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Cuando ‘le damos a Dios’

1ra. Parte

Hace unos años escuché a un excelente ventrílocuo costarricense hablar de Dios. Este hombre, por nombre
escénico ‘Coco’, testificó que el Señor Jesús ha cambiado su vida y ahora usa su talento para la obra de
evangelizar. El mensaje tiene un atractivo especial para los jóvenes y creo que está logrando mucho en ese
campo.

Algo que me pareció interesante fue la manera en que se expresó cuando llego la hora de la ofrenda. Él dijo que
esta parte del culto era muy importante y paso a decir que es la oportunidad para nosotros darle a Dios. Exhortó
al auditorio a dar generosamente, sin embargo, dijo que los que no podían dar se sintieran ‘bienvenidos a
recibir’.

Creo que la manera en que el abordó la situación apeló al corazón y por su parte el corazón se encargaría de
mover el bolsillo. Lamentablemente muchos no lo hacen de una manera tan considerada y profieren palabras
faltas de tacto y buen gusto. Irritan a muchos y encima le colocan una carga de culpabilidad por sentirse
ofendidos. La consideración que sigue tiene el propósito de exponer de la manera más honesta que pueda, lo
que la Biblia misma y otras publicaciones responsables dicen sobre el tema de ‘dar a Dios’ en el sentido
material.

Es fácil concluir que aquellos que investigan este tema están tratando de evadir alguna responsabilidad
financiera. En una ocasión el vocero de una iglesia numerosa cuestionó mi motivación al escribir al pastor
principal exponiendo algunos puntos bíblicos. Mi respuesta fue que la motivación es irrelevante; es el peso del
argumento lo que determina su valía. El juzgar a alguna persona de esa manera es arrostrarse el papel de juez, el
cual pertenece solo al Rey nombrado, Jesús. Si alguien procura torcer la palabra de Dios para su propio deseo
egoísta, ya sea este para evadir o para exigir equis cantidad del pueblo de Dios, será juzgado por aquel que tiene
el derecho a hacerlo. Jesús no ha pedido ni necesita ayuda humana en su trabajo de Juez.

La pregunta es: ¿Está justificado y autorizado algún hombre en el día presente, bajo el amparo de las escrituras,
demandar equis cantidad o porcentaje monetario de otras personas? ¿Sería apropiado que sugiriera que la
bendición de Dios, sea esta económica o de otra índole está atada al dar monetario?

Más importante: ¿Realmente exige Dios hoy que nosotros le demos a Él, como muchos alegan? Antes de entrar
en la historia de ‘dar a Dios’ sería bueno considerar lo que nos compete a nosotros como cristianos. La gran
mayoría de los cristianos modernos no son descendientes de Abraham, no son judíos. Somos gentiles y como
tales nunca estuvimos ni estamos bajo La Ley que Dios entrego a Su pueblo. Por eso nadie puede apelar a
mandatos de La Ley aparte de; 1) Amar a Dios sobre todas las cosas y 2) A tu prójimo como a ti mismo, tal
como resumió Jesús. (Mateo 22:36-40) El cristiano vive por la esencia de una ley superior, escrita en corazones.
Y es el corazón lo que será juzgado por Dios, no obras de “Ley.” (Hebreos 8)

JESUS Y EL DINERO

¿Cómo manejó Jesús el tema del dinero, las riquezas materiales en general? Jesús reconoció el valor práctico
del dinero, hasta el punto de tener una bolsa donde guardaban los fondos contribuidos a su pequeño núcleo de
seguidores para sus necesidades materiales básicas y las de otros. (Juan 4:8, 12:1-8, 13:29)

Solo podemos concluir, pues los evangelios no nos dicen, que el dinero contenido en “la bolsa” era producto de
la generosidad de personas que simpatizaban con el ministerio de Jesús y no es de extrañar, pues muchos ricos
le recibieron e incluso le siguieron como sus discípulos. (Lucas 19:2, Mateo 27:57) Jesús, cuando envió a sus
discípulos, incluidos los setenta, nunca les instruyo que pidieran dinero u ofrendas. (Lucas 10:1-9)Aun más, les
instruyó que no llevaran consigo dinero. (Marcos 13:6) Esto, como reveló Jesús más tarde tenía como propósito
mostrarles que dependerían de Dios y que él les proveería todo lo necesario y así fue. (Lucas 22:35) Cuando un
siervo de Dios es enviado, el que le envía atiende sus necesidades. Una poderosa lección para nosotros hoy.

