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INTRODUCCIÓN

Entrelazar la experiencia pictórica y la experiencia cinematográfica resulta especialmente

complejo para un determinado periodo histórico al que se ha definido como de vanguardia ( es

decir; a las vanguardias históricas, un momento privilegiado para las relaciones cine- pintura). A

principios de siglo se producen una serie de cambios sociales y culturales que derivarán en

cambios artísticos. Surge un nuevo concepto del universo introducido por los últimos estudios

científicos: las investigaciones sobre el átomo y la teoría de la relatividad de Einstein, publicada

en 1905, son los más relevantes, perdiéndose así el concepto de las medidas fijas e inalterables

por las que el mundo científico se había regido. También encontramos un nuevo concepto del

hombre; las investigaciones históricas y geológicas consiguieron recuperar para el siglo XX los

cimientos de las nueva era, su pasado primitivo. El estudio de la temporalidad humana, del

significado de “era civilizada”, llevaba a los investigadores a contemplar el mundo y su

transcurrir histórico con ojos bien diferentes.

En el terreno artístico, durante los primeros años del siglo, se mantienen las coordenadas

del movimiento postimpresionista; la popularización de la cámara fotográfica, que ya había

influido en los planteamientos impresionistas, y la influencia que ejercen otros sistemas de

figuración extraeuropeos (la escultura del continente africano, el arte japonés...) hicieron

reflexionar sobre la validez del sistema perspectivo como modo de representación vigente desde

el Renacimiento.

Las nuevas ideas dieron lugar a las vanguardias históricas, denominadas así por centrarse

espacial y temporalmente en Europa durante el primer tercio del siglo, y ser las primeras de una

serie de movimientos cuyas últimas producciones , que conocemos con el nombre de

neovanguardias se desarrollaron durante los años sesenta y setenta. Estas manifestaciones se

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produjeron de diferentes maneras: mediante una afirmación del color y sus valores subjetivos, el

fauvismo; descomponiendo el espacio de carácter renacentista mediante la introducción dl factor

tiempo, el cubismo; negando el estatuto tradicional de la obra de arte, el dadaísmo; en una

exploración de la mente y el comportamiento humano, el expresionismo; o resaltando la

velocidad y la importancia de los condicionantes de la vida moderna, el futurismo, con un

arraigado grupo en Italia. Sin olvidar tampoco el movimiento surrealista, un poco más tardío

(período de entreguerras), heredero del dadaísmo, con un fuerte componente subjetivo en la idea

artística de partida.

Las vanguardias pueden considerarse el resultado o momento final de toda una

remodelación de la estética decimonónica. Es el momento en que comienza a hacerse difícil e

innecesario hablar de “escuela” o “estilo”, términos que han servido a los historiadores y a los

críticos de arte para moverse en la historia desde la terminología tradicional, o incluso desde los

cómodos presupuestos de la idea de grupo. Una de las principales características de este período

es la individualidad de los artistas a la hora de expresarse. Junto al concepto de individualismo

hay que introducir el de experimentación. Lo experimental se convierte durante estos años en la

razón y en el porqué de la mayoría de los actos artísticos de toda índole, desde los plásticos a los

musicales, pasando por las nuevas concepciones espaciales planteadas en la arquitectura. Asociar

el arte a la vida era uno de los trasfondos en la nueva concepción del hombre y del universo; a

partir de éste momento todo era válido, todas las vías de expresión posibles entraron a formar

parte del universo creativo de los artistas de las décadas iniciales del siglo XX.

Los artistas que estaban en activo durante las dos primeras décadas de este siglo, vivieron

el fenómeno cinematográfico de muy diversas maneras. Según Julio Pérez Perucha; “Desde

territorios irrigados por la pintura, la música, o formas literarias no naturalistas, se preconizaba

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otro tipo de cinema.: aquel que opusiera, en diverso grado, relato o narración. Tal fue la tarea de

las “vanguardias históricas”.

