Você está na página 1de 11

¿ES BÍBLICO EL BAUTISMO DE NIÑOS?

¿QUÉ DICE LA BIBLIA AL RESPECTO?


Todos los días se realizan fiestas y celebraciones especiales, ¿El motivo? el bautismo de
un bebé; claro que no hay nada de malo con un bebé; los bebés son inocentes criaturas, y
una bendición de Dios. Pero ¿Qué hay de verdad en el rito, que sirve como centro de esa
celebración?; Después de los abrazos, besos y buenos augurios de parte de los padrinos,
parientes y amigos, ¿Se preguntan los padres, el porqué de ese rito religioso? Muchos
solo confían en la tradición que han recibido, al fin y al cabo toda la gente hace lo
mismo; pero ¿Qué de la posibilidad de que la mayoría estuviera equivocada?

Querido amigo que lees este folleto, quisiera que te hicieras a ti mismo una pregunta en
este momento; la pregunta es la siguiente: ¿Porqué creo lo que creo? Si toda la gente se
hiciera esta pregunta, habría menos engaño y mentira en el mundo; habría menos
posibilidad de fraude religioso; y el solo mencionar a Dios y su Palabra seria motivo de
reverencia y temor; pero lo que sucede es que por causa del engaño y la mentira muchos
están desilusionados con la religión; quiero decirte que la Biblia misma contempla esa
situación; la Biblia dice que el diablo engaña al mundo entero:

"Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y
Satanás, el cual ENGAÑA AL MUNDO ENTERO; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él." (Apocalipsis 12:9).

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?


¿Has probado todo lo crees? ¿Te has asegurado que el Libro de Dios lo confirma? ¿O
confías ciegamente en el mundo entero?

Con respecto al bautismo de niños ¿Dice la Biblia que hay que bautizarlos? ¿Porqué no
dejar que sea ella misma la que nos hable? al fin y al cabo es la Biblia en definitiva la
que habla de bautismos:

"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar
atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca
y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones." (2 Pedro 1:19).

Si buscamos la guía de Dios para conocer lo que el Creador quiere de nosotros los
cristianos; encontramos que la Biblia no contempla la posibilidad del bautismo infantil en
absoluto. Según nos dice la Biblia, una persona no puede ser bautizada sino hasta que se
haya arrepentido completamente de sus pecados.

Solo los que creen el verdadero Evangelio (el mensaje que predicó Jesús; es decir las
buenos noticias del Reino o gobierno de Dios), y en Jesucristo como Salvador personal,
pueden ser bautizados; fíjese lo que el apóstol Pedro declara: "Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón
de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo." (Hechos 2:38).

En esta declaración, usted puede ver claramente la exhortación del apóstol Pedro hacia
aquella multitud de 3000 personas; evidentemente esa multitud estaba compuesta de
personas adultas, puesto que clamaron arrepentidos ante el alegato de Pedro al mostrarle
su culpabilidad en la crucifixión de Cristo (Hechos 2:36-37).

Solo personas adultas podían estar involucradas en tan terrible crimen; no se puede
imputar delito a los niños; esa multitud de gente bajo la convicción de pecado, tenía que
arrepentirse; los niños no han alcanzado esa madurez, que permite tener la autodisciplina
necesaria para arrepentirse verdaderamente y creer.

Aquí tenemos otro ejemplo de lo venimos diciendo: "Y yendo por el camino, llegaron a
cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿Qué impide que yo sea bautizado?
Felipe dijo: Si crees de todo corazón bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que
Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua,
Felipe y el eunuco, y le bautizó." (Hechos 8:36-38). Como podemos ver la condición
para el bautismo era creer de todo corazón; solo una persona que ha alcanzado un nivel
de madurez suficiente para creer y arrepentirse puede ser un candidato para el bautismo,
(Véase también Hechos 16:31).