Consistentemente, cuando un joven rico inquirió de Jesús acerca de cómo obtener la vida eterna, el clímax de la
conversación llego cuando Jesús le pidió que vendiera ‘todas sus posesiones y diera el dinero… ¿a Jesús? NO.
A los pobres. De él se requirió esto porque sus grandes posesiones rivalizaban con el primer mandamiento, a
pesar de ser un hombre ‘bueno’ desde su propia óptica. Muchos maestros de la doctrina de la ‘prosperidad’
salivarían ante el prospecto de alguien que ‘venda todo’ y lo traiga a sus pies pensando que lo está trayendo a
Dios. Tristemente muchos lo han hecho para su ruina económica.

Otro incidente en la vida de Jesús está relacionado a una viuda muy pobre en sentido material. Leemos:

Y estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca: y
muchos ricos echaban mucho.
Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, que es un cuadrante.
Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los
que han echado en el arca;
porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.
– Marcos 12:41-43

Esta arca, de un total de 13, tenía como propósito servir de un fondo general para ayudar a los pobres. Quizás
hasta la viuda misma hubiese calificado para ayuda. Pero Jesús quiso resaltar la devoción humanitaria de esta
viuda en contraste con aquellos que ofrendaban de manera rutinaria del exceso de sus riquezas. A la vista de
Dios, y Jesús, su ofrenda fue de mayor valor.

Un hombre cuyas numerosas ofrendas o limosnas fueron vistas también con favor de Dios fue Cornelio, el
centurión romano. En el caso de Cornelio no era porque ‘de su pobreza hecho todo lo que tenia’ que recibió la
aprobación de Dios. Hechos 10:2 nos dice “daba muchas limosnas” al pueblo. Por eso podemos concluir que la
condición del corazón es la cosa que Dios busca. No es la cantidad.

Algo que se repite en muchas iglesias de manera regular para justificar lo que vulgarmente llamo “la pedidera
de dinero,” es que ‘Jesús predico más acerca del dinero que de cualquier otra cosa.’ Pero, ¿Ha investigado esto
por usted mismo? ¿Cuál es la realidad? Veamos.

Usaremos la versión más popular usada por los evangélicos, la Reina-Valera 1960.

En esta traducción la palabra “dinero” aparece 12 veces en los evangelios y en ninguno de estos se refiere a un
siervo de Dios como el recipiente, en la forma de diezmos u ofrendas.

Mat_25:18; Mat_25:27; Mat_28:12; Mat_28:15; Mar_6:8; Mar_12:41; Mar_14:11; Luk_9:3; Luk_19:15;


Luk_19:23; Luk_22:5; Joh_2:15;

La palabra “riqueza” o “riquezas” aparece 10 veces y en varias la connotación es negativa; como algo que
puede alejar al hombre de Dios.

Mat_6:24; Mat_13:22; Mar_4:19; Mar_10:23; Mar_10:24; Luk_8:14; Luk_16:9; Luk_16:11; Luk_16:13;


Luk_18:24;

La palabra “bienes” aparece 16 veces y nuevamente, muchas referencias son negativas.

Mat_12:29; Mat_24:47; Mat_25:14; Mar_3:27; Luk_1:53; Luk_8:3; Luk_12:15; Luk_12:18; Luk_12:19;


Luk_12:44; Luk_15:12; Luk_15:13; Luk_15:30; Luk_16:1; Luk_16:25; Luk_19:8;
La palabra “tesoro” aparece 12 veces y, valga la redundancia, mayormente las referencias son en forma de
advertencia con relación a los peligros inherentes.

