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Análisis del Existencialismo es un Humanismo de Jean Paul Sartre

Domingo 19 de abril de 2009, por Romina Soledad Bada

Sobre el autor…

Jean Paul Sartre nació en París, el 21 de junio de 1905, hijo de Jean Baptiste Sartre y Anne
Maire Schweitzer. El 17 de septiembre de 1906 muere su padre que era oficial de marina, a
causa de una fiebre contraída en uno de sus viajes por el sureste asiático. Durante su
infancia y los primeros años de su juventud Sartre será educado en un medio burgués e
intelectual que marcará buena parte de su formación intelectual, pero que irá evolucionando
hasta terminar por ser considerado un símbolo del pensador comprometido con los
problemas de su tiempo.

En 1915 Jean Paul inicia sus estudios en el Liceo Henri-IV de París, donde conocerá a Paul
Nizan, nacido el mismo año que él. Dos años después, en 1917, su madre, que se había
vuelto a casar con Joseph Mancy, director de las fábricas Delaunay-Belleville, se traslada a
la Rochelle, con el abuelo de Sartre. Jean Paul continuará sus estudios en el Liceo de la
Rochelle, hasta 1920, en que volverá al Liceo Henri-IV, de París. En 1924 Ingresa en la
École Normale Supérieure, donde coincidirá con Raymond Aron, Paul Nizan, Simone de
Beauvoir y Maurice Merleau-Ponty. Tras finalizar sus estudios, en 1929 consigue el primer
puesto de su promoción en la "agrégation" de filosofía (concurso para el desempeño de un
puesto de profesor en los Liceos, equivalentes de nuestros Institutos de Bachillerato).
Simone de Beauvoir, segunda de la misma promoción, se convierte en su compañera.

En 1931 toma posesión de su plaza como profesor de filosofía en el Liceo del Havre,
puesto que ocupará posteriormente de 1936 al 1939, tras un periodo dedicado a su
profundización en los estudios de filosofía. En el verano del 31, poco después de la
proclamación de la República, realiza un viaje a España con Simone de Beauvoir. Dos años
después, residirá en Alemania, donde permanecerá un año como becario en el Instituto
francés de Berlín, completando así sus conocimientos de la fenomenología de Husserl, al
tiempo que asiste a la expansión del nazismo. De nuevo en Francia, regresa a su puesto de
profesor de filosofía. Durante el mes de febrero de 1935, y con el fin de investigar la
percepción, Sartre consumirá mezcalina, lo que le conducirá a una depresión, acompañada
de alucinaciones, que le durará seis meses.

En 1936 el "Frente popular" consigue imponerse en las urnas, en Francia, en una época en
la que el avance del nazismo y del fascismo en Europa parece ya imparable, como se verá
pronto con el golpe franquista contra la República española. Sartre es destinado al Liceo de
Laon. Al año siguiente será destinado al Liceo Pasteur, en Neuilly, al lado de París, donde
comenzará su proyección como literato y filósofo en 1938, con la primera edición de "La
náusea", obra con la que alcanzará un gran éxito. Posteriormente, en 1939, publicará "El
muro". En ese mismo año empieza a escribir "La edad de la razón" y "El ser y la nada".

Sartre será movilizado en septiembre de 1940, ante la inminente guerra con Alemania,
siendo destinado a la 70ª división, en Essey-lès-Nancy, y luego trasladado a Brumath y
Morsbroon. La ofensiva alemana se inicia el día 1 de mayo. El 23, Paul Nizan muere en el
frente. El 21 de junio Sartre es hecho prisionero en Padoux, sin haber llegado a pegar un
sólo tiro, y llevado al campo de Trèves. Se fuga del campo de Trèves en marzo de 1941,
haciéndose pasar por un civil. En abril retomará su puesto en el Liceo Pasteur de París. Una
vez consumada la ocupación de París por las tropas nazis, tras el derrumbe inesperado del
ejército francés, la actividad cultural se ve limitada y censurada, pese a lo cual publicará en
1943 la primera edición de "Las moscas", que será representada en París, en plena
ocupación, y de "El ser y la nada". Simone de Beauvoir publica, ese mismo año, "La
invitada". Sartre se adhiere al "Comité nacional de escritores" y colabora con los periódicos
clandestinos "Combat" y "Lettres françaises". Conoce a Albert Camus. Sartre vive estos
años un periodo de intensa creatividad, combinada con la actividad política, que continuará
con éxito en los años siguientes.

En 1945 participa, junto con Simone de Beauvoir, entre otros, en la creación de la revista
"Les Temps Modernes". También de ese año es la edición de los dos primeros volúmenos
de "Los caminos de la libertad", a la que seguirán, en los años siguientes, en 1946, la
primera edición de: "Muertos sin sepultar", "Reflexiones sobre la cuestión judía", "La puta
respetuosa", "El existencialismo es un humanismo". En 1947, la primera edición de
"Baudelaire" y del primer volumen de la serie "Situaciones".

También en 1947 defiende a Nizan, difamado por los comunistas. Rompe definitivamente
con Aron. El existencialismo se encuentra en pleno auge, así como la fama de Sartre. En
1948 se publica la primera edición de "Las manos sucias". Su obra es puesta en el Índice
por el Vaticano. Colabora con el periódico "La Gauche". Creación del R.D.R.
(Rassemblement Démocratique Révolutionaire), que abandonará al año siguiente, en
octubre. En 1949 publicará la primera edición de "La muerte en el alma". Albert Camus
publica, en 1951, "El hombre rebelde", duramente criticado por los existencialistas y la
revista "Les temps Modernes", dirigida por Sartre, crítica considerada como el preludio de
la ruptura entre Camus y Sartre que se consumará al año siguiente. Por su parte, Sartre
publicará la primera edición de "Le diable et le Bon Dieu" y, en 1952, la primera edición de
"Saint-Genet, comediante y mártir". Tras anteriores disputas, malentendidos o
confrontaciones entre ambos, se producirá un acercamiento entre Sartre y los comunistas.
Dos años después, en 1954, se producirá la ruptura con Merleau-Ponty, a quien había
conocido en su época de estudios en la Ecole Normale Supérieure. De ese mismo año es su
primer viaje a la URSS. Es nombrado vicepresidente de la asociación Francia-URRS.

En 1956 participa en los actos que tienen lugar contra la guerra de Argelia, año en que
publica también la primera edición de Nekrassov. En 1957 se produce la ruptura con el
partido comunista francés (a consecuencia de la intervención soviética en Hungría). Ese
mismo año publica la primera edición de "Cuestión de método", y trabaja en la "Crítica de
la razón dialéctica". En 1960 publica la "Crítica de la razón dialéctica" y "Los secuestrados
de Altona". También firma el manifiesto de los 121 sobre el derecho a la insumisión.

