Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
(Extraído del Libro "Manual del Laico para el Ministerio de Sanación" del
autor Rev. Robert De Grandis S.S.J.)
“Yo soy la vid, ustedes las ramas. Si alguien permanece en mí, y yo en él,
produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada" (Jn. 15:5).
Se dice que San Francisco Javier enseñó a los niños en India a orar y sanar
a los enfermos. Después de haber sido sanados, eran traídos ante él y éste
les explicaba lo que había ocurrido. Se dice también que Vicente Ferrer, el
domínico, resucitó más gente de la tumba que Jesús. Estas personas no
fueron más perfectas de lo que somos nosotros y todos estamos habilitados
por el mismo Espíritu Santo que reside dentro de cada uno de nosotros. Se
supone que podemos hacer obras más grandes que Jesús, "...pero les digo: el
que cree en mí hará las mismas cosas que yo hago y aún hará cosas mayores"
(Jn.14:12).
Las siguientes son unas guías que a veces denomino "mandamientos". Pueden
ser de utilidad en tus esfuerzos de orar por la sanación de las demás.
1. Cree que Dios, por lo general, quiere que todos los hombres estén
sanos, saludables, íntegros en cuerpo, mente y espíritu.
"Cuando Jesús bajó del monte, lo siguió mucha gente. Un leproso vino
a arrodillarse delante de él y le dijo: Señor, si quieres, tú puedes
limpiarme. Jesús alargó la mano, lo tocó y le dijo: ¡Lo quiero, queda
limpio! (Mt. 8:1-3). En este pasaje bíblico tomado de la Biblia de
Jerusalén hay admiración al final de la contestación dada por Jesús.
Por un momento, imagínense el tono de la voz de Jesús diciendo: "Por
supuesto, ¿no se fijaron en lo que les estaba diciendo a las personas
allí en el camino? No se fijaron en lo que hice ayer y ahora me
preguntan: ¿Quiero sanarlos? Por supuesto que sí. ¡Sanaos!"
Nuestro Señor Jesús dio su vida por los hombres de todas las
épocas. Para continuar con su trabajo de redención y de
santificación a través de los tiempos, dio a la Iglesia los siete
sacramentos con el fin de moldearnos, llenarnos, usarnos y
fundirnos. Básicamente, gracias a los sacramentos, el hombre se
sana.
Una de las formas en que más podemos ponernos en las manos del
Señor es por medio de la alabanza. Podemos entregarnos más a Dios
si lo alabamos en este momento, sin importar nuestra situación. Si
pierde el camino de regreso a casa una noche cualquiera, debe orar y
alabar a Dios. Si al salir de una reunión de sanación se da cuenta que
su grabadora portátil no está funcionando, alabe a Dios. La alabanza
es una hermosa forma de espiritualidad porque se mezcla de manera
perfecta con lo que hemos aprendido, que es el don de ser capaces
de vivir en el momento presente.
La falta de perdón es una de las pocas cosas que son una verdadera
barrera para lograr la sanación. Algunos dirían que la falta de fe es
lo más, pero la experiencia que tengo en mi propio ministerio me ha
demostrado que la falta de perdón es el obstáculo más común.
Muchas, veces, personas de poca fe son sanadas por la inmensa fe de
la comunidad, pero si la persona por la que se está orando alberga
falta de perdón, no se sanará hasta que haya perdonado del todo. El
poder sanador del Señor Jesucristo no puede penetrar debido a la
falta de perdón. "Queda bien claro que si ustedes perdonan las
ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará. En
cambio si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre
los perdonará a ustedes" (Mt. 6:14-15).
La gente nunca está segura de haber perdonado. Frecuentemente me
preguntan: ¿cómo se sabe que uno perdonó del todo? Siempre
respondo: Cuando ore por la persona que lo ofendió o hirió, puede
estar absolutamente seguro de que fue perdonado porque al orar por
ella, se está pidiendo al Señor que le brinde a esta persona bondad y
cosas buenas. Amar es desear lo que más le convenga al otro y hacer
lo que razonablemente se puede para brindarle felicidad y cosas
buenas. Las definiciones de amor y oración en estas circunstancias
son paralelas: en la oración se pide lo que más convenga y en el amor
se desea lo mejor. Por lo tanto, cuando oramos por una persona,
nuestra oración se convierte en manifestación de amor en acción. Lo
repito una vez más, una vez que hayamos orado por alguien
sinceramente, podemos estar seguros de que la hemos perdonado en
un acto de voluntad. ¡El perdón es decisión, no sentimiento!.
