En el año 2000 la primera en una trilogía de películas con un
cierto estilo y forma de narrar del director Alejandro Gonzáles Iñárritu, Amores perros se estrenó. En su película Iñárritu ofrece una mirada a la vida de tres parejas de varios estratos sociales que viven en un solo entorno: la Ciudad de México. Hay un momento climático que enlaza las vidas de las tres parejas. La película empieza en medias res con un choque de autos que va a ser el vínculo entre los personajes. La primera pareja que la audiencia encuentra es Octavio y Susana, un hombre y su cuñada de una clase obrera. Al contraste con ellos se introducen Daniel y Valeria; un hombre de negocio que deja su esposa y dos hijas para estar con una modelo española. La tercera pareja de personajes es un vago conocido como el Chivo y su hija Maru que piensa que su padre ha muerto hace años. Cada micro-historia tiene un perro correspondiente: Cofi, Richie y varios perros vagos. Con ellos no se ven las características típicas de un perro como el mejor amigo del hombre sino se representan tres tipos de perro. Cofi es un verdadero luchador e invencible en las peleas de perros donde Octavio lo lleva para ganar dinero. Richie es el perro de Valeria y por tanto es privilegiado y engreído. Los perros vagos del Chivo son indeseables pero fieles a su dueño. Los varios tipos de perros reflejan los varios casos del amor que aparecen en la película. Hay un amor de traición e infidelidad entre Octavio y Susana. Daniel y Valeria comparten un amor erótico que se base en la lujuria y las apariencias. El amor entre padre e hijo se representa en las acciones del Chivo. Así que el amor, como los perros, no tiene características predefinidas y puede aparecer en varias formas. Un tema recurrente en Amores perros es la violencia y la destrucción, que no existen solamente en los animales sino en los personajes humanos también. Cuando no puede convencer a Susana de salir con él porque ella no quiere dejar a su marido Ramiro, Octavio recurre a la violencia para resolver su problema. Igual que su perro Cofi, él usa la violencia para lograr sus deseos. Lo que sufre Richie cuando está atrapado debajo del suelo refleja la agonía y dolor que está sufriendo su dueña Valeria. La violencia entre los especies está contrastada con la vida de las personas y poco a poco la audiencia se da cuenta de que no hay una gran diferencia entre lo que está pasando en las vidas de los personajes y la brutalidad de las peleas de perros. La violencia y la destrucción parecen como la única solución para mejorar la situación. Lo interesante es que incluso el amor resulta en violencia. Cuando el amor, usualmente visto como lo puro, bello y perfecto, lleva a la violencia no queda ni una gota de esperanza. En las parejas de esta película, donde el amor juntan las dos personas, no existe otra solución para solucionar las problemas. La audiencia puede reconocer la violencia como parte de la naturaleza del ser humano y se da cuenta de la necesidad de salir de ella. En Amores perros los personajes recurren a la violencia porque no les queda otra opción; tal vez la película no habla del amor en todos partes, sino de la situación desesperada en la Ciudad de México donde reina la violencia, aún en las relaciones amorosas.