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INSTITUTO TECNOLOGICO SUPERIOR CORDILLERA

Nombre: Estefanía Barros


Materia: Historia del Arte Curso: Primero
“B” Turismo
Tema: La Escuela Quiteña

ESCUELA QUITEÑA

La Escuela Quiteña abarca un conjunto de manifestaciones artísticas y de artistas de la Colonia, que


ocupan un lugar primordial en la Historia del Arte ecuatoriano. Se estableció en Quito por iniciativa de
la orden de los franciscanos y fue la primera escuela dedicada a la enseñanza de las artes
decorativas.

También se la considera como una forma de producción artística y fue una de las actividades mas
importantes desde el punto de vista económico en la Real Audiencia de Quito.

ORIGEN:

Se considera que su origen es la escuela de Artes y Oficios, fundada en 1552 por el sacerdote
franciscano Jodoco Ricke, quien junto a Fray Pedro Gosseal transforma el colegio San Andrés, en el
lugar donde se forman los primeros artistas indígenas.

Escuela quiteña se desarrolló en el territorio de laReal Audiencia de Quito, desde Pasto y Popayán por
el norte hasta Piura y Cajamarca por el sur, durante el período colonial(segunda mitad del S. XVI, XVII,
XVIII y primer cuarto del S. XIX) es decir durante la dominación española (1542-1824).

Como expresión cultural es el resultado de un dilatado proceso de transculturación entre lo aborigen y


lo europeo y es una de las manifestaciones más ricas del mestizaje y del sincretismo, en el cual
aparentemente la participación del indígena vencido es de menor importancia frente al aporte
europeo dominante.

CARACTERÍSTICAS

Como fruto del sincretismo cultural y del mestizaje las obras de la Escuela Quiteña se caracterizan por la

combinación y adaptación de rasgos europeos e indigenistas y en sus etapas refleja todos los estilos imperantes

en cada época en España y así tiene elementos renacentistas ymanieristas; durante su apogeo es

eminentemente barroca concluyendo con una corta etaparococó que desemboca en un

incipiente neoclasicismo hacia la fase de transición a la etapa republicana.

A mas de los aportes españoles, recibe múltiples influencias flamencas, italianas y moriscas, las cuales

íntimamente enraizadas en la tradición indo-americana, le dan una particularidad especial, diversa de sus

fuentes, pues su resultado es mestizo.


Una de sus características comunes de la Escuela es su técnica de encarnado (como se llama en pintura y

escultura a la simulación del color de la carne del cuerpo humano) que da una apariencia más natural a la piel del

rostro de las esculturas. una vez que la pieza estaba tallada y perfectamente lijada, el oficial del taller procedía a

recubrir la madera con varias capas de yeso con cola; luego de cada capa, se pulia perfectamente hasta

conseguir un acabado perfectamente liso; luego de lo cual se daba el color en varias capas sumamente fluidas

que se transparentaban permitiendo la mezcla óptica de los colores superpuestos; se iniciaba con los colores de

sombras (azules, verdes, ocres); luego se daban los colores claros (blanco, rosa, amarillo); para terminar con los

colores de resalte (naranja y rojo para las mejillas sonrosadas, las rodillas y codos de los niños; azul oscuro,

verde, violeta, para las heridas y moretones de los cristos o para las sombras de la barba incipiente de

personajes imberbes.

Otra característica es la representación serpenteante del movimiento de los cuerpos, en las esculturas

principalmente.

Otra característica propia es la aplicación primero de pan de oro o de plata y luego a una pintura aguada que

permite que el brillo metálico dé una apariencia especial.

Las características que denotan su raigambre indígena son:

 Se da una "quiteñización" de los personajes, muchos tienen rasgos mestizos y atuendos locales;

 Aparecen con frecuencia costumbres ancestrales aborígenes;

 Las escenas se ubican en un ambiente propio del paisaje andino, de sus ciudades, de su arquitectura;

 Existe la presencia de fauna local (llamas en lugar de camellos y caballos; cuy en sustitución del Cordero

Pascual; monos, zarigüeyas, tapires, felinos, junto con los clásicos borregos de los pastores, etc.), y la flora

nativa se descubre en guirnaldas, bordados, incrustaciones, platería, tallas, etc.) al igual que la adopción de

plantas vernáculas sustituyendo las de la iconografía tradicional europea; · en escultura y pintura hay

presencia de personajes y costumbres propios del medio; · el ejecutor de la obra de arte es el artesano local,

de milenaria tradición artística propia; se da una adopción por "naturalización" de los santos europeos, por

ejemplo, San Jacinto de Polonia se conoce como San Jacinto de Yaguachi.