Como dije con anterioridad, cuando oramos por una persona se puede
estar razonablemente seguro de que estamos amando y haciendo lo
mejor que podemos. Le pedimos al Señor que le brinde bienestar en
su vida. Si después de haber orado por alguien todavía sentimos
dolor, podemos pedirle al Señor que sane este sentimiento. Un
método para eliminar los sentimientos negativos es visualizar a la
persona en nuestra mente y verla como Dios la ve. Decimos: "Te
perdono y te amo porque Jesús te ama". Podemos repetir esto
cuantas veces sea necesario y tan despacio como sea posible para
permitir que el amor de Nuestro Señor Jesús se haga presente y
sature a esta persona. Eventualmente, se producirá un verdadero
cambio en nuestros sentimientos y actitudes hacia la persona por
quien estamos orando.
"Jesús, a veces, mes es dificil orar por aquellos que me han herido o
han abusado de mi ya que estoy concentrado en mi dolor y no en tí ni
en el amor que prodigas tanto a mí, como a ellos. Ayúdame, Jesús, en
la ardua lucha que libro en estos momentos y libera dentro de mí,
por el poder de tu Espíritu Santo, la gracia de orar por ellos como tú
lo harías. Gracias por tu luz y tu amor en este momento".
10. Alaba y da gracias a Jesús por su amor tantas veces como te sea
posible
En la famosa película "Historia de Amor" hay una frase que dice: "Amar
significa nunca tener que pedir perdón". Muchas personas rechazan esta
frase. Hay una cosa cierta, que para extender el amor cristiano siempre
tenemos que decir: "yo te perdono". Lo mas fundamental de cualquier
oración, es lo que Jesús nos enseño a decir: "Padre Nuestro . . . perdónanos
nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". (Mt. 6:
12).
Ser cristiano es ser persona de oración. El Señor nos hablo con gran
claridad cuando dijo: "Y cuando se pongan de pie pare orar, si tienen algo
contra su hermano, perdónenlo, para que el Padre de ustedes que esta en los
cielos, les perdone también sus faltas" (Marc 11: 25).
La idea parece ser que si no perdonas, serás incapaz de recibir perdón por
estar resistiendo a la Luz. Jesús es la Luz del Mundo. No perdonar es
permanecer en la oscuridad y sin amor con lo que se impide obtener el
perdón del Señor.
Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que
me han ofendido en mi vida. Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar. Te
doy gracias porque Tú me amas y deseas mi felicidad más que yo mismo.
"Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por todos mis pecados, faltas y
todo lo que es malo en mí y todo lo que pienso que es malo. Señor, me
perdono por cualquier intromisión en ocultismo usando tablas de uija,
horóscopos, sesiones, adivinos, amuletos, tomado tu nombre en vano, no
adorándote; por herir a mis padres, emborracharme, usando droga, por
pecados contra la pureza, por adulterio, aborto, robar, mentir. Me perdono
de verdad.
"Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo,
estuvo furiosa conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a
mí, me dijo que era tonto, feo, estúpido o que le había costado mucho dinero
a la familia, o cuando me dijo que no era deseado, que fui un accidente, una
equivocación o no era lo que quería.
"También necesito perdonar a mis vecinos, Señor. Por el ruido que hacen,
por molestar, por no tener sus perros atados y dejar que pasen a mi jardín,
por no tener la basura bien recogida y tener el vecindario desordenado; les
perdono.
"Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado así como a los
actuales; a los que me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron
injustamente, se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido, me hicieron
quedar castigado después del colegio.
PADRE, en nombre de Jesús, nos dirigimos a Ti para que toques a cada uno
de estos hermanos y les des una buena imagen de sí mismos y una verdadera
autoestima en Cristo Jesús.
