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VOCES ROMPIENDO EL
SILENCIO DE UTATLAN
4
r

© Directora de Proyecto:
Yedra García Bastante
© Inicio y Desarrollo del Proyecto:
Julio Víctor Cochoy Alva
© Ejecución del Proyecto:
Yedra García Bastante
© Entrevistas realizadas por:
Julio Víctor Cochoy Alva, Yedra García Bastante y Margarita
Pérez Soc
© Traducciones de K´iche´ a Español:
Julio Víctor Cochoy Alva, Silvia Menchú Batz y Francisco
Sánchez Pérez
© Foto de Portada de COVUSLU a mitad de los años ochenta
© Fondo Contraportada:
Servilleta típica de Santa Lucía Utatlán (Sololá)
© Diagramación:
Nawal Wuj

Asociación
Pro Derechos Humanos

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con apoyo financiero del Gobierno de Noruega, a través de
su Programa de Participación de la Sociedad Civil - PASOC, hizo posible la presente publicación.

La información contenida en esta publicación no necesariamente refleja la posición de Naciones Unidas ni del Pro-
grama de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
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t

JUNTA DIRECTIVA2004
DELCOMITÉ DE VÍCTIMAS UNIDAS DE SANTALUCÍAUTATLÁN
-COVUSLU-

Presidenta:
Margarita Pérez Soc

Vicepresidenta:
Cristina Avendaño Pineda

Secretario:
Marcos Arturo López Vásquez

Tesorera:
Fermina Candelaria Xitamul

Vocal I:
Santiago Xitamul Meletz

Vocal II:
Dorotea López

Vocal III:
Margarita Ajú Barreno
6
7

ÍNDICE GENERAL

Dedicatoria ......................................................................................................................................................... q 9

Agradecimientos ............................................................................................................................................... q 11

Prólogo ................................................................................................................................................................. q 13

Introducción ....................................................................................................................................................... q 17

Historia de Santa Lucía Utatlán ............................................................................................................. q q 21

Tradiciones y Leyendas ............................................................................................................................. w T 5 5

Testimonios ................................................................................................................................................... e o 6 9

Ejecución extrajudicial de Luis Magdaleno Saquic Pixabaj (17/III–/78) ....................................... e . Q 7 1

Desaparición forzada de Arcadio Domingo Saquic Ixcol (23/VII/1980) ...................................... e T 7 5

Ejecución extrajudicial de Teodoro Escun Yac (15/VIII/1981) ........................................................ e O 7 9

Desaparición forzada de Enrique Gerardo Casimiro Cochoy Ixcol (agosto de 1980) .................. r e 83

Desaparición de Jesús de León Saquic (14/XI/1980) .......................................................................... r t 85

Desplazamiento forzado y tortura a Antonio López Tunay (12/XII/1980) ................................. r o 8 9

Ejecución extrajudicial de Cruz Maximiliano Vásquez y Vásquez (19/VI/1981) ...................................... r E 9 3

Desaparición forzada de Marcos Manuel Saquic Chávez (14/VII/81) ........................................... r U 9 7

Ejecución extrajudicial de Angel Domingo Tax Ajucum (20/VII/81) ............................................ t q 101

Ejecución extrajudicial de Santos Francisco Can Ixcol (29/VIII/81) ............................................... t u 1 0 7

Ejecución extrajudicial de Bonifacio Julián Xitamul (27/IX/81) ...................................................... t Q 1 1 1

Ejecución extrajudicial de Bonifacio Eligio Xitamul ajú (27/IX/1981) ........................................... t T 1 1 5

Desaparición forzada de Lucío de León Saquic (22/X/81) ............................................................... t O 1 1 9

Desaparición forzada de Juan Víctor Ajú Barreno (31/X/81) .......................................................... y e 123

Ejecuciones extrajudiciales de Felipe Norberto Alva Ajanel y Gaspar Alva Yac y desapariciones
8

forzadas de Pedro Mercedes Xitamul Excun y Domingo Noj Xaminez (31/X/81) ...................... y u 1 2 7

Desaparición forzada de Víctor Modesto Cux Ajú (12/XII/81) ...................................................... y U 1 3 7

Intimidación a Margarita Ajú Barreno (14/XII/81) ............................................................................. u q 141

Desaparición forzada de Santos Juan Ixcol Sazo (18/XII/81) .......................................................... u . t 145

Desaparición forzada de Domingo Rafael Ixcol Sazo (18/XII/81) .................................................. u o 1 4 9

Desaparición de Ricardo Benito Can Can (24/XII/81) ........................................................................ u E 1 5 3

Ejecución extrajudicial de Felipe Jeréz Marroquín (3/III/82) ............................................................ u u 1 5 7

Ejecución extrajudicial de Manuel Magdaleno Velásquez (21/III/82) ........................................... i q 161

Ejecución extrajudicial de Oscar Enrique Pérez Morales (19/VII/82) ........................................... i . u 1 6 7

Ejecución extrajudicial de Rosalío Roquel Ajú (18/VIII/82) ............................................................. i Q 1 7 1

Desplazamiento forzado por intimidaciones a Santiago Xitamul Meletz (octubre de 1982) .... i T 1 7 5

Desaparición forzada de Bernardo Simón Castro Cul (año 1982) ................................................... o q 181

Ejecución extrajudicial de Juan Obispo Ixcol Yaxon (7/IX/83) ........................................................ o t 185

Desplazamiento forzado y torturas a Ramón Ixcol Chávez (año 1983) ........................................ o o 1 8 9

Desaparición forzada de Santos Esteban López Vásquez 14/I/84)62 .......................................... o T 1 9 5

Desaparición de Diego Justo Germán López Tunay (23/IX/85) ..................................................... o O 1 9 9

Desaparición forzada de Luciano López Osorio (18/X/88) ............................................................. p e 203

Anexo .............................................................................................................................................................. p E 2 1 3

Bibliografía .................................................................................................................................................... Q q 221


9

DEDICATORIA
Por la dignificación de las víctimas directas; por la justicia
histórica hacia las víctimas indirectas de la
“Guerra Revolucionaria-Reaccionaria en Guatemala”
en el contexto de la “Guerra Fría”
El ruido del silencio:
atormenta sus almas,
no las deja dormir en paz,
consume sus cuerpos,
suena a carcajadas del verdugo,
devora y esconde la historia,
nutre la injusticia,
acepta la opresión,
difunde el engaño y la mentira
huele a pólvora, suena a metralla y fusil.

Ellas no quieren ser mas esclavas del silencio,


quieren romper esta tragedia con su voz

su voz para romper el tormento,


su voz para dormir en paz,
su voz para fortalecer sus cuerpos,
su voz y su sonrisa para compartirlas,
su voz para protestar contra la injusticia,
su voz por la dignidad
su voz para la libertad,
su voz para que se conozca la verdad
su voz para romper el silencio de Utatlán;
el Utatlán remoto, el Utatlán vigente y el Utatlán en el horizonte.

Julio Victor Cochoy


Octubre de 2003
0
!

AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a Dios por fortalecernos en nuestro duro caminar por el desierto
de tristeza, dolor y llanto y que ahora nos permite dar un suspiro de aliento
expresando lo que se ha callado durante años; también a nuestros seres queri-
dos que descansan en un lugar de paz donde ya nada ni nadie les prive de su
existencia porque desde lo alto nos han dado valor para seguir con nuestro
peregrinar.
La Junta Directiva del Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán
(COVUSLU) agradece a cada una de las integrantes del Comité por haber com-
partido su testimonio para ser difundido en este libro. La Junta reconoce su
valor y dignidad al narrar la injusticia de la que fueron objeto, a pesar del dolor
que conlleva. Y demuestran así, su voluntad y fe de contribuir a la reconcilia-
ción nacional, a través de la práctica de la compasión y el perdón.
La Directiva también agradece el aporte de cada persona e institución
involucrada en el proyecto: Voces Rompiendo el Silencio de Utatlán.
En la etapa de elaboración del proyecto, fue valiosa la ayuda de Mathias
Rull y María Jesús Cajal. Gracias amigos por compartir la información y tecno-
logía.
Durante la validación del proceso de recolección de testimonios, agrade-
cemos la voluntad y participación de la Oficina Sub-Regional de MINUGUA
Sololá, La Auxiliatura Departamental de los Derechos Humanos Sololá y la
Cooperación Española.
El financiamiento del proyecto es por parte del Programa de Participa-
ción de la Sociedad Civil (PASOC) del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD). Nuestro más sincero agradecimiento a cada integrante del
programa. Infinitas gracias también, al equipo pro Derechos Humanos de San-
ta María Visitación, por su apoyo y trabajo administrativo.
En la recopilación de la información para conocer la historia y las tradi-
ciones de Santa Lucía Utatlán, fue valioso el aporte en conocimientos e infor-
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

mación bibliográfica de instituciones y vecinos. Nuestro eterno agradecimien-


to y reconocimiento va para:
La Municipalidad de Santa Lucía Utatlán, la Organización Técnica de
Desarrollo Integral «Aj» (OTDI AJ), especialmente a Antonio Vicente Cochoy
Alva, Federico Tomás Sazo Ulario y Francisco Chávez Xaminez;
También para los vecinos y vecinas del municipio y en especial a Isaura
María del Valle de Gutiérrez, Paulino Leonidas Noriega González, Inocente
Trinidad Noriega Villatoro, Elfego Abelardo Ovalle de León, Moisés Quezada
de León y Cayetano Alberto Vásquez Escun.
Nuestro agradecimiento al señor Carlos Aldana del Programa Nacional
de Resarcimiento (PNR) por su bondad y atención hacia las personas integran-
tes del Comité en su lucha histórica. Es extensivo el agradecimiento a todo el
personal del PNR por su esfuerzo en el cumplimiento de su misión.
La Junta reconoce y agradece a Yedra García Bastante su trabajo eficiente
y eficaz en la ejecución del proyecto. Valora su trabajo ya que éste trascenderá
en la historia de Santa Lucía Utatlán. Apreciamos y guardamos en nuestros
corazones su acompañamiento y solidaridad.
Finalmente agradecemos y pedimos a Dios que bendiga a Julio Víctor
Cochoy Alva por la oportunidad que nos abrió con la elaboración del proyecto:
Voces Rompiendo el Silencio de Utatlán.

Junta Directiva del


Comité de Víctimas Unidas Santa Lucía Utatlán –COVUSLU-

12
#

PRÓLOGO
El Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán (COVUSLU) reúne
a víctimas indirectas de la violencia de la “Guerra Revolucionaria-Reacciona-
ria” en Guatemala, que inició en la década de los sesenta y finalizó en 1996 con
la firma de Los Acuerdos de Paz. Se organizan para romper el silencio predo-
minante a través de sus TESTIMONIOS. Por medio del presente libro, difun-
den su voz, su palabra, para que se cristalice en la conciencia crítica de la
sociedad utatleca y guatemalteca.
Durante el Proceso de Paz “Las Partes” reconocieron el derecho que asiste
a todo el pueblo de Guatemala de conocer plenamente la verdad. En su testimo-
nio, una de las víctimas indirectas de Santa Lucía Utatlán dice:
… Créame, era inocente… me hicieron tanto daño, tanto daño que lo
voy a llevar hasta el fin de mi vida, hasta que me muera se me va a
olvidar lo que me hicieron nunca jamás se me va a olvidar… porque
lo que hicieron con nosotros fue una gran injusticia, de habernos
quitado a nuestros esposos, de dejarnos solas con nuestros hijos…
mi única esperanza que un día hagan justicia de veras y que nos
reparen un poco el daño que nos hicieron.
Los testimonios encierran un profundo contenido humano, social e histó-
rico. Representan la demanda de justicia y reparación de daños de las víctimas
de la violación de derechos humanos de Santa Lucía Utatlán.
Ninguna de las víctimas mortales tuvo la oportunidad de un juicio, con-
templado en un “estado de derecho”. Ningún tribunal les dictó sentencia por
delito alguno, siguiendo su “debido proceso”. Los familiares de las víctimas
son indiscutiblemente los testigos de su inocencia. De ahí surge su demanda de
que se les crea y se les escuche; para romper la estigmatización y culpabilización
de las víctimas de la guerra, actitudes generalizadas en Guatemala. Para que
predomine en la conciencia social la afirmación de que ERA INOCENTE Y LO
MATARON y no la idea de que lo mataron porque “andaba metido en algo”. En
su calvario y agonía, una de las víctimas mortales en sus últimas palabras
(que el libro inmortaliza) deja constancia de eso, al pronunciar:
$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

… ¡Ingratos! ¿por qué me mataron si yo no debo nada?. Yo soy ino-


cente, les dijo…
El daño causado a las víctimas indirectas y sus secuelas son indescripti-
bles e irreparables. Les afectó a nivel emocional/psicológico, físico, familiar,
económico, espiritual y material; se violentó su dignidad, se violaron sus dere-
chos humanos… El caso de las mujeres viudas es dramático, ya que además de
haber perdido a sus esposos, desarrollan su vida en una dinámica social que
las “excluye, las explota y discrimina como mujeres, como indígenas y como
pobres”. Además, debieron asumir la responsabilidad de los ingresos familia-
res para proveer de alimentación, educación, salud y demás gastos familiares y
ejercer el rol de padres.
Los hijos e hijas de las víctimas directas son una generación histórica-
mente abandonada. En la mayoría de los casos, desarrollaron sus vidas en la
extrema pobreza. En uno de los testimonios, la viuda menciona:
…a veces ni para una libra de azúcar teníamos, en las tiendas ya no nos
daban fiado.
Los que presenciaron la crueldad y saña con que mataron a sus padres,
ineludiblemente sufrieron traumas en sus vidas, se les afectó su esencia con
mucho dolor. A pesar de esto, un caso que se presenta en este libro, deja una
lección ejemplar de perdón. El joven con su percepción de “justicia”, buscó la
forma de “vengar” el asesinato de su padre. Se inscribió en el Ejercito de Gua-
temala con el fin de encontrar al capitán que estaba al mando la noche en que
asesinaron a su padre. La idea que tenía era asesinarlo. Cuando lo localizó en
una zona militar y pudo haberlo matado, optó únicamente en confrontarlo:
… Capitán... usted ya no me conoce… soy el hijo de Gaspar Alva…
el que usted mató… usted mató a mi papá.
…“Yo no te conozco patojo mocoso” - Fue la respuesta que obtuvo.
Al final el joven le perdonó la vida al capitán y según la madre del
joven:
…Al capitán lo habían baleado ahí en el Petén, había tenido un en-
frentamiento y lo habían baleado y entonces él había quedado invá-
lido, Dios hizo su justicia primero.
Olvidar esta etapa violenta de Santa Lucía Utatlán, parecería una solu-
ción para estar en armonía. Pero las víctimas no pueden olvidar el terrible
impacto de la violencia que sufrieron. Como lo demuestra el testimonio, sólo la

14
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán %

muerte podrá borrar en ella lo que le hicieron. Se refiere al asesinato de su


esposo y su suegro; el secuestro de su cuñado y concuño. Si se suma a este
hecho el secuestro de su vecino la misma noche, se convierte en una masacre
perpetrada en Santa Lucía Utatlán, el 31 de octubre de 1981. Los detalles apare-
cen en los testimonios. Los vecinos que estuvieron esa noche en el pueblo, escu-
charon los disparos de armas de grueso calibre desde sus hogares.
Las integrantes de COVUSLU creen firmemente que el esclarecimiento
histórico de sus casos contribuirá a que no se repitan las páginas tristes y dolo-
rosas. Se contribuye a fortalecer el proceso de democratización indispensable
para eliminar: la injusticia, expoliación y explotación economica históricas;
así como la dominación política, y discriminación racial vigentes en Guatema-
la. El aporte significativo de las víctimas indirectas es su profunda voluntad y
fe de contribuir a la RECONCILIACIÓN y justicia en el país, practicando la
compasión y el perdón. Una primera acción es romper el silencio de sus casos y
por medio de sus testimonios, protestar contra la injusticia cometida. Las inte-
grantes de COVUSLU comparten el sueño de un futuro donde estén vigentes la
libertad, la justicia, la participación política y donde no se practique la discri-
minación racial. Un futuro donde prevalezca el respeto a la dignidad y valor de
cada ser humano.
El conocimiento de sus casos se constituirá en elemento objetivo particu-
lar para el análisis de este hecho histórico en su nivel general. El contexto de
confrontación de la “Guerra Fría” involucró directa e indirectamente las deci-
siones, recursos y acciones de actores internacionales. Por un lado se planteó la
lucha revolucionaria con su respectivo método violento. Se pretendía cambiar
un sistema de relaciones sociales basados en una ideología socialista/comu-
nista. Por el otro, se creó todo un sistema de defensa reaccionaria para mante-
ner el status quo, con su filosofía capitalista/imperialista. Basados en el
“anticomunismo” se creó una infraestructura y logística con el método de la
violencia y el terror, aplicado en Santa Lucía Utatlán.
Una lección que se afianza en la conciencia de la víctimas es no consentir
ni ajustarse a las acciones injustas en las relaciones sociales. Tampoco aceptar
la violencia como un método para buscar justicia. Mas bien proponen ser
creativos e inteligentes para resistir las acciones, planes y leyes que son injus-
tas.
Como una acción de justicia histórica, que contribuye a la reconciliación
nacional, las víctimas directas e indirectas demandan del Estado, la
implementación del Programa Nacional de Resarcimiento y que se instale en

15
& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Sololá una oficina departamental. Las medidas de resarcimiento: restitución


material, indemnización económica, reparación psicosocial, rehabilitación y
dignificación de las víctimas debe materializarse con las víctimas de COVUSLU
y de todo el país.
En la actual dinámica de recomposición del tejido social, es valiosa la
organización y aporte de las víctimas de Santa Lucía Utatlán. Compartir sus
testimonios se convierte en un instrumento que facilita el conocimiento y com-
prensión de las causas y efectos de la violencia en el municipio. Todo ello con-
tribuiría a que las nuevas generaciones desarrollen su conciencia histórica,
para que “nunca más” se repitan los hechos de terror e injusticia.

Julio Víctor Cochoy Alva

16
/

INTRODUCCIÓN
A principios de los años ochenta, un grupo de viudas del municipio sololateco
Santa Lucía Utatlán, se unieron para trabajar conjuntamente y conseguir apo-
yo, a fin de poder dar alimento y educación a sus hijos e hijas; ya que la desapa-
rición y/o asesinato de sus esposos había dejado a sus hogares sin el apoyo
afectivo y el sustento económico que los mismos les proveían.
Fue un trabajo duro y a veces provocó desilusión y desesperación por
parte de sus integrantes, puesto que las ayudas eran escasas y en muchas oca-
siones no cubrían las necesidades básicas familiares. Muchos de los hijos y las
hijas de estas viudas perdieron la oportunidad de poder estudiar, a pesar de
que sus familias consideraban que el estudio era la base para poder seguir
adelante y salir de la situación de pobreza en la que se encontraban.
A consecuencia de todas estas dificultades, se produjo por parte de las
viudas y sus dependientes una gran insatisfacción y frustración constante, al
tener que luchar para subsistir y verse truncadas sus expectativas de un futuro
mejor por medio de una educación formal.
En el año 2003, a raíz de la aprobación por parte del Gobierno Guatemal-
teco del Acuerdo Gubernativo que da vida al Programa Nacional de
Resarciminiento, el grupo decidió elaborar un documento en el que contaran lo
sucedido durante el conflicto armado en el municipio de Santa Lucía Utatlán,
como forma de promover la reconciliación nacional y hacer justicia a sus fami-
liares secuestrados, torturados y asesinados durante esta etapa de violencia.
El 30 de julio del año 2003, un grupo formado por personal de la Misión
de Naciones Unidas en Guatemala, del Programa Nacional de Resarcimiento,
de la Auxiliatura de Derechos Humanos en Sololá y de la Agencia Española de
Cooperación Internacional asistieron a la grabación de los testimonios de dos
integrantes del Comité (Margarita Pérez Soc y Berta Escún Ixcol); como forma
de validar el trabajo que se estaba realizando en ese momento.
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

El proyecto “Voces Rompiendo el Silencio de Utatlán” se presentó al Pro-


grama de Participación de la Sociedad Civil (PASOC) del Programa de Nacio-
nes Unidas (PNUD), quien dio todo su apoyo al mismo y financió su ejecución.
Cabe señalar que en esta fase se contó con la inestimable ayuda de Nancy
Robinson y Josep Herreros de la Misión de Naciones Unidas en Guatemala,
sede de Sololá.
El Equipo Pro Derechos Humanos de Santa María Visitación (Sololá) se
encargó de toda la Administración del proyecto aportando su personalidad
jurídica y equipo profesional al Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía
Utatlán.
Se continuó con el proceso de grabación, trascripción y traducción del
K´iche´ al Español de los testimonios de las víctimas y se realizaron numero-
sas visitas a vecinas y vecinos utatlecos para conseguir información acerca de
la historia del municipio y sus tradiciones y leyendas, con el objeto de
contextualizar histórica y culturalmente a las lectoras y lectores del presente
documento.
En Santa Lucía Utatlán, hay más casos de violaciones a derechos huma-
nos por parte de las fuerzas represoras estatales que los contenidos en este
libro. Es por esta razón que después del último testimonio (ordenados
cronológicamente) se han dejado varias hojas en blanco. De esta manera se
intenta dejar un espacio para que las personas que no pudieron reflejar su
historia con el Comité, por temor a represalias o por no querer remover y recor-
dar todos esos recuerdos dolorosos, tengan un lugar para incorporar esos he-
chos traumáticos que vivieron. Será una forma de que las generaciones venide-
ras conozcan la verdad y se evite que vuelva a Guatemala una etapa tan dura
y cruel como la que se vivió durante los treinta y seis años de conflicto armado
interno.
El miedo y dolor de las víctimas se hizo patente en el proceso de graba-
ción de los testimonios, ya que a menudo se producían llantos débiles que
culminaban en sollozos amargos. En los testimonios que a continuación verán,
se han omitido comentarios acerca de las muestras de dolor de las personas
que nos entregaron su historia, ya que los testimonios son de por sí muy dolo-
rosos y considero que el lector o lectora entenderá la angustia de las viudas al
relatar y recordar un pasado no tan lejano y muy difícil de superar.

18
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

Todos los testimonios aquí presentados están íntimamente relacionados


con el conflicto armado interno, aunque en algunos de ellos la falta de informa-
ción y el secretismo con que se producían los secuestros, asesinatos y torturas
de las víctimas; ha provocado que algunos parezcan simples accidentes, ajus-
tes de cuentas o actos de violencia común. Estas viudas son testigos del peligro
que corrían sus esposos por la simple razón de tener un trabajo con alto conte-
nido social o religioso; o por ser exitosos en sus negocios lo que provocaba que
vecinos envidiosos les denunciaran como guerrilleros ante el ejército.
Espero que este libro pueda contribuir a la reconciliación nacional y que
sirva, como muchos otros que ya existen, para promover el esclarecimiento de
unos cuantos de los miles de casos de violaciones a los derechos humanos por
parte del ejército durante el conflicto armado.

Yedra García Bastante


Directora de Proyecto
Voces Rompiendo el Silencio de Utatlán

19
1
=
1
1

HISTORIA DE SANTA
LUCÍA UTATLÁN
1
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Cedido por el Proyecto “Participación Ciudadana con Enfoque de Género”, Lagun Artean
- Entre Amigos, financiado por el Gobierno Vasco.

22
1
3

LA CONQUISTA
El 7 de mayo del año 1524 los españoles conquistaron el reino K´iche´ de Q´umár
Ka´j (llamado Utatlán en idioma Nahuatl) y según relata el Memorial de Sololá
Anales de los Kaqchiqueles 1 , párrafo 147, en cuanto a la llegada de Pedro de
Alvarado (Tunatiw):
El día 4 K´at fueron quemados vivos el rey Ajpop y su adjunto Ajpop Qamajay . No
se había satisfecho con la guerra el corazón de Tunatiw. Pronto un mensajero de Tunatiw
vino a los reyes Kaqchiqueles, solicitando soldados: “Que vengan los guerreros de los
Ajpop Sotz´il y Ajpop Xajil a la matanza de la gente K´iche´”. Así habló el mensajero de
Tunatiw a los reyes. Luego fue satisfecha la demanda de Tunatiw y salieron cuatrocientos
hombres a la matanza de la gente K´iche´. Pero salieron únicamente los de la ciudad, pues
la mayoría de guerreros se negó a obedecer a los reyes. Hasta la remesa de guerreros se
logró imponer el tributo a la gente K´iche´. Nosotros también fuimos a recibir a Tunatiw
¡Oh hijos míos! 2 .
Según se ha ido trasmitiendo por medio de la tradición oral, un grupo de
K´iche´s huyendo de los españoles que habían conquistado el reino K´ich´e de
Q´umár Ka´j; se establecieron en Santa Lucía Utatlán, lugar lleno de barrancos
y montañas, ya que para los K´iche´s suponía un lugar estratégico adecuado
para defenderse de una nueva llegada de los conquistadores. No hay vestigios
mayas que puedan demostrar este acontecimiento pero de generación en gene-
ración se ha ido trasmitiendo de manera verbal esta historia. Aún así, el
arqueólogo Edwin M. Shook a mitad del siglo pasado exploró este municipio y
mostró interés en los dos cerros que se encontraban en el centro de la población,

1Según Jorge Luján Muñoz (coordinador CIGDA de la Universidad del Valle de Guatemala): El Memorial de Sololá
es, entre las llamadas “crónicas indígenas” de nuestro país, el documento de mayor carácter histórico, tanto para la
parte precolombina final, como para la conquista española y todo el siglo XVI. En él se recogieron impresiones y
observaciones de primera mano, que permiten apreciar y comprender los efectos y características de las luchas y
rivalidades prehispánicas, la conquista española y la subsiguiente dominación, luego de la rebelión en contra de
Alvarado y los suyos entre 1524 y 1530.
2
Memorial de Sololá Anales de los Kaqchikeles, edición facsimilar del manuscrito original. Traducido del Kaqchikel
por Simón Otzoy Calí. 1999. Comisión Interuniversitaria Guatemalteca del Descubrimiento de América.
1
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

ya que según los mayores del


lugar en los mismos están en-
terrados los descendientes
del rey K´ich´e que lograron
huir de la furia de los espa-
ñoles. Uno de los cerros fue
demolido por la Municipali-
dad para hacer la actual Es-
cuela Oficial Urbana Mixta
Rubén Darío y el campo de
fútbol y según algunos veci-
nos, en ese entonces se encon-
traron joyas y vasijas anti-
guas. Nadie ha podido de-
mostrar esta teoría ni indicar Piedra rescatada de las excavaciones en el campo de fútbol.
dónde se encuentran actual-
mente tales objetos, en caso
de existir.
Pero sí es cierto que años después (en el año 1970), ya derruido uno de los
dos cerros; por medio de un plan piloto de educación desde la producción
agropecuaria, estudiantes de la escuela Rubén Darío, en donde se llevaba a
cabo este plan piloto; preparando las tierras circundantes a la escuela para
hacer siembras como campos experimentales, encontraron vasijas y útiles do-
mésticos antiguos como piedras de moler y morteros. Estos utensilios pronto
desaparecieron ya que muchas personas se los llevaron para usarlos en sus
casas, pero como constancia de este hecho, queda frente a la iglesia católica
una de las piedras talladas que se encontraron y otra está junto a la cancha de
baloncesto del Instituto Nacional de Educación Básica.

UN NUEVO HOGAR
Este grupo de K´iche´s, al principio se ubicaron en el valle de Chuchexic (aldea
perteneciente al municipio de Santa Lucía Utatlán y que originalmente se cono-
cía con el nombre de Siguan Tinamit que significa Pueblo en Barrancos) pero a
raíz de la “aparición” de la Virgen de Santa Lucía, la población finalmente se
ubicó en el lugar donde se encuentra actualmente.

24
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

En el municipio, se pueden ob-


servar varios altares mayas en los que
se celebraban y hoy se siguen celebran-
do ceremonias dirigidas al Ajaw
(Dios); los cuales nos muestran el
arraigo de la cultura maya K´iche´ en
Santa Lucía Utatlán.
Los principales lugares son el
Cerro de la Paz, la Cueva de Batzibal
y la Cueva del Xepec. Es muy común
encontrar a Aj Q’ij mayas realizando
ceremonias a petición de vecinas y ve-
cinos en dichos parajes, como agrade-
cimiento al Ajaw o pidiéndole protec-
ción, salud o lo que la persona intere-
sada desee.

LA APARICIÓN DE LA
VIRGEN DE SANTA LUCÍA Altar Maya Cueva de Batzibal
En el lugar donde está actualmente el
cementerio (Chichimuch3 ), había un
anciano ciprés y a los pies del mismo “apareció” una imagen de la Virgen de
S a n t a L u c í a 4 . La población K´iche´ llevó dicha imagen hasta el valle de
Chuchexic, su lugar de residencia; pero al día siguiente la imagen regresó “mi-
lagrosamente” a Chichimuch. Esta misma operación se llevó a cabo tres veces
y siempre la Virgen volvía hasta Chichimuch; por lo que, los K´iche´s desistie-
ron de su intento y construyeron en ese mismo sitio un templo para adorar a la
Virgen.
Donde se encuentra en estos días la iglesia católica, se estableció el ce-
menterio del municipio (posteriormente, a causa del terremoto de Santa Marta

3
En realidad el nombre es Choch Imuch que significa frente al cerro Imuch.
4
Cabe resaltar que por medio de esta táctica de “apariciones milagrosas”, los españoles consiguieron poner bajo sus
órdenes a la población indígena en numerosos lugares del continente americano.

25
1
6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

se reconstruyó la iglesia donde estaba el cementerio y el cementerio se estable-


ció en el sitio de la anterior iglesia).
Después de la “aparición” de la Virgen, se comenzó a construir en los
alrededores de Chichimuch debido a la cercanía con el templo y con el cemen-
terio y definitivamente se estableció el área urbana en sus proximidades. Hasta
hace unas décadas, el área urbana era el lugar de habitación de la población
mestiza (ladina) y el área rural de la población indígena; pero, debido a que la
mayoría de servicios se prestan en el área urbana y que la población ladina se
ha ido trasladando a Ciudad de Guatemala; está habiendo un acercamiento de
las vecinas y vecinos K´iche´s al centro de la población.

LA VIRGEN DE LOS INDÍGENAS Y LA DE LOS LADINOS


Durante la conquista se encontraba una única Virgen de Santa Lucía (la virgen
gorda) que era muy venerada por la población indígena. Cuando se estableció
la colonia, los descendientes de españoles mandaron esculpir otra Virgen de
Santa Lucía. Por lo que, en estos días se puede observar en el altar mayor de la
iglesia católica las dos Vírgenes, muestra del distanciamiento existente entre
descendientes de españoles y de K´iche´s.
Por otro lado, a raíz de la guerra en contra de la separación de la Federa-
ción Centroamericana (1877), en la cual batallaron algunos vecinos del muni-
cipio; se mandó esculpir otra Virgen de Santa Lucía (conocida como la Virgen
rubia) como agradecimiento al regreso de todos los soldados utatlecos sanos y
salvos (el 6 de diciembre de 1906 llegó al municipio). Esta Virgen se venera en
la cofradía de los ladinos y cada año se recibe a la Virgen en la casa de una de
las personas que integran la cofradía.
De todo lo anterior se extrae el nombre del municipio, el cual se llamó
Santa Lucía en honor a su patrona y Utatlán como recuerdo de la huida de los
K´iche´s del reino de Q´umár Ka´j (Utatlán).

LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES AL MUNICIPIO


No existe información acerca de cuándo llegaron los españoles a este lugar, ni
sobre cuándo se produjo su fundación o se le dio la categoría de municipio;
pero en el Memorial de Sololá Anales de los Cakchiqueles, párrafo 222 referido
al año 1590, indica que:
... El día domingo 21 de enero se hizo justicia contra una pareja de Santa Lucía, una
pareja quiso casarse, un marido se iba a casar con la hermana de su esposa y lo cual no

26
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 7

habían denunciado los testigos ni el fiscal. Pero cuando iban a casarse los descubrió fray
Cristóbal de Olivera, quien hizo justicia en la propia iglesia. Se azotó a todos, fiscal y testi-
gos, recibieron 80 y 60 azotes, respectivamente y trabajaron dos meses en la huerta. La mujer
trabajó seis meses en la casa del corregidor y no fue azotada, pero se le retuvo más tiempo en
la cárcel, por haber descubierto los testigos que ya era casada mucho tiempo antes...
Además, el mismo documento en su párrafo 223, referido a sucesos del
año 1591, señala:
También fueron retirados los alguaciles del fiscal, “Que se quede solo”, dijo el señor.
Con el encargo de estricta seguridad y firmeza dieron posesión al fiscal. El recibió los
impuestos para gastos públicos, fue mucho el dinero que aportaron los señores, y luego
procedieron a pagar a todos los oficiales castellanos. No quiso retirarse el señor sin dejar
arreglado todo esto, en seguida partió para Santa Lucía...
De lo anterior se extrae que para el año 1590 ya se impartía justicia según
el sistema castellano y en 1591 se cobraban tributos en el municipio.
Por otro lado, según el Diccionario Geográfico de Francis Gall, el fraile
Francisco de Zuaza el 8 de junio de 1689 hizo una relación de los conventos
franciscanos y haciendo referencia al convento ubicado en la cabecera departa-
mental (Sololá, en esa época Nuestra Señora de la Asunción de Tecpán Atitán o
Tepanatitán), escribe que:
No hay en ellos ni en este de Tecpán Atitán interpolación de gente ladina, si no es el
Alcalde Mayor y su familia. Los cinco pueblos son: San Jorge, Santa Cruz, San Marcos y San
José, están aorillados a la laguna en sus riberas y ensenadas, y el de Santa Lucía, que está
tierra adentro entre montañas y cerros, en tierra montuosa y camino fragoso. Tiene este
pueblo de Santa Lucía cuatrocientas personas de confesión, y dista tres leguas del convento...
a todos los cuales se administra en la lengua cacchiquel, que es la materna de dichos pueblos.
Este municipio también era conocido como Santa Lucía Ustatam. El arzo-
bispo doctor Pedro Cortés y Larraz5 en su visita pastoral realizada a su dióce-
sis entre 1768 y 1770, relata:
El pueblo está también en malísima situación; todo es barrancas, está sitiado de
cerros; los jacales muy esparcidos, algunas pero pocas casas cubiertas de tejas. No hay
tantas imágenes como había la otra vez de Cristo Crucificado, vestidas; pero la del Calva-
rio está de la misma manera. De poco tiempo ha es vicaría, sin más pueblo anexo, pertene-

5Cortés y Larraz fue elegido por Carlos III para hacer un informe (la Descripción) sobre la situación de corrupción
y miseria que se vivía en el reino de Guatemala. Por esta razón, recorrió en mula el reino e informó de la situación
de extrema pobreza y esclavitud en que vivía la población indígena.

27
1
8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

ciendo a la canónica de Sololá. ... Salí del pueblo de Santa Lucía Ustatam para el de Santa
Clara, que dista cuatro leguas de norte a sur...
También apunta el señor arzobispo que los cultivos de la zona eran maíz,
trigo y algunas papas; además de existir ganado lanar como otra forma de
manutención de la población. Según se observa de lo anterior, la única familia
no indígena que habitaba en Santa Lucía Utatlán era la del Alcalde Mayor y el
resto de población era indígena.

LA ALCALDÍA INDÍGENA O ALCALDÍA SEGUNDA


El origen de las Alcaldías Indígenas se remonta a la época colonial. Se
instauraron como forma de tener un mayor control de la población nativa, ya
que, la dispersión de la población indígena y la escasa relación entre indígena
y español (los ranchos de los españoles no debían estar a menos de uno o tres kilómetros
de cualquier pueblo de indios6 ), dificultaba el ejercicio del poder a los súbditos
reales.
Tal y como lo descri-
be Raquel Yrigoyen
Fajardo en su libro “Pautas
de Coordinación entre el
Derecho Indígena y el De-
recho Estatal”, los Alcal-
des Auxiliares: Organizan
la vida comunal, coordinan ta-
reas de desarrollo local y re-
suelven conflictos en la comu-
nidad. El sistema y número de
cargos de aldeas y cantones
varía localmente, así como sus
respectivas denominaciones y
jerarquías. En todos los casos Alcaldía Indígena
se trata de cargos rotativos que
todos los adultos deben pasar
como un servicio obligatorio a la comunidad.

6
Carmack, Robert M. Historia Social de los Quichés. Editorial “José Pineda Ibarra”. 1979.

28
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 9

Los Alcaldes Indígenas sirven de enlace entre la comunidad y las autori-


dades municipales “oficiales”, tienen funciones de coordinación y organiza-
ción de tareas y servicios comunales, seguridad, resolución de conflictos y el
control y el orden en sus comunidades. Todos los servicios que presta la pobla-
ción indígena, en sus diferentes cargos a la comunidad son ad-honorem.
Pese a que esta forma de organización surgió durante la colonia, la pobla-
ción indígena se ha ido apropiando de esta figura y ha permitido –y aún hoy
permite- espacios de autorregulación y control propio7, por lo que, en la actualidad se
considera como un sistema característico de las autoridades indígenas.
En Santa Lucía Utatlán, el indígena que cumplía la mayoría de edad era
obligado a ser Alcalde Auxiliar. El cargo era anual y rotativo y existían cuatro
Alcaldes Auxiliares, uno por cada aldea. Su función primordial estaba relacio-
nada con la seguridad en su comunidad.
Existía también un Alcalde Indígena que regía la Alcaldía Indígena, ubi-
cada en la cabecera municipal, llevando el control del trabajo que realizaban
los Auxiliares y las otras funciones que se han mencionado anteriormente.
El Alcalde Indígena tenía dieciséis Mayordomos (cuatro por cofradía para
repartirse el trabajo en las cuatro semanas del mes), quienes eran las personas
que estaban al frente de las cuatro cofradías integradas por población indígena
que hay en el municipio (Santa Cruz, Dolores, Concepción y Corpus Christi).
El trabajo de los Mayordomos era dirigir la Cofradía, organizar las celebracio-
nes de los santos patronales, abrir y cerrar el cementerio, el ornato del mismo y
cuando se trataba de sepultura ínfima y no de panteón, enterrar a los muertos.
Por otro lado, estaba la figura de los Principales que, junto con el Alcalde
Indígena, eran todas las personas adultas de cada comunidad que habían pa-
sado por todos los cargos del gobierno municipal indígena, por la vía religiosa
o por la civil y eran de reconocida honorabilidad. Este grupo de personas con-
formaban el Consejo de Ancianos y sus funciones más importantes eran acon-
sejar y asesorar al Alcalde Indígena en los problemas de difícil solución, aseso-
rar en las consultas que las personas de la comunidad les venían a realizar,
acompañar en la resolución de conflictos, asesorar en problemas territoriales y
la transmisión de conocimientos hacia las nuevas generaciones.

Yrigoyen Fajardo, Raquel. Pautas de Coordinación entre el Derecho Indígena y el Derecho Estatal. Fundación Myrna
7

Mack. 1999.

29
1
0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Los Mayores de Cabildo eran elegidos por el Alcalde Indígena y las per-
sonas integrantes del Consejo de Principales. Se elegían a cuatro mayores quie-
nes contaban con veinticuatro Alguaciles cada uno, lo que daba un total de
noventa y seis Alguaciles. Los Alguaciles eran elegidos por sus Mayores que
tenían repartido el trabajo por turnos para cubrir las cuatro semanas del mes,
de tal manera que una semana al mes tenía que trabajar ad-honorem uno de los
Mayores con sus Alguaciles. La función principal de los Alguaciles era el con-
trol del orden en el municipio, tal como si fueran Policías.
Las esposas de los Principales conformaban el grupo de las Tutuxeles,
que portaban un traje distintivo: huipil ceremonial de Santa Lucía Utatlán y
tocoyal. Ellas se encargaban de organizar las fiestas religiosas del municipio y
elaborar las capillas para la celebración de los diferentes rituales religiosos de
cada cofradía.
Algunas de las Tutuxeles formaban parte de la cofradía de la Cruz, la
cual tenía un servicio social de apoyo tanto a la población utatleca como a la
forastera. De esta manera, si una persona caía enferma y no tenía recursos sufi-
cientes, se dedicaban a solicitar contribuciones en el municipio. Por otro lado,
si la persona no era del municipio y moría en Santa Lucía Utatlán, ellas arre-
glaban todo lo necesario para el enterramiento, lloraban al muerto como si fue-
ra su propio familiar y cumplían con la realización de la novena.
Durante el conflicto armado, los Alcaldes Auxiliares fueron perdiendo
privilegios e importancia y en algunas ocasiones fueron reemplazados por
Comisionados Militares o puestos bajo el control de los mismos.
En Santa Lucía Utatlán, a mediados de los años setenta se eliminó la figu-
ra de la Alcaldía Indígena, todo su sistema de organización y el servicio que
prestaban.
Los largos años de guerra (más de tres décadas), la militarización (reclutamiento
forzoso y masivo de jóvenes indígenas, la presencia de patrulleros y comisionados milita-
res en todo el país durante el enfrentamiento armado), la secular presencia de la iglesia
católica, la penetración de sectas fundamentalistas (junto con el proceso de militarización
de las comunidades), la estratificación y diferenciación social indígena, los procesos
migratorios (internos y externos, especialmente hacia México y los Estados Unidos) y

30
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán !

otros complejos procesos sociales, han agudizado la ruptura de importantes elementos de


cohesión social y han mellado fuertemente los valores culturales indígenas, sus formas
tradicionales de organización y sus mecanismos de regulación social y resolución de con-
flictos8.
Pero en el año 1989 comenzó a resurgir gracias al impulso de líderes, por
medio del Centro Etnográfico de la Cultura Maya (CECMAYA), posteriormente
Kotzij Ixim y actualmente Organización Técnica de Desarrollo Integral “Aj”
(OTDIA AJ S.C).
Su organización actual se parece más a la de una Corporación Municipal.
Las personas que integran la Alcaldía Indígena se reúnen una vez al mes para
tratar los problemas sociales del municipio, se agenda cómo está funcionando
la Alcaldía Municipal, el Juzgado, las Escuelas… y después de analizar su
trabajo, si se observa algún problema o deficiencia se escribe a la autoridad
pertinente para que actúe según el caso.
La Alcaldía Indígena está formada por: un Alcalde Indígena, cinco Con-
cejales y sesenta y cuatro Ancianos quienes forman lo que anteriormente se
denominaba el Consejo de Ancianos (órgano asesor del Alcalde Indígena y sus
Concejales).
Hay que indicar que pese al esfuerzo que se está realizando por volver a
dar a la Alcaldía Indígena la importancia que tenía anteriormente, su avance
es lento; aunque es de reconocer que en la actualidad cuenta con un edificio, la
antigua Alcaldía Indígena; un Centro Etnográfico de la Cultura Maya
(CECMAYA), museo, biblioteca maya, teléfono y fax.

LA REFORMA
A raíz de su ubicación tan poco accesible, el municipio permaneció relativa-
mente aislado hasta finales del siglo XIX9 , durante el gobierno liberal de Justo
Rufino Barrios quien por medio del Decreto nº 170 de 1877 estableció que:
... Se procederá a la redención de los capitales representativos del valor del dominio
directo de los terrenos concedidos en enfiteusis, ya sean urbanos o rústicos, correspon-
dientes a todos los municipios de la república.

Yrigoyen Fajardo, Raquel. Pautas de Coordinación entre el Derecho Indígena y el Derecho Estatal. Fundación Myrna
8

Mack. 1999.
9
Rand Bridges, Terese. Revitalización de la Lengua K´iché en Santa Lucía Utatlán. Primera Feria Hemisférica de la
Educación Indígena. 2001.

31
1
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Así, las tierras comunales que la población indígena se repartía por me-
dio de un sistema de rotación para el uso de las mismas, perdieron su base
legal y poco a poco fueron pasando a propiedad de la población no indígena (el
70% de las tierras comunales se vio afectada por este Decreto). Esta legislación
venía a favorecer varios intereses gubernamentales: por un lado, el Gobierno
del General Justo Rufino Barrios quiso agradecer con tierras, a los soldados que
lucharon en la guerra contra la separación de la Federación Centroamericana;
por otro lado quería la reubicación de población no indígena en regiones que
fueran de población maya, para tener un mayor control político en el altiplano;
y además para cumplir las exigencias de la nueva economía cafetalera, era necesario
consolidar el poder de los Jefes Políticos y enganchadores ladinos que se encargarían de
garantizar el orden económico y político en los departamentos del altiplano, cuya pobla-
ción mayoritariamente indígena quedó convertida en reserva de mano de obra forzada a
trasladar a las plantaciones agro exportadoras10 .
La manera de formalizar la adquisición del terreno era por medio de es-
critura de propiedad acordada por el Alcalde o Síndico ante un Escribano pú-
blico o, en su ausencia, ante el Juez de Primera Instancia11 . Fue así como la
población no indígena reubicada en el altiplano adquirió la mayoría de las
propiedades comunales y se ubicó en el centro de la población.
De este modo, las tierras comunales del municipio fueron pasando a ma-
nos privadas, en algunos casos como forma de pago de las deudas que la Mu-
nicipalidad contraía con la población no indígena, otras como sanción a la
población indígena por no cumplir con las obligaciones que establecía el Re-
glamento de Jornaleros (Decreto nº 177 de 3 de abril de 1877) o por favores
políticos. Esta situación se prolongó durante varios años y de hecho, con fecha
27 de octubre de 1915, existe un acta del Juzgado 1º Municipal de Santa Lucía
Utatlán en el que se indica lo siguiente:
...nosotros los que constituimos la actual Corporación Municipal de este pueblo por
una parte y los vecinos principales que al final se mencionarán todos de entero acuerdo,
tomando en cuenta las urgentes necesidades del pueblo que por hacer la medida y titula-
ción del terreno comunal se contrajo una deuda que con las contribuciones de los vecinos
no ha sido posible acabar de pagar y se considera muy oneroso seguir dando contribucio-

10
Arenas, Clara. Se Cambió el Tiempo, Conflicto y Poder en Territorio K´iche´ 1880-1996. AVANCSO 2002.
11
Falla, Ricardo. Quiché Rebelde. Editorial Universitaria de Guatemala, 2000.

