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Poema Hermosura De La Dialéctica Sí.

Es verdad que a ratos estoy triste


Gioconda Belli
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
Estoy viva
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
como fruta madura
y atesoro recuerdos
dueña ya de inviernos y veranos,
brotando entre mis huesos
abuela de los pájaros,
y soy una infinita espieral que se retuerce
tejedora del viento navegante.
entre lunas y soles,

No se ha educado aún mi corazón avanzando en los días,

y, niña, tiemblo en los atardeceres, desenrollando el tiempo

me deslumbran el verde, las marimbas con miedo o desparpajo,

y el ruido de la lluvia desenvainando estrellas

hermanándose con mi húmedo vientre, para subir más alto, más arriba,

cuando todo es más suave y luminoso. dándole caza al aire,


gozándome en el ser que me sustenta,
Crezco y no aprendo a crecer, en la eterna marea de flujos y reflujos
no me desilusiono, que mueve el universo
ni me vuelvo mujer envuelta en velos, y que impulsa los giros redondos de la tierra.
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del Soy la mujer que piensa.

asombro, Algún día

de la tierra parida mis ojos

el canto de los pueblos, encenderán luciérnagas.

los brazos del obrero construyendo,


la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el
colegio.
Vicente huidobro

Arte poetica
Para llorar
Que el verso sea como una
llave Es para llorar que buscamos
Que abra mil puertas. nuestros ojos
Una hoja cae; algo pasa Para sostener nuestras lágrimas
volando; allá arriba
Cuanto miren los ojos creado En sus sobres nutridos de
sea, nuestros fantasmas
Y el alma del oyente quede
temblando. Es para llorar que apuntamos
los fusiles sobre el día
Estamos en el ciclo de los Y sobre nuestra memoria de
nervios. carne
El músculo cuelga, Es para llorar que apreciamos
Como recuerdo, en los museos; nuestros huesos y a la muerte
Mas no por eso tenemos menos sentada
fuerza:
El vigor verdadero [junto a la
Reside en la cabeza novia
Escondemos nuestra voz de
Inventa mundos nuevos y cuida todas las noches
tu palabra; Porque acarreamos la desgracia
El adjetivo, cuando no da vida, Escondemos nuestras miradas
mata bajo las alas de las piedras
Respiramos más suavemente
Por qué cantáis la rosa, ¡oh que el cielo en el molino
Poetas! Tenemos miedo
Hacedla florecer en el poema ;
Nuestro cuerpo cruje en el
Sólo para nosotros silencio
Como el esqueleto en el
aniversario de su muerte
Es para llorar que buscamos
palabras en el corazón
En el fondo del viento que
hincha nuestro pecho
En el milagro del viento lleno de
nuestras palabras

La muerte está atornillada a la


vida
Los astros se alejan en el
infinito y los barcos en el mar
Las voces se alejan en el aire
vuelto hacia la nada
Los rostros se alejan entre los Desvestida de gloria y de
pinos de la memoria prodigios
Y cuando el vacío está vacío El mar abre y cierra su puerta
bajo el aspecto irreparable Es para llorar para llorar
El viento abre los ojos de los Porque nuestras lágrimas no
ciegos deben separarse del buen
Es para llorar para llorar camino

Nadie comprende nuestros Es para llorar que buscamos la


signos y gestos de largas raíces cuna de la luz
Nadie comprende la paloma Y la cabellera ardiente de la
encerrada en nuestras palabras dicha
Paloma de nube y de noche Es la noche de la nadadora que
De nube en nube y de noche en sabe transformarse en
noche fantasma
Esperamos en la puerta el Es para llorar que
regreso de un suspiro abandonamos los campos de
Miramos ese hueco en el aire las simientes
en que se mueven los que aún En donde el árbol viejo canta
no han nacido bajo la tempestad como la
estatua del mañana
Ese hueco en que quedaron las
miradas de los ciegos Es para llorar que abrimos la
estatuarios mente a los climas de
Es para poder llorar es para impaciencia
poder llorar Y que no apagamos el fuego del
Porque las lagrimas deben cerebro
llover sobre las mejillas de la
tarde Es para llorar que la muerte es
tan rápida
Es para llorar que la vida es tan Es para llorar que la muerte es
corta tan lenta
Es para llorar que la vida es tan
larga

El alma salta de nuestro cuerpo


Bebemos en la fuente que hace
ver los ojos ausentes
La noche llega con sus corderos
y sus selvas intraducibles
La noche llega a paso de
montaña
Sobre el piano donde el árbol
brota
Con sus mercancías y sus
signos amargos
Con sus misterios que quisiera
enterrar en el cielo
La ciudad cae en el saco de la
noche
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
SE CANTA AL MAR
Y abrasadora sed que me arrebata:
Nada podrá apartar de mi memoria
Es que, en verdad, desde que existe el
La luz de aquella misteriosa lámpara,
mundo,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
La voz del mar en mi persona estaba
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Nicanor parra
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar". El mar
sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
veremos brillar nuestro anillo y manar
Ciudad sin sueño rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de
zarpa y aguacero,
No duerme nadie por el cielo. Nadie, a aquel muchacho que llora porque no
nadie. sabe la invención del puente
No duerme nadie. o a aquel muerto que ya no tiene más que
Las criaturas de la luna huelen y rondan la cabeza y un zapato,
sus cabañas. hay que llevarlos al muro donde iguanas y
Vendrán las iguanas vivas a morder a los sierpes esperan,
hombres que no sueñan donde espera la dentadura del oso,
y el que huye con el corazón roto donde espera la mano momificada del
encontrará por las esquinas niño
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna y la piel del camello se eriza con un
protesta de los astros. violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, No duerme nadie por el cielo. Nadie,
nadie. nadie.
No duerme nadie. No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más Pero si alguien cierra los ojos,
lejano ¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla; Haya un panorama de ojos abiertos
y el niño que enterraron esta mañana y amargas llagas encendidas.
lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros No duerme nadie por el mundo. Nadie,
para que callase. nadie.
Ya lo he dicho.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! No duerme nadie.
¡Alerta! Pero si alguien tiene por la noche exceso
Nos caemos por las escaleras para comer de musgo en las sienes,
la tierra húmeda abrid los escotillones para que vea bajo la
o subimos al filo de la nieve con el coro de luna
las dalias muertas. las copas falsas, el veneno y la calavera
Pero no hay olvido, ni sueño: de los teatros
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin
descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre
sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se
refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas
disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas
grises y barcos mudos

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