En 1963 tiene lugar la primera edición de "Las palabras". Continuando con su interés por el
comunismo realizará una nueva estancia en Moscú, en vistas a constituir una "Comunidad
internacional de escritores". En 1964 rechaza el premio Nobel de literatura. Ese mismo año
participará en la edición del primer número de la revista "Nouvel Observateur", apadrinada
conjuntamente por Pierre Mendès France y Sartre, y que jugará un papel de primer orden en
la vida política francesa en los años siguientes. En 1968 Sartre apoya las reivindicaciones
de los estudiantes, en las revueltas de mayo, y participa en las asambleas de la Sorbonne.
Posteriormente acusará al partido comunista de haber traicionado la revolución de mayo.

En 1971 publicará los dos primeros volúmenes de "El idiota de la familia" (ensayo sobre
Flaubert). Crea, con Maurice Clavel, la agencia de prensa "Libération", que se constituirá
en un medio de expresión alternativo, frente al monopolio de los pesos pesados de la prensa
francesa, y que, pocos años después, dará paso a periódico diario, que se sigue manteniendo
activo en la actualidad. En 1972 publicará el tercer tomo de "El idiota de la familia". Un
año después, editará "Teatro de las situaciones". También en 1973 se produce la
publicación del primer número del diario Libération, el 22 de mayo, del que será director
durante un breve período, al verse obligado a abandonar la dirección por razones de salud.
Finalmente muere el 15 de abril de 1980 en el hospital Broussais.

Análisis de la obra

Lo primero que plantea Sartre es el concepto de existencialismo definido como una doctrina
que hace posible la vida humana y que declara que toda verdad y acción implica un medio
y una subjetividad humana.

La mayoría de la gente, según dice este autor, utiliza la palabra existencialismo sin saber
realmente lo que significa; tiene tantos significados y se usa para describir tantas cosas que
realmente acaba por no significar nada. Parece ser que el existencialismo se está
convirtiendo en una moda.

Posteriormente platea la existencia de dos escuelas existencialistas: la «católica» y la «atea»


a la que él pertenece. Estas dos escuelas tienen en común la idea de que la existencia
precede a la esencia. Esto significa que el hombre empieza por existir y que si no es
definible es porque empieza por no ser nada, es decir, conforme va creciendo y adquiriendo
conocimientos se va convirtiendo en ese algo que esta formando el mismo. Por eso el autor
dice que el hombre es el único que no solo es tal como el se concibe, sino como el se
quiere.

A saber: el existencialismo ateo saca las teorías necesarias para afirmar la inexistencia de
Dios. Considera que afirmar la existencia de Dios es afirmar que Él es un ser en el cual la
existencia precede a la esencia, y que en la consecuencia, si se afirmaba que Dios no
existía, debe haber otro ser en el cual la existencia precede a la esencia, y este otro ser es el
hombre, la realidad humana. De allí que afirma este autor… el hombre surge en el mundo y
sólo después se define por sus actos. Así, el hombre no es otra cosa que lo que él hace por
medio de sus actos, y éste es el primer principio del existencialismo, del cual se deducen
todas sus demás posiciones.

El hombre es proyecto: lo primero que establece es que el hombre es un proyecto que vive
subjetivamente, y que el hombre será, en consecuencia, lo que él mismo haya proyectado
ser. En este sentido, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión
de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Lo cual no indica
que sea responsable de su estricta individualidad, sino del ser de todos lo hombres, esto
porque la palabra «subjetivismo» tiene dos sentidos: (1) Por un lado quiere decir elección
del sujeto individual por sí mismo y (2) Por otro, indica la imposibilidad del hombre de
sobrepasar la subjetividad de la humanidad.

De acuerdo al segundo significado, para los existencialistas, cada hombre se elige, pero al
elegirse, elige también a todos los hombres, ya que al crear con nuestros actos al hombre
que somos, subjetivamente creamos también una imagen del hombre tal como
consideramos que debe ser.

Así, al elegir ser esto o aquello estamos afirmando el valor de lo que elegimos, pues
siempre que elegimos, elegimos el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo
también para todos o para los otros. Por eso la responsabilidad va mucho más allá de
nuestra pura individualidad, porque compromete a la humanidad entera.

El hombre es angustia: Debido a que el hombre no puede escapar al sentimiento de esta


total y profunda responsabilidad, el único modo de hacerlo es por lo que Sartre llama «mala
fe» que consiste en la actitud de enmascarar la angustia separándose de la responsabilidad
de su acción, su elección, en relación con el resto de la humanidad, ya sea atribuyéndole esa
responsabilidad a un ente superior (actitud cristiana) o declarando que de su modo de actuar
no tiene por qué seguirse el modo de actuar del resto de la humanidad. Básicamente dice
que el hombre, cada vez que actúa y que elige, se está decidiendo que ese acto es bueno y
que, por lo tanto, toda la humanidad debe adecuarse a él.

Evidentemente, esta responsabilidad que el hombre siente le produce angustia, pero no es


una angustia que lleve a no realizar ninguna acción o a estar inmóvil, sino, por el contrario,
es la condición misma de toda acción.

El hombre en el desamparo: dice Sartre que la responsabilidad y la angustia llevan al


hombre al desamparo y al abandono. Esto es, si Dios no existe, con Él desaparece toda
posibilidad de encontrar valores prioritarios. No hay un bien que sea para siempre y
perfecto al cual nos sujetemos en nuestra acción porque no hay una inteligencia infinita y
perfecta que lo piense. En consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra
ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. Esto muestra que no hay excusas que
valgan para salirse de la responsabilidad y de la angustia. Y si bien, el existencialismo no
cree en el poder de la pasión, si afirma que el hombre es entero y totalmente libre.