32
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

nes; no encontrando otro recurso como cancelar las deudas municipales, hemos dispuesto
vender un lote de terreno sin dueño particular, de nuestros ejidos...
Algunos de los predios que con anterioridad eran comunales y pasaron a
manos privadas son: terrenos de la aldea el Novillero, Caserío Pacoxom (Santa
Rita), la montaña La Paz, algunos terrenos de Chirij Cruz, cerro Chichimuch,
aldea Chuimanzana y algunas tierras que están en el área urbana.
La legislación laboral que apoyó el General Justo Rufino Barrios por
medio del Reglamento de Jornaleros (Decreto nº 177 de 3 de abril de 1877)
otorgó mano de obra semi gratuita a la población no indígena dueña de lati-
fundios, empobreciendo aún más a la población indígena que vivía con una
economía de subsistencia; el Reglamento de Jornaleros en su artículo 30 esta-
blecía que:
Cuando algún particular desee para sus trabajos un mandamiento de jornaleros,
deberá solicitarlo al Jefe Político del Departamento, cuya autoridad designará el pueblo
que deba proporcionarlo. En ningún caso excederá de sesenta el número de jornaleros de
cada mandamiento.
Esta situación provocó que las personas latifundistas pagaran salarios
bajísimos, por la posibilidad de solicitar al Jefe Político del Departamento más
trabajadores jornaleros, eliminó la oportunidad de la libre contratación y per-
mitió al patrón determinar el tiempo que el trabajador se quedaría en su finca;
ya que, a pesar de que el artículo 17 del citado Reglamento establecía un perío-
do máximo de cuatro años de trabajo, este plazo se podía prolongar hasta que
el jornalero estuviera al día en sus pagos con el patrono, situación que en raras
ocasiones se producía pues el trabajador al ser enviado forzadamente a la finca
a trabajar en situaciones tan precarias, contraía deudas con el patrono para
poder subsistir en la finca (en la tienda del finquero era en el único lugar donde
podía comprar, debido a la ubicación tan aislada de las fincas) y le iba adelan-
tando pagas que se convertían en deudas onerosas difíciles de cumplir. Así,
por medio del “libreto de jornaleros” se llevaba un control del debe y haber de
cada trabajador y éste terminaba instalándose en la finca con su familia y la
deuda pasaba de generación a generación12 .
En el municipio de Santa Lucía Utatlán no había fincas cafetaleras, por lo
que este trabajo forzado no se produjo dentro del municipio, pero sí se obligó a la

12
Martínez Peláez, Severo. La Patria del Criollo. Ediciones en Marcha. 1994.

33
1
$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

población indígena a irse a la costa puesto que, como se indicó anteriormente, el


Jefe Político del Departamento designaba qué municipios tenían que enviar jor-
naleros. A causa de los salarios tan bajos, en muchas ocasiones toda la familia se
desplazaba a trabajar a la finca y, en su retorno al municipio, se encontraban con
que habían perdido su terreno al ser invadido durante su ausencia.
El General Justo Rufino Barrios donó al municipio de Santa Lucía Utatlán
los terrenos de boca costa que ocupaban las fincas la Esterlina, el Manantial y
la Providencia. Estas tierras fueron vendidas prontamente, ya que sirvieron
para pagar los gastos de
la construcción del Edi-
ficio Municipal y las Es-
cuelas de Varones y de
Mujeres; construcciones
que se iniciaron en el
año 1901 y en el caso del
Edificio Municipal, fina-
lizó en el año 1907. Esta
donación también fue
como agradecimiento a
los soldados utatlecos
que lucharon a favor del
General en la guerra en
contra de la separación
de la Federación Centro- Construcción de la Alcaldía Municipal
americana (1877).
Durante las décadas de 1920 a 1940, el municipio de Santa Lucía Utatlán
contaba con un importante movimiento comercial, el cual generaba bastantes
ingresos en el municipio y cierta independencia económica. De estas fechas
son la Licorera Utatlán que abastecía también a otros departamentos del país,
el Molino San Pedro, el Molino San José y un almacén de la familia Letona
bastante surtido para la época.
En los años 30, la industria fue bajando y poco a poco fueron desapare-
ciendo estos negocios. Hay varias razones que apuntan a este decaimiento,
debiéndose por un lado a la crisis de 1929 que sufrió Estados Unidos y afectó al
resto del continente; por otro lado a la obligación que se impuso a la población
indígena de trabajar en las costas del pacífico como política de reactivación de
la economía del café; y además la llegada de harina y trigo de otros lados del

34
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán %

país, lo que provocó la caída de los precios a causa de la competencia y la


desaparición de los cultivos de trigo.

RÉGIMEN UBIQUISTA
Con la llegada del General Jorge Ubico al poder (1931 a 1944) se suprimió el
endeudamiento forzoso y la retención de los jornaleros en las fincas por deu-
das; ya que por medio de la aprobación de la Ley Contra la Vagancia (Decreto
1996 de 10 de mayo de 1934) y su Reglamento (de 24 de septiembre de 1935) se
tornó innecesaria tal medida puesto que dicha legislación sirvió mucho mejor
a los intereses cafetaleros al establecer que:
Serán tenidos por vagos y castigados como tales, los jornaleros que no porten cons-
tancia debidamente registrada extendida por el o los patronos con quienes haya trabajado
cierto número de días y jornales. Cada jornalero está obligado a trabajar en la siguiente
proporción: cien días o jornales en el año, el que comprueba poseer cultivo propios o por lo
menos de diez cuerdas de veinte brazadas de maíz, frijol, arroz, trigo.... y ciento cincuenta
días en el año, el que no tenga cultivos propios.
Esta legislación obligó a la gente campesina a trabajar en situaciones de
semi esclavitud para poder tener en regla su documentación, la cual debía in-
dicar los días que había trabajado durante el año, y no ser castigada por las
autoridades; quienes no tenían ningún reparo en encarcelar a las personas,
poner cepos y provocar daños físicos a las mismas.
El castigo que se daba a los presos era por medio de un cepo: dos maderas
con hoyos en los que se metían las manos y los pies (a veces también la cabeza
si el delito era considerado más grave), unían las maderas con un candado y la
persona tenía que permanecer con el cepo durante el tiempo que se le imponía
como sanción. A las mujeres se les ponía a moler cal, lo que provocaba quema-
duras en el cuerpo. Y si era un matrimonio el que estaba dando problemas, se
les ponía a caminar descalzos sobre granos de maíz o sobre piedrín.
Pese al rigorismo y el control que había sobre la población, durante el
régimen de Jorge Ubico, las personas ancianas del municipio afirman que ha-
bía muchísima seguridad en ese entonces, se respetaba a las autoridades y ha-
bía mayor control sobre los funcionarios por lo que no se escuchaban casos de
corrupción. Este punto de vista lo tiene la población indígena y la no indígena,
pese a que la primera sufrió más fuertemente los duros golpes del régimen.
Esto en cierta medida nos muestra lo arraigado que estaba en la gente indígena,
su situación de inferioridad y de sumisión ante las exigencias de los criollos.

35
1
& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

También en este régimen se aprobó la Ley de Vialidad que fue otra herra-
mienta usada por el Gobierno para tener mano de obra gratuita. En esta Ley se
establecía que la población debía prestar una semana al mes de trabajo para la
comunidad, el cual no era remunerado y suponía aumentar la situación de
pobreza en la que vivían los jornaleros. Esta Ley promovía el trabajo de mante-
nimiento y apertura de carreteras a lo largo del país. Bajo el amparo de dicha
ley, se construyó la línea férrea del Pacífico; para la realización de esta obra se
contó con el trabajo forzado de k´iche´s utatlecos, costándoles la vida a algunos
de ellos a causa de las condiciones infrahumanas en las que se les mantenía.
En el marco de estas legislaciones que cubren los períodos desde Justo
Rufino Barrios hasta Jorge Ubico, en el municipio de Santa Lucía Utatlán se
construyeron por medio de los trabajos forzados de la población indígena: la
Municipalidad, el empedrado de las calles, la iglesia católica, la carretera ha-
cia la cabecera municipal y algunas casas particulares de gente importante del
municipio.

REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
A nivel nacional, en el año 1944 comenzó un movimiento de protesta en contra
de las políticas tan restrictivas e intimidatorias del General Jorge Ubico. La
población K´iche´ del municipio se sumó a estas protestas, uniéndose a los
grupos que se dirigían a la ciudad capital. Algunas de las personas entrevista-
das comentan que en medio de esta situación, el Jefe Político mandó su escolta
a caballo para que fueran a atajar a los manifestantes; los jinetes atacaron al
grupo que se dirigía hacia la capital y los caballos pasaron por encima de algu-
nas vecinas y vecinos del municipio. No obstante, las personas que no salieron
dañadas continuaron su marcha a la capital.
Nuestros abuelos utatlecos
Por clamar justicia,
Dignidad
Y autodefensa
Se declararon en resistencia continua,
En resistencia indomable.
¡Con justa razón!
Sus cuerpos
Desnutridos,

36
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán /

Machacados,
Venas saltadas y
Ojos húmedos
Por la ley de vialidad,
Dura carga,
Trabajos forzados,
Encomiendas,
Repartimientos inhumanos
Crueles castigos.
El desprecio agujereaba su dignidad y
La miseria producía muertos.
Sus espíritus:
Temblorosos,
Pisoteados
Despreciados y
Condenados.
La única “ciencia” que estudiaban
Era sobrevivir, sobrevivir...
Y en tres jornadas
Mañana,
Tarde y noche.
La “Audiencia” dictó sentencia.
Con cincuenta pesados fusiles en las manos
Y a empujones
Fueron sacados nuestros abuelos
Dejando sus milpas abandonadas
Cual manojos de esperanza que crecían;
Verdes ilusiones
Que soñaban con su punta enfilando al cielo azul
Sobre las cabezas de mis abuelos.

37
1
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Las carcajadas simbólicas de los agentes de seguridad


Salían de las gargantas secas de humanidad
Como ecos de juicio final.
Pena de muerte para los comprometidos.
Muerte y silencio en la horca
Muerte en el fuego relampagueante de gritos.
Muerte entre los montes verdes
Cientos sometidos a castigos colectivos.
El pueblo entero
Condenado a una multa eterna - 3,600 pesos13 ...
A causa de estas protestas, el General Jorge Ubico tuvo que dejar el poder
en junio de 1944 en manos de un triunvirato militar presidido por Federico
Ponce Vaides, quien gobernó hasta el 20 de octubre del mismo año (108 días),
dándose por finalizado el período ubiquista.

LA “PRIMAVERA DEMOCRÁTICA”
Durante los 10 años conocidos como “Primavera Democrática” (1944-1954), no
se observaron cambios sustanciales en el municipio de Santa Lucía Utatlán en
cuanto al funcionamiento del mismo; aunque sí se puede observar que hay una
mayor sensibilización a la situación de la población indígena, por medio de
legislación aprobada por los gobiernos de Arévalo y Arbenz. De esa cuenta, con
fecha 11 de febrero de 1946, a razón de una visita que realizó el Inspector Su-
pervisor de los Juzgados de Paz al municipio de Santa Lucía Utatlán dejó cons-
tancia en el Libro de Actas lo siguiente:
...Que no se haga ninguna discriminación racial en las diligencias.
Y en otra visita que realizó el 11 de febrero de 1948 manifiesta:
En estas partidas se observa que contra disposición legal vigente, se emplea la pala-
bra “indígena”, discriminación social que debe omitirse en lo sucesivo.

13
Extraído del poema Levantamiento Indígena en Utatlán. Velásquez Saquic, Félix Lorenzo (Hermano Chichimuch).
Utatlán por Siempre. Editorial Nojib´sa. 2000.

38
1
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

Por otro lado, en el


Libro de Reconocimien-
to de Hijos Ilegítimos
del período 1,898 a
1,949, en cada Inscrip-
ción que se hace en di-
cho libro, como nota
marginal se añadía bajo
el nombre de la persona
recién nacida su proce-
dencia indígena o ladi-
na, según el origen de
los padres; y en caso de
ser hijo o hija ilegítima
de indígena con no in-
dígena, se omitía dicha Hoja del Libro de Reconocimiento de Hijos Ilegítimos
anotación marginal y en
la inscripción se indicaba que era hijo o hija “natural del municipio” a fin de
evitar conflictos con los padres de la criatura. Esta costumbre también fue des-
apareciendo durante la década democrática de mediados del siglo pasado.
Cabe resaltar que este tipo de formalidades no tenía por qué derivar en
una mejor convivencia, pero al menos indicaba la intención gubernamental de
acabar con la distinción entre ciudadanos de primera y segunda categoría.
Con la llegada al poder del Coronel Jacobo Arbenz, se aprobó por el Con-
greso de la República el decreto 900 o Ley de Reforma Agraria (año 1952) que
ordenaba la expropiación de fincas no cultivadas (ociosas) y su entrega al cam-
pesinado, a través de los Comités Agrarios Locales. En el marco de esta políti-
ca, la Corporación Municipal de Santa Lucía Utatlán aprobó con fecha 26 de
octubre de 1953 el reparto de unos terrenos municipales para los campesinos
pobres del municipio:
El mismo funcionario que presidió la sesión, puso de manifiesto a los Concejales
presentes la necesidad que hay de repartir los terrenos municipales denominados “El

39
2
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Pallejuth 14 ” de esta población a los campesinos pobres y que sean vecinos del municipio;
que además manifiesta que si la Corporación autoriza lo antes expresado, que se autorice
un libro para levantar las actas que servirán de título de propiedad, a los vecinos favoreci-
dos con las tierras municipales; pero que estas tierras sean únicamente las que sean
sembrables.
Finalmente esta entrega no se hizo efectiva debido al golpe de estado que
sufrió el gobierno del momento por parte del Coronel Carlos Castillo Armas,
apoyado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA); ya que el gobierno de
Arbenz con su política de reparto de las tierras ociosas afectaba a los intereses
financieros de las empresas estadounidenses en el país.

INICIO DEL CONFLICTO ARMADO


A partir de ese momento y hasta el fin del conflicto armado con la firma de los
Acuerdos de Paz (29 de diciembre de 1996), comenzó una etapa de dictaduras
militares, con políticas de ataque a cualquier movimiento popular. Se cerraron
espacios de participación de la población, se devolvieron tierras que se habían
entregado a los campesinos, se vendieron propiedades estatales a mucho me-
nos de su precio real y comenzó una etapa de corrupción política, la cual au-
mentó o disminuyó según el dirigente de turno que fuera accediendo al poder,
situación que en su mayoría se producía por medio de golpes de estado o de
elecciones fraudulentas.
El 13 de noviembre de 1960 se levantó un grupo de jóvenes oficiales del
ejército y según Arturo Chur del Cid (uno de los promotores del movimiento),
sus principales motivaciones eran: barrer la corrupción del Gobierno y el senti-
miento de vergüenza por haber prestado el territorio nacional para el entrena-
miento de cubanos disidentes.
Este conflicto de treinta y seis años de duración (1960-1996), obviamente fue ge-
nerado por la injusticia estructural, el cierre de los espacios políticos y el racismo expre-
sado en un Estado excluyente. En este contexto se derrocó a Jacobo Arbenz en 1954 y
con esto se generó un acelerado proceso de cierre de espacios políticos. Una de las mani-
festaciones más crudas de este cierre de espacios políticos, fue la violencia institucional
en contra de todo aquello catalogado como oposición a la ideología dominante, concepto
en el que se enmarcó a todo el movimiento social15 .

14
En esa época, los Secretarios Municipales que acompañaban a la Corporación no eran originarios del municipio,
por lo que, probablemente el lugar al que se refiere la Corporación Municipal en esta acta es en realidad Payaj-Ut y
el Secretario lo escribió incorrectamente.

40
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 1

Después de varios días de intensos enfrentamientos, el grupo tuvo que


salir del país. Desde el exilio continuaron conspirando contra el gobierno y
algunos de ellos se reagruparon en el Frente Rebelde Alejandro de León Aragón
13 de Noviembre (MR-13) quienes indicaban que:
...somos oficiales del ejército de Guatemala que desde el 13 de noviembre de 1960
luchamos por darle a nuestro país un gobierno que actúe con normas democráticas, según
los intereses del pueblo.
El Frente Guerrillero “20 de octubre” también estaba integrado por ex ofi-
ciales del ejército que se habían levantado el 13 de noviembre y que volvieron
del exilio para luchar contra el Gobierno, pero fue prácticamente aniquilado en
el enfrentamiento armado de 13 de marzo de 1962 en Baja Verapaz.
Los brotes guerrilleros fracasaron en su primera tentativa, pero el sofocamiento de
las movilizaciones populares dio nuevos argumentos a los grupos armados, y el resto del
año se dedicaron a organizarse16 .
En diciembre del año 1962 el Partido Guatemalteco de Trabajo (PGT) or-
ganizó una reunión entre los líderes del Frente Rebelde Alejandro de León
Aragón 13 de Noviembre (MR-13), del Frente Guerrillero “20 de octubre” y del
Movimiento 12 de Abril. De esta reunión surgieron las Fuerzas Armadas Rebel-
des (FAR). El brazo político de las FAR sería el Frente de Unidad Revoluciona-
ria (FUR) integrado por varios partidos políticos de tendencia izquierdista.
En la década de los setenta, surgieron la Organización del Pueblo en Ar-
mas (ORPA) y el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y junto con las Fuerzas
Armadas Rebeldes (FAR) se extendieron a lo largo del país.
En su afán de destruir a la guerrilla y cualquier apoyo que pudiera tener, el ejército
desarrolló planes de campaña y acciones específicas contra la población civil orientadas
por la lógica de tener control de la población y del territorio. En muchos casos eso supuso
llevar a cabo masacres y destrucción masiva de comunidades consideradas hostiles. En
otros, la utilización de los secuestros, torturas y otras formas de violencia selectiva contra
cualquier oposición al régimen17 .
Por otro lado, la Iglesia Católica fue tomando conciencia de la situación
del campesinado en Guatemala e inspirada en la Teología de la Liberación, al

15
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Era Tras la Vida por lo que Íbamos. 2004.
Guatemala Nunca Más. Tomo III. El Entorno Histórico. Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guate-
16

mala. Informe Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica. 1998.


17
Idem.

41
2
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

final de los años setenta constituyó grupos sociales, asumiendo cada obispo la
responsabilidad de su organización. El grupo Acción Católica, cuyo origen se
remonta en Momostenango (Totonicapan) a finales de los años treinta; experi-
mentó una época de mayor auge en los años setenta, por su trabajo pastoral y
social y fue objeto de las persecuciones del aparato estatal. También es cierto
que chocó con algunas comunidades debido a su idea de reformar la manera
tradicional de practicar religión y su rechazo a las Cofradías que mantenían vivas las
tradiciones indígenas 18 .
A este respecto, en el Libro de Sesiones Municipales de Santa Lucía
Utatlán, en acta de fecha 18 de enero de 1975; se anota lo siguiente: ...el suscrito
Alcalde les habla a la concurrencia, lo relacionado a las venidas a decir las misas en la
iglesia de esta localidad, porque según rumores que hay se anda diciendo que las venidas de
monseñor son para cambiar costumbres a lo que el señor Alcalde les dijo que el sería el
primero en defender los derechos del pueblo y que no se lleven de lo que la gente les diga, ya
que sólo ocasionar problemas quieren.
No obstante lo anterior, vecinos del municipio se erigieron como líderes
de Acción Católica en sus comunidades y fueron perseguidos por el ejército a
pesar de que su labor no era política, sino religiosa y social.
El municipio de Santa Lucía Utatlán vivió con cierta tranquilidad hasta
el año 1978, ya que durante la etapa 1962-1970, las operaciones se concentra-
ron en el oriente del país, la ciudad capital y la costa sur; de 1971 a 1977 se
dispersaron los operativos de represión abarcando más áreas del país; en el
período de 1978 a 1985 los operativos militares estuvieron más enfocados en el
altiplano, las Verapaces, la costa sur y la ciudad capital, afectando
mayoritariamente a la población indígena; y del año 1986 hasta la firma de la
paz (1996) hubo un carácter más selectivo en el ejército y se dirigió casi en las
mismas proporciones a la población indígena y la no indígena 19 .

EL TERREMOTO DE 1976
En febrero de 1976 se produjo un terremoto que afectó duramente al país. A
pesar de que el municipio de Santa Lucía Utatlán no se incluyó dentro del plan
de emergencia que desarrolló el Banco de Desarrollo BANDESA, la población
se organizó creando varios Comités de Reconstrucción Local y haciendo un

18 Idem.
19
Comisión para el Esclarecimiento Histórico. Guatemala Memoria del Silencio. 1999.

42
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

inventario de los daños sufridos


a causa del mismo. Además de
casas particulares que se derrum-
baron o se vieron gravemente afec-
tadas, el edificio municipal, el
palacio municipal y la iglesia ca-
tólica fueron otros de los
inmuebles perjudicados.
A raíz de este hecho, se per-
dieron la mayoría de los docu-
mentos anteriores a la fecha del
terremoto (4 de febrero de 1976):
El Alcalde Municipal indicó que en vir-
tud del acontecimiento suscitado el 4
de febrero del año en curso, el Edifi-
cio Municipal se destruyó, por lo que
de emergencia se tuvo que botar la par-
te de arriba (Libro de Actas de la
Corporación Municipal, sesión
de 17 de abril de 1976).
Iglesia católica Finalmente, tras viajes a la
cabecera departamental (Sololá) a
pie, en donde las personas dañadas por el terremoto tenían que hacer colas de
más de dos horas; el Banco de Desarrollo BANDESA otorgó algunos créditos
para la reconstrucción de las viviendas más afectadas.

EL COMITÉ DE UNIDAD CAMPESINA EN SANTA LUCÍA


UTATLÁN
En el año 1977, en algunas comunidades, estos comités de reconstrucción se
unieron al Comité de Unidad Campesina (CUC); ya que hubo un trabajo de
concientización a la población por parte de estructuras provenientes de la capi-
tal. Este grupo nace como un movimiento de clase, pero sin perder el carácter
indigenista de sus reivindicaciones. Uno de los elementos que hace crecer el
CUC es la misma represión que cada vez es mayor en el altiplano... Como una muestra de
cómo estaban las condiciones para hacer política, desde que surge públicamente, el CUC se

43
2
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

asume como una organización clandestina y se suman al Comité Nacional de Unidad


Sindical (CNUS)20 .
Desde el asalto de la embajada de España el 31 de enero de 1980, en el que
murieron 14 miembros del CUC, entre otras personas; los y las integrantes del
Comité, comenzaron a sentirse acosados y a ser tachados de subversivos; por
lo que, en Santa Lucía Utatlán algunos pasaron a hacer su trabajo en la clan-
destinidad y otros directamente dejaron de colaborar.
Los miembros del Comité de Unidad Campesina comenzaron a dormir
cada día en una casa diferente, a cambiar sus rutas diarias, a conseguir armas
y a hacer patrullas en sus cantones. A un grupo de cinco personas de Chuchexic
les mandaron a la capital para formarse y les enviaron a diferentes áreas del
país para dar capacitaciones político-militares a otros grupos.
Este grupo nunca formó una base de la guerrilla en Santa Lucía Utatlán,
ya que no consideraban este municipio como una base de operaciones, sino
como un lugar de paso: de San José Chacayá, pasaban por Santa Lucía Utatlán,
agarraban por Santa María Visitación, bajaban por las montañas de la antigua
Santa Catarina Ixtahuacán, de ahí se dirigían hacia el lugar conocido como
Alaska, después Cantel, Zunil, el Palmar y San Marcos.

MOVIMIENTO SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN SANTA


LUCÍA UTATLÁN
En diciembre del año 1978, un sacerdote católico de Estados Unidos de Améri-
ca, Arturo Mertens, se convirtió en el párroco del municipio: Los principales ma-
nifiestan que están muy de acuerdo con que el padre Arturo Mertens venga a hacer misas
y bautizos en la parroquia (Libro de Actas de la Corporación Municipal, sesión de
fecha 2 de diciembre de 1978).
El padre colaboró mucho con proyectos sociales en el municipio, costeó
los estudios de jóvenes indígenas de la comunidad para que pudieran acceder
a la enseñanza superior, lo que provocó que padres indígenas vieran posible
que sus hijos pudieran estudiar e hicieron el esfuerzo de darles una carrera a
los mismos; empezó a poner un autobús para llevar a los alumnos a la escuela
y fue el promotor de la creación de la Cooperativa Agrícola R.L El Novillero.

20
Bastos, Santiago / Camus, Manuela. Entre el Mecapal y el Cielo. Desarrollo del Movimiento Maya en Guatemala.
FLACSO / Cholsamaj. 2003.

44
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

En la Cooperativa Agrícola R.L El Novillero se trabajaba principalmente


producción pecuaria, trigo y préstamos. La cooperativa contaba con un grupo
de 680 socios y ocupó uno de los primeros lugares a nivel centroamericano de
producción; además tenía tierras que trabajaban los socios y se repartían las
ganancias entre los mismos.
Al principio, el padre residía en el área urbana de Santa Lucía Utatlán, ya
que oficiaba las misas; pero su labor social no era bien vista por algunos veci-
nos y vecinas del área urbana. Finalmente, se trasladó a la aldea El Novillero,
trabajando más de lleno en la cooperativa.
El cuadro de mando de la cooperativa se fue desarticulando, ya que el
ejército asesinó a algunos de sus líderes, lo que generó miedo entre la población
que comenzaba a ver como un peligro estar asociado. Guadalupe Chávez
Cochoy fue el primer miembro de la cooperativa en ser asesinado. El padre
Arturo Mertens salió del país, aunque donó a la Cooperativa Agrícola R.L El
Novillero terrenos e infraestructura que había aportado.
De esta manera, con la desaparición de los principales líderes y la desig-
nación por parte del ejército de dirigentes de la cooperativa ajenos a la proble-
mática de la comunidad y que no buscaron sacar a flote el trabajo que se estaba
llevando a cabo en beneficio de sus socios; se fue desarticulando y en al año
1983, con la repartición de los terrenos y la banca rota en que cayó la coopera-
tiva, se cerraron sus instalaciones.

LA GUERRILLA EN EL MUNICIPIO21
El primer contacto de la población con la guerrilla fue el 11 de diciembre de
1979. En plena feria, un grupo de guerrilleros que se identificaron como de la
Organización del Pueblo en Armas (ORPA) llegaron a hablar a la población,
explicaron a las vecinas y vecinos presentes su ideología y la situación en la
que tenía el Gobierno a la población. Como un acto provocador, entraron en la
sub-estación de Policía y agarraron a un policía nacional, al cual lo sentaron en
una silla colocada donde estaban haciendo su discurso. Preguntaron en alto a
las personas presentes si la Policía se estaba comportando correctamente en el
municipio, a lo que la población por miedo a las autoridades contestó afirmati-
vamente, por lo que, lo dejaron marchar. Posteriormente, la guerrilla se mar-

21
En este apartado y en el titulado El Ejército en Santa Lucía Utatlán, se contó con la información de las entrevistas
a n de los señores Antonio Vicente Cochoy Alva, Ramón Ixcol Chávez, Élfego Abelardo Ovalle de León, Moisés
Quezada de León y Federico Tomás Sazo Ulario.

45
2
6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

chó. La población observó con curiosidad los hechos, ya que la mayoría de


personas desconocían qué era la guerrilla y cuál era su objetivo.
La noticia llegó rápido a oídos del ejército y ese mismo día a las once de la
noche se presentó en el municipio para conocer de lo sucedido. El Ministro de
Defensa iba a hacer una visita al municipio vecino de Santa Clara La Laguna,
lo que provocó que hubiera más movilización del ejército. Siguieron la pista al
grupo guerrillero y en las montañas de Santa Clara La Laguna se produjo un
enfrentamiento entre ambas facciones, muriendo cuatro personas del ejército y
habiendo heridos por parte del ejército y de la guerrilla. Únicamente había un
vecino del municipio en el combate que resultó herido, éste vecino formaba
partes de las filas del ejército, lo que demuestra el escaso conocimiento de la
población utatleca del movimiento guerrillero. Hasta el día 15 de diciembre no
llegó la tranquilidad al municipio y se permitió que ese día continuaran con la
feria y realizaran la quema de pólvora y cohetes.
En agosto del año 1980, el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) entró al
municipio. Primero acudieron a la Municipalidad para hacer algunas pregun-
tas, después entraron en la subestación de policía y los dos policías que se
encontraban en las instalaciones salieron huyendo. Se refugiaron en la casa de
enfrente de la sub-estación y uno de ellos se escondió dentro de la hornilla. El
otro fue descubierto por la guerrilla que colocó una escalera para poder acceder
a la vivienda. El policía que fue descubierto fue asesinado.
Cuando la guerrilla estaba realizando su mitin, el ejército de Guatemala
los trató de rodear y se produjo un enfrentamiento armado. La gente de la gue-
rrilla se internó por el barranco, salieron a la altura de la Municipalidad y
subieron al cementerio. Desde el cementerio comenzaron a insultarse ambas
partes y el combate terminó con un herido por parte de la guerrilla.
Otro de los enfrentamientos entre guerrilla y ejército se produjo en el año
1982. En un entrenamiento de los reservistas militares en la aldea El Novillero,
se formó una emboscada por parte de un grupo de cinco personas integrantes
del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP). Se produjo un tiroteo y por la supe-
rioridad numérica del ejército, lograron salir tras ellos pero no consiguieron
alcanzarles, ya que se escondieron por la montaña.
EL EJÉRCITO EN SANTA LUCÍA UTATLÁN
A raíz de la primera visita de la guerrilla, a principios del año 1980 el ejército
ocupó la Alcaldía Indígena, algunas cofradías privadas, algunas casas parti-
culares y edificios de la iglesia católica; y estableció un campamento militar de

46
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 7

primera categoría. Desde el momento en que se instaló comenzaron las desapa-


riciones, asesinatos y torturas en Santa Lucía Utatlán.
El conflicto inició con los secuestros de líderes religiosos y comunitarios;
esto provocó el pánico entre la población y el miedo a salir a la calle más allá de
de las cuatro o cinco de la tarde.
El ejército, además de instalarse en edificios públicos y privados del mu-
nicipio, pedía carros prestados con los que se valía para realizar los asesinatos
y secuestros; posteriormente, devolvía el carro a sus propietarios con las hue-
llas de sus crímenes. Esta situación provocaba bastante temor en la población,
por un lado porque era una prueba de las tácticas del ejército y por otro, quien
prestaba su carro se sentía en cierta medida responsable y colaborador de los
militares.
Traían al campamento de Santa Lucía Utatlán a la gente que secuestra-
ban de Nahualá y de otros municipios vecinos y muchas de las persona secues-
tradas en el campamento, no volvieron a salir del mismo. Por esta razón, se
piensa que ese campamento se convirtió en uno de los numerosos cementerios
clandestinos que hay por el país.
En Pamezabal (comunidad perteneciente al municipio de Santa Lucía
Utatlán) hicieron un hoyo al que también iban a parar otros infelices secuestra-
dos por el ejército. Se habla de otros lugares del municipio en los que se piensa
que seguramente haya cementerios clandestinos, pero con menos fiabilidad.
Estos dos lugares que se han indicado anteriormente, todavía no han sido de-
nunciados ante el Ministerio Público para que haga las averiguaciones perti-
nentes.
Muchas personas al verse acosadas por el ejército comenzaban a colabo-
rar con el mismo dándoles comidas, hospedaje y atendiendo a los caprichos de
sus soldados, con el objeto de no sentirse hostigados.
El primer secuestro por parte del aparato represivo estatal que se produjo
en el municipio, fue el 23 de julio de 1980. En esa noche, entraron cuatro perso-
nas en la casa de Arcadio Domingo Saquic Ixcol quien era Presidente del Ac-
ción Católica en la Comunidad Cristo Rey (Pamezabal), fuera la casa estaba
rodeada. Sin mediar explicación se llevaron a Arcadio Domingo y la familia
nunca volvió a saber de su persona. Este caso se encuentra registrado por la
Comisión de Esclarecimiento Histórico (caso número 4293) y lo clasifica como
una desaparición forzada a manos del Ejército.

47
2
8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Este primer hecho violento conmocionó considerablemente al municipio,


ya que era una persona bien conocida por la población y un líder muy implica-
do en los problemas de su comunidad, sin ninguna orientación política ni inte-
rés partidario. Posteriormente, se produjo la desaparición y muerte de Teodoro
Escun Yac (14 de agosto de 1981) igualmente registrada como caso número
15194 de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (ejecución arbitraria). De
ahí se continuó con una mayor represión por parte del ejército que comenzó a
amenazar, secuestrar, torturar y asesinar a un grupo numeroso de vecinos y
vecinas de Santa Lucía Utatlán.
La Comisión de Esclarecimiento Histórico cuenta con un registro de doce
víctimas de este municipio, sin embargo se puede observar en este documento
que el número de víctimas fue bastante mayor. De las personas que integran el
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán encontramos treinta que
son víctimas directas del conflicto armado. Aún así sabemos que hay más gen-
te que sufrió las consecuencias de una política contrainsurgente, dirigida a
cualquier persona que tuviera algún tipo de liderazgo en su comunidad o algu-
na conciencia crítica y con acciones de apoyo a la población.
La situación se fue recrudeciendo y algunas personas por envidias, anti-
guos conflictos o deudas, entre otros motivos; acusaban ante el Comisionado o
ante el Jefe Departamental del ejército a vecinos y vecinas del municipio y du-
rante la noche los iban a sacar de sus casas. El caso de la familia Alva conteni-
do en este trabajo, es un claro ejemplo de una denuncia al ejército por una
persona que debía dinero a un miembro de la familia y que terminó con la vida
de cuatro personas. Sucedió la noche del 31 de octubre de 1981, cuando el ejér-
cito avisó a la población de que se iba a producir un enfrentamiento con la
guerrilla, por lo que les pedía que permanecieran en sus casas. De pronto ro-
dearon la casa en la que se encontraba la familia Alva, asesinaron a dos perso-
nas y se llevaron secuestradas a otras dos que nunca más volvieron a aparecer.
A los dos días, el ejército hizo un mitin en el área urbana quitándose la respon-
sabilidad de lo ocurrido 22.
Otro de los hechos que marcó a la población fue el secuestro de dos jóve-
nes del Quiché que estudiaban en la Escuela Normal Regional de Occidente –
ENRO- (finca Molino San Pedro del municipio de Santa Lucía Utatlán) funda-
da en 14 de marzo de 1974. En el año 1984, se produjeron protestas por parte de
los estudiantes, acusando a la dirección de la escuela y a algunos maestros de

22
Información extraída del testimonio de la familia Alva contenido en este documento.

48
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 9

quedarse con parte del dinero destinado para la alimentación del alumnado.
Como consecuencia de ests hechos, al día siguiente el ejército secuestró a dos
estudiantes considerados como los cabecillas de la revuelta:
Estaba becado en un internado de Santa Lucía Utatlán, del departamento de Sololá.
En el internado la comida era muy escasa y los alumnos consideraban que los maestros
estaban haciendo negocio con la misma, por lo que hicieron huelga. El ejército intervino en
el conflicto escolar, acusó a los alumnos de ser parte de la guerrilla y los amenazó para que
no volvieran a realizar otra huelga, a lo que los alumnos no atendieron. Durante la segun-
da huelga el ejército secuestró a dos alumnos y fueron desaparecidos…23
El objetivo del ejército era tener un control absoluto sobre la población y
frenar cualquier tipo de sublevación porque podía ser el origen de algún movi-
miento guerrillero.
Por parte del destacamento militar, era común avisar a la población de
las fechas en que la guerrilla iba a atacar al municipio, produciéndose tiroteos
en las calles. Muchos de los tiroteos eran entre los propios soldados del ejérci-
to, con la intención de crear un clima de inseguridad en Santa Lucía Utatlán
para que la gente creyera que necesitaba de la seguridad que le “proporciona-
ba” el ejército.
Otra situación que generó más desconfianza de la población hacia el ejér-
cito fue las “agarraderas” o “Chaponik” (en K´iche´): el ejército hacía redadas
en los municipios y a los jóvenes indígenas de más de 14 años que encontraba
por la calle (salvo que tuvieran algún defecto grave), los metían en un camión
y se los llevaban para hacer el servicio militar obligatorio. Esta práctica se
llevaba a cabo desde la época de Justo Rufino Barrios, pero fue durante el con-
flicto armado cuando se abusó más de este sistema de reclutamiento forzoso, a
fin de tener una base amplia de soldados que apoyaran al ejército en su política
contrainsurgente. En la mayoría de los casos, se le daba un trato humillante y
cruel a los jóvenes capturados, con el objeto de que ellos mismos fueran un
agente multiplicador de las barbaridades que habían sufrido. Esta práctica fue
común por parte del ejército hasta poco antes de la firma de la paz.
LAS PATRULLAS DE AUTODEFENSA CIVIL
Muchos de los jóvenes que volvían a su comunidad después de su servicio
militar, se convertían automáticamente en los Comisionados Militares de las
mismas. Otras personas que no habían estado dentro de las filas del ejército,

23 Caso 3321 de la Comisión de Esclarecimiento Histórico.

49
2
0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

también terminaban siendo Comisionados Militares, ya que era un trabajo obli-


gatorio y controlado por el Ejército. Estos Comisionados tenían que organizar
los grupos para hacer las rondas municipales (posteriormente las Patrullas de
Autodefensa Civil) que vigilaban el normal funcionamiento del municipio.
Las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) fueron creadas por el ejército de Guate-
mala a finales de 1981, como parte de la política contrainsurgente. Su función principal era
involucrar a las comunidades de forma más activa, en la ofensiva antiguerrillera que el
ejército había puesto en marcha24 .
En Santa Lucía Utatlán, el 3 de marzo de 1983 el ejército, antes de irse
definitivamente del municipio; reunió a la población en el área urbana y les
informó de la necesidad de crear las Patrullas de Autodefensa Civil como for-
ma de seguir controlando a la población.
Había que patrullar un día por semana y si no se podía por cualquier
motivo, había que pagar a alguien para que patrullara por uno. Salían a patru-
llar los varones entre 18 y 65 años, aunque se aceptaban voluntarios de cual-
quier edad. El miedo de la gente llevó a que personas mayores se plantearan
colaborar voluntariamente para evitar que fueran considerados como guerri-
lleros.
Cuando el ejército se fue del municipio, su centro de acciones se desplazó
a Chupol (Quiché). En Santa Lucía Utatlán, se eligió entre los Comisionados
Militares un jefe y éste era el enlace entre el ejército y los Comisionados Milita-
res, además era el encargado del control de las Patrullas de Autodefensa Civil
y la coordinación de los turnos de vigilancia.
Cabe resaltar que en la figura de los Comisionados Militares, se produje-
ron abusos de poder por parte de las personas designadas en esos puestos; pero
también es cierto que en el municipio, hubo Comisionados Militares que toma-
ron parte activa en la defensa de los vecinos y vecinas, acusados mal intencio-
nadamente de subversivos y guerrilleros. De este modo, ellos dieron la cara
ante el ejército defendiendo a las personas injustamente acusadas.

24
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Nunca Más. Tomo II. Los Mecanismos del Horror.
Informe Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica. 1998.

50
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán !

SALIDA DEL EJÉRCITO


En el momento que salió el ejército del municipio, se volvió a la tranquilidad
en Santa Lucía Utatlán; aunque como se indica en Era Tras la Vida por lo que
Íbamos25 :
Consecuencia de las estrategias y tácticas de la Doctrina de Seguridad Nacional fue
la estigmatización y culpabilización de la víctima, actualmente todavía se maneja en el
imaginario social guatemalteco que si alguien sufrió de tortura, muerte y/o desaparición
forzada fue porque “andaba metido en algo”, con lo que la defensa de los derechos cívico
políticos fue considerada un delito.
Desde marzo de 1983,
fecha en que salió el ejército
del municipio, hasta diciem-
bre de 1996 (cuando se firma-
ron los Acuerdos de Paz); el
conflicto armado continuó
en el país. Se sucedieron épo-
cas de mayor calma, aunque
se produjeron en el munici-
pio algunos casos más de
asesinatos y secuestros por
parte del aparato represivo
estatal. No obstante, la pobla-
ción intentó superar lo suce-
dido y confiar en que la de-
mocracia fuera la solución a Validación del Proceso con el Comité en Julio de 2003.
tanto abuso por parte del Go-
bierno.
… La fecha 30 de noviembre año 1985,
La lluvia cae lentamente y la tarde muere
Al igual que la vida pasa rápidamente,
El fuego da su llama, luego se escucha un ruido,
Al que se agrega la palabra Votación.
Esto sucede en Santa Lucía Utatlán, Sololá,

25
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Era Tras la Vida por lo que Íbamos. 2004.

51
2
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

A lo lejos los truenos se escuchan


Viene para mi Guatemala un nuevo amanecer,
El pueblo tiene fe y esperanza,
Vendrá el día definitivo de la Victoria.
Mi pensamiento quiere borrar el pasado,
Luego retomar la fuerza democratizadora,
Los pueblos nuestros aman la libertad,
Sé bien que las leyes tendrán su lugar
Ya que el orden es la primera ley del universo.
Pese al silencio de todos ganará
Nuevamente el elegido por Dios,
Pues la democracia ya se asoma, se siente,
Ya se palpa en todos los hogares guatemaltecos
Todos votaremos nuevamente por el camino y la justicia…26
En la actualidad, no se han
esclarecido los casos de violacio-
nes a los derechos humanos que
se produjeron en Santa Lucía
Utatlán y existe todavía cierto
temor y mucho dolor al hablar
sobre lo acontecido durante el
conflicto armado. Aún así, la po-
blación utatleca se va reponien-
do de la política contrain-
surgente y nuevamente aparecen
organizaciones preocupadas por
el desarrollo del municipio y con
ganas de trabajar para ayudar a
Boceto de monumento a las víctimas de
la población. Santa Lucía Utatlán

26
Extraído del poema Una Tarde del poeta utatleco Moisés Quezada de León.

52
2
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

El Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán (COVUSLU) es una


de estas organizaciones. Este Comité lleva casi veinte años trabajando para
apoyar a las viudas y huérfanos que dejó el conflicto armado en Santa Lucía
Utatlán. Por medio de mucho trabajo y esfuerzos, han conseguido apoyo para
proyectos productivos y para la realización del presente documento, como tes-
timonio del dolor que sintieron tras la pérdida de sus familiares y las penas y
sufrimientos que tuvieron que pasar para poder sacar adelante a su familia.
También el Comité se está movilizando con el objeto de dignificar la memoria
de las víctimas del conflicto armado, por medio de la elaboración de un monu-
mento a las mismas.

53
2
$
2
%

TRADICIONES Y LEYENDAS
2
&
2
/

COFRADÍAS
Las cofradías fueron creadas para
el control religioso del mundo indí-
gena. Sin embargo, los indígenas
aprendieron a utilizar y apropiarse
de estas instituciones coloniales para
elaborar formas de resistencia cultu-
ral detrás de la aparente práctica de
la religión católica27 .
Las cofradías están organi-
zadas por medio de un sistema
de cargos, anualmente se rotan
los mismos entre las personas
que integran la cofradía. Las
principales labores de los cofra- Imágenes de las Cofradías Indígenas
des son custodiar la imagen dig-
na de su veneración y organizar las fiestas de los santos patronales.

COFRADÍAS DE LA POBLACIÓN INDÍGENA


En la Alcaldía Indígena, se encuentran las cuatro principales Cofradías; en sus
instalaciones se guardan las imágenes que corresponden a cada una de las
cuatro Cofradías y los Mayordomos son quienes custodian las imágenes por
medio de un sistema de turnos, queman pom, ponen candelas y realizan cere-
monias. Las cuatro cofradías son:
! La Cofradía de Dolores (una semana antes de Semana Santa).
! La Cofradía de Santa Cruz (3 de mayo).

27
Yrigoyen Fajardo, Raquel. Pautas de Coordinación entre el Derecho Indígena y el Derecho Estatal. Fundación
Myrna Mack. 1999.
2
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

! La Cofradía del Corpus Christi (60 días después de Jueves Santo).


! La Cofradía de Concepción (8 de diciembre).
La Cofradía de Santiago Apóstol (25 de julio) también está integrada por
Mayordomos, pero la imagen se encuentra anexada a la iglesia católica del
municipio.
De parte de la Municipalidad Indígena se venera a San Antonio y San
Gaspar (13 de junio). Cuando hay cambio de autoridades en la Municipalidad
“oficial”, el Alcalde entrante le hace entrega al Alcalde Indígena de la Cofra-
día, quien la recibe y se compromete a atender como corresponde a la Cofradía
de San Antonio y San Gaspar.

COFRADÍA DE LA POBLACIÓN NO INDÍGENA


Como se indicó anteriormente, como agradecimiento al regreso de los soldados
utatlecos que batallaban en la guerra contra la separación de la Federación
Centroamericana (en 1877), el 6 de diciembre de 1906 se adquirió la Virgen de
Santa Lucía conocida como la Virgen Rubia.
La Cofradía no tiene una sede específica, sino que cada año se recibe la
Virgen en la casa de una de las personas que la integran, quien sufraga la
mayoría de los gastos que se hacen por la compra de candelas y los gastos que
lleva el recibir la cofradía.

58
2
)

BAILES
TRADICIONALES
La danza viene a ser una de las manifestaciones humanas más antiguas de la historia que,
incluso se remonta a la prehistoria y a los albores de la cultura de la tierra. Toda evidencia
que surge de la imitación de los bailes de ciertos animales como los pájaros y algunos
antropoides. Es indispensable para su aparición cierto ritmo de los movimientos y de los
sonidos creados con las palmas de las manos, zapateando la tierra o produciéndolos con
objetos tomados del medio ambiente. Todo ello nos indica que la danza es y ha sido en sí
misma un elemento de cohesión social de inestimable valor…28
En las celebraciones del Corpus Chirti se interpreta el baile de los
Chanchayes y el baile de los Patzcares (también llamado la Pandanga o el Baile
Inglés). El último domingo del mes de noviembre, preludio de las fiestas del
municipio se hace el Baile del Convite.
En la feria titular del municipio (13 de diciembre) se interpretan el Baile
de Lucío, el Baile de la Conquista y el Baile de los Mexicanos. No se danzan los
tres bailes cada año porque es muy cara la contratación de los bailarines (para
el caso del Baile de Lucío) que tienen que venir de otros municipios, al igual
que los marimbistas que conocen los sones de cada baile y el alquiler de los
trajes. Por lo que, según las posibilidades económicas de las personas que or-
ganizan los bailes, cada año se interpretan más número de bailes o menos.

BAILE DE LOS CHANCHAYES


Según el Boletín Municipal de Santa Lucía Utatlán de diciembre de 1983: …los
Chanchayes fue un baile autóctono de esta población, esto surgió en el año de 1832, hace
más de siglo y medio, el mismo se componía de cinco bailarines y un toro, danzaban al
compás de un tambor pequeño y un pito de cañaveral,…, no usaban ningún disfraz, sino
los mismos salían desnudos con el cuerpo tiznado con carbón de ocote, con una calzoneta

28
García Escobar, Carlos René. Talleres, Trajes y Danzas Tradicionales de Guatemala. Editorial Universitaria. 1992.
3
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

blanca, estos bailarines visitaban las cofradías del pueblo y danzaban, asimismo acompa-
ñaban las procesiones de las imágenes en las famosas celebraciones del Corpus. En esa
oportunidad los chanchayes veneraban a la imagen del niño Jesús de la cofradía, mencio-
nados bailadores, un día antes de la festividad del Corpus, en la sede, es decir la cofradía,
cocían los tamales, los envolvían en hojas de milpa y en lugar de agua para el cocimiento
les echaban “CHICHA”, bebida alcohólica que ellos mismos elaboraban, se encargaban del
resto de los alimentos los que servirían a los mayores y cofrades del lugar, antes de dar
paso al servicio de los sagrados alimentos, en señal de fiesta y de respeto les colocaban los
sombreros a las mujeres de los alcaldes y de los mayordomos, se las cargaban y bailaban
con ellas. El mero día jueves de Corpus, es decir el día principal de la festividad, los
Chanchayes tomaban la Alcaldía Municipal de la población, siendo el principal bailador
quien ese día administraba la justicia quitándole por completo la autoridad al Alcalde de
turno.
Una vez que el bailarín principal ocupaba el puesto de administrador de
justicia por un día, el pueblo comenzaba a expresar sus demandas ante él y sus
querellas, acusando a las personas del municipio que estaban perturbando a la
población. Se analizaba el caso con la persona acusada y si se determinaba que
era culpable, se le sentaban en un banco en el corredor que tenía el anterior
edificio municipal, se le metían en la boca huesos de perro o caballo y se le
propinaban tres arrobas de latigazos.
Este baile servía para ridiculizar al Alcalde Municipal, haciéndole ver
los problemas del municipio y la forma de hacer valer su autoridad y sus leyes29 . En
la actualidad, esta costumbre se ha perdido en el municipio.