Mat_6:21; Mat_12:35; Mat_13:44; Mat_13:52; Mat_19:21; Mat_27:6; Mar_10:21; Luk_6:45; Luk_12:21;


Luk_12:33; Luk_12:34; Luk_18:22;

¡En contraste con esto, note la cantidad de veces que la palabra “Reino” aparece 119 veces!

Mat_3:2; Mat_4:17; Mat_4:23; Mat_5:3; Mat_5:10; Mat_5:19; Mat_5:20; Mat_6:10; Mat_6:13; Mat_6:33;
Mat_7:21; Mat_8:11; Mat_8:12; Mat_9:35; Mat_10:7; Mat_11:11; Mat_11:12; Mat_12:25; Mat_12:26;
Mat_12:28; Mat_13:11; Mat_13:19; Mat_13:24; Mat_13:31; Mat_13:33; Mat_13:38; Mat_13:41;
Mat_13:43; Mat_13:44; Mat_13:45; Mat_13:47; Mat_13:52; Mat_16:19; Mat_16:28; Mat_18:1; Mat_18:3;
Mat_18:4; Mat_18:23; Mat_19:12; Mat_19:14; Mat_19:23; Mat_19:24; Mat_20:1; Mat_20:21; Mat_21:31;
Mat_21:43; Mat_22:2; Mat_23:13; Mat_24:7; Mat_24:14; Mat_25:1; Mat_25:14; Mat_25:34; Mat_26:29;
Mar_1:14; Mar_1:15; Mar_3:24; Mar_4:11; Mar_4:26; Mar_4:30; Mar_6:23; Mar_9:1; Mar_9:47;
Mar_10:14; Mar_10:15; Mar_10:23; Mar_10:24; Mar_10:25; Mar_11:10; Mar_12:34; Mar_13:8;
Mar_14:25; Mar_15:43; Luk_1:33; Luk_4:43; Luk_6:20; Luk_7:28; Luk_8:1; Luk_8:10; Luk_9:2; Luk_9:11;
Luk_9:27; Luk_9:60; Luk_9:62; Luk_10:9; Luk_10:11; Luk_11:2; Luk_11:17; Luk_11:18; Luk_11:20;
Luk_12:31; Luk_12:32; Luk_13:18; Luk_13:20; Luk_13:28; Luk_13:29; Luk_14:15; Luk_16:16; Luk_17:20;
Luk_17:21; Luk_18:16; Luk_18:17; Luk_18:24; Luk_18:25; Luk_18:29; Luk_19:11; Luk_19:12; Luk_19:15;
Luk_21:10; Luk_21:31; Luk_22:16; Luk_22:18; Luk_22:29; Luk_22:30; Luk_23:42; Luk_23:51; Joh_3:3;
Joh_3:5; Joh_18:36;

Aunque algunas de estas no se refieren específicamente al Reino de Dios, sino a referencias parabólicas, el peso
de la evidencia es que Jesús, aunque habló sobre las riquezas, su inferencia fue mayormente negativa y lo que
ocupó su interés lo fueron las ‘riquezas en los lugares celestiales.’ Su tema preeminente fue el Reino de Dios.

Mas buscad primeramente el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en el cielo que no
se agote; donde ladrón no llega, ni polilla corrompe. Porque donde está vuestro tesoro, allí también
estará vuestro corazón. –Lucas 12:31,33,34

Finalmente, Jesús mostró por su ejemplo su punto de vista con relación a las posesiones. Cuando murió como
hombre, lo único que dejo atrás de valor en sentido material fueron sus ropas entre las cuales se destaco su
túnica y por ser estimada de gran valor por los soldados romanos, echaron suertes sobre ella en vez de cortarla
en cuatro. (Juan 19:23,24)

Pero, una vez Jesús se alejo del escenario terrestre, ¿cómo se tradujeron los puntos de vista de Cristo sobre las
riquezas y el dinero al colectivo congregacional? Veamos.