SOLO HOMBRES Y MUJERES


Obsérvese también, que cuando la gente de Samaria oyó el mensaje del Reino de Dios y
el nombre de Jesucristo predicado por Felipe "se bautizaban hombres y mujeres"
(Hechos 8:12). Únicamente los adultos eran considerados maduros para recibir el
bautismo, ya que solo un adulto puede apreciar la gravedad de vivir separado de Dios, y
arrepentirse verdaderamente.

La mente común madura más o menos a los 18 años, aunque hay frecuentes excepciones.
Algunos pocos maduran y llegan a ser sobrios y serios en los aspectos de la vida a los 16
años, o en raras ocasiones aún antes; esto está debidamente comprobado por todos los
estudios psicológicos y sociológicos que se han hecho; tal que, la mayoría de los
tribunales de justicia de todos los países del mundo han tomado la edad de 18 años, como
la edad en que el crimen es imputable; este ejemplo lo tomamos solo como una
referencia sensata para considerar, pero no como una guía para aplicar en el caso del
bautismo, puesto que la verdadera guía para los asuntos espirituales la encontramos en
los Escritos Inspirados, y en ellos no encontramos antecedente alguno que muestre el
bautismo de niños.

Juan el Bautista insistía en que el candidato al bautismo mostrara frutos de


arrepentimiento: "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento." (Mateo 3:8), para
que probara su arrepentimiento por los frutos manifestados en su vida.

Lo que proponía Juan el Bautista era el arrepentimiento de los pecados, como condición
para el bautismo; lo contrario es lo que proponen los que defienden la postura del
bautismo de niños; ya que los bebes y niños no están en la capacidad de arrepentirse. Es
un acto de irresponsabilidad gravosa no considerar lo que el libro de Dios dice al
respecto; pues esa actitud provoca un gran daño y confusión entre aquellos que son
bautizados en su infancia; ya que, estos piensan en la mayoría de los casos, que ellos son
salvos por este acontecimiento realizado por la convicción de sus padres, y no por su
propia iniciativa; descartando de esa forma la necesidad de una experiencia personal de
arrepentimiento para con Dios.

Sabemos por la revelación Divina, que la salvación se alcanza solamente por la Gracia de
Dios: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios." (Efesios 2:8).

También encontramos escrito que: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la
fe a esta gracia en la cual estamos firmes,..." (Romanos 5:1-2).
<BR. Jesús.
¿Se da cuenta, que las Escrituras Divinas destacan la fe en Cristo; y no las obras? De la
misma forma hoy día no es el bautismo lo que salva, o justifica, sino la fe en Jesucristo; y
puesto que los únicos que pueden creer, y arrepentirse realmente son las personas que
han alcanzado un cierto grado de madurez; se debe descartar el bautismo infantil por no
tener fundamento Bíblico.

¿LOS INFANTES BAUTIZADOS SIN CREER?


La doctrina del bautismo infantil desvirtúa el verdadero significado del bautismo, que
representa simbólicamente que hemos muerto, y hemos sido sepultados con Cristo en el
agua bautismal, y al levantarnos del agua resucitamos con él, en su gloriosa resurrección
de entre los muertos.

Las buenas intenciones de los padres y sacerdotes no van a salvar a los niños; la
salvación es un producto exclusivo de la soberana Gracia de Dios: "Y si por gracia, ya
no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es
gracia; de otra manera la obra ya no es obra." (Romanos 11:6).

Hay un lugar para las obras, que son buenas por cierto y en gran manera; pero nunca
pueden ocupar el lugar de la gracia de Dios recibida a través de fe en Cristo Jesús. En
cuanto a los niños, sabemos lo que nos dijo el Señor Jesús; lo que considero suficiente:
"...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de
Dios." (Lucas 18:16).