BAILE DE LOS PATZCARES, BAILE DE LA PANDANGA O


BAILE INGLÉS
Temiendo que no haya buenas cosechas en el año, surgió este baile como unión
de la naturaleza con el hombre. Se celebra en la semana del Corpus Christi
desde el lunes de esa semana hasta el domingo. Es un baile/rito de acción de
gracias al Ajaw (Dios) por las primeras hojas del maíz.
En un principio los bailarines se ponían ropa vieja colgada, pero poco a
poco se le ha ido poniendo un atuendo más complejo: camisa roja, pantalón al
revés, sombrero de petate, perrajes colgados, cascabeles amarrados del cincho

29 Municipal de Santa Lucía Utatlán de diciembre de 1983.

60
3
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 1

y una máscara de cuero con bar-


bas de chivo, también llevan un
lazo grande y sus mecates. El tra-
je asemeja al de los vaqueros que
trabajan en una hacienda.
Además de los vaqueros,
hay otros personajes como el pa-
trón de la hacienda, una señorita
que les acompaña con dos cria-
dos y un grupo de muditos, sien-
do el mudito protagonista el Men
que lleva una máscara con ojos
de vidrio que infunde temor. Al
Máscara típica del Baile de los Patzcares, elaborada por
respecto de esta máscara, en el Élfego Ovalle
municipio se cuenta que cuando
se van acercando las festividades de
Corpus truena el cajón que contiene dicha máscara, según dice el propietario y autor del
baile Mariano Chávez que tiene que sonar aciales, caracoles, trompetas y le encienden
candelas, se dice que se repite año con año para que el dueño de la misma se vaya haciendo
los preparativos porque se aproximan las festividades del Corpus30 .
El lunes convocan por medio de caracoles a los cuatro vientos (cuatro
puntos cardinales), se interpretan los sones propios de esta dramatización con
la marimba y llega la voz a los diferentes cantones por medio de los caracoles.
Por la tarde, una vez que se han juntado todos hacen una reflexión sobre las
cosas que Ajaw (Dios) le ha dado al hombre por medio del maíz y otros produc-
tos de la siembra. Posteriormente, hay una persona que dirige este baile que
consiste en corretear a un toro (en realidad es una persona disfrazada de toro),
tratan de agarrar al toro. Por la noche, una vez que atrapan al toro, se sirve
comida y bebida (aguardiente) y se hace un gran convivio.
El siguiente día (martes) como se ha pedido permiso al Ajaw para cortar
las primeras hojas del maíz (antes de este acto nadie puede cortar las hojas
del maíz, por lo que son las primeras hojas del año para hacer tamalitos), se
van a traer las hojas del maíz de las milpas de los terrenos a los que previa-
mente se ha solicitado permiso. Entran en el municipio cargados con las ho-
jas de milpa, haciendo gran algarabía con los caracoles, los cascabeles y otros

30 Idem.

61
3
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

instrumentos. Los bailarines, al regresar con las hojas, dan vueltas en la pila
de la plaza pública, recorren las calles y las cofradías hasta llegar al cemente-
rio para homenajear a los abuelos fundadores del municipio ya fallecidos.
El miércoles reparten las hojas en las Cofradías, en la casa del Alcalde, en
la del Alcalde Indígena y en la Municipalidad para que hagan los tamalitos.
Estas primeras hojas no se pueden tirar y la gente las deja en una esquina de la
cocina hasta la cosecha del siguiente año (en el área urbana ya no se respeta
tanto esta tradición, más se hace en el área rural).
El siguiente día (jueves) todos comen los tamalitos hechos con las hojas
de las milpas que trajeron los bailadores. Durante ese día, el viernes y el sába-
do están bailando los bailadores.
El último día (domingo) es el llamado de las siguientes maneras: de la
estirada del cuero, de la vuelta del plumero, de la estirada del lazo, de la jaladera
del toro y de la muerte del toro. En este baile, se hace una competencia de fuer-
zas, se tiene un lazo largo (de 60 varas de largo y con una pulgada de grosor) y
se hacen dos grupos, en el que uno de ellos jala el lazo para un lado y el otro
grupo lo jala para el otro lado. En cada punta del lazo hay un toro y una mujer
con un incensario prendido con incienso, acompañando en la estirada del lazo.
Es una representación de una hacienda, en la que los vaqueros tratan de arras-
trar al ganado. Al final de la competición (a las seis de la tarde), se sirve un atol
de maíz quebrantado y de tamalito tostado quebrantado (llamado Q´utuj) y se
simula la comida del ganadero. Para finalizar, los bailarines empiezan a dar
saltos de gato, ya que según las creencias, así se van a poder convertir en perso-
nas comunes.

BAILE EL LUCÍO
Es una analogía de la vida en las fincas y las condiciones de trabajo en las
mismas. Trata de dramatizar a los trabajadores de la finca donde hay un pa-
trón, su esposa (la Margarita), un caporal, un administrador, guardaespaldas,
negritos y el ganado de la hacienda.
El baile dura de ocho a diez horas al día (se danza durante cuatro días) y
cada son tiene una dramatización diferente; de esta manera, el baile está es-
tructurado según se ve a continuación:

62
3
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

! Primero se presenta al señor amo, la Margarita, los capataces, los vaque-


ros, la clase trabajadora donde hay emigrantes de los municipios de
Totonicapán y Nahualá, y el ganado.
! Después aspectos pasionales del señor amo y la Margarita, los cuales
afectan a todas las personas que viven en la finca porque la Margarita
finalmente se va de la finca.
! Los trabajadores piden a la Margarita que vuelva a la hacienda porque
con su actitud les va a perjudicar, ya que el amo va a estar más rudo con
ellos.
! También se representa la diversión de los trabajadores en una hacienda y
la forma de cómo comprar, vender y cuidar el ganado.
! La burla que hacen los trabajadores de más bajo rango contra los vaque-
ros y el señor amo y las movilizaciones sociales que pueden provocar los
trabajadores, ya que los trabajadores de menor rango interactúan con el
público, informándoles de lo que está ocurriendo en la hacienda y tratan-
do de que el público se vuelva contra el hacendado.
! Finalmente el hacendado muere arrollado por un toro, pero antes de mo-
rir da su propiedad en herencia a su esposa e hijos.
Este baile es originario del municipio de Santa Lucía Utatlán y la música
del mismo fue creada por un vecino utatleco llamado Cruz Ajú, procedente de
la comunidad de Ciénaga Grande.

BAILE DE LA CONQUISTA
La danza de la conquista, de origen hispánico, es en sus aspectos coreológicos una varia-
ción de las danzas de moros y cristianos europeas adaptadas a la situación originada por
la conquista del “nuevo” continente31 .
Los principales pasos o sones del baile son los siguientes:
! El rey K´iche´ se queja de las desgracias que le esperan con la llegada de
los españoles y manda a llamar al Capitán Tecun Uman (Tucum Uman
significa Aglutinador de los Intereses de los Abuelos).

31
Sáenz de Tejada, Ricardo. La Danza de la Conquista en Sololá. Una Institución Socio-Cultural. Universidad de San
Carlos de Guatemala. 1999.

63
3
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

! Tecun Uman arenga


a sus tropas con el
objeto de prepararles
para el combate,
mientras los sacer-
dotes mayas realizan
rituales para derro-
tar a los españoles.
! Pedro de Alvarado
también arenga a sus
tropas y envía una
embajada para soli-
citar la rendición de
Tecun Uman.
! Tecun Uman se pre-
para para la batalla, Baile de la Conquista
ya que no acepta la rendición, y quiere ver la valentía de los españoles en
el combate.
! Se produce una gran batalla, en la que muere Tecun Uman.
! Una vez muerto Tecun Uman, el rey K´iche´ y los demás sobrevivientes
aceptan que Pedro de Alvarado les bautice.

BAILE DE LOS MEXICANOS


Los bailarines que interpretan el baile de los Mexicanos, la noche anterior al
mismo, van a cada una de las casas de los bailarines, para ayudar a vestirse a
los compañeros. La ropa para interpretar el baile está colocada en un altar de la
casa, con candelas y pom.
Es un baile de exhibición de trajes muy coloridos y con los charros típicos
mejicanos. La máscara que llevan los bailarines tiene una gran nariz que so-
bresale notoriamente y hacen burlas y chanzas. Usan un chinchín, mecates y
chicotes de cuero.

BAILE DEL CONVITE


Se hace el último domingo del mes de noviembre y en realidad es un baile
de disfraces. En un principio la gente confeccionaba sus propios disfraces, de-

64
3
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

jando correr la imaginación de cada participante del mismo; pero, desde hace
unos años la gente prefiere alquilar los mismos.
Mientras se va desarrollando este baile que simula las zarabandas, las
reuniones sociales y los carnavales; se van dejando notas en las casas que ese
año tienen que dirigir la novena a la Virgen Santa Lucía, ya que el baile se
celebra más o menos dos semanas antes de la feria titular.

EL MORTOM (MÁS CONOCIDO COMO MARTOM)


Como Mortom se designaba a la persona que dirigía la cofradía, al Mayordomo
de la Cofradía. Con el origen de esta figura, se inventó la tradición de que cada
año (el 11 de diciembre) una persona del municipio se convertía en Mortom, se
ponía un collar de rosas (chachal) y un pañuelo de seda en la cabeza. Con este
atuendo hacía una sátira de la manera en la que la Municipalidad y los Juzga-
dos estaban manejando los problemas del municipio.
El Mortom se convertía en el Alcalde y el Juez del municipio y simulaba
juicios sobre diferentes problemas: comunales, conyugales, infidelidades, etc.
Este personaje aireaba los “trapos sucios” de las familias vecinas del munici-
pio; así por un día, una persona representante del pueblo se hacía eco de las
reivindicaciones y quejas de la población 32 .

Cinta de Moisés Quezada de León, quien hizo de Martom en su momento

32
Revista cultural y literaria Voces de Chichimuch. Homenaje a las Fiestas Lucías 1968.

65
3
6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Desde hace más de quince años no se practica esta costumbre, ya que, a


veces se producían conflictos entre la población incluida en la sátira del año y
la persona que hacía de Mortom (al igual que con el Baile de los Chanchayes).

66
3
7

LEYENDAS
La leyenda es esencia de inmortalidad, porque en sus entrañas campea lo eterno, acaso
porque es el lenguaje con que se hablaron los dioses del pasado y siendo ello así lo divino
nunca muere; o porque recoge en sus venas: la nostalgia de los tiempos idos, suspiros de
algo que nunca volverá, por su misticismo, su heredad y misterio; por su voz serena; voz
del pueblo en el devenir de las generaciones. Porque cierto es que la leyenda es el alma de
los pueblos; porque los pueblos se viven en la leyenda y si bien la leyenda no tiene alma: por
qué entonces la leyenda llora, ríe y canta. Por eso allí donde está una leyenda, está un
pueblo; y en la leyenda un misterio y con ella una canción dormida de los siglos.

LOS CAMPANEROS O ALABOMES


Eran un grupo de vecinos K´iche´s que salían a recorrer los caminos de los
espíritus la noche de Todos los Santos (la noche del 31 de octubre al 1 de no-
viembre). Estas personas llevaban una campanita y tocaban en la puerta de
cada casa del municipio, como ya se sabía de la visita de los Campaneros, se
les entregaba elotes cocidos, guaro, atol, dinero… Metían en un cajón las ofren-
das y recitaban una oración en K´iche´, después salían corriendo mientras ora-
ban gritando: Seal (léase sea el) milagro sacramento; y se dirigían a otras casas del
municipio para continuar con el pedido de ofrendas.
A las seis o siete de la mañana, juntaban todo lo que habían recogido
durante la noche y se lo repartían entre ellos.

EL CHILÓPEZ
Cuando murió el ciprés en donde se “apareció” la Virgen Santa Lucía a la
población K´iche´ de Utatlán, cayó sobre un pozo (el Chilópez) que era propie-
dad de una sacerdotisa maya del municipio que vivió a principios del siglo
XX, Juana Par.
3
8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Desde esa fecha, a partir de las seis de la tarde las vecinas y vecinos del
municipio no se aventuraban a pasar cerca del Chilópez, ya que afirmaban que
ahí se aparecía la Siguanaba33 .
Juana Par donó a la Municipalidad media cuerda de terreno, en donde se
encontraba ese ojo de agua, la cual ha servido para suministrar el servicio de
agua potable municipal a la población y hoy en día está surtiendo a la comuni-
dad de Chichimuch.

BARRANCO CULUM
Cuentan algunas y algunos vecinos del municipio que, en las noches del mes
de junio, desde el cerro se escucha música de marimba. Las personas más atre-
vidas se han acercado a investigar de dónde provienen las melodías y abajito
mismo del Barranco Culum han visto enanos que tocaban marimba y bailaban
para divertirse.
Cuando se quería asustar a los niños y niñas que se portaban mal, se les
contaba esta historia del Barranco Culum.

LEYENDA DEL NAZARENO DE UTATLÁN


En la iglesia católica del municipio, se encuentra una imagen de Jesús de
Nazareth esculpida por el artista español Quirio Cataño. El Viernes Santo, cuan-
do se prepara la imagen para la procesión y se le coloca la corona de espinas, su
rostro se torna más compungido y manifiesta más claramente su dolor.
También se comenta, que si se le acerca un espejo a la imagen, ésta expele
vaho y lo empaña, tal como si fuera una persona viva.
Además, cada cinco años extiende su mano para bendecir a las personas
fieles y devotas de la imagen y se ha formado una romería en la que el segundo
viernes de cuaresma esperan que se produzca el milagro.

33
La Siguanaba es una mujer con el pelo muy largo y muy hermoso. Nunca muestra su rostro, pero al parecer tiene
cara de caballo. Intenta seducir a los hombres y los que le han llegado a ver la cara, han aparecido muertos.

68
3
9

TESTIMONIOS

A la memoria de esas doscientas mil víctimas


rindo hoy este homenaje.
Ojalá que perdure para siempre en nuestro corazón
y que esa sabiduría que cargamos, ustedes y nosotros,
pueda contribuir para no regresar al pasado,
sino avanzar hacia el futuro.

ROSALINA TUYUC
Presidenta de la Comisión Nacional de Resarcimiento
(extraído del discurso de 25 de febrero de 2004, en conmemoración
al Día Nacional de la Dignificación de las Víctimas)
3
0
3
!

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE LUIS


MAGDALENO SAQUIC PIXABAJ (17/III/78)34
… Yo voy a contar un poco de lo que es la desaparición de mi progenitor pues,
mi papá y eso sucedió en el año 1978 cuando nosotros éramos muy pequeños;
yo soy el primero de mis hermanos y yo tenía como siete años aproximadamen-
te y él viajaba de aquí de occidente a oriente a traer ganado porque era su
trabajo.
… Magdalena (difunta esposa de la víctima) me contó a mí que lo lleva-
ron, lo agarraron a él y entonces no supieron cómo porque cuando se fue de
aquí para allá lo habían amenazado a ella, vinieron a buscarle aquí cuando él
se había ido. A las tres de la mañana salió de aquí y cuando vinieron los seño-
res ya eran las cuatro, entonces ya una hora tenía el señor de haberse ido cuan-
do llegaron los otros señores, ¡saber quiénes eran porque estaban encapuchados!.
Llegaron y entonces le dijeron a la Magdalena “¿dónde está Magadaleno?”;
entonces ella dijo “Magdaleno ya se fue”; “pero ¿para dónde?” dijeron; “no sé
para dónde”. Ella en ese entonces mintió porque sabía dónde se había ido. “No
sabés ¿verdad?, porque se fueron con tus compañeros”; “¿quiénes compañe-
ros?” dijo ella “yo no sé nada de qué están hablando”.
… Según Magdalena no eran bastante. Que si cuando se fueron los seño-
res, se despidieron, ni se despidieron creo yo, con malos hablados ahí salieron
a la puerta; cuando salieron a la puerta, salió ella a ver cuando vio bastante
gente están allí, habían rodeado la casa. Entonces dijo ella “de plano, ¿para qué
quieren a mi esposo?, si mi esposo está bien con nosotros, no tiene nada ni un
vicio ni nada tiene, entonces ¿para qué lo quieren?”; “disculpen señores, no
será alguna deuda, alguna cosa que ha hecho él”; “no, tiene otra deuda más
grande con nosotros” dice que dijeron… “es una deuda que nosotros vamos a
arreglar con él”.

34
Entrevistas realizadas a dos de los hijos de la víctima, Natanel Cristóbal y Elidia Vicente Saquic Saquic; y a Mar-
garita Pérez Soc Presidenta del Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán y amiga de la difunta esposa de la
víctima. El hecho se produjo en Jutiapa, pero la familia era y sigue siendo residente del municipio de Santa Lucía
Utatlán.
3
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

… Y así se quedó nada más, no pensó ella que era para muerte, pero saber
cómo fue que allá, ese mismo viaje que hizo él fue que lo mataron de una vez y
así es como sé yo que pasó las cosas.
… Nos llegaron a avisar porque él apareció en ese lugar y como él siempre
andaba sus documentos... “Pero por qué si se fue en la mañana, no puede ser
ahorita ya haigan matado a mi esposo” dice que... pero lo mataron. Es cierto
pues ella otro día que fue ella a reclamar, de veras ahí estaba su esposo muerto
ya. Y fue así cuando lo descubrieron las personas o autoridades de por allá y
por medio de su cédula de vecindad se avisó acá… Bueno, lo que sabemos es de
que a él lo mataron con arma de fuego pero calibre no, la verdad no; pero parece
que tenía una en la frente, tres balazos en la cabeza.
… Lo cierto es de que el apareció muerto en el campo de avión allá en esa
cabecera departamental de Jutiapa, entonces pues eso pasó sin que hubiese
motivo alguno pues. El lo único que hacía era dedicarse a su trabajo, traer unos
animalitos, los vendía... era eso su ocupación y pues por razones pues que se
desconocen creemos que el ejército fue, el ejército o la guerrilla, a ciencia cierta
no sabemos pero lo que sí sabemos que fue víctima pues del conflicto armado
interno que se vivió aquí en Guatemala y por consiguiente mi papá murió y
nosotros nos quedamos en la orfandad, con tres hermanos, tres varones y una
niña pues.
… Dice que llegó allá (la esposa de la víctima) y ya tenían el cadáver allí
en la morgue del hospital allá en Jutiapa, entonces dice que dijo “sólo vengo a
traer mi esposo” dice que dijo “y quiero ver si es cierto que él es” dice que dijo.
… Tenía las balas y como le digo tenía amarradas sus manos y parece que
los pies también lo habían amarrado.
… Había un grupo que se dedicaba a controlar a los miembros de una
comunidad a qué se dedican, qué trabajos tienen y tal vez porque él viajaba,
salían y venían; entonces ya esas personas tal vez creyeron que tenían conexión
con la misma guerrilla, entonces pensamos pues de que pueda que sea por esa
razón que lo secuestraron y posteriormente lo mataron.
… De ahí que ella (la esposa de la víctima) estuvo a cargo de nosotros, ella
no tenía profesión, no tenía un oficio y por medio de luchas ella nos sacó ade-
lante y fue así que pues, por mi parte pues yo estudié en una escuela normal
aquí abajo pero por una beca que tuve, una beca que tuve no porque ella haya
podido pues económicamente mandarme a un colegio a estudiar, sino que por

72
3
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

medio de una beca del Gobierno yo pude estudiar, de ahí mis otros hermanos
no estudiaron. Saben leer y escribir pero no tienen una profesión.
… Sí, tuvo (la esposa enfermedades a causa del impacto), porque en ese
entonces PAVIH que es el Programa para Viudas y Huérfanos, en ese entonces
daba exámenes a las señoras, exámenes a los huérfanos y llegamos a contactar
de que ella había sufrido mucho la violencia que había pasado en su casa.
Había sufrido mucho y entonces ella posiblemente de eso ha venido pues el
dolor que ella ha tenido y por eso se murió.

73
3
$
3
%

DESAPARICIÓN FORZADA DE ARCADIO DOMINGO


SAQUIC IXCOL (23/VII/1980) 35
Voy a explicar lo que sucedió de aquí hace unos veintitrés años, veintitrés años
cumplirá mañana en que lo llevaron a mi esposo, se lo llevaron. Él era el presi-
dente de la iglesia de Pamezabal y cuando él se vino de la casa yo le dije “no se
vaya porque estuvo lloviendo muy fuerte” y como supimos que llegaron los
soldados en Chirij Cruz, por eso yo le dije “no te vayas mijo porque de repente
te pasa algo en el camino” le dije; pero él me dijo “yo me voy, es mi Dios quien
me va a acompañar porque yo sé que no he hecho nada malo, para que me
agarren” dijo y se vino, vino para la iglesia, como él era el que dirigía a nues-
tros hermanos en la Iglesia…
Llegó en la iglesia y dice que él pensó cuando estaba allá, “lo mejor es que
los voy a encomendar a Dios los que están aquí y yo me tengo que cuidar y
regresaré a la casa para ir a ver la familia” dice que dijo; y regresó a la casa.
Cuando llegó yo le di su cena, después estuvo todavía platicando con nosotros
a orillas del fuego, luego fue a darle pasto al caballo, después entró en la casa y
nos dormimos. Qué si después lo fueron a traer. De repente escuchamos a los
perros que estaban ladrando; “¿quiénes serán?” dijimos nosotros; de ahí escu-
chamos que empezaron a tocar la puerta: “¡Levántense!, ¡abran la puerta!”.

Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a su esposa, Rosa Petrona Yac Saloj, y a una de sus hijas, Lucrecia Graciela
35

Saquic Yac.
3
& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Qué si entraron en la casa, fueron cuatro los que entraron en la casa, pero yo me
fijé que fueron soldados, a uno sí lo reconocí, pero sí eran soldados y los otros
estaban enmascarados; le dijeron “arréglate y nos vas acompañar”; y yo les
pregunté “¿a dónde lo van a llevar?”; ellos me contestaron “no tenga pena
señora, duérmase tranquila, nosotros sólo le vamos a preguntar unos dos, tres
palabras y lo vendremos a dejar entre un rato” me dijeron. Uno de ellos me
empujó y me dijo “¡acuéstese!” me empujó y yo me asusté, me agarró los ner-
vios me estuve temblando.
Entonces yo me levanté cuando se habían ido porque mis perros no se
calmaban de ladrar, hasta que amaneció siguieron ladrando y como a él lo
fueron a traer a las diez, toda la noche no me dormí. Yo estuve orando y había
un mi pequeño hijo durmiendo conmigo y él se levantó, sólo él era mi compa-
ñía; ahora los otros estaban durmiendo a parte en otros cuartos, yo los quería
despertar pero tenía miedo porque se me entró ese miedo de que algo sucedió
en nuestra casa y en eso amaneció, hasta allí les hablé…
… Fueron cuatro los que entraron en la casa más los que estuvieron afue-
ra, ellos estuvieron hasta el amanecer, estuvieron alrededor de la casa entre las
cañas de milpa, los perros no se calmaban de ladrar y casi amanecieron. Yo a
eso de las cinco me levanté porque tenía miedo, hasta las cinco cuando yo me
levanté y ya no estaban…
… Desperté a mi cuñado Carlos y le dije, desperté a mi papá les expliqué
todo, como a las cinco de la mañana los estuve despertando y cuando amaneció
lo empezamos a buscar; no les informamos a otros porque los soldados estaban
por allí encima de los árboles en el día, pero no sé por qué ¿acaso hemos hecho
algo malo?...
… Mi abuelo (padre de la víctima) fue a dar parte allá en la Municipali-
dad. Y mi abuelo, él quería pasarse con los soldados pero como tenía centinelas
arribito a donde fueron a estar los soldados, entonces donde está el destaca-
mento de ellos; entonces mi abuelo él iba a caballo y le habló a alguien de ellos
“voy a pasar”; “no señor, aquí no se puede pasar” le dijeron; “sí, voy a pasar si
este es mi camino” le dijo él “y mi hijo también a saber quiénes fueron a sacar
anoche” le decía mi abuelo a los centinelas; y le dijeron uno de ellos “mire
señor, si usted va a pasar aquí lo vamos a matar” le dijeron y él sólo en otro
extravío se fue. Y eso fue el día que se terminó el día jueves, de allí empezamos
a buscar a mi papá porque oímos nosotros pues que los secuestrados siempre
se aparecían muertos, pero a él nada supimos de él…

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3
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán /

… Por envidia, por envidia le hicieron eso porque así como le estaba di-
ciendo, que un señor él es el que cuenta esas palabras que, por qué le hicieron
a él así porque él fue a dejar comida de la guerrilla decía; pero eso no fue cierto,
ni una vez mi papá fue, él sale de viaje como le dijimos pues que él era ganade-
ro, se va al Progreso, se va al oriente pero a traer ganado a revender y no es eso
que él nunca vimos nada de él que fuera política o fuera otra cosa con la guerri-
lla, no hacía nada mi papá; y él era buena gente, casi toda la gente también se
quedaron tristes por él, porque es muy amistoso con la gente también, era así.
… Además también después del secuestro de mi papá, un señor también
que es Comisionado Militar le fue a decir a mi mamá “mirá Rosa, mirá sacá a
tus hijas aquí en la casa porque dicen los soldados que vienen a violar a tus
hijas” le fue a decir a mi mamá; y nosotras empezamos a dormir con los veci-
nos, nos vamos con unos, nos vamos con otros en las noches, así en la hume-
dad de la tierra nos fuimos a quedar como dos o tres meses porque así le fueron
a decir a mi mamá y por miedo ya no estuvimos en la casa en las noches y
pidiendo posada, refugiando por allí…
… Es un dolor lo que yo siento porque se fue mi esposo, ya no está y como
se quedaron sus hijos a mi responsabilidad. La niña por ejemplo apenas tenía
cuatro años y están los otros. Además dos de ellos estaban estudiando, pero
gracias a Dios que pude mantenerlos para sus estudios a esos dos; posterior-
mente hizo el esfuerzo para darles estudios a los otros dos y eso es lo que yo
hice, luché con ellos, sembré maíz, sembré trigo… estuve comprando pollos y
después los vendía, estuve destazando pollos para vender. Gracias al Señor
pude vender, me iba a Sololá, me iba a Xela, a Nahualá, iba a comprar cosas
para vender, compraba frutas, verduras para después vender, eso es lo que
hice para mantener a mis hijos, con eso pude mantener a mis hijos… Como me
decía que su esposo sí va a regresar y así pasó el tiempo, lo estuvimos buscan-
do y no lo encontramos, se fueron mis hijos a buscarlo pero no lo encontramos
y yo estuve confundida, estuvimos confundidos porque ya no lo encontramos,
¡a saber donde lo fueron a dejar!. La gente nos decía que “posiblemente lo ha-
yan matado”, así nos decían…
… Pero ahora mi corazón está contento porque mis hijos me dan dinero y
ahora tengo crianza de cerdos, tengo ganado vacuno, o sea tengo algo para
obtener dinero; con eso me estoy manteniendo porque ahora pues estoy ya sola,
eso es a lo que me dedico y estoy contenta, me dedico a cantar en la casa para
alegrar un poco el corazón, aunque hay poco de dolor pero ya va pasando el

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3
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

tiempo, van pasando los años y hasta ahora ya no puedo esperar nada. Yo lo
estuve esperando y no volvió y eso es lo que puedo decir. Además mis hijos me
llegan a visitar para consolarme, para darme ánimos, Ahora estoy contenta con
ellos, nos vamos juntos con ellos a la iglesia, me voy a la misa, me voy a la
celebración, allí llego a contentarme, digo ¿qué es lo que le pasó a mi esposo
Señor?, y allí estoy ahora y sólo eso son mis palabras.

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3
)

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE
TEODORO ESCUN YAC (15/VIII/1981)36
Lo que le pasó a mi esposo es que él salió el día quince de agosto… Él ya había
preparado sus cosas para viajar a Guatemala y le había dicho a su hijo que lo
acompañara y al amanecer a las cinco de la mañana, de repente nosotros escu-
chamos que estuvieron tocando la puerta de la casa las personas; en eso mi
esposo les abrió la puerta y le agarraron sus manos y lo jalaron para afuera mi
esposo. En eso yo seguí a mi esposo y uno de ellos se paró en la puerta de la
casa y me puso el arma en mi pecho y yo me di cuenta que las balas que conte-
nía el arma eran de color rojo y luego me empujaron; en eso yo los estuve vien-
do en una ventanilla en donde habían dos soldados entre ellos y los otros en-
mascarados y se llevaron a mi esposo… Son muchas personas, no podría decir
cuántas pero sí eran bastantes… Yo quise seguirlos y un mi hijo salió a verme,
en donde él se dio cuenta que habían más personas entre las milpas; habían
entre unos cuatro o cinco hombres decía mi hijo, el sombrero de mi esposo lo
habían dejado tirado entre la milpa a orillas de la carretera… Llegaron en carro,
sólo pude ver en la ventanilla que tenían un carro de color blanco; seguramente
allí lo metieron, ya no lo pude ver bien, ya no lo pude ver porque primero me
empujaron y después me acerqué en la ventanilla para verlos, en eso se fueron

36
Entrevista realizada en idioma K´iche´ a la esposa de la víctima, Vicente Catarina Ixcol Xaminez.
4
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

ya no lo pude ver bien y se fue mi esposo, ya no hubo nada, su sombrero lo


habían dejado tirado entre la milpa.
Se fue mi esposo, se lo llevaron y como era comité mi esposo, entonces yo
los fui a avisar a sus demás compañeros de mi esposo porque eran comités. Yo
por el mismo miedo me iba a caer y seguí caminando para arriba y mandé a mi
hijo pequeño, porque mis otros hijos se encontraban en nuestra otra casa arri-
ba, allí se encontraban ellos, sólo el pequeño que me estaba acompañando. Les
vine a avisar a mi cuñado Pancho, les vine a avisar y él se encargó de avisar a
los demás miembros del comité y nos venimos nosotros: “vamos a buscar a
nuestro hermano” decían “¿y quiénes son esas personas?”. Yo les dije que no
los reconocí, sólo me di cuenta que lo vinieron a jalar de sus manos cuando él
abrió la puerta y se lo llevaron, los vi en la ventanilla y habían dos soldados
entre ellos y son enmascarados los hombres les dije a mi cuñado…
…Pero no hallábamos a donde ir a buscar y mi cuñado decidió irnos a
Sololá a buscar, estuvimos preguntando y la gente decía que no sabían qué le
habría pasado. Lo venimos a buscar aquí y no nos dieron razón de su paradero
y mejor nos regresamos… y al llegar en la casa ya había mucha gente y nos
empezaron a preguntar sobre qué es lo que le habían pasado con él, decían que
supimos hoy en la mañana sobre la salida de Teodoro, fue a eso de las cinco de
la mañana, cuando se lo llevaron y se fue. En ese día no se encontró nada, todos
se fueron a buscarlo en Xela, en los cerros y no hubo nada; eso fue el quince y el
dieciséis también lo buscaron todo el día completo. No se tuvo ninguna razón.
… Sí, durante los veinte días estuvimos preguntando, preguntamos en
Pujujil, habían unos trabajadores y nos decían que allí encontraron a un hom-
bre que habían dejado matado, lo habían dejado metido en un costal como que
si fuera una carga de seis, así lo habían dejado, aquí fue donde se encontró
decían la gente, sí así decían… Se presentó un alguacil, llegó ese señor y nos
dijo “ahora ya se encontró a Teodoro” nos decía. En ese momento mi corazón se
alegró, yo dije “ya se encontró a mi esposo”, en eso dijo que no me sintiera triste
porque él ya se ha muerto y se encuentra en Sololá decía; “vaya muchas gra-
cias” le dije.
… Y nos venimos, con muchos hombres y yo con una mi hija nos venimos
con ellos, nos venimos llegando aquí en Sololá en el hospital y nos dijeron
“pasen adelante, ¿ustedes son los familiares de la víctima?”, “Sí” dijimos no-
sotros y nos llevaron a una sala donde su cadáver de él estaba sobre una mesa,
ya estaba muerto. Y yo sentí que no estaba dentro de una casa, me descontrolé
ya no sabía lo que estaba haciendo… Estaba muy lastimado, su cara, sus hom-

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 1

bros estaban manchadas de sangre, en su cabeza fue donde lo hirieron, en el


hombro y en el pecho… Sí, así estaba. Las balas entró en su cabeza, en el hom-
bro y en pecho, estaba con sangre la cara; sí, así fue… Fue el diecisiete en que se
encontró y el dieciocho fue que lo enterramos, fue un día viernes en el año
ochenta y lo que nos pasó con mis hijos fue que nos pusimos tristes, yo lloraba
y mis hijos lloraban a mi lado. Cuando yo lloraba mis hijos se juntaban conmi-
go, nos manteníamos con mucho miedo, con muchas penas, nosotros sentía-
mos como que fuéramos delincuentes temerosos. Que yo tuviera esa capacidad
de mantener a mis hijos, que tuviéramos mucho dinero pues no me hubiera
preocupado tanto, las veces que me sentía mal, me daba escalofríos ya sólo me
dedicaba a ponerme en el sol, ya no les podía dar de comer a mis hijos, mis
hijos algunas veces comían y otras veces no comían por la tristeza de lo que le
había pasado a su papá. Juntos nos poníamos a llorar con mis hijos, la gente
me decían “no está bien lo que estás haciendo mija, no está bien lo que estás
haciendo, debes de pensar en el mañana, pasado mañana para mantener a tus
hijos que se te quedaron”.
Son ocho hijos que se me quedaron, una mi hija se murió, con dos de mis
hijas estuvimos luchando, ellas dos son las grandes y los demás varones aún
estaban pequeños y cuando crecieron un poco yo les puse a trabajar. Yo me
dediqué a hacer negocio porque no hallaba qué hacer. Yo compraba maíz para
vender, vendía manzanas, empecé a criar cerdos, pollos… pensaba que con eso
me ayudaba y con eso pude mantener a mis hijos. Cuando crecieron un poco les
puse a trabajar, lo que ellos ganaban y lo que yo ganaba lo juntábamos para
ayudarnos en nuestros gastos porque “¿qué vamos hacer?” decía yo; eso es lo
que hicimos después de que mi esposo nos dejó, eso es lo que nos ha pasado en
nuestras vidas. La verdad digo es que mi pobre esposo no había cometido nin-
gún delito, él se sacrificó en trabajar en negocios el pobre hombre y eso es lo que
nos pasó hermanos.
Tanto es el dolor que sufrimos con mis hijos, tuvimos esos dolores por la
salida de mi esposo, la verdad lo que yo quisiera ahora es que, bueno hasta
ahora estoy más o menos, pero más adelante quién sabe si Dios aún me va a dar
más vida. Por si yo viviera más, yo agradezco a Dios, hasta ahora por ejemplo
viene un mi hijo me regala algo, viene otro también me da algo; pero de repente
si hubiera alguna otra ayuda, que me ayude en estos momentos hermanos, yo
les agradecería si nos dieran alguna ayuda, porque la verdad es que sufrimos
mucho con los niños, desde cuando nos quedamos solos con ellos, eso es lo que
les pido hermanos. Lo que yo les pediría es el apoyo porque la verdad es que no

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2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

tengo a dónde ir a buscar para mantenerme. Actualmente ya no puedo hacer


viajes para ganar mi sustento, no puedo porque ya me siento muy débil, que me
ayudaran en algo porque la verdad es que yo me he estado enferma con los
nervios, me da escalofríos, me molesta el corazón, me da dolores de cabeza. Por
la gracia de Dios que aún estoy viva todavía, la verdad es que necesito alguna
ayuda mis hermanos, esto es lo que solicito para tener algún tratamiento, esto
es todo lo que necesito mis hermanos y gracias.

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3

DESAPARICIÓN FORZADA DE ENRIQUE GERARDO


CASIMIRO COCHOY IXCOL (AGOSTO DE 1980) 37
Cuando lo sacamos, lo andaban buscando, nosotros no sabíamos. A mí mamá
le andaban buscando también. Ese tiempo era muy peligroso, mi mamá estaba
en la casa y mi papá estaba en la costa.
Los vecinos decían que “buscan al Milo” porque así le decíamos. Le es-
condimos durante tres meses y lo seguían buscando. Él no salía para nada
porque tenía mucho miedo, nosotros le llevábamos la comida para que no sa-
liera.
Aún así, los vecinos seguían diciendo que lo andaban buscando y que lo
buscaban con nombre y apellidos completos. Los que lo buscaban casi siempre
llegaban a las cinco a preguntar por él, para nosotros era extraño que tenían
todos sus datos.
Nosotros pensamos que lo mejor era que se fuera para salvarse y tuvie-
ra suerte, y le pedimos que se fuera a buscar un trabajo, en lo que esto se
calmara. Mi mamá y yo le arreglamos las cosas o su ropa que iba a llevarse.
Recuerdo que fue en el mes de agosto, para el día de la Virgen de Guadalupe.
Cuando él se fue nos dijo adiós y sólo volteaba para despedirse. Después de

37
Entrevista realizada en idioma K´iche´ a la hermana de la víctima, Elena Bernardina Cochoy Ixcol.
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4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

unos ocho o quince días que él se fue, dejaron de buscarlo y nunca más pre-
guntaron por él.
Lo último que recordamos es que él agarró el camino del kilómetro 148
porque vivimos en Sexampual. Después ni le vimos ni escuchamos nada. To-
dos los muertos que aparecían en Sololá y en la Cuchilla, yo iba a verlos para
saber si alguno era mi hermano. Hubiera sido mejor encontrarlo para saber si
estaba muerto.
Nunca lo denunciamos, ese tiempo era tremendo y sólo nosotros sabía-
mos de su desaparición y nadie le contamos, sólo nosotros le despedimos. Ese
momento fue duro, casi le obligamos a que se fuera y que buscara trabajo en
otro lado, pero que nunca saliera de su trabajo; y que tal vez eso iba a calmarse
y él podría regresar. Esa era nuestra esperanza. Nunca dijimos nada, ni lo de-
nunciamos porque era menor de edad, aún no tenía cédula.
Pedro Pixabaj era el Alcalde, pero jamás le contamos. Creo que ya lleva
veintidós o veintitrés años de haber desaparecido. Ha pasado mucho tiempo,
era nuestro último niño, el bebé de la casa. Ya estamos olvidando su rostro.
Sufrimos mucho y mi mamá sufrió bastante. Hasta la fecha no sabemos si
está muerto o no, pero pienso que murió. Lo único que tengo es su foto.
Mi mamá murió hace dos años y mi papá ya es un anciano. Desde que él
se fue, sufrió mucho. A los tres años de su partida, empezó con una enfermedad
en el pie, se le encogía, o los dos. Decían que era derrame. Le afectaba más
cuando llovía pero era la única temporada que ella quería saber salir porque
también estaba amenazada, tenía mucho miedo en salir. Todo calmó pero él
nunca apareció.
Sufrimos mucho tiempo pero ya nos está pasando, lo único que no vimos
si murió o qué pasó, sólo Dios sabe qué pasó. Pienso que murió porque nunca
hemos sabido nada más.

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DESAPARICIÓN DE JESÚS DE LEÓN SAQUIC


(14/XI/1980) 38
Fue el 14 de noviembre del año 80. Él trabajaba con Pantaleón Saquic, pero por
motivo de ir a hacer algunas compras y a arreglar o a recoger una escritura de
Pantaleón Saquic en Sololá a él lo mandaron, pero ya no volvió, ya no volvió. A
Sololá se había dirigido, pero como nos dimos cuenta que nunca llegaba, desde
ahí se inició la búsqueda pero nunca se encontró…
Fue Pantaleón quien nos avisó que se había desaparecido y desde ahí
iniciamos la búsqueda, viajamos a Sololá, preguntamos y preguntamos sobre
su paradero pero no encontramos nada. Se inició una búsqueda, yo acompañé
a María y buscamos en todas partes. “Busquemos en las carreteras” dijimos y
nos fuimos, estuvimos preguntando por él pero no hubo nada, de tanta búsque-
da y sin resultado se agotaron los esfuerzos de parte de María conjuntamente
con Pantaleón.
Desde las siete de la mañana (salió la víctima de la casa). Viajó solo…
Llegó a Sololá… sería los soldados, los soldados serían los que agarraron a él…
Serían los soldados, porque ellos son los que agarraron, pero por envidia tam-
bién, porque él era mozo con Pantaleón, sería por envidia, por eso le hicieron así.

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Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a la esposa de la víctima, Anastacia Cush Muy, y a uno de sus hijos, Pedro
de León Cush.
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6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

De lo que yo sé es que no tenía ningún delito, pero como la gente no le gusta que
uno está trabajando tampoco le gusta que uno no trabaja, pero a él eso le pasó.
Pues no supimos nada del cuerpo hacia donde haya llegado… Algunos
dicen que en Santiago Atitlán se fue, otros dicen otra cosa, a saber qué habrá
pasado, pues que en el Volcán Santiago Atitlán decían que lo mataron, pues
son esas gentes que los habrían llevado para allá.
Sí, se les fue a preguntar (a la Policía) pero dijeron que no hay nada, ya no
se encontró. Buscamos en todas partes, hicimos todo lo posible para que lo
encontráramos pero no hubo nada, nos quedamos muy tristes con sus hijos. Es
lo que puedo decir ya que dos de ellos se han muerto y cinco están vivos, entre
ellos tres varones y cuatro mujeres. En Santiago Atitlán habrían llevado el cuer-
po, si lo enterraron o si perros, si zopilotes quienes habrán comido el cuerpo,
no sabemos dónde está, sólo escuchamos que en ese lugar mataron a la gente.
… Sí fuimos allí mismo (con el Alcalde Municipal) pero no hubo nada, así
como les decía que en todo lado se dio información, se informó que se desapa-
reció el señor Ajú y que ahora ya no está se dijo, se buscó durante más de un
mes, tres meses o dos meses…
… Como tres o a cuatro meses (lo buscamos), sí, porque de todas maneras
lo buscamos, de todos lados. Salieron a otro mi tío de su casa también y como
yo soy pequeño todavía me acuerdo todo pero por lo menos pues de que, nos
dejó mi papá con mi mamá y gracias a Dios también que ella luchó con noso-
tros; si ella no hubiera luchado con nosotros, a saber que nos hubiera pasado,
pero gracias a Dios que ha luchado con nosotros y mi papá también como nos
enseñó a trabajar; mis abuelitos también nos dieron la mano pues y gracias a
Dios aquí estamos y por el momento pues no sabemos que es lo que pasó o
quién se lo llevó, allí sí no podemos decir nada…
… Lo que es como en tiempo de Lucas, es cualquier cosa que se hace se lo
llevan porque con él es sin perdón. De todo eso lo que pasó, no podemos decir
otra cosa porque en el tiempo de Lucas, es cualquier cosa que hace uno bueno o
malo, lo matan o lo llevan por alguna cosita muy pequeña o sencilla que diga-
mos nosotros, pero de todas maneras así fue…
… Me he quedado con siete hijos, dos han fallecido y cinco están ahora y
seis por todo con mi persona… Los primeros son los que se murieron, mujer la
primera y la otra también es la que le sigue a la primera…

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 7

… Porque no sabemos leer, no sabemos hablar la castilla porque no estu-


vimos en la escuela ya que somos pobres, son pobres mis padres y no hay cómo
obtener las cosas… Que tuviéramos muchas casas, que tuviéramos servicios
de luz, nuestro agua, pero nada, no teníamos nada cuando él se fue; triste fue su
salida porque se quedaron sus hijos pequeños. He estado viajando por dos
años en Santa Clara, llevando cosas para vender durante dos años, pues eso es
lo que yo aclaro, además estuve trabajando en casas particulares en oficios
domésticos y me pagaban cincuenta al día (centavos): entro a las siete de la
mañana y salgo a las seis de la tarde cada día y sólo me pagaban cincuenta al
día y ellos se quedaban en casa (los hijos) porque aún eran pequeños, es por eso
que me quedé muy triste. Aún me recuerdo ahora y digo que si el papá hubiera
estado, hubiera alguien quien les habría enseñado sus trabajos, hubiera habido
otras cosas pero como no hay nada, solamente se quedaron…
A los responsables de su desaparición que Dios les perdone sus pecados
porque cuando él desapareció, esto dicen mis hijos que ahora no están aquí
presente, que por la culpa de esta gente no tengamos papá y esto es un dolor
para nosotros, porque ahora lo necesitamos a él me decían; pero yo les dije que
el papá está con Dios allá en el cielo y pero que aquí no lo está, es por eso que ha
sido muy triste que nos haya dejado porque no hubo responsables por ellos
(sus hijos), si hubiéramos tenido alguna ayuda en darnos una carga de leña o
un manojo de hierba, pero nada de esas cosas tuvimos, solamente doña María
Saquic, Juan de León eran únicamente los mismos que estuvieron dando algu-
na ayuda a ellos, solamente eso, pero que hubiéramos encontrado a alguien
que nos hubiera hecho algún favor de hacernos leña, pero nada, solamente yo
como mujer me quedé en medio de ellos, eso es lo que fue.

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DESPLAZAMIENTO FORZADO Y TORTURA FÍSICA Y


PSICOLÓGICA A ANTONIO LÓPEZ TUNAY (12/XII/1980)39
Pues en ese tiempo estaba de Presidente del Comité de la Escuela de aquí de
Xesampual, como Presidente de los Padres de Familia, y entonces ese es el lu-
gar que yo desempeñaba; pero como siempre estoy con las personas organiza-
das, por eso que ya todos me decían de que soy guerrillero. Ya no viene otra
gente de otro lugar me contaba de que así soy, sino que la misma comunidad,
los mismos vecinos, de la misma gente del cantón me estaban persiguiendo. Y
lo que yo decía pues que me metí con las organizaciones, me metí con la orga-
nización CUC (Comité de Unidad Campesina) y esa organización CUC es el
que estaba manejando en todos los lugares, en todas las partes por eso que, con
esas penas, con ese sufrimiento que pasé me pasé con ellos y trabajé unos tiem-
pos con ellos para hacer eventos en lugares, en lugares lejos o aquí pues, así
fue. … En primer lugar de que pasé una exhibición de películas aquí en este
cantón, respecto de lo que está pasando al país y con eso me quemé de una vez
y me tomaron como guerrillero y así fue y ya estoy perseguido en ese tiempo.
Trabajé unos años que aguanté todavía (con las religiosas de la aldea El Novi-
llero), estoy perseguido, ya no llega en la casa, a veces que duerme en las mon-
tañas, a veces que duerme en otras casas para no estar en la casa porque ya me

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Entrevista realizada a la propia víctima.
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0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

están persiguiendo. Entonces así fue y después cuando se fue de 1978 - 1979
cuando me salí de aquí, me fui del cantón del pueblo de Santa Lucía y me fui a
huir en otro lugar.
Viví en la costa, en las fincas me metí entre las cuadrillas para no encon-
trarme a los enemigos, y así fue. Y cuando fue la muerte de mi madre el 12 de
diciembre de 1980 y cuando me avisaron de que se murió mi mamá, me vino y
cuando en ese rato llegué están todos los ejércitos a Santa Lucía porque es la
fiesta de Santa Lucía. Es el 12 de diciembre cuando se fue el entierro y a media-
dos del entierro en el cementerio cuando me decían unos compañeros: “Ya es-
tás rodeado del ejército, tenga cuidado porque seguro que te van a agarrar” me
decían; “Bueno” yo les dije “porque para dónde ya estoy en medio de eso”.
Y después otros amigos me buscaron donde salirme en el cementerio y en
frente de la iglesia de Santa Lucía me agarraron los ejércitos y después logré de
correr hasta donde está la pila. Como seis soldados y tres así particulares. En-
tonces me agarraron en ese rato como fue a las tres de la tarde del 12 de diciem-
bre de 1980 y cuando me agarraron y me metieron en una casa en donde está
ahora el Centro Cultural de Intervida de Santa Lucía Utatlán (en ese momento
campamento militar). Y ahí en esa casa me metieron y en ese lugar encerrado
de todo habían gentes, mujeres y hombres, se han traído no sé dónde; pero ahí
me empezaron a hacer los golpes; y me amararon los pies, me amarraron las
manos y me empezaron a pegar y un soldado se paró en mi cara y otro se paró
en mis pies y estoy amarrado y otro se paró en mi estómago y me empezaron a
hacer círculos y me dieron muchos golpes y si no contestaba y si gritaba me
daban unos culatazos en la cara, un buen golpes así, ¿ve?; y estoy amarrado así
desnudo, me quitaron la ropa. Y así fue cuando fue el tiempo pues que sufrí,
que sufrí en ese rato. Me dejan unos 15 ó 20 minutos vuelven otra vez a pregun-
tarme: “¿Cuántos has matado del ejército?” me decían. Yo contesté que “nada,
no he matado a ninguno”. “Pero sos guerrillero, sos jefe de la guerrilla” me
decían.
Y así fue que pasó mucho tiempo, muchas horas y el siguiente día en la
mera fiesta, cuando me decían “si no decís la verdad de lo que estás haciendo
entonces aquí, hoy en la noche te van a matar” el soldado me dice. Dos días
estuve ahí. El siguiente, casi entrando la noche cuando me dice el teniente que
“si ya sólo ese rato que vas a vivir si no contestás quiénes son tus compañeros
y te vas a morir” me dijo.
Y cuando ellos se descuidaron en una ventanilla pude yo escapar y salí y
como es fiesta, llena la gente de la calle, hay parrandas, hay muchas tradicio-

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4
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán !

nes, procesiones y otras gentes, me metí en medio de ellas y logré de salir y por
eso es que estoy viviendo aquí ahorita.
… Casi no recibí nada de apoyo médico porque da pena de hacer un con-
sulta en una clínica, en un lugar, hay muchos médicos que me conocen ex
compañeros del trabajo, los enfermeros; pero no puedo ocupar porque en ese
tiempo es muy delicado de oír o de hacer su curación. Sino que yo aguanté
todos los golpes, una de mis rodillas como medio zafada, cuando yo pude salir
no pudo correr sino que arrastrando con mis dos manos y me metí entre los
montes, entre las milpas hasta logré, no llegué a mi casa si no que llegué a una
familia para pedir auxilio, me dieron unas pastillas para el dolor, me hicieron
unos lienzos de agua caliente, así sólo personas así conocidas o familias me
llegaron a ver, no recibí ni un tratamiento médico.
… Pues fíjese que sufrí por un tiempo largo por el sistema nervioso, yo
siento que cuando algún bulla, algún sonidos que oigo yo siento que viene
gente o viene atrás o viene a abrir la puerta y ese es el sufrimiento que yo pasé.
Me quebraron las clavículas con los golpes que me hicieron, pero también aquí
hay señores que curan pues, que compongan huesos sólo con ellos, no me fui
con médico no me pusieron yesos y ese sufrimiento, pero pasó a través de años,
a través de meses se me quitó los nervios y se me recuperó un poco esta fractura
que sufrí.
Me retiré de aquí, me fui por la costa, viví casi como cuatro o cinco años.
A mediados de los cuatro años y medio cuando regresé y juntamente con otros
compañeros que de aquí ya están desaparecidos y mi hermana también se desa-
pareció, se retiró de aquí del cantón y se fue a parte de Méjico y vivió mucho
tiempo ahí. Se regresó con su familia, se regresó porque entró la amnistía en ese
tiempo; pero después de la amnistía que él aceptó, pues si se murió todavía,
todavía lo agarraron y lo secuestraron y se desapareció, Justo Germán López.
Yo también acepté la amnistía por eso que regresé, entonces estoy nuevamente
otra vez aquí pero el sufrimiento así pasó, pasé bastantes penas y a través de
esas noticias, de esas tilde que me han hecho la gente; ya no nos aceptan de
trabajar en un lugar, me decían:
“Son ladrones, son matones”…
… Por el momento sólo esto es lo que pasé, que pasó en esta vida, pues de
que estoy, la voluntad del Ajaw que nosotros estamos y estamos recuperados
de salud. Tuve que mantener a mi familia, son pequeñas pero ahora ya son
mujeres, ya son grandes pero en ese tiempo ya son pequeñitas, le dieron mu-

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4
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

chos sufrimientos, tristezas porque estamos perseguidos, no sólo yo sino que


ya la gente ya no buscan a quién es a quien critican, sino que encuentran en el
mercado, encuentran en los lavaderos o en donde traen agua y ya tiran burlas,
tiran críticas. Ya aquí la comunidad se organizaron que si yo ingreso en esta
comunidad ya me estaba persiguiendo y entre ellos pues dijeron de que me
iban a matar, sólo ellos, sin necesidad que estén el ejército, sino que “Él es, por
causa de él es que estamos sufriendo” decían, a según me comentaba pues
otros que oyeron de qué es lo que decían. Fue pues que estoy muy perseguido,
ya no pudo hacer trabajo, no pudo hacer siembra, ya no pudo mantener a los
niños y por esa razón me ausenté de este lugar.
Y así es que todo está afamado por el ejército pero ahora gracias a Dios de
que nos estamos pues libres... podemos trabajar, podemos sembrar porque en
ese tiempo ya no podemos sembrar milpa, ya no hay comida, ya no hay dineros,
no hay. Aguantamos hambres, aguantamos sufrimientos porque cuando pasa-
mos en las montañas sufrimos mojados con el agua que cae, un porrazo de
agua toda la noche y no sólo de esto, aguantando hambre, aguantando sed y no
sólo eso que hay muchas plagas de zancudos y hormigas y otras, depende de
los lugares donde estamos. Y esas son las penas que yo pasé pues, hasta hoy
día que medio estoy un poco recuperado ya.

