hickmann, pertenece a la tercera o cuarta Dinastía,
entre los años 2707 al 2639 adne.
La misma tipología, también podemos verla en la tumba de Nikauhor, o la de
Nenkheftka, las dos de la 5ª Dinastía.
En la tumba de Niamjjum y Khnemhotep, de la 5ª Dinastía, puede verse un
instrumento también de dos tubos paralelos, pero de largo distinto, que es igual
al que actualmente conocemos como argul, lo que muestra el uso del concepto
de un sonido con roncón y lengüetas sencillas como productoras de la vibración.
Flautas tocadas en posición horizontal, podemos verlas en la tumba de Nen-
kheftka, y con el uso de una posible lengüeta, en la tumba de Iymery, en Giza,
las dos de la 5ª Dinastía.
Como en la escritura jeroglífica, algunas palabras podían tener más de un sig-
nificado, se usaban determinativos, que son símbolos que aclaran lo que se que-
ría decir en la frase. Así, aparecen instrumentos en los jeroglíficos para asegurar
que se hablaba de cantar o tocar con ellos. El determinativo de esta tipología de
instrumentos aparece representado en la 5ª Dinastía.
Según investigadores como Hans Hickmans, existió un vocablo egipcio, que
aparece entre los jeroglíficos, con el que se denominaba a varios tipos de instru-
mentos de viento y que se translitera como m3t. El significado de m3t, sería el de
caña o bastón. El nombre para los instrumentos de doble tubo en paralelo se
translitera como mmt.
Según varios autores y estudios, como los de Gardiner, a estos jeroglíficos
musicales se les clasifican con un número y una letra. Por ejemplo, algunos ins-
trumentos de viento están encasillados dentro de la letra Y, con los números 22,
23, 29, 30, 31 y 32. Consultado en el trabajo de Rafael Pérez Arroyo y el de Gar-
diner.
www.geocities.com/gramatica_egipcia/gramatica.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Wikiproyecto:Antiguo_Egipto/Lista_de_Ga
rdiner
Según los trabajos de Collinson y Sachs, en los museos de Torino, Italia, y Leiden, Holan-
da, se conservan instrumentos de caña hallados en tumbas egipcias.
Me puse en contacto con el Museo Egipcio de Torino, y me enviaron unas imá-
genes donde se ven dos instrumentos. Agradezco las atenciones que tuvieron sus
responsables, Federico Bottigliengo y Carla Bonomi, con la petición de información.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Las flautas, que no tienen datación, provienen de las excavaciones de Deir el-
Medina, ciudad que estuvo activa entre los años 1550 y 1170 adne., entre las
dinastías 18 y 20, aproximadamente.
La flauta de caña catalogada con el código S9939, mide 61 cms. Tiene cuatro
tubos y tres nudos, y la S9940, que tiene tres tubos y dos nudos, mide 42 cms.
Son flautas que no aparentan llevar sistema de lengüeta sino de embocadura.
www.museoegizio.it/pages/fondazione.jsp
El estudio de tres nays, catalogados con los códigos CG. 69815, CG. 69816,
CG. 69817, este último procede de Deir el-Medina y está datado de la Dinastía
18, sobre el 1550 al 1295 adne., ha dado como resultado que tenían una escala
diatónica de siete notas, dos afinadas en fa, y una en la menor, y otro, cataloga-
do con el código CG. 69814, una escala pentatónica afinada en fa. Está datado
en el Imperio Medio, entre el 2055 y el 1650adne., y se encontró en Beni Hassan.
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Sus medidas son: CG. 69814, 91,7 cms., y 1,7 de diámetro; CG. 69815, 89,1
y 1,5; CG. 69816, 93,2 y 1,7; CG. 69817, 74,4, y 1,6.
Actualmente, otro clarinete de doble caña en paralelo que se toca en Siria,
Líbano y Palestina, es el mijwiz. Según varias consultas, mijwiz en Árabe, signifi-
ca doble. Se toca por insuflación continua. En el norte de África se conoce por
maqrum, o maqrunah. Parecido al mijwiz es el minjayrah, que se toca en El Líba-
no. El shabbabah es una versión palestina del minjayrah. También se puede com-
parar con los instrumentos usados en Egipto, zummarah y arghul. En Palestina
yarghul.
www.factbites.com/topics/Mijwiz
www.angelfire.com/sd2/cairosouk/gallery1.html
www.ethnomusic.ucla.edu/courses/ensembles/neareast/Mijwiz.htm
www.al-bab.com/arab/music/instruments.htm#String
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La caña musical en el Bajo Aragón
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ARUNDO DONAX
Agradezco mucho la ayuda de todas las personas que, de una o de otra mane-
ra, me han proporcionado conocimientos para realizar este texto, al tiempo que
animo a contactar conmigo, a través del correo de Internet: dagarcues@yahoo.es
a todas aquellas personas interesadas en compartir opiniones. Salud.
BIBLIOGRAFÍA
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Toulouse.
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BAINES, ANTHONY, Bagpipes, Pitt Rivers Museum, University of Oxfrod, 1960.
BEC, PIERRE, La Cornamuse, Conservatoire Occitan, 1996.
BERMUDO, JUAN, Libro de la declaración de instrumentos musicales, Osuna,
1555. Facsímil, Madrid, 1982.
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La caña musical en el Bajo Aragón
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ABREVIATURAS EMPLEADAS
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Urrea de Gaén, “la ciudad de la caña”
JESÚS TENA
Hoy me viene al recuerdo cuando de niño, en unión con mis padres y herma-
na, nos íbamos a pasar los domingos al pueblo de Albalate, debido a que mi
madre había nacido allí y en allí vivían sus hermanas y familia. Cogíamos el carro
y montados en él recorríamos los 6 Km. que separan ambos pueblos. De entre
los muchos recuerdos que guardo de aquellos encuentros con la familia y ami-
gos, una de las cosas que hizo mella en mi y que nunca olvidé, es que algunos
vecinos de Albalate, medio en broma, medio en burla y en un tono un tanto des-
pectivo me decían: “Urrea, la ciudad de la caña”. Aquello para mí era una gran
ofensa y agravio, pues lo tomaba como un insulto. Sin embargo hoy me siento
orgulloso de llamar a mi pueblo con ése pseudónimo ya que la caña nos identi-
fica y fue parte importante en el sustento de muchas familias, en concreto de los
más pobres.
Hoy día apenas quedan cañaverales, solamente aquellos que se hacen impres-
cindibles como protección en las ramblas del río contra las avenidas de agua de
las tormentas, o para sujeción de algún ribazo y más en concreto para sostener
los cajeros de nuestra legendaria acequia de Gaén, que cuentan que data de los
tiempos de la dominación de los musulmanes en la Península Ibérica. Segura-
mente ellos plantaran las raíces de caña para aguantar sus laterales al paso del
agua.
Como dije, en mi juventud las cañas ayudaban en la economía de muchas
familias del pueblo. La inmensa mayoría de los hombres sabíamos cómo plante-
ar la construcción de un cañizo, hacer su tejido y rajar una caña. Eran miles de
cañizos los que cada año se fabricaban. También yo, junto a mi padre, durante
unos años, en los crudos inviernos, hicimos los cañizos de nuestro cañar, ya que
todo ayudaba a nuestra pobre economía.
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El Cañar, una fábrica de juguetes
PASCUAL FERRER MIRASOL
Cuando leí por primera vez “Arundo Donax”, me sonó a algo raro. Cosa de
estos modernos que hay por los pueblos y que se inventan cada nombrecito...
Pero resultó que era el nombre científico de la caña. Tantos años conviviendo con
ella y sin saber su nombre de salón, solamente el de guerra.
Cuando Víctor Guíu me dijo que contara algo sobre la caña me cogió algo
frío, pero cuando paré a pensar, tras unos minutos de reflexión, llegue a la con-
clusión de qué hubiera sido de mi infancia y la de tantos zagales de pueblo sin
las cañas.
Cuando yo fui zagal, el cañar era la fuente de abastecimiento para la fabrica-
ción de nuestros juguetes y para nuestra imaginación. Eran tiempos de los juegos
en la calle y con juguetes que daban la naturaleza y el ingenio.
Las cañas. Cuantas y cuantas vivencias con ellas y cuantas broncas con la
madre: “que dejes las cañas”, “que no traigas más cañas a casa”… cuando dejá-
bamos en el rincón o detrás de la tinaja escondida la caña que había sido com-
pañera de juegos.
Si las cañas fueron las herramientas, las ideas en su inmensa mayoría salieron
del cine. En aquellos tiempos sin televisión, la película del domingo marcaba
nuestros juegos de la semana siguiente. Si era de romanos, pues la semana
siguiente todo eran espadas y armas romanas. Si la película era del oeste ameri-
cano, la cosa se repartía entre los rifles y pistolas de los vaqueros y las lanzas y
flechas de los indios. Así nos adaptábamos a la temática. Incluso si era musical
las cañas paraban a ser micrófonos, guitarras, tambores, palillos, etc. Las cañas
valían para todo. Los zagales no veíamos películas románticas, esas eran para las
chicas. Aunque algún baile echamos con ellas, a menudo haciendo de indios, en
aquellas danzas guerreras.
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que aplicados sobre la herida cortaba la sangre. Cuando esto ocurría, la cuadrilla
en pleno se ponía manos a la obra a aquello de abrir cañas y sacarles los “telos”.
Había veces que salía en nosotros nuestra vena de atletas y buscábamos las
cañas más gordas y largas, para hacernos una pértiga y saltar con ella. Unas veces
el salto era de altura. El listón y sus sujeciones por supuesto también eran cañas.
Otras veces el salto era de longitud y a menudo la distancia era saltar el río de
lado a lado. Al final del campeonato la mayoría se había “zampau”. Al volver a
casa, problemas con la alpargata de la madre. Las medallas deportivas salían
caras, se recompensaban con algún alpargatazo en las posaderas.
En septiembre, cuando los latones de los latoneros se ponen negricos y son
buenos para comer, pues de nuevo otra arma. Buscar una caña que tuviera los
canutos largos y que su interior se adaptara al diámetro del hueso del latón lo
más posible. “Bolsillada” de latones y a comerlos. El que más deprisa los comía
mas disparos podía hacer. Cuando el hueso estaba limpio a utilizar la caña a
modo de cerbatana. Autenticas batallas y también alguna tomadura de pelo a
aquel que le golpeabas el hueso y no veía de donde le venía. Los cines eran un
autentico gozo para lanzar huesos sin ser visto. Desde el gallinero hacia la zona
noble, con las consiguientes protestas de los alcanzados. Un hueso de latón pues-
to en donde apoyaba la butaca al bajarla para sentarse era al chafarse un auten-
tico estruendo.