PARTE 2

LA IGLESIA PRIMITIVA

Cuando se formó la congregación cristiana ungida por el Espíritu Santo en Jerusalén, se atendieron las
necesidades espirituales y materiales de los allí presentes. (Hechos 2) Algunos fueron movidos – no por los
apóstoles – a vender propiedades para ayudar de manera desinteresada a sus hermanos en la fe. Los apóstoles
eran los administradores de estas ofrendas voluntarias. El registro nos dice:
Y ningún necesitado había entre ellos; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían,
y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno
según su necesidad. – Hechos 4:34,35.

Un modelo de transparencia y propósito cumplido. Lo recibido se ‘repartía’ a la iglesia ‘según su necesidad.’


Más adelante se nos relata incidente lamentable relacionado a este arreglo. Más lamentable aun es que ha sido
usado desde el pulpito para amedrentar y manipular y trasquilar la grey de Dios.

Se trata de una pareja, Ananías y su esposa Safira. (Hechos 5:1-11) Ellos, quizás inicialmente con la mejor
intención e imitando a otros hermanos, vendieron una heredad y trajeron a los pies de Pedro la cantidad que
ellos engañosamente describieron como la totalidad de la ganancia monetaria obtenida, cuando en realidad era
una fracción. Ellos esperaban ganarse la aprobación de los hombres con este gesto mientras retenían una parte.

Un pastor prominente del sur de la Florida, EE.UU., después de recoger una ofrenda pasó a intimidar a la iglesia
haciendo referencia a este relato y diciendo que esta pareja fue ejecutada por el Espíritu Santo por ‘solamente
dar la mitad.’ Diciendo sin ambigüedades que si alguno retuvo parte del total que tenía en su cartera o bolsillo
en ese momento, podría acarrearse una maldición similar a la que sufrieron Ananías y Safira.

Primeramente, cualquiera que lea es relato con una mente sobria se dará cuanta que el problema no radicaba en
cuanto dieron sino en que mintieron con relación a la cantidad. Como el mismo Pedro le aclaró a Ananías que él
no estaba obligado a vender la heredad y una vez vendida toda la ganancia le pertenecía a él. Tampoco estaba
obligado a traer nada a los apóstoles. Actuaron con engaño pensando que podrían conspirar y mentir al Espíritu
Santo de manera impune.

Menciono este ejemplo para que el lector vea hasta donde puede llegar la avaricia de algunos.

Ahora, ¿quiere esto decir que es malo por parte de un hombre dedicado a la obra de Dios recibir ofrendas de la
iglesia? Dejemos que las Escrituras contesten:

¿Quién jamás fue a la guerra a sus propias expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿O quién
apacienta el rebaño, y no se alimenta de la leche del rebaño? – 1 Corintios 9:7

¿No sabéis que los que ministran en las cosas santas, comen del templo; y que los que sirven al altar, del altar
participan? Así también ordenó el Señor que los que predican el evangelio, vivan del evangelio. 1 Corintios
9:13, 14

Con estas palabras se establece el principio que no hay nada malo en que suceda así. Es un derecho otorgado
por Dios, pero antes de salir corriendo a buscar nuestra parte, consideremos el contexto. Lejos de Pablo estar
justificando aquello para lo cual tenía derecho, Pablo estaba indicando lo que era su actitud general hacia
demandar compensación por su trabajo ministerial. Su punto de vista personal se resume con las siguientes
palabras:

¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para
no abusar de mi potestad en el evangelio. Por lo cual, siendo libre para con todos, me he hecho siervo de todos
para ganar a más. – 1 Cor. 9:18,19

El ejemplo de Pablo es digno de imitación, pero las circunstancias de cada siervo de Dios son diferentes. Lo que
fue cierto en el caso de Jesús también fue cierto de Pablo; nunca demandaron compensación monetaria ni
directa ni indirectamente de nadie para su lucro personal.
A esta situación nuevotestamentaria se suma que las iglesias eran gobernadas por una pluralidad de pastores,
ancianos nombrados por el Espíritu Santo. Si todos pretendían ser sostenidos económicamente por la iglesia
local eso supondría una carga muy grande en muchos casos. (1 Timoteo 5:17-18, 1 Pedro 5:1-4)