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4
#

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE CRUZ MAXIMILIANO


VÁSQUEZ Y VÁSQUEZ (19/VI/1981) 40
Pues mi esposo salió un día viernes, ese día salió, vinieron para hacer un man-
dado aquí en Sololá, y después del viernes ya no volvió. Él bajó a eso de las
siete de la mañana, pero ya para venir aquí en Sololá fue tal vez a las ocho que
salió y ya no volvió ese día viernes, ya no volvió. Él se vinieron con su camión,
su pick-up para venir a hacer mandado aquí en Sololá pero ya no volvieron.
Él era (conductor de camiones), tenía su otro compañero también, pero
este su compañero actualmente ya no tiene esposa, ya se murió, eran dos, Gaspar
se llamaba su compañero que se vinieron… Tal vez para venir a cambiar dine-
ro o no se cuál era el mandado que vinieron a hacer los dos. Era de parte de la
cooperativa que vinieron hacer el mandado.
El viernes que no volvió por la tarde, entonces yo pensé que estaba atra-
sado, como siempre llegaba tarde, yo lo estuve esperando. Pasaron las horas,
no llegó. En ese amaneció el día sábado, me fui a preguntar allá en la coopera-
tiva por donde trabajaban, yo les pregunté y me dijeron que “no, no volvieron
los dos, tampoco el pick-up, no hubo nada, no volvieron” me dijeron; y después
yo lo fui a preguntar a eso de las ocho o nueve de la mañana que fui a preguntar

40
Entrevista realizada en idioma K´iche´a la esposa de la víctima, Valentina Concepción Xitamul Ajú.
4
$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

en la cooperativa. “Eso ya van a venir, tal vez se atrasaron o algo les pasó” me
decían los de la cooperativa; “está bien” dije yo y me regresé.
Regresé a la casa, yo lo estuve esperando porque no hay nada que llegaba
y después comimos en la hora del almuerzo y de repente al rato supimos por-
que me llegó la información que ya estaban muertos. No sabemos cómo lo su-
pieron los de la cooperativa porque son los de la cooperativa. ¡A saber cómo lo
supieron!.
Pues ellos (estaban) en Mazatenango y los sacaron por Patulul. Allá en
Mazatenango los fueron a encontrar, pues dice que en Patulul los encontraron
y de ahí los llevaron para Mazatenango y allí los fueron a traer… El sábado los
encontraron al amanecer.
En el camino, los encontraron muertos en el pick-up o no se cómo habrá
sido porque yo no lo fui a ver, pero sí andaban con el pick-up y este pick-up lo
dejaron baleado.
Fueron avisado la cooperativa, después fueron los de la cooperativa a
traerlos allá en Mazatenango, hasta allá los fueron a traer, los llevaron de
Patulul hacia Mazatenango, hasta allá los fueron a encontrar en el hospital. …
Al amanecer el domingo, cuando llegaron, al amanecer el domingo porque el
día sábado no llegaron ese día; al amanecer el domingo, me recuerdo que como
a la una de la mañana o a las dos de la mañana llegaron allá. Lo velamos,
desde la hora que llegaron, ya no nos dormimos y de ahí al amanecer domingo
lo fuimos a enterrar.
Eso es lo que yo no entiendo, por qué los mataron, no entiendo por qué les
hicieron eso, como ellos eran trabajadores, no son delincuentes, si fueran delin-
cuentes pues habría razón de que les hayan hecho eso, pero ellos eran trabaja-
dores. ¡A saber por qué les hicieron eso los soldados!.
Tenía cuatro (hijos). Era pequeño todavía (el más grande de los hijos)
como unos siete años u ocho años. El más pequeño que quedó es como de tres
años, sí como de tres años.
Sí, estuvieron (los señores de la cooperativa), lo fueron a enterrar y siem-
pre nos ayudaron, porque nosotros no teníamos dinero, como él no tenía nada
y sus hijos se quedaron pequeños todavía.
Pues en este momento yo agradezco porque estamos reunidos aquí, en
este mes de julio, que están elaborando este documento, para preguntarnos de
lo que les pasó a nuestros esposos pues. Estamos explicando pues yo digo en
este momento pues, los que nos quedamos, yo pues estoy triste porque me que-

94
4
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán %

dé con mis hijos. Lástima que mis hijos aún eran pequeños cuando se queda-
ron conmigo, yo tuve dificultades con ellos, mis hijos sufrieron también, mis
hijos no estuvieron en la escuela porque nadie los podía mantener, nadie les
daba dinero, mis hijos no estuvieron en la escuela. Sólo uno de ellos estuvo un
año o estuvieron un año, pero ya no pudieron seguir, ni siquiera sexto grado
sacaron, no sacaron; es por eso que yo siento ese dolor, de lo que les pasó a
nuestros esposos. Porque así como digo yo, que no tenían ningún delito, pero
son las personas quienes sabrán por qué les hicieron eso, porque yo me fijé que
ellos trabajaban pues, no eran delincuentes, o si yo me hubiera fijado que ellos
no trabajaran… Ellos sí trabajaban, pero lástima pues que así les hicieron a
nuestros esposos.
Así como decía, yo me siento triste porque se quedaron mis hijos, aunque
dos ya se casaron y los otros dos todavía están conmigo, siempre yo estoy triste
con ellos y siento ese dolor porque nos quedamos con ellos sin nada. Mi esposo
no pudo construir nuestra casa porque teníamos como doce o trece años (de
estar juntos) en ese momento cuando los mataron, no pudo construir nuestra
casa y así como digo ahora que en el terreno de mi hermano estamos, o sea que
terreno sí tenemos pero la casa en donde nos quedamos es de mi hermano. Pues
esto es lo que les puedo decir en este momento, estos son mis palabras lo que
puedo decir y gracias.

95
4
&
4
/

DESAPARICIÓN FORZADA DE MARCOS MANUEL


SAQUIC CHÁVEZ (14/VII/81) 41
Aquí doy mi testimonio cómo fue pues, cómo se hizo cuando se desapareció mi
esposo. Fue el año 1981, se desapareció una fecha digamos, se desapareció el 14
de julio, el 14 de julio él se ha ido en Quetzaltenango pues, a llevar una pareja
pues para poner su placa; y en ese día cuando él se fue, se fue dice que no en
camioneta se fue, dice que vino a parar un carro aquí del Novillero en la carre-
tera Interamericana y se fue. Entraron ellos en ese carro y qué si cuando llega-
ron aquí del (kilómetro) 48, ahí se quedó el carro, se quedó parado y decía ese
señor, el que estaba en ese carro “voy a salir aquí, ustedes se quedan en el
carro, yo voy a ver, otro carro venía tras de mí” decía el chofer digamos. Se le
paró y salió.
Cuando ellos, porque iba una señora y un señor iban allí, y ellos vieron
pues que ese chofer que no tenía zapatos, sólo a pies salió, lo dejó en el carro y
se vino a pie en la carretera; y después ellos se asustaron pues “y por qué el
chofer no lleva zapatos, peor si a traer otros personas o peor si es para llevar-
nos a matar” decían los señores; y salieron con mi esposo y otro señor y enton-
ces salieron de ese carro y se fueron. Agarraron el camino para el (kilómetro)
148, iban allá en Pahaj y ahí se quedó mi esposo, ahí se desapareció totalmente.

41 Entrevista realizada a la esposa de la víctima, Santos Ángela Tacan Yac.


4
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Él se quedó en una tienda y los señores pues que llevaban son de Nahualá,
aquí de Santa Rita, entonces ellos me vinieron a informar de que “tu esposo se
quedó allí”; “está bueno” le dije yo. Y después ese día dice que él pidió una
cerveza ahí en una tienda y tomó una cerveza, en eso se quedó él y ellos me
dijeron de que “ya va a venir tu esposo, ya va a venir, se quedó ahí en el 148”
me dijeron; “va está bueno” les dije yo.
Yo estuve esperando mi esposo ese día, esa tarde, entró la noche… estoy
esperando ya no llegó y luego pues, tengo una hija, ella tenía siete años y ella
rápido lo soñó “que mi papá, mamá, ¿dónde está mi papá?, mi papá yo vi está
entre un camionada del ejército” así me dijo mi hijita pues. Son chiquitos pero
ella ya rápido lo soñó y entonces “está bueno mija” le dije yo.
Yo no le hice caso pues porque yo estoy esperando al siguiente día. Qué si
en ese día ya no regresó, ya no, de una vez se fue y como en ese tiempo, en ese
día había muchos muertos se encuentran en el camino; tengo mis sobrinos y me
vinieron, fueron a verme, estoy allá abajo, fueron a verme “no se pone triste tía,
vamos a ir a ver dónde encontramos su cadáver”. Y se fueron ellos a Nahualá
porque se oyó pues, se escuchó hay dos señores, dos hombres lo encontraron
allí y ya están muertos, están ahí en Nahualá pero no es mi esposo, son otros
señores también. Y en ese tiempo no salieron muchos pues, porque está muy
peligroso el tiempo, no pueden salir; así sólo fueron a ver en la cárcel, en los
hospitales, en los barrancos, en el barranco aquí de Chuitzam (Chwi Atzan) y
fueron a ver allí. Pero después me vinieron a comentar que “tu esposo lo encon-
traron allí en Pamezabal, allí lo encontraron y lo mataron en tres tiros”; “¿y
dónde lo mataron?”; “allí en un aguacatal lo enterraron” me dijeron ;pero así
me vinieron a decir la gente y otro también “no, tu esposo él lo llevaron, lo
llevaron por un carro y fueron a... él digamos corriendo estaba, lo están
correteando por unos señores y él rápido entró en una iglesia evangélica y está
el pastor, están sus miembros allí y él fue a decir de que “hoy sí le voy a aceptar
porque ya me están persiguiendo, porque ya me van a matar” decía; “está bue-
no”; oraron ellos por él y después lo llevaron, lo tiraron en ese carro porque ya
está parado el carro allí. Entonces lo llevaron con esos señores, lo tiraron en el
carro; “cuidado no van a decir que venimos a traer ese don porque si lo van a
decir que nosotros venimos a traer, entre quince días entre un mes así hacemos
con ustedes, les venimos a traer a ustedes” le dijeron al pastor digamos de esa
iglesia.
… Era un carro blanco dijeron ellos, de plano son de la militar, sí. Y enton-
ces así fue mi esposo ahí, buscando y yo esperando y llorando todos los días

98
4
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

con mis hijos, ¿qué les voy a dar a ellos?. Son seis mis hijos, ¿qué les voy a dar
a ellos?...
… Al mes, cuando mi esposo se ha desaparecido, me fui allí en Santiago
Atitlán porque yo escuché porque ese tiempo cuando se desapareció mi esposo,
el destacamento militar está ahí en Pamezabal y muchos me dijeron pues tam-
bién de que “de plano ellos lo agarraron tu esposo, ahora lo llevaron en Santia-
go Atitlán”.
Vaya, me fui yo, cargaba a mi hijita, tenía un su año; me fui, fuimos a pie
desde Santa Clara fuimos a buscar en Santa Clara La Laguna, no hay; entonces
fuimos en Santiago Atitlán en camioneta, me regalaron mi pasaje pues, para ir
a buscar a mi esposo y yo llegué allí en la entrada del destacamento de Santiago
Atitlán y entré allí y ahí sí están los militares entre el zacatón, ahí están entre
los zacates y ellos me pidieron: “¿qué fue su esposo?, ¿qué camisa lleva?, ¿de
qué edad?” y yo vi allí un militar sólo así en la planta de su mano lo apuntó
todo lo que yo le decía; “Vaya, pase adelante, entre” me dijeron. Yo temblando
pero yo buscando a mi esposo, ¿dónde está?; y cuando yo llegué ahí en el mero
pues y le hablé al coronel y me dijo: “¡Ay!, mija no llorás mija, no llorás; mirá
tenemos comida hay arroz, hay frijol... vas a comer, vas a comer”; “no, yo no
vengo a comer aquí a buscar comida, yo buscando a mi esposo” le dije; “ah!,
entonces no, tu esposo” me dijo “no, él no está con nosotros o tal vez pero
ahorita no lo podemos decir”. Sólo me pidieron, me sacaron dónde vivía yo, en
qué lugar; yo le dije “parte de Santa Lucía Utatlán, ahí del Novillero” le dije;
“¡ah!, está bueno mija, no tengás pena, no llorés no llorés, hay que tener pacien-
cia, tu esposo de plano allí con los guerrilleros se fue tu esposo” así me dijeron;
“yo no sé” le dije “yo no sé si... tal vez allí con ustedes porque yo escuché que
ustedes están allí en (el kilómetro) 148, allí en Pamezabal y por eso yo vine aquí
a buscar a mi esposo; tal vez lo trajeron ustedes” yo así le dije a ellos claro le
dije yo; y “no, no, no mija, no, no está tu esposo aquí, vas a comer, vas a comer
con nosotros, ya están preparando nuestro almuerzo” me dijeron.
Sólo así me dijo el coronel y ya estuvo, pero yo lo que presentí allí que allí
está mi esposo, allí está porque yo sólo vi de, digamos uno se le nota pues qué
es lo que hay, qué es lo que... yo sí sentí que ahí está mi esposo, pero ellos
nunca me dijeron pues de que sí lo agarraron o no, así fue.
… “Tenemos gente, tenemos señores aquí pero tu esposo no está aquí” me
dijeron y sólo así me regresé otra vez y ya no me dio tiempo de venir. Ahí en el
corredor de Santiago Atitlán entre bultos de duraznos de un señor, me quedé
ahí con mi hijita en mi pecho pues ahí llorando también y allí sí yo vi todo la

99
5
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

noche pasaron los militares corriendo en las calles, averías que están haciendo
ellos y así fue y, al fin pues, ya no apareció mi esposo. De una vez ahora no sé
dónde se quedó, dónde lo enterraron; muchos decían de que ahí en Pamezabal
lo enterraron porque había un clandestino allí, lo enterraban muchos señores,
allí nos dijeron pero en ese tiempo pues no puede ir uno. Tengo un mi hermano
en paz descanse un mi hermano, se murió, me dijo “yo voy a buscar mi esposo
allá” le dije; “no, mija no, no hermana no te vas a ir a buscar porque si no a
nosotros nos vienen a traer si vas a ir a ver a tu esposo, si lo enterraron allí de
plano lo enterraron, no te vas por favor, pensá por nosotros, nosotros estamos
aquí con nuestra familia” me dijo un mi hermano.
Pues sí así fue mi vida digamos, de verdad hace poco estuve yo llorando
de veras con mis hijos, contando en el hogar, este mi hijo me decía “mami no
llorés, ya no contás” me dijo mi hijo. De verdad pues nuestros esposos, tene-
mos el recuerdo cómo hace él, cómo come, cómo hace todos los días con ese su
trabajo el que le conté y de veras tuvimos mucha tristeza pues, yo de día, de
noche lloraba, lloraba me recuerdo mucho de mi esposo pero digamos así pasó,
así fue. Llorando yo con mis hijos, no hay quién por nosotros, de verdad yo fui
a buscar digamos trabajo por ahí para sostener a mis hijos, voy a hacer lavado
de ropa, voy a aporrear maíz por ahí con mis vecinos y ellos me regalan una mi
poco de maíz o mi jabón o mi para lavar la ropa de mis hijos. Y así fue.

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5
1

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE ÁNGEL DOMINGO


TAX AJUCUM (20/VII/81) 42
… Pues resulta que en el día lunes, cuando amaneció él ya sabía que lo estaban
amenazando... Entonces él estaba siendo buscado por el ejército y decía él no
tenía miedo porque sabía que nada había hecho, nosotros también lo sabemos
que nada había hecho él... Entonces se fue para su trabajo, luego yo le dije a él
“no te vayás mejor, no te vayás, voy a ir a hablar por vos en la supervisión en
Sololá” le dije yo; pero él por el machismo que él sentía pues, él sentía fuerte, se
sentía bien con valor para irse y se fue.
… Por carta llegaban las amenazadas para él, pero sabemos quién es el
que fue y sé yo bien quién fue, pero de veras que Dios sepa perdonarlo a él
porque ahora pues la paz de Cristo ha reinado en mi corazón, no tratamos de
buscarlo a él...
… Agarré mi nena que ahora se quedó en la casa, agarré a mi nena y me lo
eché en la espalda porque tenía dos años cuando su papá salió; entonces me lo
eché a ella en la espalda y la llevé a Sololá porque mamaba todavía y, entonces,
yo fui a hablar con la orientadora Ruth… Ella me dio una carta de recomenda-
ción donde decía que urgentemente saliera alguien de allí. En ese ratito me dio

42
Entrevistas realizadas a la esposa de la víctima, Margarita Pérez Soc, y a una de sus hijas, Angélica María Tax Pérez.
5
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

la carta de recomendación ella, me vine yo rápido que haga la carta de reco-


mendación aquí la casa todavía y hablé con Mundo (su cuñado), que en paz
descanse también, y le dije “Mundo, haceme un favor” le dije “andate ahorita
por favor, cuando antes quiero que salgás, vas a ir a dar la carta al director
mismo se lo dejás hoy, porque Ángel no quiere salir de allí y yo presiento que
algo malo va a pasar” le dije yo a él. Entonces él agarró la carta que yo tenía y
a como estaba el pobre muchacho se fue. Entonces cuando llegó con él dice
“qué venís a hacer vos” dice que le dijo; “sólo vengo a dejar una carta que la
seño Ruth me envió para vos pero es con el director”; “no, esa carta dámela a
mí, dámela a mí, porque yo no sé por qué la Margarita se impone, se opone a
las cosas que vienen destinadas para mí, por qué no me deja morir pues”.
… Fueron la Judicial el que lo fue a traer, según tengo entendido yo de que
enfocaron allí en la puerta, como ellos tres maestros se quedan allí: Carlos
Rufino y Anastasio eran sus compañeros de él y no sé quién otro, estaban pre-
parando la cena de ellos cuando llegaron los matones, llegaron y enfocaron en
la puerta donde estaban “ya los cazamos, ya cazamos al venado aquí” dice que
dijeron. Pero no era cierto que era venado, sino que un ser humano iban a traer,
iban a ultimarlo; pero entonces lo llevaron a mi esposo gritando dicen que salió
de la escuela: “¡déjenme por favor, yo no les he hecho nada, yo no he hecho
nada al mundo, ni siquiera a ustedes les conozco!, ¡déjenme!; ¿por qué me
llevan ustedes?”; “¡callate la boca vos!” dicen que le dijeron; y le empujaron
así en la pared y su boca su nariz donde fue a topar en la pared.
Entonces a los otros dos dice que, a Carlos dicen que lo dejaron amarra-
do, Anastasio fue amenazado de muerte si él salía a avisar a los vecinos; pero
entonces lo sacaron a mi esposo y lo llevaron así, caminado para abajo, cami-
nando hacia Semejá II y en Semejá II venían golpeándolo con que si fuera un
animal salvaje y lo golpearon mucho. Cuando llegó en el puente de Semejá II
allí lo estaban matando cuando vinieron los del Rosario, no sé cómo se llaman
los que vienen el Rosario porque decían que del Rosario venían, del rezo ve-
nían y de plano los señores que lo estaban matando, se echaron para atrás o lo
dejaron a él allí porque en el puente estaba cuando venían los del rezo porque
traían muchos ocotes y traían linternas, venían hecho una procesión porque
venían saliendo de Chicuá o no sé de dónde cuando llegaron allí con el en el
puente. “¡Ay!, si ese es el maestro” dicen que dijeron; “Sí, soy yo Ángel” dicen
que dijo; “¿Qué le pasó?” dicen que le (dijo); “Llévenme por favor, llévenme
con ustedes”… “¡Llevemos muchá!, es el maestro de Semejá I”; pero decían
otros “¡no muchá!, no vamos a llevarlo porque si lo llevamos, a nosotros nos

102
5
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

van a perseguir después”; “llevémoslo hombre porque por qué no lo ayuda-


mos, ¡pobrecito!, se está muriendo”; “pero eso ahí están los matones” parece
que dijeron “ahí están y ahí están”.
... Siguieron adelante cuando van oyendo cómo lo están haciendo a Ángel
cuando siguieron más adelante “ese lo mataron” dicen que dijeron “vamos a
darle aviso a sus familiares, cómo estarán sus familiares, dónde será, de dónde
es el maestro” dicen que dijeron.
… Yo fui a parar hasta el hospital ese día, ese mismo día, ese día que
estaba yo luchando por Ángel, también luchando por la nena porque ella pade-
cía de bronconeumonía y yo fui al IGSS para que lo curaran a ella; entonces en
la mañana siguiente cuando, cuando ya, cuando ya vinieron a avisar ellos, yo
ya no estaba en la casa, estaba en el hospital ya cuando vinieron a avisar;
entonces ese mismo momento avisaron en la casa, también me fueron a avisar
allá en el hospital, ya en el IGSS yo estaba allí cuando me fueron a avisar
“Margarita” me dijeron “te vamos a dar una noticia, esperamos que no te
pongás, vos, muy como en estado, mantenete en vigilancia con tu estado por-
que” me dijeron “ahorita secuestraron a tu esposo” me dijeron. Y entonces en
ese momento pensé “hice lo imposible para él, luché para que le viviera, pero él
no quiso, no había esperanzas para mí, ni mis hijos también”; y entonces lu-
chando yo pues saqué a mi hijita del hospital, pero sabiendo cómo estaba, esta-
ba con sonda en la nariz, ya no respiraba ya nada pero lo saqué, pensando que
sólo un secuestro había sido que lo iba a encontrar vivo.
… Entonces en ese momento me dijeron que no habían encontrado nada
en Semejá I ni en Semejá II… Lo llevaron a mi esposo allá en el Quiché; de veras
yo ya había dado vuelto a todos los muertos que estaban allí, me dijo el doctor
Hipólito, entonces trabajaba el allí y fui a dar vuelta, me dijo él “puede pasar
señora, ahora no reconocemos nada, no conocemos ya a ninguno, pero pase
adelante, pase usted a ver los muertos que están aquí”. ¡Pero un montón de
muertos estaban, un montón de muertos!, mujeres embarazadas, niños, hay
unos que los tenían colgados, hay unos con sus manitas amarradas con la
mamá, pero un montón de cadáveres había en el Quiché, yo ya di vueltas a
todos los cadáveres. Cesar Augusto Tzul, él fue el que me acompañó en ese
momento, él tuvo valor de ir conmigo, era un amigo de él que nunca lo olvida-
ba y no lo dejó nunca porque hasta la muerte él lo vino a enterrar, él estaba con
él, él me acompañó para que fuéramos a ver a los muertos… Dimos allí todo
vueltas a las gentes que estaban muertas allí, todos los muertos vi yo, pero ni
uno estaba y como él sí tenía una seña, una cicatriz grande aquí ve, en el brazo

103
5
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

que ya mero se volaba el brazo y la oreja también ya mero se le cayó por un


accidente que había tenido aquí en Nahualá, pero no estaba y por ese cicatriz lo
estaba yo buscando, pero estábamos buscando allí cuando dijeron “vino otro
carro de bomberos, está lleno de gente”; “entonces puede ser allí” dije yo... Pero
entonces, en ese, entonces perdí el conocimiento yo, me quedé tirada por un
rato, ¡saber cuánto tiempo tardé ahí porque yo perdí el conocimiento!, ¡de tan-
tos muertos en el hospital, tantos muertos que estaban allí! y ¡tantos muertos
que estaban llegando todavía, cuántos!, ¡eso sí que cuántos los habían metido
en bolsas de nylon!, pero me dijeron; “estos son de ayer, estos son de antier y
estos son de una semana”.
… Y entonces buscamos todavía, llegaba cada carro que llegaba, llegaba
carros civiles así voluntarios que estaban acarreando a la gente para el hospi-
tal. Íbamos a buscar ahí y nada de gente aparecía. “Vienen otros carros más,
bomberos vienen de Chichi ahorita”; “vamos a ver allí” me dijo César; y fui-
mos a ver, cuando vamos viendo él lo llevaba ahí ya, pero eran como las cinco
y media de la tarde ya, entrando la noche estaba ya cuando Ángel apareció. Su
chumpa y su suéter todo lo llevaba ya, era él, le dije yo “ahí está, es él” entonces
perdí el conocimiento. Cuando yo recobré el conocimiento ya lo habían llevado
a él ya a la morgue; a él lo operaron primero para sacarle la autopsia que tenían
que hacer los médicos ahí.
…Pero a Dios gracias, hasta aquí Dios me ayudó de salir avante con mis
hijas y como digo yo, pues, no deseo lo malo para las personas que lo hicieron,
pero sí exijo un castigo para ellos porque de veras bastante daño me han hecho
a mí, no sólo a mí, sino que a mis hijas también, no siguieron estudiando, no
pudieron seguir estudiando porque no teníamos recurso.
… Yo le prometí a mi papá que yo iba a ser Secretaria Bilingüe, pero nada
de eso se llevó a cabo por las circunstancias que no tuvimos dinero. Cuando mi
papá murió, mi mamá, mis tías lo sacaron de la casa, a mi mamá le pegaban
mis tías. Por huir mi mamá, nos fuimos para Guatemala… ahí estuvimos, mi
mamá vendía, hacíamos nosotros, aprendimos a trabajar, éramos pequeñas
todavía, pero más sin embargo aprendimos a trabajar ahí. Íbamos a hacer la
limpieza de un palenque, creo yo que se llama eso, aprendimos a hacer la lim-
pieza, con eso nos ganábamos nuestra comidita y mi mamá trabajaba también,
ahí es donde empezamos a vivir; después de ahí fuimos para la costa, ahí apren-
dimos a trabajar en otra cosa, aprendimos a cortar café, a cortar cardamomo y
hacíamos otras cosas, recogíamos bananos porque nada, porque no podíamos
hacer otra cosa, mi mamá apenas ganaba ya… Yo le prometí que yo iba a ser

104
5
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

Secretaría Bilingüe y yo no llegué ni al Básico. Es lo que más me duele porque


yo no pude cumplir con mis sueños que yo deseaba ni para mi papá ni para mí,
nada pude hacer, nada. Ojala que eso lo tenga algún día, algún día sea, que vea
un mi sueño nada más porque para mí es un sueño nada más y es que no sé si
algún día pueda ser yo algo o alguien.

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7

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE SANTOS FRANCISCO


CAN IXCOL (29/VIII/81)43
Fue el viernes, viernes el veintiocho de agosto, viernes fue que se fue de aquí,
como esa vez decían que había una reunión en donde todos los jóvenes hom-
bres y mujeres decían que tenían que ir a la reunión por donde estaban los
militares. Entonces se van a la reunión decían, sí decía mi hijo y se fue. Habría
estado en la reunión, pues de repente alguien lo haya visto cuando lo detuvie-
ron, pero no supimos nada.
… Sí, estuvieron en la reunión porque fue bastante gente los que se re-
unieron, en ese tiempo estuvieron reunidos mucha gente, mujeres y señoritas
fueron; no sólo fue mi hijo, sino todos los cantones, son cuatro cantones que se
reunieron.
El día viernes fue que se hizo la reunión y nosotros lo estuvimos esperan-
do el día viernes y nada, a las seis, siete de la noche, no hubo nada; y de repente,
como tenía sus primos, sus amigos pues, a veces se iba con ellos; de repente así
lo hizo con sus primos porque hay un su tío en Pamezabal, hay uno cerca de
San José y de repente que lo hayan invitado, allá se habrá ido con ellos dijimos
nosotros.

43
Entrevista realizada en idioma K´iche´ a la madre de la víctima, Clotilde Olivia de León Ixcol quien posteriormen-
te perdió a su esposo (Ricardo Benito Can Can).
5
8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Lo estuvimos esperando el viernes cuando hicieron la reunión, no hubo


nada, amaneció sábado no llegaba a las siete, ocho de la mañana, eso fue sába-
do, ya sería el veintinueve, porque el veintiocho fue en que se hizo la reunión.
Lo estuvimos esperando ese día sábado y no hubo nada, a eso de las siete, a las
ocho: “o de repente se habrá emborrachado, de repente que se haya emborra-
chado”; pero casi él no se emborracha para nada, pero eso pensamos nosotros
que “de repente se haya emborrachado o de repente lo hayan metido en la cár-
cel”. “¡Dios mío!, ¿por qué no volvía?, ¿qué le habrá pasado?” decíamos ese
día sábado que no hubo nada.
Y de ahí me fui yo hacia el pueblo, “es mejor que yo vaya a preguntar
porque de repente lo hayan metido en la cárcel” decía yo; y me fui. Llegué en la
Municipalidad, pregunté por él y me dijeron que no había nada: “vaya a ver en
la cárcel, ahora no hay nadie en la cárcel, él no está allí” decían. De ahí regresé
y como esa vez todavía estaba mi esposo, entonces les vine a avisar y ellos me
dijeron que “aquí tampoco ha venido” decían. Pero, ¿dónde se habrá ido?. En
eso lo mandaron a un su hermano: “haga un gran favor de ir a preguntar con
un tu tío en Pamezabal, de repente con ese familiar se habrá ido por allá”. Y se
fue otro por este lado de San José Chacayá, allí con Pedro Estacuy, allá está una
mi hermana. “Vayan a preguntar allá” le dijeron.
Sí, fui a preguntar (a los militares de Santa Lucía Utatlán), cuando nos
fuimos dijeron “no, no, no, vayan ahorita, retírense de aquí, no pueden entrar
particulares y váyanse rápido” nos dijeron; y no quisieron, eso es lo que dije-
ron, no quisieron, no quisieron, en ese mismo rato nos sacaron de ahí, nosotros
lo fuimos a preguntar ese día sábado. Nosotros pensamos que tal vez se había
ido con sus primos, eso pensamos el día viernes y hasta al amanecer sábado lo
fuimos a preguntar: “retírense de aquí, no hay ningún particular puede entrar
aquí, váyanse rápido” nos dijeron y nos venimos. … Yo dije “Señor, de repente
me van a pegar, o me van a matar; no, mejor me regreso” dije y me vine y como
eran bien enojados y yo me asusté.
Uno se fue para un lado “no hay nada” decía “¿a dónde vamos Dios?, ¿a
dónde vamos a preguntar?” decíamos. Estuvimos preguntando y estuvimos
preguntando, eso fue el día sábado. Entonces al amanecer domingo, vino un mi
hijo otra vez con otro muchacho: “no, mejor no, de repente le haya pasado
algo” decían “lo mejor es que nos vayamos a buscar al hospital” decían “tal
vez allá está, porque si hubiera estado tomando hubiera regresado” decían “lo
mejor es que nos vayamos a preguntar en el hospital” decían.

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 9

… Si no lo vamos a encontrar de regreso pasaríamos en la zona (de Sololá)


preguntando, pero primero nos vamos al hospital dijeron y se fueron… Y se
fueron, son dos los que se fueron, fueron a preguntar y sí allí estaba, ya en el
hospital se encontraba, “ayer fue encontrado por los bomberos en la colonia
Argueta” decían. Allí lo habían dejado a mi hijo, allí estaba tirado en la colonia
Argueta; “y fueron los bomberos quienes lo fueron a recoger” decían “ya ahori-
ta debe de irse al entierro” decían los doctores “si son verdaderamente familia-
res de él”; “sí, es nuestro familiar” habrán dicho ellos; “si es cierto que es
familiar de ustedes, entonces deben de ir a traer su caja inmediatamente”; “está
bien” dijeron. Y fueron a traer la caja rápidamente y les dijeron que ya no debe
de ir a su casa, sino que de una vez al cementerio les decían…
… No hubo balas, fue únicamente la cabeza que fue golpeado decía el
médico, decía que se deshizo su cabeza, ya no se pudo ver porque ya lo tenían
bien envuelto su cabeza cuando llegamos decían; ya no permitieron verlo por-
que ya se tenía que ir al entierro, porque ya tenía veintiocho horas de estar allí.
“Para ustedes los familiares, les vamos a dar oportunidad todavía para que
vayan rápido a conseguir su caja” les dijeron.
… De una vez arreglaron la papelería que debe de irse de una vez al
cementerio y de una vez al cementerio se fue: “ya no debe de irse para la casa”
decían. Terminando la papelería y de una vez se vino en la caja.
Sí, me fui (a la cabecera municipal de Santa Lucía Utatlán)… somos mu-
chos los que nos fuimos, yo dije “mejor me voy para Sololá” y me dijeron “no,
no te vayas porque usted tiene problema de enfermedad, mejor no irse” me
dijeron. Y es cierto, casi me iba a morir, tuve problema de cólicos muy fuerte, en
el momento cuando llegó mi hijo, casi me iba a morir… Me desmayé, eso es lo
que me pasó, me estuve casi muerta, me dieron aire, agua en la boca y ya no me
pasaba; de una vez me afectó ese cólico, parecía una bola que estuvo en mi
estómago, fue hasta después de tanto aire que me ventilaron me recuperé, pero
casi me iba a morir… Me daban agua, me proporcionaban oxígeno, pero ya no
me pasaba, a través de mucho oxígeno, después poco a poco me recuperé.
Es así cómo le pasó a mi hijo, no me permitieron que yo fuera a Sololá;
sólo unos cuantos hombres de Santa Lucía fueron y hasta en el pueblo nos
encontramos en el lugar donde él había llegado… Hubo mucha gente (en el
entierro), aunque en ese tiempo habían temores, pero siempre hubo mucha gen-
te.

109
5
0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

… Cuando llegamos en la casa, allí estaban los vecinos, pero en ese tiem-
po era delicado, ya no se tenía que estar con iluminación a las seis de la tarde;
pero los pobres sólo llegaron a visitarme y se retiraron y yo estaba con mi espo-
so y con un mi hijo con su esposa. Sólo éramos nosotros los cuatro que nos
quedamos allí, después del entierro todos los vecinos se fueron, no hubo nadie,
nadie, ya después de las seis de la tarde ya nadie debe de tener luz y no se podía
hablar.
Eso es lo que nos pasó, pero siempre hubo gente que nos acompañó.

110
5
!

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE BONIFACIO JULIÁN


XITAMUL (27/IX/81) 44
… Queremos explicar un poco sobre lo que le pasó a mi hermano, es mi herma-
no pues, son dos mis hermanos los que salieron durante la mañana, salieron de
sus trabajos y al atardecer ya no volvieron. Al principio del día nos dimos
cuenta, o sea en ese tiempo, ya estaban siempre los soldados cuando ellos se
fueron, entonces nosotros no sabíamos nada. Cuando de repente nos llegó la
información que nos decían… pero si nos hubieran ido a avisar en ese mismo
rato, tal vez los hubiéramos ido a encontrar. Pero como los vecinos tuvieron
miedo de ir a avisarnos en ese mismo rato, aunque sí nos fueron avisar pero ya
no había nada, o sea que nos fueron a decirnos que “vayan a verlos porque los
están golpeando” decían “porque ¡a saber qué les irán a hacer a esos mucha-
chos!” decían; “está bien” dijimos. Y nos fuimos, yo me fui junto con mi cuña-
da (Josefa Clemencia Morales esposa de la víctima)… Los fuimos a buscar con
los soldados (a la carretera) pero ya no los fuimos a encontrar.

44
Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a una hermana de la víctima, Valentina Concepción Xitamul Ajú que
anteriormente relató la ejecución extrajudicial de su esposo (Cruz Maximiliano Vásquez y Vásquez), y una de las hijas
de la víctima, Fermina Candelaria Xitamul Morales.
5
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

… Tuvieron miedo de contar, tuvieron miedo de contar, o sea que los


vecinos no nos contaron eso ya, o sea que cuando ellos ya se habían muertos.
Hasta después de unos cinco años, tres años después nos contaron que sí ellos
vieron, vieron bien todo lo que mi papá pasó.
Ellos (los soldados) nos dijeron “¿qué están buscando?”; “nosotras que-
remos ver a nuestros dos familiares, mi hermano y mi esposo” decía mi cuña-
da, porque ella puede hablar bien el español y así les dijo. Nosotras pues no
podemos hablar con ellos, sólo andábamos acompañando a mi cuñada… “No,
no están aquí, por aquí ustedes no pueden pasar porque ya estamos fuera de
horario y antes que aquí les pueden pasar algo” dijeron. Nos asustaron esos
soldados… Ella solo escuchó eso y nos dijo “mejor vámonos de aquí, regrese-
mos” nos dijo; y nos regresamos.
… Lo que dijimos es que a saber dónde se habrían ido, eso es lo que pen-
samos, los vamos a esperar dijimos nosotras, seguramente van a regresar decía
mi cuñada. Como mi cuñada pues tampoco sabía de lo que había pasado… Y
así los estuvimos esperando pero ya no volvieron esa noche y así como decía
mi cuñada que al amanecer del siguiente día se fueron a buscarlos, pero no
encontraron nada, vinieron aquí, vinieron a ver por si estuvieran en el hospital
o haber qué es lo que había pasado… son dos mis cuñadas que vinieron, ellas
son las que vinieron, yo no vine con ellas… Ya estaban aquí cuando ellos llega-
ron y como andaba un mi hermano con ellas, él fue quien entró en el hospital y
les dijo a ellas que ya llegaron; pero mis cuñadas pensaron que estaban vivos
cuando llegaron y cuando salió mi hermano les dijo que tuvieran paciencia y
que “piensen en Dios porque ellos llegaron pero ya están muertos” les dijo mi
hermano.
En San Lucas (Tolimán), juntos los dos (los encontraron)… A las tres de la
mañana que llegaron (a la casa), a las tres de la mañana cuando llegaron, lo
velamos un ratito pues, como decían las personas que no se hiciera bulla, así
decían ellos. Pero como nosotros sabemos pues que no teníamos delitos, no
tenían ningún delito mis hermanos, no había nada, de todos modos nos decían
que no estuviéramos tristes; pero sí nosotros lloramos, estuvimos muy tristes,
porque son dos de mis hermanos de una vez los mataron.
Los vecinos mayores, ya que vieron ellos, me han contado que ellos vie-
ron pues que los soldados lo agarraron, porque ellos venían del trabajo en la
escuela Normal. Eran conserjes allí y los agarraron, dice que ellos venían
tranquillos con sus dos hermanos y un primo creo de ellos y venían cuando los
soldados los agarraron o sea que los agarraron y los empezaron a golpearlos y

112
5
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

lo fueron a meter en esa casita que estaba allí… allí lo fueron a meter y mi papá
quería salir o sea que él ya golpeado, salió y subió; cruzó la carretera y subió y
mi tío ellos lo había encerrado allí, cuando vieron los soldados que mi papá ya
se había escapado y lo fueron agarrar otra vez. Y allí de plano los mataron, los
mataron y lo metieron en el camión. Sí, habían unos vecinos allí cerca de la
escuela, ellos vieron que los metieron allí ya muertos, o sea que se metieron los
soldados todos, un camión de soldados habían allí, se metieron lo llevaron el
cuerpo y lo vinieron a tirar por San Lucas (Tolimán).
… No dijeron cuál eran sus delitos, no dijeron nada, no supimos el por
qué les hicieron eso, porque media vez ellos son trabajadores, son trabajadores;
si hubieran sido delincuentes, pues tal vez los hubieran matado por esos deli-
tos, pero como ellos son trabajadores…
… Sí estuvieron (los soldados en el entierro), como siempre estaban allí
en Santa Lucía los soldados y acompañaron, cuando fue el entierro acompaña-
ron, estuvieron en el camposanto. Ellos (los soldados) no dijeron nada.
Nosotros estuvimos muy tristes, estuvimos pensando por los niños, a
ellos les decíamos que iban a regresar porque ellos preguntaron “¿dónde está
nuestros papás?, ¿a dónde fueron?, ¿por qué no han regresado?” decían. Noso-
tras les decíamos que “van a venir, van a venir” les decíamos, cuando ya sa-
bíamos de lo que les habían pasado en ese momento.
… La verdad eso si no sabemos porqué, porque mi papá ellos trabajaban
y todo, o sea que trabajaban y allí en la comunidad eran bien buenos, tenían
amistades por todos lados y no sabemos por qué, porque en ese tiempo siempre
sacaron a mucha gente, y mataron a muchos pues no sólo a mi papá ni a mi tío
sino que mataron a muchos.
… La verdad es que nosotros nos sentimos muy tristes porque nosotros
nos quedamos huérfanos con mis hermanos por mi papá y mi mamá, porque
mi mamá ella no soportó todo, ella por la tristeza, ella se murió y nos queda-
mos cuatro. La verdad es que hoy en día los necesitamos o sea que mis herma-
nos ya maduros crecieron pero sin papá y sin mamá y no tuvimos calor de una
madre, de un padre, un cariño de mi papá, no tuve ni un cariño de él porque era
bebé todavía, la verdad es que hoy en día lamentamos mucho. No es justo lo
que hicieron con mi papá, lo mataron a él y o sea que él trabaja todo, hoy en día
pensamos con mis hermanos que estuvieran vivos nuestros papás, mi papá y
mi mamá, tuviéramos un estudio o algo un trabajo pero no tuvimos nada. Mis
hermanos querían estudiar, pero nos quedamos con mi tía y mi tía tenía cuatro
hijos y con nosotros éramos ocho y ella no podía mantenernos, no podía darnos

113
5
$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

lo que nosotros queremos como ropa, zapatos, estuvimos sin zapatos sin nada,
a veces comíamos a veces no porque ella no podía darnos todo. Éramos ocho
por todo.
La verdad es que sufrimos mucho, porque nos quedamos huérfanos pues
sin nada, mi mamá también murió porque no soportó todo, ella estuvo triste y
también nos dejó, ella se murió; es por eso que hoy en día lamentamos mucho
de lo que habíamos pasado todo y mis hermanos también. Mi hermano mayor
tenía como ocho años cuando él se quedó y él estaba en la escuela y mis otros
hermanos también, casi no tuvimos ningún estudio, sólo un hermano él que
quería estudiar o sea que intentó estudiar pero como casi nada, estudiar nece-
sita mucho dinero y todo. Él se vino aquí en Sololá pero sólo como dos meses
vino a hacer y ya no siguió porque necesitaba dinero para sus trabajos y todo y
se quedó así sin ningún estudio, nada, no tenemos nada. Hoy en día aunque
nosotros queremos trabajar en algo, pero lo que nos piden ahora es algo con
estudio pues, que uno tenga algún estudio, así le dan trabajo, pero la verdad es
que no tenemos nada de un trabajo… Lamentamos todo lo que nos pasó.

