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GUIÓN LITERARIO: “LOS EXPERIMENTOS DEL DOCTOR PAJUELO”.

ESCENA 1. PLANTA BAJA DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA”

DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Los experimentos del Doctor

Pajuelo”.

Dos padres, PEDRO y MANUELA, y un hijo, ALBERTO, están

delante de la ventanilla de “Ingresos” del hospital,

esperando a que una pareja joven acabe de hablar con la

ENFERMERA que ejerce de Auxiliar Administrativa. Por fin,

después de diez largos minutos de espera, la ENFERMERA

vuelve a estar libre durante unos momentos. Entonces, es el

padre, PEDRO, el que toma la palabra.

PEDRO

Hola. Buenos días. Veníamos a ingresar a este chaval

para que le puedan hacer una resonancia. Al parecer,

cuando vino a la Consulta la semana pasada, el Médico,

el Doctor Pajuelo, dijo que tenía una ciática muy

fuerte. También dijo que comunicáramos que había que

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ingresarle en la cuarta Planta, que es la de

Traumatología.

ENFERMERA

Vale, muy bien. Me hacen el favor, pueden esperar en

la Sala de Espera, por favor.

PEDRO

Sí, de acuerdo, pero, ¿Dónde esta?

ENFERMERA

Al fondo a la derecha, la primera puerta.

PEDRO

Vale, gracias.

Corte.

ESCENA 2. SALA DE ESPERA DE LA PLANTA BAJA DEL AMBULATORIO

“VIRGEN DE LA VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

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PEDRO, MANUELA y ALBERTO entran en la Sala de Espera. PEDRO

empieza a pasear nerviosamente a lo largo y ancho de toda

la Sala, mientras que MANUELA no para de agitar su abanico

debido al intenso calor que desprenden los radiadores, y

ALBERTO lee una revista de cine.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “ Media hora más tarde…”

Los padres y el hijo continúan realizando las mismas

acciones descritas anteriormente.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Una hora y media más tarde…”

Los padres y el hijo continúan realizando las mismas

acciones descritas anteriormente.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Dos horas más tarde…”

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Los padres y el hijo continúan realizando las mismas

acciones descritas anteriormente, pero con la novedad de

que un CELADOR entra en la Sala preguntando por ALBERTO.

CELADOR

¿Alberto Bellido García?

ALBERTO

¡Sí, soy yo!

CELADOR

Haga el favor de acompañarme. Le han asignado una

habitación en la séptima Planta.

PEDRO

(Indignado)

¡Cómo que en la séptima Planta! ¡Si mi hijo debe ir a

la cuarta Planta, que es la de Traumatología!

CELADOR

(Conciliador)

Sí, ya lo sé. Lo siento, pero tengo que informarles

que la cuarta Planta está repleta. Y las enfermeras

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encargadas del ingreso me han comunicado que solamente

puedo llevarles a la séptima Planta.

Los cuatro abandonan la Sala de Espera. Por su parte, PEDRO

no puede evitar enfurruñarse.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 3. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

ALBERTO, PEDRO Y MANUELA, tras los pasos del CELADOR, dejan

el ascensor en la séptima planta y se dirigen por una

pasillo hasta la habitación 714.

CELADOR

Bien, ya hemos llegado. Habitación 714, cama número

dos. Alberto, ya puedes cambiarte. Allí, en ese

sillón, tienes un pijama y una bata. Venga, hasta

luego.

Una FAMILIA PORTUGUESA, compuesta por el PADRE, que es el

que está ingresado ocupando la cama número uno, la MADRE,

dos HIJOS y una HIJA, saludan a los recién llegados.

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FAMILIA PORTUGUESA

(Al unísono)

¡Buenos días!

PEDRO, MANUELA Y ALBERTO

(Al unísono)

¡Buenos días!

ALBERTO se dirige al sillón donde está la ropa del hospital

y se cambia. Instantes más tarde, un Médico se asoma por la

habitación.

MÉDICO

Hola. Buenos días. A ver, ¿Es usted Don Manoel de

Oliveira?

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVIERA

(Ansioso)

¡Sí, ese es mi padre! ¡Qué pasa! ¿Ha venido a decirnos

que ya lo llevan al quirófano.