Hace años los zagales también tratábamos de cazar pajaricos con cepos, y
para eso necesitábamos el cebo, las “alaicas”, que son hormigas con alas. Para
conseguirlas había que picar en el hormiguero hasta llegar a ellas. Una vez encon-
tradas las metíamos en un canuto de caña, con algunos agujeros y un tapón, que
utilizábamos como jaula.
Cuando se acercaba la Semana Santa, como no se podía ir por la calle tocan-
do el tambor a todas horas, pues nos hacíamos uno de caña. Una mas gorda suje-
ta a la cintura y dos para golpearlas. Algunas sonaban de maravilla y nos servía
para ejercitarnos y aprender nuevos toques. También hacíamos alguna “piana”,
e incluso a veces subíamos alguno de nosotros a ella, cosa poco frecuente, pues
los “pianeros” eran de poco fiar y por aquello del cachondeo el “santo” tenía
muchas posibilidades de bajar de cabeza.
Las pancartas de las fiestas también ondeaban sobre un par de cañas, ya que
eran más asequibles que los listones de madera.
Cuando llegaban las hogueras en honor a los Santos Copudos: San Antón,
San Valero y San Blas, las cañas eran un complemento ideal para “tizonear” por
la hoguera, y eso que nuestras madres nos decían que si “tizoneabamos”, nos
mearíamos en la cama.
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La caña musical en el Bajo Aragón
También en la casa se les daba a las cañas múltiples utilidades. La más impor-
tante creo que era la caña que se colocaba en el mirador para colgar los chori-
zos. ¡Qué bien quedaba y qué utilidad mas buena!. Y no hablemos del “cañizo”,
que servía para echar l los diferentes despieces de la “matacía”.
Sobre los “cañizos” también se ponía a secar higos, tomates, melocotones,
etc.
Algunas veces los zagales los robábamos y los utilizábamos en nuestras case-
tas. Otras veces robábamos lo que había sobre ellos. Si nos cogía el dueño el pro-
blema era gordo. ¡Cuantas corridas con los bolsillos llenos de higos robados!.
El “cañizo”, vaya invento. Creo que en los pueblos se ha utilizado para todos
y por todos los gremios. Alguna vez tocaba ayudar al abuelo el hacerlo.
Con la caña también se fabricaban fuelles para soplar y avivar el fuego. Agu-
jereando varios canutos quedaba un tubo largo que permitía soplar al fuego sin
acercarse demasiado.
De mango de escoba, poniéndole en la punta algunas hiervas. Estas escobas
solían utilizarse muy a menudo además de para limpiar, para arrearles algún esco-
bazo a los zagales cuando hacían algún rastro.
También hacían un instrumento musical, el único que yo vi de zagal, con la
caña. La canuta que le ponían al tonel del vino y que con una ramica de romero,
o algo parecido, cantaba mientras se bebía. Los pinchos y presumidos lo fabrica-
ban de modo que el chorro cayera fino y cantara buen rato.
Alguna vez, también sirvieron las cañas para descolgar algún chorizo de algu-
na ventana que el propietario dejó abierta por la noche para que se “jorease”. La
“recena” fue buena; comida y cachondeo.
La caña en usos agrícolas ocuparía otro extenso capitulo, material de bajo
coste y súper funcional. Una maravilla la caña.
Como anécdota para terminar. Contare algo que también atañe a la caña,
algo que de niño me tenía perplejo, ¿por qué le ponían al Ecce Homo, (la figura
de Jesús ante Pilatos) en Semana Santa un “esbarramoscas”?. Al fin me entere
de que la caña verde se la pusieron de mofa a Jesucristo cuando lo coronaron rey
de los judíos. Se la pusieron a modo de cetro. Quizá sea por eso por lo que ese
buen Jesús nos la lego en vez de símbolo de poder como juguete para todos los
pobres del mundo, ¡cómo la hemos disfrutado y utilizado!.
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La caña
JOSÉ TOMÁS LAGUNA SUÑER
ORIGEN Y PROCEDENCIA
Según autores se postula su procedencia o área original del este de Asia de las
zonas riparias, o del área del centro-sur de Asia. Su introducción es ya muy anti-
gua , su llegada al continente europeo fue alrededor del siglo XVI según referen-
cias , como objetivo de ser cultivada para fines agrícolas, formación de setos, o
barreras de separación de cultivos vegetales, como elemento de construcción en
techumbres y como aislante. Se ha extendido en diferentes áreas de las regiones
templadas -cálidas y tropicales del planeta, encontrándose actualmente en toda
parte sur de Europa, región Mediterránea y países ribereños , norte de África
,Asia Menor, Macaronesia, Sudáfrica, América del Norte del Sur , Japón, Austra-
lia, Nueva Zelanda, e islas del Pacífico (Micronesia).
GENERALIDADES
Pertenece a una de las dos grandes clases de las angiospermas, a la clase de
las monocotiledóneas y a la familia de las Gramineae (gramíneas – poales).
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SU HÁBITAT
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La caña musical en el Bajo Aragón
EL USO EN LA ETNOBOTÁNICA
Su uso en medicina popular entra dentro de las terapias empíricas, basadas en
los conceptos de observación y experimentación de las plantas en la naturaleza.
La definición como etnobótanica se considera como una unión o simbiosis de la
etnología y la botánica. Estas interacciones del conocimiento de las propiedades
de las plantas y sus extractos, tanto sean útiles como medicinales han estado
exploradas, vinculadas y accesibles lo largo de la historia desde las primeras socie-
dades prehistóricas sedentarias hasta la actual. Las propiedades que ejercen las
plantas sobre los seres vivos han ido describiéndose a lo largo de la observación
del hombre y las reacciones que tenían en los animales de su alrededor cuando
estos las comían. La consideración como planta medicinal esta determinada
como beneficiosa y positiva si cura o alivia enfermedades. Cuando producen per-
juicios al hombre y animales en su organismo son consideradas tóxicas. Este
conocimiento de las plantas, su aplicación y usos, estaban solo al alcance de cier-
tas personas estudiosas y conocedoras de la naturaleza, que las aplicaban como
remedios medicinales dentro de las poblaciones locales.
Dentro del contesto de complejidad de la etnobotánica que ejerce prácticas
como los remedios caseros, hay una intensa relación entre la flora del territorio y
las poblaciones del entorno.
USO POPULAR
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BIBLIOGRAFÍA
P. Font Quer (1990) Plantas Medicinales; Editorial . Labor. S.A., p 929.
Gil. Martinez. Francisco (1994) Elementos de fisiología vegetal; Ediciones
Mundi-Prensa, p 222.
J. Izco y cols. (1997) Botánica ; Mc Graw-Hill – Interamericana de España. S.A.,
p 537.
Aloso Verde, José Farjado, Diego Rivero, Concepción Obón (2000) Etnobotá-
nica en el entorno del Parque Nacional de Cabañeros; Edita Organismo Autóno-
mo de Parques Nacionales, p 45.
Joaquín Izcón Bieto, Manuel Talón ( 2000) Fundamentos de fisiología vegetal;
Mc Graw-Hill – Interamericana de España, S.A.U., p 52.
Atlas de las plantas alóctonas invasoras en España ( 2004) Ministerio de Medio
Ambiente, Organismo Autónomo de Parques Nacionales, pp 86, 87.
Karoline Mazurie de Keuoralin (2007). El origen del Neolítico en Europa; Edi-
torial Ariel .S.A. Barcelona, p 43.
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La caña musical en el Bajo Aragón
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Fauna de los Cañares
RICARDO RODRÍGUEZ CANAL
BIENVENIDA AL CAÑAR
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El origen del paisaje de grandes llanuras y suaves líneas del Valle del Ebro
donde se remonta a la era Terciaria. La zona estaba sumergida por grandes lagos
de alta salinidad sin salida al mar (cuencas endorreicas), que recibían el aporte de
ríos del Sistema Ibérico y Pirineos. Estos, iban depositando los materiales geoló-
gicos que arrastraban unos encima de otros, al no haber plegamientos se que-
daron tal y como hoy los encontramos, de ahí el relieve tan suave y de grandes
llanuras. Ocurrió que la cordillera costero catalana que retenía al este todas estas
zonas lacustres abrió camino y eso derivo al vaciamiento de las cubetas. Fue
entonces cuando se configuró la red hidrográfica actual. La alta salinidad fue lo
que ocasionó la formación de yesos y los restantes materiales que los ríos arras-
traban formaron las arenas, las arcillas, limos y conglomerados…
Ya tenemos el escenario, ahora la flora y la fauna de manera natural fueron
colonizando estas zonas adaptándose a los nuevos paisajes y condiciones.
Situado en la zona media del valle del Ebro, en la margen derecha, a 260
metros de altitud sobre el nivel del mar. Más concretamente en la rica huerta de
La Puebla de Híjar formada por tierras aluviales, cercano a la cuenca del Río Mar-
tín, que aporta las aguas para el riego por acequia. Desde esta zona de huerta
podemos contemplar el entorno estepario; Sistema Ibérico que comienza a unos
pocos kilómetros; los días despejados incluso alcanzamos a ver Pirineos y Mon-
cayo, es lo que tiene vivir en esta zona de grandes planicies.
CLIMA
Describimos brevemente el clima mesomediterráneo que nos afecta y que tan
importante es para la vida de todos. Temperaturas de hasta 44º grados en vera-
no y -15º en invierno. Gran cantidad de horas de sol al año, alrededor de unas
2600; gran cantidad de días en el que el frío, desecante y frecuente cierzo del
noroeste “golpea” sin compasión, en ocasiones durante semanas enteras estas
ya de por si duras tierras. Los inviernos fríos…muy fríos, con heladas demoledo-
ras; días, incluso semanas de niebla, que junto a las bajas temperaturas producen
ese dorondón en el que el paisaje que parece sacado de un cuento de hadas. Las
precipitaciones escasas a lo largo del año entre 250 y 350 mm anuales. Esas son
las condiciones en las que los animales, plantas y hombre tienen que adaptarse y
sobrevivir.
LA FAUNA
Es este un paisaje de contrastes desde la árida estepa sin árboles con predo-
minio del matorral; zonas de rica huerta, con variedad de árboles frutales; las ace-
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La caña musical en el Bajo Aragón
La Pirámide Trófica
El paisaje actual está antropizado desde la Antigüedad. El hecho de que todo
el territorio haya sido serpenteado por acequias ha cambiado la vegetación y
fisionomía de la zona. Eso ha propiciado que la fauna también, sino más en varie-
dad seguro que en cantidad. Desde la vegetación natural o cultivada por el hom-
bre autóctona o alóctona (cañares), se crea junto al agua (acequias) el hábitat
propicio para la vida diminuta de los invertebrados: insectos, arácnidos, crustá-
ceos, miriápodos. Base de alimentación para muchos de los vertebrados: aves,
mamíferos, anfibios, reptiles, peces.