114
5
%

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE BONIFACIO ELIGIO


XITAMUL AJÚ (27/IX/1981) 45
Mi esposo fue a su trabajo que salió desde la mañana, eso fue un día lunes y en
eso lo encontraron en el camino cuando salió de su trabajo... Lo capturaron en
el camino, son los soldados que estaban en el camino y mi esposo saliendo de
su trabajo en la Escuela Normal… Como a las cuatro o cuatro y media, saliendo
del trabajo cuando ellos lo agarraron… Él no tenía ningún delito, que tuviera
algún delito en su trabajo, pero nada; saliendo de su trabajo el día lunes y lo
capturaron en el camino y como muchos vecinos fue que lo vieron. Dos de ellos
nos fueron a avisar que sus esposos les estaban haciendo daño, “a tu esposo le
dispararon y él cayó”; un familiar de él que es su hermano, quien es su compa-
ñero porque trabajaban juntos, él quiso ir a avisar a la casa de lo que estaba
pasando pero a él lo agarraron también y lo metieron en un camión que está
cubierto por una lona de color amarillo y allí lo metieron.
A mi esposo se lo levantaron, lo llevaron y lo metieron en una casa en
donde cocinaban atol para los de la escuela, como hay una escuela abajito de la
carretera, y allí lo fueron a meter a mi esposo que estaba medio vivo todavía. A
las dos nos vinieron a avisar, yo junté a mis hijos que son cinco y los llevé, uno

45
Entrevista realizada en idioma K´iche´ a su esposa, Matea Pascual. Este caso va íntimamente unido al anterior, ya
que fueron secuestrados y ejecutados conjuntamente.
5
& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

lo llevé a la espalda porque tenía ocho meses de edad, lo llevé en la espalda y


los otros los llevamos de las manos. Juntamente con la mamá de la esposa de
su hermano nos los llevamos a nuestros hijos, queríamos nosotros que los sol-
taran, queríamos que los dejaran, estaban los soldados y les preguntamos, por-
que mi concuña puede hablar la castilla y le habló a los soldados “¿ustedes
agarraron a mi esposo?” le dijo a los soldados; y contestaron “nosotros no aga-
rramos a sus esposos” nos dijeron “váyanse, regresen porque ustedes también
se van con ellos” nos dijeron. Como a las cinco y media o seis de la tarde
(fuimos con los soldados).
Nosotras nos asustamos y nos regresamos con nuestros hijos, yo llevaba
a los cinco y ella llevaba a cuatro. Nos regresamos. “Sus esposos están allí,
están metidos en una casa de allí” nos dijo un vecino; “está bien gracias, enton-
ces llegarán a la casa” le dijimos. Como a las cinco de la tarde fue que los
vieron porque salieron del trabajo. Llegamos a la casa, los estuvimos esperan-
do a nuestros esposos y no llegaron. Llegaron los vecinos con nosotros “¿qué
les pasó a sus esposos?”; “nada, no sabemos nada”; “sus esposos están meti-
dos allí en una casa, en esa casa están” decían... Toda la noche los estuvimos
esperando y nada, nada. En ese tiempo no se podía hablar con nadie, nadie
podía llorar, estuvimos velando toda la noche con mis hijos; la verdad es que
los estuvimos esperando y con un fuerte aguacero que estaba haciendo y no
hubo nada.
La verdad es que estuvimos llorando y preocupados, junto con mi cuña-
da llorábamos, mis hijos no dormían: “¿nuestro papá dónde está?” decían; “su
papá ya va a venir, ya va a venir” les decía. Ya se estaba amaneciendo, llegó a
las tres, a las cuatro de la mañana y no llegaban. Vinieron las personas y nos
dijeron “vayan a verlos, vayan a buscarlos” nos dijeron; “está bien” dijimos; y
sólo el sombrero de mi esposo lo fuimos a encontrar en la carretera con su
cédula y sus papeles estaba despedazado… Los hombres ya no estaban, ya no
estaba el camión y preguntamos y que el camión salió en la salida de Santa
Lucía. “Entonces los llevaron”: dijimos. Y cuando llegamos ya no había nadie,
sólo estaban unos materiales de inyecciones, a saber si querían revivirlos; fui-
mos a ver en esa casa, ya no había nadie, sólo había cosas de inyecciones,
cáscaras de medicamentos estaban allí. De plano se dieron cuenta de que mi
esposo no se moría, tal vez utilizaron inyecciones para matarlo, pero los vimos
que fueron los soldados que estaban uniformados y portaban armas. Dos tiros
le dieron a mi esposo cuando cayó, en los riñones le dieron y se cayó mi esposo.

116
5
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán /

La verdad es que el papá de esta niña, todavía estaba vivo cuando se lo


llevaron, los estuvimos buscando el camión, nos fuimos: “vayan a preguntar
en Sololá, busquen en el hospital, vayan a buscarlo, allá han de estar” nos
dijeron; “sí” dijimos nosotros. Como a las dos o a la una llegamos en Sololá en
el hospital, lo buscamos, los preguntamos; preguntamos a uno que hace la lim-
pieza en el hospital: “¿no han venido nada de hombres aquí?”; “no hay nadie”.
Estuvimos en el hospital, llegó un mi cuñado y entró al hospital a ver y al
regreso dijo “ellos no están”. Y de ahí salió nuevamente el que hace la limpieza
y nos dijo “sus esposos llegaron”. Yo me alegré, entonces mi esposo está vivo
por eso que llegó; “llegaron, tengan paciencia, llegaron sus esposos” nos dije-
ron; “está bien” dijimos nosotros. Después nos dimos cuenta que venía salien-
do mi cuñado, como nosotros estábamos afuera: “no pongan tristes, no se pon-
gan tristes, háganlo a la mitad” nos decía este mi cuñado “ellos llegaron pero
ya están muertos”. Me entraron, quitaron a mi nene en la entrada y entré; mi
esposo ya estaba muerto y el hermano de mi esposo.
Eran tres habían llevado consigo mismo a un primo también, eran tres los
hombres que los fuimos a encontrar allí en el hospital, allí los fuimos a encon-
trar. La verdad es que empezaron a hacer un informe conmigo, me preguntaron
cómo se llama su esposo, yo no encontraba ya que decirles por la tristeza estu-
ve muy confundida. Desde ahí encontré mi enfermedad. En San Lucas (Tolimán)
los fueron a encontrar, allí estaban sus esposos, como trozos de árboles estaban
tirados por allí; unos encima de otro. Pero que tuvieran algún delito nuestros
esposos, no tienen nada, la verdad es que son trabajadores o que fueran ladro-
nes, desconocidos, a saber cuál fue el delito para que los hayan matado.
Sí, solo unas horas nada más (velamos los cuerpos) porque ellos ya llega-
ron tarde y como en ese tiempo nos dijeron que por favor no vayan a llorar, no
hagan bulla porque allí están los soldados entre las milpas nos dijeron y por
eso que ya sólo unas horas… Allí estaban los soldados (en el entierro) y como
mi mamá y nosotros no podíamos llorar porque allí estaban los soldados por-
que, o sea en ese tiempo estaban, dijeron pues que “nadie puede llorar, que
nadie haga bulla porque los soldados los pueden matar” y fuimos al entierro
pues, pero sólo así todo en silencio, sólo así pero allí estaban los soldados.
… También yo me encontré enfermedades (la esposa de la víctima), casi
me iba a morir, ya no podía comer, no me pasaba la comida, ya no tenía ganas
en cumplir con los compromisos de los hijos, ya no encontraba con qué curar-
me, ya no teníamos para los gastos, a los hijos ya no encontraba qué darles.

117
5
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Además con muchas tristezas, qué hacer con los trabajos de la milpa que había
dejado sembrado mi esposo, la verdad es que fue de mucho daño que nos hicie-
ron los soldados… La verdad es que nos quedamos sin nada, sin dinero, yo
casi me iba a morir con mis hijos, me adelgacé, ya no tenía apetito para comer,
ya no tenía ganas de caminar, además yo no tenía experiencia de salir a traba-
jar, sólo en la casa, era mi esposo, yo me responsabilizaba de cuidar a los hi-
jos… Había algunas cositas, como una grabadora, una guitarra que lo había
comprado, yo lo vendí para los gastos y estuvimos prestando dinero también,
eso es lo que estuve sufriendo con mis hijos. Mis hijos quisieron que yo les
hubiera mandado en las escuelas, hasta todavía vendí algunas mis pertenen-
cias para mandarlos a la escuela y la tía también me ayudó en algunos centa-
vos, para comprarles sus cuadernos. Mis hijos me dijeron que nos vamos a la
escuela también, pero no teníamos dinero, los mandé a la escuela. Todavía las
primeras de mis hijas, la primera y la otra quisieron exigirme para que estudia-
ran pero nada, ninguna de ellas dos pudieron estudiar, fue muy duro para mí;
por eso que estas mis hijas desde pequeñas fueron a trabajar de oficios domés-
ticos… Hasta todavía ahora reclaman que “¿por qué no estudiamos?” decían;
“pero es que no tuve dinero, no pude con ustedes” les decía “se habrán dado
cuenta ustedes que yo me iba a morir y para que les pudiera dar estudio” les
decía.
… Yo digo ahora que necesito dinero para curarme, quisiera ir con un
doctor para que me curara, pero no tengo dinero; ahora con mis hijos estoy, si
mis otros hijos ya hubieran salido conmigo ya estuviera sola en la casa mante-
niéndome, así como digo, ahora sólo de mi pie me estoy quejando, sólo de mi
cabeza, sólo de mis ojos, sólo de mi corazón, hay veces que en las noches me
empieza a molestar el corazón. ¿Con qué algo bueno me puedo tratar si no
tengo dinero?. Esto es lo que digo.

118
5
)

DESAPARICIÓN FORZADA DE
LUCÍO DE LEÓN SAQUIC (22/X/81) 46
En el caso de mi esposo, pues en el tiempo de la violencia que lo mataron la
gente allá en Chupol… Fue que lo mataron la gente allá y mi esposo fue el 22
del año 1981, se fue y ya no regresó a la casa pues y nosotros estamos esperando
pues si él va a venir, pero ya no regresó. Yo me puse con preocupación pues,
porque me dio una tristeza en mi corazón, porque qué voy hacer con mis hijos
y yo no puedo dar estudio a ellos pues; y Nohemí también estaba afectada de la
vista y yo luché con ella de comprar un prótesis de poner a ella pues, para que
se quede bien porque ella estaba mala de la vista, luché con ella pues.
Así fue la vida de nosotros que fue desaparecido él pues, ya no regresó y
nosotros buscamos. Lo pagué a una patoja para buscarlo, salió a Los Encuen-
tros a pie se fue y llegó a Chupol a buscarlo pues, buscaron en los hospitales, en
las cárceles pero no había nada pues, así fue.
Salió de las siete de la mañana (de la casa)… Como era mozo ahí, sí era
mozo allí y se fueron junto con un su hijo de ese señor (del patrono)… Fue
desaparecido también, los dos de una vez se fueron, aja, porque dicen, según la
noticia pues que llegó con nosotros; dicen la gente que si lo vamos a matar sólo
a Lucío, entonces el otro va a dejar aviso allá en la casa que nosotros fue.

46
Entrevista realizada en idioma K´iche´ a la esposa de la víctima, Dorotea López.
6
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Al siguiente día, el siguiente día, el viernes por la tarde nos fueron a avi-
sar… donde está trabajando… comprando ganado. De plano que fueron los
soldados que lo agarraron, sí, eso son ellos… Unos (vecinos) de Santa Lucía, de
plano que con los soldados lo acusaron, sí.
… Porque me avisaron que agarraron allí, agarraron allí y dice que lo
mataron allá en, en el (kilómetro)149, lo mataron allí me dijeron a mí y después
lo llevaron allá en Chirij Cruz dice, le echaron aceite y lo quemaron allí y allí lo
dejaron enterrado dice.
… Fuimos a buscar, por eso le estaba diciendo que lo buscamos y que pedí
favor a una patoja pues, quienes se fueron y andaban como unos cinco o seis
patrulleros atrás de ella, salieron allá de los Encuentros a pie, hasta Chupol, sí
hasta Chupol.
… Siguieron buscando, siguieron buscando, buscando y buscando como
por allí unos tres meses, tres meses… La gente dicen que lo mataron, sí, eso ya
lo mataron, lo vieron dicen algunos pues porque según la noticia llega pues, sí
así es.
… Me quedé con la pena con mis tres niños, una de cuatro, de dos y de
cinco meses, me quedé con ellos y con las preocupaciones que nos quedó. Tam-
bién mi suegra y mi suegro que también sufrieron mucho porque la verdad es
que fueron sus dos hijos, pues que se desaparecieron y ya nunca volvieron; y es
por eso que se quedaron con una tristeza.
Ellos también me ayudaron un poco para el mantenimiento de los niños,
ayudaron con el crecimiento de los niños, pues la ley que yo me daba cuenta en
ese tiempo, pues no se aplicaba para nosotros para que nos ayudara, por el mal
Presidente que nunca ayudó pues. Porque la verdad es que nos hubieran ayu-
dado, porque la verdad es que esa ley que estuvo vigente, a saber yo no sé esa
ley que aplicó ese Presidente Lucas que aplicó en contra de nosotros, en donde
lo mataron a la gente. Y eso es lo que yo digo: ¿será que no existe alguna ley que
se puede aplicar, sobre lo que se hizo en ese tiempo?... Para que hubiera una ley
que nos viniera ayudar pues, como los tres huérfanos que se me quedaron, así
como lo que dije pues que en ese tiempo se desapareció mi esposo y mi familia
María Nohemí que se quedó, pues de cuatro años, afectada de la vista pues y
creció como una señorita; y me decía “mamá, ¿qué me vas hacer?, no estoy bien
de una vista” me decía.
Y yo tuve tanto sufrimiento pues, yo luché a veces, de veras, que cuando
me iba con algún doctor me pedían tanto dinero, me voy en otro lado, también

120
6
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 1

me piden mucho dinero, me mandaron al (hospital) Roosevelt y me dijeron que


lo iban a sacar de una vez el ojo; pero mi confianza más fue en Dios. También
me fui otra vez en el hospital de Zaragoza Chimaltenango. Allí me fui, hablé
con los doctores “¿qué le voy hacer a mi hija?” les dije; “ahora esto es lo que
usted va a hacer” me dijeron; y me mandaron a la ciudad capital.
De veras pidiendo ayuda, hasta mandé una carta de pedir ayuda en la
Radio Cultural, pero lástima que no me apoyaron; y después estuve mandando
cartas pues, para pedir ayuda pues económicamente porque yo quería pues
que mi hija se sanara; pero sólo una iglesia evangélica me ayudaron con algo
para ella. Después salí nuevamente y después pude comprar una prótesis de
como de valor de dos mil y pico, es el único con que pude ayudar a mi hija y
gracias sea a Dios porque la verdad es que Dios ayudó a mi hija y ella se casó,
eso es lo que quiero agradecer a Dios y por los otros también.
… Y más mi preocupación, a veces digo qué lástima que no estuviera mi
esposo, que él estuviera con sus hijos y estuviera buscando la forma de cómo
solucionar todo esto, decía a la vez; pero ahora gracias sea a Dios que mi fami-
lia pues ya se crecieron y le agradezco a Dios también que ella se casó y le
agradezco al Señor que Dios me ha ayudado hasta ahora de luchas, de pruebas,
de pensar, de preocupaciones y todo lo que se presentó en nuestra vida, con
una tristeza también. Porque a veces digo “¿qué voy hacer?, ¿será bueno que yo
empiece a trabajar o qué es lo bueno que debo de hacer?”; porque por mis hijos,
con qué les iba ayudar.
Pero gracias, yo agradezco que mi suegro y suegra me ayudaron pues,
para mantener a los niños y eso son mis palabras. Que hubiera una ley pues, yo
quiero pues que tan siquiera el señor Presidente de los siguientes años… Ojala
que nos tomen en cuenta de estas grabaciones que nosotros estamos dando y
que se está realizando hasta ahora. Ojala que resultara positivo y que esté en
limpio. Yo quisiera para que nos vayan a ayudar y esas ayuda lo pedimos
nosotros, porque sí estuvimos sufriendo con los hijos pues, con los niños.

121
6
2
6
3

DESAPARICIÓN FORZADA DE JUAN VÍCTOR AJÚ


BARRENO (31/X/81) 47
… Cuando lo llevaron a mi hermano fue el 31 de octubre, o sea cuando vi como
una semana más o antes vi cuando llegaron los ejércitos pues, llegaron todos a
rodear esas casas pero nunca imaginemos que ya están vigilando a mi herma-
no Víctor. Nosotros no supimos nada pero entonces le dije yo “¿qué vienen a
hacer los soldados?”; “¡saber!, sólo Dios sabe, pero la cosa es que no he hecho
nada, no sabemos qué viene a hacer, pero la cosa es que tenemos la conciencia
limpia, no hemos metido en ningún parte de cualquier cosa, ahí nos sucede en
nuestro pueblo”.
A finales del mes lo fueron a sacar, un día sábado a las nueve de la noche
lo fueron a sacar. Mi hijo estaba acostado, estábamos durmiendo, él estaba
acostado en su cama, nosotros teníamos cama, por ahí teníamos nuestra cama.
Lo aventaron la puerta, lo teníamos bien asegurado, lo aventaron la puerta y
entraron. Así le hicieron a él, mi esposo lo sacaron, cierre esa ventana, vine yo
lo abrí y ellos me hicieron así por la espalda con el arma. Eran soldados. Eran
bastantes, eran bastantes porque habían más por afuera y los otros que entra-
ron, eran dos los que entraron, dos son los que entraron. Mi delito es que yo

Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a la madre de la víctima, Margarita Nicolaza Barreno Tay, al padre,
47

Genaro Pablo Ajú Chávez, y a la hermana, Margarita Ajú Barreno (quien también fui víctima directa de intimidaciones).
6
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

abrí la ventana, “¡que entren!, ahora me voy a morir” decía yo. Eso es lo que
pasó, así es lo que nos hicieron, fue al final del mes, un día sábado, al treinta y
uno de octubre, eso es lo que nos hicieron.
… Si les hubiéramos hablado (a los soldados) nos hubieran matado, para
qué hacer mentiras, la verdad es que no les hablamos, estuvimos muy asusta-
dos, no les hablamos. Por ejemplo cuando yo abrí la ventana me hicieron así
por la espalda con el arma, bastantes habían afuera, si les hubiéramos hablados
ya no estuviéramos ahora, ya no estuviéramos; sí, ya no estuviéramos.
¿Acaso nos hablaron?, no nos hablaron; sólo fueron a jalar a él, aventaron
la puerta; ¿acaso hablaban?, no nos hablaron, lo fueron a jalar a él, habrá al-
guien quien demandó con ellos, sólo Dios sabe, sólo aventaron la puerta y lo
fueron a jalar a él y nada nos dijeron; le jalaron la chamarra, sí le jalaron, sólo
su camiseta tenía puesto, no tenía zapato, sin ponerse suéter. Eso fue lo que le
hicieron, no tenía zapato, sólo su camisa, sólo lo que tenía puesto, sólo era eso,
sin zapato, sin suéter, lo jalaron y se fueron. ¿Acaso hablaban?, no hablaron y
no les hablamos, si les hubiéramos hablado ya no estuviéramos, seguramente
ya no estuviéramos; quién les iba a hablar estábamos asustados, andaban ar-
mados, nosotros les tuvimos miedo no les hablamos, nosotros no les hablamos.
… Con la tembladera del susto, los nervios nos afectó y esta enfermedad
es lo que hemos tenido, con el susto ya no podíamos hacer nada, ya no podía-
mos ir a conseguir agua, ya no podíamos salir a lavar la ropa porque nos esta-
ban controlando atrás de la casa, ya no podíamos salir, ¡nada!. Eso es lo que
nos hicieron, tanto es lo que fue, así como una vez mandé hacer mandado a mi
hija, le dije “vaya a comprar una libra de azúcar porque ya no tenemos azúcar
para el café, déjeme el nene” le dije; y ella me dejó su pequeño hijo y se llevó su
perraje, en eso ella no llegaba y no llegaba que si por allí cerca lo agarraron a mi
hija, le quitaron su perraje a mi hija, le quitaron su perraje, que si no fuera por
nuestro padre Dios que le ayudó, por poquito se le llevaban a ella. ¿Acaso
estaba haciendo algo malo?; ella sólo iba a comprar una libra de azúcar, ese
azúcar ya ni lo fue a comprar porque estuvieron por allí cerca, tanto es lo que
hicieron. Nadie les impedía de todos los daños que hacían, por esto es la enfer-
medad que encontré, solo enfermedades, ya nada bueno, esto me enfermó la
vista, ya no puedo ver, como también de mis pies, ya sólo inyecciones, sólo
inyecciones, sólo inyecciones, consultas y consultas, y ahora subió a ciento
cincuenta, ciento cincuenta, cuando salgo es para ir a gastar doscientos
quetzales; seiscientos fue que cobraron por las inyecciones, ya a puras penas
he estado viviendo, esto es lo que fue Señor, esto fue lo que nos hicieron.

124
6
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

… A mi hijo le ataron sus manos, yo lo vi, eso es lo que yo vi cuando


ataron las manos a mi hijo, yo lloraba, temblaba, mi delito fue abrir la ventana;
ellos entraron, yo temblaba. Cuando salieron pensé que iban a entrarlo nueva-
mente pero ya no entraron, no les hablamos, si nos hubiéramos muerto ya no
estuviéramos, no les hablamos, estábamos apuntado de las armas, nos asusta-
mos, eso es lo que hicieron… Nada de despedirnos, ningún adiós que nos di-
mos, nada que adiós, nada de eso. Lo que hicimos es irnos para arriba para
abajo, vendimos terrenos, todo lo que teníamos en la casa, yo tenía algunas
cosas pero lo vendimos todo y todo, nos fuimos a Guatemala, por donde quiera
fuimos a buscarlo, fuimos a Xela, fuimos a Toto, en todo, en San Andrés en
todos los pueblos en Chimaltenango; por donde quiera lo buscamos, de repente
lo encontrábamos, pero nada que lo encontramos, lo fuimos a buscar Señor,
pero nada, nada, nada.
No se hizo nada, no se juntó fuego, como era día de los santos teníamos
cosas para comer, teníamos panes, pero como a esta hora no teníamos fuego
para cocinar, nada hacíamos, hasta los vecinos se asustaban, tenían miedo de
visitarnos y si nos visitaban no teníamos juntado fuego, con miedo estábamos.
Nos subimos con don Vicente y lo fuimos a encontrar y le dijimos “venimos
con usted, ¿como está?”; el nos contestó “adiós, que les vaya muy bien”. Así
como a Felipe a Gaspar se lo llevaron, a Domingo, a cómo se llama este señor, a
Pedro, ya se han ido, son cuatro por todo los que se han ido decían; los fueron
a traer en sus casas, ya no hay nada, es lo más peor, asustado estábamos ya no
estaba con el corazón, ya no juntaba fuego, ya nada, no encontrábamos qué
hacer, estábamos con miedo. ¡Vaya que si se hubieran ido!, pero no; estaban
rondando atrás de la casa atemorizándonos, ya no había modo de trabajar, ya
no había modo de salir, habían personas que querían visitarnos, ya no podían,
tenían ese miedo, eso es lo que nos decían; sólo mis hijos subían por estos
lados, traían comida, nos venían a dejar.
… A él lo denunciaron, eso le hicieron, ese señor era Comisionado y era su
amigo, eran amigos con él, él fue quien hizo, su amigo fue el que le hizo. Digo
eso porque él llegó un día con él, no me acuerdo si fue una semana antes o no
me recuerdo porque eso ya fue desde hace tiempo, vino a dar vuelta con él; tal
vez alguien les haya denunciado a ellos, por eso es que llegaron directo, aven-
tando la puerta y lo vinieron a traer.
Nada, mi hijo ya jamás lo volveré a ver, se fue, no tenía delito, no hacía
nada malo, Dios, Jesucristo... si mi hijo no paseaba en las calles, trabajaba y
llegaba a la casa, tanto que decimos, si él fuera a las calles a molestar a la gente

125
6
6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

pero no, nada de eso, trabajaba, es por eso que lo estuvimos buscando. Mi espo-
so estuvo pidiendo apoyo con otras personas, “¡ah no!, nosotros tenemos mie-
do”. … Escuchaba noticia, hay muerte en Sololá, me iba para Sololá, que hay
muerte en Panajachel, me iba para Panajachel, que hay muerte en Xela, me iba
para Xela, pagaba transporte Escún, ahora ya no existe; o si existe algún muerte
me iba, hasta me fui a Mazatenango, nada, de balde gastando pisto, no hay
nada de eso.
… En la casa de él se hacían las tortillas (del Comisionado Militar) hasta
nosotros fuimos a tortear, el Comisionado nos dijo que fuéramos a tortear; “está
bien” le dijimos y fuimos, llevábamos leña… Esto fue doloroso.
… Lo que yo pienso ahorita, o sea lo que a mí más me interesa es dónde
fueron a dejar ese cuerpo porque nosotros fuimos viajando en todas partes pero
ya no encontramos, ya no supo dónde está ya no sabemos dónde se fueron a
dejar, lo enterraron o a dónde fueron a dejar esos cuerpos pues porque sabemos
que... sentimos el dolor por esos cuerpos pues no como si fuera un chucho o un
pollo porque sólo es... hasta todavía nos da lástima pues y mucho más es un
ser humano, saber dónde fueron... eso es que nosotros queremos dónde fueron
a dejar, eso queremos saber.
… ¡Ay!, en toda la vida, hasta que me voy de la tierra, tal vez se calma la
tristeza. Está en mi vida en todo momento, si voy al trabajo o estoy en la casa
aunque estoy acostado, donde quiera que esté, aquí está mi hijo de una vez se
quedó sentado, firmado, sellado aquí en mi corazón, en la cabeza nada que se
me sale. Si voy por aquí, si voy por allá, voy al trabajo o no sé dónde, pero mi
hijo está aquí de una vez insertado en el pecho.

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6
7

EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES DE FELIPE


NORBERTO ALVA AJANEL Y GASPAR ALVA YAC Y
DESAPARICIONES FORZADAS DE PEDRO MERCEDES
XITAMUL EXCUN Y DOMINGO NOJ XAMINEZ (31/X/81)48
Hicieron (los militares del campamento de Santa Lucía Utatlán) una alarma de
que toda la gente se encerrara en su casa porque iban a entrar los guerrilleros
esa noche. Entonces como todos le tenemos valor a la vida nos encerramos en
nuestra casa. Pero cuál fue nuestra sorpresa de que esa noche siendo las once
de la noche llegaron ahí con nosotros, rodearon la casa y cuando nosotros des-
pertamos porque estábamos dormidos, nos despertó la balacera que estaba así
por la calle y así por el lado de adentro. Entonces nosotros nos levantamos
asustados… Cuando fue la sorpresa de nosotros que ya mero botaban la puerta
de la calle y nos gritaban que saliéramos, que saliéramos. Nos trataban de
guerrilleros, lo que nosotros no conocíamos quiénes eran los guerrilleros por-
que nosotros éramos personas honradas y como era un laberinto porque nos
asustamos todos, como todos estábamos adueñados.

48
Entrevistas realizadas en idiomas K´iche´ y español a Cecilia Inés Alva Yac (hija de Felipe Norberto Alva Ajanel
y hermana de Gaspar Alva Yac y Domingo Noj Xaminez), Tomasa Lucía Alva Yac (esposa de Pedro Mercedes Xitamul
Escun y mismo parentesco que Cecilia Inés Alva Yac con las otras víctimas) y Cristina Avendaño Pineda (esposa de
Gaspar Alva Yac).
6
8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Entonces yo me armé de más valor (Cristina Avendaño Pineda) y terminé


de abrir la puerta. Pero como de tanto que habían ellos pateado, culateado la
puerta, entonces un tornillo se había trabado debajo de la puerta por eso yo no
podía jalar la puerta, hasta al fin la pude jalar cuando me gritaban que sacára-
mos a los hombres que estaban ahí dentro. Entonces yo abrí la puerta y a tiem-
po me pusieron el arma en el pecho y nos decían que nos iban a matar y yo
todavía les grite que “¿por qué, que qué debíamos, qué habíamos hecho?”.
Entonces me dijeron que nosotros entregáramos a los que estaban ahí… Como
ciento cincuenta (soldados) tenían rodeada la casa a parte los que entraron.
Entraron unos soldados, entraron unos soldados nada más y yo como
quería defender a mi esposo (Gaspar Alva Yac) les dije yo, a mis hijos les dije
que se metieran debajo de la cama “mis hijos métanse bajo la cama” y yo dije:
“voy a sacar a mi esposo lo voy a llevar a la cocina porque como me dijeron que
-¡Ay!, su esposo no es- me dijeron”; entonces yo dije si mi esposo no es, lo voy a
esconder, dije lo voy a ir a dejar a la cocina. Y cuando yo abrí la puerta yo grité,
yo grité al capitán porque el capitán sí era, llegaba a la casa como les estuvimos
dando comida y todo eso, ya los conocíamos bien nosotros, entonces yo grité le
dije “capitán Benito ayúdenos, ¿qué esta pasando?” le dije. Qué si cuando yo
grité así me comenzaron a agarrar los soldados y me dijeron “qué capitán ni
qué nada, el capitán nos mandó a hacer esto” me dijeron y me agarraron a mí y
agarraron a mi esposo, a mí me pusieron el arma en la espalda y a mi esposo
también “¿y para dónde va?” me dijeron a mí; “a pedir ayuda porque nosotros
no debemos nada” les dije yo, entonces nos separaron ahí. Yo les dije “donde se
lleven a mi esposo ahí me voy con él” les dije yo y entonces lo agarraron a él y
se lo llevaron para la calle y a mí me regresaron para la casa; me regresaron así
para la puerta con el arma en la espada, entonces yo me acordé ¿y mis hijos?, yo
recordé en ese instante a mis hijos y qué si cuando yo regresé a la puerta ya
tenían cerrada la puerta.
Y entonces yo empecé a gritar “¡ábranme la puerta!” gritaba yo, entonces
un soldado me abrió la puerta, estaban adentro, ya habían herido a mi suegro
(Felipe Norberto Alva Ajanel) lo habían acribillado a balazos le habían abierto
el estomago, le sacaron las tripas y yo les decía “por el amor de Dios qué hicie-
ron” y yo bien asustada decía “¡Dios mío qué pasó!”. Se habían robado las
cosas que habían ahí, se robaron una mercadería que tenía mi suegro porque el
vendía sus cositas en el mercado, se lo robaron todo y la casa era un desastre,
los colchones tirados en el suelo y era un laberinto que no se entendía, ¡cómo
estaba la habitación!.

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6
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 9

Al salir yo, se llevaron a mi esposo (Gaspar Alva Yac) y yo me quedé y yo


fui a ver a mis hijos y a mi suegro lo fui a tirar así en una cama, lo acosté ahí y
el me gritaba “¡Tina mija! ¿qué paso?, ¡ya me mataron!” me dijo y yo no hallaba
ni qué hacer; entonces cuando yo ya estaba adentro dejaron venir a mi esposo.
Entonces lo encontré yo a mi esposo en el otro cuarto donde ellos habían entra-
do, cuando “gracias a Dios” le dije “ya te dejaron”, le dije; “entonces anda a ver
a tu papá, está herido” le dije yo, pero después le dije “no, mejor quedate aquí
yo voy a ir a….” no le dije a dónde iba a ir pero como teníamos las imágenes
ahí, teníamos las imágenes, estaban en el altar que los floreros todos estaban
tirados el agua y todo, yo me fui a arrodillar le fui a decir a las imágenes que
gracias a Dios habían dejado a mi esposo.
Cual fue mi sorpresa cuando yo estaba, ahí sí que no había dicho ni cuan-
tas palabras, no que a puras penas unas dos o tres palabras, cuando escuché
otros disparos y me fui corriendo otra vez a ver, qué si cuando yo encontré a mi
esposo ya venía herido que le habían pegado unos balasazos; le pegaron un
balazo ahí, le entró de plano al corazón y le salió por la espalda. Entonces yo le
dije “no importa mijo, aunque sea estás herido, te vas a vivir” le dije yo, según
yo pues que era sólo por encima la herida que él tenía y lo acosté en un colchón
que estaba así tirado en el suelo; pero cuando yo sentí de que tenía caliente las
rodillas porque yo me hinqué así con él, para según yo auxiliarlo, le abrí la
camisa y cuando yo miré el gran balazo que tenía ahí, entonces con la misma
playera que él tenía la corté y empecé a estancarle la sangre, según yo a
estancársela pero por detrás en la espalda se le estaba saliendo toda su sangre.
Y seguían los disparos, las balas a mí me zumbaban por la cabeza, la
candela de la casa la quemaron, nos quedamos en la oscuridad y no hallaba yo
ni qué hacer, cuando los balazos sonaban por un lado y por el otro por la ven-
tana de la calle y por la puerta de adentro yo me armé de valor y les grite que
“¿qué querían? que si ellos ya habían matado a mi suegro y que estaba herido
mi esposo, que qué era lo que querían, ¿por qué nos habían hecho eso?”. Enton-
ces me gritaron que sacara a los otros dos hombres que estaban dentro de la
casa porque si no le iban pegar fuego a la casa con todos mis hijos. Entonces yo
ahí sí que con dolor y sentimiento, le fui a suplicar a mi cuñado y mi concuño,
que lo hicieran por el amor a los niños.
En ese momento estaba mi hijo mayor Rafael Eduardo Alva Avendaño
que tenía trece años de edad el mayor de mis hijos, está Juan Felipe Alva
Avendaño, también mi otro hijo Luis Arnoldo Alva Avendaño, Edwin Adolfo
Alva Avendaño, Mayda Isabel Alva Avendaño y Reyna Gloria Alva Avendaño

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6
0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

y mas mis sobrinos que son hijos de mi cuñada Lucía, estaba Felipe Xitamul
Alva, Vicenta Xitamul Alva y Manuel Xitamul Alva y ella estaba embarazada,
esperando a su hijo y yo también estaba embarazada esperando a una mi hija,
el otro niño es el de la otra mi cuñada que es madre soltera que tenía su hijo,
Cipriano Alva. Eran todos los niños.
Entonces a los otros dos yo les pedí de favor que lo hicieran por sus hijos,
le dije a mi concuño: Pedro “hágame el favor, salga” le dije; como ellos me
engañaron y me dijeron que no les iban a hacer nada, entonces yo les pedí de
que salieran. Qué si cuando sólo salieron al otro cuarto y los sacaron para
fuera.
A empujones y los empezaron a patear y a patear y a darles de culatazos
y se los llevaron. Saber si se los llevaron arrastrando o caminando porque no
tenían vehículo. Entonces yo les dije que “por qué habían hecho eso si me ha-
bían prometido no hacerles daño”. Entonces ya no me contestaron los que esta-
ban ahí sino fueron otros, como eran bastantes los que se llevaron a los otros
dos. Y en ese instante nos quedamos nosotros ahí. Yo pedí auxilio, que auxilia-
ran a mi esposo porque él estaba vivo todavía, mi suegro también estaba vivo.
Entonces yo les pedía que llamaran a una ambulancia o a unos Bomberos o a
ver qué hacían por ellos. Entonces me dijeron que sí iban a llamar a los Bombe-
ros y dice que llamaron a los Bomberos. Mi suegro ya no aguantó y murió
rápido, murió como una hora antes que mi esposo. Mi esposo todavía tardó y lo
triste para mí y no lo puedo olvidar es los lamentos de ellos cuando me llama-
ban, “¡Tina!” me llamaba uno, iba con él. “¡Tina!” me decía el otro me llamaba
me iba con él. Regresaba con el otro. Y en eso cuando murió mi suegro, yo le dije
a mi cuñada Nesh “ya se murió su papá” le dije “por favor no le digas nada a tu
hermano, tal vez él se va a lograr” le dije; cuando en eso me dijeron «alístense
porque ya vienen los Bomberos”; cuando llegó un carro ahí en la calle, cuando
mi esposo ya no aguantó y se me quedó mirando y se le quedó mirando a los
soldados que estaban rodeándonos porque nos estaban custodiando para que
no saliéramos ninguno y él todavía en sus ultimas palabras les dijo: “¡ingra-
tos!, por qué me mataron si yo no debo nada, yo soy inocente” les dijo. Y des-
pués me dijo a mí “bueno Tina, te quedas” me dijo “ahí te encargo mucho a mis
hijos” me dijo. Y esas Palabra a mí me suena en los oídos porque yo le prometí
en el lecho donde él estaba muriéndose que yo iba a sacar adelante a sus hijos
y que si tenía un viaje a donde ir que se fuera tranquilo que yo iba a ver a sus
hijos.

130
6
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán !

… Todavía ese día cuando ya se iban a llevar a mi esposo y mi suegro me


dijeron “a ellos nos los llevamos porque los tenemos que llevar al hospital” me
dijeron; y les dije yo “¿para qué se los van a llevar al hospital si nosotros somos
pobres y no tenemos dinero para ir a traerlos”. Pero de todos modos no me
hicieron caso. Yo les dije “si ustedes los mataron, ustedes saben de qué murie-
ron por qué todavía se los van a llevar, yo me voy con ustedes” les dije. “No”
me dijeron “usted quédese, quédese con sus hijos, déle gracias a Dios que no la
matamos a usted” me dijeron “porque así como usted está embarazada, así le
sacamos hecho rodajitas de la panza a su hijo” me dijeron “como que fueran
chilacayotes” me dijeron. Y yo no hallaba ni qué hacer, todavía les pedí permi-
so para ir a avisarle a un vecino que es tío de mis hijos, hermano de mi difunta
suegra, y les dije yo que iba a ir a pedir ayuda porque yo solita y con mis
cuñadas no podíamos. Todavía se fueron unos soldados conmigo para ir a
llamar a mi tío, supuestamente mi tío político y pero como todos tenían miedo
porque era un pánico que tenían toda la gente ese día cuando nosotros estuvi-
mos, estuvimos solos, es cierto que teníamos vecinos pero no se animaban a ir.
Se los llevaron, dice que se los llevaron a Quetzaltenango, dice que llamaron
unos Bomberos de San Juan Ostuncalco para llevárselos para allá.
Ya estaban muertos, mi suegro y mi esposo ya estaban muertos. Y de los
otros dos saber a dónde se los llevaron, yo tuve que pagar a un señor a un
dueño de un camión, para que me fuera a traer los cadáveres a Quetzaltenango
y cuando los enterramos el 2 de noviembre, los enterramos, todavía en el ce-
menterio estaban todos los soldados, venían ahí sí que nos andaban persi-
guiendo porque sobre de todas las tumbas estaban ellos y yo tenía miedo de
que me terminaran de matar porque como yo les reclame mucho, les dije tanta
cosa yo les dije porque de último cuando ya había muerto mi esposo y mi sue-
gro, yo les dije que nos terminaran de matar a todos, que mataran primero a
todos mis hijos y que el último balazo me lo dieran a mí porque yo no iba a
resistir a mantener a mis hijos. Yo sentía que esa carga era muy pesada para
mí, que yo no iba poder criar a mis hijos a sacarlos adelante, pero no lo hicieron
no me mataron sólo tenían el tambón de gasolina, pero tampoco ya no nos
quemaron la casa. Ellos sí iban a quemar la casa, así como habían hecho en
otras partes que tanto hicieron, pero en Santa Lucia gracias a Dios, Dios tan
maravilloso que no me quemaron mi casa si no yo ahorita ya no estuviera ni
mis hijos ya no estuvieran.
… Estaba ella (la esposa de Felipe Norberto Alva Ajanel, suegra y madre
de las entrevistadas). A ella se la iban a llevar también. Me dijeron a mí “a esta

131
6
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

vieja guerrillera nos la vamos a llevar” dijeron. Tenía sesenta años. Yo les dije
“no, a ella no se la van a llevar porque ella va a enterrar a su esposo porque yo
tengo que enterrar al mío” les dije “no sean cobardes no se la lleven”; yo se las
quité entonces le pegaron un empujón y como ella era bien delgadita y estaba
enferma porque ella sólo enferma se mantenía y le pegaron un empujón y la
dejaron. A ella todavía la dejaron, ella empezó a estar enferma, enferma y le dio
artritis en todo el cuerpo y ella se quedó invalida a causa de eso, del susto que
ella llevó, ella vivió cuanto años así inmóvil que sólo las hijas la sacaban al
sol, la bañaban, la cambiaban y ella de esa causa murió.
… Entonces esa misma noche quedamos las tres viudas ahí en la casa
porque mataron a mi esposo y mi suegro. A mi cuñado y mi concuño se los
llevaron vivos, ¡saber dónde los fueron a dejar! porque ya nunca supimos de
ellos…
… Se los llevaron (a Domingo Noj Xaminez y a Pedro Mercedes Xitamul
Escun) y no sabemos a dónde se los llevaron ni dónde los fueron a dejar, si
están vivos o están muertos, nosotros nunca llegamos a saber nada de ellos,
con la esperanza de que cualquier día llegaran o que algún día los íbamos a ver
pero lamentablemente pasaron ya cuántos años y nunca supimos nada de ellos.
… Pues fíjese que ellos se los llevaron, nosotros nos atormentamos pero
como todavía habían mandado a traer a mi suegro y a mi esposo a
Quetzaltenango. Yo le dije a mi cuñada “vamos a pedirlos”; fuimos a la Co-
mandancia donde estaban ellos “vamos a exigirles que nos lo devuelvan” le
dije qué los hicieron y yo a pesar de todo lo que estábamos pasando, yo no
quería que les pasara algo a ellos porque mi cuñada también tenía a sus hijos y
nos fuimos a reclamarlos… Eso fue como a las 10 de la mañana del 1 de no-
viembre, yo les fui a reclamar les fui a decir que qué les habían hecho, dónde
los tenían, que nos los devolvieran, que si ellos ya habían matado a mi esposo
y a mi suegro que tan siquiera a ellos los dejaron vivos porque nos íbamos a
quedar sólo las mujeres… Entonces ellos me contestaron que mejor mirara qué
hacía, que me preocupara por mis cosas y que ya no anduviera metido mis
narices donde no me importara porque entonces sí me habían dejado viva,
entonces que sí nos iban a matar.
… Como ellos (los soldados) se habían robado todo, se llevaron unas es-
crituras de unos terrenitos que tenía mi suegro, se llevaron la escritura, se lle-
varon papelería de su negocio de él, facturas y todo lo que tenía y entonces yo lo
fui a reclamar con mi hijo mayor, con mi hijo que tenía trece años, como ningu-
no se animaba a irse conmigo porque nadie quería, entonces yo le dije “mijo

132
6
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

andate conmigo”; “muy bien mamá” me dijo, vamos y nos fuimos. Le fuimos a
reclamar al teniente que estaba ahí, ya ni me recuerdo del nombre del teniente
y me dijo que ahí no había nada y le dije yo “sí claro, sí” le dije “se trajeron un
cofre pequeño” le dije “donde tiene toda la documentación de mi suegro y yo le
exijo que me lo entregue”. Y me lo entregaron. “Sí, es cierto aquí está” dijo un
soldado y lo fueron a traer y lo pusieron sobre de la mesa, pero no me dejaron
salir de ahí hasta que no vieron todo lo que contenía porque ellos dijeron que
era papelería de los subversivos y nosotros no teníamos nada porque no cono-
cíamos esa gente, la verdad nunca conocimos a nadie.
… Ahora la pregunta que me hizo de que por qué (los mataron), al poco
tiempo agarraron a mi hermano (hermano de Cristina Avendaño Pineda) para
el ejército y se lo llevaron, lo reclutaron al cuartel en Santa Lucía, ahí sí que a la
fuerza lo agarraron y se lo llevaron… Entones yo lo lloraba y le decía a mi
hermano “no te vayas que te dejen, yo les suplico a los soldados que te dejen”
le dije a mi hermano; “no vos” me dijo “fíjate que mejor me voy” me dijo “por-
que así te ayudo con unos tus centavos porque si yo me quedo aquí, más seguro
que terminen conmigo” me dijo “porque como soy hombre y soy de tu familia”
me dijo “me van a matar” me dijo. Entonces yo acepté que se fuera “antes de
irme, te voy a contar algo” me dijo; “¿qué será?” le dije; “fíjate que me hice
amigo de un soldado y me contó, me dijo de que tu suegro tenía un enemigo
porque él le debía dinero por mercadería de tu suegro, me dijo que él le había
dado fiado; entonces fue que él dice que fue él que lo denunció que eran guerri-
lleros” me dijo “pero no era cierto que eran guerrilleros sino para venganza,
para no pagar su deuda, él los denunció”.
Los denunció con los del ejército, ahí en Santa Lucía porque él en el día se
mantenía con los soldados y dice que en la noche él se iba con los subversivos,
él les llevaba y les traía mandados, él era el que era subversivo y dice que él
acusó a mi familia pues de que ellos eran los subversivos y eran mentiras.
… El más grande (de los hijos de Cristina Avendaño Pineda) estaba muy
triste pero no hablaba, no decía nada y todos lloraban y no se podían explicar
qué era lo que había pasado y no decíamos nada ni ellos ni nosotros. No sé qué
nos pasó, nos quedamos traumados, nos quedamos ¡saber ni cómo!; pero mis
hijos gracias a Dios ellos no han sufrido ninguna enfermedad. Pero el más
grande por causa de eso yo creo que a él se le metió en la cabeza que él vio lo
que le hicieron a su papá. Muy patojito, de 14 años se metió al ejército y de ahí
se fue a presentar a Quetzaltenango, dice que no lo recibieron. Después se vino
para acá a la zona de Sololá, ahí sí lo recibieron.

133
6
$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Pues yo lo que pienso y lo que le preguntaba yo a él era de que por qué


quería él, pero más lo que yo creo es que él quería vengar la muerte de su papá
y por eso él se metió al ejército. Pero como usted sabe que la venganza es de
Dios no de nosotros los hombres, cuando no se puede verdad, Dios no soltó a
mi hijo porque yo le pedía tanto a Dios que lo cuidara, que no me lo fueran a
matar. Pues logró salir de ahí del ejército y después me dijo que él andaba
detrás del capitán, pero como él se fue para el Mariscal Zavala (destacamento
militar en la capital) después de que se estuvo un poco aquí en Sololá, se fue
para el Mariscal Zavala porque el pidió su traslado para allá porque el sabía
que allá estaba el capitán. Y al llegar ahí, dice que él se presentó con el capitán
y le dijo “capitán” dice que le dijo “usted no conoce quién soy yo”; dice que le
dijo “no te conozco” dice que le dijo. Pues “yo soy el hijo de Gaspar Alva” dice
que le dijo “el que usted mató” dice que le dijo “usted mato a mi papá” dice que
le dijo. “Yo no te conozco patojo mocoso” dice que le dijo el capitán. A los poco
días dice que el capitán, pidió su traslado para El Peten, entonces mi hijo a
Dios gracias no pudo hacer nada para vengarse de el.
Lo vio y habló con él, dice que le dijo que él era el que le había matado a
su papá, que lo había dejado huérfano de papá; entonces de plano el capitán
saber cómo sentiría su conciencia, pidió su traslado. Pero al poco tiempo dice
de que él se había ido a El Peten, mi hijo pidió su traslado para El Peten, qué si
dijo que no le había salido su traslado para El Peten; cuando vino la noticia de
que al capitán lo habían baleado ahí en El Peten, había tenido un enfrentamien-
to y lo habían baleado y entonces él había quedado inválido. Entonces fue cuan-
do mi hijo dejó de seguir a ese señor porque Dios hizo su justicia primero,
entonces es donde se desengañó de que el capitán ya no estaba bien que ya
había pagado un poco, entonces él ahí, sólo cumplió su tiempo y se retiró del
ejército. Después se metió a la Policía Nacional para trabajar, lamentablemente
también tuvo mala suerte y yo también tuve mala suerte porque hace 5 años lo
mataron también de todo modos allá. Ahora mis otros hijos, pues ahí están.
… Pues yo mi testimonio demasiado triste nos quedamos, mi papá, mi
esposo y mis dos hermanos, nos quedamos tristes, demasiado; yo sufrí mucho
con mis hijos, sufrí demasiado ganando mis centavos lavando ropa y voy a
trabajar a tapiscar, voy a vender tortilla, si sufrí mucho con mis hijos. Pero yo le
doy gracias ahora ya mi hijos ya me ayudan, yo sufrí mucho con mis hijos
cuando me acuerdo lloro porque sufrí demasiado tristeza y miedo porque sólo
lo mataron a mi papá y mi hermano y mi marido ya no apareció, cuando me
acuerdo lloro mucho. Este es mi testimonio que doy yo. Estoy triste demasiado

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán %

cuando me acuerdo lo que pasamos. Tristeza y miedo. Y tanto luché por mis
hijos, por mi gasto…
… Al llegar a Santa Lucía yo me siento tan triste, pienso en el cementerio
en donde enterré la sangre de mi esposo, el lugarcito de ahí en la casa donde
vivimos a mí me trae tantos recuerdos, pocos son los recuerdos alegres que se
me recuerdan, es más lo triste que pasamos. Eso le afectó tanto a mi hijo mayor
porque él decía el recordaba tanto y decía “cómo mataron a mí papá” porque
como era el más grandecito recordaba tanto... era el que tenía trece años, era el
que más se acordaba; los demás casi no recuerdan tanto porque eran más pe-
queños; pero ese sufrimiento que nos han dado, mire que de veras yo siento
que, que hay ratitos digo yo: “no voy a aguantar más, no voy a soportar y para
mí me hicieron tanto daño, tanto daño que lo voy a llevar hasta el fin de mi
vida, hasta que me muera, se me va a olvidar lo que me hicieron, nunca jamás
se me va a olvidar”.