MÉDICO

(Apesadumbrado)

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Pues no exactamente. Lo siento mucho por ustedes, por

las molestias que les hayamos podido ocasionar, pero

el anestesista que debía estar presente en la

operación no ha podido venir. Parece ser que se ha

puesto enfermo y no hay otro que le pueda sustituir.

Tendrán que volver la próxima semana para que podamos

operarle.

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA

(Muy molesto)

¡Pero no pueden hacernos esto! ¡Hemos venido desde la

frontera exclusivamente para la operación! ¡Esto es

indignante! ¡Hemos recorrido más de cien kilómetros y

ahora nos hacen esto!

MÉDICO

Los siento mucho, de verdad, pero no hay otra

alternativa.

El MÉDICO desaparece del umbral de la puerta, mientras que

los miembros de la FAMILIA DE MANOEL DE OLIVEIRA comienzan

a realizar ostensibles gestos de indignación y de rabia,

hasta que el HIJO MENOR no puede más y explota.

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA

(Muy enfadado)

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¡Esto es bochornoso! ¡Ahora mismo voy a Atención al

Paciente a poner una denuncia!

HIJO MAYOR DE MANOEL DE OLIVEIRA

¡Pero qué dices! Anda, ¡Deja de perder el tiempo! ¡Eso

no va a servir para nada! A los médicos las quejas les

entran por un oído y le salen por el otro. Además, no

ganas nada con hacer eso, sólo es una queja más.

HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA

¡Sí! ¿Eso es lo que tú piensas, hermano? Bueno, pues

mira, una queja más que se amontona con otras muchas

que tendrán. ¡A ver si así se dan cuenta de una

maldita vez de que de estas maneras y de estos modos

no pueden tratar a los pacientes! ¡Mierda! ¡Es que es

imperdonable! ¡Parece un chiste! ¡ Cómo es posible que

si un anestesista se pone malo, no tengan a otro que

lo pueda sustituir! ¡Es que es de chirigota!

El HIJO MENOR DE MANOEL DE OLIVEIRA sale de la habitación,

mientras que PEDRO no sale en sí de su asombro.

PEDRO

(Asombrado)

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¡Pero esto es increíble! ¡Cómo puede estar así la

Sanidad en este país! ¡Esto es para mear y no echar

gota!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 4. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”

La cama número uno de la habitación 714 ya ha quedado

libre. Sin embargo, la familia formada por PEDRO, MANUELA y

ALBERTO, no tarda en detectar los inconvenientes propios de

haberse desplazado hacia aquel desorganizado Ambulatorio:

El ruido incesante y continuado provocado por las máquinas

que están al lado y que han sido destinadas para la obra

que ha de levantar un nuevo y moderno hospital, el ruido a

intervalos procedente de las obras que se están practicando

en dos habitaciones próximas a la 714, así como el calor

intenso que irradian los radiadores de la habitación que

están puestos a la máxima potencia y, para finalizar, un

cuarto de baño que se asemeja a una maloliente y diminuta

letrina, y que está en clara disonancia con relación al

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amplio espacio que tienen tanto la habitación propiamente

dicha, como la terraza. Por su parte, ALBERTO, no puede por

menos que lamentarse, pero con ironía.

ALBERTO

¡Bendito sea Dios! ¡Esto es peor que estar en un

frenopático!

CELADOR

Hola, Buenos días. Prepárate, que pronto vas a tener

un nuevo compañero.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Media hora más tarde…”

Vuelve a entrar el CELADOR en la habitación empujando la

cama número uno, en la que está tumbado un hombre de unos

setenta años. Le acompaña su familia, que está integrada

por su ESPOSA, TRES HIJOS Y DOS NUERAS. Instantes más

tarde, sale el CELADOR de la habitación y entra un MÉDICO.

El HIJO MENOR del paciente, en adelante NANO, que es el que

está más nervioso, es el que interroga al MÉDICO.

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HIJO MENOR DE NANO

Doctor, ¿Es grave lo que le pasa a mi padre?

MÉDICO

(Con afán tranquilizador)

Calma, calma. Ustedes no se alarmen. Es únicamente una

neumonía típica. Estando aquí unos días bajo

supervisión, no duden que se le pasará.