Como en la plástica, intentaron que sus obras transmitieran algo sin recurrir al modelo

narrativo que se imponía rápidamente. Jugando a combinar la imagen con la música obtuvieron

los “ritmos coloreados”, o las composiciones y combinaciones de figuras geométricas diversas,

con el movimiento como denominador común. Muchos artistas consideraban al cinematógrafo

como un dispositivo mecánico para crear imágenes en movimiento. Desde la abstracción hasta la

figuración, al poner en movimiento el objeto artístico, entraban de lleno a jugar con el factor

tiempo.

En general, todos los autores de este movimiento, llegaron al cine desde los procesos de

desmaterialización y descomposición del objeto artístico, atraídos seguramente por las infinitas

posibilidades que ante ellos extendía el cinematógrafo. Las mutaciones de ese objeto artístico

producidas por el movimiento o los efectos de luz sobre él, así como las variaciones que ofrecía

la interacción de la música en la forma, fueron algunos de los reclamos a la hora de valorar la

utilización o no del nuevo medio. La mayoría de las contribuciones de estos artistas al mundo de

la imagen en movimiento son en la actualidad utilizadas en medios como el video musical, la

publicidad, la televisión o el video arte.-

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Intentando Clasificar

Desde el mismo momento en que se realizaron las producciones cinematográficas

vinculadas a la vanguardia, se han establecido tipologías diversas para las obras de los artistas

que trabajaron con el cine. Uno de estos intentos de reagrupar y teorizar sobre las diversas

manifestaciones es el del teórico norteamericano Paul Adam Sitney, quien distingue, en el cine de

carácter experimental, entre cine gráfico y cine subjetivo. El gráfico es aquel que rechaza las

herencias de la fotografía y las bases narrativas de la novela y el teatro decimonónicos. En los

mismos parámetros que Sitney encontramos el texto de Vittorio Fagone, donde propone una

aclaración terminológica. Para Fagone hay que distinguir entre cine experimental, aquel derivado

de las experiencias de los pintores que han utilizado el cine para obtener la dinamización de la

imagen abstracta (Richter, Eggeling, Ruttmann...); cine de vanguardia, el cine de los cineastas

que se han colocado en posición antagónica respecto al cine comercial de entretenimiento (Man

Ray, L´Herbier, Buñuel, Vertov...); y por último, el cine de artista, cine producido en la segunda

mitad de los años sesenta, entrando ya en lo que también se conoce como neovanguardia, cuyo

máximo exponente sería Andy Warhol.

Las principales categorías en las que los especialistas manifiestan su acuerdo más

generalizado son las siguientes: el cine abstracto, cuyos representantes serían Ruttmann, Richter,

Eggeling, siendo su principal campo de acción Centroeuropea durante la década de 1920; el cine

futurista, íntimamente ligado a los artistas protagonistas del movimiento conocido como

futurismo, cuyo centro fue Italia; el cine dadaísta, que muestra en si mismo un gran componente

ecléctico, al contar por un lado con artistas como Hans Richter, que viene de la más pura

abstracción, y por otro con artistas que, como Man Ray, se mueven plenamente en la óptica

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surrealista años más tarde; el cine puro, con Henry Chomette a la cabeza, como un intento de

llegar a la esencia del cine, donde la utilización de medios estrictamente cinematográficos le

desvincula de cierta plasticidad de la obra; el llamado cine cubista, uno de los fenómenos más

estudiados, con Fernand Léger como casi único representante con su obra Ballet Mécanique; y el

cine expresionista, quizá el grupo más heterogéneo y el más difícil de definir, cuyo epicentro

sería Alemania, al igual que en el movimiento pictórico, aunque el fenómeno cinematográfico no

se produce hasta unos años más tarde.