El hombre es libertad: En esta instancia muestra el autor que no encontramos frente a


nosotros valores u órdenes que hagan legítima nuestra conducta. El hombre está condenado
a ser libre porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. Y como
este «hacer» implica un «hacerse» (porque no está predefinido por una naturaleza) está
condenado a cada instante a inventar al hombre. Con lo mencionado, destaco dos
cuestiones: primero el hombre no puede buscar en sí mismo lo fundamentos de su acción,
en sus instintos, en sus sentimientos, porque éstos se manifiestan en los actos mismos, por
lo tanto su conocimiento es posterior a la acción, de modo que difícilmente puede
construirse en su fundamento; y segundo no habría ninguna moral general que pueda
establecer qué es lo que hay que hacer.
Otro elemento que se une a la angustia y al desamparo es la desesperación, pero no en el
sentido que le dan los cristianos, sino en el sentido de que nos debemos limitar a contar con
lo que depende de nuestra voluntad, los posibles en la medida en que están insertos en
nuestra acción, pero no podemos obrar con esperanza cuando se entiende ésta como la
confianza en posibles que escapan a nosotros, por ejemplo, no podemos confiar en la
bondad humana, porque ello supone una naturaleza humana que no existe. Es decir, nos
limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad o con el conjunto de
probabilidades que hacen posible nuestra acción y nada más.

En definitiva, el único elemento que hace legítima nuestra manera de actuar es el


compromiso con la misma acción, asumiendo la angustia, la responsabilidad y el
desamparo, lo cual no es necesaria para la esperanza. Pero el no tener esperanza no lleva a
estar estático, sino todo lo contrario, porque sólo hay realidad en la acción, el hombre no es
nada más que su proyecto o el conjunto de sus actos, todo lo que está fuera de su acción no
es real.

Esto transforma al existencialismo en la doctrina más optimista del hombre, puesto que
pone su destino en el hombre mismo, no en la adecuación a una moral extrínseca a él,
existe solo una moral de acción y de compromiso. Esto significa que dicha ciencia le brinda
al hombre la posibilidad de escoger lo que quiera, no como el cristianismo que pone el
destino de los hombres en manos de un ser superior dejando al hombre sin libertades, cosa
que jamás se le podrá quitar.

La subjetividad: Sin duda el punto de partida del existencialismo es la subjetividad humana.


El «pienso luego existo» de Descartes es la verdad absoluta de la conciencia captándose a sí
misma, fuera de esto, todos los objetos de conocimiento son sólo probables, y para definir
lo probable, para hacerlo verdad, hay que partir de una verdad absoluta, que se alcanza en
el captarse a sí mismo sin intermediarios, con ello el hombre no puede ser considerado
como objeto, y en esto se encuentra la raíz de la dignidad humana.

¿Por qué humana y no de cada individuo? Porque la subjetividad del cogito no es una
subjetividad individual, ya que en el cogito no solo se descubre uno a sí mismo, sino a sí
mismo frente a otro, de modo que el otro es tan cierto para nosotros como nosotros mismos.
El descubrimiento de mi libertad me hace descubrir inmediatamente la existencia de una
libertad colocada frente a mí, que es tan necesaria como la mía propia. Así, lo que se ha
mencionado como subjetividad es más bien una intersubjetividad, en el cual cada uno
decide lo que es y lo que son los otros.

La condición humana: Si es imposible encontrar una esencia universal que constituya la


naturaleza humana, existe, sin embargo, universalidad humana de condición. Por condición
debe entenderse el conjunto de límites prioritarios que bosquejan su situación fundamental
en el universo, ya que para nadie varía la necesidad de estar en el mundo, de estar en el
trabajo, de estar en medio de los otros y de ser mortal. Estos límites tienen una faz objetiva
porque se encuentran en todo y son en todo reconocibles y una faz subjetiva porque son
vividos y no son nada si el hombre no los vive, es decir, si no se determina libremente en su
existencia por relación a ello.
En consecuencia, todo proyecto, por más individual que sea, tiene un valor universal, en el
sentido de que todo proyecto es comprensible para todo hombre. Esta universalidad del
hombre no es una universalidad dada, ajena a él, sino que es una universalidad
constantemente construida por su acción libre, por lo tanto, esta universalidad no niega la
relatividad subjetiva de cada individuo y de la situación que le corresponde vivir.

La moral: La subjetividad de la que se menciona no implica una absoluta gratitud en la


acción, el poder hacer lo que uno quiera, ya que el actuar absolutamente libre no es
asimilable a actuar por capricho, ya que actúa de acuerdo a una situación en la que está
comprometido por su acción, y en la que compromete con su elección a la humanidad
entera, construyendo su moral como se construye una obra de arte, en la cual haya una
absoluta libertad pero no capricho. Pues si bien no hay valores prioritarios anteriores a la
acción, se descubren valores posteriores en el resultado de la acción y su coherencia con la
voluntad de creación.

Por lo tanto, si bien no se puede juzgar el proyecto de otro de acuerdo a una moral objetiva,
se le puede juzgar en cuanto a que el elegirse puede fundar su elección en la verdad o el
error, y de este modo se puede decir que un hombre es de mala fe cuando funda su elección
en el error (la excusa en sus determinaciones). Pero este es un juego lógico, no moral. La
mala fe es una mentira, porque esconde la total libertad del compromiso.

El único juicio moral posible es el que se deduce de la afirmación de que la libertad no


puede tener otro fin que quererse a si misma, es una condición lógica al desamparo al que
nos referimos, puesto que nada hay más allá del hombre, y el hombre se hace en la libertad,
su fin debe ser la búsqueda de la libertad.

Al querer la libertad nos damos cuenta de que depende enteramente de la libertad de otros,
y que la libertad de otros depende de la nuestra, por lo tanto, al tomar como fin nuestra
propia libertad, necesariamente debemos tomar como fin también la libertad de los otros.

El reconocimiento de esto, de que en el hombre no está precedida la existencia por la


esencia, y de que no puede menos que querer la voluntad propia y de otros, se denomina
autenticidad total, y con ella por la voluntad de la libertad ya mencionada, se puede
formular juicios sobre los que tratan de ocultar toda su libertad.

De este modo, se podría llamar cobardes a los que intentan ocultar toda su libertad e
inmundos a los que tratan de mostrar que su existencia es necesaria. Así, esta moral de la
autenticidad, si bien en su contenido es variable, tiene cierta forma universal.

El contenido es siempre concreto, y por lo tanto imprevisible, pues en él siempre hay


invención. Lo único que tiene importancia es saber si esa invención se hace en nombre de
la libertad, pero en el plano de lo concreto, se puede elegir cualquier cosa si es en el plano
del libre compromiso.

En cuanto a los valores existencialistas, dice Sastre… si se ha suprimido a Dios es


necesario que alguien invente los valores, lo que significa que la vida no tiene un sentido
prioritario, le corresponde a cada uno darle un sentido, y el valor no es otra cosa que el
sentido que se elija y que se inventa.

Finalmente expone su visión de lo que es el humanismo que lo interpreta como una teoría
que toma como fin un valor superior. El existencialismo, sin embargo, no tomará jamás al
hombre como fin porque está siempre por realizarse.