ESPOSA DE NANO

(Nerviosa)

¡Es que se ha pasado toda la noche vomitando!

MÉDICO

Repito que no tienen de que preocuparse. Está bajo

control.

Fundido en Negro Encadenado.

Texto sobre Negro: “Unas horas más tarde…”

Esa misma tarde, la habitación se llena de familiares y

amigos de NANO y ALBERTO, agobiado, decide salir y

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encaminarse hacia la Sala de los ascensores de la séptima

Planta.

Fundido en Negro de cierre.

ESCENA 5. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”

La habitación 714 del Ambulatorio vuelve a estar repleta de

gente. Mientras, por la televisión está transmitiendo la

noticia de que el virus de la gripe porcina, también

conocida como gripe “A”, procedente de México, está

llegando a España. Por su parte, ALBERTO, visiblemente

agobiado, .como el día anterior, por la incesante cantidad

de visitas que recibe NANO, decide salir al pasillo a

pasear.

Corte.

ESCENA 6. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

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Finalmente, días después, en concreto el sábado, dan el

alta a un recuperado NANO, que se despide de ALBERTO.

NANO

Bueno, ¡Adiós, chaval! ¡Que te sea leve!

ALBERTO

¡Adiós! ¡Que le vaya bien!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 7. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”

Un hombre procedente de Béjar accede al pasillo mirando con

cara de despistado, pero, finalmente, llega hasta la

habitación 714.

CELADOR

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Bueno, chaval, te dejo con tu nuevo compañero.

BEJARANO JOAQUÍN

(Entusiasmado)

¡Qué pasa, chico! ¡Vaya, qué joven eres! ¡Seguro que

eres de esos que salen de juerga toda la noche! Yo soy

de Béjar. Esta mañana, antes de coger la “Serrana”, vi

por la ventana de mi piso a unas chavalas que llevaban

una trompeta encima como un piano.

ALBERTO

No, la verdad es que no. Siento decepcionarle pero yo

ya hace bastante tiempo que no soy de esos. Lo fui, lo

fui, pero ya no.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 8. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Un día más tarde…”

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Un día más tarde, una CELADORA entra en la habitación con

la intención de llevarse a ALBERTO para que le hagan una

resonancia.

CELADORA

A ver, ¿Eres tú Alberto bellido García, verdad? Bueno,

púes vístete que tengo que llevarte a la Planta Baja

para que te hagan una Resonancia.

ALBERTO

(Sorprendido)

Pero, ¿No era en el Clínico donde me la iban a hacer?

¡Me dijeron ayer que me llevarían en ambulancia hasta

el Clínico!

CELADORA

Pues se ve que no. Por lo que me acaban de informar,

hay un nuevo aparato para la realización de

Resonancias aquí. Pero no te preocupes, si te sirve de

algo, yo estoy tan sorprendida como tú, ni siquiera

sabía de su existencia, como la mayoría de los que

trabajamos en el Ambulatorio.

Corte.

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ESCENA 9. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

El BEJARANO JOAQUÍN, asqueado, intenta, por todos los

medios, que una ENFERMERA le haga caso.

BEJARANO JOAQUÍN

(Suplicante)

¡Enfermera! ¡Enfermera! ¡Déme de beber una miajina de

agua! ¡Que tengo una resequina terrible! ¡Y de comer

también, si puede ser! ¡Que tengo una tristeza en el

estomago increíble!

ENFERMERA

Lo siento, pero me ha dicho el médico que a usted no

se le debe dar de comer ni de beber. Que para

alimentarse ya tiene el suero.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 10. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

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Texto sobre Negro: “Cuatro días más tarde…”

Una mañana, un MÉDICO entra en la habitación y ALBERTO,

esperanzado en que le pudiera decir que le concede un

permiso de dos días para ir a casa durante dos días por el

puente de mayo, no duda en preguntárselo.

ALBERTO

Doctor, ¿Puedo irme a casa estos dos días? Ya sabe que

es el Puente del uno de Mayo y cómo me han dicho que

de los resultados de la Resonancia no voy a saber nada

hasta dentro de tres días…

MÉDICO

Lo siento mucho, Alberto, pero no es posible que te

pueda conceder un permiso. Te hemos puesto un

tratamiento y es mejor que te quedes aquí para poder

tenerte más controlado.