A su vez dentro de los invertebrados los hay que se alimentan de vegetales,
otros que depredan a otros invertebrados y los hay que son un poco “omnívo-
ros”. Lo mismo ocurre con los vertebrados. Así entre unos y otros mantienen un
equilibrio que tan sabiamente la naturaleza ha creado. En resumidas lo que cono-
cemos como la pirámide trófica.
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“En el camino”
Subiendo al suelo firme empezando con los invertebrados voy a generalizar.
En el interior del Cañar, donde los restos orgánicos de éste se van depositando y
descomponiendo, me he topado con una especie de escarabajo de color ama-
rronado oscuro al cual le “brilla” el caparazón. Aún con esa cualidad brillante
consigue camuflarse muy bien con el desecho orgánico. En lo que son los alre-
dedores: mosquitos, moscas, arañas, hormigas, chinches de todas las variedades,
abejas, avispas, abejorros, mariposas, gusanos, escarabajos, libélulas….
Unos pululan por el néctar de las flores, otros pican a los mamíferos para obte-
ner su alimento, otros se alimentan de otros de su mismo reino. En fin, parece un
“lío” pero todo funciona de manera equilibrada.
Podemos encontrar reptiles como las lagartijas ibéricas, las salamanquesas, los
lagartos ocelados...
Nos vamos con los mamíferos, los que tengo detectados son unos pocos, ya
que al ser de hábitos crepusculares/ nocturnos es difícil averiguar quien anda por
ahí. Para eso nos valemos de la observación y análisis de las huellas y rastros que
estos dejan. No es que sea una tarea fácil en algunas ocasiones…
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La caña musical en el Bajo Aragón
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Nota de campo
Una tarde de finales de primavera, despejada a causa del cierzo que sopla con
intensidad, el sol se está poniendo sobre el horizonte. Los campos de cereal bri-
llan de un color dorado, las cañas traquetean quejándose del viento. Desde una
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La caña musical en el Bajo Aragón
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CONCLUSIÓN
Los cañares y su entorno son lugares vivos, siendo observadores podremos
apreciar su biodiversidad y aprender un poco más de algo tan cercano y vivo.
Los “modus vivendi” de la sociedad han cambiado, pero seguimos estando
enlazados a nuestro origen. Debemos aprender de nuestros errores y conservar
esos círculos naturales que nos benefician en salud.
Disfrutemos y vivamos de nuestro entorno siendo respetuosos.
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LA CAÑA MUSICAL
Clarinetes populares en Aragón
MARIO GROS HERRERO
1 ALONSO RAMOS, José Antonio: Exposición de Instrumentos Populares en la Provincia de Guadalajara. Catálo-
go de la exposición. Diputación Provincial de Guadalajara. Guadalajara, 1989.
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hemos optado por el genérico “clarinete” para referirnos a esta familia instru-
mental2.
El origen y evolución de los clarinetes populares en la Península también ha
sido objeto de debate. Para algunos autores, los antiguos instrumentos orienta-
les fueron importados por los árabes a partir del siglo VIII; para otros, serían los
descendientes de un tipo de aulos-tibiae de origen clásico e incluso anteriores,
comunes en todo el área mediterránea. Los instrumentos populares actuales
plantean, además, otros interrogantes: ¿se trata de instrumentos “cultos” veni-
dos a menos y conservados en manos de las clases más desfavorecidas (mundo
pastoril)?; o, por el contrario, ¿son instrumentos menores, de fortuna, de entre-
tenimiento, que no llegaron a mayores hasta el siglo XVIII con la evolución del
chalumeau que dará origen a los actuales clarinetes orquestales? Pensamos que
quizás resulte más práctico pensar que los ejemplos populares que conocemos
tienen diferentes orígenes, ofrecen innovaciones y adaptaciones locales y, como
productos culturales que son, evolucionan con la sociedad de la que forman
parte.
El objetivo de este artículo es describir las pervivencias de estos ingenios sono-
ros en territorio aragonés. Anotar que, como de cualquier otro instrumento
popular, no encontraremos morfologías exclusivas, sino adaptaciones peculiares
en forma, diseño, materiales o uso de otros más extendidos. Ya sea por lo humil-
de de su elaboración, por su vinculación al mundo pastoril o por su escasa utili-
zación en los últimos años, aparecen pocas referencias en libros y artículos a su
construcción, características y uso. Trataremos modestamente de contribuir a lle-
nar este vacío documental con la descripción de algunos instrumentos de este
tipo que, a lo largo de los años, hemos podido ver, oír y estudiar en Aragón.
2 Para una visión de conjunto sobre las dificultades terminológicas recomendamos la lectura de los trabajos de
BEC, Pierre: Les instruments de Musique d’origine Arabe. Sens et historie de leurs désignations. Conservatoire
Occitan. Toulouse, 2004; CORTÉS GARCÍA, Manuela: La música en la Zaragoza islámica. Instituto de Estudios Islá-
micos y del Oriente Próximo. Zaragoza, 2009; VERGARA MIRAVETE, Ángel: “Simple o doble. Gaita zamorana,
albogue y otros enredos (1) y (2)”. Gaiteros de Aragón, Revista de la Asociación de Gaiteros de Aragón nº 22 y
23. Zaragoza, 2005.
3 PÉREZ GARCÍA-OLIVER, Lucía: “Juglares y ministriles en la procesión del Corpus de Daroca en los siglos XV y
XVI”. Nassarre, Revista de Musicología aragonesa, VI, 1. Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 1990.
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La caña musical en el Bajo Aragón
seis músicos tañedores de azamaras en las procesiones del Corpus de Daroca (Z)
entre 1467 y 1485. Estos músicos, procedentes de varias localidades de la comar-
ca, parecen ser cristianos y árabes. Pero ¿qué era una “azamara”? Manuela Cor-
tés4 se hace eco de la relación de instrumentos musicales que el lexicógrafo y
sabio murciano Ibn Sida (ca.1007-1066) incluyó en su monumental Kitab al-
Mujassas5. El también conocido como Ciego de Murcia describe los aerófonos
usuales entre los andalusíes de su época: al-nai, flauta de caña o hueso usada
para la música sufí; al-yara’, flauta de tipo pastoril y corte popular; al-mizmar y
al-zammara, aerófonos dobles tipo oboe que acompañaban a la música popular;
al-iran, instrumento similar al mizmar; y al-buq, trompeta alargada de carácter
abocinado. Para Ángel Vergara6, los términos mizmar y zammara, que compar-
ten raíz, y todas sus variantes podrían haber sido utilizados para designar instru-
mentos aerófonos de lengüeta (simple o doble). En el caso de la cita darocense,
la presencia simultánea de charamellas (chirimías) de lengüeta doble, podría indi-
car que las azamaras serían un tipo de clarinete. En la actualidad, tanto en el
norte de África y como en oriente próximo se tañen clarinetes dobles de nombres
similares (zamr, mizmar, mazaamir, zummara).
Mejor suerte tenemos con las representaciones iconográficas que en Aragón
aparecen en un espléndido conjunto de capiteles románicos de los siglos XI y XII.
Asociados al taller del llamado Maestro de Agüero encontramos esculpidos en
piedra seis ejemplos de instrumentos de la familia7. Todos ellos muestran un tipo
similar de clarinete que consta de:
- Embocadura cónica en madera o cuerno.
- Dos cañas o tubos dispuestos en paralelo sobre una estructura de
unión. Parecen contar con entre 3 y 6 agujeros, taladrados a la misma
altura en los dos tubos.
7 En Jaca (Hu), en un capitel del antiguo claustro de la Catedral datado en la segunda mitad del siglo XI, actual-
mente en una colección particular. Puede verse una fotografía en CALAHORRA, Pedro; LACASTA, Jesús y ZALDÍ-
VAR, Álvaro: Iconografía musical del románico aragonés. Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 1993; p. 40.
En Uncastillo (Z), dovela de la arquivolta superior de la extraordinaria portada sur de la iglesia de Santa María (s.
XII) (el instrumento tiene el extremo distal truncado). En Biota (Z), en un capitel de la portada de la iglesia de San
Miguel (s. XII). En Ejea de los Caballeros (Z), en una dovela de la arquivolta inferior de la portada norte de la
iglesia de El Salvador (s. XII). En El Frago (Z) en el capitel central del lado derecho de la portada sur de la iglesia
de San Nicolás (s. XII) (se encuentra muy deteriorado). En Agüero (Hu) en un capitel de la portada sur del lado
izquierdo de la ermita de Santiago (s. XII). Los capiteles de Biota, Agüero y El Frago representan junto al músico
la figura de una danzarina contorsionada.
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CHUFLAINA DE CAÑA
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10 Puede escucharse el sonido de una chuflaina de caña, tocada por José Blasco Lobera de Biota en BAJÉN GAR-
CÍA, Luis Miguel y GROS HERRERO, Mario: La Tradición Oral en las Cinco Villas. Cinco Villas, Valdonsella y Alta
Zaragoza. Libro + CD. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 1994; corte 15.
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instrumentos eran habituales entre niños y pastores y servían, además, para prac-
ticar las melodías del dance de la localidad.
Un instrumento similar a estas gaitas de caña denominado fabiol de bana,
cuerna o corna (en la zona más oriental) al que se le añade un pabellón de cuer-
no en el extremo final (de ahí su nombre) aparece documentado en la Alta Riba-
gorza11.
Clarinetes populares de caña. De arriba a abajo: Gaita de caña en dos piezas de Castejón de Monegros
(Hu); Chuflaina de Ejea de los Caballeros (Z); Gaita de Lanaja (Hu); Flauta de Almonacid de la Sierra (Z);
Caña de bordón de gaita de boto de Castejón de Monegros (Hu).
11 VERGARA MIRAVETE, Ángel: Instrumentos y tañedores. Música de tradición popular en Aragón. Rolde de estu-
dios aragoneses - Gobierno de Aragón. Zaragoza, 1994; p. 53. Puede verse la fotografía de la reconstrucción de
un fabiol de bana en VERGARA MIRAVETE, Ángel: Instrumentos musicales de tradición popular en Aragón. Catá-
logo de la exposición. Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza, 2000; p. 41.
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12 Podemos escuchar a Cipriano Gil tocando con la gaita estas melodías que sirven para acompañar las carreras
pedestres en BAJÉN GARCÍA, Luis Miguel y GABARRUS ALQUÉZAR, Fernando: Memoria de los hombres – libro.
Guía de la Cultura Popular del Río Martín. Biella Nuei. Zaragoza, 2002; disco nº 2, corte 30.