Pero, ¿cuál debería ser la actitud correcta de las ovejas para con el ‘dar a Dios’? El Nuevo Testamento no nos
deja a tientas a este particular. Pablo y Santiago, en especial salen a nuestra ayuda. Pablo muestra en su carta a
los corintios que el corazón juega un papel de suma importancia en el dar. La exhortación de Pablo muestra el
espíritu que debe reinar en el corazón del cristiano a la hora de ofrendar:

Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra abundantemente,
abundantemente también segará.
Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, o por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre toda
suficiencia en todas las cosas, abundéis para toda buena obra;
como está escrito: Esparció, dio a los pobres: Su justicia permanece para siempre.
Y el que da semilla al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y
aumentará los frutos de vuestra justicia;
para que enriquecidos en todo abundéis en toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros
agradecimiento a Dios. – 2 Cor. 9:6-11

¿Dónde sembrar? Los cristianos verdaderos, ‘cuidaron de la viudas y huérfanos.’ (Santiago 1:27) La
recompensa del cristiano es el gozo que se deriva del ‘dar’ (Hechos 20:35) y de acuerdo con las palabras
mismas de Jesús con relación a las ovejas y las cabras en Mateo 25, los actos de bondad efectuados para con sus
hermanos en necesidad, determinarían si somos “cabras” u “ovejas.”

Muchos, sin embargo, insisten que practicas del Antiguo Testamento están vigentes hoy y que nuestra
bendición o maldición están ligadas a si obedecemos o no modelos que una vez siervos del pasado
practicaron. En la siguiente parte vamos a examinar el asunto.

PARTE 3

EL ANTIGUO TESTAMENTO

La primera mención de alguien dando al creador se encuentra en Génesis 4:3-5 donde se registra que los dos
primeros hijos de Adán y Eva trajeron una ofrenda a Dios. Por primera vez en la historia bíblica Dios expresa
aprobación, en el caso de Abel y la desaprobación, en el caso de Caín, con relación a una ofrenda. También se
puede deducir, por el derrotero de Caín, que la condición de corazón del que presenta la ofrenda es lo que
determina si esta es acepta a Dios y no necesariamente la ofrenda misma. La Biblia no explica que movió a
estos humanos a ofrendar. Lo cierto es que esto estableció un patrón que ha continuado por milenios.

En él capitulo 8 vers. 20,21 de Génesis encontramos que Noé después de haber descendido del arca, presentó
holocausto a Jehová y esto fue de Su agrado.

Esto estableció un patrón para los siervos de Dios y dentro del sistema patriarcal cada jefe de familia funcionaba
en calidad de sacerdote haciendo sacrificios e intercediendo a favor de los miembros de su clan. Vea Job cap. 1

El Diezmo

La acertada definición que sigue está tomada de la Reina-Valera 1995 Edición de estudio.
DIEZMO Décima parte consagrada a Dios. La Ley requería que la décima parte del grano, del vino y
del aceite producidos cada año, así como los primogénitos de los rebaños y las manadas, fueran
entregados a los levitas y sacerdotes (Lv 27.30–32; Dt 14.22; 2 Cr 31.5; Neh 10.38; Mal 3.10).1

Esto pudiera dar a entender que el diezmo se originó dentro del marco bíblico. La realidad es que el diezmo era
practicado por naciones del mundo antiguo tales como Babilonia, Siria y la China muchos siglos antes de que
los judíos recibieran la ley. Estaba comúnmente relacionado con prácticas religiosas y algunos creen que se
originó como producto de la utilización de los dedos de las manos y los pies para contar, de ahí que se diera una
parte correspondiente a un decimo.2

El diezmo entregado por los no israelitas era más o menos igual al de los israelitas y representaba dos cosas:
ofrendas tanto religiosas como políticas. La primera mención bíblica de la idea de hacer una ofrenda a alguien
equivalente a la décima parte o diezmo es la hayamos en Génesis capitulo 14:

Melquisedec bendice a Abram


17
Cuando volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a
recibirlo al valle de Save, que es el valle del Rey. 18Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del
Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y lo bendijo, diciendo:
«Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra;
20
y bendito sea el Dios Altísimo,
que entregó a tus enemigos en tus manos».
Y le dio Abram los diezmos de todo.3

Note varias cosas:

Melquisedec salió al encuentro de Abraham y toma la delantera en dar al ofrecerle pan y vino. Antes de que
Abraham respondiera con su diezmo, ya este personaje, el cual fue reconocido por Abraham como “sacerdote
del Dios Altísimo”, lo había bendecido. De ahí que la Biblia de estudio Plenitud en una nota señala que
Abrahán reciprocó la hospitalidad de Melquisedec dándole la decima parte de ‘todos sus bienes’ (del botín).*
Melquisedec también había apropiadamente reconocido a Abraham como un hombre de Dios y quizás por eso
procedió a bendecirlo. Por otra parte, es obvio que Jehová movió, los asuntos de tal forma que se estableció un
modelo profético el cual se mencionó en el Salmo 110:4 y que el escritor de la carta a los hebreos identificó.
Lamentablemente el escritor no arroja mucha más luz sobre el personaje mismo de este encuentro y lo que sí
hace es cambiar el orden de los acontecimientos, a saber, el tiempo de la bendición. Lo coloca como sucediendo
después de que Abraham diezmara. Por mi parte pienso que el orden de Génesis es el correcto porque Moisés
estaba más cerca de los hechos que el escritor de Hebreos y también porque la hospitalidad (el salir al encuentro
de alguien y agasajarlo) era la norma de estos pueblos. También, no debemos descartar la idea de una segunda
bendición.

Este incidente de Abraham con Melquisedec en Génesis de ninguna manera revela que Abraham era un
“diezmador”, como alegan algunos. No hay registro de que Abraham diezmara ni antes ni después. Lo
significativo de esta ocasión es el modelo que prefiguró relacionado a nuestro Rey y Sacerdote Jesús (Más sobre
este tema en párrafos siguientes).

1
Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
2
http://www.christianitytoday.com/ch/news/2003/jun6.html?start=2
3
Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
Considere el siguiente ejemplo. Recientemente antropólogos encontraron los restos de un individuo
perteneciente a una tribu de indígenas americanos desaparecida hace cientos de años. Todo parece indicar que
este había comido carne humana antes de morir. ¿Quiere decir esto que esa tribu practicaba el canibalismo?
Quizás, pero no hay evidencia concluyente de que sí lo eran. Supongamos que a alguien le conviene que ellos
hayan sido caníbales. Entonces ese alguien hará todo lo posible por añadirle peso más allá del que tiene el
hallazgo.

La otra referencia a diezmo en Génesis se hace con referencia a Jacob, no como parte de una práctica, sino de
un convenio con Dios. En este convenio, Jacob hizo un voto.

Génesis 28: 20Allí hizo voto Jacob, diciendo: «Si va Dios conmigo y me guarda en este viaje en que
estoy, si me da pan para comer y vestido para vestir 21y si vuelvo en paz a casa de mi padre, Jehová será
mi Dios. 22Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, el diezmo
apartaré para ti».4

Un detalle interesante aquí es que el diezmo sería parte de un voto condicionado por lo que Dios haría primero.
Jacob debe haber conocido el relato del encuentro de su abuelo Abraham con Melquisedec y quizás de ahí que
seleccionara la decima parte como la porción que ofrece a Dios como retribución. Si el diezmo era una práctica
común entre Abraham y sus descendientes, ¿cómo podía Jacob usarla para negociar con Dios si ya estaba
obligado a diezmar? La realidad es que el dar la décima parte a Dios no aparece en el registro Bíblico como
algo requerido hasta que la Ley fue entregada al pueblo de Israel. Toda otra declaración va más allá de las
escrituras y pertenece al campo de la extrapolación y especulación.