¿Era Jesús un demagogo, que no medía el alcance de sus palabras? ciertamente que no, si
él dijo que "de los tales es el reino de Dios", no se preocupe de la condición de sus niños
frente a Dios; la preocupación de los padres cristianos por sus niños debe estar centrada
en una sana educación espiritual; basada sólidamente en la pura Palabra de Dios, y no en
fantasías humanas y paganas.
Por lo tanto es importante para todo padre cristiano instruir a sus hijos en la Palabra de
Dios, para que llegado el momento, ellos puedan decidir por sí mismos que rumbo tomar
en lo relacionado al asunto más importante de todo ser humano; para que ellos estén
sabiendo la diferencia entre lo malo y lo bueno; pero nunca cometiendo el error de
alimentar una falsa expectativa en algo tan delicado como la salvación del alma; ya que
el camino hacia la misma está claramente definido en la Escritura Infalible: "Así que,
Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados;..." (Hechos 3:19).

Recuerde que muchos sinceros padres cristianos se están preguntando en este mismo
momento: ¿Qué pasa con mi vida espiritual y la de mis hijos?; ¿Porqué la rebelión
juvenil?; ¿Porqué la violencia en las calles?; ¿Qué sucede con los jóvenes que se
drogan?; ¿Porqué se entregan estos a los vicios y la fornicación? etc. La respuesta
siempre la va a encontrar en el maravilloso libro de Dios:

"Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el
conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos." (Oseas 4:6).

Por lo tanto es tiempo de volver a la pureza de la Palabra de Dios ¿No le parece?

BAUTISMO ¿EN EL NOMBRE DE QUIÉN?


Continuándo con esta serie de artículos acerca del importante tema del bautismo,
tenemos que abocarnos a la tarea analizar las Sagradas Escrituras lo concerniente a la
fórmula bautismal, o frase que se debe de usar para realizar el verdadero bautismo
bíblico.

Desgraciadamente, en esto también hay divergencia entre algunos dentro del pueblo de
Dios, pero esta situación, como las demás que hemos analizado y estudiado en los
artículos anteriores, se debe a una falta de análisis equilibrado de las Escrituras, la
palabra de Dios en general es sumamente sencilla, como lo dice el salmista: "La
exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples." (Salmos 119:130);
y fue dejada como el legado de Dios, para que su pueblo se instruyera y conociera mejor
al Creador y su voluntad; por lo cual nos vamos a remitir a la sencillez del versículo
bíblico, que claramente expresa la voluntad del Señor Jesús en cuanto a la formula
bautismal: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." (Mateo 28:19).Como podemos ver,
la orden de Cristo es bien clara, simple, y no deja lugar a dudas.

Pero en virtud de que hoy en día algunos creyentes son bautizados de nuevo, o inducidos
a bautizarse "en el nombre de Jesús solamente" para eliminar al Padre y al Espíritu
Santo de la fórmula Bautismal; debemos considerar aquí el porqué de esta práctica.
Sostienen los que hacen así, que (Mateo 28:19) es el único pasaje de la Biblia donde se
manda a bautizar en el nombre del Padre y del Espíritu Santo, estableciéndose de esa
forma como fórmula bautismal "....bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo." Argumentan que una cosa tiene que ser establecida "de la boca de
dos o más testigos"; y puesto que, según afirman ellos, sólo hay ese único texto como
testigo para tal mandato, debe ser rechazado; ya que todos los otros pasajes relacionados
con el bautismo solamente se menciona el nombre de Jesús.

Lo cierto es que se requieren dos o más testigos únicamente en el caso de


¡TESTIMONIO HUMANO!, cuando una persona acusa a otra (Deuteronomio 19:15);
pero esa instrucción no es aplicable al ¡TESTIMONIO DIVINO! ya que (Mateo 28:19)
fue inspirado por el Espíritu Santo, "recuérdese que ese mandato de (Mateo 28:19) fue
dado por Jesucristo mismo". La revelación Divina nos recalca que:"Toda la Escritura
es inspirada por Dios, y útil...." (2 Timoteo 3:16). Y la Escritura no puede ser
quebrantada (Juan 10:35). Si usted puede quebrantar, desaprobar, rechazar o suprimir
esta sola Escritura Bíblica, entonces se podrían rechazar todas las restantes; pero ésta es
la ordenanza directa de Jesucristo, por lo tanto ese argumento en contra de la fórmula
bautismal de (Mateo 28:19) es improcedente y está fuera de lugar.