ALBERTO

Pero, ¿Y no puedo seguirlo en casa y después de

reingresar? ¿No es posible que me puedan reservar la

cama?

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MÉDICO

(Tajante)

No, eso no puede ser. Tienes que quedarte aquí. Es lo

mejor. Lo siento.

ALBERTO

(Decepcionado)

Vale, vale. Está bien. Me quedare aquí. Si no hay más

remedio, jugando al solitario, paseando, leyendo y

viendo la televisión.

MÉDICO

Hasta luego, y cuídate.

Corte.

ESCENA 11. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Una ENFERMERA EN PRÁCTICAS se acerca hasta la cama de

ALBERTO para tomarle la tensión y darle las cápsulas

correspondientes a las cinco de la tarde.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

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A ver, déme el brazo, que le voy a tomar la tensión.

¿Qué tal le ha ido la operación?

ALBERTO

¿Operación? ¿Qué operación? ¡Si a mí sólo me han hecho

una Resonancia Magnética!

En ese momento, la ENFERMERA EN PRÁCTICAS se da con la mano

en la frente.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

¡Huy! ¡Si es verdad! ¡Pero qué tonta! Bueno, mire, así

ya sabe su tensión. ¡Ah, qué se me olvidaba! ¡Aquí

tiene sus cápsulas!

ALBERTO se queda mirando fijamente las cápsulas. Hay dos

muy parecidas, pero descubre que una no es para él.

ALBERTO

Perdona, pero yo creo que esta no es para mí.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

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¡A ver, a ver! ¡Hala! ¡Pues es verdad! Lo siento. Es

que no me había dado cuenta.

La ENFERMERA EN PRÁCTICAS se dirige a la cama del BEJARANO

JOAQUÍN a tomarle la tensión.

BEJARANO JOAQUÍN

¡Claro, le has ido a tomar la tensión a Alberto porque

es más joven! Pero no te preocupes, chica, que eso yo

lo veo natural. Oye, tengo yo un sobrino que mira a

ver, que se acaba de quedar sin novia. Si quieres, te

lo presento.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

(Interesada)

¿Y qué edad tiene?

BEJARANO JOAQUÍN

Veintiocho años.

ENFERMERA EN PRÁCTICAS

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¡Buffff! ¡Entonces es muy mayor! ¡Yo preferiría a uno

de mi edad!

BEJARANO JOAQUÍN

Bueno, también tienes aquí presente a Alberto.

ALBERTO

¡Si yo soy más mayor aún que su sobrino! ¡Cómo se va a

interesar en mí!

BEJARANO JOAQUÍN

Bueno, es igual. Yo no doy por vencido. Para mí, ya

eres mi sobrina, ¿Vale, estas de acuerdo?

ENFERMERA

(Sonriente)

¡Vale! ¡A partir de este momento me considero su

sobrina!

Corte.

ESCENA 12. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

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EL BEJARANO JOAQUÍN cierra los ojos, pero su SOBRINO

VALLISOLETANO le pega una voz.

SOBRINO VALLISOLETANO

¡Eh, Joaquín! ¡Despierta! ¡No te duermas!

BEJARANO JOAQUÍN

¡Joeeer! ¡Mira que eres pelma!

Minutos después, el BEJARANO JOAQUÍN vuelve a cerrar los

ojos y su SOBRINO VALLISOLETANO vuelve a despertarle.

SOBRINO VALLISOLETANO

¡Joaquín! ¡Qué no te duermas te tengo dicho! ¡Es que

no me haces ni puto caso! ¡Que si no luego por la

noche no hay cristiano que te aguante!

BEJARANO JOAQUÍN

¡Pero qué pelma que eres! ¡Anda, mira a ver si me

traes una miajina de agua! ¡Qué tengo una resequina!

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SOBRINO VALLISOLETANO

Vale, pero ya sabes, recuerda lo que han dicho las

enfermeras. Solo para enjuagarte, eh, sólo para

enjuagarte.

BEJARANO JOAQUÍN

¡Qué sí, pelma! ¡Qué sí!

En ese momento, MANUELA Y ALBERTO empiezan a reírse.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 13. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Dos días más tarde…”

CELADORA

A ver, ¿Alberto Bellido García?