Cuando se estableció la nación teocrática de Israel, el diezmo cobró forma de ley.

Deuteronomio 34:
22
Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. 23Y comerás
delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu
grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a
temer a Jehová tu Dios todos los días. 24Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar
lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu
Dios te bendijere, 25entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que
Jehová tu Dios escogiere; 26y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino,
por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás
tú y tu familia. 27Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni
heredad contigo.

Este arreglo tenía un propósito definido en relación al sacerdocio y mostraba, como otros aspectos de la ley, la
necesidad de ser apreciativos por todas las cosas que Jehová proveía a su pueblo. El diezmo, según la Ley, era
exclusivamente de los productos agrícolas: ‘grano, vino aceite, y las primicias de las manadas y de los
ganados.’ Nunca fue dinero. Esto está enfatizado en las palabras citadas arriba cuando se le pedía al israelita
que estaba muy lejos que vendiera los productos y que al llegar al lugar designado, comprara los productos
agrícolas que conformaban el diezmo. También es cierto que, por ejemplo, si el israelita tenía una profesión,
quizás era un artesano, carpintero, músico, etc., él no tenía que diezmar, porque literalmente no tenía qué
diezmar. El no producía ningún producto agrícola.

Malaquías 3:10 se ha utilizado y se utiliza en muchas iglesias para intimidar al rebanó de Dios. Por lo general su
lectura es precedida por la pregunta contenida los versículos precedentes:

4
Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
robado? En los diezmos y las ofrendas.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde. – Malaquías 3:8-10

Pero: ¿A quién estaba hablando Dios principalmente en este libro? Una lectura cuidadosa nos deja ver que era a
los sacerdotes de Israel, descendientes de Aarón el hno. de Moisés, siendo ellos de la tribu de Levi, de donde
provenían los varones que trabajaban en el templo. (Malaquías 1:6) Según Números 8:23-26 su labor oficial en
el templo solo duraba 25 años. El ‘robo’ que ocurría en los días de Malaquías por parte de la clase sacerdotal no
era nada nuevo. A comienzos del regreso del exilio como no muestra Nehemías 13:10 encontramos que eran
los sacerdotes los que estaban obrando mal al no darles a los levitas el diezmo que a ellos correspondía.

Pero aun si asumimos por un momento que el pueblo en general también andaba ‘robando a Dios’-lo cual,
teniendo ellos un ejemplo tan pobre es completamente plausible- no hay base para aplicar tal situación
particular a la nación de Israel a la congregación cristiana. Cualquier similitud que quiera hacer un siervo de
Dios cristiano comparando su labor con la de los levitas, la tiene que hacer sin el apoyo de las Escrituras.

En algunos lugares tienen enormes cajas que colocan frente al altar y les llaman “alfolí.” Pero, que era el alfolí?
El alfolí era un granero, almacén donde se guardaban los diezmos y ofrendas compuestas de la labor
agrícola del pueblo. No se depositaba allí dinero. Para eso había alcancías en el templo, unas trece, según
algunos historiadores. Por eso llamar esa caja o cajas ‘alfolí’ es incorrecto. Pero ahí no radica el verdadero
problema. El problema está en la actitud y manera en que se intimida y manipula a las ovejas a dar.

El estudio anterior quedó establecido la manera en que debemos ofrendar a Dios. En conclusión, amado lector,
si usted desea apartar una decima parte, o lo que sea, para Dios, hágalo. Pero no juzgue a otros que hacen sus
ofrendas y reconocen la necesidad de los pastores y maestros cristianos que trabajan duro por las ovejas quienes
son ‘dignos de doble honra.’ Muchos siervos de Dios hacen las cosas de forma discreta reconociendo que su
recompensa vendrá de Aquel que ‘ve en lo secreto.’

Finalmente, hermanos, no permita que nadie le exija más que Dios, quien espera de sus siervos; “Solamente
hacer justicia, y amar misericordia, y caminar humildemente con tu Dios.” – Miqueas 6:8

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