13 Instrumentos musicales populares. Vídeo Pyrene PV. Huesca, 2002.
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Francisco Fortea Bagán (Rubielos de Mora (Te), 1927) fue pastor muchos años
hasta su retiro. Comenzó entonces a desarrollar sus habilidades manuales: trillos
y arados en miniatura, dallas, zuecos abarqueros, bastones, cucharas, mazos de
mortero, y unos curiosos soportes para las agujas de hacer calceta, también talla-
dos a navaja y que son tradicionales en Rubielos. De su periodo de pastor reto-
mó la tarea de fabricar unos singulares clarinetes.
El nombre habitual para el instrumento es donzaina. Para la lengüeta no
recuerda una denominación específica: caña o lengüeta. Francisco construye dos
variantes del instrumento:
1.- Una sola pieza de madera cónica en la embocadura y en el pabellón y con
sección central cuadrada o redonda. El instrumento es casi simétrico: en un extre-
mo se aloja la boquilla y el otro hace de pabellón.
2.- Una pieza de madera cónica en el pabellón y cilíndrica en la parte de la
embocadura, dónde se ajusta una caña de mayor diámetro a modo de cápsula
que protege la lengüeta. En este caso, la sección central es circular. Francisco pre-
fiere este sistema porque resulta más cómodo para tocar.
No existen medidas fijas, ni sistema de proporciones: se construyen a ojo. El
material utilizado es capota de pino, la sección de pino de unos 40 centímetros
de longitud que crece cada año y que tiene la propiedad de ser blando y no pre-
sentar nudos. El interior, de unos 10 milímetros de diámetro, lo taladra con ayuda
de una barrena. Después da forma al exterior, tallando la parte central para lo que
se sirve solamente de un par de navajas. El número de agujeros para la digitación
es variable: las donzainas pueden tener 5 ó 6 agujeros en la cara frontal y 1 ó 2
en la posterior (para los dos pulgares), que se perforan con la ayuda de un hierro
rusiente. Para el modelo con protector de la lengüeta, prepara un trozo de caña
de unos 2 centímetros de diámetro exterior y 10 de longitud, al que en un extre-
mo da un corte en bisel. En el instrumento talla con la navaja un asiento cilíndri-
co que ajusta al interior de la caña. Las lengüetas las hace con caña de unos 12
milímetros de diámetro exterior y unos 6 centímetros de longitud cerradas en un
extremo por el nudo. Abre la lengüeta con la navaja, cortando también el nudo
de la caña. La digitación utilizada para tocar es básicamente abierta.
Francisco talla minuciosamente todo el exterior del instrumento con la nava-
ja, usando motivos incisos en zig-zag de gran detalle. Sus piezas son una obra
maestra de la artesanía popular, aunque antiguamente no estaban tan decora-
das. El instrumento lo llevaban los pastores de Rubielos siempre en el morral. Al
llegar a una cantera o parar con el ganado en algún sitio, lo sacaban y tocaban.
Algunos pastores sabían hacerlos sonar muy bien, interpretando el repertorio de
moda en el momento.
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La caña musical en el Bajo Aragón
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ARUNDO DONAX
CLARINETES Y REQUINTOS
Aunque el origen del clarinete moderno hay que buscarlo en las primeras
décadas del siglo XVIII, es a lo largo del XIX cuándo llega a las zonas rurales ara-
gonesas. Su capacidad para adaptarse a los nuevos repertorios, la
variedad de su registro (cálido y compacto el grave; fuerte y pene-
trante el agudo), la facilidad para integrarse en bandas y orquestas
y su comodidad para ejecuciones prolongadas fueron determinan-
tes para su rápido éxito entre los músicos populares aragoneses.
Muchos de los gaiteros que utilizaban gaita o dulzaina acabaron
incorporando el nuevo instrumento que podía sustituir o comple-
mentar al antiguo en sus actuaciones.
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La caña musical en el Bajo Aragón
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Lengüetas dobles para dulzaina y similares.
Cañas de Dulzaina (dossier de trabajo)
PANCHO SÁNCHEZ
PRESENTACIÓN
El objeto de este trabajo es colaborar con unos amigos que son sin ninguna
duda responsables de una parte importante del trabajo de recuperación de las
costumbres y tradiciones de Aragón en las últimas décadas.
Y no menos importante resulta para mí el haber encontrado la ocasión de
devolverles los favores y la ayuda pres-
tada cuando apenas nos conocíamos.
Comencé a hacer cañas hace apro-
ximadamente 6 años. Me movió a ello
la dificultad para encontrar una buena
caña para tocar la dulzaina. Descubrí
que otros músicos de instrumentos
similares (oboe, fagót, etc…) se las
hacían es más, tienen asignatura obli-
gatoria de montaje y fabricación de
boquillas.
El interés por la música antigua me
llevó a apuntarme varios años seguidos
Fila superior: Tijera Wolfkrat de jardinería. Cabo
encerado de zapatero. a los cursos de Daroca, y allí pude
aprender este necesario arte de la
Fila inferior: Tudelero de madera, portaminas, ali-
cate Rieger, navaja barbero, cuchillas, cuñas, lija, mano de profesores como Pep Borrás y
limas de uñas y pegamento. Fernando Sánchez, pero también de
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ARUNDO DONAX
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La caña musical en el Bajo Aragón
DATOS DE MARTÍN LÓPEZ, amigo dulzainero al que también debo muchas explica-
ciones y ayuda fundamental para el trabajo de la lámina plana.
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Ref: Baltanas B1 B2 B3 B4
Ref: Tradicional T1 T2 T3 T4
Ref: Renedo R1 R2 R3 R4
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La caña musical en el Bajo Aragón
LA MANIPULACIÓN DE LA CAÑA:
No hay ningún método sobre la manipulación de la caña de dolçaina así que
todo la que a continuación se expone es producto de la practica, la observación
y el contraste de opiniones.
Aprender a manipular con cierto exito la caña significa perder mucho tiempo
y echar a perder muchas cañas, pero el resultado, a la larga, puede ser milagro-
so. Todo dolçainer puede y debe rascar y ajustar, pero es importante tener un
planteamiento metodológico par obtener los mejores resultados en el mínimo de
tiempo. Seguidamente encontraréis todo un conjunto de recomendaciones que
os pueden ayudar en vuestra tarea. No siempre funcionan y muchas dependen
de la manera de tocar de cada uno, por lo tanto deberéis contrarrestarlas con la
vuestra experiencia.
El diagnostico
Se supone que si vamos a retocar una caña es porque nos da algún problema
o bien no funciona. ¿Cuál es el problema? Se debe tener claro: no suena, no va
bien el registro grave, no va bien le registro agudo, el Re agudo se queda alto, el
La se queda bajo, la caña va alta de afinació general, la caña esta cerrada...
Una vez diagnosticado él o los problemas hay que someter la caña a una
estricta observación.
El equilibrio
Delequilibrio entre una pala y laotra dependerá en grande medida el buen
funcionamiento de la caña. Si una pala es más gruesa que la otra este equilibrio
se rompe y, si no esta compensado por otro lugar, posiblemente nos originara
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ARUNDO DONAX
parte del problema. Una caña es un mundo muy pequeño donde todo esta rela-
cionado. Hay que tener en cuenta que si intervenimos en exceso en un lugar posi-
blemente nos afectara al mismo tiempo otro. Hay que rascar poco a poco y com-
probar a menudo, todo manteniendo un equilibrio entre las intervenciones.
La herramienta
La herramienta necesaria depende de la imaginación de cada uno, pero de
momento será suficiente con una navaja muy afilada, hilo de alambre de 0’8 mm
aprox., unos alicates pequeños de punta estrecha y diversas hojas de papel de lija
de diferentes espesores. Es muy conveniente tener una alma metalica para intro-
ducirla entre las dos palas. Este elemento nos facilitara mucho el trabajo y nos
aportara seguridad y precisión a 1ª hora de retocar el material.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Intervenciones recomendadas
Seguidamente os detallaremos, de manera esquemática, algunas de las inter-
venciones que practicaremos en el taller. Estas recomendaciones van acompaña-
das de un número. Los números equivalen a las diferentes zonas de la caña que
podemos distinguir y que os adjuntaremos con dibujos.
No se debe hacer un uso excesivo de estas recomendaciones, así como tam-
poco es aconsejable aplicarlas todas en una misma caña ya que el resultado sería,
seguramente, desastroso.
Hay que tener en cuenta que muchas intervenciones tienen resultados pareci-
dos, lo cual viene dado por la estrecha relación que tienen las formas de la caña
entre ellas. Eso no nos debe confundir a la hora de intervenir, bien al contrario,
debemos pensar que se abre así un gran abanico de posibilidades.
RECORDAD: La caña no se debe retocar porque sí. No rascar sin tener previa-
mente un diagnostico.
1. Mejora el ataque y tocar piano en todo el registro.
2. Mejora el ataque en el registro agudo y dar más libertad alataque de los
graves.
3. Ataque más fácil. Flexibilidad.
4. Facilitad el registro grave. Sonido más oscuro.
5. Facilidad del registro grave.
6. Mejora elregistro agudo. Mejora elataque. Sonido más brillante. Más flexi-
bilidad.
7. Sonido más brillante. (zona peligrosa, rascar como último recurso).
8. Baja un poco laafinación general de la caña, sobretodo del Mí agudo ya que
le oscurece el sonido.
9. Baja la afinación del La.
10. Sube los agudos (zona peligrosa, rascar como a último recurso).
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La caña musical en el Bajo Aragón
LAS CAÑAS:
Elección de cañas:
- Nos fijaremos en el culo de la caña, este ha de ser redondo, no ovalado (no
obstante, este defecto puede corregirse, dejando la caña en agua hasta que se
ponga blanda, poniéndole entonces un tudel y dejando secar de nuevo con el
tudel puesto).
- La forma de las palas también es importante.
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ARUNDO DONAX
- El hilo de alambre que utilizaremos (en los modelos que no lo lleven puesto
ya) será del nº 3 y lo pondremos en el limite del hilo de la caña pero a ser posi-
ble que no la toque.
- Las cañas que no gastemos, las dejaremos puestas en el tudel, en sitio ven-
tilado, sin sol ni polvo.
– No pasaremos el dedo por la caña (para no dejar la grasa corporal de los
dedos).
PARTES DE LA CAÑA:
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La caña musical en el Bajo Aragón
- Intentaremos igualar las palas (simétricas), pero si una es muy gorda y la otra
muy fina, no podemosigualarlas por lo tanto rebajaremos poco a poco y proba-
remos.
Caña sorda:
Soluciones: poner un tudel de mayor paso y jugar con el hilo de alambre, ras-
parla (desde la caja de resonancia hasta la punta para crear una arista en los cua-
tro lados, es decir remarcaremos los bordes, para poder obtener mas brillantez.
