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TRIUNFADORES:
GRUPO # 2
NOVIEMBRE 2010
ANALISIS CRITICO DE SENTENCIA NACIONAL E INTERNACIONAL
ANALISIS CRÍTICO DE SENTENCIA INTERNACIONAL
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Apitz Barbera y otros
(“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela.Sentencia de 5 de agosto de
2008
(Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas)
Es necesario puntualizar que estos ex magistrados por decisión del Tribunal Supremo de
Justicia fueron destittuidos de sus cargos por haber incurrido en un error judicial inexcusable al
conceder un amparo cautelar que suspendió los efectos de un acto administrativo que había negado el
registro de una compraventa. Publicada en Gaceta Oficial No. 37.810 del 4 de noviembre de 2003.
Un resumen de esta sentencia se hace necesaria para comprender el porque estos acudieron a la CIDH,
y la razón de la sentencia emanada del TSJ respecto a lo fallado por esta corte con respecto a la
demanda de estos ciudadanos.
La sentencia de la Sala Político–Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia estableció
expresamente que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, al no declarar la improcedencia
del amparo cautelar solicitado contra el acto administrativo número 219-A, mediante el cual el
Registrador Subalterno del Primer Circuito de Registro Público del Municipio Baruta, Estado Miranda,
niega la protocolización de un documento de compraventa de unos terrenos, incurre en un grave error
jurídico de carácter inexcusable y por esa razón la Sala considera procedente el avocamiento solicitado,
imponiéndose además la declaratoria de nulidad de la sentencia cautelar dictada por esa Corte, así
como de todas aquellas inscripciones registrales que hayan podido efectuarse como consecuencia de
ese fallo."
Expone esta sentencia: "El error judicial inexcusable atenta contra principios de derecho y por ello
entra en la modalidad de lo antijurídico. Se dice entonces –y así lo ha elaborado como doctrina de la
Sala Político Administrativa– que por error judicial inexcusable se entiende aquel que no puede
justificarse por criterios razonables, que lesiona gravemente la conciencia jurídica, revistiendo por vía
consecuencial carácter de falta grave que pueda concluir a la máxima sanción disciplinaria. De manera
que en el error judicial inexcusable no existen las razones jurídicas para sustentar un criterio, existe lo
absurdo, es decir, eso, lo que la Sala Político–Administrativa ha considerado, con relación al
pronunciamiento de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, "una irregularidad sumamente
grave" porque ella es contraria a derecho…"
"De modo que esa conducta concurrente en la decisión judicial tiene trascendencia disciplinaria cuando
se configura como error que no es concebible en los jueces antes mencionados, por lo absurdo del fallo
en sus efectos, lo que constituye el ilícito disciplinario previsto en el ordinal 4° del artículo 40 de la
Ley de Carrera Judicial. ASÍ SE ESTABLECE."
"Con fuerza en los fundamentos expuestos esta Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del
Sistema Judicial, actuando en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la
ley, DESTITUYE a los ciudadanos JUAN CARLOS APITZ BARBERA, titular de la cédula de
identidad N° 6.887.340, PERKINS ROCHA BARBERA, titular de la cédula de identidad N°
7.211.997, ANA MARIA RUGGERI COVA, titular de la cédula de identidad N° 3.415.308, y LUISA
ESTELLA MORALES LAMUÑO, titular de la cédula de identidad N° 2.574.795 de sus cargos de
Magistrados de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, y de cualquier otro cargo que
desempeñen en el Poder Judicial, al encontrarlos responsables de la comisión del ilícito disciplinario
previsto en el ordinal 4° del artículo 40 de la Ley de Carrera Judicial. Con relación a la ciudadana
EVELYN MARRERO ORTIZ titular de la cédula de identidad N° 4.084.709, se ordena a la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura hacer efectiva la Resolución No. 2002-1165, de fecha 28 de octubre de
2002, emanada del Tribunal Supremo de Justicia. ASÍ SE DECIDE."
Ante su destitución, los ciudadanos Juan Carlos Apitz B., Perkins A. Rocha Contreras y Ana María
Ruggeri C.; demandaron la nulidad de la destitución a través de varias acciones judiciales ante varias
salas del Tribunal Supremo de Justicia, las cuales fueron decididas tardíamente en contra de los
Magistrados destituidos.
Agotados todos los recursos judiciales internos en Venezuela; los magistrados destituidos Juan Carlos
Apitz B., Perkins A. Rocha Contreras y Ana María Ruggeri C.; el 6 de abril de 2004 presentaron una
denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la O.E.A., pues su ilegal e
ilegítima destitución significó una flagrante violación de derechos humanos esenciales reconocidos por
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y de la Carta Democrática Interamericana”, a raíz
de la indebida intromisión e interferencia del gobierno nacional en el poder judicial venezolano.
