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Apuntes de Clases
Prof. Dr. Eduardo Caamaño Rojo
Por otra parte, cabe señalar que este principio adquiere en nuestro ordenamiento jurídico un
reconocimiento expreso como principio general del derecho en materia contractual. Es así
como el art. 1546 del CC establece que:: “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por
consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan
precisamente de la naturaleza de la obligación; o que por la ley o la costumbre pertenecen a
ella”.
Desde la perspectiva propia del Derecho del Trabajo, el autor Américo Plá3 considera que el
principio de la buena fe adquiere una especial connotación, por el componente personal de
esta rama del derecho. Se trata no sólo de derechos y obligaciones patrimoniales, sino también
personales, se trata de una relación estable y continuada que crea confianza recíproca en
múltiples planos entre las partes.
1
Diez-Picazo, Luis; Guillon, Antonio, Sistema de Derecho Civil, Tomo I, 8ª edición, Madrid, España, 1994,
p. 437, citado por Lizama, Luis; Ugarte, José Luis, Interpretación y derechos fundamentales, p. 116.
2
Montoya, Alfredo, La buena fe en el derecho del trabajo, Madrid, España, 2001, p. 14.
3
Plá Rodríguez, Américo, Los Principios del Derecho del Trabajo, p. 309 s.
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NOTA: Estas circunstancias han sido reconocidas, por lo demás, en numerosos dictámenes de
la Dirección del Trabajo. Ejemplo: Dictamen 5623/303, de fecha 22 de septiembre de 1997.
De esta manera, entonces, forma parte de las obligaciones de todo contratante, la de cumplir
fiel y honestamente aquello que le corresponde por el contrato, lo que conlleva un
comportamiento recíproco leal en la constitución del vínculo y en el cumplimiento de los
derechos y de las obligaciones correspondientes. Ahora bien, en razón de ser el contrato de
trabajo un contrato bilateral, el deber de cumplir las obligaciones que de él se derivan en forma
leal, recta y honrada se proyecta para ambas partes de la relación de trabajo. Así lo reconoce
expresamente, por ejemplo, el artículo 20 apartado 2 del Estatuto de los Trabajadores en
España, en virtud del cual: “el trabajador y el empresario se someterán en sus prestaciones
recíprocas a las exigencias de la buena fe”.
Estas “exigencias recíprocas”, dan lugar a verdaderas obligaciones para las partes, de ahí que la
doctrina alemana hable de “Nebenpflichten”, es decir, de obligaciones accesorias.
Ttradicionalmente, se solía enmarcar a estas obligaciones derivadas del actuar conforme a la
buena fe en:
- el deber de lealtad del trabajador
En este plano era habitual en la doctrina señalar, que el trabajador, junto a su obligación de
prestar el servicio para el cual fue contratado bajo vínculo de subordinación y dependencia,
debía asumir un comportamiento leal o fiel con el empleador. En la jurisprudencia comparada,
en particular la emanada del Tribunal Constitucional español, se ha establecido que no existe
un deber genérico de lealtad entendido como una sujeción del trabajador al interés empresarial que
no sea acorde con el sistema constitucional de relaciones, pero sí se admite la exigencia del
comportamiento de buena fe común a todos los contratos, el que en el caso del trabajo matiza
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Por otra parte, la moderna jurisprudencia laboral española ha señalado que se ha suprimido el
deber de fidelidad del trabajador y se ha sustituido en un ámbito en que reina la libertad y la
reciprocidad, por la circunstancia que la relación de trabajo debe orientarse por los valores de
rectitud, honradez y buena fe (TS sentencia de fecha 13 de diciembre de 1992).
En concreto, el cumplimiento de las obligaciones de buena fe por parte del trabajador supone
una serie de deberes, pero hay que destacar que estos deberes no son autónomos, sino ligados
íntimamente al deber básico de trabajar.4 Estos deberes son:
- Deber de diligencia, esto es, cumplir correctamente la obligación contractual, cooperando a
la efectividad del contrato y a la seguridad del tráfico negocial. Ahora bien, debe destacarse
que este deber de diligencia es estrictamente contractual, no se trata por lo tanto de un
deber genérico de diligencia, sino que de una diligencia debida en virtud del contrato de
trabajo. VER ART 160 CdT Nº 3 y 4.
4
Alonso, Olea, Manuel, Casas Baamonde, María Emilia, Derecho del Trabajo, 19ª edición, Madrid, España,
2001, p. 295.
5
Montoya, Alfredo, La buena fe en el derecho del trabajo, Madrid, España, 2001, p. 72.
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- Deber de no defraudar la confianza del otro contratante, esta manifestación del principio
de la buena fe prohíbe al trabajador actuaciones dañosas para la persona o bienes del
empresario, de compañeros de trabajo, de clientes; fraudes, engaños, ocultaciones o
falsificaciones; la realización de trabajos durante la situación de incapacidad temporal y la
prolongación dolosa de ésta, como también la divulgación de secretos, etc. VER ART. 160
CdT Nº 1, 2, 5, 6.
- Deber de modalización del ejercicio de los derechos, este deber reconoce la validez del
principio de la buena fe en el plano del ejercicio de los derechos. Esto significa, que el
derecho subjetivo debe ejercitarse según la confianza depositada en el titular por la otra
parte.
Por lo tanto, los derechos deben ejercitarse lealmente, ajustándose no sólo a los límites
formalmente fijados por las normas y por las cláusulas contractuales, sino también en
función del fin social para el que esos derechos han sido reconocidos. Por ello, la
extralimitación en cuanto a la intención, el objeto o las circunstancias, convierte el ejercicio
del derecho en abusivo o antisocial y, por consiguiente, en ilícito.
En este contexto, la buena fe, como principio general del derecho, supone para el empleador
intervenir con rectitud en la formación del contrato, facilitar al trabajador el cumplimiento de
sus obligaciones, reconocer la importancia de su participación en la marcha de la empresa,
como asimismo, asumir los deberes de información y de razonabilidad en el ejercicio de sus
poderes de dirección y de control.
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Por otra parte, cabe destacar que la buena fe supone también para el empleador:
- la obligación de informar al trabajador los riesgos a que pueda verse expuesta su salud
como consecuencia de la prestación de servicios.
- dar un trato afable y digno al trabajador, respetando su intimidad y sus demás derechos en
cuanto persona y ciudadano.
La vulneración del principio de la buena fe puede dar lugar a diversas consecuencias jurídicas,
lo que dependerá, por una parte, del sujeto infractor y, por otra, de la gravedad de la infracción,
lo que, en definitiva deberá ser resuelto por el organismo competente – judicial o
administrativo – según lo establezcan las respectivas disposiciones laborales.
b) En otros casos el ordenamiento jurídico prevé, más que la nulidad del acto antijurídico,
el hacer prevalecer la normativa que la voluntad transgresora del sujeto quiere eludir.
Ejemplo: si se pretende encubrir un contrato de trabajo bajo la forma de un contrato
civil de arrendamiento de servicios personales o un contrato de duración indefinida, a
través de la celebración de diversos contratos de plazo fijo.
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f) Término del contrato de trabajo (por ejemplo, por falta de probidad). Ver art. 160 y
171 CdT.
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