Amado Señor, hazles saber cuánto les amas y que ellos son la niña de tus
ojos. Nos dirigimos a Ti, para que sepan que Tú has muerto en la cruz, no
solo por sus pecados, sino también por sus profundas heridas emocionales y
sus recuerdos dolorosos. Te rogamos, Señor, que sanes todo lo herido y roto
que haya en ellos. Ayúdales a amarse a sí mismos, a aceptar tu perdón, a
perdonarse a sí mismos y perdonar a otros.
Señor Jesús, llena los vacíos de sus vidas. Y dales el amor y la seguridad que
pueden no haber recibido. Dales un atrevimiento santo, confianza y nuevas
energías para que puedan hacer todas las cosas a través tuyo. Señor, dales
una buena imagen de sí mismos. Y que puedan verse como Tú les ves:
especiales, dignos y perdonados, para que cada uno de ellos llegue a ser la
persona que Tú creaste y quieres que sea. En el precioso nombre de JESÚS.
Amén.
ORACION DE SANACIÓN POR LA FAMILIA.
¡Señor Jesús! Hoy venimos a Ti, en nombre de cada una de las personas de
nuestra familia. Tú, en tus designios de amor por cada uno de nosotros, nos
has colocado en ella y nos has vinculado a cada una de las personas que la
componen. En primer lugar, te queremos dar gracias de todo corazón por
cada uno de los miembros de mi familia, por todo el amor que he recibido
tuyo a través de el/os y te queremos alabar y glorificar porque nos has
colocado en ella. A través de la familia y en la familia, tú nos has dado la
vida y has querido para nosotros que formemos un núcleo de amor.
Hoy, Señor, queremos que Tú pases con tu sanación por cada uno de
nosotros y realices tu obra de amor en cada uno de nosotros. Y antes de
nada, Señor, queremos pedirte perdón por todas las faltas de amor que
hayamos tenido en casa, por todas nuestras indelicadezas, por todas
nuestras faltas de comprensión, por no ser a veces cauces de tu amor para
ellos.
Jesús, te pedimos que rodees nuestra infancia con tu luz y que toques
aquellos recuerdos que nos impiden ser libres. Si lo que más necesitamos
cada uno fue más cariño maternal, mándanos a tu Madre, la Virgen María,
para que nos dé lo que nos falta. Pídele que nos abrace a cada uno, que nos
arrulle a cada uno, que nos cuente cuentos y llene el vacío que necesita el
calor y el consuelo que sólo una madre puede dar.
Quizá "el niño interior" siente la falta del amor del padre. Señor Jesús,
déjanos gritar con libertad, con todo nuestro ser: "¡Abba!, ¡papá! ¡Papaito!.
Si necesitábamos alguno de nosotros más cariño paternal y la seguridad de
que nos deseaban, y nos amaban de verdad, te pedimos que nos levantes y
nos hagas sentir la fuerza de tus brazos protectores. Renueva nuestra
confianza y danos el valor que necesitamos para hacer frente a las
adversidades de la vida, porque sabemos, Padre nuestro, que tu amor nos
levantará y nos ayudará si tropezamos y caemos.
Recorre nuestra vida, Señor, y consuélanos cuando otros nos trataban mal.
Sana las heridas de los encuentros que nos dejaron asustado, que nos
hicieron entrar en nosotros mismos y levantar barreras de defensa ante la
gente. Si alguno de nosotros se ha sentido solo, abandonado y rechazado por
la humanidad, concédenos por medio de tu amor que lo sana todo, un nuevo
sentido del valor de cada uno como persona.
¡Oh Jesús, nos presentamos en este día ante ti, toda la familia y te pedimos
que sanes nuestras relaciones, que sean unas relaciones llenas de cariño, de
comprensión y de ternura y que nuestra familia se parezca a la tuya. Te
pedimos, por intercesión de tu Madre, la Reina de la Paz, que nuestros
hogares sean lugares de paz, de armonía y donde realmente experimentemos
tu presencia. ¡Gracias, Señor!