La Escuela Quiteña, no tiene una uniformidad estilística a lo largo de su historia, sino que pasa por una etapa de
formación en que las influencias foráneas son dominantes; llega a una época de desarrollo en que afianza sus
rasgos propios independizándose paulatinamente de sus fuentes; pasa por un apogeo y esplendor cualitativo y
cuantitativo, para llegar finalmente a una transformación hacia la etapa republicana.

Pese a que aún falta mucho por investigar, muchos nombres que descubrir, infinidad de obras por identificar y
analizar, la "Escuela Quiteña" marca, en la Colonia, el sello de nuestra identidad mestiza.

SIGLO XVIII - ESCULTURA

LEGARDA, BERNARDO DE

Podemos comenzar con unas palabras del Padre Velasco: “Conocí a varios indianos y mestizos
insignes en este arte (la escultura); más, a ninguno como a un Bernardo Legarda de monstruoso

talento y habilidad para todo”. Su finura, su fuerza, su múltiple tacto de creador, le hicieron

embellecedor de todos los materiales. Trabajó el retablo del altar mayor de la Merced, cuando corría

el trienio de 1748-51, que duró el Provincialato de Fray Tomas Baquero, quien le confió tal trabajo.

Para el nicho del Altar Mayor de San Francisco que el P. Vargas dice ser “la Virgen quiteña por

antonomasia”: Es está la feliz imagen llamada “La Inmaculada de Legarda”. En esta área y poética

actitud, la madre de Cristo multiplicase de manera extraordinaria en la imaginería de la época y ha

llegado hasta la nuestra. Es claro que Legarda no fue el creador de esta actitud de la Virgen pero fue

su más afamado y favorecido difusor.

Trabajaba en un pequeño taller frente a San Francisco; y esta rodeado siempre de muchos discípulos

que le admiraban. Obras suyas son: El Calvario que se encuentra en la iglesia de Cantuña; El Ecce

Homo, de la Merced; y numerosos imágenes y tallas distribuidas en iglesias, conventos y casa

particulares. Se le atribuye el retablo del Carmen Moderno y el que se halla en el templo de Cantuña.

Fue, además autor de excelentes obras pictóricas, sin que se pueda identificarlas, por desgracia.

CHILI, MANUEL, LLAMADO POPULARMENTE CASPICARA

Este interesantísimo personaje, singular mago indígena de nuestra escultura, nació en Quito. Tenía en

sus venas la oscura y fuerte sangre india; pero sus ojos, sus manos y su alma gozaban con la

delicadeza de las formas, los colores y las expresiones de los refinados cuerpos de la imaginería

española que cultivo. Durante su laboriosa vida de artista, plasmo incontables imágenes y realizó

varios grupos escultóricos de mucha significación.

Entre sus grupos podemos citar uno de innegable fuerza plástica: La Sabana Santa. Entre sus

imágenes: La Virgen del Carmen, La Dolorosa que existe en la Catedral; la Dolorosa de la iglesia de

Cantuña; un San José, que se conserva en San Agustín de Latacunga; la impresión de las llagas de San

Francisco; y, el Cristo de la Capilla de El Belén.

ZANGURIMA, GASPAR

Zangurima llamado por el pueblo con la voz quechua de “El Lluqui” que quiere decir zurdo, por que en

realidad lo era, constituye una de las más interesantes figuras de los artistas de la Colonia. Pródigo y

plural como un renacentista, era, personalmente, un modesto nativo en cuyas venas corría sangre de
indios. Fue arquitecto, escultor, pintor, platero, relojero. Ala llegada de Bolívar a Cuenca, hízole un

retrato “al vuelo” y lo obsequió al Libertador, quien entusiasmado, le asignó una pensión vitalicia de

treinta pesos mensuales, en Decreto, expedido en Septiembre de 1822. En Octubre del mismo año,

ordenó Bolívar el establecimiento de una escuela de Bellas Artes con sede en la ciudad e Cuenca, de

donde era oriundo Zangurima; quien, por voluntad del Libertador fue el Director de aquel plantel, al

que asistieron hasta unos treinta jóvenes, y en el que se les enseñaba desde pintura hasta relojería.

