SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

UNIDAD 211-3

Matemáticas y Educación
Indígena II

ACTIVIDAD FINAL DE LA UNIDAD l

ROSA MARIA SANTOS HILARIO

HUAUCHINANGO, PUE., 16 DE ABRIL DE 2011

 ACTIVIDAD FINAL DE LA UNIDAD l

En la actividad preliminar hice mención de algunos problemas que se presentan

en mi grupo escolar en torno al campo formativo Pensamiento matemático, dentro
de estos se encuentran en los principios de conteo, correspondencia uno a uno, es
decir, que mis niños no establecen la correspondencia entre el objeto y el número
que le corresponde.

Otro problema que se presenta en mi salón de clases es el orden estable, los

niños al contar no repiten los nombres de los números en el mismo orden de la
serie numérica.

Una de las estrategias que considero factible para la solución de mis problemas
antes mencionados es, sin duda, “el juego”, esto debido a que este tiene una
naturaleza experimental y flexible, con lo que permite facilitar la transición del
pensamiento concreto al abstracto.

El juego es una estrategia muy importante para la enseñanza-aprendizaje del niño,

jugando el niño aprende y si nosotros como docentes los adecuamos a los
contenidos académicos podemos lograr una mejor comprensión por parte de los
alumnos sobre los principios de conteo.

El uso del juego como base para un trabajo dirigido y, con niños de todas las
edades, capitaliza mejor sus intereses para ampliar su aprendizaje (MAYLES, R.
Janet. 1190).El Programa de Educación Preescolar nos menciona, como el juego
potencia el desarrollo y el aprendizaje del niño, esto debido a que el juego es un
impulso natural de las niñas y los niños y tiene manifestaciones y funciones
múltiples.

En el juego varían no solo la complejidad y el sentido, sino también la forma de

participación: desde la actividad individual, los juegos en parejas hasta los juegos
colectivos.
Se ha considerado que durante el desarrollo de juegos complejos las habilidades
mentales de las niñas y los niños se encuentran en un nivel comparable al de
otras actividades de aprendizaje: uso del lenguaje, atención, imaginación,
concentración, control de impulsos, curiosidad, estrategias para la solución de
problemas, cooperación, empatía y participación grupal.

Los fundamentos del pensamiento matemático están presentes en los niños desde
edades muy tempranas. Como consecuencia de los procesos de desarrollo y de
las experiencias que viven al interactuar con su entorno, el ambiente natural,
cultural y social en que viven, provee a los niños pequeños de experiencias que de
manera espontánea los llevan a realizar actividades de conteo.

El entorno inmediato es el contexto donde se desenvuelve el niño, su comunidad,

familia, escuela, grupo escolar y es precisamente de este, del cual el niño
adquiere conocimientos para la resolución de problemas que se le presentan en
su vida cotidiana, de este medio el niño adquiere sus conocimientos previos.

El juego puede alcanzar niveles complejos tanto por la iniciativa de los niños,
como por mi orientación. Habrá ocasiones en que mis sugerencias propiciarán la
organización y focalización del juego y otras en que mi intervención deberá
limitarse a abrir oportunidades para que este fluya espontáneamente.

Puede que con niños pequeños no sea inmediato el éxito, pero no olvidemos las
capacidades de los niños pequeños para alternar entre la realidad y la fantasía,
frecuentemente es posible lograr soluciones muy poco convencionales pero muy
creativas por parte de los niños a algunos problemas.

Pero, ¿por qué no implementar dos estrategias el juego y el aula-taller para

mejorar la enseñanza?, ya que dentro de esta los protagonistas del proceso de
enseñanza-aprendizaje son el docente y sus alumnos, juntos forman la unidad de
enseñar-aprender.

El aula taller revaloriza la confusión y la duda como momentos del aprendizaje, y

sobre todo por su importante objetivo: contribuir a la configuración y/o corrección
de una matriz de aprendizaje que permite al alumno aprender a aprender. Con
estas dos estrategias romperíamos con el esquema tradicional y empezaríamos
verdaderamente a “educar para transformar”.