EN EL NOMBRE
La palabra "en" que aparece en (Mateo 28:19) propiamente debe entenderse como
"dentro de". El significado es, pues, que los creyentes arrepentidos de sus pecados son
bautizados, inmersos, dentro de Dios el Padre, y dentro de Cristo el Hijo, y dentro del
Espíritu Santo. Pero la persona que sumerge al nuevo creyente bajo el agua, ejecuta el
acto en el nombre de "Jesús" es decir, bajo y por la autoridad de Jesucristo. ¿Porqué?
Porque Jesús dijo en (Mateo 28:18): "Toda potestad", y eso incluye toda autoridad,
"me es dada en el cielo y en la tierra".

Jesucristo tiene todo el mando, la autoridad, todo el gobierno. Así que cuando realizamos
"el bautismo", lo hacemos por su autoridad, o de lo contrario, ningún poder nos asistiría
para hacerlo. Esto mismo es lo que le dijo el Apóstol Pedro a los nuevos convertidos de
Pentecostés (Hechos 2:38) "...Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados...". Pedro les mandó bautizarse en el
nombre de Jesucristo, ellos no se podían bautizar a sí mismos, necesitaban que alguien
los bautizase en el Nombre, o bajo la autoridad de Jesucristo; no se refirió Pedro a
cambiar el mandamiento del Señor Jesús de bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo; no incitó Pedro a transgredir la orden del Señor, ni obtuvo en ese
momento "Nueva revelación"; ya que la palabra del Señor Jesús, por si misma no puede
cambiar; ni tampoco nadie la puede cambiar (Mateo 24:35).

Lo mismo ocurre cuando oramos por los enfermos, o ejercemos otra ministración de
parte del Señor, o para el Señor, lo hacemos en el Nombre de Jesucristo; bajo su
autoridad; como si el mismo Señor Jesús lo hiciera; porque lo hacemos como sus
representantes; sumergimos en el agua al pecador arrepentido en lugar de Cristo, ya que
Él no está presente físicamente, pero sí espiritualmente; nosotros somos sus brazos y por
eso lo bautizamos en el nombre de Jesús; pero no podemos cambiar la fórmula bautismal
establecida por el mismo Señor, Él mismo al que nos sometemos y obedecemos. La
fórmula bautismal debe ser indefectiblemente como el Señor mandó "En el nombre del
Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo", bajo su autoridad y poder "En su nombre".
Recuerde que se menciona en el Evangelio de Juan que los discípulos de Cristo
bautizaban a las personas, sin embargo estos bautismos eran atribuidos al Señor Jesús:
"...Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizada, sino sus
discípulos)." (Juan 4:1-2); es claro, que Cristo no bautizaba personalmente a los
creyentes; sino sus discípulos; entonces ¿Porqué se atribuían esos bautismos a Jesús? la
respuesta es sencilla y clara: Los bautismos se atribuían a Cristo porque sus discípulos los
bautizaban en el nombre de Jesús, es decir en el lugar de Cristo, en representación de
Cristo, bajo su comisión y autoridad; y lo mismo sucede hoy día, en los cuales el Señor
Jesús no está física y personalmente presenciando y realizando bautismos, pero lo están
haciendo sus discípulos, en su nombre, bajo su autoridad, y usando la fórmula bautismal
que el mismo Señor encomendó (Mateo 28:19).

Sería extraño e improcedente, que el Señor Jesús cambiara la orden de (Mateo 28:19),
que fue dada después de su resurrección y antes de su ascensión al cielo, por otra fórmula
bautismal unos diez días más tarde, cuando en Pentecostés el apóstol Pedro mandó a los
3000 nuevos conversos, que se bautizaran en el nombre de Jesús. (Si desea más
información con respecto a este tema, solicite el Manual del Bautismo "¿Qué es el
bautismo?")