Por último, uno de los grupos más fructíferos, pero también más controvertidos, el cine

surrealista. Un fenómeno, el surrealismo, no sólo estrictamente plástico sino también literario,

con incursiones en todas las esferas de la cultura y con un legado fundamental para comprender

el mundo y al hombre entre 1920 y 1950. Entre los llamados surrealistas, Man Ray, Germaine

Dulac, Salvador Dalí o Luis Buñuel, no hay prácticamente más que un nexo de unión, que por

supuesto no los articula como grupo coherente y mucho menos cohesiona el resultado de sus

trabajos: el juego propuesto por el inconsciente y la visión onírica de la realidad circundante.

Junto a éstas “categorías” que, como tales, son un método eficaz de ordenar el discurso,

existieron una serie de caminos o vías de aproximación entre la pintura y el arte denominado de

vanguardia y el fenómeno cinematográfico. Una de estas experiencias es la de la llamada escuela

impresionista, con un único protagonismo francés; otra de signo diferente es la vanguardia

soviética.

La escuela impresionista: Se trata, en el fondo, de la coincidencia cronológica y

geográfica de una serie de experiencias cinematográficas que lo único que tienen en común es la

peculiar utilización de los dispositivos ópticos que nos hacen pensar en las texturas plásticas de

30 años antes. (Louis Delluc, Germaine Dulac, Marcel l´Herbier, Abel Gance y Jean Epstein). Lo

que les vincula a la vanguardia es la importancia que otorgan a la imagen plástica, el

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desplazamiento de lo narrativo a un segundo plano y los ritmos musicales, que les llevan a

componer verdaderas “sinfonías visuales”, antes de que éstas alcancen la categoría de

independientes en los llamados “poemas urbanos”

La vanguardia soviética no constituye un grupo. Sólo podemos hablar de un objetivo

común en todas sus reflexiones teóricas: la creación de una nueva sociedad, la soviética, a través

de unos planteamientos estéticos de los que participaron artistas como Eisenstein o Malévich,

pero también otros, como Molí- Nagy. La vinculación con la pintura, el futurismo y el

constructivismo fueron algunas de las corrientes que más condicionaron el trabajo de la

cinematografía soviética de estos años. Desde el principio se advierte un intento o necesidad de

clarificar una gramática, un estatuto compositivo de organización, sobre todo en Vertov y

Eisenstein.

Otra experiencia cinematográfica de carácter no narrativo que no mantiene, es la del cine

puro. A pesar de recurrir a la figuración está relacionado con la abstracción, ya que la finalidad es

prácticamente la misma, sólo varía el medio. A través de recursos estrictamente cinematográficos

y con la presencia de objetos perfectamente identificables, sus representantes intentaban

conseguir ritmos puros, ritmos visuales, sólo que utilizando la imagen real fotografiada. Uno de

los principales representantes es Henry Chomette. Las obras de este grupo sirvieron

posteriormente de base a la escuela documentalista francesa por el tratamiento otorgado a la

imagen y a la forma de filmar los diferentes escenarios donde vive el hombre moderno.

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VANGUARDIA PICTÓRICA - EL CINE COMO EXTENSIÓN DE LA PINTURA -

El cine Abstracto

Uno de los principales protagonistas es el pintor sueco Viking Eggeling, desde el

momento en que empieza a experimentar con los nuevos materiales fotográficos y la forma. Al

igual que Richter estudiaba la capacidad expresiva de una forma geométrica simple, según un

número diferente de posibilidades que variaban por su posición, tamaño, cantidad, etc.

Transformando las formas en notas gráficas, Eggeling las libera de toda su responsabilidad

mimética de la naturaleza llegando así a la abstracción, y puede por tanto formular un nuevo

lenguaje de expresión pictórica. El siguiente paso era la capacidad de estas formas simples para

moverse en el espacio, proyectarse más allá del papel y hacerlo rítmicamente.