ALBERTO

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Sí, soy yo.

CELADORA

Ponte la bata y siéntate en esta silla de ruedas, que

te voy a bajar para que te hagan una Resonancia.

ALBERTO

(Muy sorprendido)

Pero si ya me hicieron una anteayer.

CELADORA

(Sorprendida)

¡De verdad! Bueno, a mí me han ordenado que te baje a

la Planta Baja, a la Sala de las Resonancias, y eso es

lo que voy a hacer.

ALBERTO se sienta en la silla de ruedas y la CELADORA y él

salen de la habitación 714.

Corte.

ESCENA 14. PLANTA BAJA DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA VEGA”

DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

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La CELADORA, conduciendo la silla de ruedas en la que va

ALBERTO, llega hasta la sala de resonancias.

CELADORA

Bueno, aquí os traigo a Alberto Bellido García.

La ENFERMERA mira a ALBERTO de arriba abajo.

ENFERMERA

(Sorprendida)

¡Pero si a este chico ya le hicimos una Resonancia

anteayer!

CELADORA

Pues aquí tengo un volante urgente firmado por el

Doctor Pajuelo para que le hagáis una Resonancia.

ENFERMERA

¡A ver, a ver! ¡Déjame que lo mire!

La CELADORA extiende a la ENFERMERA el volante del DOCTOR

PAJUELO. Esta última lo observa, y después saca otro

volante de un montón.

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ENFERMERA

(Alucinada)

¡Bueno, bueno! ¡Pero qué lío es este! ¡Si yo tengo

aquí otro volante que encargaron por procedimiento

ordinario del Clínico!

CELADORA

(Impaciente)

Entonces, ¿Qué es lo que hago? ¿Lo vuelvo a subir a su

Planta?

ENFERMERA

¡Sí, claro! ¡A ver! ¡No le vamos a hacer una

Resonancia al mismo paciente dos veces! ¡Sería

absurdo!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 14. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

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Texto sobre Negro: “Cinco días más tarde…”

MANUELA

(Indignada)

Bueno, ¿Y qué pasa con la Resonancia? ¡No decían que

en cuarenta y ocho horas sabrían los resultados!

ALBERTO

Pues a mí una enfermera me ha dicho que todavía no les

ha llegado.

En ese momento, entra en la habitación una ENFERMERA.

ENFERMERA

Alberto, acaban de llegar los resultados de tu

Resonancia. Tienes una hernia lumbar. Ha llamado el

Doctor Pajuelo. Va a subir a verte.

MANUELA

¡Madre mía! ¡Ya era hora, hija! ¡Y se puede saber por

qué han tardado tantos días?

ENFERMERA

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Pues parece ser que después de hacer la Resonancia, la

enviaron al Clínico y algún médico de aquí se la ha

reclamado hoy.

MANUELA

¡Virgen santa! ¡Qué jaleo! ¡Cuándo nos iremos de aquí!

¡Cuándo te curarán y te pondrás bueno!

Corte.

ESCENA 15. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

DOCTOR PAJUELO

(Con desidia)

Bueno, Alberto, ¿Y qué hacemos contigo? ¡Te operamos o

no?

En ese momento, interviene PEDRO.

PEDRO

Bueno, espere un momento, espere un momento. Yo he

oído hablar de unas infiltraciones que…

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DOCTOR PAJUELO

¡Ah, sí! ¡Las infiltraciones! ¡Vale, tenían que haber

empezado por ahí! ¡Está bien! ¡Te haremos una

infiltración! ¡Te pondremos una inyección justo en la

vértebra que tienes dañada! ¡Estate preparado para el

martes o el miércoles!

Nada más acabar de hablar, el Doctor Pajuelo se marcha

velozmente de la habitación y PEDRO comienza a mascullar.

PEDRO

(Molesto)

¡Me cago en la putita de oros! ¡Que seco que es este

Pajuelo!

BEJARANO JOAQUÍN

(Entusiasmado)

¡Eh, chaval! ¡Pon Telecinco! ¡Que salen unas modelazos

que quitan el hipo! ¡No! ¡Si yo estuve a punto de ir!

¡El de mujeres y hombres y viceversa! ¡Me apunte para

ver si me llamaban!