El sentido en que el existencialismo es humanista está en que entiende que el hombre está
continuamente fuera de sí mismo… proyectándose, actuando existe el hombre, por lo cual
está en un constante rebosamiento de sí mismo, trascendiendo, pero esta trascendencia es
en el mismo universo humano, porque no hay otro. El estar presente constantemente en el
universo humano es lo que, en definitiva, es el humanismo existencialista

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Hola!!

Bueno, hoy toca día de hablar sobre libros que me obligaron algún día a leer jeje ;)
La verdad que jamás pensé que la filosofía me fuera a servir de algo en la vida.
Espero que esta opi no resulte demasiado pesada.

Este libro es obra del existencialista Jean-Paul Sartre, que a pesar de no se un


libro demasiado extenso, posee una cantidad muy importante de conceptos
característicos de la doctrina filosófica del existencialismo. El texto en sí es una
transcripción de una conferencia que dio en París en el año 1945. En ella, el autor
intentó fundamentalmente comunicar y conseguir convencer a la mayor cantidad
de gente de que el existencialismo no era una doctrina dañina para el
pensamiento humano, sino todo lo contrario. Se trata de una obra que, a pesar de
no estar estructurada lo suficientemente bien como para seguir un hilo conductor
claro, se puede comprender. Sin embargo, se podría pensar que ha intentado
comunicar gran cantidad de conceptos, descuidando un poco la manera de
hacerlo.

UN POCO SOBRE EL AUTOR

Sartre fue

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Un filósofo francés (París 1905-1980). Tras terminar la carrera se dedicó a la


docencia para más tarde renunciar a ella. Tras una múltiple actividad literaria, se
puede decir que fue el máximo representante del existencialismo francés. Fundó el
principio moral de que la personalidad del individuo no constituye para él un
destino, sino que la vida procede de una sucesión de libres elecciones que nunca
son totalmente justificables. Presentó interés por la política y a partir de los años
70, a pesar de su ceguera casi total, siguió escribiendo numerosos artículos
críticos. En 1964 se le concedió el premio Nóbel de Literatura, pero lo rechazó.

ANÁLISIS CRÍTICO

Para empezar, se puede decir que el libro está dividido en dos partes bien
diferenciadas: una en la que se exponen los temas a tratar y que constituyen la
base sobre la que se asienta la conferencia; y otra que lleva por título "Discusión",
en la que el autor explica muchas de las dudas que la gente tiene sobre el
existencialismo, con preguntas que posiblemente le fueron formuladas en la
conferencia. Las respuestas aparecen en forma de grandes monólogos.

Se pueden extraer algunos temas importantes que se tratan:

• Críticas al existencialismo: sin duda, éste es uno de los problemas que más
preocupaba a Sartre y en realidad basa su libro en él. Por un lado tenía las críticas
marxistas y por otro las cristianas, ambas criticando que la doctrina existencialista
destacaba el lado malo de la vida.
• Libertad, elección y angustia: según el existencialismo, el hombre es libre de
elegir cualquier cosa y él mismo es angustia.
• Quietismo e inacción: se defiende que el existencialismo se opone al quietismo y
que no es una moral inactiva, sino todo lo contrario, ya que el hombre se hace a sí
mismo a través de actos.
• Optimismo: el existencialismo es optimista y para ello, el autor se basa en la
verdad de que "no hay doctrina más optimista, ya que el destino del hombre está
en él mismo".
• Ateísmo: Sartre afirma que su doctrina es atea, aunque no hasta el punto de
intentar demostrar por todos los medios que Dios no existe. Lo que defiende en
realidad es que su doctrina no cambiaría, existiera Dios o no, considerando que el
único que puede salvar a un hombre es él mismo y no un ser superior.

MI OPINIÓN
Como ya he comentado antes, una de las características más latentes en esta
pequeña obra es el desorden de ideas que muestra el autor. Va exponiendo temas
y casi sin darse cuenta, se va a otra cosa totalmente diferente, volviendo más
tarde al punto de partida, lo cual complica bastante la lectura continua.

No obstante, también hay que destacar que Sartre dedicó parte de su conferencia
a exponer algunos ejemplos, que sin duda hacen entender mucho mejor los
conceptos que se tratan. Gracias a esto, el texto personalmente me ha llegado a
gustar mucho en determinados momentos, sintiéndome identificada con algunos
pensamientos.

En general, el libro es instructivo, y aunque tiene algunos comentarios bastante


despreciativos hacia otras doctrinas filosóficas, termina por hacer pensar sobre
ciertas cosas a cualquier persona que lo lea.

Besos y gracias por leer este rollo!! Jaja

“El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y
como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la
existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del
existencialismo.” Jean-Paul Sartre.

Sartre representa al mesías impropio de un siglo convulsionado; viene a ser una fatídica
figura a la desazón del destierro de la esperanza, el antihéroe contemporáneo, la ilusión
abortada, el magnifíco estropicio, la voz callada, la conciencia pura de un tiempo completo.

Figura como una distinción única y poco disimulada, como el patán que la sociedad odia,
como el mendigo que todos abrigamos para expiar las culpas propias en las ajenas.

Desde las entrañas más indeseables del hombre se asoma la verdad cruda y bien digerida
que el filósofo francés entraña en el juicio crítico del mundo. Atrevido y sin empacho
desnuda al hombre para evidenciar la simpleza dentro de su complejidad: acentúa el mayor
bien y el máximo mal que representa para el humano la libertad, la condena sugerida para
su arduo y dificultoso camino en su devenir.

El existencialismo como acepción filosófica viene a refrescar la escena mortuoria del


mundo, dando inicua esperanza en la desesperanza, mitigando dentro de cierta mediocridad
la ablución del hombre en la fatalidad. Tanta aceptación estriba en el asesinato de las
actitudes histriónicas dentro de la conducta, refleja el carácter verdadero y simple que se
tiene y como referencia fundamental acepta al hombre por el hombre, como tal y
únicamente como tal ante la incertidumbre que pudiera suponerse en cualquier etapa de la
vida.

El razonamiento reflejado en la obra y acción de Sartre lo convierte en uno de los


principales promotores de la humanidad del siglo pasado, un mártir indecente de todo lo
inmoral, de la ética convulsiva. Inminentemente convencido de la claridad en el
pensamiento libertario como base de las cadenas en el hombre, no simula ni trata de hacerlo
en sus inclementes ataques hacia todo lo que no puede comprobarse ni dirimirse ante la
conciencia y el actuar del principal actor del mundo: la persona.