Su obra “Symphonie Diagonale” consiste en varios elementos, líneas principalmente, que

se estructuran en torno a un eje diagonal. El movimiento se caracteriza por el ritmo y la

periodicidad; lo que contempla el espectador es la aparición y transformación de formas aisladas,

que se mueven oscilando rítmicamente hasta su desaparición.

Hans Richter participa de algunas experiencias cubistas, y tras algunos contactos con el

futurismo, será Dadá el que atraiga su atención. Durante el período dadá sus obras presentan un

control más preciso de la manipulación de la forma, probablemente como reacción a la relativa

anarquía del dadaísmo y en parte por la relación con Eggeling.

Richter (1952): “ Los problemas del arte moderno llevan directamente al cine. La

organización y orquestación de la forma, el color, la dinámica del movimiento, la simultaneidad,

eran problemas con los que se enfrentaron Cézanne, los cubistas y los futuristas. Eggeling y yo

salimos directamente de los problemas estructurales del arte abstracto hacia le medio

cinematográfico. La conexión con el teatro y con la literatura quedó completamente cortada. El

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cubismo, el expresionismo, el dadaísmo, el arte abstracto, el surrealismo encontraron en el cine

no sólo su expresión sino un nuevo logro en un nuevo nivel”.

Su interés principal es la idea de ritmo. El ritmo musical que coordinaba un conjunto de

figuras abstractas a modo de ballet. A pesar de la estrecha colaboración y una inquietud común,

la diferencia fundamental entre los trabajos de Eggeling y Richter es que este se interesó por las

imágenes donde prevalecían los juegos de fondo y forma y se acentuaba la importancia de la

superficie; mientras tanto Eggeling centraba su interés en la línea y el desplazamiento de los ejes.

Todos estos planteamientos, sin embargo, se mostraban en ambos artistas unificados por la idea

vertebradora del ritmo.

Los inicios y motivaciones del cine abstractos son claros: reunir la tentadora idea de

espacio y tiempo, aquello que convertía la cine diferente a los demás como medio de expresión,

vertebrado por la idea movimiento, de acción, cuya organización constituía el ritmo.

El tercer representante es Walter Ruttmann. Las imágenes que contemplamos en sus obras son

juegos de luz sobre objetos geométricos diferentes unidos por un ritmo tanto visual como

musical. Mientras que Richter y Eggeling utilizaban la música como un medio estructural para

analizar el movimiento en el tiempo y en el espacio, Ruttmann estaba más interesado en traducir

las supuestas emociones provocadas por la música en imágenes móviles coloreadas; todos los

originales fueron coloreados aunque luego la realización fuera en blanco y negro.

El cine futurista

Permanece íntimamente ligado a un país, Italia, y a un movimiento estético, el futurismo.

Las principales ideas proclamadas eran: la voluntad de cambio de la realidad cotidiana, inherente

a todos los movimientos de vanguardia del momento; el dinamismo y la plasmación de la

velocidad; la importancia otorgada a la máquina, entendida ésta como el símbolo de la vida

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moderna y del progreso; y por último, desde un punto de vista más técnico, la idea aparecida en

su manifiesto de 1910 de que el movimiento y la luz destruyen la materialidad de los cuerpos. En

esa línea de pensamiento se enmarcan las ideas referentes al cine como la obra de arte total, la

síntesis de todas las artes, donde acciones como la del montaje les permiten alterar la visión del

mundo que les rodea. La obra cinematográfica futurista no es copiosa, tan sólo unas pocas

películas, entre las que se destacan “Vita Futurista”, “Thais” y “Perfido incanto”.

Las proposiciones teóricas elaboradas en el manifiesto eran las claves de comprensión del

futurismo hacia el cine, un instrumento de arte- acción, del llamado “gesto” futurista, de su estilo

de vida.

