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1. Las reivindicaciones sociopolíticas de los años 60: En los Estados Unidos surgió
un fuerte movimiento reivindicativo de la comunidad negra norteamericana para luchar
contra la discriminación social y política y en demanda de la implantación de los derechos
civiles, que se les negaban como ciudadanos. A estas reivindicaciones se sumaron otros
grupos étnicos minoritarios en defensa del reconocimiento institucional de su identidad
sociocultural y de su legítima participación en las instituciones democráticas
norteamericanas. La atmósfera liberal de los años 60 y el aparente éxito del movimiento de
Derechos Civiles impulsó a estos grupos marginados, como también a los movimientos
por los derechos de la mujer, a pedir la reforma de las instituciones sociales, políticas y
educativas para que éstas respondieran a sus necesidades y aspiraciones. Progresivamente,
durante los años 70, tanto los homosexuales, personas discapacitadas, tercera edad, etc., se
han organizado en colectivos para reivindicar sus intereses y eliminar la discriminación
hacia ellos por parte de la sociedad.
*
Tomado de Programas de educación intercultural, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1997, pp. 11-19.
realidad multicultural de nuestros días. En los casos en los que los grupos étnicos tienen
también pretensiones territoriales y de autonomía política formal, podemos hablar de una
tendencia nacionalista, como necesidad de conseguir estructuras políticas propias que
defiendan sus intereses sociales, económicos y culturales. De un modo u otro, el factor
étnico forma parte importante de las interrelaciones entre los distintos grupos dentro del
marco de la sociedad multicultural, aunque su peso será ponderado de forma distinta según
la ideología desde la que se interpreta la multiculturalidad.
FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS
DE LA MULTICULTURALIDAD
La evolución que han sufrido las distintas posiciones ideológicas y políticas, desde
las más contundentes a las más conciliadoras, ha dependido de las circunstancias históricas
de cada país, de la propia reformulación de las reivindicaciones y de las relaciones de
poder establecidas entre los grupos dominantes y los grupos minoritarios. Generalmente,
estas tendencias coexisten simultáneamente en una misma área de influencia,
manteniéndose una de ellas como la predominante y las demás como alternativas que van
ganando terreno en los ámbitos de poder y toma de decisión. A menudo, las distintas
respuestas ideológicas recogen elementos de corrientes ya superadas, provocando así una
reformulación hacia posturas más comprehensivas y holistas.
Asimilacionismo
La ideología asimilacionista, aunque ha ido formándose desde finales del siglo pasado y
durante la I Guerra Mundial, tuvo su mayor auge a principios de los años 60 en aquellos
países receptores de un gran número de inmigrantes. Pretende, básicamente, la absorción
de los diferentes grupos étnicos y culturales en una sociedad que se supone relativamente
homogénea. Para esta asimilación el único criterio cultural a considerar es el de la cultura
dominante. Parte de la premisa etnocéntrica de que la cultura receptora es superior a las
demás y su afán consiste en emplear todos los mecanismos posibles para que las personas
o grupos culturales minoritarios se adapten totalmente al modelo cultural dominante,
puesto que lo contrario supone una amenaza para la economía y la seguridad del país de
acogida.
Integracionismo
Comenzó, así, a desarrollarse una postura de amalgamación más suave, tratando de crear
una cultura común que recogiera las aportaciones de todos los grupos étnicos y culturales
sin que ninguno de ellos se impusiera al resto. Esta idea de aglutinamiento generó en los
Estados Unidos el modelo de melting pot (crisol), sacado de una obra teatral estrenada en
New York en 1908, en la cual se concibe América como una nación en la que todas las
diferencias étnicas se funden en una sola entidad nacional que es superior a todas ellas por
separado. La pretensión es mantener la coexistencia y el equilibrio entre las culturas
minoritarias y ofrecer lo mejor de la cultura dominante para todos. En Gran Bretaña, por
ejemplo, esta idea se plasmó en la creación de un curriculum central (core curriculum)
para todos los alumnos, compaginado con una gran diversificación curricular.
Pluralismo
Esta tendencia tiene gran aceptación hoy entre los teóricos y surge como rechazo a la
jerarquización etnocéntrica de las culturas y de la afirmación de la diferencia cultural como
positiva. Cada grupo cultural tiene derecho a conservar y desarrollar su cultura en el marco
de la sociedad y a educarse en sus propios valores y conocimientos culturales en igualdad
de condiciones.
En Estados Unidos, muy dados a inventar expresiones muy gráficas, esta fuerte
reacción a la ideología asimilacionista sustituyó la idea del melting pot por la de un nuevo
término metafórico: salad bowl (ensaladera) o fruit salad (macedonia), que describe con
sabor cómo las distintas culturas, como entidades autónomas, pueden contribuir al
enriquecimiento de la sociedad global. Para los defensores del pluralismo cultural la
identidad étnica tiene gran importancia en las sociedades modernizadas, ya que éstas se
han ido construyendo por los grupos étnicos competitivos con intereses políticos y
económicos contrapuestos. Por ello, es necesario que los individuos se comprometan con
su grupo étnico en la lucha por la reforma política y social.
Interculturalismo