Sin despacho niega a Dios, resaltando la respetable posición en su tesis acerca de la libertad
en su inexistencia, visión que hasta el momento representa una de las teorías más
interesantes, mejor fundadas y expresamente aceptadas en los postulados del ateísmo;
situación que, negando la existencia divina, no reniega de ella como o podría hacer
cualquier postura vulgar y deficiente. Tales ideas lograron posicionar a Sartre en la
inmaculada censura de la Iglesia dentro del Índice de libros prohibidos- como un escritor
inmortal innecesario para le fe del dogma y las buenas costumbres.

La resonancia del activismo del francés en la conciencia del mundo cautivó por su forma y
su bondad hacia la “causa” integral: jamás comulgó con dictadura alguna ni
posicionamientos que aniquilaran la libertad, o con ideales que amputaran el espíritu del
hombre; decididamente marxista no confundió nunca la conciencia con el compromiso
ideológico de la izquierda en su tiempo, ni titubeó para criticar y opinar a amigos,
enemigos, rivales y colegas en su vida entera al defender la máxima del existencialismo.

Puede parecer una corriente filosófica agresiva, fatalista, insípida y muy resuelta al
desánimo; sin embargo, el existencialismo llegó para sanar la crisis del pensamiento siendo
crisis misma para ayudar. Sin ser un placebo se manifestó de raíz en la querella dentro de la
falsedad. Sin ser una puerta falsa, el postulado Sartriano mejora la condición del hombre
rebajándolo a la nada, haciendo así la construcción de su mejoramiento en forma de
rascacielos a los más recónditos y oscuros pensamientos de la conciencia.

INTRODUCCIÓN

Nos encontramos ante un libro escrito por Jean Paul Sastre, nacido en París, 1905-id.,
1980, filósofo y escritor francés. Precoz lector de los clásicos franceses, en 1915 ingresó
en el liceo Henri IV de París y conoció a Paul Nizan, con quien inició una estrecha
amistad. Al año siguiente, el segundo matrimonio de su madre (considerado por Jean-
Paul como «una traición») lo obligó a trasladarse a La Rochelle; hasta 1920 no regresó a
París. En 1924 inició sus estudios universitarios en la École Normale Supérieure, donde
conoció a Simone de Beauvoir, con quien estableció una relación que duraría toda su
vida. Tras cumplir el servicio militar, empezó a ejercer como profesor de instituto; en 1933
obtuvo una beca de estudios que le permitió trasladarse a Alemania, donde entró en
contacto con la filosofía de Husserl y de Heidegger. En 1938 publicó La náusea, novela
que pretendía divulgar los principios del existencialismo y que le proporcionó cierta
celebridad, al tiempo que se convertía en símbolo de aquel movimiento filosófico.
Movilizado en 1939, fue hecho prisionero, aunque consiguió evadirse en 1941 y regresar
a París, donde trabajó en el liceo Condorcet y colaboró con A. Camus en Combat, el
periódico de la Resistencia. En 1943 publicó El Ser y la Nada, su obra filosófica más
conocida, versión personal de la filosofía existencialista de Heidegger. El ser humano
existe como cosa (en sí), pero también como conciencia (para sí), que sabe de la
existencia de las cosas sin ser ella misma un en sí como esas cosas, sino su negación (la
Nada). La conciencia sitúa al hombre ante la posibilidad de elegir lo que será; ésta es la
condición de la libertad humana. Eligiendo su acción, el hombre se elige a sí mismo, pero
no elige su existencia, que le viene ya dada y es requisito de su elección; de aquí la
famosa máxima existencialista: «la existencia precede a la esencia». Dos años más tarde,
alcanzada ya la popularidad, abandonó la enseñanza para dedicarse exclusivamente a
escribir; en colaboración con Aron, Merleau-Ponty y Simone de Beauvoir, fundó Les
Temps Modernes, una de las revistas de pensamiento de la izquierda más influyentes de
la posguerra. Por esa época, Sartre inició una fluctuante relación con el comunismo,
hecha de acercamientos (uno de los cuales provocó su ruptura con Camus en 1956) y
alejamientos motivados por su denuncia del estalinismo o su protesta por la intervención
soviética en Hungría. En su última obra filosófica, Crítica de la razón dialéctica (1960), se
propuso una reconciliación del materialismo dialéctico con el existencialismo, al cual pasó
a considerar como una ideología parásita del marxismo, y trató de establecer un
fundamento de la dialéctica marxista mostrando que la actividad racional humana, la
praxis, es necesariamente dialéctica. En 1964 rechazó el Premio Nobel de Literatura para
no «dejarse recuperar por el sistema»; decididamente contrario a la política
estadounidense en Vietnam, colaboró con Bertrand Russell en el establecimiento del
Tribunal internacional de Estocolmo para la persecución de los crímenes de guerra. Tras
participar directamente en la revuelta estudiantil de mayo de 1968, multiplicó sus gestos
públicos de izquierdismo, asumió la dirección del periódico La Cause du Peuple y fundó
Tout!, de orientación maoísta y libertaria. En 1975 se inició el progresivo quebranto de su
salud; la ceguera lo apartó de la lectura y la escritura durante los últimos años de su vida,
tras haber completado su postrera gran obra, El idiota de la familia (1971-1972), dedicada
al tema de la creación literaria, fruto de diez años que dedicó a la investigación de la
personalidad de Gustave Flaubert.

El libro comienza haciendo una pequeña introducción sobre la historia del libro, de lo que
representa, y en general de sus características principales.

RESUMEN

Cito a continuación los temas que se tratan en el libro brevemente: Comienza haciendo
referencia a las diferentes criticas de diversas ideas; que son: criticas hechas al
existencialismo, las criticas de los marxistas, las criticas de los católicos, el pesimismo y el
existencialismo, naturalismo y existencialismo; continua después con una idea de la
sabiduría de las naciones, la moda existencialista, las dos escuelas existencialistas y su
relación con la esencia. Continua después con su visión técnica del mundo, habla del
hombre, dios y la naturaleza humana es los filósofos del s. XVIII. Cita el existencialismo
ateo, la concepción existencialista del hombre, con todas sus ideas y sus características
así como su elección y responsabilidad, y hace bastante hincapié en la angustia de este.
Ideas como la moral o el radicalismo son términos que se comentan a continuación, el
desamparo, y el sentimiento, la elección y el compromiso.