Si matamos los bordes la caña es volverá más sorda).
- Cuando una caña que suena bien al principio y luego pierde sonido, es por-
que estaba verde (habrá que dejarla secar una temporada).
Caña dura:
- Cuando el grueso de la pala es muy grande, hay que quitarle madera de la
pala más gruesa.
- La caja de resonancia no debe pasar de 2 mm de espesor en cada pala (hay
que tener en cuenta que no debemos rebajar el puente para no bajar el RE
agudo).
Agudos:
- Si están bajos rasparemos en la parte baja de la caja de reso-
nancia.
- La facilidad de los agudos esta en la pendiente del puente,
hay que quitar material justo a la altura del puente (rascando esta
zona subiremos los agudos). Solamente rascaremos los lados del puente, no el
centro.
RE grave:
- Si esta bajo rasparemos la punta de la caña ( zona 1mm de la punta) y el RE
grave subirá.
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Instrumentos musicales
Construcción de pipas para dulzaina
FÉLIX CONTRERAS SANZ
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ARUNDO DONAX
1. Limpieza de la caña
Después de seleccionar la caña seca, teniendo en cuenta lo que hasta ahora
se ha indicado, limpiarla de todas las ramas y hojas que contenga, a fin de obser-
var su estado y seleccionar el tramo de la caña que más nos interesa.
2. Preparación de la tablilla
Cortar un tubo de caña de 80 mm. de un tramo que no tenga nudos.
Dar un corte tangencial a la circunferencia interior y a lo largo del tubo, para
obtener una tablilla de lados curvos, tal como se ve en la figura 3.
Labrar con el cuchillo cada uno de los lados curvos de la tablilla hasta conse-
guir que su superficie sea plana.
Eliminar las muescas dejadas por los cortes del cuchillo frotando cada lado de
la tablilla contra la piedra de afilar, hasta que sus superficies sean perfectamente
lisas, sin ningún hueco. (Ver figura 4).
Las muescas también se pueden eliminar raspando a lo largo de la tablilla con
el corte de un cristal.
3. Remojo de la tablilla
Meter la tablilla en un recipiente con agua hasta que se empape bien. Si fuera
necesario colocar un objeto pesado encima para que se hunda.
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La caña musical en el Bajo Aragón
El tiempo que debe estar en agua es de un día y medio; aunque este tiempo
se puede reducir considerablemente si se introduce la tablilla en agua cociendo
durante 15 minutos.
Esta operación se realiza para obtener que la tablilla seca y rígida se transfor-
me en flexible y se pueda moldear con más facilidad sin peligro de que se rompa
o astille.
4. Doblar la tablilla
Dividir la tablilla en dos mitades iguales de 40 mm. haciendo una incisión con el
cuchillo en la parte central de una de sus caras y sin llegar a producir el corte total.
(Ver figura 4.) Doblar hacia sí las dos mitades y hacerlas coincidir. (Ver figura 5).
Es muy importante tener en cuenta en estas dos últimas operaciones que el
corte no debe ser total y que el doblez debe hacerse hacia el lado contrario de
donde se ha efectuado el corte. Con ello conseguimos tener un eje de giro y fija-
ción entre las dos mitades durante el resto de las operaciones.
A partir de ahora cada una de las dos mitades la llamaremos lengüeta.
Producir un corte total a ambos lados de las lengüetas dobladas hacia sí y obtener
dos lengüetas de forma trapezoidal, tal como puede verse en la figura 5.
5. Soporte
El soporte consiste simplemente en un cilindro de madera de las mismas
dimensiones que el tubo del tudel en el que encaja la pipa. Su misión es dar
robustez a la pipa durante su construcción y formar el hueco interno donde se
alojará el tudel. (Ver figura 2).
6. Atado
Colocar el soporte entre las dos lengüetas por la parte más estrecha de las
mismas y atar con el cabo las dos lengüetas al soporte. (Ver figura 6).
La forma de efectuar el atado consiste en dar cuatro o cinco vueltas con el
cabo para sujetar las lengüetas ligeramente al soporte, y el resto, hasta aproxi-
madamente 20 vueltas, fuertemente para conseguir que la parte inferior de cada
lengüeta se arquee y rodee al soporte en toda la superficie, a fin de crear el hueco
donde luego encajará el tudel. (Ver figura 7).
Al arquearse las lengüetas por su parte inferior suelen aparecer grietas en esta
zona. (Ver figura 8.) Si estas grietas son muy grandes, es síntoma de que no se
ha remojado bien la tablilla.
El atado con cabo cumple dos funciones principalmente: dar sujeción y forma
a la pipa y tapar las posibles fugas de aire que por esta zona pudieran ocurrir. Las
fugas de aire que aparezcan por las grietas o por cualquier otro motivo se tapan
fácilmente con papel de periódico mojado.
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Construcción de un aerófono simple con lengüeta simple
LUIS PAYNO
EL TUBO
LA LENGÜETA
3.- La lengüeta se fabrica a partir de un trozo de caña de unos 2,5 cm, y a ser
posible de diámetro algo inferior al del tubo, por ejemplo unos 0,6 cm. que cor-
taremos dejando uno de los extremos cerrado por un nudo, limpiando su interior.
4.- A unos 5 mm de dicho extremo practicamos un corte vertical que atravie-
se ligeramente la pared (sin excedernos) con una cuchilla de afeitar, cuter o nava-
ja muy bien afilada. Continuamos el corte de forma paralela a la caña, hasta con-
109
ARUNDO DONAX
seguir una lámina separada ligeramente de la caña salvo por un extremo (ver
figura). Todo el entorno de la lengüeta ha de estar limpio de brozas, y el hueco
bajo ella no debe de presentar restos de fibras. Ello se consigue con mucho cui-
dado y limas o lija muy fina. Con práctica nos saldrá bien.
LOS AGUJEROS
7.- Los agujeros se realizan calentando una varilla metálica o alambre rígido
de1,5- 2 mm hasta que esté al rojo y perforando con cuidado hasta taladrar la
pared de la caña. Moviendo la varilla de forma circular podemos agrandar el ori-
ficio. Podemos hacer 5 o 6 agujeros, normalmente todos en la misma cara, pero
si lo deseamos también se puede hacer un agujero en la parte inferior. Los agu-
jeros estarán separados unos 2 cm unos de otros.
8.- La distancia entre los agujeros es orientativa y es muy dificil conseguir una
afinación debido a que depende mucho de la nota que de la lengüeta, tampoco
debemos buscarla con exactitud. Pero podemos tener en cuenta que una mayor
distancia entre los agujeros al igual que el mayor tamaño de los mismos nos lleva
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La caña musical en el Bajo Aragón
Para una mentalidad actual, resulta difícil concebir algunos de los usos y cos-
tumbres de las sociedades tradicionales. En éste ambiente de escasez y supervi-
vencia, los pocos medios de que se disponen deben de estar dedicados en su
integridad a cubrir las necesidades primarias. Pero aun en este entorno es nece-
saria la música. Los complejos y evolucionados instrumentos de que hoy dispo-
nemos se suplían por otros más simples fabricados con materiales naturales e ide-
ados para unas formas musicales sencillas, pero efectivas que, a pesar de su sim-
pleza, se basan en los mismos principios físicos y acústicos que los actuales. Con
el tiempo y los avances sociales, y por supuesto la mejor disposición económica,
éstos instrumentos, se van sustituyendo por otros más complejos, mas elabora-
dos, también los instrumentistas adquieren de mayor formación y calidad, apare-
cen dulzainas, gaitas afinadas, guitarras, acordeones... e incluso posteriormente
éstos son sustituidos por clarinetes, saxofones y baterías. Conviven durante un
tiempo con aquellos otros rústicos y sencillos, pero poco a poco dejan de ser
comúnmente conocidos y sólo son recordados por unos pocos, cada vez mayo-
res que los emplearon en su juventud. Por último acaban siendo juguete infantil
hasta que por fin, caen en el olvido.
Son muchos los instrumentos tradicionales que de ésta forma han desapare-
cido, pero algunos de ellos han sobrevivido hasta nuestros días, y aunque apenas
se usen, perviven en la memoria de viejos pastores y en ejemplares antiguos que
aparecen de vez en cuando en desvanes y establos de antiguas casas.
Un caso claro lo constituyen los instrumentos aerófonos de lengüeta simple,
de la misma familias que el actual clarinete, que en otro tiempo fueron extraor-
dinariamente abundantes. Conocidos desde la más remota antigüedad y emple-
ados tanto en ambientes rurales como cortesanos. Son varios los ejemplos que
han llegado hasta hoy, sin embargo, nos encontramos con un importante pro-
111
ARUNDO DONAX
blema: Los hallazgos de éstos instrumentos ‘menores’ los suelen llevar a cabo
investigadores y folcloristas que trabajan en ámbitos locales, y raramente se divul-
ga esa información a círculos más amplios, lo que dificulta su conocimiento gene-
ralizado.
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La caña musical en el Bajo Aragón
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ARUNDO DONAX
güeta simple de caña, que se introduce en unos de los extremos del hueso, posee
6 ó 7 agujeros y es de tamaño grande en comparación con los anteriores, ya que
el hueso puede tener hasta 36 cm de largo, También la lengüeta es grande, lo
que su timbre se que se aproxima mas al clarinete.
En Extremadura nos encontramos con instrumentos de éste tipo, en el pue-
blo Cacereño de El Torno, se han conservado hasta muy recientemente las Turu-
tas. Se asemejan en tamaño y forma a la Chifla de Campoo, pero sin el ensan-
chamiento protector de la lengüeta, por lo que su aspecto recuerda a las dulzai-
nas o caramillos. Son construidos en madera de higuera, debido, como en el
saúco, a la facilidad de su médula interna. Uno de los extremos es acampanado,
en el otro se encaja la lengüeta de carrizo, al carecer de boquilla ésta se introdu-
ce totalmente en el interior de la boca para soplar. Posee 6 o 7 agujeros, y a
veces, a imitación de las dulzainas, dos oídos laterales. Algunos ejemplares anti-
guos están decorados con símbolos y marcas que recuerdan los de antiguo alfa-
betos fenicios. En Salamanca, en las Hurdes, se sigue construyendo otro instru-
mento de lengüeta simple, que denominan Dulzaina pastoril de morfología
algo diferente a las anteriores. También de madera de higuera, pero su interior
está mas ahuecado, de forma que el taladro es grande y sigue una forma ligera-
mente cónica, como en el exterior, No posee un pabellón como tal, sino que el
diámetro va creciendo hasta el extremo. En el otro se introduce la lengüeta, de
tamaño mas bien grande, y posee un rebaje en el que se inserta un tubo de
madera, de forma que protege la lengüeta cuando el instrumento no es usado,
sin embargo cuando se va a tocar ésta tapa se quita metiendo la lengüeta en la
boca.