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6
&
6
/

DESAPARICIÓN FORZADA DE VÍCTOR


MODESTO CUX AJÚ (12/XII/81)49
Mi hijo se había ido a Guatemala, como ya es grande se fue a buscar su trabajo.
Había iniciado sus 17 años cuando se fue a Guatemala, “me voy a Guatemala
mamá, voy a buscar mi trabajo, como no tengo máquina aquí” me dijo; “está
bien” le dije a mi hijo. No sabía que eso le fuera a pasar.
Se vino pues a celebrar su cumpleaños, el doce vino (12 de diciembre
1981) vino por la mañana, comió su desayuno; “vamos al pueblo mamá, va-
mos a comprarle una blusa” me dijo; “pues no sé, si vos querés es tu decisión”
le dije “pero regresamos pronto mijo, porque tengo culto por la tarde” le dije.
… Y nos fuimos al pueblo, entonces llegamos al pueblo, no pensábamos
en nada malo, tomamos una nuestra agua, al terminar nuestras aguas, nos
fuimos frente a la Municipalidad y empezamos a buscar la blusa. Nos fuimos a
ver una y no estaba buena, nos fuimos con otro y no estaba bien, eso estábamos
haciendo, no pensábamos en que algo malo podía pasar, cuando de repente
vinieron los del ejército, yo estaba buscando mi blusa, cuando miré que ya no
estaba mi hijo… que eso cuando vimos como cinco o seis soldados, llegaron
corriendo y cuando vimos lo agarraron; “¿y por qué?” dijo mi hermano; se les
paró y les pregunto “¿por qué me agarran?, ¿acaso cometí algún delito?” les

49 Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a Venancia Ajú Vásquez, madre de la víctima; y Ana Bernardina Cux Ajú,

hermana de la víctima.
6
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

dijo “¿o es que me están reclutando para la zona a prestar servicio militar?”
pero el en español les habló. “Vos cállese, cállese la trompa” le contestaron;
“¿por qué? si yo soy libre de preguntarles a ustedes” contestó mi hermano “¿por
qué me están haciendo esto?” volvió a preguntar. “Después vas a averiguar
pero nos tenés que acompañar” le dijeron.
Luego mi hermano huyó todavía. Se fue por el lugar donde está el tan-
que... y ahí lo volvieron a agarrar, esta vez lo agarraron con patadas, lo revol-
caron a mi hermano, entonces lo fueron a poner donde esta ahora el CECMAYA
(sede del campamento militar en ese entonces) ahí lo metieron. Entonces ahí sí
vimos que fueron los soldados los que lo agarraron, luego se lo llevaron y
delante de nosotros lo patearon, luego lo metieron dentro de un costal y ama-
rraron la punta, como que si fuera un cochito lo hicieron, amarraron la punta
del costal, brincaron sobre la espalda de mi hermano. De ahí nos dijeron “uste-
des, salgan inmediatamente, retírense de aquí antes de que las matemos” nos
dijeron. Así de verdad nos dijeron. Nosotros empezamos a llorar, ellos nos
dijeron “váyanse a su casa” nos dijeron “váyanse inmediatamente porque este
su hijo es” ¿de cómo le dicen a esos? “es de la guerrilla, según nos informaron
éste está en la guerrilla”, así dijeron. Pero la verdad, delante de la luz de Dios,
no era de la guerrilla mi hermano, sino que era un sastre, era todavía un joven,
menor de edad.
“¿Qué pasó con el muchacho?, ¿qué pasó?” yo me asusté mucho, me asusté
bastante “¿qué hago?, ¿qué digo?”. Yo no sabia qué hacer, ya no podíamos
hacer nuestra compra. De una vez, esa fue la última vez que vi a mi hijo, ya
nunca le hablé. Eso fue lo que me pasó mi hijo eso fue lo que me hicieron.
Entonces me puse triste, me asusté, nos regresamos con mis hijas, ya no estaba
mi hijo con nosotras, a dónde se fue, lo buscamos y ya nunca lo encontramos.
Y a los dos días era la fiesta de Santa Lucía, pero nosotros ya no lo cele-
bramos. Nos fuimos a buscarlo, nos fuimos a, como se decía que en Los En-
cuentros los tenían, nos fuimos a Los Encuentros. Sólo a los del ejército fuimos
a encontrar en Los Encuentros, no había nada, sólo lo que hacían pues es mos-
trarnos sus armas, entonces nos asustamos de ellos, nos fuimos al camino que
va para el Quiché, nos regresamos y no encontramos nada. Pero recordamos
que se lo llevaron en un costal como de seis arrobas, habían amarrado la punta
y se lo llevaron en un camión… Ahí metieron a mi hermano, con una patada lo
metieron, hasta con la culata de sus armas le dieron en la espalda de mi herma-
no, pobre el patojo se fue a caer adentro. Nosotras empezamos a gritar. Aquí en

138
6
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

Santa Lucía, en el edificio que esta frente a la Municipalidad, donde esta ahora
el Centro Cultural (sede del campamento).
… Pero en ese momento mejor decidimos ir a ver qué pasaba con mi her-
mano. Pero luego ya sólo noticias tuvimos que a mi hermano lo tiraron a un
carro rojo, un Pick up, eran como las 6 de la tarde o seis y media de la tarde.
Entonces se lo llevaron a Los Encuentros y había una casa allá, cerca de la
gasolinera y ahí en una casa blanca mataron a mi hermano, pero nunca encon-
tramos a mi hermano. Lo único que escuchamos es que sí lo mataron, que sí
seguramente mataron a mi hermano, pero hasta aquí no sé si lo enterraron o
quemaron a mi hermano, eso sí no lo sabemos. Pero luchamos para buscarlo,
escuchamos que había un grupo de muertos en el Cantón Vásquez, hay que ir
a buscarlo allá se dijo y fuimos. Luchamos pero no estaba mi hermano entre
ellos. Se encontraron otros muertos en Sololá dijeron y nos fuimos a ver si ahí
estaba mi hermano, después nos fuimos al Quiché, nos fuimos a todas partes a
buscar a mi hermano pero nunca lo encontramos.
Y nosotros con la pena, llorábamos, pensábamos que podía ser que él sólo
se estuviera ocultando, puede ser que lo soltaron porque no cometió ningún
delito el patojo, nosotros verdaderamente sólo trabajábamos, legalmente ganá-
bamos nuestros centavos y teníamos un pedazo de terreno de mi papá, como
cinco cuerdas de mi papá y mi hermano cultivaba ese terreno de maíz y eso era
lo que nosotros agarrábamos, eso era con lo que mi hermano nos mantenía; y
ahora cuando se llevaron a mi hermano nosotras nos quedamos sin padre y sin
ningún hermano, nosotras éramos dos mujeres, mi hermana mayor, yo y mi
mamá.
Alguna envidia, sólo vendieron a tu hermano, alguna envidia lo delató
por eso agarraron a mi hermano. “Pero ustedes calladitas, cuidado si dicen o
denuncian porque de una vez los quemamos a todos ustedes” nos dijeron, nos
amenazaron. Entonces, nosotros, desde ese momento, agarramos miedo, sólo
escuchábamos a los perros ladrar y nos asustábamos, a temblar nos poníamos.
Y mi mamá luego de llegar a casa, como dos días después de que ya no estaba
mi hermano, pues no llegaba, se fueron dos o tres días y él no llegaba; cuando
vimos nosotros, se calló mi mamá delante de nosotros, desde entonces se le
murió su pierna, se le paralizo la pierna. Nosotros le decíamos “mamita coma,
por favor coma”; ella decía “ya no. ¿dónde está su hermano, dónde está?” decía
“vayan a traer a su hermano, ¿a dónde se fue su hermano?” decía “¿dónde esta
mi nene?” decía porque el era él bebé de la familia, “vayan a traerme a mi
nene” decía.

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7
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Pero ¿a dónde íbamos nosotros a traerlo?... Nosotros reconocemos que mi


hermano era una buena persona, nos quería tanto, nos ayudó, nos mantuvo,
nosotros no teníamos dinero cuando íbamos a dejar nuestro nixtamal al motor
él nos daba, mi hermano daba veinticinco centavos y nos lo daba: “vayan a
dejar la molidad mamita” me decía “no tenemos papá pero aquí estoy yo, les
voy a cuidar” nos decía mi hermano. Cuando mi hermano regresaba de viaje,
nos traía frasquitos de brillantina, “úsenlos mis hermanas” nos decía “porque,
porque son adolescentes y se lo merecen” nos decía.
… Me asusté bastante y ya no hallaba qué hacer. Así fue lo que me pasó,
me asusté cuando se fue y me puse triste, me puse muy triste por mi hijo. Lo que
sí vi fue que los soldados fueron quienes lo agarraron.

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7
1

INTIMIDACIÓN A MARGARITA AJÚ BARRENO


(14/XII/81) 50
… Yo fui a reclamar a mi hermano Víctor a la comandancia “que por favor nos
entregue, nos entregue a mi hermano, ¿dónde fueron a dejar si ya lo mataron o
está vivo?, nosotros queremos saber dónde están” fui yo a decir al capitán... Yo
fui a reclamar y tal vez por eso me conocían cuando fue un 14 de diciembre, fui
a las seis de la tarde para ir a comprar unas libras de azúcar ahí a la tienda con
don Mario; cuando esos momentos me agarraron, todos están en el puente los
ejércitos, ahí todos están rodeados de ese puente y no puedo pasar por ningún
lado y me pasé, que si cabal para pasar me agarraron y después que “¿y dónde
vas?” me dijeron; “a mi casa” le dije yo; “¿y dónde es su casa?”; “usted sabe
dónde es mi casa” le dije yo.
Entonces me dijeron “¿usted se llama la Juana?” me dijeron; “No, yo no
me llamo Juana” le dije; entonces ahorita te mato” me dijo; “Máteme pues” le
dije yo “porque yo no soy nada de ese pueblo, de ese planeta pero lo que yo le
explico, por qué nos vino a matar, por qué nos vino a hacer daño porque la
verdad que nosotros confiamos porque están los ejércitos para eso defenderlo
al pueblo, porque esas gentes que dicen subversivas no sabemos quién es y no

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Entrevista realizada a la propia víctima, hermana de Juan Víctor Ajú Barreno (caso de víctima anteriormente
relatado).
7
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

los conocemos pero usted dice que para defender vienen pero por qué nos hace
daño; ahora seis semanas lo llevaron a mi hermano Víctor, Juan Víctor; enton-
ces por eso que ahora por qué no nos entrega” le dije yo “porque no son nada de
eso”… Empezaron a decir un montón de cosas, me agarra con el puñal “¿qué
vale esto?”; y yo le empecé a decir “¡ay!, no me agarre porque me van a regañar
mi esposo, está alguacil mi esposo” le dije; “¿vale el alguacil o vale el ejército?”
me dijeron cuando me amenazaron con el puñal y con el pistolo o pistola, no sé,
es un armamento que trae que me pusieron en el oído… “¿Y por qué me aga-
rran?” le dije; “andá a preguntar donde quiera y usted quiera”; “pero no sé
dónde voy a preguntar yo” le dije “por qué, por qué deja por qué nos ha hecho
a nosotros; no mire, usted nos conoce bien porque venimos a hacer las comi-
das, las tortillas, vengo a hacer las comidas aquí, por qué me agarran”.
… Nosotros fuimos, nos fueron a mandar el comisionado que va a ir a
hacer las comidas, el que no se van como son en contra de eso, dice; pero como
nosotros la verdad que no somos contra de los ejércitos fuimos a hacer las
comidas a cada ocho días o cada quince días, ya no me recuerdo pero sí van a
tocar el turno porque todas las mujeres de Santa Lucía fueron a hacer las comi-
das de los ejércitos, entonces por eso usted nos conoce porque llegan varios
ejércitos ahí a traer, nos conoce digo yo pues qué casualidad no nos conoce pero
que somos de ahí del pueblo.
“Te mato ahorita”· me dijeron. Traía un granada. Yo le dije “sí, me van a
matar pero déjame ir, voy a traer a mis dos pequeñitos porque tengo a mis dos
pequeñitos en la casa, entonces que me mate pero con mis hijos, no me maten
sola porque qué van a hacer y mi esposo no es un responsable como toma...
para qué van a sufrir mis hijos; mejor máteme pero voy, déjame ir y voy a traer
a mis hijos” le dije.
Estaba yo en el camino pidiendo que me suelte y en ese momento que me
dijeron cuando yo pidiendo, tanto le pido “por favor déjame, hágame un gran
favor que no me maten ahorita aquí, yo soy de acuerdo que me maten pero a mi
casa o voy a traer a mis dos hijitos porque yo tengo mis dos hijitos, tengo mis
nenes” le dije.
En eso cuando me hicieron así, no sé por qué Dios me ayudó tanto me oyó,
yo si ya no puedo hablar, cuando me dio un paso; no sentí cómo salir en sus
manos, no me expliqué cómo se me dejaron soltado, no sé pero yo temblando
sentía un frío pero ya no pudo parar. De un momento, no sé qué pensará Dios
que no me dejó, me ayudaron mucho, cuando yo me di un paso y cuando yo
sentí, ya sentí cuando ya estaba en la calle pues de enfrente el municipal y ahí

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7
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

estaba pero no sentí cómo me fui para salir allí en el puente, yo no sentí cuando
sentí ya estoy ahí.
… Yo le pedí un gran favor a la señora doña Imelda ahí pedí yo un favor
“que hagan favor que me dejan permiso para pasar ahí con mi papá”; “está
bueno” dice la señora. Me fue a dejar don Ángel, ella me encaminó pero ya
cuando yo llegué en la casa ya no hablaba yo, ya no puedo hablar y me dijo
“¿dónde venís?, ¿y qué pasó?”. Pero yo ya no puedo hablar, ya no puedo hablar
y casi a las dos horas u hora y media cuando yo podía hablar me dio un vasito
de agua y un poquito de sal me dio mi mamá. Se quedó asustada otra vez
porque no sólo que a pensar de que acaban de sacar a mi hermano Juan Víctor
y ya luego que me quieren matar a mí, me amenazaron pues allí.
... Y de ese tiempo me dio una enfermedad y al siguiente día yo ya no
puedo salir en la calle, cualquier, como un mes me tardé que ya no puedo salir
en la calle; yo sentía que ya me van a agarrar otra vez como si fuera hecho algo,
yo ya no puedo salir; estaba ahí en la casa. Cuando me fui a hacer mi compra en
el mercado, yo llevaba cargada mi hijo pequeñito y el otro abrazado porque no
quería yo estar, fui a prestar otra criatura para llevar los tres porque ya tengo
miedo de salir, yo ya sentí la muerte y como le dije yo ya no tengo miedo a la
muerte pero por mis hijos le dije yo a los ejércitos, yo que me muera... yo sé que
polvo me nací y polvo me volveré, yo sé que nos vamos a morir todos, usted
también tiene que morir algún día porque todos no somos dueños de este pla-
neta, tenemos que morir pero lo que a mí me da lástima esos mis hijos, esos mis
pequeños. Tiene cinco años el Genaro y el Miguel menos de un año y (embara-
zada) con el Rodrigo.
… Y al siguiente tiempo me dio esa enfermedad sólo me mantengo enfer-
ma y como mi hijo Rodrigo cuando nació, el nació de enfermedad. Hasta ahora
yo me he dado cuenta cómo me da lástima ese patojito, todo ese susto que a mí
me dio; él también le dio porque ese Rodrigo cómo sufre mucho por el enferme-
dad y tal vez por eso, consecuencia de eso porque todo que he pasado yo y a los
cinco años me dio esa enfermedad que ya no podía, se encogió mi mano, mis
pies, todo; pero yo sentía que ese tiempo, ese momento cuando me agarraron
los ejércitos como ese día que me dio esa enfermedad y yo no puedo, pues no
sale. No explico como no tengo dinero para curarme no me fui con un doctor
hasta que me pusiera grave, entonces hasta que me fui con el doctor pero yo
vendí un cuerda de terreno para haberme curado y así de que ese es nuestro
vida, nuestro pasamos, nuestro pasado que nos sufrieron mucho y entonces es
lo que nosotros queremos pedir que nos apoye o que nos ayude porque no es

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4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

justo lo que hicieron con nosotros pues porque es la verdad que nos sufrimos
mucho no sólo yo, no sólo mi mamá, no sólo mi papá... ya son viejitos, ya son
viejitos mi mamá y mi papá y ya no podían hacer nada y sólo se mantiene
enfermo, mi mamá, mi papá sólo se mantiene enfermo. Le dio una su enferme-
dad todas esas cosas que nos sufrimos, todas esas violencias pues que hicie-
ron...
… La verdad que los que hicieron daño se fueron sin hacer nada, no se
fueron bien hasta aquí como digo yo. Muy bien gracias nos dijeron eso es todo,
se fueron sin un problema sin una novedad se fueron sin un justicia se fueron y
ahora están tal vez están vivos los que hicieron daño, tal vez viven bien con
sus familias quizá que tienen un buen sueldo, lo ganaron un buen sueldo pero
nos dejaron a nosotros esa tristeza, esas dolencias, ese dolor. No podemos olvi-
dar para nada, así decía mi papá así decía yo, hasta que nos morimos nos va a
salir toda dolencia, todo el dolor porque ese son unos seres humanos los que
llevaron y no podemos recuperar, sabemos que todos nos morimos pero por
nuestra enfermedad, naturaleza o por un accidente; pero esos directamente vie-
nen a sacar de nuestras casas, nuestras propias casas nos vino a sacar y eso
queremos nosotros que haga un poco de justicia o que nos ayuden un poco
porque eso es lo que nosotros deseamos, lo que anhelamos porque no pudimos
hacer nada nosotros porque la verdad y no sólo la verdad porque cuando mi
caso a mí cuando me agarraron los ejércitos me agarraron y yo le expliqué a mi
esposo, le cuento todo en vez de que me apoyó el me dijeron que ese es su
amante, ese es su amante por eso te agarraron me dijeron. Es lamentablemente
yo sufrí bastante porque en vez de que me escuchara en vez de eso me entendie-
ron, me empeoraron la vida me dieron un vida fue un fastidio como yo no tengo
salida para allá y para allá... y ahora nos hemos separado, diez años nos hemos
separado por tal vez, eso también nos ha afectado mucho.

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5

DESAPARICIÓN FORZADA DE SANTOS JUAN IXCOL


SAZO (18/XII/81)51
En primer lugar agradezco a nuestro Padre pues de que aquí nos hemos encon-
trado, por medio de la pobreza pues nos hemos quedado; esa es la tristeza pues
en el momento en que nos quedamos en ese tiempo del ochenta y uno, lo se-
cuestraron a mi esposo pues, es lo más doloroso que tengo en el corazón, ya que
si hubiera sido por enfermedad y que yo no me hubiera preocupado por curar-
lo; pero como él era muy entero, no tenía ninguna enfermedad…
En ese tiempo cuando lo secuestraron fue muy penoso porque él se fue, lo
fueron a sacar los soldados. Y mi testimonio es de que el dieciocho de diciem-
bre a las siete de la noche lo fueron a sacar a mi esposo, nosotros estábamos en
la casa con mi esposo, el día jueves, el día viernes no pensábamos nada, noso-
tros no teníamos problemas con mi esposo, estábamos tranquilos, contentos
con él, en nuestra casa. Nosotros no nos dábamos cuenta en ese momento, en
ese tiempo, de lo que pensaban de nosotros y por eso lo que digo es que fue muy
penoso lo que nos pasó en ese tiempo. En la hora, en el momento que iba a
pasar eso, nosotros estábamos sentados alrededor del fuego, nosotros no pen-
sábamos nada… Y después nos dimos cuenta cuando estábamos en la cocina,

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Entrevista realizada en idioma K´iche´ a Ri carda Venita Elías Tzapinel, esposa de la víctima.
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6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

que andaban alumbrando linterna atrás de la casa, como estaba oscuro; ade-
más porque siempre andan gente por allí porque es camino, no nos imaginába-
mos.
De repente llegó la linterna en el patio, llegó en la puerta de la cocina, con
eso ya no había forma de esconderse o de escaparse, ya no pudo hacer nada
porque llegó en la puerta de la cocina y en eso nos dimos cuenta que… Eran tres
soldados uniformados que portaban armas pues, después lo llamaron, no es-
cuché lo que le dijeron, lo llamaron y le dijeron “nos vas acompañar, te vas con
nosotros” le dijeron pues. Seguramente se asustó, ya no hallaba qué hacer, ya
no me habló, yo tampoco le hablé y se fue, se lo llevaron… Estamos en la orilla
de la carretera y no nos dimos cuenta (de si venían muchos soldados), dice que
bajó el camión, dice que entre los árboles en frente de la normal dejaron parado
el camión decían, porque hubo quiénes los vio, ya que aún eran a las siete de la
noche y se dieron cuenta que allí lo habían dejado parado el camión y después
subirían a pie.
… Se fueron para abajo, yo pensé y dije “¡Dios mío!”. Mi cabeza, mi senti-
do se descontroló, ya no encontraba qué hacer, “¿por qué será que le hayan
hecho eso, será que lo van a regresar todavía, qué le van hacer?” dije yo. Des-
pués estaba yo saliendo cuando regresó uno de ellos a pedirme lazos, pero
cuando me pidió yo no le contesté para nada, mejor se regresó hacia abajo, y
como en la carretera, esa vez era diciembre, había mucho polvo y se lo llevaron.
Se fue, yo porque me asusté no lo fui a ver; se lo llevaron y se fueron para abajo,
se llevaron para abajo. En ese momento yo le fui a avisar a la mamá de mi
esposo, le fui a decir que “lo fueron a sacar de la casa y que se lo llevaron” le
dije. Ella se puso nerviosa, nos descontroló la mente porque él acababa de salir
con su mamá y esa noche no dormimos para nada, esa noche no hubo nada.
Yo pensé que de repente lo vinieron a tirar en el patio, de repente que lo
hayan venido a dejar; pero cuando amanecía, toda esa noche estuvimos muy
preocupados. Eso sí que sólo llorando estuve esa noche, viendo llegar la media
noche. A las tres de la mañana, a las cuatro, a las cinco de la mañana me levan-
té, como nosotros ya estábamos aparte, mi mamá estaban hasta por acá, noso-
tros vivimos por Los planes.
… Uno de seis años, uno de cuatro años y uno de año y medio, son tres mis
hijos. Pues en ese tiempo, los niños se habrán confundido, además todavía no
estaba completo sus sentidos, pero sí se dieron cuenta, ellos lo vieron y se asus-
taron mis hijos; además yo estuve llorando con ellos, pero de todos modos

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7
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 7

como el que tenía seis años ya reconocía a su papá, ya bien conocido de todas
maneras, la verdad es que se me enfermaron mis hijos.
A las cinco de la mañana me levanté, estaba oscuro todavía, “puede ser
que lo hayan venido a dejar en el patio o puede ser que lo hayan matado y
hayan venido a dejar en el patio de la casa” decía yo. En eso salí viendo en el
patio de la casa y no había nada, bajé por el camino, “¡Dios mío!” decía yo,
lloraba por la tristeza. Y después, como en ese tiempo había mucho polvo en el
camino, seguramente cuando llegaron en la carretera todavía estuvieron allí,
posiblemente lo amarraron porque se juntaron allí todavía, ya sólo pude ver
las huellas de los zapatos. Yo seguí, seguí esas huellas hasta llegar en las lo-
mas arribito de la escuela normal, hasta allí, los perdí las huellas, me regresé.
Como antes pues, se les decía que deben de hacer turnos, les dijeron tur-
nos: “deben hacer sus turnos” les dijeron… Pero como mi esposo, podemos
decir que él no se mantiene por aquí, trabaja en Guatemala o se va en la cuadri-
lla… Lo que pasa es que para ganar un poco para nuestros gastos y para man-
tener a los hijos, él no se mantenía (en la casa), venía a hacer unos ocho días,
unos quince días y se iba; se venía, así hacía en ese tiempo, en ese momento.
Fue en diciembre cuando vino, cabal ocho días vino a hacer en su casa, el diez
de diciembre llegó y el dieciocho se fue, no vino a tardarse. Pero así como decía-
mos, la verdad es que los vecinos lo tomaron como que él fuera una persona
mala y juntaron a muchos vecinos, esto lo supimos muy bien, pero fue hasta
después que lo supimos de que se habían reunidos en contra de él… Para noso-
tros no había ningún problema, nada, ninguno, podría ser que por no cumplir
con los turnos o no sabemos por qué habrán pensado eso…
… El siguiente día como ese fue día sábado, al amanecer el día sábado, ya
no estaba; entonces como está viva todavía su mamá y como la mamá se había
casado por segunda vez, entonces al amanecer el día sábado dijeron que es
mejor que nos fuéramos al pueblo y como existe el destacamento en el pueblo:
“y vayamos a preguntar allí en caso que allí está” dijo la mamá… Entonces
primero le consultamos al Alcalde, él dijo que “lo mejor es no ir a hablarles a
ellos, que no intenten entrar con ellos porque si van a hablar de repente los van
a matar” nos dijo el Alcalde. “¡Dios mío!, ¿ahora qué vamos a hacer?” dijimos
“si es así, pues qué se puede hacer, no los vamos a molestar” dijimos. Ya no
fuimos con el teniente en el pueblo y nos regresamos, nos regresamos; llegamos
en la casa y estuvimos pensando que como estaba Rosalío Chávez trabajando
en el hospital y él era bien conocido por los muchachos, “entonces llevémosle
la foto al hospital, ya que en ese lugar donde se ven los muertos, allí llegan en

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8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

el hospital”. Entonces fue mi mamá a hablarle a Rosalío y él dijo que “deje las
fotos aquí, ellos son bien conocidos, en caso de que van a venir, pues aquí los
vamos a ver” dijo, y se dejó las fotos en el hospital de Sololá. Entonces se dejó
las fotos y así se quedó, como no hubo nada… Rosalío dijo que no los vio nada,
los que llegaron allí son de otros lugares. Así paso el tiempo y no hubo nada y
actualmente está desaparecido ya no se encontró.
Y nos fuimos, allí mismo fuimos (al destacamento de Chupol, Quiché) a
consultar y ellos dijeron que “se hubieran venido más antes, si hubieran veni-
do antes, en esa fecha o en el segundo o tercer día cuando lo sacaron, hubiéra-
mos ido a ver”; pero si nos hubieran dicho nos hubiéramos ido pues, pero na-
die nos dio esa idea: “pero ahora no hay nada” nos dijeron… y como andába-
mos con unos nuestros pequeños hijos, ellos regalaron una bolsa de dulces a
cada uno de nuestros hijos. Eso es lo único que pasó, que nos hubieran hecho
algo o dicho algo, no, no hicieron nada o que nos hubieran insultado o que nos
hubieran pegado, nada, no nos hicieron nada, solo una pregunta les fuimos
hacer y nos regresamos.
… Inicié con la agricultura, sembré maíz, desempeñé la función de un
hombre y de mujer entre mis hijos, me iba a trabajar pero andaban conmigo mis
hijos; la verdad es que no hubo ningún momento que yo les haya abandonado,
si nos íbamos a trabajar siempre juntos, preparábamos la comida, me levanta-
ba temprano para prepararlo y los llevábamos al trabajo. Hacíamos nuestro
propio trabajo, todo lo que hacíamos para ganar de comer. La verdad es que
Dios permitió mi vida, permitió la vida de mis hijos que ya están grandes aho-
ra, pero me da mucha lástima la vida de mis hijos… pero por lo menos apren-
dieron algo mis hijos, esto es lo que ha sido toda mi vida que ha pasado con mi
familia, agradezco al Señor, ahora pues ya descansé un poquito porque ya cre-
cieron mis hijos, ya son ellos que me mantienen, la verdad es que son inteligen-
tes, tienen buena inteligencia, la verdad es que ellos me valoran, ya he descan-
sado un poco y estoy con ellos, estos son mis testimonios.

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DESAPARICIÓN FORZADA DE DOMINGO RAFAEL


IXCOL SAZO (18/XII/81) 52
… Lo que fue es que lo secuestraron, lo sacaron a las ocho de la noche del día
viernes para amanecer el diecinueve y como ese los soldados lo sacaron, él
tenía su cédula (de vecindad) en su bolsa lo llevó todo como a él. Le dijeron que
“van a hacer turno hoy, nos van a acompañar porque van a hacer turno hoy, va
a tocar usted turno” le dicen… Porque no querían que saliéramos afuera noso-
tros no los vi, los que entraron son cuatro o cinco, sí… Los dos eran enmascara-
dos, los otros dos son soldados de una vez… Él corriendo se fue solo, ni su
suéter, nada lo llevó… Y se fue, de una vez y se lo llevó los soldados y ya no
viene.
… Caminando se fue y como el camión está debajo de la casa, estaba en el
camino, como en Chocol (la comunidad) lo sacaron… No hice nada (cuando se
lo llevaron), ya no sentí nada. Cuando ya se fueron, nosotros pensamos que tal
vez se fue al turno, como decían que iba a hacer turno, hasta en la mañana
cuando sentí el dolor… Pues sentimos dolor, pero como ya no se pudo pregun-
tar porque dijo la mamá de mi esposo “lo mejor es no preguntar porque si no
nos pueden llevar a nosotros”… Son los mismos soldados que están en Santa

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Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a la esposa de la víctima, Sebastiana Ajú Cux, y a una de sus hijas, Secilia
Dorotea Ixcol Ajú. Este testimonio está muy relacionado con el anterior, las víctimas eran hermanos y desaparecie-
ron el mismo día.
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0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Lucía, como allí está ese destacamento en Santa Lucía cuando ese tiempo se
fue.
… Amaneció y en eso pasó la camioneta, como en ese tiempo había esa
camioneta creo que se llama Reina me parece, pasó, estuvimos llorando senta-
dos a la orilla de la carretera, pero nadie nos habló, nadie nos habló de esa
hora, no hubo nada, unas cuantas semanas casi no comimos.
… Hasta tal vez después de unos quince días o veinte días, fuimos allá en
Chupol a preguntar. Porque dijo un vecino que “andá preguntá, tal vez está
allá” nos dijo. Y nos dijeron (en Chupol) “por qué no vinieron antes, desde
cuándo lo sacaron, ahora ya no está, ya lo mataron” nos dijeron… “Si se hubie-
ran venido antes los hubiéramos salvado todavía, si no tenían ningún delito,
se hubieran venido antes” nos dijo el capitán… Y nos regresamos. Y cuando
regresamos con ellos, como llevábamos nuestros hijos, sólo una bolsa de dul-
ces les dieron a cada uno.
Cuando nos levantamos pues, porque la hora en que fue nosotros no lo
supimos que si desde hace una semana que hicieron la demanda. Son cuarenta
y cinco personas hicieron una reunión en la casa de una señora… Dijeron que
son guerrilleros la gente dice que dijeron… Sí, es guerrillero dijeron. Allá arriba
de la casa de nosotros (se reunieron las cuarenta y cinco personas) con una
señora…
… Pues ese día, como nosotros somos católicos, entonces ellos le decían
que se convierte en creyente (en evangélico) decían, para que se le quite el vicio
de tomar aguardiente le decían… Entonces, cuando nosotros nos dimos cuenta
que se aburrió que le decían eso, él decía “mejor ya no me voy con ellos porque
ya me aburrieron” decía “soy católico que me ha enseñado mi papá, mejor sigo
allá” decía.
Ya no volvió con ellos, ese fue el delito que cometió con esas personas
para que lo acusaron de guerrillero; y mi esposo era trabajador y el esposo de
mi hermana (caso de Santos Juan Ixcol Sazo), acababa de regresar hace una
semana de la costa. Y mi esposo ya no regresó, se dedicó a cortar leña, eso es lo
que fue.
Entonces de repente escuchamos nosotros, nos dijeron a nosotros, que
habían hecho esas cosas. Después como unos quince días o veinte días nos
visitó un vecino, ¡ah no! son tres reuniones que hicieron, en una casa allá arri-

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán !

ba hicieron esas tres reuniones. Juntaron los delitos de los delincuentes y los
sacaron, pero sólo Dios sabe qué les puede pasar porque esto y esto lo que les
acusaron, decían que eran de la guerrilla.
… Como a los dos meses, en eso yo tenía quince días de haber dado a luz,
nos fuimos a Guatemala a entregar fotografías y sus papeles en Guatemala,
para que investiguen a dónde se fueron, en dónde están desaparecidos, en dón-
de los fueron a dejar; pero ya no los encontramos. En la policía de quejas, en la
Universidad de San Carlos y en la Corte Suprema de Justicia, allí los fuimos a
dejar las fotos.
… Sí, yo sufrí mucho con mis hijos, ganábamos un pan con ellos pero por
hacer tapisco o recoger fríjol… La primera (de las hijas) es Secilia Dorotea Ixcol
Ajú, el segundo Santos Domingo Ixcol Ajú… y estaba embarazada de la tercera.
… Y nosotros nos quedamos en la calle, no tenemos nada, como esta nues-
tra casa lo dejó empeñado mi esposo cuando salió… Él nos sacó el terreno (un
vecino de Pamezabal) y lo vendió, yo me quedé en la calle… Porque teníamos
un poco de fiado (nos quitó el terreno), solamente eran tres cientos quetzales y
nos quitó las cuatro cuerdas y media.
… Porque la mera verdad es que me quedé sin casa, ese señor me lo em-
bargó y nos quedamos en la calle con mis hijos; gracias a mi concuña, que nos
hizo favor de vivir con ella, nos llevamos bien con ella. Ha sido un gran dolor
para mí, y gracias al Señor que estamos vivos, que le ha dado vida a mis hijos.
Allí estuvimos, allí nos encomendamos, estuve para arriba para abajo para
buscar el sostén de mis hijos para sobrevivirlos, se dieron cuenta mi papá y mi
mamá cuando se llevaron a mi esposo, pero a Dios gracias estamos vivos aho-
ra, superamos los sufrimientos de lo que nos tocó vivir ahora que estamos
vivos.

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7
"
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DESAPARICIÓN DE RICARDO BENITO CAN CAN


(24/XII/81) 53
… Yo estaba, yo estaba cuando se fue porque no había ningún problema, él se
fue muy contento a ese trabajo para ir a ganar nuestro dinero y como teníamos
deudas, era muy grande la deuda que teníamos, pues lo que dejó dicho es que
“me tengo que ir, tengo que ir a ganar para nuestra deuda porque este es algo
complicado de pagar, mejor me voy para ir a ganar esta deuda porque aquí no
voy a poder ganar” decía; yo le dije “está bien te podés ir”; se fue muy contento,
no había nada de problema.
Para allá se fueron en la algodonera, casi habían unos cuatro o cinco veci-
nos de aquí quienes lo acompañaron a él, como se habían dirigido hacia la
algodonera; entonces llegó el tiempo en que deberían de regresar, entonces de
repente lo supe que ya regresaron sus compañeros y entonces les fui a pregun-
tar “¿y Ricardo en dónde está?, ¿no son compañeros con él?” les dije; y me
dijeron “no él no es nuestro compañero, ¿acaso no ha regresado?” me dijeron;
“no, no ha regresado” les dije; “nosotros habíamos pensado que ya había regre-
sado o se habría ido a Guatemala, porque en la mera Navidad que fue feriado,
no hubo trabajo, fue feriado entonces él nos dijo que me tengo que ir a Escuintla,

53
Entrevista realizada en idioma K´iche´ a la esposa de la víctima, Clotilde Olivia de León Ixcol, que perdió unos
meses antes a su hijo Santos Francisco Can Ixcol, en circunstancias parecidas (caso relatado anteriormente).
7
$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

voy a pasear allá ya que no hay trabajo y voy a Escuintla nos dijo, esta bueno le
dijimos y él se fue para Escuintla” decían “ese día fue y no regresó ese día de la
navidad, y sus compañeros ya estaban en la galera pues, llegaron a la finca;
entonces llegó el tiempo que debería de regresar, no llegó. Pasó el día sábado no
hubo nada, pasó el día domingo, nada; entonces se habrá ido en Guatemala con
su hermano, de repente allá se fue dijimos nosotros, y nosotros nos fuimos al
trabajo” decían pues sus compañeros que son vecinos “lo estuvimos esperan-
do pues, lo estuvimos esperando sábado, domingo y llegó el día lunes en donde
bajó el contratista a traernos” decían “porque se terminó el tiempo en donde
teníamos que volver a traernos el contratista” decían “eso fue el día lunes”
decían “¡Señor! ¿qué habrá pasado con él? decíamos, entonces a Guatemala se
habrá ido dijimos. Y se quedó sus cosas, lo dejamos recomendado con otras
personas de ahí” decían esas personas que habían regresado.
No, no hubo nada, nada de razón y como fue en la finca, nadie lo conocía
en la finca… Para saber de lo que le pasó o si lo hubieran visto de que lo hayan
detenido. Pero como no lo conocían, en la finca nadie lo conocía, nadie nos dijo
que a él lo habían detenido, o este es lo que le pasó pero nada porque no lo
conocían en esa finca.
Estuvimos esperando y nada, pasaron los ocho días y nada. “¡Dios mío!,
¿qué le habrá pasado?, entonces con su hermano se habrá ido en Guatemala”
dijimos. Entonces se fue un mi hijo: “voy a preguntarle a mi tío, de repente allá
llegó”. Se fue ese mi hijo a Guatemala a preguntar y le dijeron que “él no está
aquí, no hay nadie que haya venido aquí” eso decía su hermano “si hubiera
venido lo hubiéramos mandado o estuviera tomando por aquí, lo hubiéramos
mandado” decía.
… Lo buscamos todavía, yo creo que fue en tres fincas donde fueron a
buscar mis hijos, fueron a preguntar sobre su paradero, de repente alguien lo
haya encontrado, en dos, tres fincas lo fueron a buscar pero no hubo nada, no
dieron razón. Se había quedado sus cosas allá, pero no dieron alguna razón, no
hubo nada, aunque habían uno o dos que bien lo conocían porque él viajaba
muy seguido a la finca, muy seguido se iba en la costa, sólo en la costa iba ir a
trabajar y habían uno o dos que bien lo conocían y decían que “sí, lo vimos que
estuvo trabajando aquí, pero cuando se fue de aquí no nos fijamos cuándo fue
y no lo hemos visto regresar” decían esa gente que estaban allí “nosotros cono-
cemos a Ricardo, pero ahora no lo hemos visto para nada, sólo estuvo aquí en
el mero día de la Navidad pero ya no regresó, ¡a saber! o de repente se fue para
su casa decíamos nosotros” decían esa gente que estaban allí.

154
7
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán %

… Eso es lo que se hizo, todavía lo fueron a buscar en la finca pero no


hubo nadie que haya dado razón de él, las cosas que habían dejado recomenda-
do allí, lo trajo mi hijo. Eso es lo que le pasó a mi esposo, lo estuvimos esperan-
do durante un mes, dos meses, no hubo nada.
… Aquí no se buscó para nada porque él se había ido en la finca, si hubie-
ra estado por aquí como en Pamezabal o Pahaj, en Chichimuch o se hubiera ido
en otra cantón, pero como él se había ido en la finca, allá muy lejos, no podría
estar por aquí porque fue en la finca donde desapareció, lo estuvimos buscan-
do y buscando pero no lo encontramos, aquí lo hubiéramos buscado pero como
no fue aquí donde desapareció.
… Estaba un varón, eran dos, pero ellos era de diferente papá, eran dos
varones y dos mujeres estaban conmigo cuando se desapareció. Eran cuatro
mis hijos cuando él desapareció, aún no estaban casados porque eran peque-
ños todavía cuando él desapareció, eran pequeños todavía.
… Se fue de aquí mi esposo, el veinticuatro no, sí el veinticuatro fue cuan-
do se fue de aquí. Se fue a la costa y en eso desapareció de una vez y lo fuimos
a buscar en dos, tres lugares allá en la costa pero ya no lo encontramos… En la
Sierrita, en Sierrita se llamaba esa finca, cerca de Escuintla… Lo buscamos
también en Guatemala pero ya no lo encontramos, de una vez se desapareció,
para el veinticinco de diciembre fue cuando desapareció, mismo en el ochenta
y uno mismo, eso es lo que les pasó a nuestros esposos, ya no volvió, se desapa-
reció de una vez y ya no lo encontramos.

155
7
&
7
/

Roselia Rosales Rosales, viuda de la víctima

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE FELIPE JERÉZ


MARROQUÍN (3/III/82)54
Quiero contar de que cómo pasó cuando a mí esposo a él lo mataron. Lo mata-
ron para un 3 de marzo del 82, de 1982.
Pues nosotros vivíamos primeramente en una aldea y después… mucho
amenazaban de que nos iban a matar.
… La aldea de La Garrucha (en el departamento de Chimaltenango). Se
quedó limpia esa aldea porque allá iban a matar los del ejército pero por per-
chas, niños y grandes y ancianos; los agarraban pero sin lástima, terminaron
con toda la aldea. Allá se quedó pero limpio sin ni una persona y por eso es de
que estamos todos enfermos de ver visto todas esas averías que hicieron los del
ejército.
… Y salimos luego para el pueblo de San José Poaquil (Chimaltenango) y
estando ahí yo esperaba a la segunda niña. Y luego él fue a la aldea nuevamen-
te que iban a traer un poco de maíz porque íbamos salido con los brazos cruza-
dos, sin nada que comer y no tenía el trabajo, y entonces se fue él a la aldea
juntamente con ocho familiares más… Y en el camino iban caminados cinco

54
Entrevista realizada a Roselia Rosales Rosales, esposa de la víctima. Aunque este asesinato no se produjo en Santa
Lucía Utatlán, la esposa de la víctima reside en la actualidad en el municipio y es miembro del Comité de Víctimas
Unidas.
7
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

kilómetros de San José Poaquil, cuando luego el ejército salió y los mataron en
el camino y de ellos dieron siete y quedó uno, uno que era mi cuñado; y él fue el
que nos trajo la noticia a la una de la tarde de ese mismo día de que “a ellos los
iban matado en el camino”; y nosotros luego le preguntábamos a él de que si el
iba conocido quién los iba matado; y el decía que “era el ejército”.
Y todavía por la tarde el ejército fue con nosotros a recoger los muertos y
a cada uno en esa noche, como a las siete de la noche, nos los entregaron en el
Juzgado de San José Poaquil y como nosotros nos encontrábamos en una situa-
ción bien tremenda, sin ni un centavo, ahí sí que sin comida, yo luego esperaba
a la otra niña; a mí me daba pena porque estábamos todo ese día sin comida
porque no teníamos dinero de la desgracia que teníamos a como salimos de la
aldea, no teníamos nada.
Y entonces, luego fuimos juntamente con el ejército, fue con nosotros a las
seis de la tarde a recogerlos y luego nos los entregaron a nosotros y como no
teníamos dinero ni para comprar una caja, no más los vecinos nos regalaban
pedacitos de tabla para hacer un cajón para enterrar cada uno a sus muertos…
Pero la verdad es de que todavía a mí me da una tristeza, en veces cuando yo
me recuerdo porque cuando lo llevábamos al cementerio, todavía colgaba un
su brazo que no alcanzaban las tablas para haberle completado el cajón.
… Mi cuñado nos vino a decir pero él dice que se tuvo que meter dentro de
pozas de agua para que a él no lo pudieran matar y así fue como él escapó y nos
fue a avisar a la casa a donde vivíamos en San José Poaquil. Entonces cuando
nosotros nos avisaron yo me puse bien mal, como estaba esperando a la niña,
del susto que nos dieron y luego salimos a la calle del Calvario a ver. Ya había
un poco de gente ahí reunida, como había más familiares de los otros mucha-
chos que mataron… Y luego llegó el ejército y nos llevó en un camión a recoger
a los muertos y luego lo llevaron al frente del Juzgado, haciendo un mitin de-
cían ellos que no se querían echar la culpa a ellos, pero mi cuñado gritaba de
que el ejército los había matado; y luego nos entregaron a cada uno de los due-
ños de los muertos y cada uno los llevó a la casa, los velamos por la noche y al
siguiente día los enterramos, en esos pedazos de tablas porque no había ni
para una caja.
Y todo esto nos ha traído una desgracia de enfermedad porque de veras
yo quedé bien mal de los nervios, de ver visto que después de que les dieron
bala y los degollaron, dejaron su cabeza casi colgando cuando nos los entrega-

158
7
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

ron a nosotros... Entonces para mí ha sido una tristeza todo esto, quedarme con
mis dos niñas; mis dos niñas también nunca pudieron tener un estudio porque
quedamos en una desgracia de pobreza porque no pudimos sacar, pero ni la
ropa que teníamos en la aldea y hasta hoy pues gracias a Dios.
Dios nos ha ayudado, pero de veras necesitamos que el Gobierno pues
más que todo se pusiera la mano en la conciencia y nos ayudara con algo aun-
que yo pienso, en lo que yo pienso, de que en que nos dieran miles y miles... No,
ya no recuperamos a la víctima, pero para ayudarnos con los niños. Por eso es
de que yo cuento esta desgracia y además de todo esto, de veras de que es una
tristeza lo que a nosotros nos pasó porque no fue sólo mi esposo el que se
perdió, se perdieron cuatro hermanos míos de que ya no supimos qué los hicie-
ron, dónde los dejaron. Pero a mi esposo sí lo recogimos pero ya muerto. Y fue
el ejército porque mi cuñado conoció que fue el ejército el que mató a los siete.
… Y desde entonces a mí me ha costado bastante salir avante con mis
hijos porque tengo que trabajar por ellos, desde que estaban pequeños; ahorita
ya son un poco grandes pero se encuentran sin trabajo, no tienen un trabajo
como depender de ellos mismos, entonces ellos viven conmigo y además de eso
todavía tengo otros dos mis hijos yo con otro esposo, pero sí viven conmigo que
tengo a cargo cuatro niños.
… De veras que muchas veces me pongo a pensar qué dura estuvo la
muerte para él sin deber nada de veras, porque yo soy testiga de que él no
estaba metido en ningún problema para que le hayan dado esta muerte que le
dieron. A mí todo esto me ha causado una enfermedad en el corazón porque es
una tristeza, somos humanos y nos hallamos con nuestros esposos y cuando
los matan de esa manera a uno le duele demasiado. He llorado demasiado y tal
vez todo eso me perjudica mi corazón porque desde que a él lo mataron mi vida
fue bien triste, pero gracias a Dios que Dios nos ayuda y hasta aquí el me ha
ayudado bastante.

