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Propuesto
a las
ALMAS
RELIGIOSAS
Y ESPIRITUALES
por un
piadoso autor.
“Señor,
¡Feliz
el
hombre
que tú
instruyes
y
enseñas
en tu
ley!”
Salm 94(93),12
II)
AL PIADOSO LECTOR.
¡Gracias a Dios! Aquel ardiente deseo que
manifestábamos en el prólogo de la primera
edición española, de dar a conocer a las almas
espirituales las instrucciones dadas por Jesús
a su sierva Sor Benigna Consolata Ferrero, se
ha visto coronado, con creces, con la buena
acogida que el público ha dispensado al librito
en cuestión… Lo que Jesús prometió a Sor
Benigna cuando le ordenó que escribiera se
cumple: ”Tú escribe que yo haré que se lea
para que crean en el exceso de mi amor”
y hablándole del celo por las almas: “Tú eres
una de esas almas (escogidas). Ahora ejerces
esta misión en el interior de las familias, más
tarde lo ejercerás en el Monasterio y desde
el Monasterio se derramará por el mundo
el perfume de las virtudes que en ti cultivo
con tanto amor”. Y así se cumple. La Doctrina
consignada por la sierva de Dios es tan
sustanciosa como consoladora y alienta
tanto a las almas para buscar y proseguir el
camino de la virtud sólida y verdadera, que
no es posible conocer el librito sin sentirse
atraído a leer una y muchas veces.
“Tus escritos, dijo Jesús a Sor Benigna,
están destinados a hacer conocer mis
misericordias. Cada palabra que escribes
es como un canto de mis misericordias.
¡Escribe cuanto más puedas!... Yo quiero
tener necesidad de ti, pobre, insignificante,
nada, para hacer llegar mis misericordias
a las almas…El monasterio-añade- será el
III)
púlpito desde el cual me harás conocer.
Yo me apoyo en la debilidad, porque no
necesito fuerza; me sirvo de los ignorantes
para confundir a los fuertes…
“Yo te lo doy a ti, pero como una semilla;
debes escribir, bien es verdad que gozarías
más no escribiendo…El que escribe un libro
no se contenta de ningún modo con tener el
manuscrito, sino que lo hace imprimir y así lo
obtienen muchos; así tus escritos harán
el bien a muchas almas, y tú tendrás por ello
otro tanto de gloria accidental en el Paraíso.”
Continúa en otro lugar: “Nigna (así la halagaba con
dulzura con su diminutivo de su nombre Benigna),
pequeña secretaria de mi amor por las criaturas:
a ti te toca escribir, a los otros distribuir; a ti
saborear los dones de Dios en el silencio de
tu corazón; a los otros propagarlos para la
gloria de Dios; a ti descansar sobre el Corazón
de Jesús mientras Jesús te habla; a los otros
recibir de ti aquello que tú recuerdes y
distribuirlo a los demás;…para ti la parte
de María, para los otros la de Marta…”
Damos gracias a Dios por la publicación…
Que todo sea a honra y gloria de Dios
y salvación de las almas.
BREVE RESUMEN
DE LA VIDA DE
Sor Benigna Consolata Ferrero
De la Visitación de Santa María de Como (Italia)
CONSAGRACIÓN
A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA.
Dulcísima y amabilísima
Virgen María,
Hija predilecta del Eterno Padre,
Madre tiernísima del divino Hijo,
Santísima esposa del Espíritu Santo,
A ti vengo, oh amorosísima Madre,
para consagrarme toda a Ti.
Tú eres toda pura, toda hermosa;
Tú eres la Inmaculada,
Y yo, oh benignísima Madre,
no soy otra cosa que miseria,
culpa o inclinación al mal.
Tú, oh María, eres la Inmaculada
y siempre has constituido
las delicias de la santísima Trinidad;
Tú has robado el Corazón de Dios,
Tu Padre, Tu Hijo y Tu Esposo,
con el candor inmaculado
de tu alma santa.
Oh tiernísima Madre,
dirige una mirada piadosa
a esta pobrecita alma, hecha
blanco de las más brutales tentaciones,
y con tu poder, pon en fuga
al enemigo infernal.
En estos tremendos asaltos me refugiaré,
Oh piadosísima Madre,
en tu Corazón inmaculado;
Tú, oh piadosísima Reina de las vírgenes,
conserva mi lirio, y preséntalo
Tú misma a Jesús.
A)
Tiernísima Madre mía, te espero
en la hora de mi muerte, y ya desde ahora
te doy las gracias por ello, y te ruego
que me guardes totalmente, para que
todo cuanto hay en mí, agrade a Jesús.
Gracias, oh María. Amén.
B)
VISITA
AL SANTÍSIMO SACRAMENTO.
Oh Jesús mío,
mi único Amor,
mi Dios y mi todo,
vengo a Ti,
Divino Prisionero de Amor,
encerrado en nuestros tabernáculos,
por amor a tus pobres criaturas;
a ti vengo, Oh Jesús mío,
para traerte el peso de mis miserias,
la multitud de mis necesidades,
todos mis deseos
y los de las personas que amo.
Oh Jesús mío, tú estás ahora aquí
como en otro tiempo en el pozo
esperando a la Samaritana;
Jesús mío, Tú me pides
que te dé de beber,
y ¿qué quieres de mí, oh Jesús?
Dime, Jesús mío,
¿quieres mis debilidades,
mis miserias, mis deseos?
Sí, Jesús mío, todo te lo doy,
y en cambio te pido
que me des, por caridad,
tu misericordia,
tengo tanta necesidad
de ella.
Oh Jesús mío,
si tú tienes sed,
yo a mi vez también la tengo;
Tú tienes sed de mi santificación,
yo la tengo de darte el gusto y contento.
C)
Oye, Jesús mío, permaneceré aquí,
a tus pies, hasta que te dignes soportarme,
y, cuando haya de retirarme,
te dejaré, en prenda de mi amor hacia Ti,
mi pobre corazón el cual te ruega
que encierres contigo en tu Tabernáculo,
para que nunca jamás se aparte de Ti.
Amén.
Jesús mío, dame tu bendición.
D)
XIX)
ORACIÓN
POR EL SUMO PONTÍFICE
Y POR LA IGLESIA.
Jesús mío, te ruego que implores
continuamente de tu Eterno Padre
todas aquellas gracias que desea
el Sumo Pontífice, tu Vicario en la tierra,
te ruego por el triunfo de la Santa Iglesia
y, en fin, te pido que aplaques
y des gracias a tu Eterno Padre,
por nosotros, tus pobres criaturas. Amén.
“Dios mío,
Te amo,
Te amo,
Te amo;
quisiera,
si me fuera posible,
amarte
con un
amor infinito
y quisiera
asimismo
a costa
de sacrificarte,
un millón de veces,
mi propia vida,
quisiera hacer
que las
criaturas todas
te amasen
de igual manera…”
XX)