Posee 5 agujeros, lo curioso es que tiene tres arriba y dos abajo, de forma que
se usan para taparlos los dos pulgares. Los dos más graves y el cuarto lo tiene
arriba, el tercero y el quinto por debajo.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Gaita Serrana
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La caña musical en el Bajo Aragón
Algunas afinaciones:
Fa Do# Re Mi Fa
Sib Do Reb Mib Fa
Afinación
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ARUNDO DONAX
El repertorio fijo recogido es muy escaso, García Matos grabó apenas dos
temas muy cortos, uno de ellos es versión del conocido Villancico ‘La Marimore-
na’ y un tema corto que llamó “Bucólica”. El resto es recreación moderna, ya que
el Sr Faustino fue el ultimo tañedor histórico de éste instrumento y sólo supo
recordar esas dos canciones.
La gaita serrana no es el único instrumento de éste tipo del que tenemos cons-
tancia en la Península. En la Serranía de Cádiz, en concreto en el pueblo del Gas-
tor aún se conserva la gaita gastoreña, muy semejante a la serrana, que es aún
muy empleada por los pastores en la festividad del Corpus, Incluso se celebra un
concurso de gaiteros, retransmitido por las cadenas de radio locales, en el que se
valora sobre todo la capacidad de improvisación y adornos y la duración de
toques ininterrumpidos, aunque no se emplea ninguna técnica de respiración
continua. Posee un solo cuerno de cabra, hoy también vaca, que puede tener
grandes dimensiones, y un tubo de adelfa cuadrado con cuatro agujeros y deco-
ración al fuego.
Cerca de Pineda de la Sierra, en Burgos, en la Sierra de la Demanda, apareció
un antiguo instrumento de forma muy semejante, ésta gaita de Burgos es algo
118
La caña musical en el Bajo Aragón
Albogue de Burgos
tocar el instrumento. Se usa para ello una técnica de soplo continuo, por la cual
se va expulsando el aire a la vez que se toma, empleando la boca y el receptácu-
lo del cuerno como un depósito de control de la presión, Así se consigue un soni-
do ininterrumpido. Esta técnica requiere un aprendizaje relativamente complejo.
También el cuidado y afinación de las lengüetas para que suenen adecuadamen-
te es trabajoso. Muchos de los albokaris eran contratados como músicos en
determinadas fiestas y a veces eran acompañados por una pandereta cuyo tañe-
dor también cantaba. Hubo importantes familias de músicos y fabricantes de
albokas, que se distinguían por la forma y dibujos del yugo. El uso de la alboka
119
ARUNDO DONAX
Alboka
Por otro lado está el nombre, Alboka, que es un nombre culto y literario:
Albogue o albogues, que aparece abundantemente en la literatura, refiriéndose
a éste y otros instrumentos de viento, desde el Arcipreste de Hita. Aunque no está
muy claro su significado original, probablemente sea un genérico que designe a
un tubo sonoro (Es habitual encontrarlo como albogues, en plural, refiriéndose
probablemente a los dos tubos unidos) parece que procede del árabe Al-Bok y a
su vez del latín o griego Buccina, bocina, sonido producido por el aire. Ninguno
de los otros instrumentos pastoriles tienen nombres con esta raíz, se llaman tam-
bién con otros genéricos más habituales: Gaita, chifla, turuta, torontaina. Sólo la
Alboka lo conserva.
La búsqueda del sonido continuo en un instrumento de viento, es una cons-
tante desde la antigüedad, y una forma muy efectiva es la aplicación de un fue-
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La caña musical en el Bajo Aragón
lle de piel animal u otro receptáculo flexible que pueda ser llenado mediante
soplo de aire y su flujo controlado por la presión del brazo. Propio de las que se
suelen denominar gaitas de fuelle o de Odre que se encuentran muy extendidas
por toda Europa. Muchas de ellas son de lengüeta simple En la península Ibérica
también existen algunos ejemplos como la Rosca procedentes de sur de Galicia,
que posee un puntero fabricado de madera de saúco y terminado en un cuerno
como pabellón. Tiene siete agujeros, que se encuentra cada uno de ellos en una
sección separada de la otra por tabiques tallaldos en la madera... De igual forma
se ha recuperado recientemente una gaita de fuelle en el Valle de Arán, de un
solo puntero con lengüeta simple y sin roncones.
Rosca
Aunque son ejemplos poco más que anecdóticos tienen un gran valor, pues
indican que el uso de estos instrumentos no era extraño en la península.
BIBLIOGRAFÍA
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ARUNDO DONAX
FRAILE GIL J. Manuel: “Mas notas sobre la gaita serrana de Madrid y sus relacio-
nes con otros instrumentos musicales de España”. Actas sobre las I Jornadas Téc-
nicas sobre Madrid Tradicional. San Sebastián de los Reyes. 1984.
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sobre las II y III Jornadas técnicas sobre Madrid Tradicional. San Sebastián de los
Reyes. 1985-86.
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nº154, Valladolid. 1993.
BARRENECHEA, José Mariano. “Alboka, entorno folklórico”. 1976.
ALONSO RAMOS. José Antonio. “Catalogo de la Exposición de Instrumentos
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dalajara.1989.
GARCIA MATOS. Mª Carmen. “La Turuta .Instrumento pastoril de un pueblo de
Extremadura”.1983. Revista de Musicología vol VI.
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lid. 2004.
CARPINTERO. Pablo. folleto del disco “Os nosos Gaiteros”. Ed. Cumio.1999.
122
Diario de un viaje a la Casa del Gaitero
CLARA CIFUENTES
I. “PENSAT... Y FET”
Hace casi dos décadas a Eugenio Arnao le rondaba la idea de habilitar un
espacio dedicado a instrumentos de música popular y, ya de paso, como él dice,
“un refugio de gaiteros”. Sonaban los Dulzaineros del Bajo Aragón y en Albala-
te del Arzobispo -Teruel- se paría el Centro de Interpretación de Cultura Popular
en el que participó como restaurador y asesor. Pero soplaban otros aires y un
tiempo después se despidió de sus vecinos y decidió seguir viajando, con la male-
ta, con calma…
Los que desconocen su trayectoria personal y profesional, comprometida y
labrada, pueden informarse sobre sus antecedentes penales a través de diversos
documentos sonoros interpretados con La Orquestina del Fabirol, Banda del
Canal, La Birolla, La Libertina,… El Silbo Vulnerado, Comando Cucaracha…Che
y Moche (Oua Umplute), A Contrapalo… O con: Teatro Pingaliraina, K de Kalle,
Arbolé, Caleidoscopio, Lurte, Bandada Marina, Biella Nuei… kilómetros, salas,
teatros y plazas donde” gaitear” su percusión desde los 14 años, cuando era el
pipiolo de una orquesta de baile. Probablemente habrán visto algún grabado
ilustrando un recorrido por la Sierra de Guara, una ruta por el Moncayo o en el
Parque Grande de Zaragoza. O una escultura. O la carátula de un disco…Igual
lo vieron hablando de literatura compartida, de perder el pudor a la escritura,
interpretando a un Quijote o lo confundieron con Lorca en un recital o una
exposición. Y casi seguro, se lo han cruzado en alguna “revuelta social” o en
algún rastro. Eugenio Arnao es una de esas personas que piensan que la reali-
dad hay que defenderla en el metro o en el estrado. Es un comunicador. Es un
trasto con ritmo.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Arnao te recibe con un saludo a la entrada. Una charrada. Hay taquilla. Una
vieja taquilla granate recuperada de un antiguo casino de un pueblo de la Fran-
xa del Ponent, cerca del Mar de Aragón. La voluntad.
Y en un azulejo azul cuatro músicos renacentistas con cítara, laúd, violín y
flauta cantan que “donde música hubiere cosa mala no existiere”. “Gaitero” es,
en Aragón, un músico popular, toque violín, tambor, acordeón... -aclara-. Ya lo
dice la cancion: “gaitas hay en todo el mundo, desde el Norte hasta el Sur, desde
el Este al Oeste…”. Gaiteros, también.
Marzo. Revuelo.
-La caña se corta en Enero, con hoz como el gajo de luna menguante.
-De un año, de dos… Sol, sombra, viento, granero… caña selecta.
-La caña se raja con una triple cuchilla de madera noble, como la de Santiago
Artal en los cañizos planos y los tubulares.
-Se sopla. Lengüetas, dolÇainas, albogues. Para silbar como silbó Paxariño.
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La caña musical en el Bajo Aragón
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ARUNDO DONAX
traba una barra de pan y un rato de charla. Muchos de esos cachivaches, dibu-
jos, libros de viejo y de horno de ayer, láminas, juegos sonoros… son obsequios
de viajes a los que no viajó Eugenio. Pero la casa tiene el don de la palabra.
Amén.
Idiófonos
Los instrumentos que entrechocan con la insistencia de la matraca o de la
ronda. También son idiófonos los que se rozan con la suavidad o la algarabía de
los chocalhos mozambiqueños que te prenden, a modo de bienvenida, de los
tobillos y la cintura, invitándote a danzar al ritmo de los atadijos de sonajas.
Puede que sea la sala que más ruido hace cuando marcan el paso los qarcab de
hierro de Mauritania. Escandalosa, como hace más de seis siglos, cuando las
tabletas anunciaban el paso de la lepra que deambulaba por las tinieblas de las
tierras riojanas.
Al significado de La Casa del Gaitero unos le llaman jarana. Un mayor dijo una
vez, sabiamente: << - … ¡Así!, ¡qué bien!. Mientras andáis entretenidicos en
ésto, no andáis robando por ahí. U otras cosas…>>. Pues sí. Así andan los gaite-
ros,” paceando”, que hace más falta. Otros denominarían a cada uno de los
encuentros que allí te encuentras “Numeros Romanos Certamen de Experiencias
de Investigación e Interpretación Folklórica” y debajo, unas siglas, para enten-
dernos… Con lo bonito que resulta comprender la sonaja Cabasa en camerunés
manuscrita en un cartel. Con lo divertido que suena descubrir el sonido de la cas-
cada de cañas del Anklung de Java. Es más sencillo. La Casa del Gaitero es un
lugar de intercambio, de trapicheo. Música y parolas. La moneda de cambio es la
sonrisa fresca como la de La niña del Tamboril o el tono cardiaco de la Makila en
la Chalaparta.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Membranófonos
La estación más fervorosa. El bombo azul y blanco redobla en la mirada que
nos regalaron Buñuel, Fernando Rey, Geraldine Chaplin… a través de la cámara
de Antonio Pérez, el célebre “retratista de Andorra”, en la Semana Santa bajoa-
ragonesa. Un silencio de corchea y un brindis por su kodak. Unas manos recién
llegadas tensan el inmenso tambor japonés tallado en China y lo despiertan de
su letargo, van de bolo, de gira por España. El trueno del Tambor de Tormentas
recorre La Pampa argentina hasta el extremo opuesto de la sala, el Ranueco de
charca , sobre la palma de la mano, presume de un vocablo de Aragón y comien-
za a zumbar. Y como no, desnudo de cable, el viejo jazz. Todo pasión.