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8
=
8
1

Berta Escun Ixcol, viuda de la víctima

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE MANUEL


MAGDALENO VELÁSQUEZ (21/III/82) 55
… No recuerdo en qué año, pero como tres años antes de mi matrimonio con mi
esposo, él estuvo de alta con el Ejército… Él estuvo de alta en el Cuartel Gene-
ral, si no estoy equivocada es en zona 6 y entonces mi esposo me decía que el
estaba con el ejército y luego cuando salió él (del Ejército), pues terminó su
tiempo de venirse para acá (a Santa Lucía Utatlán). Él empezó a trabajar más
en la sastrería porque él era sastre… Entonces luego vino una tarde entonces
me dijo “fijate que me dieron un trabajo”… Y traía tres gorras color de verde
olivo, traía él… “Lo que voy a hacer, mañana me levanto temprano y me vas a
ayudar a desarmar las gorras porque así me dijeron”... Pero no salía porque
salía muy muy grande así en la cabeza, no salían bien formadas y entonces lo
llevó así y incluso dicen que le regañaron porque “cómo va a ser esto que no
podía sacar tal como era la gorra pues que se vendía allá” y entonces total de
que dijeron “¡ah!, mejor que se quede así, hágalo usted”.
… Y entonces pasó el tiempo y en esa vino un señor aquí en la casa y
entonces vino a platicar con él… Entonces se fueron a ese caminito y allá se
pararon. Entonces cuando el regresó me dijo “Mamá vení”; “Bueno” y me senté
con él a platicar; “Fijate que vino don Edwin y me dijo que me juera de aquí…

55
Entrevista realizada a la esposa de la víctima, Berta Escun Ixcol quien en ese mismo día perdió además a su herma-
no.
8
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

Dice que me juera de aquí, pero que sea rápido… No sé, dice que una persona,
unas personas, un rumor por ahí, que me andan buscando… No me voy, ¿por
qué me voy a ir?, yo no le debo a nadie”.
… Y pasó el tiempo. Entonces yo le dije de que juera ahí en el Cuartel
General y al Guardia de Honor a Mariscal Zabala, que juera y que le den una
carta de recomendación sobre la mercadería que estaba sacando. “¿Sabés qué?”
porque como había ya rumores pues de la violencia y todo… entonces yo le dije
“vamos con _____, como el es Comisionado Militar, vamos”. Incluso yo estaba
embarazada. … “Mire usted me conoce a mí y nos conoce que somos una fami-
lia muy pobre y todo y él tiene su mercadería y esto y esto y yo no le oculto nada
pues, precisamente hoy escuché esto y yo le dije que juera a sacar las cartas de
recomendación”; “está bien”. Entonces él los leyó. “¡Ah, sí pues!” dijo “sí, yo
había escuchado unas cosas sobre esta mercadería” dijo “¡Ah, bueno!”. “No
tengan pena, yo como Comisionado Militar los conozco a usted; sí, don Manuel
es buena persona”.
… Y entonces pasó el tiempo, pasó el tiempo, ya no se oyó rumor ni nada;
fue cuando esa fecha cuando del veintiuno de marzo del 82, nosotros juimos al
pueblo en la mañana… Eso eran como las 10:00 de la mañana y entonces “voy
a ir con Pablo” dijo. Entonces se fue… Eran como las entre once y media y doce
menos cuarto, cuando oí venir… “¡Ah, mi amor!, ya veniste, yo pensé que te
estabas tomando ya tus cervezas”; “No, mamita, fijate que me vienen a bus-
car… ahorita regreso, sólo me voy a ir con los señores porque dicen que me
llaman de parte de la Municipalidad”.
Entonces yo salí al patio, salí así al jardincito y entonces dije “¿y quién
están, quienes son los señores?”. Cuando vi, estaban dos señores ahí nada más
ahí abajito en el camino; y uno estaba tirando una ficha de a veinticinco y lo
recibía así con la mano y en eso pues, lo tiró otra vez, cuando yo iba bajando
ahí, cuando lo tiró yo vi una pistola… Entonces se fue con ellos aquí y entonces
cuando llegaron ahí en el camino, no fueron lejos si no que subieron ahí en el
monjón; y cuando yo iba corriendo detrás y ya lo llevaban hasta allá arriba.
“Mire Pablo hágame un gran favor” le dije yo “váyase conmigo” le dije
“es que fijate que a Manuel lo llevaron unos señores, pero yo no los conozco;
pero qué pasaría, tal vez hizo algún relajo, yo no sé nada”… Y como el doctor
tenía carro… Arrancaron el carro y cuando me pasaron trayendo... Entonces
nos fuimos (a seguir a los señores que se llevaron a Manuel Magdaleno

162
8
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

Velásquez)… y entonces ahí hicieron esos señores (los secuestradores) los dos,
pidieron como que había pasado algo al carro y entonces cuando, entonces el
doctor pasó adelante del carro y se fue hacia allá. “Abra un poquito aquí, voy a
hablar con mi esposo” dije… Entonces yo le dije, le dije “disculpe, ¿y dónde van
a llevar a mi esposo?” entonces “yo me quiero ir con él” le dije. “No, me dijo,
usted no se va a ir, es que no lo llaman de aquí de Santa Lucía señora, para
sacarle de dudas, no le llaman de aquí de la Municipalidad, lo llaman los
Guardias de Hacienda de Sololá… No tenga pena señora, solamente queríamos
hablar un momento con él” dijo ese muchacho. Entonces “no tenga pena, ya le
vamos a dejar libre”.
“No tengas pena mi amor, no me ha pasado nada; ahorita nos vamos
para la casa” dice (el esposo). Y subimos en el otro carro y ese carro donde
estaban los dos hombres se fueron, se pararon “no tenga pena señora, no ha
pasado nada” y se fueron… Y juimos, llegamos allí en la casa de Francisca…
No me dijo, nada nada me comentó, no me dijo qué le dijeron. Y entonces des-
pués y tomaron una cerveza, una cerveza tomó el allá y uno mi hermano por-
que llegó. Cuando terminaron de tomarse nos venimos para abajo, eran como
las seis y media ya, vinimos y llegamos ahí con mi primo don José Ixcol, enton-
ces ya la familia Chuital estaba ya aquí en la casa como supieron todo, ¿ver-
dad?; y vino doña Juana, don Felipe, ya estaban aquí en la casa esperándonos
con comida porque a todo eso, ya no había, ya no hubo almuerzo ni nada… En
eso cuando no sé quién de los niños dijo “ahí, miren miren!, bajó el ejército,
bajó el carro del Alcalde”… “está yendo el ejército para abajo, pero iba muy
despacio, se quedaba mirando para acá” dijo no sé quién.
“Vamos pues mi amor, vamos”. Con eso que llegamos aquí en la casa…
Eso fue como a las siete de la noche… Entonces él se fue otra vez para allá
dentro y vino, si él no hubiera venido tal vez… se hubiera él escondido aunque
sea debajo de la cama como, pero yo no sabía nada, entonces cuando tocaron él
estaba conmigo, estaba así con la mano contra la pared… Tocaron la puerta,
cuando yo abrí la puerta estaba un puño de hombres ahí. Ellos venían así de
particular pero donde se miraba el pantalón era del ejército porque el pantalón
era largo y el pantalón particular era así, les quedaba tal vez corto porque se
miraba; y yo los conocía a ellos porque en ese tiempo pues yo fui a hacer la
comida de ellos, yo fui a hacer tamalitos, fui a lavar la ropa…
“¿Está don Manuel Magdaleno Velásquez?” pronunció el nombre de mi
esposo; “sí” le dije porque él estaba ahí, yo no podía ocultar pues; “queremos

163
8
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

hablar con el”. Entonces yo no sé por qué le dije “bueno, platiquen, pasen ade-
lante”. Entonces yo quería encender la luz; “no queremos luz” cuando me die-
ron a mí una manada aquí en el pecho “no queremos luz, ¡apague la luz!”. Y yo
apagué rápido la luz, cuando dijo “vos, salite” le dijo a mi esposo; “ahorita
voy” dijo él… “Esperen un momento” dijo mi esposo “sólo voy a ir a traerme
una chumpa” dijo él… Se fue mi esposo y él quiso huir, él quiso salvarse; tenía-
mos una gavetera grande de un trinchante ahí en esa ventana, estaba lleno de
los trastos… Mi esposo quiso, él quiso huir, quiso salir cuando, lamentable-
mente, el trinchante se vino, no pudo él salir en la ventana. Cuando oyeron del
ruido quería entrar uno; cuando sacaron una bala así en el aire y mi esposo
pudo salir en la ventana pero todo esto, como que fuéramos nosotros ladrones
o qué, tenían rodeado todo, todo, toda la casa… Y entonces fue cuando salía
atrás, agarraron atrás agarraron a mi esposo….Y entonces cuando lo agarraron
a él, pero yo oí que el todavía batalló contra ellos, después cuando oí empezó él
a llorar “¿por qué me hacen así?, ¿qué les he hecho?, ¿qué les debo yo a uste-
des?” dijo él y lo agarraron.
… Cuando oyó el balazo mi hermano, él se vino corriendo… Y se fue mi
hermano a casa, entonces llegaron y dicen que lo encontraron allá, allí abajito
de la casa de mi primo, allí dicen que lo encontraban a mi hermano; de plano él
le dijo que lo dejaran y batalló contra ellos para que le dejaran a mi esposo y
dice que mi esposo lo llevaban así enchanchado y todo… Y era mi hermano,
Juan Isabel Yaxón se llama él (quien estaba enchanchado). Y entonces así fue y
los llevaron (al hermano y al esposo) y entonces yo... nosotros nos quedamos,
mis hijos pues como estaban pequeños.
… Y yo dije “mejor me voy a ir”. A todo esto, fue hasta el día martes y
entonces me fui, llevé a las niñas pues; entonces yo dejé de comer el día domin-
go, lunes, martes... Como que me entró una valentía, ¿verdad?; y llevé esas tres
cartas de recomendaciones y la cédula de él, porque él tenía su tarjeta de afilia-
ción en ese tiempo y lo dejó tirado allá.
Y nos fuimos. ¡Saber en qué plan estaba yo!. Y nos fuimos para arriba y
cuando llegamos allí enfrente, atrasito de la fila allá, cuando yo vi estaba el
comandante o teniente que estaba allí ya. “Quiero hablar con el teniente o co-
mandante” no sé qué le dije… “¿Qué le puedo servir señora?”. Le conté todo y
todo el secuestro de ayer, de anteayer que pasó con mi esposo. “¡Ah, señora!, sí,
lo que pasa es que yo me fui a Chuipol, hubo un enfrentamiento allá y entonces
yo por eso no pude estar”… “¿Tiene los papeles de él?”; “Sí” le dije “tengo los

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8
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

papeles, aquí están” le dije “aquí tengo tres cartas de recomendaciones donde
recomiendan una mercadería que el sacó de parte de tal y tal”; “démela” me
dijo.
Y cuando lo leyó “¡Ah, la gran puta hombre!. ¿Qué pasó aquí?”. Empezó
a caminar como que le dio pena, como que no sé qué pasó. “¿Usted por qué no
vino?, ¿por qué no vino ese día, ese mismo momento que secuestraron a su
esposo?, ¿por qué no vino a reclamar a su esposo?”; “para saber si aquí estaba,
yo hubiera venido directamente, además ¿qué puede sentir usted en un mo-
mento que le secuestran a su madre o a su esposa o a sus hijos?, ¿qué siente
usted?, ¿será que le dan ganas a usted de salir, acaso no lo dejaron todo tem-
blando esa gente?, iban armados y todo”. Empezó a decir malas palabras. “Lás-
tima” me dijo “usted viera de mí”. “No tenga pena señora, yo voy a mandar a
pagar, usted no va a pagar ni un sólo pinche centavo de la casa, eso déjennos a
nosotros”. Pero como yo no exigí nada por escrito pues aunque me dieran algu-
na cosa que consta que ellos tienen que pagar… No me dio las tres cartas de
recomendación ni me dio unos papeles de lo que es de la casa.
“No tenga pena, yo ahorita voy a mandar a unos alguaciles para que
vayan de casa en casa a decirle qué le ha pasado a usted y le va llegar víveres
y todo”. Y cabal ellos mandaron en algunas casas que me trajeran a mí víveres
y entonces fue cuando, eso fue día martes; y me vine y ni pensaba en eso: por
qué dejé los papeles, mejor lo voy a ir, nada, nada; sólo la cédula y me vine otra
vez a esperar aquí en la casa: tal vez viene, tal vez o llama, tal vez qué cosa...
¡nada!. Pasó martes, pasó miércoles, pasó jueves.
... Cuando venía un alguacil “sólo les venía a avisar de que… ya los en-
contraron, dice que están en el hospital de Sololá, están en la morgue”. Y yo ni
sabía qué era morgue en ese tiempo. “No se vaya usted, no se vaya a ir, quéde-
se; no le conviene irse” me decía (el primo). Y me quedé con mis niños, como
estaba dando de mamar a mi niño pues no me fui. ... Llevaron un camioncito, se
fueron y cuando llegaron ese lugar, cabal ellos, cabal muertos. A mi hermano le
quitaron la cabeza de plano lo torturaron demasiado él, a mi esposo le quita-
ron, le pusieron unas letras aquí, parece que allí, según dice en la certificación
de defunción, mire cómo lo dejaron a él y cuando llegaron aquí, cuando yo vi
mucha gente aquí en la casa, ya tenían frijol, ya tenían maíz, estaban cocinan-
do por todos lados; yo ya era la viuda de Velásquez pues, sin pensar, sin sentir
qué era lo que me estaba pasando.
… Ejército estaba en el pueblo, no querían que ellos se vinieran aquí en la
casa “no” dijo “ellos que no se vayan, ¡vayan y llévenlo directo al cementerio!”

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8
6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

dijeron todavía así y entonces; pero no sé quién dijo “no” dijo “pobrecito él,
cómo va a ser” y los trajeron en unas cajas rústicas así de madera pues pero
madera rústica; en eso lo traían y todavía pagaron un permiso a ellos (a los del
ejército) para que los traigan aquí en la casa. Y vinieron ellos aquí en la casa y
los vimos, los arreglamos un poquito y ya sólo que vayan a dar vuelta y sin
velar sin nada, sólo que vayan a dar vuelta y vino un sacerdote a bendecirlos,
a ungirlos y luego nos fuimos al entierro y cuando llegamos al pueblo, ¡ay,
Dios!, qué escándalo que burla lo que hicieron y se subieron unos ahí arriba de
la Municipalidad y se subieron en las casas esas que están ahí y quemaron y
sacaron unas balas en el aire y va de gritar... una cosa que no sé cómo llamarle,
fíjese.
… Nosotros queremos tener también recuerdos de nuestros esposos por-
que es una injusticia lo que se cometió con nosotras y entonces ese es lo que de
mi testimonio que doy el día de hoy.

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7

Josefa Cupertina Ixcol Morales, viuda de la víctima

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE OSCAR ENRIQUE


PÉREZ MORALES (19/VII/82)56
… Él pues lo amenazaron que “si querés vas a pasar con nosotros con la guerri-
lla”; “no” dijo “mejor” me dijo “ya no quiero participar de una cosa de otra, lo
que hacemos mejor dejamos aquí la casa, no más y vamos a pasar allá por unos
días” me dijo; “está bien”… Por eso nosotros nos pasamos en Agua Escondida,
pues porque no quiere participar de nada pues, porque nosotros pues sabemos
como yo les estoy contando pues, quince días ha muerto su primo también
cuando lo mataron.
… Un día pues, del día jueves cenábamos, estábamos contentos, feliz con
mi esposo, nos dormimos, para amanecer del día viernes; jueves 19, cuando la
verdad, cuando llegaron los soldados… Como unos diez, doce o por ahí… me
fueron a amenazar y mi esposo corrió donde estamos alquilando la casa, donde
estábamos viviendo pues. Por ese momento sentí que ya no puedo yo porque la
verdad que cuando llegaron los soldados y ese momento cuando corrió mi es-
poso, yo me quedé en la casa donde estamos viviendo y en ese momento pues,
para mí ese testimonio pues nunca más se me olvida y si no me quito la mente
ese dolor que me quedó… Ese momento cuando corrió mi esposo, yo no puedo

56
Entrevista realizada a la esposa de la víctima, Josefa Cupertina Ixcol Morales quien dos años después perdió
también a su padre. Este hecho se produjo en el municipio sololateco de San Lucas Tolimán, la familia era oriunda
de Santa Lucía Utatlán, pero por miedo se trasladaron al municipio vecino.
8
8 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

correr porque me amenazaron los soldados, me pusieron la arma en mi gargan-


ta, junto con mi suegra (y un sobrino que en ese momento estaba en la casa) y
me dijeron “si vas a correr, tú misma vas a morir aquí junto con tus hijos, con
tu hijo”. Sí, se fueron (los soldados). Como dos se quedaron allí nada más (en la
casa)… “Si querés te morís junto con tu esposo, aquí la misma te vamos a dejar
como un perro aquí de una vez” me dijo. Yo lo que hice ya no los contesté y se
fueron atrás de los otros compañeros también.
… Y en ese momento ya no pude hacer nada, corrió mi esposo se fue y en
ese momento, el momento pues cuando ya oí el balacero como a las 10 de la
mañana, fue ese día, entonces quedó nada más así. “Yo voy a ver mi esposo,
¿oyó el balacero?”; “sí” me dijo (la dueña de la casa) “pero no te vas porque te
puede pasar algo” me dijo; “si me muero pues me muero, sólo Dios sabrá” le
dije. Vaya, yo me fui.
… Voy a ir a ver, hay un barranco abajo de la casa, no tan barranco, es
caminito donde salimos del otro lado para llegar a un campo: Tzam Corral. Y
ahí me dijo “no se va tía porque aquí también corretearon a mi tío, se fueron
para abajo” me dijo “voy a ver, vamos a buscarle”. Y se fue mi suegra conmigo
y nos fuimos a buscarle, miramos dónde pues se fueron los zapatos, dónde
fueron los zapatos. Cuando yo miré pues, como seguimos así el caminito para
bajar, me paré aquí pues para ver el otro lado, entonces miré y es cuando yo
miré que está tirado mi esposo. Entonces yo le dije a mi suegra “mamá” le dije
“mirá como quién está allá”; me dijo “bajamos”.
… Y nos bajamos mi suegra y el patojo y nos bajamos en el barranco.
Cuando yo fui a ver, la verdad que ese dolor que a mí me dio no se me quita de
la mente. Cuando ya fui a encontrar a mi esposo ya estaba muerto, con todo sus
heridas que lo dejaron todo; a mí de veras que me quedé, me quedé muy afecta-
da por ese dolor que los soldados hicieron, la verdad que todos las heridas... yo
misma lo fui a encontrar a mi esposo, en el barranco estaba tirado con las...
llenas en sangre todas las partes, ¿verdad?, de aquí y todo. Sí, hay como media
cuerda nada más, donde lo mataron (desde la casa hasta donde le encontra-
ron)…
… Entonces yo llegué, regresé y se quedó mi suegra con él ahí en el ba-
rranco, yo me regresé para el otro lado vine a dar parte (a la Alcaldía de Agua
Escondida), ¿qué me dijeron, pues?: “¡ah!, ahorita los encuentro los soldados,
por ahí están andando los soldados” me dijeron “espere una hora que van a ir
a levantar” me dijeron; “¡ah!, está bien”. Me dijeron “espera una hora” dijeron

168
8
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 9

los soldados cuando nosotros llamamos aquí están campando aquí en, pues no
sé, en Godínez 56 , no sé, estaban campando ahí, ahí estaban campando cuando
nosotros pues los llamamos…. Ya no hallaba qué hacer para dar de mi nene, lo
tengo cargado el nene, pues. Ocho meses tenía… Fui a dejar de dar parte, regresé
otra vez a ver, después cuando llegaron los soldados, como nada pues, como
nada hicieron ellos. Se fueron a levantar, se fueron a levantar, lo tiraron, hicieron
un palo así como una escalera lo levantaron, lo tiraron sobre esa escalera pues, lo
sacaron del barranco y nos venimos; solita yo me vine con él en el Hospital aquí
a Sololá. Los bomberos lo trajeron, sí los bomberos lo trajeron.
Y me vine con él pues; y como la verdad y se quedó la mamá allá. Ya sólo
yo pues. miré de ver cómo hacer para sacar, para llevar allá otra vez para
enterrar allá; porque la verdad que solita yo pues, porque tiene un su hermano
pues es un poco, no está cabal su cabeza, pues, entonces no entiende bien.
… Llegó el cadáver de mi esposo y también están los dos ahí en la camilla
(de otras dos personas que también asesinó el ejército ese mismo día). Sí todos,
los vi cómo están después, todo. Por eso yo me recuerdo de todo eso pues, no
sólo de mi esposo. Él no tiene la culpa, no ha participado de un pues, un nada
sino que trabaja decentemente pues para ganar el pan para nosotros pues, la
verdad para su mamá porque la está manteniendo a su mamá también… Se
quedó ahí el viernes en la tarde pues, llegamos ahí como a las seis de la tarde
en el Hospital y se quedó allí y mi papá me llevaron allá con mi abuelita. En el
Molino, pues más que todo en Santa Lucía. Me llevaron y me fui a quedar allá
para amanecer el día sábado. Solita yo y mi pobre papá también que luchó
bastante, también sacamos en el Hospital, fuimos a enterrar allá (en Agua Es-
condida) y de todo la verdad que a mí pues, nunca la verdad que nunca me
quita como el dolor repite pues, yo misma lo fui a encontrar pues; y los solda-
dos fueron los que lo mataron mi esposo pues, que la verdad ese dolor, pues
ninguno se lo quita pues porque causaron la muerte de uno pues tan feliz…
como matar a un chucho de una vez así lo hicieron mi esposo, pero el no tiene
la culpa, no se ha metido en un cosa con la guerrilla, nada nada; sino que él
decentemente trabajando pues, para ganar, para pagar esa casa pues, nosotros
debemos; como la casa la verdad es de BANDESA (Banco de Desarrollo), como
nosotros estamos un poco pobres, pues…

56
Sede de otro campamento militar perteneciente al municipio de San Andrés Semetabaj, Sololá.

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… A Santa Lucía otra vez, me fui a quedar mis dos años con mi papá
pues, sí ese momento pues cuando yo pues ya sentí un poquito pues, ni tanto
pues, por el dolor pues; pero ya trabajaba pues para mantenerme, mi hijito pues
porque de plano, como yo le digo mi hijito se quedó muy afectado por el susto
pues, porque jaló todo del pecho pues porque yo le daba de mamar, ya no ma-
maba pues, ya no nada, ya no quería. Tuve que llevar con el doctor para curarle
pues, para pues que no se muera pues, porque la verdad quedó muy afectado.
¡Vaya!. En ese día pues, cuando mi papá trabajaba y salió mi papá a trabajar
como a las ocho o nueve de la noche, cuando nosotros oímos que mataron a mi
papá, pues, lo mataron en la misma carretera y unos vecinos dijeron que fueron
los soldados pararon el camión de los soldados y ahí lo dejaron matado. Así
nos contaron y nos afectó otra vez pues, porque la verdad que acaba de pasar la
muerte de mi esposo y otra vez con mi papá y esto es pues. La verdad es que
son muchos, no podemos dar muchos los testimonios porque la verdad mata-
ron mi esposo, mataron mi papá (Juan Obispo Ixcol Yaxón), mataron mis tíos
(Santiago Ixcol Yaxón y Rufino Ixcol Yaxón), todos. Sí, mataron mis tíos. Por
eso pues es un dolor tremendo para nosotros pues, porque la verdad que no
puede uno reparar el dolor que nos dejaron los soldados.
… Por eso pues, a mí ese dolor jamás se me quita y ojala que reconozcan
pues, los soldados pues que ellos fueron pues quien lo mataron. Son muchos,
no sólo una nada más, porque la verdad que muchas las mujeres se quedaron
viudas, pues no sólo nosotros, la verdad esta historia pues, nunca se termina,
porque la verdad como yo digo pues que ahora pues, ahora reconozcan los
soldados que ellos fueron los que, ellos fueron los que secuestraron a mi espo-
so, como yo miré con mis propios ojos.

170
8
!

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE ROSALÍO ROQUEL


AJÚ (18/VIII/82) 58
… Lo que hicieron con mi hijo, él se vino del trabajo (era promotor bilingüe),
entonces el día lunes y de repente sentí a las cinco de la tarde, me dio una señal
algo malo y después a las seis de la tarde cuando llegó un señor: “doña Lucía te
voy a decir algo porque ahora el Chalío fue capturado por los soldados, lo
amarraron y lo metieron en un carro y lo cubrieron con una lona y se lo llevaron
a Panajachel eso es lo yo me di cuenta de su hijo” me dijo ese señor y después
me desmaye allí… “Soldados, soldados lo llevó, en un carro” dijo “pick-up”
así me dijo… Luego llegaron mi papá y el papá de él, pues “papá, esto es lo que
pasó con nuestro hijo, ya no lo tenemos a Rosalío”. ¡Saber!, ya no, se fueron los
vecinos, se fueron tantos, llamé a los vecinos: “esto es lo que me pasó con
Rosalío, ahora ya no está Rosalío” les dije.
… Tiene su esposa también pero no sabía: ¿y será bueno decirle o no es
bueno decirle a ella?, ¿qué tal si se muera la mujer?; no encontraba qué hacer
porque estaba embarazada, ¡a saber qué le podría pasar si le digo!, a mí eso es
lo que pasó. Una noche entera estuvimos despiertos y ni siquiera una tortilla

58
Entrevistas realizadas en idioma K´iche´ a la esposa, Juana Queché Raxtun; a la madre, Lucía Matías Ajú; al padre,
Hilario Roquel Ajú; y a la hermana de la víctima, Juana Francisca Roquel Ajú. Estas personas son vecinas del muni-
cipio de San José Chacayá (Sololá) y en ese municipio ocurrieron los hechos relatados.
8
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

comimos, nada, nada. Ya cuando amaneció, al amanecer martes, no teníamos a


dónde ir, vaya tuvimos que dar parte a la Policía, llegamos a la Policía, enton-
ces dijo el Policía “vayan a buscarlo a ver dónde lo encuentran, entonces des-
pués vienen a avisarnos, si lo encuentran ya muerto entonces vienen a avisar,
entonces vayan a buscarlo”. Pero a dónde íbamos a buscarlo, hacia dónde se
fue, en el camino a Panajachel se fue pero saber por dónde íbamos a buscarlo y
después salimos. Vinieron tantos vecinos, vinieron todos, la mujer también
que es mi nuera, ella lloraba también y después estuvimos buscando… Y nos
bajamos a Panajachel a pie buscando en los lados, pero no hay, y hubo noticia
de que hay un muerto por allí en Tecpán por allí en el camino, a tiempo que hay
un su hermano que averiguó, preguntó a la gente y así fue… Hasta los cinco
días fue que se encontró.
… Como ya sabíamos que se daban los secuestros porque allí en Santa
Lucía se fueron dos, dos hombres fueron secuestrados allí en Santa Lucía; en-
tonces el segundo día, cuando yo supe que secuestraron a mi hermano tempra-
no llegó mi cuñada y me contó que Rosalío ya no se tiene en la familia, ayer a
las cinco de la tarde fue capturado en Sololá. Yo sentí ese dolor en ese momento
pues, porque la verdad la mente pues, a saber qué pasa con la cabeza pues de
que uno ya no entiende, pues es el dolor pues que sentimos en ese momento, mi
esposo salió a buscar, se fueron en los hospitales de Escuintla, en el hospital de
Sololá, en el hospital San Juan de Dios, hospital Roosevelt, en todos los hospi-
tales lo buscaron y no lo encontraron, a los cuatro días supimos que se encon-
traba en parte de Quiché, en el hospital de Quiché y fue mi esposo a traerlo a mi
hermano y con mi tía Mercedes también y cuatro, cinco hombres se fueron… Mi
papá estuvo utilizando dos pick-up en el primer día, segundo día, tercer día,
cuarto día que él estuvo utilizando para buscarlo y esto es dinero lo que estuvo
utilizando para buscarlo, hasta los hombres también les dieron almuerzos por-
que les hicieron almuerzos para que se fueron a ver dónde buscarlo, a dónde
encontrarlo, a los hombres les dieron pasaje también cuando se fueron en los
hospitales a buscar en todo y en Quiché donde apareció, con eso pues siempre
ellos hicieron gastos para encontrar a sus hijos. Si no hubieran hecho esa lucha,
no lo hubieran encontrado el cuerpo pues, pero como fue la lucha de mi papá
que sufrió y el dinero que utilizó fue a través de préstamos para poder encon-
trar o ver nuevamente el cuerpo de su hijo. Eso es lo que yo digo pues de que
casi todos sufrimos, ya no nos dormimos, el lunes yo no lo sentí, el martes sí,
miércoles, jueves, viernes, hasta allí lo estuvimos velando, pero ya con miedo,
temor se sentía, ya no se podía pero en todo caso estuvimos en San José.

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

… Yo ya no vi el cuerpo de él (esposa), sólo la cara lo vi, yo no quise ver el


cuerpo de él porque yo me encontraba muy asustada, me encontraba con mu-
cha tristeza en mi corazón pues verdad, porque yo más que todo no podía ver
a él personalmente pues, porque él cuando salió de la casa me dejó dicho pues
de que iba a regresar en la tarde y yo esperaba que él llegaba.
… No tenemos conocimiento, no sabemos por qué se lo llevaron; lo que
sabemos es que los soldados son los que lo mataron, no sabemos por qué, él era
trabajador, trabajaba, se conformó de ganar veinte quetzales en ese tiempo por-
que sabemos pues de que no es igual que los maestros ganaban mil, mil qui-
nientos, mil ocho cientos hasta dos mil quetzales; en cambio ese año no gana-
ban así los maestros y como es bilingüe solo ganaba veinte quetzales y él com-
partía y ese es el dolor que tiene mi mamá que ya no quién comparte con ella.
… Pues eso es lo que nos pasó, pues yo pensé pues o nosotros sentimos
porque somos su familia, como habemos seis, muy bien lo sentimos porque
sabemos pues de que Rosalío llegaba a mi casa, me llegaba a visitar a cada
semana (a la hermana), a cada quince días, como es libre los días sábado y
llegaba pues, siempre platicaba y me decía que yo no sé tal vez en ese momento
ya presentía pues, que se acercaba el momento de su muerte. Entonces decía
que “se porten bien, que visiten a papá, yo a saber que me va a pasar”; “¿y por
qué decís eso? le dije; “¡a saber!, cuando hacemos cosas buenas, siempre hay
quienes no les gusta, siempre hay cosas que queremos hacer, luchamos para
hacer bien las cosas pero la gente no dicen eso” me decía; “pero, ¿por qué es
eso?” le decía. Y pero después esos días no hubo nada, y el tiempo venía trans-
curriendo, y en ese tiempo supimos que estaban secuestrando y yo le dije: “us-
ted Chalío” le dije “no te han dicho algo”; “nada” me dijo; “porque puede ser
que estás haciendo cosas y que te podés meterte en problemas o en algunas
cosas que estás haciendo” le dije; “¡ah! como somos hombres, tenemos que
hacer las luchas pues, para mejorar nuestro pueblo para mejorar en la iglesia,
en fin para mejorar las cosas porque ya es tiempo de mejorar las cosas”; “está
bien pero hay cosas que la gente no les gusta también” le decía; “yo estoy con-
forme si me matan con mi lucha, pero tengo que poner más mi tiempo, ustedes
serán los que van aprovechar” me dijo así.
… Como era catequista siempre daban mensajes a las personas pues, da-
ban mensajes, hostias, comunión y todo lo que Dios quiere pues; eso es lo que
hacía, daban enseñanza a las personas, entonces hay cosas pues de que no les
conviene; entonces eso sería lo que ha pasado, eso venía haciendo. Él entregó
su vida a los pobres, entregó su vida a las personas necesitadas pues, él quiso

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$ Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

hacer lo que quería, pero ya no fue posible, ya no tuvo ese gusto. Lo que le
hicieron es que le quitaron su vida, es lo que pasó pues y con las penas que se
sufrió la familia y lo que le hicieron injustamente para nada, sentimos el dolor.
... Esos hijos (los de Rosalío Roquel Ajú) no tuvieron estudios, aunque no
fuera mucho los estudios pues, pero sería un favor para mis familiares, como
mis familiares pues le dieron estudio, una niña pequeña, Lucía (tenía cuatro
años ese entonces); en cambio Rosalío (del que estaba embarazada la esposa
cuando sucedió el asesinato) ya no tuvo estudio porque yo me di cuenta pues
de que no hay a dónde ir a traer su mamá, es por día o por meses trabajaba y no
pudo dar estudio a Rosalío y se quedó sin estudio pues y un dolor pues que los
soldados mataron a mi hermano y él estuvo sin estudio.
... Mi corazón a veces siento que está hinchado y hay veces, pero más,
más mi oído que se perdió y mis ojos por tanto llorar, estuve llorando mucho y
es por eso que mis ojos ya no miran bien y no escucho con una sola vez. Pues lo
que me hacía él pues, cuando venía su sueldo “¡ay mamá!, no tengo nada que
darte, con estos centavos de repente te gusta la carne, de repente te guste alguna
cosa o alguna cosa que usted necesite en el mercado, cómprelo mamá”; enton-
ces él hacía la mitad de su sueldo, porque sólo veinte quetzales ganaba y diez
me daba y diez se le quedaba a él, eso es lo que hacíamos con su esposa tam-
bién. Y ahora ya no tengo nada de él y en ese tiempo yo estaba muy alentada, yo
estaba buena, no tenía enfermedad, ni siquiera había enfermedad en que me
quejaba, ni mi cabeza, ni mi corazón, ni mi pié, ni mi mano, nada. Pero ahora
puramente por llorar, ya no ya me he perdido, solo lloradera, lloradera, lloradera
que estuve haciendo, en las calles en donde me hablan yo lloraba y contaba de
ese tiempo de lo que me pasó, de lo que hice, de todo eso lo que me está pasan-
do, pues me ha dado enfermedades, qué ayuda me darán ahora pues, qué ayu-
da me van a dar por todos esos dolores que me pasó, eso es lo que tengo hasta
ahora.

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8
%

DESPLAZAMIENTO FORZADO POR INTIMIDACIONES


A SANTIAGO XITAMUL MELETZ (OCTUBRE DE 1982) 59
… Desde muy pequeño, pues no sé cómo fue que llegué a ser acólito en la igle-
sia, no sé por cuánto tiempo también; y desde ese entonces vieron mi participa-
ción, me nombraron a los 16 años, me nombraron para ser catequista; desde ese
entonces empecé a trabajar ya a los 18 ó 19 años, empecé a trabajar ya fuerte-
mente en la iglesia y quizás ya me tomaron como un líder ya de la iglesia …Y
entonces trabajé muy bien y entonces no recuerdo exactamente el año, cuando
me nombraron para ser presidente de la Acción Católica, desde ese entonces,
gracias a Dios por medio del trabajo que vio en ese entonces, porque yo no
había estudiado, entonces al ver todo mi participación activa en la iglesia, el
reverendo padre él fue el que me dio un trabajo ahí mismo en esa comunidad de
Los Tablones cuando empecé a trabajar ahí como Promotor Educativo Bilingüe,
pertenece a la Parroquia no es del Ministerio de Educación… En ese entonces
empecé a trabajar en esta comunidad, viendo a ver qué faltaba en la comuni-
dad, desde ese entonces me nombraron para un presidente Comité de Pro-Me-
joramiento de esa comunidad, pues ¿verdad?; y si ustedes se recuerdan del 76,
del terremoto ¿verdad?; entonces yo estuve trabajando fuertemente ahí, consi-
guiendo ayuda y todo y gracias a Dios obtuve, pues ¿verdad?, porque donde yo

59
Entrevista realizada a la propia víctima. Este caso también se produjo en el municipio de San José Chacayá (Sololá).
Santiago Xitamul Meletz es cuñado de Rosalío Roque Ajú (caso anterior).
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& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

estaba trabajando en una escuelita, no es una escuela de Block o techo, lámina,


nada; sino que es una galera, estuve yo, con pajón así de las paredes y el techo
era de tejas. Y entonces desde ese entonces conseguí ayuda para más o menos
una escuelita, gracias a Dios.
… Ya en el 77 sin saber, yo no sé cómo fue, que se me, me encontraron un
grupo de personas que no se identificaron conmigo, pues ¿verdad?, me visita-
ron por tres veces en la escuela haciéndome ver si compartía yo la idea de ellos;
sino que hasta en el 78 se identificaron conmigo de que sí, eran del Comité de
Unidad Campesina. Y entonces hasta ahí entonces, bueno compartí las ideas y
todo y empecé a trabajar directamente ahí con ellos, teniendo boletines que me
traían boletines de la capital, según decían… Y que sí lo estuvimos compar-
tiendo con la comunidad cuando teníamos reuniones para el desarrollo de nues-
tra comunidad, también metía un poquito yo las ideas del CUC.
Entonces ya más tarde me dijeron que eran algunos del Quiché y otros de
Escuintla. Entonces trabajé pues con ellos sin recibir ningún salario, única-
mente en las organizaciones con la gente ahí mismo de la comunidad. Ya en ese
entonces ya empecé a trabajar en mi propia comunidad, en la población de San
José Chacayá también y vieron la gente pues que ya estaba trabajando como
que ellos mismos me buscaban pues y todo que en la casa “¿qué vamos a ha-
cer?”, que esto, lo otro y que allá.
… Cuando salió Colom Argueta, que en paz descanse, con el partido FUR
(Frente Unido de la Revolución) y que según nos decían, pues que está a favor
de los pobres y todo. Yo sí fui activista de ellos, animando a la gente a que
votáramos por él porque de repente ahí vamos a tener un cambio. Desafortuna-
damente no fue, pues ¿verdad? (Colom Argueta fue asesinado en marzo de
1979).
Pues en el 82, ya al inicio del año, fui a tomar posesión nuevamente en la
escuela… Y creo que en el mes de marzo fue que tomó posesión una maestra
que es de Santa Lucía Utatlán, tomó posesión ya como directora… Trabajamos
ahí fuertemente y, bueno gracias a Dios siempre trabajo pues no faltó, ese año
ya con la animación de ella también como directora… Ya, entonces, en el mes
de julio, más o menos nos dijeron que “tengan cuidado porque ustedes los
andan persiguiendo gente de la comunidad misma”. Yo no sé cómo supieron
ellos pero nosotros no muy, yo a mi caso yo no muy le puse coco porque en ese
entonces, que mi cuñado (Rosalío Roquel Ajú) compartió las ideas que yo de-
cía, a tres (nos tenían amenazados), a tres porque había otro también compañe-

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán /

ro que es catequista también (que) se retiró de ser catequista, ya no movilizó


para nada y se quedó tranquilo, ¿verdad?.
Y entonces ya los dos coordinábamos (él y su cuñado) las cosas y enton-
ces en agosto, después de la feria, el 16 de agosto, fue que cuando secuestraron
a mi cuñado aquí en Sololá, en una gasolinera donde se llevaron y en esa mis-
ma tarde me llegaron a avisar a mí… Después de esto… en septiembre me dicen
de que me vinieron algunos del Comité y algunos de la comunidad, me vinie-
ron a encontrar y ya iba en bicicleta para arriba, y entonces cuando me dijeron
de que “Santiago no te vayás a la escuela, mejor si regresás y vas a tu casa o vas
a ir a esconderte porque hoy a las cinco de la mañana llegaron los soldados
ahí”; “sí, a las seis de la mañana ya estaban en la escuelita y rompieron los
candados y entraron ahí; no sé qué estaban registrando” me dijeron así “ya
fuimos a decir a la directora de Santa Lucía también, ella no bajó” me dice… Y
ahí se quedaron (los militares), e incluso se llevaron una guía de los munici-
pios de Sololá… y hasta las cinco de la tarde me llegaron a avisar de que se
habían retirado. No sé si como a las tres o a las cuatro de la tarde se retiraron y
que sí dijeron que preguntaron de que si ahí trabajaba yo porque mi nombre
ahí sí que estaba en una lista que tenían en sus poderes y precisamente la gente
me dijeron que “te están buscando”.
Regresé de todas maneras, llegué en la casa, conté a mi esposa que dicen
que me están buscando allá que sí que allá y así. Tuve que platicar con la
directora y le dije “disculpe no voy a asistir a mis clases estos días, porque
pues me están buscando” le dije yo; “sí, es cierto” me dijo “Santiago, mejor no
tenga pena yo me voy a encargar de sus alumnos” me dice.
… En octubre empecé a llegar nuevamente, pero a escondiditas porque
qué hacía yo con las evaluaciones y todo; y en eso que se enferma un mi herma-
no y lo trajeron a un hospital. Lo que sí, en verdad, la fecha no sé exactamente,
pero un mes de octubre del 82, se trajeron a mi hermano en el hospital (de
Sololá) y por venir a ver un día domingo… al llegar aquí en el parque… cuando
me agarra un señor y me dice “¡alto!, ahora nos acompañás”; me agarró del
brazo derecho y para ver a él me agarra el otro en la izquierda, ahí sí que unos
dos señores que andaban con la camisa para afuera y con un morral y sombre-
ros blancos que tenían... Tenían sus escuadras puestas en el cinturón, pero no
se veía por la camisa que tenían para afuera… Los identifiqué como judiciales,
en ese entonces de la Guarda de Hacienda que dicen que son de ahí mismo.
Gracias a Dios, saliendo de la misa en ese domingo de las ocho de la mañana,
empezaron a salir la gente cabal cuando me agarran y la gente se aconglomeraron

177
8
( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

detrás de mi persona pues dijeron “¿qué está pasando aquí?”. Y en ese enton-
ces, cuando yo agarré fuerza, yo no sé cómo que me zafé las manos de esta
gente, me metí entre la gente y todo y llegué hasta el campo… Busqué camino
hasta que llegué por el Quiscáp (el río), un puente Quiscáp que le dicen, y de
ahí agarré para San José Chacayá.
… Pues quieran que no es una trauma que me entró ese día, en la noche no
podía dormir y todo, ¿verdad?; remedios caseros me dieron mis familiares…
Que ya después de eso, me llegaron a buscar nuevamente en la comunidad
donde yo estaba trabajando y me dicen que llegaron en un carro blanco Land
Rover, entonces preguntaban por mí. Entonces la gente me vino a decir “mejor
ya no se venga, Santiago”. Ya con este temor tuve que emigrarme para la capi-
tal, llegué al Instituto Indígena Santiago y hablé con el hermano Oscar ahí y
entonces le conté mi situación. “Bueno, vení pues, sólo que si te va a gustar, te
voy a dar un local aquí, vas a vivir aquí”. Fue que cuando estuve viviendo
parte del mes de octubre, noviembre y a medidos del mes de diciembre me tuve
que venir porque qué comía yo allá.
… 15 días estuve viviendo allá (con un cuñado) y no sólo eso de que
afortunadamente me salió la plaza con el Ministerio de Educación y ahí mis-
mo, en la comunidad tenía que quedarme y yo le dije a la Coordinadora Admi-
nistrativa “de ahí ya no puedo, aunque es mi comunidad porque ahí me están
buscando, yo estoy dispuesto si me manda a ver dónde, con tal de que para que
tenga el trabajo y para que no me secuestren”. Me cambió el nombramiento, es
decir me mandó para Santa Catarina Palopó y allá fui a trabajar; llevé a mi
familia todo a vivir allá (dos hijos, el primero de dos años y el segundo de
meses) y no quise decir a nadie más que ahí en la población... los que sabían
únicamente mi mamá, mis hermanos, donde me dieron el trabajo… Pues temía,
pues porque de todas maneras ni modo, ¿qué tal si se daban cuenta, si llegaban
por ahí? y a Dios gracias ya no hubo nada, pues verdad.
Pues, esa es la parte de mi testimonio, de la historia que tengo, pues hasta
la fecha. En ese tiempo con la trauma que me dieron y que me enfermé de los
nervios y a causa de eso, porque mi familia nadie es no vidente, qué casual soy
el único dentro de mi familia que ahora uso lentes para leer y durante de ese
tiempo hasta la fecha, siempre tengo trastornos mentales, más que me he trata-
do pues con Neurobión y todo, más o menos, como para estar hasta en esta
fecha.
Pues, lo que digo yo es de que lleguen Gobiernos que en verdad que ha-
gan algo con los Acuerdos de Paz, los convenios, Derechos Humanos,

178
8
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

MINUGUA que hagan algo por nosotros con tal de que en verdad podamos
vivir en nuestros municipios, en nuestro país, todo lleno de paz para que si no
haiga otras cosas más. Entonces mi esperanza aunque nosotros, muchas veces
digo yo que tenemos un pie en el cementerio, pero nuestros hijos que vienen
detrás, que aprovechen ellos esa libertad, que en verdad sea libertad y no un
país lleno de violencia.

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9
=
9
1

DESAPARICIÓN FORZADA DE BERNARDO SIMÓN


CASTRO CUL (AÑO 1982)60
… Lo tiraron dentro de un carro, por esas personas que lo fueron a traer por
primera vez, entonces lo tiraron dentro de un carro y se dirigieron hacia abajo
y por ahí abajo de Argueta, allí hay un río es en donde lo sacaron del carro y lo
zumbaron hacia ese río. Ellos habrán pensado que se habría muerto, habían
dejado atado las manos y gracias que poco a poco logró desatarse y se revolcó
hacia fuera del río, allí por Argueta en el río donde habían dejado tirado, sí
dentro del río, eso fue la primera vez y pudo escaparse y llegó. Nosotros había-
mos salido a buscarlo y de regreso lo encontramos que había llegado pero bien
golpeado la cara, la boca y las manos que fueron muy dañados.
… Fueron cinco, fueron cinco en el primer viaje… Se lo llevaron en el
carro, lo tiraron en el carro “y nos bajamos hacia Argueta, nos bajamos hacia
Argueta” me decía “y todavía nos paramos ahí por el Novillero porque todavía
hubo alguna persona que lo fueron a traer también por ahí, ¡a saber por dónde
habrán ido a traer!; se quedó alguien cuidando en el carro y me retuvo con un
metal sobre mi corazón; y cuando llegaron se tiraron conmigo en el carro” me
decía “y como yo estaba bien controlado por alguien y sólo me di cuenta cuan-
do se tiraron por dentro conmigo” me decía “a mí me fueron a tirar por ahí

60
Entrevista realizada en Idioma K´iche´ a la madre de la víctima, Cecilia Cul.
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2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

atrás de Argueta, me lanzaron hacia el río” me decía “y como a mí Dios me


ayudó, sí pude” me decía.
Yo le dije que “lo mejor es que te fueras de aquí porque pueden regresar
nuevamente. Váyase, busque su vida, váyase para Guatemala o vaya para la
costa” le dije; pero no quiso “¿acaso he hecho algo malo?, no he hecho nada,
esos ya no van a regresar” me dijo.
“¿Qué le dijeron en la primera vuelta esos hombres?”; “no me hablaron”
decía “no me hablaron” decía “nada, nada me dijeron” decía “sólo me llevaron
y no me dijeron nada” decía “no me hablaron, no me dijeron cuál era mi delito”
decía “sólo escuché que decían que él es miembro de las malas personas por-
que es fabricador de pan y no se sabe dónde lo distribuye que siempre anda con
un su caja, eso escuché lo que se hablaban” me decía… “A esas malas personas
le distribuye los panes decían” pero él es en la costa donde llevaba los panes en
el mercado a vender; “eso es lo que escuché de lo que hablaban ellos” me decía.
… “Ellos habrán pensado que yo me había muerto, porque me dejaron
tirado en el agua y luego se vinieron, se regresaron” decía “se regresaron” de-
cía “se regresaron con el carro” decía, “porque yo escuché que regresó el carro
y sólo a mí me dejaron tirado allí” decía “yo poco a poco pude salir del agua
gateando y todavía me escondí me subí entre los árboles, me escondí todavía,
hasta que amaneció, después de que me hayan dejado a media noche por allí
mismo y escuchaba el canto de los gallos a cada rato a cada rato” decía “y poco
a poco se despejó y pude salir de ahí y en eso venía un carro y lo paré y le pedí
favor que me trajera porque yo estaba muy golpeado y así me vine y me dejaron
por aquí” decía.
… Sólo me comentó que fueron los mismos vecinos. Era muy complicado,
seguramente él escuchó el hablado de ellos, habrán sido los vecinos porque
todos hacían turnos, sí habían turnos y son vecinos esas personas; y él me dijo
que sí son los mismos vecinos, él me dijo que reconocí bien la voz porque
conozco bien la voz me dijo. Sí dice, el que estaba entre ellos y se reía ja,ja,ja,
ellos fueron los que me amarraron y sentí que me estiraron mis venas y mejor
no puse resistencia porque yo sentí que no podía defenderme y hasta en el río
fue que hice el esfuerzo de desatarme y me salí del río me dijo.
Y sí regresaron, cabal ocho días volvieron nuevamente. Cuando lo saca-
ron fue cabal a media noche, media noche y llegaron la gente enmascarado y lo
fueron a agarrar en la cama y en la cama lo amarraron sus manos y el no gritó,
no gritó. Nosotros sí gritamos y “¡shó!” nos dijeron; nos pusieron el arma enci-
ma del corazón, quisieron matarnos porque gritamos, nadie nos ayudó.