Fundido en Negro de Cierre.

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ESCENA 16. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Son las doce de la noche. Aparentemente, en la séptima

Planta del Ambulatorio hay un silencio sepulcral, pero

dicha calma se va a ver rota en el espacio de dos horas,

por dos incidentes ocurridos en dos de sus habitaciones. El

primero ocurre cuando los ocupantes de la habitación

contigua a la 714, es decir, la 712, empiezan a lanzar

improperios contra una ENFERMERA que se ha negado a

suministrar a una de las pacientes una cápsula somnífera.

Encima, dichos ocupantes de la habitación resultan ser una

familia gitana.

PATRIARCA

(Vociferante)

¡Ay, maldita paya! ¡Es usted una payasa! ¡Una puta

payasa! ¡Mira que no darle a mi mujer la cápsula de

ayer!

Un instante más tarde, el PATRIARCA, muy enfadado, pega un

portazo. Después, la calma vuelve a reinar. Sin embargo, un

par de horas más tarde, es el BEJARANO JOAQUÍN el que

despierta a su SOBRINO VALLISOLETANO, a PEDRO y a ALBERTO.

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BEJARANO JOAQUÍN

(Delirando)

¡Si yo estoy bien! ¡Yo estoy bien! ¡Yo lo que quiero

es irme a casa! ¡Es sólo eso lo que quiero!

Una ENFERMERA entra en la habitación y enciende la luz.

ENFERMERA

¡Pero qué es lo que hace usted, hombre de Dios!

¡Cállese y duérmase! ¡No ve que si sigue gritando va a

despertar a toda la Planta!

BEJARANO JOAQUÍN

¡Que no, que no! ¡Pero no lo ve usted! ¡Yo estoy bien!

¡Ya no me duele nada! ¡Me puedo vestir y largarme de

aquí! ¡Irme de una maldita vez a casa!

La ENFERMERA, sintiéndose impotente para hacer callar al

BEJARANO JOAQUÍN, saca de su bolsillo una cápsula, un

somnífero, y se la mete en la boca al sufrido paciente.

ENFERMERA

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¡Hale! ¡Abra la boca y tráguese esto! ¡Así, muy bien!

El BEJARANO JOAQUÍN se queda dormido rápidamente y su

SOBRINO VALLISOLETANO, PEDRO y ALBERTO, tratan de recuperar

el sueño perdido.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 16. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Dos días más tarde…”

ENFERMERA

Hola, Alberto. Bien, prepárate para mañana. Me ha

dicho el Doctor Pajuelo que mañana va a ser el día en

el que practiquen la infiltración. Has de saber que a

partir de las doce de esta noche tienes que estar en

ayunas. Y eso significa que no debes comer ni beber

nada. ¿Lo has comprendido?

ALBERTO

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Sí, sí, de acuerdo.

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 17. HABITACIÓN 714 DEL AMBULATORIO “VIRGEN DE LA

VEGA” DE SALAMANCA. INTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Al día siguiente…”

ENFERMERA

Buenos días, Alberto. Ve rápido a ducharte y ponte

este camisón, no vaya a ser que enseguida vengan a

buscarte para llevarte al quirófano.

ALBERTO, todavía cansado por las noches que le ha dado el

BEJARANO JOAQUÍN y por el despertar temprano que le ha dado

la ENFERMERA encargada del termómetro, que le ha despertado

a las seis y media de la mañana, se quita las legañas de

los ojos, se pone la bata y sale de la habitación para

dirigirse a la Sala de las duchas.

Fundido en Negro Encadenado.

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Texto sobre Negro: “Cinco horas más tarde…”

ALBERTO y MANUELA están en la habitación esperando

pacientemente a un CELADOR que le lleve a su cama y a él al

quirófano, mientras que PEDRO, por su parte, pierde la

compostura y los nervios, y en el pasillo, delante del

mostrador de las ENFERMERAS, comienza a vociferar

indignado. Las voces se oyen por todo la séptima Planta, y

son varias las puertas de las habitaciones que se abren,

preguntándose sus inquilinos por la causa y motivo que ha

llevado a ese hombre a provocar semejante escandalera.

PEDRO

¡Pero vamos a ver! ¡Qué cojones pasa con mi hijo!