Continua hablando por segunda vez del hombre y de alguna de sus características
comentadas desde diferentes puntos de vista. Habla después del existencialismo
relacionado con la subjetividad. Continua poniendo diferentes ejemplos ,comentando
después los valores existencialistas, el humanismo y el humanismo clásico, así como el
humanismo existencialista. Termina hablando de la trascendencia, la relación entre
existencialismo y ateismo, y ciertas conclusiones. El libro concluye con una Discusión
general sobre los temas tratados, en los que se tratan algunas objeciones de las ideas
citadas anteriormente.
Iré comentando a continuación las ideas del autor. La primera definición que nos
encontramos es la del existencialismo, definida como una doctrina que hace posible la
vida humana y que declara que toda verdad y acción implica un medio y una subjetividad
humana.

La mayoría de la gente, según dice sastre, y estoy de acuerdo con el, es que la gente
utiliza la palabra existencialismo sin saber realmente lo que significa; tiene tantos
significados y se usa para describir tantas cosas que realmente acaba por no significar
nada. Parece ser que el existencialismo se esta convirtiendo en una moda.

Des pues el autor continua explicando que hay dos escuelas existencialistas, la católica y
la atea, a la que pertenece sastre. Estas dos escuelas tienen en común la idea de que la
existencia precede a la esencia. Esto viene a significar que el hombre empieza por existir
y que si no es definible es porque empieza por no ser nada, es decir, conforme va
creciendo y adquiriendo conocimientos se va convirtiendo en ese algo que esta formando
el mismo. Por eso el autor dice que el hombre es el único que no solo es tal como el se
concibe, sino como el se quiere. Por tanto el hombre es lo que el se hace: este es
conocido como el primer principio del existencialismo. Se dice también que el hombre es
un proyecto que se vive subjetivamente, en que nada existe previamente. Por esto, el
primer paso del existencialismo es poner al hombre en posesión de lo que es, y hacer
recaer sobre el la responsabilidad de su existencia, esto para mi significa que el hombre
es responsable de todo lo que hace, hasta de su propia existencia.

Continua hablando el autor de la palabra subjetivismo, y que para el significa por una
parte la elección de sujeto individual por si mismo; y por la otra, la imposibilidad del
hombre de sobrepasar la subjetividad humana. Este ultimo punto de vista es el sentido
profundo del existencialismo.

Continua hablando de la elección de una cosa u otra, que lo que elegimos, no puede ser
bueno para nosotros sin serlo para los demás. Para mi esto significa, que elijamos lo que
elijamos, siempre tendrá una repercusión en los demás. Aun que no estoy de acuerdo
porque alo mejor algo que yo elijo es bueno solo para mi pero perjudica a los demás.

Así se hace al hombre responsable de si mismo y de los demás. Dice Sastre que esto nos
permite saber lo que se oculta tras las palabras como “angustia”, “desamparo” o
“desesperación”. Dice el existencialista que el hombre es angustia, esto significa que el
hombre que se compromete, que al mismo tiempo que se elige a si mismo elige también a
los demás. Nos pone a continuación un ejemplo de angustia, la de Abraham, cuando un
supuesto ángel le dice que matea su hijo; pero quién le dice a el que realmente es un
ángel quien se lo dice? O si de verdad es el Abraham? Nadie puede probárselo sino el
mismo. Por esto establecemos que no encontraremos nunca ninguna prueba de ello, por
lo que siempre seré yo quien decida.

Dice Sastre que la angustia conduce al a inacción, quizás porque no sabemos que hacer
y acabamos por no hacer nada evitando a las situaciones y enmascarando al angustia y el
miedo. El expone esta idea proponiendo la pregunta: soy yo quien tiene el derecho a
obrar de tal manera que se rija la humanidad según mis actos? Y sin o se ice esto es
porque se enmascara la angustia. Esta es una angustia simple que conocemos los que
hemos tenido responsabilidades, la angustia de si ago esto quizás ocurra lo potro y alo
mejor si actúo de esta otra manera las cosas cambien peor a peor... esa indecisión es la
que nos angustia, por lo menos desde mi punto de vista.

Pasamos ahora al desamparo; cuando hablamos de desamparo, generalmente nos


referimos que dios no existe, que no tenemos algo en que apoyarnos. Sastre nos explica
que el existencialista se opone a la ideas de los laicos de suprimir cualquier idea de que
dios existe con el menos esfuerzo posible. Los laicos dijeron que dios es una hipótesis
inútil, que ellos la suprimen peor que s necesario para que halla una sociedad, una moral
y un mundo vigilado por algo o alguien que no se sabe si realmente existe. En cambio el
radicalismo indica que dios es una hipótesis superada que morirá con el tiempo por si
misma; idea con la que los existencialistas no están de acuerdo ya que ellos piensan que
la idea de la inexistencia de dios aria que desapareciera la posibilidad de encontrar
valores.

El punto de partida del existencialismo lo marca la frase de Dostoievsky : “ si dios no


existiera todo estaría permitido”. Quizas dice esto porque al pensar que existe dios
mantenemos unos valores que respetamos, pero si no existiera, haríamos lo que
quisiéramos, que no encontramos esos valores que rigen nuestra conducta. En
consecuencia el hombre esta abandonado, desamparado, porque no encuentra excusas.
El existencialismo no cree en el poder de la pasión, pero si afirma que el hombre es
libertad, por tanto es libre. Pero opino que si esta regido por valores y normas, no creo
que sea tan libre como dicen.

El existencialismo también sostiene que el hombre sin apoyo esta destinado a inventar al
hombre.

Nos continua hablando a continuación de las dos morales; una de simpatía y de devoción
personal; y otra mas amplia pero de eficacia discutible.

Otro tema que trata Sastre es el sentimiento, nos dice que el sentimiento se construye con
actos que se realizan. Gaide dice que un sentimiento que se vive y uno que se representa
son dos cosas indiscernibles, es decir, decidir una cosa y actuar en consecuencia y hacer
como que la decido es casi lo mismo. No puedo buscar en mi interior un valor que me
indique como actuar en estos casos por lo que al ir a pedir un consejo ya es estar
comprometiéndose. Por lo que la elección y el compromiso están relacionados. En
consecuencia a todo esto, no hay moral que nos indique lo que hay que hacer, no hay
signos en el mundo.

Olvidaba comentar la palabra desesperación; para nuestro autor, significa que nos
limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad, o con el conjunto de
probabilidades que hacen posible nuestra acción. Pienso que en una situación de
desesperación siempre encontramos una acción adecuada, aunque no siempre sea
correcta o que no estemos seguros de que funcionara, así como se suele decir:
situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Cuando estamos al limite, en
el ultimo momento somos capaces de sacar acciones e ideas de donde no las hay, ya que
estamos desesperados y no sabemos que hacer.