Las Obras de Zangurima, múltiples y heterogéneas, extrañas y valiosas, se hallan diseminadas en

iglesias, museos y casa particulares. De sus hábiles manos salieron desde las guitarras familiares,

hasta la imágenes del culto religioso; y, luego relojes, botones y prendedores, miniaturas, dibujos,

tallas, etc. En la capilla de El Sagrario, se conserva del maestro el grupo denominado “El Calvario”, del

que algunos entendidos no han hablado con la generosidad reservada para “Pampite” o “Caspicara”.

SIGLO XVIII PINTURA

LAS HERMANAS DAVALOS

Estas singulares hermanas, hijas del Capitán José Dávalos, profesaron en el Monasterio del Carmen

Moderno, y se las conoce por los nombres de Sor María, a una, y por Sor Magdalena a otra. La mayor

de ellas era realmente un verdadero prodigio por la multiplicidad de sus habilidades. La Condamine,

que visitó el Convento, pudo ver el caballete en el que pintaba y admirar un cuadro que se hallaba a

medio terminar. Refiere el sabio que la artista Carmelita, tocaba piano, laúd, violín y dos o tres

instrumentos más, son necesitar de profesor. A mediados del 1700, floreció en su plenitud el arte de

estas invisibles artistas de claustro, y sus cuadros se conservan en los interiores del Monasterio del

Carmen Moderno de esta capital.

LOS ALBAN

Francisco Albán aparece en las crónicas del arte colonial, citado por el Padre Velasco. Se trata de unos

de los pintores que vio ya palidecer la fuerza brillante y caótica de la pintura colonial.

Acostumbraba firmar con prolijidad los cuadros de los artistas de la época. Por esta sana y justa

costumbre suya, hemos llegado a conocer algunas de sus obras. Algunos lienzos se conservan en El
Tejar; otros en San Francisco, realizados por el año de 1783; y alguno más en Santo Domingo,

fechado en 1788.

ALBAN, VICENTE

Vicente Albán, hermano de Francisco, aparece como firmante de un retrato de singular importancia;

se trata del óleo del Ilmo. Doctor Blas Manuel Sobrino y Minayo. Es un cuadro en que el retratado

aparece de medio busto y se halla en actitud de impartir la bendición.

ALBAN, FRAY JUAN

A esta misma privilegiada familia, pertenece Fray Juan Albán que se distinguió especialmente por su

gran destreza en el dibujo. Fue fraile Dominico.

LABAN, FRAY ANTONIO CECILIO

Parece que fue discípulo de Pedro Bedón. Así se explica que un nombre conste en uno de los lienzos

de este ilustre pintor. Carecemos, por lo demás, de referencias personales.

SAMANIEGO Y JARAMILLO, MANUEL

Nació en la ciudad de Quito, aproximadamente en el año de 1767. Contrajo matrimonio con Manuela

Jurado, con la que, según ciertos datos históricos y algunos documentos judiciales que se han

descubierto, se sabe que no fue precisamente feliz.

Efectivamente, en 1797, su mujer se querelló contra el pintor, y luego le enjuició por “reincidente en

adulterio”, con Josefa Yépez, “mujer abandonada de su marido”. Samaniego fue encarcelado y le

costó muchos sufrimientos, ruegos y súplicas su libertad.

En 1802, la señora Josefa Cañizares se querelló también contra nuestro extraordinario pintor. Esta vez

la querellante le acusaba de haber edificado una pared sobre un tramo que no le pertenecía. Es

curiosa esta querella, porque dio lugar a que el pintor querellado, dibujara un plano muy interesante

para los fines de su defensa.

Sabemos que murió repentinamente en edad muy avanzada, pero ignoramos la fecha exacta del

deceso.

Fue siempre pobre y mantuvo una erguida actitud de noble orgullo, que no le permitió pintar retratos
de vecinos ricos ni recibir encargos de cuadros al primer solicitante.

En el museo particular de Don Jacinto Jijón se conserva un cuaderno manuscrito del insigne pintor, en

el que se puede leer un pequeño tratado de técnica pictórica.

Como pintor y escultor a un tiempo, llegó a realizar lienzos en los que las dos artes de funden en

admirable melodía aérea, musicalmente luminosa.

Se sabe que pintó el fresco, cosa inusitada en esa época y en nuestro medio, pues hasta entonces, no

se tenía ningún antecedente para el caso.

RODRIGUEZ, BERNABÉ, O BERNARDO

Se asegura que fu un hermano de madre del pintor Manuel Samaniego y Jaramillo, cuya técnica y

estilo siguió tan puntualmente que, a veces, es difícil tarea el distinguirlo del maestro.

Se le atribuye algunos cuadros existentes en las naves laterales de la Catedral.

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