¡Dijeron esta mañana que le iban a hacer una

infiltración! ¡Y esta mañana ya se ha pasado y no se

la han hecho! ¡Y llegará esta tarde y pasará igual! ¡Y

llegará mañana e ídem!

ENFERMERA

Señor, haga usted el favor de calmarse. Yo, por mi

parte, no puedo hacer nada más. Ya he llamado al

Doctor Pajuelo y me ha dicho que va a subir a

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explicarles las causas del retraso. ¡Haga el favor de

tener paciencia!

Fundido en Negro de Encadenado.

Texto sobre Negro: “Una hora más tarde…”

DOCTOR PAJUELO

A ver, señor. Acompáñeme a la habitación. Quiero

explicarles a los tres lo que está pasando.

El DOCTOR PAJUELO Y PEDRO entran en la habitación, donde

les están esperando MANUELA Y ALBERTO, reconcomidos ya por

la impaciencia.

DOCTOR PAJUELO

Siento mucho decirles que no podemos practicar la

infiltración. Precisamente hoy ha ingresado mucha

gente aquejada por la gripe porcina y nuestros

quirófanos no dan abasto.

ALBERTO

(Desesperado)

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¡Qué! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Yo ya no aguanto

más aquí! ¡Yo me suicido!

ALBERTO no se lo piensa dos veces y coge carrerilla

lanzándose sobre la ventana, creyendo que su cristal se

romperá en mil pedazos y que él acabará aplastado contra el

suelo de la obra. Pero no es así, porque el cristal resulta

ser irrompible y rebota, cayéndose en el suelo.

DOCTOR PAJUELO

¡Pero qué es lo que ha intentado hacer! ¡Está usted

loco de remate! ¡Es que pretendía suicidarse! ¡No

sabía acaso que las ventanas de las habitaciones son

irrompibles! ¡Hubo varios suicidios hace años y

pusimos cristales irrompibles! ¡No podemos permitir

que nuestros clientes se suiciden antes de curarlos!

¡Sería algo muy malo para la reputación del hospital!

ALBERTO, agotado mentalmente por todas las inexplicables y

surrealistas situaciones de las que ha sido protagonista

durante sus dieciocho de reclusión en el hospital, comienza

a dar alaridos para liberar su angustia.

ALBERTO

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¡Noooo! ¡Noooo! ¡Por favor! ¡Quiero salir de aquí!

¡Quiero salir de aquí!

Fundido en Negro de Cierre.

ESCENA 18. HABITACIÓN 13 DEL PSIQUIÁTRICO “SAN JUDAS TADEO”

DE SALAMANCA. EXTERIOR. DÍA.

Fundido en Negro de Apertura.

Texto sobre Negro: “Dos meses más tarde...”

ALBERTO, embutido en una camiseta de fuerza, abre una carta

cuyo remitente no es otro que el inefable Doctor Pajuelo

del Ambulatorio “Virgen de la Vega” de Salamanca.

ALBERTO despliega una Nota y la lee.

“Estimado paciente:

Nos complace dirigirnos a usted para comunicarle que,

finalmente, vamos a poder realizarle la infiltración que

usted requería mañana por la mañana. Si le complace,

preséntese a las nueve en la segunda Planta del hospital y

espere a que le atendamos en la Sala de quirófanos.

Atentamente suyo.

Firmado: Doctor Pajuelo”.

ALBERTO

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(A sí mismo y con seguridad)

Sí, pues se va a presentar su madre, porque lo que es

yo, yo no me presento. Prefiero seguir estando loco a

ir a ese desquiciante hospital a que me curen la

pierna, porque seguro que ni ellos mismos sabrán si

les dará tiempo a hacerme la dichosa infiltración o

no.

En ese preciso momento, nada más acabar de leer la carta de

citación para practicar la infiltración epidural, en la

habitación de ALBERTO suena su teléfono móvil. Éste, lo

descuelga de forma rauda y veloz, con la fundada esperanza

de que quién se va a convertir en su interlocutor consiga

hacerle olvidar todas las penalidades y situaciones

rocambolescas que sufrió en el Ambulatorio, pues la simple

aparición de la carta, contribuyó a reavivarlas.

ALBERTO

¡Sí! ¡Diga! ¿Quién es?