Pero en realidad las cosas serán como el hombre a elegido que sean. Por lo que el
hombre se compromete. Pero hay gente que no se compromete y que prefiere que otros
hagan lo que ellos no pueden o no son capaces de hacer; son los quietistas. El quietismo
es la actitud a la que se opone el existencialismo. Sacamos de aquí que el hombre es el
conjunto de sus actos.

Una frase que merece ser destacada, es: el hombre no es mas que su vida”, esto quiere
decir que el hombre es una serie de empresas; que es la suma, la organización y el
conjunto de las relaciones que constituyen esas empresas. Aquí no se reprocha el
pesimismo, si no una dureza optimista, que para mi eso significa exactamente lo mismo.

Después nos relaciona el pesimismo con lo que la gente opina de personas malas
propiamente dichas, débiles e incluso cobardes, peor después nos explica que el
existencialista, no hace al cobarde responsable de su cobardía, ya que se a constituido
como hombre cobarde por sus actos. Sacamos de aquí que el existencialismo es una
doctrina optimista. A los existencialistas además se les reprocha que aíslan al hombre de
su subjetividad individual.

La única y verdadera verdad es la verdad absoluta de la conciencia captando se a si


misma: pienso luego existo. Esta teoría es un cogito cartesiano. Debemos añadir que esta
teoría es la única que da a l hombre una dignidad y no lo convierte en objeto. Cosa que
me parece realmente bien y estoy mas de acuerdo con esta idea, ya que si un teoría
convierte al hombre en un simple objeto, no tiene sentido todos los derechos que a este
se le otorgan ya que es un objeto.

Continua con el tema de los limites del hombre, que para el no son ni subjetivos no
objetivos, sino que tienen una faz objetiva(porque se encuentran en todos sitios y son
reconocibles) y otra subjetiva(porque son vividos y no tienen sentido si el hombre no vive).

Principalmente, lo que el existencialismo quiere demostrar es el carácter absoluto del


compromiso que realiza el hombre de realizar un tipo de humanidad.

Después nos habla de la subjetividad y la elección, que creo que están muy relacionadas,
ya que cuando elegimos, seguramente pensemos subjetivamente y no objetivamente, a
no ser que sea un tema que no nos incumba; pero aun así, siempre solemos ser objetivos
con nuestras cosas mas que con las de los demás. Aunque sin ánimos de echarme flores,
mis amigos me piden consejo constantemente, y siempre recurren a mi como primer
recurso, y no porque les diga lo que quieren escuchar, sino porque les digo las cosas
como son. Y pienso primero objetivamente, y después cuando me aclaro las ideas, pienso
lo mismo pero de manera mas subjetiva, favoreciendo claro esta al aconsejado y no al
que aconseja. Esto ocurre en cierta medida con la relación entre la elección y la
subjetividad; en función de o que queramos elegimos una cosa o la otra. Siempre tengo
que elegir, y aunque no elija, solamente por el echo de no elegir, ya estoy tomando una
decisión, es decir, estoy eligiendo.

Al igual que el hombre elige una acción, también elige su propia moral. Sabemos que la
elección no es gratuita ya que definimos al hombre en relación con un compromiso.

Se dice que no podemos juzgar a otros, aunque creo que so no tiene mucho sentido ya
que estamos constantemente juzgando a los demás. Esto en cierta medida es verdad ya
que no creemos en el progreso. Pero si que se puede juzgar, porque como dice el autor,
se elige frente a otros y uno se elige a si frente a otros. Se puede juzgara un hombre
diciendo que es de mala fe; ya que todo hombre que se refugia detrás de la excusa de
sus pasiones es considerado un hombre de mala fe. La mala fe, afirma el autor es una
mentira. También hay mala fe, si elijo que existen otro valores antes que yo, aunque no
estoy de acuerdo con esta idea, ya que no es de malas personas decidir si antes que ellos
hay algo que consideran mas importantes, considerando se entonces ellos por debajo que
ese otro algo. En cambio, según dice el autor, la actitud de estricta coherencia es una
actitud de buena fe; yo creo que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Se dice que
los hombre con buena fe tiene como ultima significación la búsqueda de la libertad como
tal; aunque no creo que todos los que tengan buena fe busquen solamente la libertad. Al
querer la libertad, nos damos cuenta de que nuestra libertad, según el autor, depende de
la libertad de otros y viceversa. La libertad del hombre no depende de los demás, pero al
haber un compromiso, automáticamente estoy obligado a querer la libertad de los otros.

Así mismo, el autor afirma que a los que se oculten su libertad por excusas deterministas
los llamara cobardes; a los que traten de demostrar que su existencia es necesaria, los
llamara deshonestos. No me parecen bien las diferencias que hace, ya que para mi una
persona deshonesta no es la que cree que su existencia es necesaria, sino que no es
honesto ni con la gente y por consiguiente con sigo mismo; es deshonesta un apersona
que copia en un examen o que copia un trabajo, que hace algo aprovechando se de los
demás en beneficio propio. Para mi una persona cobarde es la que no se atreve a hacer
algo, porque le da miedo u otras causas.

A todo esto debo decir, que los principios demasiado abstractos fracasan ala hora de
ponerlos en practica, porque son tan sumamente abstractos que acaban por no tener
sentido.

El autor explica que los valores existencialistas no son serios porque los elegimos. L vida
no tiene sentido sin nosotros. Nosotros le damos un sentido. Y el valor es ese sentido que
elegimos y que le damos a la vida.

Una de las ultimas cosas que nombra en esta primera parte el autor es la definición del
humanismo y alguna de sus características. Define el humanismo como una teoría que
toma al hombre como fin y como valor. Estoy de acuerdo en que el hombre debe ser
tomad como un fin, tal como se dice en la frase: trata al a gente como un fin y no como un
medio”.

En relación a la trascendencia, se dice que no hay no hay otro universo que este humano
(idea con la que no estoy de acuerdo)el universo de la subjetividad humana.

Este unión de la trascendencia como constitutiva del hombre es lo que llamamos el


humanismo existencialista. A diferencia del existencialismo clásico, que implica que le dar
un valor al hombre de acuerdo con los actos mas altos de ciertos hombres, es decir nos
atribuimos triunfos y logros de ciertos hombres.