Dadá

Dadá, una palabra que para Tristan Tzara, teórico del movimiento, es un símbolo de rebelión y

negación, puede decirse que es un acto de antidogmatismo. Lo que interesa a Dadá es más el

gesto que la obra resultante, siendo casi siempre una provocación: el escándalo es uno de los

instrumentos favoritos de los dadaístas para expresarse. Paradójicamente, el dadaísmo terminó

convirtiéndose en anticubista, antifuturista y antiabstraccionista con los medios, los hallazgos y

las innovaciones del cubismo, del futurismo y del abstraccionismo.

Cinematográficamente, los protagonistas de este singular modo de ver y vivir la vida

fueron artistas que se movieron en diferentes parámetros culturales; esto es, no hay adeptos fieles,

sino que los artistas se acercan al fenómeno cinematográfico desde distintos movimientos. Los

ejemplos más claros son Hans Richter, René Clair y las primeras obras de Man Ray.

Para Man Ray, el montaje fílmico permitía obtener efectos únicos debido al azar de las

yuxtaposiciones. La improvisación es un factor determinante de esta obra: por un lado, existen

elementos que no han sido filmados sino sometidos directamente a exposición en contacto con la

película (sal, pimienta, fragmentos de cristal, clavos...), y, por otro, está la interacción de estos

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elementos casuales con otros sometidos a un riguroso tratamiento fotográfico. Esto nos habla de

un artista en el que es tan importante la improvisación como el rigor formal, pero sobre todo la

combinación de ambos. Asume del dadaísmo la capacidad de jugar con el objeto.

De distinta apariencia y concepción es la obra de René Clair. Recurre al repertorio de

trucos y elementos iconográficos desarrollados desde Mélies, con el fin de provocar la

espectacularidad y la aparición de la negación dadá. El cine utilizado como un instrumento para

la negación y superación de los tradicionales valores estéticos, pero con una mente, la de Clair,

que sabe de construcción de secuencias y es capaz de recrear poéticamente un cine con grandes

dosis de ironía, a la vez que una gran coherencia.

El cine cubista

El cubismo fue una de las vanguardias plásticas más revolucionarias e innovadoras de

principios de siglo. Socavó los cimientos de la llamada representación tradicional perspectiva

asumida desde el Renacimiento. Los planteamientos cinematográficos cubistas se personifican

prácticamente en la figura de Fernand Léger y en su obra “Ballet Mécanique” (1924).

En “Ballet Mécanique” asistimos durante quince minutos al análisis y síntesis de la

imagen fotográfica puesta en movimiento. Al contrario que otras propuestas formuladas durante

estos años no constituye una búsqueda, sino la conclusión de un estilo desarrollado, su llamado

“periodo mecánico”, de 1919 a 1924.

Lleva a cabo un extenso trabajo de análisis de la temporalidad fílimica centrándose en la

sucesión y la duración, trabajo que concluye el cubismo en la especialidad del cuadro. No se

puede olvidar que existe tanto un componente pictórico como también uno de carácter

cinematográfico, ya que Léger demuestra un profundo conocimiento del medio: en esta línea se

encuentran sus investigaciones sobre el montaje y el realismo de la imagen y las posibilidades

expresivas del primer plano.

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El pintor cubista Leopold Survage había pintado una serie de cartones con la finalidad de montar

un filme. Nunca lo hizo. De estos diseños se desprende la transfiguración plástica de una forma

en otra, la integración y desintegración de éstas, el movimiento generado por los colores en

transformación, la actividad cinética en el interior del campo de la visión y un movimiento de

acercamiento y alejamiento similar a los efectos producidos por un moderno zoom. Su

experiencia está en la línea desarrollada por pintores como Kandisnky y Delaunay.

“El porvenir del cine y del cuadro se encuentra en el interés que otorgue a los objetos, a

los fragmentos de éstos objetos o a las invenciones puramente fantásticas e imaginativas. El error

pictórico es el tema. El error del cine es el guión” (Mitry, 1980, 180).

