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Rene Latourelle.
Según algunos autores se reconoce una sucesión material o cronológica entre Jesús y la
predicación apostólica, pero se declara que hay una ruptura esencial entre Jesús de
Nazaret, del que no se sabe prácticamente nada y el kerigma de los evangelios. Separar
a Jesús del kerigma seria caer en el gnosticismo, hablar solamente del Jesús de la
historia será renunciar a comprenderlo, incluso en su condición terrena.
Para Bultmann, la exegesis consistirá en buscar en el relato actual la pureza del kerigma
primitivo, sin preocuparse de la realidad histórica que subyace al relato y en descubrir el
sentido que reviste el mensaje para la inteligencia de nuestra condición humana de
pecadores agraciados.
El acceso a Jesús a través de los evangelios, que en otros tiempos creyeron imposible el
positivismo histórico y los defensores de la teología del kerigma, se reconoce ahora
como una empresa necesaria y posible. Los protestantes y los católicos opinaban que
nuestros evangelios merecían plena confianza y que nos presentaban una imagen fiel y
autentica de Jesús. La idea de una oposición entre el Jesús de la historia y el Cristo de
los evangelios era totalmente extraña a la mentalidad patriótica y medieval. El problema
del Jesús de la historia ha sido realmente objeto de discusiones que se remontan a más
de ciento cincuenta años antes de Bultmann.
Para Reimarus los discípulos, decepcionados, crearon la figura de Jesús que nos
transmiten los evangelios, inventaron el mensaje de la resurrección y presentaron a
Jesús como el Mesías apocalíptico de Daniel. David Friederich dice que el elemento
clave para comprender los evangelios, es la categoría del mito un término que conviene
definir cuanto antes. La escuela liberal se dejo distraer de su proyecto inicial, rechazo
las interpretaciones dogmáticas de Jesús, pero las sustituyo por sus propios presupuestos
filosóficos y sociológicos.
Las posiciones asumidas por Bultmann existían ya en sus predecesores o habían sido
preparadas por ellos, a saber: a) la imposibilidad de alcanzar al Jesús de la historia y de
conocer su vida y su personalidad (Strauss, Kanhler), b) la categorías del mito para
explicar gran parte del material evangélico (Strauss), c) la distinción entre el Jesús de la
historia y el Cristo del Kerigma (Kanhler), d) la importancia del papel creador de la
comunidad primitiva (Reimarus, Wrede), e) la devaluación del elemento histórico como
fundamento de la fe cristiana (Kahler).
El kerigma nos anuncia los misterios de Dios que, en la cruz, nos abre los ojos a nuestra
condición pecadora, pero al mismo tiempo nos revela su gracia que perdona y nos
ofrece en adelante la posibilidad de vivir de él y en él. Jeremías reconoce que Bultmann
ha tenido el mérito de llamar la atención sobre la importancia del kerigma, pero lo acusa
de haber sustituido a Jesús por Pablo. Jeremías opina que tenemos que volver al Jesús
de la historia y de la predicación, precisamente por fidelidad a las fuentes y al propio
kerigma. Mientras Bultmann reduce la revelación al kerigma, Jeremías la reduce
solamente al Jesús de la Historia.
Los evangelios no presentan a un Jesús histórico aislado del kerigma, sino que ofrecen
más bien una imagen kerigmática de la historia de Jesús. Con relación al fin de la
hermenéutica, según Dilthey, seria entonces descubrir un método objetivamente valido
para interpretar la vida profunda del hombre en su totalidad de experiencia vivida.
Desde la visión de Heidegger, hacer hermenéutica significa interrogar a un texto sobre
lo que dice de la existencia y para la existencia. Para Gadamer el objetivo de la
hermenéutica no es comprender al autor, sino comprender el texto. Los protestantes
reconocen la dificultad de reconstruir la imagen del Jesús terreno. La cristología según
Moltmann, tiene que verificar que la fe cristiana tiene su origen en Jesús y en su
historia.
La escuela de las forma no excluía de su proyecto el estudio del papel que representaron
los evangelistas en la formación de los evangelios, ya que su ambición era trazar toda la
historia de la tradición en conformidad con el principio fundamental de la escuela, a
saber, que nuestros evangelios son la conclusión de una larga tradición. De este modo la
FG les negaba a los evangelistas toda iniciativa y la RG por el contrario solo atiende a
su iniciativa y a su libertad. Mientras que la FG considera a los evangelistas como
recopiladores, la RG los considera como verdaderos autores. Mientras que la FG se
interesa en primer lugar por las unidades pequeñas y por el ambiente de vida en que
nacieron, la RG se interesa más bien por los grandes conjuntos y procura discernir los
motivos que los explican.