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Abby Sawyer

Prof. Park
SPN371
15 abril 2011

Reseña: Amores perros

En el año 2000 la primera en una trilogía de películas con un


cierto estilo y forma de narrar del director Alejandro Gonzáles Iñárritu,
Amores perros se estrenó. En su película Iñárritu ofrece una mirada a
la vida de tres parejas de varios estratos sociales que viven en un solo
entorno: la Ciudad de México. Hay un momento climático que enlaza
las vidas de las tres parejas. La película empieza en medias res con un
choque de autos que va a ser el vínculo entre los personajes.
La primera pareja que la audiencia encuentra es Octavio y
Susana, un hombre y su cuñada de una clase obrera. Al contraste con
ellos se introducen Daniel y Valeria; un hombre de negocio que deja su
esposa y dos hijas para estar con una modelo española. La tercera
pareja de personajes es un vago conocido como el Chivo y su hija Maru
que piensa que su padre ha muerto hace años. Cada micro-historia
tiene un perro correspondiente: Cofi, Richie y varios perros vagos. Con
ellos no se ven las características típicas de un perro como el mejor
amigo del hombre sino se representan tres tipos de perro. Cofi es un
verdadero luchador e invencible en las peleas de perros donde Octavio
lo lleva para ganar dinero. Richie es el perro de Valeria y por tanto es
privilegiado y engreído. Los perros vagos del Chivo son indeseables
pero fieles a su dueño. Los varios tipos de perros reflejan los varios
casos del amor que aparecen en la película. Hay un amor de traición e
infidelidad entre Octavio y Susana. Daniel y Valeria comparten un
amor erótico que se base en la lujuria y las apariencias. El amor entre
padre e hijo se representa en las acciones del Chivo. Así que el amor,
como los perros, no tiene características predefinidas y puede
aparecer en varias formas.
Un tema recurrente en Amores perros es la violencia y la
destrucción, que no existen solamente en los animales sino en los
personajes humanos también. Cuando no puede convencer a Susana
de salir con él porque ella no quiere dejar a su marido Ramiro, Octavio
recurre a la violencia para resolver su problema. Igual que su perro
Cofi, él usa la violencia para lograr sus deseos. Lo que sufre Richie
cuando está atrapado debajo del suelo refleja la agonía y dolor que
está sufriendo su dueña Valeria. La violencia entre los especies está
contrastada con la vida de las personas y poco a poco la audiencia se
da cuenta de que no hay una gran diferencia entre lo que está
pasando en las vidas de los personajes y la brutalidad de las peleas de
perros.
La violencia y la destrucción parecen como la única solución para
mejorar la situación. Lo interesante es que incluso el amor resulta en
violencia. Cuando el amor, usualmente visto como lo puro, bello y
perfecto, lleva a la violencia no queda ni una gota de esperanza. En
las parejas de esta película, donde el amor juntan las dos personas, no
existe otra solución para solucionar las problemas. La audiencia puede
reconocer la violencia como parte de la naturaleza del ser humano y se
da cuenta de la necesidad de salir de ella. En Amores perros los
personajes recurren a la violencia porque no les queda otra opción; tal
vez la película no habla del amor en todos partes, sino de la situación
desesperada en la Ciudad de México donde reina la violencia, aún en
las relaciones amorosas.

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