El 8 de marzo de 2005 a través del Informe N° 24/05 sobre la petición identificada con el N° 282/04, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la O.E.A., declara admisible la petición interpuesta.
Hay que acotar que Cinco años después de la destitución, el 29 de enero de 2010, se realizó una
audiencia privada en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en San José de Costa Rica, en la
que participaron el representante del Estado de Venezuela, el de las víctimas y la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos con el propósito de que la Corte obtenga información por parte
del Estado sobre el cumplimiento de la Sentencia y escuche las observaciones de la Comisión y del
representante de las víctimas al respecto.
El caso de a doctora Luisa Estela Morales Lamuño de Acosta
Es interesante puntualizar el caso de a doctora Luisa Estela Morales Lamuño de Acosta,
funcionaria del Poder Judicial que fue destituida en dos oportunidades: en 1989 por el Consejo de la
Judicatura y en 2003 por la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial. En la
Gaceta Oficial Nº 34.354, de fecha viernes 24 de junio de 1989, se publicó la sentencia mediante la
cual el entonces Consejo de la Judicatura destituyó del cargo de juez titular del Tribunal de Primera
Instancia Agraria del estado Yaracuy a la doctora Luisa Estela Morales Lamuño de Acosta. En el texto
de la sentencia se señala que Morales Lamuño incurrió en la alteración de actas y otro concurso de
infracciones. El 16 de octubre de 1989, la destituida, asistida por el abogado Morris Siarraalta demandó
la nulidad de la resolución invocada para dejarla fuera del Poder Judicial. El magistrado ponente fue
Román Duque Corredor. En su decisión declaró sin lugares recurso de anulación interpuesto... En la
Gaceta Oficial Nº 37.810 de fecha 4 de noviembre de 2003, en ponencia de Beltrán Haddad, la doctora
Luisa Estela Morales Lamuño vuelve a ser destituida, esta vez como responsable de haber cometido
ilícitos disciplinarios... El 14 de julio de 2004, Laurence Quijada, de la Comisión de Funcionamiento y
Reestructuración del Sistema Judicial, mediante el oficio Nº 01-2004, se dirige al diputado Pedro
Carreño informándole acerca de los postulados a los cargos de magistrados del Tribunal Supremo de
Justicia. En esa lista aparece la doctora Luisa Estela Morales Lamuño; sin embargo, la dos veces
destituida del Poder Judicial es nombrada presidenta de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, de la República.
Analisis de la sentencia de la CIDH
Esta Sentencia denota un marcado tinte político, injerencia en las decisiones internas del Estado,
También revela preferencias por parde tel estado venezolano con respecto a la doctora Luisa Estela
Morales Lamuño. Ciertamente es notable que hay una maniobra política en ese aspecto, pero también
es muy obvio que se tomo esta caso para desacreditar al Estado Venezolano y generar una crisis
institucional en el Poder judicial. Si bien un ente como CIDH puede sugerir y dicatminar en relación de
los DH, aqui se plantea más bien una intromisión en nuestros asuntos internos, se excede
marcadamente este ente en su fallo.
1. Se trata de la primera decisión de una corte internacional que condena al Estado venezolano,
desde que el presidente Hugo Chávez llegó al poder en 1999
2. La corte interamericana convalidó la denuncia de los propios jueces afectados, según la cual
fueron destituidos por razones "políticas'',
3. Esta sentencia alude que el 29 de noviembre de 2006 la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos presentó, "de conformidad con los artículos 51 y 61 de la Convención, una demanda
contra la República Bolivariana de Venezuela que dio inicio al presente caso conocido como
Apitz Barbera y otros. La denuncia inicial fue presentada ante la Comisión el 6 de abril de
2004.
4. La sentencia Sentencia de la Corte Interamericana de DDHH establecio la reincorporación de
ex magistrados de la Corte 1era en lo Contencioso Administrativo a sus cargos y pago de
indemnizaciones el fallo de la sentencia ordena que los ex jueces de la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, Ana María Ruggeri Cova, Perkins Rocha Contreras y Juan Carlos
Apitz Barbera, quienes habían sido destituidos de sus cargos el 30 de octubre de 2003, deben
ser reenganchados al sistema judicial venezolano.la Corte indica que "el Estado debe reintegrar
al Poder Judicial a los señores Juan Carlos Apitz Barbera y Perkins Rocha Contreras y a la
señora Ana María Ruggeri Cova, si éstos así lo desean, en un cargo que tenga las
remuneraciones, beneficios sociales y rango equiparables a los que les correspondería el día hoy
si no hubieran sido destituidos".De igual forma, "
5. La sentencia de la Corte Interamericana de DDHH establecio que el Estado venezolano debe
realizar los pagos de las cantidades establecidas en la Sentencia por concepto de daño material,
inmaterial y reintegro de costas y gastos dentro del plazo de un año a partir de la notificación de
la presente Sentencia".