Desde el otro lado del hilo telefónico, una delicada voz

femenina contesta a ALBERTO.

ENFERMERA

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¡Hola! ¡Buenas tardes! ¿Es usted Alberto Bellido

García, no?

ALBERTO

Sí, así es.

ENFERMERA

Vera, le llamo desde el Hospital de la Santísima

Trinidad. Es para hacerle una resonancia magnética.

ALBERTO

(Sorprendido)

¿Otra? ¡Pero si cuando estuve ingresado en el

Ambulatorio dos meses atrás, ya me hicieron una!

ENFERMERA

¡Ah, bueno! Si ya se la han hecho, disculpe las

molestias. ¡Adiós!

ALBERTO

¡Adiós! ¡Adiós!

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ALBERTO, que ya ha empezado a oír, en su teléfono móvil,

los tonos que delatan que la ENFERMERA ya ha colgado, pulsa

el botón de fin de llamada, y después, respira

profundamente. El silencio que hay, tanto en su habitación

como en el exterior es sepulcral. Parece que los

compañeros, tras una jornada movidita, que han incluido

fuertes discusiones y broncas con las ENFERMERAS del Centro

Psiquiátrico, se han tranquilizado definitivamente, y

esperan la llegada de la noche, con la consiguiente cena en

el comedor y posterior reclusión en sus habitaciones. Sin

embargo, esta calma es pura apariencia. La llamada

telefónica desde otro Centro Hospitalario, ha provocado que

ALBERTO rebobine en sus pensamientos y, en consecuencia,

volver a rememorar las jornadas más aciagas y tragicómicas,

rayando en lo absurdo, que padeció en el Hospital. Así,

enloquecido por pensamientos indelebles, ALBERTO empieza a

gritar como un poseso, como un iluminado, reflejando en las

expresiones salidas de su boca la más absoluta incredulidad

y perplejidad.

ALBERTO

¡Pero esto qué es! ¡Oh, no! ¡Otra resonancia que

querían hacerme! ¡Pero esto qué es! ¡Ellos sí que son

disonantes! ¡Tienen una disonancia mental más fuerte

que la mía! ¡Pero esto qué es! ¡Pero esto qué es!

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Los atronadores chillidos de ALBERTO resquebrajan y rompen

la quietud del ambiente. Por su parte, los otros locos,

animados por la continua verborrea de ALBERTO, empiezan

también a berrear, pronunciando palabras y frases

ininteligibles. La alarma, como si se fuera a producirse un

bombardeo, comienzan a sonar con potencia en el

Psiquiátrico, colaborando con los reclusos para elevar el

nivel de los decibelios del lugar hasta cotas difícilmente

superables. Durante, unos instantes, tanto las voces de los

reclusos y como la de ALBERTO dejan de oírse, siendo el

claro indicativo de que se han tomado un respiro en su

perorata incesante. Entonces, la voz del ENCARGADO DEL

CENTRO, es la que toma el relevo, dando instrucciones a sus

AYUDANTES.

ENCARGADO DEL CENTRO

(Vociferante)

¡Rápido! ¡Es el paciente de la habitación trece el

causante de todo este tumulto! ¡Alberto Bellido!

¡Llévenselo a los servicios y denle una ducha fría!

¡Eso lo apaciguará! ¡Si no es así, emplearemos métodos

más expeditivos!

La cercanía de las pisadas que ALBERTO escucha por el

pasillo es cada vez mayor. Pero ALBERTO, lejos de

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amedrentarse, vuelve a sentirse reanimado y excitado por

continuar berreando, al igual que sus compañeros. Y, de

nuevo, vuelve a lanzar interrogantes al aire,

contestándolos después él mismo.

ALBERTO

¡Pero esto qué es! ¡Pues qué va a ser! ¡Pues otra

resonancia más! ¡Otra disonancia que pretenden hacerme

en el cerebro! ¡Pero esto qué es! ¡Pero esto qué es!

ALBERTO estira las largas mangas de su camisa de fuerza, y

comienza a moverse en círculos por toda la habitación, como

si fuera una ruleta hasta que, por fin, se para al ver que

la puerta se abre.

Fundido en Negro de Cierre.

Créditos Finales.

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