Aerófonos
Una flauta de hueso de buitre, pastoril, aletea sobre una meseta donde
acampan dulzainas, pitos y gaitas. Una viste un traje de tucán. Tres, de mujer con
sombrero de ala boliviana. Hay flautas nasales de Tailandia. Flautas planas de
Rumanía. De abedul de Ukrania. Encantadoras Punghi, de la India. Dulces, de
cerámicas de Guatemala. Pitos para el Brasil de la Samba…
Y una gaita de boto aragonesa echa a correr despavorida arremangándose las
faldetas, perseguida por una termita, hacia los brazos de Pepín Banzo. Es una de
las novias de La Libertina, una nieta del cura que va por ahí, embolicando.
El gato se ha colado en la alcoba. Acecha el movimiento de los jugueticos tan
raros que se resguardan tras el cristal en el que veintinueve críos habían pegado
la nariz, alucinando. La nariz treinta y uno seguía buscando el si bemol del piano
de candelabros que bajó varios pisos andando. Y la treinta aporreaba un sol sos-
tenido en su teclado imaginario. El gato atisba el umbral de la puerta; una trom-
pa de alguacil anuncia que sale la Banda.
En el andén de las escaleras, con notas de colores sepia y blanco y negro salu-
dan rondadores y bandoleros encerados, limpios y aseados para la ocasión. Son
los veteranos de Aguarón. Los abuelos que en el casino se jugaban el café y reco-
gían a mano las cerezas y el sarmiento de las parras. Los que colgaban ramos san-
tos de los balcones y prendían las hogueras en las calendas y recalendas señala-
das. Los que contaron las historias a Rosa y al rockero de la Xenon que dejan su
número de teléfono en la entrada por si llegas sin avisar y está la puerta cerrada.
V. EL COLOR
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ARUNDO DONAX
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La caña musical en el Bajo Aragón
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Duduk. Pequeña historia de cómo una cosa lleva a la otra
XAVI LOZANO
PLANTEAMIENTO
Hace unos años, pocos, cuando todavía solíamos frecuentar tiendas no vir-
tuales, la voz serena de un CD me llamó la atención entre todo el griterío de dis-
cos que pedían ser comprados. “The Music of Armenia. Volum III: Duduk. Duduk
player: Gevorg Davagian (Celestial Harmonies 1996). Lo habría diseñado, casi con
toda seguridad, alguien tranquilo y rezumaba dignidad, como si a nadie que
hubiera intervenido en su factura, desde los músicos a la distribuidora, le hubie-
ra pasado en ningún momento por la cabeza tratarlo como una mercancía. Un
disco callado, lleno de razón. Y lo adquirí.
Ya escuchándolo, mi oído no lograba identificar timbre alguno con la voz que
en mi prejuicio había atribuido a ese instrumento larguirucho que aparecía en la
foto de portada. Los compases se sucedían y nada. Un tambor, un bordón lejano
y un instrumento de cuerda inidentificable. Todo muy delicado. Oriental. Y empe-
cé a pensar que el “dudukero” no había asistido al estudio de grabación ese día.
Pero al finalizar el primer “track” caí en la cuenta. El “duduk” había estado
sonando desde del principio. El supuesto instrumento de cuerda frotada “era”
ese tal “duduk”! Jamás habría imaginado un sonido de tal textura en un instru-
mento de tal estampa. Morcilla sabor níspero.
Perplejo estaba, acostumbrados como estamos en estas latitudes a identificar
cualquier bicho acabado en palleta con un sonido capaz y valiente (Se cuenta una
graciosa anécdota acerca de Heitor Villalobos, el compositor brasileño, el cual, de
visita por Catalunya y habiendo escuchado una “cobla” habló de “ése oboe con
cojones” al referirse a la tenora).
133
ARUNDO DONAX
Mi descubrimiento del “duduk” hacía añicos uno de los teoremas en los que
se sustenta mi universo conocido y el de muchos. De repente, lluvia cayendo para
arriba, ovejas balando con lobos y un aerófono de algo más de un palmo que no
sonaba chillón ni desbocado.
Tiraba hacia clarinete aún siendo de mucho menor tamaño que éste y no por
grave pero sí por cuerpo, con bastante sonidillo de aire en el bufido, lo que le
confería una especial rugosidad que éste oyente, en su candidez, atribuyó, en
una primera cata, al frote cerdas-cuerda.
NUDO
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La caña musical en el Bajo Aragón
sometido a baños de agua caliente hasta ponerle una brida, también de caña y
que mantiene a la lengüeta en la forma requerida, o sea, plana por donde se la
sopla y progresivamente cilíndrica por donde se encaja al cuello del instrumento
con unas vueltas de hilo (quién quiera ver este proceso fotografiado que se
asome a la página www.mey.gen.tr. Aunque muy parecidas a las de “duduk”
armenio, las cañas que construye el bueno del artesano inmortalizado son de
“mey “ turco. Pero el proceso es idéntico). Y...
... para quién se quiera instruir algo más acerca de este instrumento de alre-
dedor de 37 cms, construido en madera de albaricoque torneada, con 8 aguje-
ros delante y uno detrás para el pulgar izquierdo o derecho, (puesto que la total
simetría lo permite), que da una escala medio cromática de unas diez notas, dis-
ponible en varias afinaciones, con instrumentos primos-hermanos repartidos por
los países colindantes ( como el “mey” turco, el “duduki” georgiano, el “merah-
ney” iraní, el “balaban” de Azerbaiján, etc.), las dichosas lengüetas del cual (que
en armenio se pronuncian “ghamish”) se elaboran tradicionalmente a partir de
la caña que crece a orillas del río Arax (curiosa contracción de “Arundo
donax”!?!) aparentemente la zona más baja de toda la República de Armenia
(3.215.800 h. en 2006. Capital: Ereván. 1.088.300 h. en 2005. Moneda:
“dram”) con sólo 400 m. sobre el nivel del mar, cuando la gran mayoría de sus
29.800 kms cuadrados (algo menos que Zaragoza y Teruel juntas) se sitúa a una
media de 2.000 m.s.n.m. (¿en Alicante?), o sea, que hace un frío que pela y que
de un tiempo a esta parte ha ganado popularidad gracias a aparecer en bandas
sonoras como “La última tentación de Cristo”, y más modernamente “Gladia-
tor” o “Las crónicas de Narnia” (...¿Cuándo le deparará el destino algo seme-
jante a una de nuestras sufridas dulzainas?... Quizás nunca... Quizás no dan para
películas épicas tan al uso... ¿Quizás mejor así?...) (Creo que incluso Paxarinho lo
metió en “Los amantes del círculo polar”) puede consultar en www.duduk.com,
www.dudukonline.com o www.armenianduduk.com. Hay un montón de dobleu-
ves.
Y con la lengüeta en la boca recordé, además, otra cosa. Que no está tan claro
que querer sea poder. Evidentemente, el tocar un instrumento y más aún un ins-
trumento no domesticado, no significa solamente control técnico. Quiere decir
dominarlo en su estilo, con sus giros y su dicción (más que nada porque si uno
no conoce lo que tiene que conocer, no se suena a lo que se querría sonar. Y sin
conocer no se puede ni innovar ni renovar. Y es bien sabido que el que no se
renueva se puede morir o le puede pasar que las cosas le suenen a otras cosas,
lo cual, como el morir, no es malo, sino diferente. O indiferente. Pero eso es otra
cosa distinta). Y claro, yo no iba a ser ahora armenio. Haber nacido en Badalona
y haber soplado sardanas veinte años a través de un “tible” me lo impide. Cuan-
do no se puede y además es imposible, no hay manera. No obstante, un día se
me ocurrió una idea para despistarme de todo esto.
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ARUNDO DONAX
DESENLACE
“Si uno toca instrumentos inventados no está sujeto, necesariamente, a tra-
dición alguna” (Xavi Lozano). No es fácil inventarse un gol a estas alturas del par-
tido. Pero siempre nos queda reciclar. Nuevos continentes para viejos contenidos
y viceversa. Reciclar reciclándonos. Y ahora no me refiero al reciclaje de ideas, que
también, sino al más moderno, material y ecológico concepto de reciclaje. Lo de
toda la vida, vaya. Resulta que hubo que buscar en su momento un neologismo
para el “aquí se aprovecha todo”, porque con los nuevos y maravillosos materia-
les que nos ofrece nuestra sociedad del bienestar (donde tan bien parecen estar
algunos) eso ya no era verdad. En ese concepto, tan viejo como el mundo, no
había sitio para los nuevos contenedores ni para la mala conciencia.
Pero a lo que voy. Si uno toca instrumentos inventados, no necesita pasar por
según qué tubo de siempre. Siempre ha habido tubos, eso es cierto. Aunque no
siempre ha habido tubas. ¿Quién no tuvo un tubo alguna vez, lo obtuvo y des-
pués incluso lo retuvo un tiempo? (¿Quién no lleva un bolígrafo encima?). Por-
que, ¿Qué es una flauta sino un “tubo con estudios”? Ni llamar flauta a un tubo
es exagerado, ni llamar tubo a una flauta es despectivo. De hecho en muchos
idiomas la palabra es la misma. Todos vivimos entre tubos, tapando agujeros.
Algunos, por y para ellos. O de ellos. Unos tapean en El Tubo. Otros viven intu-
bados. Somos tubos. Comemos tubos. Incluso donde no hay tubos que tocar hay
el fémur del que pasaba por allí y allí se quedó, puede que tocando a su vez el
fémur de otro ancestro que muriera súbitamente por no reinventar la tradición.
Pero ahora hay tubos que nuestros abuelos ni siquiera soñaron.
LA OTRA COSA
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La caña musical en el Bajo Aragón
tímetros del tubo. Con unas tijeras se corta el borde para igualar las dos palas
resultantes que pueden haber quedado deformadas durante el proceso de
machacado. Y se procede al lijado de la lengüeta. Se lija y se lija, probando a
soplar regularmente por si ya fuera suficientemente blanda para producir sonido.
Se trabaja entonces como una palleta normal, solo hay que tener en cuenta que
es más grande. La nota que aflora será la más grave del nuevo instrumento. Cor-
tando de a poco la parte final lograremos que coincida en algún momento con
alguna nota “conocida”.