6. La Corte Interamericana de DDHH considero que el Estado “no garantizó el derecho de los
señores Juan Carlos Apitz Barbera y Perkins Rocha Contreras y de la señora Ana María Ruggeri
Cova a ser juzgados por un tribunal imparcial, lo que constituye una violación del artículo 8.1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
7. No obstante, se señala que “no ha quedado establecido que el Poder Judicial en su conjunto
carezca de independencia, conforme a lo expuesto en los párrafos 96 a 108 de esta Sentencia”.
8. La Corte Interamericana de DDHH considero que“no queda probado en el expediente del
presente caso que el Poder Judicial haya sido “depurado” ideológicamente. Por estos motivos,
con las pruebas obrantes, la Corte no encuentra demostrado que el Poder Judicial en su totalidad
carezca de independencia”.
9. La Corte en equidad determinó como indemnización por el daño material la cantidad de US$
48.000,00 o su equivalente en moneda venezolana para cada víctima. El Estado deberá efectuar
el pago de este monto directamente a los beneficiarios dentro del plazo de un año a partir de la
notificación de la presente Sentencia. Esto se suma a la cantidad de US$ 40.000,00 por
concepto de indemnización por daño inmaterial.
10. La Corte, además, determinó que el Estado debe entregar la cantidad de US$ 5.000,00 a cada
una de las víctimas, por concepto de costas y gastos. Dicha cantidad deberá entregarse
directamente a los beneficiarios dentro del plazo de un año a partir de la notificación de la
presente Sentencia. Todo esto da un total de 93 mil dólares.
11. El Estado debe cumplir sus obligaciones mediante el pago en dólares de los Estados Unidos de
América o en una cantidad equivalente en moneda venezolana, utilizando para el cálculo
respectivo el tipo de cambio entre ambas monedas que esté vigente en la plaza de Nueva York,
Estados Unidos de América, el día anterior al pago.
12. Si por motivos fundados, ajenos a la voluntad de las víctimas, el Estado no pudiese
reincorporarlas al Poder Judicial en el plazo de seis meses a partir de la notificación de la
presente Sentencia, deberá pagar una indemnización, que esta Corte fija en equidad en US$
100.000,00 (cien mil dólares de los Estados Unidos de América) para cada una de las víctimas,
en el plazo máximo de dieciocho meses a partir de la notificación de la presente Sentencia.
13. El Estado debe elaborar una ley de etíca y protección de jueces.
14. El Estado debe realizar los pagos de las cantidades establecidas en la presente sentencia por
concepto de daño material, inmaterial y reintegro de costas y gastos dentro del plazo de un año
a partir de la notificación de la presente sentencia, en los términos de los párrafos 236, 242 y
260 de la misma.
15. El Estado debe realizar las publicaciones señaladas en el párrafo 249 de esta Sentencia; D) El
Estado debe adoptar dentro del plazo de un año a partir de la notificación de la presente
Sentencia las medidas necesarias para la aprobación del Código de Ética del Juez y la Jueza
Venezolanos.
El 18 de diciembre de 2008, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, dejó sin
efecto jurídico alguno la decisión de la CIDH Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Apitz Barbera y otros mediante sentencia. Esta sentencia levanto gran controversia por su tinte
politico, esta junto a otras sentencias han sentado un precedente en lo que respecta a la injerencia de
enetes internacionales en decisisones judiciales internas del país y coloca a Venezuela en una posición
autodeterminada ante el DPI. Se observa una franca rebeldia ante los tratados internacionales, y
corrobora que el DIP siempre sera un derecho de coordinación, que no puede trascender sobre las
decisiones internas y soberanas del Estado.
Analisis Critico de la Sentencia:
1. Esta sentencia juno a otras mencionadas en un comunicado de prensa hacen posible que el
Estado Venezolano, pueda denunciar o modificar los convenios suscritos -antes de 1999- con
otras naciones en los cuales se sometió la resolución de controversias a órganos internacionales.
2. Esta sentencia avala que sólo a través de un consentimiento de las altas autoridades del Poder
Nacional es posible que la República pueda someterse a la jurisdicción internacional. La validez
y eficacia, requiere no solo de la manifestación de voluntad del Presidente de la República, sino
además de una ley aprobatoria del tratado por parte de la Asamblea Nacional (Corte Penal
Internacional, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Tribunales subregionales como el
Tribunal Andino, centros de arbitraje, conciliaciones, entre otros)
3. Al reafirmarse en los términos expuestos en esta sentencia el principio de soberanía y
autodeterminación de la República, es posible que el Estado Venezolano de acuerdo a las
normas aplicables, pueda denunciar o modificar los convenios suscritos -antes de 1999- con
otras naciones en los cuales se sometió la resolución de controversias a órganos internacionales.