Como hemos visto, el apóstol Pedro no cambió la formula bautismal porque había
recibido una "nueva revelación" contrariando la orden de Jesús de enseñar todas las cosas
que él había enseñado: "enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado..." (Mateo 28:20); el mismo Señor Jesús dijo que: "El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán." (Mateo 24:35); también encontramos en las
Escrituras inspiradas, que Jesús no cambia porque es siempre el mismo: "Jesucristo es el
mismo ayer, y hoy, y por los siglos." (Hebreos 13:8).

Por lo tanto debemos de asumir con firmeza, que suponer que los apóstoles y aún el
mismo Espíritu Santo enseñarían una cosa distinta diez días después de la desaparición
física del Señor, es un error intolerable, (pues no puede haber contradicción en Dios), el
cual se debe combatir ardientemente: "Amados, por la gran solicitud que tenía de
escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros
exortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos." (Judas 3).

Espero, que esta explicación le sea provechosa; habría mucho más para decir, pero
considero que el solo testimonio del Señor Jesús es suficiente: "Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo." (Mateo 28:19).

Escudriñar la Palabra de Dios es útil para el cuerpo de creyentes, ya que este ejercicio
ayuda a desembarazarse de toda levadura de error, y de esa forma crecer en la gracia y el
conocimiento del Señor Jesucristo. No debemos olvidar que estos son los últimos
tiempos, los cuales son descritos por las Sagradas Escrituras como tiempos peligrosos;
tiempos cuando escaseará la sana doctrina (2 Timoteo 4:3); por lo tanto tomemos toda la
armadura de Dios, y especialmente la espada del Espíritu "La palabra de Dios", porque
"¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa" (1 Corintios 5:6) ¿No le
parece?
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros. Amén. (2 Corintios 13:14).

¿CUÁL ES LA CONDICIÓN PARA EL BAUTISMO


EN AGUA?
La salvación se recibe a través de la fe en Cristo; fue el mismo Señor Jesús el que mostró
la esencia del verdadero mensaje; esto lo vemos en el comienzo de la predicación del
verdadero mensaje, donde Jesús dijo: “Arrepentíos y creed en el evangelio”. (Marcos
1:15).

Las primeras palabras, que Jesucristo pronunció en el comienzo mismo de su Ministerio


terrenal; expresan las dos condiciones que se provocan como consecuencia del
recibimiento de la gracia de Dios, y dan lugar a un verdadero cristiano: el
arrepentimiento y la fe. Esas son las dos cosas fundamentales que se deben encontrar en
toda genuina conversión al Evangelio de Jesús. El arrepentimiento es hacia Dios. La fe es
hacia Cristo.

Arrepentirse significa dejar de pecar, y el pecado es la transgresión de la ley espiritual de


Dios. Así que arrepentirse quiere decir empezar a vivir de acuerdo con los deseos, y los
mandamientos de Dios; lo contrario a lo que la mayoría del mundo vive; esto es, según
su propio deseo o voluntad.

Jesús dijo: “Creed en el evangelio”. El Evangelio es el conjunto de buenas noticias


acerca Jesucristo y del Reino, o gobierno de Dios; y como tal, implica obediencia a las
leyes; en este caso a las leyes de Dios que expresan su voluntad. Es el gobierno por la
voluntad de Dios; ya no, según los razonamientos y engañosos deseos humanos.

Después de que Jesús hubo completado su ministerio terrenal muriendo en la cruz para
pagar por nuestros pecados, resucitó de los muertos y ascendió al cielo para enviar al
Espíritu Santo prometido; en ese entonces miles de personas estaban en Jerusalén para
celebrar la fiesta de Pentecostés, cuando de repente el Espíritu Santo cayó sobre los
discípulos de Cristo, que estaban reunidos y comenzaron a hablar en otras lenguas según
el Espíritu les daba que hablasen (Hechos 2:1-4).