Finalmente, concluimos con que el existencialismo es un intento por sacar todas las
consecuencias de una posición atea coherente. No busca hundir al hombre en la
desesperación. Tampoco pretende demostrar que dios no existe, mas bien declara que
aunque dios existiera, el problema no es el de su existencia, sino que el hombre se
convenza de que nada puede salvarlo de si mismo, ni siquiera una prueba verdadera de
que dios existe. En este sentido es por el que dijimos anteriormente que el existencialismo
es un optimismo.
DISCUSION

En esta ultima parte del libro, se citan las objeciones que se ofrecen a las teorías
existencialistas de Sastre, basándose en puntos concretos. Es una especie de
conversación en la que se reprocha a Sastre y se ponen en duda sus puntos de vista
sobre el existencialismo y temas relacionados. Una primera opinión, reprocha a Sartre
que para el la desesperación o la angustia es mas importante que la propia decisión de
hombre que se siente solo y que debe decidir. A lo que Sastre contesta que para el, la
angustia es la ausencia total de justificación al mismo tiempo que la responsabilidad con
respecto a todos.

Otra objeción es la que representa en cuanto a la debilitada exposición que realiza Sastre
sobre la acción. Esto Sastre lo reconoce.

En otra ocasión se le reprocha a Sastre utilizar en un mal contexto la palabra humanismo.


Pero sastre contesta que el problema se a planteado así. Se comenta también que la
verdad científica es la única verdad.

Se comenta después mediante argumentos discutibles ideas sobre la estadística, pero


también la casualidad.

Mas adelante, Naville comenta que seria una buena idea hacer una autocrítica sobre el
tema de los subhumanismos sin ningún tipo de fondo. Termina diciendo que el
humanismo debería ser menos conformista con el mundo.

Mas adelante entra en conversación la idea del manifiesto comunista de Marx.

Seguidamente, Naville, quiere juntar y unir en uno solo todos los puntos de vista del
existencialismo y sacar una conclusión final que seria una resurrección del liberalismo.

Naville reprocha al autor al libro la idea de no aceptar al hombre como ser universal por la
diferencia de razas. Continua comentando temas acerca de la condición y la naturaleza
humana.

Finalmente sastre se da cuenta de que la mayoría de la gente, filósofos o no , atentan


contra la filosofía y la critican.

El Existencialismo es un Humanismo.

En el fondo, lo que asusta en la doctrina que voy a tratar de exponer ¿no es el


hecho de que deja una posibilidad de elección al hombre?

…en un plano estrictamente filosófico. ¿A qué se llama existencialismo?... hay dos


especies de existencialistas: los primeros, que son cristianos…, por otra parte, los
existencialistas ateos… Lo que tienen en común es simplemente que consideran
que la existencia precede a la esencia.

El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si


Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la
esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que
este ser es el hombre.

¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre
empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define…
Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.

El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio


del existencialismo.
…y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser.
Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es
responsable de lo que es… Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí
mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta
individualidad, sino que es responsable de todos los hombres.
Cuando decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se
elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los
hombres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que
queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como
consideramos que debe ser. …Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo
que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera.
Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre
que yo elijo; eligiéndome, elijo al hombre.

Ante todo, ¿qué se entiende por angustia? El existencialista suele declarar que el
hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se
da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador, que elige
al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al
sentimiento de su total y profunda responsabilidad.
No se trata aquí de una angustia que conduzca al quietismo, a la inacción. Se trata
de una simple angustia, que conocen todos los que han tenido responsabilidades…
supone que enfrentan una pluralidad de posibilidades, y cuando eligen una, se dan
cuenta que sólo tiene valor porque ha sido la elegida.
…se explica además por una responsabilidad directa frente a los otros hombres
que compromete.
Y cuando se habla de desamparo … queremos decir solamente que Dios no
existe, y que de esto hay que sacar las últimas consecuencias… no está escrito en
ninguna parte que el bien exista, que haya que ser honrado, que no haya que
mentir; puesto que precisamente estamos en un plano donde solamente hay
hombres. … el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de
sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas.
…dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es
libertad… Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser
libre. …el hombre, sin ningún apoyo ni socorro, está condenado a cada instante a
inventar al hombre.

¿Quiere decir esto que deba abandonarme al quietismo? No. En primer lugar, debo
comprometerme; luego, actuar según la vieja fórmula: “no es necesario tener
esperanzas para obrar”…no tendré ilusión y haré lo que pueda… No sé nada;
sólo sé que haré todo lo que esté en mi poder… fuera de esto no puedo contar con
nada.

El quietismo es la actitud de la gente que dice: “Los demás pueden hacer lo que yo
no puedo.” La doctrina que yo les presento es justamente lo opuesto al quietismo,
porque declara: “Sólo hay realidad en la acción.” Y va más lejos todavía,
porque agrega: “El hombre no es nada más que su proyecto, no existe más
que en la medida en que se realiza, no es, por lo tanto, más que el conjunto de
sus actos, nada más que su vida."

El hombre se hace, no está todo hecho desde el principio, se hace al elegir su


moral, y la presión de las circunstancias es tal, que no puede dejar de elegir una.
No definimos al hombre sino en relación con un compromiso.

Los actos de los hombres de buena fe tienen como última significación la búsqueda
de la libertad como tal.
Queremos la libertad por la libertad y a través de cada circunstancia particular. Y al
querer la libertad descubrimos que depende enteramente de la libertad de los
otros, y que la libertad de los otros depende de la nuestra… pero en cuanto hay
compromiso, estoy obligado a querer, al mismo tiempo que mi libertad, la libertad
de los otros; no puedo tomar mi libertad como fin si no tomo igualmente la de los
otros como fin… Así, aunque el contenido de la moral sea variable, cierta forma
de esta moral es universal.
Pero hay otro sentido del humanismo que significa en el fondo esto: el hombre
está continuamente fuera de sí mismo; es proyectándose y perdiéndose fuera
de sí mismo como hace existir al hombre y, por otra parte, es persiguiendo fines
trascendentales como puede existir.
Humanismo porque recordamos al hombre que no hay otro legislador que él
mismo, y que es en el desamparo donde decidirá de sí mismo; y porque
mostramos que no es volviendo hacia sí mismo, sino siempre buscando fuera de sí
un fin que es tal o cual liberación, tal o cual realización particular, como el hombre
se realizará precisamente como humano.

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Y, además, decir que nosotros inventamos los valores no significa más que esto:
la vida, a priori, no tiene sentido. Antes de que ustedes vivan, la vida no es
nada; les corresponde a ustedes darle un sentido, y el valor no es otra cosa que
este sentido que ustedes eligen.
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ACLARACIÓN: a priori significa: independientemente de la experiencia;


a posteriori significa: que depende de la experiencia

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