4. Con esta sentencia se plantea un antecedenta para que los fallos, laudos, dictámenes u otros
actos de igual entidad, podrán ejecutarse penal o civilmente en el país, si son violatorios de la
Constitución, por lo que por esta vía (la sentencia) no podrían proyectarse en el país, normas
contenidas en Tratados, Convenios o Pactos sobre Derechos Humanos que colidiesen con la
Constitución o sus Principios rectores
5. Esta sentencia reafirma que toda decisión o laudo internacional, puede ser objeto de control
constitucional, si se pretende ejecutar en Venezuela. La representación de la República
Bolivariana de Venezuela refiriéndose a la ejecución de la decisión de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos del 5 de agosto de 2008, alegó que “las decisiones de estos órganos
internacionales de protección de los derechos humanos no son de obligatorio cumplimiento y no
son inaplicables si violan la Constitución o no se hayan agotado los recursos judiciales internos.
Lo contrario sería subvertir el orden constitucional y atentaría contra la soberanía del Estado”.
6. En el dictamen la Sala estableció: "A las decisiones de esos organismos (internacionales de
derechos humanos) se les dará cumplimiento en el país, conforme a lo que establezcan la
Constitución y las leyes, siempre que ellas no contraríen lo establecido en el artículo 7 de la
Constitución, el cual reza: "La Constitución es la norma suprema y el fundamento del
ordenamiento jurídico'
7. La sentencia deja claro que la sala Constitucional es la intérprete del texto fundamental
tambiénel (artículo 335 CRBV) se abrogó la potestad de interpretar las normas contenidas en
los tratados o pactos internacionales de derechos humanos firmados por el país y anunció que
los informes y resoluciones emanados por las instancias creadas por dichos instrumentos
podrían ser desacatados. Esto genero gran controversia pues para muchos juristas Conforme al
texto de la Convención Americana, esta sentencia, como todas las sentencias de la Corte
Interamericana, es "definitiva e inapelable" (art. 67); y el Estado venezolano tiene la obligación
de "cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que se (a) parte" (art. 68.1)- Otras criticas
plantean que esta sentencia del TSJ configura una grave violación al derecho internacional por
parte del Estado venezolano. Se trata del "desacato" abierto a una sentencia de un tribunal
internacional y por tanto a las obligaciones derivadas del tratado que lo creó y rige sus
competencias.
10. Plantea esta sentencia que el fallos no se trata de una colisión de leyes, pues de lo que se trata es
de una presunta controversia entre la Constitución y la ejecución de una decisión dictada por un
organismo internacional fundamentada en normas contenidas en una Convención de rango
constitucional, lo que excede los límites de ese especial recurso, pues la presunta colisión
estaría situada en el plano de dos normas de rango constitucional.
11. Concluye la sentencia que: “no puede ponerse un sistema de principios supuestamente absoluto
y suprahistórico por encima de la Constitución” y que son inaceptables las teorías que pretenden
limitar “so pretexto de valideces universales, la soberanía y la autodeterminación nacional”.
15. Asimismo, el fallo de la Corte Interamericana equipara de forma absoluta los derechos de los
jueces titulares y los provisorios, lo cual es absolutamente inaceptable y contrario a derecho. En
este orden de ideas, debe esta Sala traer a colación el criterio sostenido por la Sala
Constitucional, en función del cual la potestad que tiene la Comisión Judicial de este Máximo
Tribunal para remover de sus cargos a los funcionarios designados con carácter provisional, es
de estricto carácter discrecional.
16. Lo que señala el fallo de CIDH, sólo es aplicable a los jueces de carrera, ya que los provisorios,
accidentales u otros jueces que son de libre nombramiento y remoción por la Comisión Judicial
del Tribunal Supremo de Justicia, pueden ser removidos por dicha Comisión con notificación a
la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia de lo resuelto con estos jueces, a fin de la
ratificación de lo decidido.`
18. Se advierte del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que este órgano pretende
que el Estado venezolano indemnice a los ex jueces de la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo Ana María Ruggeri Cova, Perkins Rocha Contreras y Juan Carlos Apitz, a
quienes califica de “víctimas” por haber presuntamente sido violados sus derechos individuales;
pero en la supuesta constatación por dicha Corte de la violación de los derechos o libertades
protegidos por la Convención, dictó pautas de carácter obligatorio sobre gobierno y
administración del Poder Judicial que son competencia exclusiva y excluyente del Tribunal
Supremo de Justicia y estableció directrices para el Poder Legislativo, en materia de carrera
judicial y responsabilidad de los jueces, violentando la soberanía del Estado venezolano en la
organización de los poderes públicos y en la selección de sus funcionarios, lo cual resulta
inadmisible.