Una de las principales conclusiones que podemos extraer tras el análisis de estas

producciones es que no estamos enfrentándonos a la obra de cineastas, sino a la obra de pintores

a quienes preocupa la relación forma/ movimiento, un problema fundamental en la historia del

arte, que las diferentes épocas han enfocado de manera distinta. Se trata de usar el cine para

introducir en la pintura la dimensión temporal, no la experiencia del espectador que

“temporaliza” la experiencia de la forma. Por otro lado, encontramos la idea de la integración

total de las artes, la obra de arte total, que muchos quisieron ver en el cine durante estos años: un

medio que reunía música, espacialidad, valores plásticos, es decir, el conjunto de las diferentes

artes consideradas hasta el momento como las Bellas Artes, pero con un tratamiento de la imagen

muy particular, a modo de cuadro, con ausencia de profundidad.

CINE DE ANIMACIÓN - COLOREANDO SOBRE CELULOIDE -

Muchas de las propuestas y experiencias de los artistas vinculados a la vanguardia

cristalizaron en el cine de animación, que en algunos casos ofrece el mayor grado de interrelación

entre pintura y cine, entre lenguaje pictórico y las posibilidades del medio cinematográfico. El

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punto de partida de estos trabajos es el soporte. Pintando sobre el celuloide, sin la mediación de la

cámara, y utilizando los nuevos medios técnicos para experimentar con la luz, se obtuvieron una

serie de obras que, en un principio, partían de experiencias similares a las del cine abstracto. Una

de las diferencias más radicales que presentan estos trabajos y los realizados por Ruttmann o

Eggeling, es la presencia del color. Existen también otro factor de importancia; el ser de una

generación más joven la irrupción del sonoro modificó sensiblemente sus expectativas; así el

ritmo pasaba a tener nuevas connotaciones y entraba de lleno en la sincronización.

El inglés Len Lye es el primero en abandonar los métodos fotográficos y utilizar el

grafismo, pintando directamente sobre la película con colores de celulosa. En “Free Radicals”

(1958) raspa la película directamente con un punzón.

Los hermanos Fischinger trabajaron juntos en Alemania, luego Oskar se trasladó a

Estados Unidos cuando Hitler asciende al poder. En un principio utilizaron el movimiento

continuo de formas lineales para conseguir curvas y volúmenes. Posteriormente alternan los

procedimientos fotográficos, como los del dibujo animado, y la pintura sobre una placa de vidrio.

Norman Mc Laren es uno de los artistas más innovadores en el campo de la animación.

Sus películas están directamente dibujadas sobre el celuloide, imagen por imagen, sin usar la

cámara, luego juega con números, líneas verticales y horizontales, y lleva a cabo una incursión

gráfica en un campo hasta ahora no utilizado, la banda de sonido, que modifica como una parte

más del soporte. Perforando y rayando directamente sobre ella consigue una original banda

sonora a base de ruido

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VANGUARDIA CINEMATOGRÁFICA – DE LA PINTURA AL CINE –

El cine expresionista

El cine expresionista revela algunas paradojas y cierta controversia desde el momento en

que planteamos un epígrafe con su nombre. Es uno de los fenómenos cinematográficos

vanguardistas más estudiados desde muy diversas metodologías. En este caso asistimos a la

adopción por parte del cine de un estilo pictórico.

La película “El gabinete del doctor Caligari” (1919) es un ejemplo magno de este

movimiento. Las diferentes escenas de la película están llenos de elementos escenográficos (la

reconstrucción en estudio), plásticos (el maquillaje de los actores, el vestuario, la iluminación),

estilísticos (interpretación de los actores, el encuadre), que hacen referencia directa al estilo

pictórico expresionista. Surge una voluntad de anular los efectos realistas de la fotografía a

cambio de resaltar la expresividad y subjetividad propia de la pintura, enfatizando el principio

estilístico de la deformación. Abundan las formas dentadas y agudas, los objetos pasan a tener un

valor emocional después de la transformación sufrida. Sería el momento de mayor intrusión de la

pintura, con un modelo concreto, en lo fílmico, desde el instante en que lo pictórico aparece como

protagonista al tratar la tela de la pantalla como la tela de un cuadro.