A partir de aquí hacemos los agujeros uno a uno, ascendiendo hacia la embo-
cadura. Seis o siete agujeros delante y uno atrás está bien. Yo los hago con un
accesorio para los taladros ligeros de Dremel o similar, una bola abrasiva o fresa-
dora ya que las brocas no funcionan bien con el plástico si no se usa un soporte
para fijar el taladro.
No voy ahora a caer en la rutina de dar aquí las medidas y situación de los
agujeros. Que cada cual experimente, pues la ventaja de trabajar con este tipo de
materiales es que uno se puede ir equivocando. El agujero “que no iba ahí” se
puede cerrar con cinta aislante y aquí no ha pasado nada. Con un poco de prác-
tica se puede construir en unos minutos y se puede tocar toda la vida.
De todas maneras, una forma intuitiva y a veces asombrosamente exacta es la
siguiente: sosteniendo el instrumento sólo con la boca, uno marca el tubo con los
dedos previamente manchados de “tipp-ex”, con las manos en posición, recu-
rriendo conscientemente a esa memoria muscular que todos tenemos.
El instrumento es barato. Hacerlo bonito y bueno depende de cada uno. Dul-
zaineros, clarinetistas, saxofonistas y soplones en general le pueden sacar parti-
do fácilmente. No hay instrumento malo.
Si el instrumento se cae al suelo, al barro o al agua, no le pasa nada. Si se
quema en un incendio o en una explosión y por más cariño que le hayamos teni-
do en vida, la cosa no es grave teniendo en cuenta el tiempo y el dinero inverti-
dos. Además, si estamos tocando y no nos sale bien y presos de un comprensi-
ble ataque de ira lo estampamos contra la pared, rebota y listo. No le pasa nada.
Incluso parece gustarle.
Lo tiene todo. Lo que le falta es nombre. ¿Alguna sugerencia?
(Para aquellos o aquellas que quieran ver el tubito en acción que busquen Xavi
Lozano en “facebook.com”. Esta colgado en mi muro y en mis vídeos).
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ARUNDO DONAX
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Las Cañas y el Bambú
ÁNGEL SAMPEDRO DEL RÍO
www.unmundodebambu.com.ar
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ARUNDO DONAX
1 Si bien, bambúes gigantes pueden ser usados para tubos de órganos, existiendo al menos un ejemplo en las Fili-
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La caña musical en el Bajo Aragón
ACÚSTICA DE AERÓFONOS
Los aerófonos son instrumentos musicales en los cuyo elemento sonoro pri-
mario es aire. Existen distintos tipos, siendo los más comunes los de la familia de
las flautas, los oboes, los clarinetes, y las trompetas. Todos estos tienen en común
el poseer una columna de aire. La longitud de dicha columna es el principal ele-
mento determinante de la nota que se emite, por lo que las sucesivas notas se
obtienen variando dicha longitud.
Hay otros aerófonos como las ocarinas en las que la columna está reemplaza-
da por una cavidad o vasija, y otros en los que no existe aire confinado que vibre,
como los zumbadores.
La columna de aire se comporta como un cuerpo vibrante, en semejanza a
una cuerda. Una diferencia es que la columna de aire vibra longitudinalmente, y
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ARUNDO DONAX
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La caña musical en el Bajo Aragón
Obsérvese qué sólo el cilindro y el cono recto permite que, al ser cortado, se
obtengan cuerpos semejantes. Esto es, si se tiene un cilindro de una longitud, y
se lo corta por la mitad, se tienen dos cilindros. Si miramos de perfil un cono
recto, vemos un triángulo, que al ser recortado, nos deja un triángulo semejante
al inicial.
Esto es importante porque la mayoría de las flautas e instrumentos de len-
güeta funcionan con agujeros. La función de los mismos es acortar la columna de
aire para obtener las distintas notas, dado que la frecuencia depende básica-
mente del largo del tubo (a más largo, más grave).
Cuadro 2 Cuadro 3
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ARUNDO DONAX
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La caña musical en el Bajo Aragón
Cuadro 4
El resultado es que al acercarse, los labios tapan parte del agujero de la embo-
cadura (lips coverage), bajando las notas. Es el mismo efecto que tapar parcial-
mente un agujero de una flauta con un dedo –de hecho, el método para digitar
semitonos en varias flautas folklóricas, tapando medio agujero.
A esto se asocia el gusto del oído humano por las “octavas estiradas” (octa-
ve stretching). Debido a razones de índole perceptual, y dependiendo bastante
del timbre del instrumento en cuestión, el oído escucha más afinadas las relacio-
nes de octava “un poquito pasadas” que las matemáticamente justas. Paralela-
mente a esto, se escuchan desafinadas pequeñas desviaciones hacia abajo en la
octava (octave shinkage).
Más o menos conscientemente el flautista “acomoda” la afinación. Es uno de
los tantos motivos por los que los músicos no suenan igual. Incluso, este ele-
mento de la conicidad de las cabezas de flauta es uno de los que determinan la
sutil diferencia entre una y otra, y explica el porqué algunos músicos se encuen-
tran más cómodos con una que con otra. Claro, no todos los flautistas cubren el
agujero de la embocadura en idéntica proporción. Una cabeza de mayor conici-
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ARUNDO DONAX
dad va a estirar más los modos que una menos acusada, y servirá mejor a un
músico que avance más los labios hacia el filo. Y viceversa. Si no, ambos deberán
“acomodar” mas las notas, y se sentirán más incómodos.
Vale aclarar que estos elementos son sutiles, y de difícil medición. Pasan más
por la sensación del músico al tocar, que por lo que podamos escuchar de afue-
ra o medir con aparatos externos.
Además, este es uno entre los múltiples factores que hacen que una flauta sea
buena o mala, o simplemente, más o menos adecuada para un músico. Y uno
entre los múltiples elementos acústicos en juego.
Algunas cañas, (acá, entrenudos de cañas) suenan mejor que otros una vez
hechos flautas o quenas. Algunas cañas (acá, especies de bambú) son más fáci-
les de transformar en buenos instrumentos, suenan mejor.
Por lo general, es recomendado hacer las flautas de caña, evaluarlas, y sim-
plemente echar al fuego las que no andan bien. La mente inquisidora puede
seguir preguntando, ¿Pero por qué, si se veían iguales?
Una parte importante puede ser respondido por lo dicho anteriormente, que
es el estiramiento de modos y su origen geométrico.
Así, hace un tiempo se me ocurrió medir con cierta precisión el interior de los
entrenudos de las cañas japonesas crecidas en el Delta del Río Paraná, que andan
de maravillas para las quenas.
Debido a su forma externa, se dice que estos entrenudos son ligeramente
cónicos, a diferencia de otras especies, que son más cilíndricos.
Una observación más detallada nos revela que la pared de estas cañas no es
pareja a lo largo del entrenudo. Orientándolo desde a tierra hacia el cielo, la
pared comienza siendo gruesa, rápidamente se hace más delgada, y se sigue
adelgazando hacia el extremo del cielo.
Justamente. El interior de estos entrenudos (en su parte útil para hacer una
flauta) no es ni cilíndrico ni cónico, sino una combinación de ambos cuerpos.
Pareciera que esta forma resulta útil a la Naturaleza para sostener una copa
con economía de material y biomasa. Pareciera que, tal vez por divina casualidad,
sirve para que las quenas suenen lindo.
Pareciera -y aquí aventuro un poco- que Boehm pudiese haber tomado y per-
feccionado esta idea de la Naturaleza y aplicado a las modernas flautas metáli-
cas. Metal, material maleable que sigue a la idea del hombre. Bambú, material
natural que inspira con su forma.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Cuadro 5
Ahora bien, ¿por qué no tomar esto que nos brinda el conocimiento, y modi-
ficar el interior del bambú?
Acá entramos en una etapa más práctica y analítica de la luthería, que nos
dice no resignarnos a tomar las cañas como vienen, y modificar su interior
mediante herramientas.
Fresas con alargado y banderas de lijas que sirven para rectificar o modificar el
interior del tubo de bambú.
Las distintas notas que emite una flauta están controladas por sectores del
tubo, debido a que en la columna de aire se forman nodos y vientres de presión
y de movimiento de moléculas de aire.
Así puede diseñarse un complejo sistema geométrico que favorezca algunas
resonancias y no otras.
El sistema japonés de construcción de shakuhachi se basa en esto. El bambú
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ARUNDO DONAX
OTRAS GEOMETRÍAS
2Observando la resonancia del tubo y la alineación de modos, a igual longitud es igual un cono o un cilindro.
Ahora bien, no es igual una flauta cónica que una cilíndrica, pero por otros factores como la posición y diámetro
de los agujeros relativos al diámetro local, y el volumen total de aire involucrado, y varia también si la emboca-
dura (supuesta de igual tamaño) está colocada en el lado delgado o grueso del cono).
3 El puntero de una gaita es, acústicamente, igual a un oboe; el roncón, un clarinete. La diferencia fundamental
es que a igual largo, el cilindro suena una octava abajo. Además, los oboes o saxos generan la serie armónica
completa; los clarinetes, sólo los modos de vibración impares. La ausencia o casi ausencia de modos pares le otor-
gan ese característico sonido hueco.
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La caña musical en el Bajo Aragón
Para que funcione como un verdadero cono, se necesita que el mismo sea
relativamente acusado (geométricamente, que tenga una pendiente mínima, en
el orden de 1° o superior) Conos muy poco pronunciados resultan cuerpos geo-
métricos de escasa utilidad.
Si colocamos una lengüeta en un tubo de caña, seguramente obtendremos un
clarinete o un intermedio inútil. Es difícil encontrar una pieza de bambú con la
suficiente conicidad para emular un saxofón. (si bien han existido algunos ejem-
plos).
Por ello, lo que se realiza es un cono escalonado. Por motivos acústicos bas-
tante complejos para abordar acá, sucesivos segmentos de bambú (cilíndricos),
de diámetro progresivamente mayor acoplados, resultan un cuerpo muy seme-
jante a un verdadero cono.
Cuadro 6
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ARUNDO DONAX
Saxo de Bambú,
construído por el autor
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Jornadas Arundo Donax
RESUMEN DE LAS JORNADAS 2009
ASOCIACIÓN MUSICAL FUERA DE TONO
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La caña musical en el Bajo Aragón
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La caña musical en el Bajo Aragón
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La caña musical en el Bajo Aragón
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La caña musical en el Bajo Aragón
Poema final
VICTOR GUÍU, EL MESTIZO
Altiva caña,
te gloso y veo.
Altiva caña,
seca,
yerma,
que embelesas virtuosos,
y adornas los campos de nuestros recuerdos"
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EDITA: COLABORA:
Asociación
Musical Comarcal
“Fuera de Tono”