Fue entonces, que el apóstol Pedro ante la presencia de una gran multitud de personas,
predicó con poder el primer mensaje inspirado de la iglesia; miles que le escuchaban
sintieron una profunda culpabilidad y abrieron sus ojos a la condición perdida en que
vivían; comprendieron y creyeron que Jesús era el verdadero Mesías, que Jesús era el
Salvador; entonces clamaron a Pedro y a los demás discípulos diciendo: “¿Qué
haremos? ¿Qué haremos para ser salvos?” y Pedro lleno del Espíritu Santo; lleno de la
sabiduría Divina y del poder de Dios, les respondió:

“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón


de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:37-38).
Encontramos en las palabras de Pedro, las mismas condiciones de salvación que
Jesucristo declaró al principio de su ministerio: arrepentimiento y fe, creyendo en
Jesucristo. Por lo tanto vemos que una persona no puede ser, real y verdaderamente
bautizada a menos que crea en Jesucristo:

“...Si crees de todo corazón, bien puedes.” (Hechos 8:37).

Creer es la principal, y vital condición para recibir el bautismo en agua; si no hay fe de


por medio, el acto carece de todo significado válido. La declaración de Pedro demuestra
también que el bautismo es una ordenanza que debe ser obedecida por todo cristiano.

Por lo tanto para ser verdaderamente bautizado como la Biblia enseña, se requiere haber
ejercido la facultad de creer en Jesucristo; si usted no ha sido bautizado todavía, le digo
que crea en Jesucristo como su Unico y Suficiente Salvador Personal, y entonces procure
ser bautizado como el Libro de Dios enseña; pero si usted ha sido participe de un acto
llamado "bautismo", en el cual usted no ha tenido la posibilidad de ejercer fe antes de su
"bautismo", entonces ese acto carece de significado espiritual, y no fue más que un rito.

¿Estaba usted ejerciendo fe cuando era bautizado?


¿Se había arrepentido de sus pecados?
¿Ha recibido usted el verdadero bautismo bíblico?
¿O usted está confiando en lo que otros han decidido por usted?
¿No cree que este tema tiene demasiada importancia para tomarlo a la ligera?
Recuerde que su futuro eterno es el que está en juego.

EL BAUTISMO EN AGUA, UNA ORDEN DIVINA


El legítimo Evangelio de Jesucristo es el mensaje que Dios envió al mundo; Cristo
mismo fue el Mensajero divino que lo trajo y lo proclamó. Este no era esencialmente un
mensaje basado con exclusividad en la persona de Jesús, sino también acerca del glorioso
Reino de Dios. El Salvador personalmente enseñó dicho mensaje a sus doce apóstoles por
espacio de tres años y medio.

Después de su resurrección, Jesús dio a sus discípulos la comisión final del Evangelio
para esta era (nótese que cuando dio esta orden, él ya había muerto y resucitado). Y al
hacerlo, ordenó el bautismo como un estatuto obligatorio para la era evangélica del
presente; ya que, este rito simbólico es el medio que manifiesta entre otras cosas, la
entrada del creyente al Reino de Dios:

“Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere
y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:15-
16).

Notemos, que es necesario y fundamental que se crea al Evangelio para alcanzar la


salvación Eterna. También dice la Escritura: Todo el que “fuere bautizado” será salvo.
Aunque el bautismo en agua por si mismo no salva, es parte de la comisión divina; es una
ordenanza obligatoria para todos los que creen, “los salvos”.

Veáse la versión de la “Gran Comisión”, que nos da Mateo: “Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones...”. Ciertamente los discípulos de Cristo tuvieron que
impartir a los gentiles todas las enseñanzas, que ellos mismos habían recibido
directamente de Jesús antes de ascender al cielo:
,i>“...bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” (Mateo 28:19-20).

Aquí tenemos una vez más, en la “Gran Comisión” final para predicación del
Evangelio en esta época de Gracia, que Jesucristo ordenó el bautismo en agua, y
específicamente declaró que se hiciese “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo.” recalcando que esta doctrina debía ser enseñada a todos los
creyentes de todas las épocas, para que la guarden. Esta era una de las enseñanzas
fundamentales, que el Señor Jesús enseñó a sus discípulos.