Lo que es común a “Caligari” y a todas las obras que le sucedieron es un determinado uso

de la luz, con fuertes contrastes lumínicos concebidos, en ocasiones, de una manera totalmente

pictórica.

El surrealismo

El proceso cinematográfico presupone una planificación y un cierto rigor en el empleo de

los medios técnicos, que entran en flagrante contradicción con las propuestas surrealistas. Sus

antecedentes más directos son Dadá y la pintura metafísica italiana; sus propuestos básicos,

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pictóricamente hablando, subvertir las relaciones de las cosas, con un punto de partida en el

ámbito de la figuración, pero con un fin: la disimilitud de la imagen. Con una técnica pictórica

fotográfica reproducen la peculiar visión de un mundo incongruente, lleno de alucinaciones, con

incursiones en el mundo de los sueños.

El cerebro del primer manifiesto surrealista y de la mayoría de los textos teóricos sobre el

surrealismo fue André Breton.

Otro de los protagonistas fue Antonin Artaud.: “El cine implica una subversión total de

los valores, un trastoque completo de la óptica, de la perspectiva, de la lógica. Es más excitante

que el fósforo, más cautivante que el amor”.

Otra realizadora fue Germaine Dulac; quien concibe el filme como la representación d

imágenes similares a las del sueño. En cambio Artaud busca crear en el espectador un efecto

equivalente al del sueño sin que ello implicase la reproducción de su irracionalidad.

Otros de los ejemplos más estudiados de cine surrealista fue la película “El perro

Andaluz” realizada por Buñuel con la colaboración de Salvador Dalí.

La idea surrealista del cine parte de una similitud entre la construcción del filme y lo

onírico, y entre el método de la asociación libre y la técnica del montaje. Respecto a este último,

el resultado final es la discontinuidad y la arbitrariedad en la sucesión de imágenes, como un

equivalente cinematográfico de la escritura automática. Pero esto es sólo apariencia, puesto que

no se puede obviar la labor de montaje inherente a toda sucesión de imágenes. La escritura

cinematográfica nunca puede ser automática.

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CONCLUSIONES

Todas estas manifestaciones mencionadas, tanto artísticas como cinematográficas,

coincidieron en un determinado momento histórico, marcando una época y poniendo en relieve

un momento privilegiado para las relaciones e interacciones del cine y la pintura. De toda estas

manifestaciones, encontramos las que partiendo de la pintura llegaron al cine, y las que creyendo

partir de supuestos cinematográficos sólo buceaban en las aguas de nuevas expresiones

pictóricas.

Lo que en un principio no dejaba de ser una experiencia más dentro de la línea de

experimentación propia del momento, sobre todo en el campo de la plástica, se convirtió en algo

totalmente nuevo. Se trataba de un nuevo lenguaje, de una nueva forma de expresión, que iba más

allá de la plástica o de la música.

A partir de todo, se partió de la pintura y se llegó a la pintura. El hecho de poner en

movimiento una serie de formas geométricas, jugando con su transformación en función de un

ritmo musical, no le convierte en cine, sino en pintura en movimiento. La plástica había creado

una nueva forma de expresión, el cine iba a tomar otros caminos.-

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BIBLIOGRAFÍA

 Apunte de la Cátedra Problemática de la Producción Artística - Escuela de Cine y

Televisión- Facultad de Filosofía y Humanidades- Universidad Nacional de Córdoba

 La pintura en el cine (Áurea Ortiz – María Jesús Piqueras) Ediciones Piados 1995.

 Jean Mitry; Historia del cine experimental – Valencia- Fernando Torres. 1980.

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