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Hoy voy a hablar de los niños y tengo que hacer dos salvedades: la
primera es que jamás me podré proclamar como periodista porque no
tengo esa formación, pero tampoco sería capaz de maquillar
sonriente la indignidad que va contra los principios más básicos. Este
es un tema muy doloroso.
Los niños son los que llevan la carga más dura, los niños están
atrapados en las dinámicas de los conflictos armados. ¿Cómo esa
guerra ocurre precisamente en medio de la Amazonía? Es muy
valiente por parte del parque [Explora] el atreverse a salir de esa
visión enamorada y romántica de la selva y contar esa otra historia, lo
que pasa y no se ve… y no se cuenta. Movido por esa convicción
fundamental el trabajo del que les voy a hablar esta tarde
[Prisioneros Combatientes: Del Uso de Niños, Niñas y Adolescentes
para los Propósitos del Conflicto Armado] hizo un diagnóstico sobre el
reclutamiento y el uso de niños, niñas y adolescentes en el conflicto
armado.
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Existen múltiples formas de victimización de los niños: convertirlos en
victimarios, obligarlos a tomar parte y atentar contra la vida o la
integridad de otros, o desempeñar labores como siembra de coca o
instalación de minas antipersona contra su voluntad. La vinculación
en todos los casos es forzada. Son empleados para combatir en todos
los grupos armados, en las bandas criminales que operan en nuestros
barrios y comunidades, en la milicia y en todo lo que tiene que ver
con el narcotráfico.
Hay muchos más niños que niñas pero si vemos en funciones como el
auxilio, la milicia, la cooperación y la servidumbre sexual aumenta la
proporción de niñas.
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con ellos en cuanto circulan por sus zonas de habitación y porque en
las organizaciones cuentan con familiares y amigos. El método es un
método de vinculación progresiva y sistemática. Llevan a cabo
contactos eventuales, valoran potenciales combatientes y buscan los
que están en más riesgo, los más vulnerables. Hay una gran relación
entre el desplazamiento forzado y el reclutamiento de niños.
“Mi mamá me dijo mijo váyase con los muchachos [como se llama a
los guerrilleros en algunas zonas de Colombia] porque con nosotros
se va a morir de hambre”.
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Como decíamos, muchas veces por razones de supervivencia cambia
la estructura medular de la familia. Muchos padres no reconocen un
crimen en entregar a sus hijos, sobre todo cuando hay otro miembro
de la familia en el grupo armado, sino como otra forma de
supervivencia no solo económica sino para protegerse del daño del
conflicto armado.
Un comandante nos dijo que los niños tienen menos miedo, aprenden
más rápido, son la primera línea de combate, se le miden a lo que
sea, es fácil convencerlos y no cuestan nada, solo la comida.
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“Estábamos perdiendo gente y entonces vino esa hambruna por la
caída del algodón e hicimos nuestros agosto. Todos esos muchachitos
y la gente desempleada nos entregaban a los niños porque no sabían
qué hacer con eso”.
“Cuando iba a visitar a mi mamá las señoras hacían fila para que
fuera a asustar a sus maridos cuando yo antes era un don nadie”.
Buena parte del combustible de este conflicto tan atroz procede del
narcotráfico. Los partidos deberán asumir una posición valiente para
hablar del futuro de esa guerra contra el tráfico de drogas.
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ningún negocio de futuro. La pobreza y la miseria en el campo se
multiplican de manera exponencial.
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Es más útil concluir que el reclutamiento no obedece a una patología
sino a una estrategia óptima para el desarrollo del conflicto y la
violencia. Los niños son más fáciles de manipular, de enseñar y de
tomar las primeras líneas por lo que la lógica es casi económica.
Sobre los niños recae una presión mucho más fuerte que sobre el
resto de la sociedad y emanciparse de un grupo armado es muy difícil
porque es considerado traición y se suele pagar con la pena de
muerte. Solo hay que revisar el último video que grabó Jorge Briceño
(El Mono Jojoy). En una de sus últimas escenas grabadas dice: “si esto
está lleno de niños”. Si uno repasa toma a toma se da cuenta de que
esto es así.
A los entrevistados esto les parece natural. Muchos de ellos creen que
han salvado la vida de los niños, si los hubieran dejado en sus
comunidades hubieran muerto de hambre o por la guerra.
Conclusiones:
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Existe un marco de violencia que está en curso y que aún no se ha
resuelto. Cruzarse de brazos es un error no una posición política ni la
defensa de un legado. No está relacionado con ser o no uribista;
desconocer esa realidad nos hace más vulnerables a nosotros y a los
que están en altísimo riesgo. El alto impacto de la violencia en las
regiones donde habitan esos niños se convierte en una estrategia de
supervivencia o de vida.
¿Qué es lo que está pasando con las comunidades? ¿Qué sucede con
la educación? ¿Dónde están los partidos? En mi caso nací libre y me
pienso morir así y mucho más siendo mujer. No me debo esconder yo,
son los ampones [delincuentes] los que deberían hacerlo. ¿Cómo es
posible? Tienen las armas pero, ¿cómo es posible que nos hayamos
dejado someter? ¿Cómo es posible que los maestros hayan olvidado
que lo son en medio de la violencia? ¿Cómo podemos ser comunidad
sin tener en cuenta que estamos en medio de la violencia?
Los partidos están fuera del país, la academia está fuera del país
generando formas de hacerse más sabio y presumir ante los demás.
¿Hicimos un doctorado para que nos llamaran doctores o estudiamos
para servir a los demás?
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No es un problema de policía ni de ejército. Tenemos fuerzas armadas
sólidas que funcionan. Lo que no funciona es la ciudadanía, matada
de susto, con miedo de hablar. La gente está muerta de susto,
arrodillada. Yo de morirme me muero de pie pero no me voy a morir
de miedo y llamaré al mal por su nombre porque ni la corrupción ni la
violencia pasan de espaldas y sin embargo nos quedamos callados.