Jesucristo mismo dejó un ejemplo inconfundible de esto con su propia vida, para
que sus verdaderos siervos y discípulos pudieran seguir sus pisadas: ”...dejándonos
ejemplo, para que sigáis sus pisadas.” (1 Pedro 2:21).

Es importante notar, que aunque Jesucristo no cometió ningún pecado; se hizo


bautizar en agua por Juan el Bautista, con el sencillo propósito de dejar un ejemplo
digno de imitar y obedecer a todos los verdaderos cristianos. (Ver en el capítulo 5
del manual del bautismo, el punto: Un ejemplo para imitar).

Se puede encontrar el relato del bautismo de Jesús en el Evangelio de Mateo, que


destaca la urgencia que tenía el Señor Jesús de bautizarse en agua, para que de esa
forma se cumpliese con toda justicia establecida por Dios:

"Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas
Juan se le oponía, diciendo: yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero
Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.
Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió del agua; y he aquí los
cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía
sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia." (Mateo 3:13-17).

Allí se nos muestra que Jesús fue sumergido en el agua (físicamente), el agua no fue
derramada, o rociada sobre él; sino, que la Biblia dice claramente que:“Jesús,
después que fue bautizado, subió del agua”; fíjese que: “¡no se puede subir del agua,
sino solamente estando sumergido en ella!”.

Luego el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma “símbolo de paz y


pureza”, ya que Jesús no tenía pecado; y de esa forma recibió el bautismo en el
Espíritu Santo; la unción de poder que lo acompañó durante todo su ministerio
público, y determinó el comienzo del mismo.

No sucede así con el creyente cuando es bautizado en el Espíritu Santo (experiencia


diferente al bautismo en agua). El cristiano recibe el Espíritu Santo, como fuego
(Hechos 2:3-4). (Vea en el capítulo 6 del manual del bautismo, el punto: La diferencia
entre el bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo).

Y entonces se oye una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia”; Dios nos ayude a vivir obedeciendo los mandatos de Dios,
para que de nosotros también se diga lo mismo.

Por otro lado tenemos un aleccionador ejemplo de Jesús, para todos los verdaderos
siervos de Dios, ya que ¡Jesús bautizó más discípulos que Juan el Bautista!; Si usted
leyó bien; usted que no cree en un bautismo literal y físico en agua; usted que
piensa que el bautismo en agua no es una orden para los cristianos; léalo en su
propia Biblia:

“Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estuvo allí con
ellos, y bautizaba.” (Juan 3:22).

Esto demuestra la validez, y la importancia que le daba el Señor Jesús a esta


práctica; tanto que el Señor mismo instruía y supervisaba a sus discípulos en el
ejercicio del bautismo; veámoslo claramente expresado en el siguiente versículo:

“Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y
bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos).”
(Juan 4:1-2).

Este ejemplo práctico del Señor Jesús instruyendo a sus discípulos en el bautismo en
agua; debería ser una prueba terminante y final para todo aquel, que niega el
bautismo en agua, como una práctica actual para el creyente en Cristo; Sino:
¿Porqué Jesús enseñó, alentó y supervisó a sus apóstoles en esta práctica?
¿Porqué perdería el Señor su precioso tiempo en una práctica, que después se
anularía, (según los detractores del bautismo en agua)?
¿Jesús enseñaría una cosa un día, y al poco tiempo se retractaría, como a veces
hacen muchos hombres?
¿Es incongruente e inconstante la enseñanza doctrinal y el ejemplo de Jesús?

Yo creo que los incongruentes, inconstantes, incrédulos y desobedientes son aquellos


que teniendo el claro testimonio de Jesús y sus apóstoles, niegan el mandato claro de
bautizar en agua:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que
os he mandado...” (Mateo 28:19-20).

Me resta preguntarle a usted querido lector:


¿Ha sido usted bautizado bíblicamente?

Ministerio Bar-Enosh.
Wilfredo Torres
904 collinswood dr west
Jacksonville, Florida 32225

Você também pode gostar