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hermanándose con mi húmedo vientre, para subir más alto, más arriba,
Arte poetica
Para llorar
Que el verso sea como una
llave Es para llorar que buscamos
Que abra mil puertas. nuestros ojos
Una hoja cae; algo pasa Para sostener nuestras lágrimas
volando; allá arriba
Cuanto miren los ojos creado En sus sobres nutridos de
sea, nuestros fantasmas
Y el alma del oyente quede
temblando. Es para llorar que apuntamos
los fusiles sobre el día
Estamos en el ciclo de los Y sobre nuestra memoria de
nervios. carne
El músculo cuelga, Es para llorar que apreciamos
Como recuerdo, en los museos; nuestros huesos y a la muerte
Mas no por eso tenemos menos sentada
fuerza:
El vigor verdadero [junto a la
Reside en la cabeza novia
Escondemos nuestra voz de
Inventa mundos nuevos y cuida todas las noches
tu palabra; Porque acarreamos la desgracia
El adjetivo, cuando no da vida, Escondemos nuestras miradas
mata bajo las alas de las piedras
Respiramos más suavemente
Por qué cantáis la rosa, ¡oh que el cielo en el molino
Poetas! Tenemos miedo
Hacedla florecer en el poema ;
Nuestro cuerpo cruje en el
Sólo para nosotros silencio
Como el esqueleto en el
aniversario de su muerte
Es para llorar que buscamos
palabras en el corazón
En el fondo del viento que
hincha nuestro pecho
En el milagro del viento lleno de
nuestras palabras
No duerme nadie por el mundo. Nadie, No duerme nadie por el cielo. Nadie,
nadie. nadie.
No duerme nadie. No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más Pero si alguien cierra los ojos,
lejano ¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla; Haya un panorama de ojos abiertos
y el niño que enterraron esta mañana y amargas llagas encendidas.
lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros No duerme nadie por el mundo. Nadie,
para que callase. nadie.
Ya lo he dicho.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! No duerme nadie.
¡Alerta! Pero si alguien tiene por la noche exceso
Nos caemos por las escaleras para comer de musgo en las sienes,
la tierra húmeda abrid los escotillones para que vea bajo la
o subimos al filo de la nieve con el coro de luna
las dalias muertas. las copas falsas, el veneno y la calavera
Pero no hay olvido, ni sueño: de los teatros
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin
descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre
sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se
refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas
disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas
grises y barcos mudos