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

… En castilla hablaban porque no se les entendían lo que hablaban, por-


que hablaban y conversaban en castilla y nos decían “sólo están hablando us-
tedes ahora los vamos a matar”; y nos apuntaban con el arma, pero sí hablaban
en castilla.
… Y cuando de ahí se lo llevaron a mi hijo yo los seguí porque ellos eran
muchos, yo los seguí hasta la carretera y yo va de gritar y gritar pero ningún
vecino nos ayudó, nadie nos ayudó y yo estuve gritando y por nervios se me
formó una bola en el estómago y casi me iba a morir, por tener ese aire en el
estómago yo casi me iba a morir en la casa. Y en el día siguiente estuvimos con
mucho miedo y mucho miedo porque éramos únicamente tres en la casa, mi
hijo y mi esposo; sólo nosotros estábamos en la casa. Mejor nos recomendamos
porque dijimos que podrían regresar y venir a traernos, estábamos con mucho
miedo, nosotros nos recomendamos salimos de la casa, nos recomendamos.
Esperamos un poco todavía, pero fue en la madrugada nos fuimos en su
búsqueda porque pensamos que de repente ya no regresa. Nos fuimos, avisa-
mos a todos los vecinos y se fueron las personas a buscarlo entre los árboles, en
los barrancos, si lo mataron. Porque lo que hacen es que sólo los matan y dejan
a orilla de las carreteras y dijimos que si lo mataron pues lo tenemos que ente-
rrar, pero de repente lo vamos a encontrar dijimos y buscamos en los barran-
cos, buscamos en las orillas de la carretera, fuimos a los Encuentros a buscarlo,
nos bajamos por estos lados, dos días lo estuvimos buscamos, pero ya no lo
encontramos.
... Y después lo estuvimos buscando, nos fuimos desde lo muy lejano y lo
muy cercano. Fuimos a Nahualá, lo buscamos en hoyos y barrancos, nos veni-
mos por estos lados, nos fuimos en Chocol, mandamos personas a buscarlo;
pero ya no se encontró, para nada se encontró.

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5

EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE JUAN OBISPO IXCOL


YAXON (7/IX/83) 61
… Bueno lo que le pasó es que en ese momento tenía turno entonces de repente
supimos, nos llegaron a avisar que “vayan a verlo a él porque parece que le
pasó algo malo porque allá en la caseta, allí hubo una bulla que hizo el camión
de soldados” decían… Sí, habían turnos ellos fueron a avisar que hubo una
bulla decían “porque es un camión de los soldados que está parado allí” de-
cían “entonces vayan a verlo” decían… Como a las diez de la noche fue… Un
mi hijo pequeño fue a verlo, lo fue a encontrar y vino a avisar que “sí, es cierto
que mi papá está muerto y está allá tirado y fueron los soldados quienes lo
hicieron” decía.
Pues contó lo que había pasado porque yo en ese momento estaba enfer-
ma en casa y dijo que esto y esto lo que pasó y yo lo fui a encontrar decía, yo
quise acompañarlo de ir a ver, pero él no quiso porque yo estaba enferma,
entonces sólo él se había ido a ver. “Mi papá allá está y está muerto” decía.
… Pues él sólo vio que ya estaba muerto, desde ahí él estuvo averiguando
sobre cómo pasó todo eso y cuál fue su muerte, pero “fue por un camión que
pasó” decían “todavía estuvo parado un rato allí” decían “y de pronto se fue”
decían. Cuando él llegó a verlo ya estaba muerto, pero sí soldados son los que

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Entrevistas realizadas en Idioma K´iche´ a Hilaria Feliza Vásquez, esposa, y Petronila Alicia Ixcol Morales, hija
de la víctima.
9
6 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

lo mataron… Cerca de la caseta estuvo el camión, cerca de la caseta decían,


porque él estaba de turno, estaba de turno. Sí, era su turno en el trabajo, era
turno de su trabajo.
… Pues lo que le hicieron pues de plano no fue a pistola o de otra cosa,
sino que a puro puñal, puro puñal, fue por donde su sentido, en su garganta…
Por aquí donde su sentido, otro por aquí en su garganta… Sí, fueron dos en su
cabeza, en su garganta y en su costilla. A orillas de la carretera (dejaron el
cuerpo)…. Sí, fueron los patrulleros (quienes) dijeron lo que había pasado.
… Como lo que fue es que el camión estuvo parado por ahí y los que
estaban de turnos estaban muy distanciados, “ellos estaban hasta por aquí
arriba de nosotros” decían “y el camión estaba por el otro lado” decían, y no se
dieron cuenta de que él ya no estaba decían.
… Como en ese tiempo no habían soldados de por ahí (de Santa Lucía
Utatlán), sino que de diferentes lugares, de lejos venían porque en ese tiempo
se cometían muchos asesinatos. De oriente de Zacapa eran los soldados.
… Dice que él ya no los fue a encontrar (a los soldados), ya no los fue a
encontrar ya sólo fue a encontrar a su papá decía… Él llegó y como estaba solo
no encontraba qué hacer y lo llevó hacia la normal (Escuela Normal Regional
de Occidente) y luego lo llevó al hospital… Sólo fue un mi primo (de la esposa),
sólo él fue quien ayudó… Se vino el siete, el ocho llegó (a la casa) y el nueve lo
enterramos.
… Por qué no lo supimos, si eso es lo que pasó a nuestro padre decían y
cuando llegaron fue como a las seis de la mañana que llegaron (dos cuñados),
me fueron a encontrar pues. Fue el único hijo quien me ayudó porque hubieran
estado por lo menos unos dos aquí cuando sucedió todo eso, pues se hubiera
dado ideas de qué se iba hacer o de cómo ayudar también para hacer las cosas,
hubieran apoyado a mi hijo, porque fue un descontrol.
… Y así se quedó, no se pudo hacer nada y nadie contó nada pues y no se
pudo hacer nada pues porque casi todos, toda la gente pues estaban así… Nada,
no hice nada, lo que me pasó es que me iba a morir porque yo estaba embaraza-
da de un hijo, no hice nada estuve confundida, ya no encontraba qué hacer, la
verdad es que me iba a morir, me iba a morir cuando él me estuvo contando
todo eso, yo estaba embarazada (de) siete meses.
… Son nueve (hijos), sufrí con mis hijos, no me quedé con ningún centa-
vo, nada, ningún centavo. No encontraba qué hacer y no sólo que tenía un poco
de deuda en el banco en Guatemala y yo “¿qué les voy a dar a los niños?” decía

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 7

“¿con qué los voy a mantener a los niños?” decía. Empecé a sufrir con los
niños, la verdad es que si yo estuviera normal pues podría andar para arriba
para abajo para mantenerlos pero yo estaba embarazada, la verdad es que no
tenía ni dónde ir a traer para darles, tuve que esforzarme de ir a lavar ropa para
con mis obligaciones, para poder hacer crecer a los niños. Eran pequeños aún,
que si fueran ya grandes; pero aún estaban pequeños todavía, se quedaron de
muy pequeños, así como las niñas de pequeñas se quedaron, sólo el varón Juan
Vicente quien estaba grande, ahora las cinco niñas y otros cuatro que también
estaban pequeños.
… Y total es que me enfermé y varias veces casi me iba a morir delante de
mis hijos porque me alteró mucho los nervios, una vez me fui con el apoyo de
mi hijo quien me llevó a Guatemala al hospital, con el doctor Ángel allí me
trataron con quince inyecciones para esa enfermedad, a parte las pastillas que
me dieron allí con el doctor Ángel, eso es lo que me ayudó. Hasta ahora estoy
un poco mejor porque la verdad es que varias veces estuve a punto de morir
delante de mis hijos, me atacaba los nervios cuando habían pleitos o proble-
mas, la verdad es que mis hijos han visto la cercanía de mi muerte durante esta
vida en que me he quedado y hasta ahora mi papá me ha ayudado en superar
con todos los problemas, las tristezas y todos.
… Lo que de cómo estoy ahora, pues estoy algo alegre porque como mis
hijos están conmigo, dos que no se han casado, una que es mujer que no tiene
esposo pues, ahora porque ya no soy la responsable de todas las necesidades;
ya está en la responsabilidad de ellos para el maíz, los gastos y todo. Un mi hijo
varón que me ayuda para los gastos y mis yernos están conmigo también, eso
es lo que me hace sentir algo bien, por el momento pues sí estoy triste pero ya es
poco; no como antes yo era la responsable de todo: de leña, de maíz y todo yo
estaba al frente de eso, todo el trabajo estaba a mi cargo; pero ahora ya son ellos
los encargados de todo eso, encargados del trabajo, encargados de la leña, en-
cargados del maíz, ya no estoy pensando nada esto, ahora ya más o menos
estoy bien.

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DESPLAZAMIENTO FORZADO Y TORTURAS FÍSICAS Y


PSICOLÓGICAS A RAMÓN IXCOL CHÁVEZ (AÑO 1983) 62
Bueno días, mire de verdad que sí tengo un poquito de historia pues, ahora que
ya se puede hablar bien, antes no podíamos hablar, no podíamos decir lo que
nos estaba pasando en ese tiempo, por las dictaduras del Gobierno, pero ahora
sí.
… Fui promotor de salud de una clínica rural con unas monjas Hermanas
de Caridad de aquí de mi pueblo. Andaba yo, impartía yo clases, a veces aga-
rraba temas de cómo es, de cómo y cuál es el problema de mi país; por esa razón
pues fui perseguido por el ejército de mi Gobierno de mi país en el año de 1977,
78, 79... más en el 79, me persiguieron la extrema derecha de mi país por mis
ideas, por las charlas que daba yo a las personas en la clínica rural… En el
CUC, Comité de Unidad Campesina – CUC, estaba colaborando con ellos en el
año 1977, colaboraba yo con ellos en el 78, 79… Y también, ya en el 80, ya como
quien dice que ya fui más perseguido porque por mi idea pues como digo, pues
siempre daba charlas. No era yo político, no estaba al lado de un grupo político
en ese tiempo, sino que yo simplemente daba a conocer la verdad de lo que
pasaba, por esa razón de que fui perseguido de veras fuertemente por la dicta-
dura del General Romeo Lucas García.

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Entrevista realizada a la propia víctima.
9
0 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

… A comienzos del 80 tuve que salirme refugiado, me salí escondiéndo-


me en la ciudad capital, allá donde me fui a esconder busqué trabajo. Tenía que
venirme a un cumpleaños de mi hijo, un 7 de abril que cumplía años mi mayor,
el mayor de mis hijos; pero no pude venir porque me había quedado en Cobán,
Alta Verapaz… Me quedé atrasado en Cobán, Alta Verapaz; llegué en la ciu-
dad capital ya tarde… Bueno, aunque me molesté me quedé, sin saber yo de que
en mi casa estaba rodeada ya de, por setenta y cinco militares… Hasta al día
siguiente llegó uno de mis hermanos llegó, así asustado llegó a la ciudad capi-
tal, sabía dónde yo trabajaba; llegaron, llegó mi hermano y me dijo “¿qué te
pasó?”; “nada”; “Mirá, anoche vos, anoche” me decía “está rodeado, fueron a
hurgar tu casa y llegaron setenta y cinco soldados camuflachados” me dice
“como que en misión de guerra” me dice “está rodeado tu casa todavía, ahora
en la mañana yo salí temprano para venir a avisarte que así está”; “lástima” le
dije “¿y ahora como saliste?, ¿no te persiguieron?” le dije; “no, no me persiguie-
ron, no nadie”; “ojala” le dije “mirá” le dije “andate con las hermanas monjas
a pedir un poco de dinero, ahí ellas me han ofrecido a mí ayuda para por si un
caso que me perseguían mucho, tenía que yo salir con todo y mi familia” le dije
“andate con las hermanas monjas, con la hermana ahí de tal nombre que vas a
pedir el favor que digo yo Ramón que necesito de su ayuda, necesitamos pasa-
je; traete a mi esposa, mis hijos; traete pero así de una carrera y escondidos,
traételo y me los vienes a dejar aquí”; “está bueno. Pero tu suegro” me dice “tu
suegro lo golpearon mucho, está bien golpeado” me dice “creo que tiene que-
brado este costillas” me dice; “traételo también, traételo para acá, aquí les voy
a mandar a curar yo”…
Se vino él, pasó con las monjas fue a pedir 20 quetzales le dieron en es
tiempo, pues era mucho dinero en ese tiempo… Al llegar allá a la ciudad capi-
tal, pues les di yo refugio, casa y comida, lo que tenía yo ahí y mi suegro lo
mandé el hospital, fue atendido y mi esposa también tuvo que tomar
medicinitas para el susto pues; entonces mi hermano también... fueron atendi-
dos allá, o sea que los mandé a las clínicas pues.
… Ya mi casa fue, como quien dice, ya controlada por el ejército totalmen-
te, de día y de noche lo controlaban pensando ellos de que yo regresaba a mi
casa todavía, pero ya nunca regresé. Regresaba yo a veces por una noche, llega-
ba yo a ver cómo estaba mi casa; se quedó perritos, pollos, gallinas pues, mi
siembra allí se quedó abandonado. Todo, todo se quedó abandonado. En mi
casa entraron ladrones a robar en mi casa, pues como ya no vivía nadie ahí,
entraron los ladrones a robar.

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9
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán !

… Ya más después, en el 80 siempre, dije yo “no creo yo que me van a


perseguir todavía, no creo yo. Pero si no he matado a nadie, no he robado, no
hay una causa” dije yo “vamos a regresar”. Nos regresamos… pero ya no nos
animamos o sea a vivir en mi casa, fuimos a vivir en la casa de mi papá. Ahí
estábamos en eso cuando fui rodeado nuevamente en un 3 de agosto del año
1980 siempre, fui rodeado mi casa, la casa de mi papá por, ahí si no pudimos
contar cuántos soldados, tal vez calculadamente unos 20 soldados no más. Fue
rodeado mi casa, pudieron conmigo, me encañonaron ahí dentro de la casa de
mi papá en la cocina y ya no pude yo. Tuve que levantarme las manos, me
agarraron por la espalda afuera me quisieron botarme al suelo, me quisieron
golpear pero no pudieron, yo mismo me tiré al suelo, me voltié entre medio de
ellos y como era de noche, siete de la noche, me tiré para afuera entre las milpas
me persiguieron me persiguieron, hasta que por fin no lograron conmigo… Y
gritaron los otros que estaban entre las milpas “¿dónde está pues, dónde está?”;
“ahí va delante, ahí va delante, mátenlo de una vez” decían los que venían
atrás… Dispararon contra mí, dispararon pero me tiré al suelo y vaya que gra-
cias a Dios no me pegaron pues en un lado de mi cuerpo las balas y así me
escondí, me persiguieron y ya no pudieron pues me metí en la montañita y
después me fui de una vez con mis compañeros en un 3 de abril.
… Tuve que salirme de una vez, definitivamente abandoné ya la casa de
mi papá, mi casa ya estaba abandonada, mi milpa se había quedado, todo; tuve
que salir para afuera, de una vez. Fui a estarme un poco en el campo de refugia-
dos de Motozintla, Chiapas, Méjico; y estuve un poco allá en el campo de refu-
giados buscando siempre, visitando a los compañeros también que están bien
afectados por la violencia y después con mi esposa ya no podíamos vivir en un
solo lugar porque de repente llegaban a saber el ejército que allí estábamos en
un municipio o en un departamento. Vivimos en la ciudad capital, después de
la ciudad capital vivimos un poco en Cobán, Alta Verapaz; después de allá
vinimos a vivir en la costa sur, en Mazatenango, después de ahí salimos y
fuimos a vivir en Quetzaltenango por el miedo pues de que llegaran a saber de
que, si estamos en un solo lugar nos pueden señalarnos o nos pueden secues-
trarnos. Hasta que se decretó la Amnistía General de mi país por el general
Efraín Ríos Mont, en el 83, no me acuerdo bien creo que en el 83 o a finales del
82, algo así.
Se decretó esa Amnistía, era el perdón para todos los que se habían salido
con delitos o sin delitos, era un perdón para todos. Pues yo dije, escogí ese

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9
" Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

camino como algo así que..., bueno yo no había matado, no había yo robado, no
había hecho nada malo; lo malo que yo había hecho es dar a conocer a mi
pueblo, pues yo dije “voy a regresar, por la Amnistía, si es que la verdad yo
quiero estarme en mi pueblo, tengo mi casa, tengo mi terrenito y quiero estarme
en mi casa, no he hecho nada” dije… Me presenté al Jefe de Comisionado Mili-
tar de mi pueblo, pero en eso mandó a traer un convoy militar; el convoy militar
llegó en mi pueblo y yo estaba en la cárcel, me pusieron en la cárcel de mi
pueblo, ya ahí en mi pueblo, llegó el convoy militar frente a frente; me metió en
la Alcaldía del Alcalde Municipal, me hizo unas preguntas que “¿cuál era mi
seudónimo, cuál era mi nombre, cuál era mi puesto en la guerrilla?” me decían;
“no, yo no, yo no estoy en la guerrilla” les dije, así les dije yo “yo porque traba-
jaba o sea como que daba a conocer esto que como quien dice una pelea entre el
ratón y el león” le dije “que la parte poderosa era el león y yo el ratoncito” le
dije “vi que esta pelea no se podía, mejor lo dejé y por eso aquí estoy con uste-
des, aquí estoy al lado, en frente de mi pueblo y quiero labrar la tierra, quiero
servir a mi Dios y no quiero meterme en cosas ya”…
… Me llevaron a Chupol, me tuvieron en Chupol; en Chupol sí me iban a
matar. A media noche llegó un soldado alto, negro, moreno pues, de lentes
oscuros: “aquí el que manda aquí soy yo, aquí te trajo el teniente que dice pero
aquí el que dirige aquí soy yo, así es que tienes que hablar, si no, aquí te vas a
morir”; “no, pero yo lo que sé es que hay una Amnistía nacional que me ampa-
ra aquí, por eso estoy aquí. Yo venía confiado con el ejército, yo confiaba ya en
las instituciones del Gobierno, pero el teniente me dijo a mí que nada me iba a
pasar, pero veo que si algo me va a pasar, sería un engaño entonces” le dije. Al
día siguiente me mandó a llamar el teniente de ese destacamento, platiqué con
el “no tengas pena” me dice “no tengas pena, te vamos a mandar para otro
lado”.
Bueno, esa noche me mandaron para Chimaltenango, a la zona militar
número 3 de Chimaltenango, en los Aposentos; me entraron allá. Otra vez tam-
bién me enfrenté con los capitanes de ahí y por último con el coronel, ahí es
donde me ofrecieron trabajo, me tuvieron veintidos días ahí, estuve encerrado
en Chimaltenango. Me ofrecieron trabajo diciéndome pues de que sí era para
mí era un buen trabajo, suave porque me dijeron de que “te vamos a dar un
trabajo, vas a trabajar para nosotros en el ejército porque sabemos que tu tienes
capacidad para contrarrestar a nuestro enemigo, la subversión” me dijeron.
Dije yo “si voy a trabajar con ustedes” le dije yo al capitán “voy a trabajar para
el ejército de un momento a otro me pone una emboscada la guerrilla y si traba-

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9
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán #

jo con la guerrilla, el ejército me mata; no, no quiero meterme a cosas armadas.


Yo sé que el trabajo que usted me ofrece es bueno”. Porque me dijo que me iba
a dar un trabajo, me iba a proteger a toda mi familia y que yo voy a ser el mando
de un puño de soldados en el ejército. “No tengas pena” me dice “aquí las
puertas abiertas para ti, cualquier cosa, si mirás alguien, algún guerrillero por
ahí, vienes a avisarnos aquí, aquí las puertas abiertas para ti”; “muy bien”.
Y salí entró el tiempo, pero nunca dejé de luchar hasta ahora… Tal vez
digo yo de que nací para esto, no es mi profesión, no estudié en grandes univer-
sidades para esta causa de lucha que estamos, que estoy y por esa misma ra-
zón, o sea que la historia, el sufrimiento, la necesidad fue la que me obliga
siempre de seguir trabajando.

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9
$
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%

DESAPARICIÓN FORZADA DE SANTOS ESTEBAN


LÓPEZ VÁSQUEZ 14/I/84) 63
… Les voy a contar lo que le pasó a mi papá. Pues la primera vez que fue el siete
de abril fue golpeado mi papá por el ejército y después nos acompañó todavía
cuando nos fuimos a Guatemala (cuando huyó del domicilio la familia de Ra-
món Ixcol Chávez, como se narró anteriormente). Luego bajamos a la costa y de
ahí siempre nos acompañó todavía, pero por su preocupación en venir a ver la
casa y como también se habían quedado los niños, eso fue el motivo en que se
vino… Se encontraba en Pamezabal con su esposa, con su segunda esposa allí
se encontraba, cuando lo fueron a sacar en la casa y en ese tiempo su esposa se
encontraba enferma, estaba hinchada su pie y mano, es por eso que no lo pudo
ayudar. Aunque no se le podía ayudar porque en ese tiempo no se podía ni
hablar porque lo mataban a uno… Allí lo fueron a secuestrar y lo trasladaron
en Chupol (al destacamento militar).
… Tocaron duro la puerta (el día que entraron a la casa), después él se
asustó no abrió la puerta y ellos lo aventaron la puerta como sólo estaba atran-
cado por un palo y esto lo aventaron y le dijeron “usted que está acostado

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Entrevista realizada en Idioma K´iche´ a Juliana López Ixcol, hija de la víctima. La víctima es suegro de Ramón
Ixcol Chávez (caso anteriormente descrito), quien en su relato narra cómo fue agredido y estaba perseguido a causa
de las amenazas que recibía su yerno.
9
& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

levántese”; como es cierto que él estaba acostado y él se asustó, pensó que lo


iban a matar a todos los niños y mejor él defendió a los niños.
Los que entraron fueron cuatro personas y más los que se quedaron afue-
ra… Estaba acostado y apenas pudo ponerse los zapatos, ya no lo iban a permi-
tir porque le dijeron “¡rápido, póngase los zapatos!, porque nos tenés que acom-
pañar” le dijeron y se lo llevaron de una vez. “Está bueno” dijo. Le amarraron
sus manos hacia atrás y lo sacaron. Cuando salió de la puerta lo aventaron y
después afuera todavía lo golpearon y después lo trajeron de una vez, lo traje-
ron hacia la carretera, lo metieron en el carro y se fueron.
… No había nadie (que nos ayudara), como en ese tiempo no se podía… Se
tenía miedo de salir, ni la luz permitieron. Además en ese tiempo no se tenía
luz y ya no permitieron, sólo utilizaron candelas.
Al mes de repente yo lo supe, cuando me dijeron que “tu papá lo agarra-
ron y secuestraron” y después me dijeron que “él se encuentra en Chupol, allá
está” decían. Y como nosotros no lo fuimos a ver ni a preguntar, porque noso-
tros también andábamos huyendo y no lo pudimos ir a ver.
Fue como al mes o dos meses cuando supimos que mandó a avisar que
“vengan a verme, todavía me encuentro por aquí” decía “en Chupol me en-
cuentro, soy Santos Esteban López, que vengan a preguntar por mí porque no
lo sé por dónde me van a llevar; en este momento me encuentro aquí, pero en el
calabozo estoy” decía.
… Hay veces que me recuerdo a mi papá, esto digo porque yo soy la últi-
ma, sólo yo que tuve mi mero papá… Tengo esos hermanos pero ya no tenemos
igual mamá y hay veces que siente mucho dolor mi corazón porque solita me
quedé, hay veces que pienso “no sé qué le habrá pasado a mi papá” me pregun-
to “¿qué es lo que robó mi papá?, ¿qué deuda tiene, para que la gente le hayan
hecho eso?”.
Mi papá fue trabajador, que hubiera sido un delincuente o que hubiera
cometido algún delito, pero lo único que hizo fue sacar trozos y lo llevaba a
vender en Zaragoza, en Chimaltenango, allí lo llevaba mi papá y la verdad es
que ya no le pude hablar.
Sólo le hablé cuando nos acompañó estándonos huyendo, pero como él se
regresó ya no le pude hablar, ya no lo pude ver. Hubiera estado conforme si lo
hubiéramos encontrado, pero ya no lo encontramos. ¡A saber cómo fue su muer-
te!, si lo mataron en el calabozo o sólo se murió en ese calabozo, pues no supi-
mos nada.

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9
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán /

Esto fue pues. Hay veces pienso que ahora que ojala pudiera encontrar a
mi papá, ojala que de repente me diera cuenta que él regresa, que de repente
estuviera; pero seguramente ya es difícil porque eso fue ya desde hace muchos
años, ya no hemos tenido informaciones, ya no ha habido nada.
Es muy doloroso, para mí es muy doloroso porque es mi legítimo papá, y
ahora ya no tengo papá. Así como decía que si él hubiera estado enfermo, lo
hubiéramos vigilado, lo hubiéramos tratado, hubiera estado en cama, pero como
no fue así. A él lo fueron a secuestrar, se lo llevaron, con los pies y manos sin
ningún impedimento; pero ya no lo pude ver con vida, ya no pude ver su muer-
te también. Y antes hace como unos seis, siete, ocho, nueve años yo decía que de
repente regresaba todavía mi papá, pensé que de repente pudo escaparse, pero
pensaba también que estaba en manos del ejército y estaba en el calabozo, pues
seguramente no pudo escaparse y en ese calabozo se habrá muerto.

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(
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)

DESAPARICIÓN DE DIEGO JUSTO GERMÁN


LÓPEZ TUNAY (23/IX/85)64
En esta mañana es un gusto para mí de estar en mi hogar, que es una casita
muy humilde y sencilla pero le agradezco que está con nosotros para recibir
todo los sufrimientos de esta familia. En esta mañana pues, yo quiero, no que-
remos recordarlo pero... Tenemos que recordar siempre la fecha para mí que
fue desaparecido mi esposo; fue una fecha para mí muy inolvidable que no lo
podemos olvidar porque fue un día 23 de septiembre del 85 cuando mi esposo
se marchó de nuestro hogar y ya no volvió para siempre. Yo estuve esperándo-
lo, esperándolo pues; pasó un mes, dos, tres meses. Yo, la pura verdad, estuve
esperándolo, hasta que cumplió dos años, tres años, hasta los cuatro años;
después se me quitó de la mente decir que ya no esperar más porque él es un
hombre pues trabajador, así como le contaba, trabajaba sólo con milpa, trigo...
y apenas consiguió ese trabajo (en Agua del Pueblo) cuando marchó de nuestro
hogar y ya no volvió.
Iba por allá en el lugar Santa Cruz del Quiché, allí le dieron una oportu-
nidad que va a trabajar por unos meses allá, se fue un mañana, 23 de septiem-
bre, salió fue a buscar el sustento de la familia, el pan de sus hijos; se fue allá
pero no sabíamos lo que sucedió en el camino, se fue a trabajar y que si a la

64 Entrevista realizada a Marcelina Modesta Vásquez Chávez, esposa de la víctima.


0
= Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

semana, a la semana, bien me acuerdo que a la semana me dijeron “por favor,


que se presente en el trabajo”.
Y me extrañé mucho “¿por qué será que así es el aviso y cuando el se fue
a trabajar?”. Para mí es lejos ese lugar, yo tenía medio para ir a ver si realmente
que no se encontraba con el comité del proyecto del agua potable. Luego me
llegó otro telegrama diciéndole que “por favor se presente en el trabajo”. Me
extrañé, ahí sí hablé con mi querido padre que descanse en paz, mi papá, él se
fue como es el papá y se fue a verlo, hablar con el encargado de ese proyecto y sí
realmente le dijeron que ya no llegó en el trabajo, ya no fue a presentar.
Después, al mes me habló una señora como escucharon pues del
desaparecimiento de él, luego me habló una señora; me contaba que habló a mi
esposo allá en Los Encuentros pero en la mera tarde, como a las tres de la tarde
o un poco más, lo habló, lo saludó la señora y le preguntó por dónde iba y él le
contestaba que tiene que ir a trabajar en Quiché y allí se quedó.
… Esos ingenieros de la capital o sea de la oficina del Agua de Pueblo le
dijeron que tenía que recoger allí en Los Encuentros, él salió de la casa a las seis
y media de la mañana para estar a las siete, siete y cuarto en Los Encuentros.
Eran dos ingenieros sólo qué lástima que ya no me acuerdo del nombre de
ellos, pero sí sabía muy bien que dos ingenieros de la oficina del agua del
Pueblo tenían que llegar con él en Los Encuentros llevándolo para Quiché.
… Ahí cuando me enteré todavía que quiere decir que todo el día se estu-
vo ahí en Los Encuentros esperando a los compañeros que tenían que recogerlo
a él, pero no sé, yo no puedo decirle que ahí se quedó o caminó todavía o quién
sabe, pero sí ahí por el camino para el Quiché de Los Encuentros para estos
espacios ahí desapareció. Sí, porque ya no se presentó en el trabajo y como en
ese tiempo había un destacamento ahí en Los Encuentros y yo con mucho mie-
do por querer pues ver a encontrar a mi esposo, yo me fui. Me acompañó mi
papá y dos amigos de él me acompañaron para ir allá en Los Encuentros. Los
llevé a mis hijos, todos mis hijos los llevé y entramos ahí en ese lugar donde
estaba el destacamento y yo les pregunté: “señores por favor, vengo a pregun-
tar tal nombre aquí mi esposo desapareció”; y no me tomaban en cuenta, me
dijeron “usted es una loca” me dijeron “¿por qué viene a buscar su esposo
aquí?, ¿acaso es joven su esposo?, aquí sólo jóvenes van a estar de este servi-
cio, vaya usted a su casa a atender a sus hijos” me dijeron.
Y llorando regresé, no hay solución, regresé, vine a la casa. Ya no hallaba
qué otro más que hacer, dónde lo encontramos; igual que fuimos allá en el

200
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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 1

Quiché porque la verdad éramos pobres, apenas empezó a trabajar, no tenía yo


medio para ir constantemente a salir a buscar; pero sí con el apoyo de unos
vecinos aquí nos ayudaron, buscamos un mes estuvimos buscando pero como
también me daba mucho miedo salir porque en ese tiempo es muy peligroso,
muy peligroso, muy peligroso; nos daba miedo de salir y no sólo que con mu-
cha tristeza.
… Fuimos nosotros en la oficina allá en la capital, me llevó mi papá y los
dos amigos que descanse en paz porque los amigos de él ya fallecieron; y yo les
dije como mi esposo me dejó dicho que dos ingenieros me recogen en Los En-
cuentros y yo pregunté a los dos ingenieros que estaban en la oficina, les pre-
gunté: “¿y qué les pasó ese día?, ¿por qué mi esposo desapareció y ustedes
llegaron ahí a recogerlo, entonces no llegaron por eso que él se quedó esperan-
do ahí todo el día?” les dije; y después la respuesta que me dieron ellos, me
dijeron que “no, lástima que ese día estuvimos muy ocupados, estuvimos muy
ocupados y además el vehículo ya no logramos echar gasolina, por eso ya no
viajamos”; “es muy lamentable” les dije “porque así le dijeron a mi esposo que
tenía que estar ahí temprana hora; él salió de la casa seis, seis y media porque
nosotros vivimos retirados de la carretera, vieran llamado, vieran mandado un
aviso para él”; “Sí, pero fuimos todavía después” me dijeron “fuimos todavía
pero a las cuatro ya salimos de la capital, llegamos en Los Encuentros cinco,
cinco y cuarto, estuvimos controlando don Justo ahí pero ya no estaba” dijeron.
Quién sabe si es cierto que vinieron a verlo que él ya no se encontraba ahí, esa
es la respuesta que me dieron, sí. No sé por eso, de esos espacios de Los En-
cuentros por el camino del Quiché es lo que, qué es lo que pasó, ahí desapare-
ció en ese lugar.
… Fuimos en el hospital, fuimos en las cárceles y nunca hallamos; y hasta
hoy fecha estamos ya en el año 2004 y no había solución para el reparamiento
de esta pérdida de mi hogar. Es muy lamentable porque es el papá de este hogar
y cómo hacía para los hijos se quedaron chiquitos y como así le decía que
éramos pobres, no tenía trabajo. Que tuviéramos una empresa pues de todos
modos, aunque tenemos manojo de dinero pero ya sin la presencia del papá.
... Cada vez que yo paso de vez en cuando allá en Los Encuentros, quisie-
ra hablar esa garita conmigo, informando la hora que, quién fue que lo fue a
traer ahí o lo llamaron, no sé si ahí se quedó porque ahí lo vieron todavía a las
tres, tres y cuarto y ahí estaba en esa entrada del camino para ir al Quiché de
Los Encuentros, ahí en ese espacio se quedó esperando.

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0
2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

… Por eso esta mañana para mí es doloroso recordarle todavía, lo que


hemos pasado, lo que hemos sufrido, no me olvido. Siempre nos hace falta
como un padre de esta casa y más ahora porque estoy sintiendo que sí me
afectó mucho este sufrimiento, porque me está molestando mucho esos nervios
ahora y así con todos mis hijos hemos sufrido. Ellos también necesitan el apoyo
del padre aquí en esta casa pero lamentamos mucho por estos tiempos de vio-
lencia que hemos sufrido.

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0
3

DESAPARICIÓN FORZADA DE LUCIANO


LÓPEZ OSORIO (18/X/88)65
… El día en que sacaron a mi esposo yo me quedé asustada y mis hijos también
son chiquitos todavía cuando se llevaron a mi esposo. Es una tristeza para mí
porque el día que lo llevaron nos querían matar a nosotros. Mis hijos estaban
durmiendo cuando lo llevaron a mi esposo y de ahí se levantaron, comenzaron
a llorar con miedo.
… Tocaron la puerta y dijeron “¡que abran la puerta!” dijeron, eran como
a las once y media de la noche… y “empujan” dijo mi esposo; y cuando empu-
jaron así y dijeron “¿aquí es la casa de Luciano, usted es Luciano López? Dije-
ron; “sí” dijo; “entonces levantate” le dijeron “nos vas a acompañar”; “está
bueno” dijo. Se levantó él y de ahí yo me asusté pues, porque yo he visto pelícu-
la en la televisión que era una película para mí, no creía que era realidad lo que
sucedió esa noche. De ahí yo me descontrolé la mente, ya no podía ni hablar,
asustada estaba; entonces le dije yo a mi esposo “¿qué está pasando?” le dije yo
a él. A él lo vi yo pues que ya no estaba bien, ya siente él que está muerto por el
susto de ahí ya no habló, ya no contestó nada. De ahí lo pusieron de boca abajo
en el suelo y de ahí lo llevaron en ese momento, de ahí se quedó un militar con
nosotros… la nena quería salir afuera y le dijeron “si te salís te vamos a matar”

65
Entrevista realizada en Idioma K´iche´ a Jorgelina Dolores Saquic Joj, esposa de la víctima.
0
4 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

le dijeron, tenía siete años esa vez, y de ahí ella comenzó a temblar, yo y ella
comenzamos a temblar.
Estuvo como unos veinte minutos (el militar que se quedó en la casa),
como aquí en este cuarto no había luz y estaba llena de blok; entró aquí, traía
linterna, estaba alumbrando allí y como dijeron que “ustedes tienen dinero”;
“busquen” les dije yo “si hay de plano que lo van a encontrar, si no hay pues no
hay” le dije yo “nosotros somos pobres no tenemos dinero” le dije yo.
De ahí nos quedamos nosotros con el susto. De ahí salí yo a decir a mis
tíos, a mi familia; se fueron en un carro, se fueron a alcanzar todavía, pero
como ellos llevaban armas… Y de ahí se asustaron, se regresaron y después me
vinieron a traer a mí y nos fuimos en la zona de Sololá. Fuimos a dar parte y nos
dijeron que “no estaba aquí, están equivocados, no fue la militar que fue a traer
sino que eso fueron los guerrilleros” nos dijeron.
… Cuando nosotros nos fuimos a Sololá y se quedaron los niños y fui a
pedir a otra mi prima que ya es grande… Se quedó cuidando y de ahí comenza-
ron a tirar piedra en la lámina gente pues, de plano son Comisionados, como
así están con los militares y de ahí comenzaron a tirar piedra, asustar,
somatando las puertas, asustando a los niños porque se quedaron solitos y de
ahí nosotros nos fuimos a Sololá.
Pero yo los conocí que eran la militar, no son guerrilleros; pero después el
siguiente día fuimos otra vez en la zona y fuimos a la G266 y dijeron que “no
eran los soldados que eran guerrilleros”; pero yo los conocí el arma y la cara
pues que no son naturales los que vinieron a traer a mi esposo, sino son ladi-
nos. De ahí dijeron que nos van ayudar y van a averiguar “todavía tal vez está
en una zona si son los militares, vamos a averiguar, vienen a averiguar otra
vez, a preguntar”.
De ahí nos fuimos a Santa Lucía Utatlán, fuimos a dar parte al señor Juez
y de ahí el Alcalde; y de ahí le fui a decir yo, dijo que “no sabía nada” pero yo sé
que él sabía de ese secuestro pues. Y de ahí no hicieron nada porque dijo él que
“tenemos que preguntar, tenemos que averiguar, tal vez está en alguna parte
de la zona y de ahí” así dijo. Pero no ayudó ni la Jueza, ni el Alcalde no hay
nada.

66
“… La 2 se convirtió en una estructura sombra o poder paralelo dentro del Ejército que amplió su influencia al
aparato civil del Estado y los multiplicó a través de agentes y confidenciales hacia toda la sociedad”. Oficina de
Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Guatemala Nunca Más, Tomo II Los Mecanismos del Horror.
1998.

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0
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 5

Y de ahí en la zona fui todavía a preguntar como unas tres o cuatro veces
de ahí, hasta con el dolor yo con mi nena estaba esperando cuando se lo lleva-
ron; de ahí hasta con el dolor bajé yo a Sololá, en la zona de ahí ya no supimos
nada de él. Su cuerpo no apareció ni vivo ni muerto y cuando ese día lo lleva-
ron, me quedé yo enferma.
A los once días que lo han secuestrado a mi esposo cuando me compuse
con el nene, estaba esperando y de ahí yo sufrí mucho porque yo no comía, ya
no dormía; soñaba los militares que estaban en mi casa, el día en que llevaron
a mi esposo. No podía dormir, no podía comer, no podía nada. En serio, es una
tristeza para mí porque mi esposo bien joven cuando se lo llevaron, ni tenía
treinta años cuando se lo llevaron y él nunca no tenía problemas con la gente
aquí en Pamezabal Central. Él no es ladrón, él no viola a mujeres, nada; no
tiene problema pues, es amable con la gente, es cariñoso. Sólo Dios sabe qué es
o por qué lo llevaron y no sé.
… Tenía yo quince días o menos de quince días (de haber tenido al bebé),
cuando vino una nota de Sololá… Entonces mandó a decir que vaya a ver a su
esposo don Luciano López Osorio, se encuentra muerto en el hospital en Sololá.
“Está bueno” dije yo. Ni siquiera me había levantado yo (por la recuperación
del parto), me llevaron mis tíos en carro lo fuimos a ver, como a las once de la
noche fuimos a ver por dónde se dejan los muertos. Yo lo fui a ver que si no era
mi esposo, sólo no mas un susto me fui a encontrar porque no era mi esposo
que lo fuimos a ver y de ahí regresamos y de ahí ya no apareció.
… Yo sufrí con mis hijos, me fui a la capital a ganar para dar a mis hijos
sus ropas, sus comidas; se quedaron chiquitillos, sufrieron mucho y yo tam-
bién me he enfermado mucho porque la primera vez que salí lloraba yo: ¡saber
si tienen comida ellos o sólo yo lo que estoy comiendo bien! y comienzo a llorar.
Me da la tristeza, pero sí luché por mis hijos, sufrimos mucho y quién es el
causante, quién fue a acusar pues en la zona… No son gentes particulares, son
militares los que lo llevaron a él y yo he enfermado mucho y Dios gracias que
estoy bien, pero he sufrido mucho.

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ESPACIO DEDICADO A LOS TESTIMONIOS DE LAS VÍCTIMAS DE


SANTA LUCÍA UTATLÁN QUE NO SE ENCUENTRAN EN ESTE
DOCUMENTO
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ANEXO

LISTADO VÍCTIMAS DIRECTAS E INDIRECTAS DEL COMITÉ DE


VÍCTIMAS UNIDAS DE SANTA LUCÍA UTATLÁN (SOLOLÁ)
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VÍCT. DIRECTA VÍCT. INDIRECTA PARENTESCO


Natanael Cristobal Saquic Saquic Hijo
Luis Magdaleno Saquic Pixabaj Elidia Vicenta Saquic Saquic´ Hija
(ejecución extrajudicial 17/III/78) Ismael Lucio Saquic Saquic Hijo
Elías Cristobal Saquic Saquic Hijo
Rosa Petrona Yac Saloj Esposa
Arcadio Domingo Saquic Ixcol Lucrecia Graciela Saquic Yac Hija
(desaparición Forzada, 23/VII/80) Eva Felisa Saquic Yac Hija
Justo Job Saquic Yac Hijo
Arcadia Patricia Saquic Yac Hija
Manuela Margarita Saquic Yac Hija
Vicenta Catarina Ixcol Xaminez Esposa
Dominga Teodora Yac Ixcol Hija
Teodoro Escún Yac Feliciana Escún Xaminez Hija
(Ejecución Extrajudicial 15/VIII/80) Arcadio Escún Ixcol Hijo
María Elena Escún Ixcol Hija
Francisco Medardo Escún Ixcol Hijo
Rómulo Victoriano Escún Ixcol Hijo
Bartolo Escún Ixcol Hijo
Enrique Gerardo Cochoy Ixcol
Juan Cochoy Ixcol Padre
(desaparición forzada agosto 1980)
Anastacia Cush Muy Esposa
Sara Mª de León Muy Hija
Jesús de León Saquic Lucía de León Muy Hija
(desaparición 14/XI/1980) Obispo Moisés de León Muy Hijo
Carlos Adrián de León Muy Hijo
Pedro de León Muy Hijo

Antonio López Tunay


(desplazamiento forzado y tortura)
- XII/1980 -
0
& Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

VÍCT. DIRECTA VÍCT. INDIRECTA PARENTESCO


Valentina Concepción Xitamul Ajú Esposa
Santos Domingo Vásquez Xitamul Hijo
Cruz Maximiliano Vásquez y Vásquez
Edgar Aurelio Vásquez Xitamul Hijo
(ejecución extrajudicial 19/VI/81)
Cruz Delfino Vásquez Xitamul Hijo
Santa Candelaria Vásquez Xitamul Hija
Marcos Manuel Saquic Chávez Santos Ángela Tacan Yac Esposa
(desaparición forzada 14/VII/81) Edwin Orlando SaquVic Tacan Hijo
Margarita Pérez Soc Esposa
Ángel Domingo Tax Ajucum Angélica Mª Tax Pérez Hija
(ejecución extrajudicial 20/VII/81) Doris Yaneth Tax Pérez Hija
Eva Josefina Tax Pérez Hija
Santos Francisco Can Ixcol
(ejecución extrajudicial 28/VIII/81) Clotilde Olivia Ixcol de León Madre

Fermina Candelaria Xitamul Morales Hija


Bonifacio Julíán Xitamul Casimiro Xitamul Morales Hijo
(ejecución extrajudicial 27/IX/81) Domingo Clemente Xitamul Morales Hijo
Oscar Fernando Xitamul Morales Hijo
Matea Pascual Esposa
Domingo Enrique Xitamul Pascual Hijo
Bonifacio Eligio Xitamul Ajú
Juan Edilberto Xitamul Pascual Hijo
(ejecución extrajudicial 27/IX/81)
Gloria Elizabeth Xitamul Pascual Hija
Balvina Candelaria Xitamul Pascual Hija
Isabel Hermelinda Xitamul Pascual Hija
Dorotea López Esposa
Lucío de León Saquic Mª Nohemí de León López Hija
(desaparición forzada 22/X/81) Juan de León López Hijo
Angélica Margarita de León López Hija
Juan Víctor Ajú Barreno Margarita Nicolasa Barreno Tay Madre
(desaparición forzada 12/XII/81) Genaro Pablo Ajú Chávez Padre
Felipe Norberto Alva Ajanel
Cecilia Inés Alva Yac
(ejecución extrajudicial 31/X/81) Hija

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán /

VÍCT. DIRECTA VÍCT. INDIRECTA PARENTESCO

Cristina Avendaño Pineda Esposa


Reyna Gloria Vicenta Alva Av. Hija
Gaspar Yac Alva Mayda Isabel Alva Avendaño Hija
(ejecución extrajudicial 31/X/81) Eswin Adolfo Alva Avendaño Hijo
Luis Arnoldo Alva Avendaño Hijo
Juan Felipe Alva Avendaño Hijo
Tomasa Lucía Alva Yac Esposa
Pedro Mercedes Xitamul Escún Juan Felipe Xitamul Alva Hijo

(desaparición forzada 31/X/81) Santos Camilo Manuel X. Alva Hijo


Angélica Vicenta Xitamul Alva Hija
Juan Pedro Alva Hijo
Domingo Noj Xaminez
(desaparición forzada 31/X/81)
Víctor Modesto Cux Ajú
Venancia Ajú Vásquez Madre
(desaparición forzada 12/XII/81)
Margarita Ajú Barreno
(intimidación 14/XII/81)
Ricarda Venita Elías Tzapinel Esposa
Santos Juan Ixcol Sazo Santos Nicolás Ixcol Elías Hijo
(desaparición forzada 18/XII/81) María Teresa Ixcol Elías Hija
Vicenta Feliciana Ixcol Elías Hija

Domingo Rafael Ixcol Sazo Sebastiana Ajú Cux Esposa


(desaparición forzada 18/XII/81) Secilia Dorotea Ixcol Ajú Hija
Santos Domingo Víctor Ajú Hijo
Clotilde Olivia Ixcol de León Esposa
Ricardo Benito Can Can
Inocenta Anastasia Can Ixcol Hija
(desaparición 24/XII/81)
Francisco Santos Can Ixcol Hijo
Roselía Rosales Rosales Esposa
Felipe Jerez Marroquín
Mª Esperanza Jerez Rosales Hija
(ejecución extrajudicial 3/III/82)
Eréndida Mariela Jerez Rosales Hija

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( Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

VÍCT. DIRECTA VÍCT. INDIRECTA PARENTESCO

Berta Escún Ixcol Esposa


Manuel Magdaleno Velásquez María Velásquez Escún Hija
(ejecución extrajudicial 21/III/82) Maribel Velásquez Escún Hija
Sandra Velásquez Escún Hija
Leonel Velásquez Escún Hijo

Oscar Enrique Pérez Morales Josefa Cupertina Ixcol Morales Esposa


(ejecución extrajudicial 19/VII/82) Bayron Alexander Pérez Ixcol Hijo
Lucía Matías Ajú Madre
Rosalío Roquel Ajú Hilario Roquel Ajú Padre
(ejecución extrajudicial 18/VIII/82) Juana Queché Raxtun Esposa
Rosalío Hilario Roquel Queché Hijo
Santiago Xitamul Meletz
(desplazamiento forzado por
intimidación oct/82)
Bernardo Simón Castro Cul
Cecilia Cul Madre
(desaparición forzada 1982)
Miguel Gaspar Yaxon Padre
Hilaria Feliza Vásquez Esposa
Petronila Alicia Ixcol Morales Hija
Josefa Cupertina Ixcol Morales Hija
Joel de la Cruz Ixcol Morales Hijo
Juan Obispo Ixcol Yaxon
Rolando Obispo Ixcol Morales Hijo
(ejecución extrajudicial 7/IX/83)
Juana Marcelina Ixcol Vásquez Hija
Andrés Miguel Ixcol Morales Hijo
Pedro Eugenio Ixcol Morales Hijo
Estela Catarina Ixcol Morales Hija
Juan Vicente Ixcol Morales Hijo
Ramón Ixcol Chávez
(desplazamiento forzado y tortura 1983)

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Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán )

VÍCT. DIRECTA VÍCT. INDIRECTA PARENTESCO

Santos Esteban López Vásquez


Juliana López Ixcol Hija
(desaparición forzada 14/I/84)
Marcelina Modesta Vásquez Chávez Esposa
Adelaida Verónica López Vásquez Hija
Diego Justo Germán López Tunay Cristóbal Alfredo López Vásquez Hijo
(Desaparición 23/IX/85) Marcos Arturo López Vásquez Hijo
Orlando Aurelio López Vásquez Hijo
César Leonel Oliver López Vásquez Hijo
Nelia Marcelina López Vásquez Hija

Jorgelina Dolores Saquic Joj Esposa


Marivel Sebastiana López Saquic Hija
Luciano López Osorio
Claudia Lorena López Saquic Hija
(desaparición forzada 18/X/88)
Luciano Wilson Saquic Hijo
Walter Luciano López Saquic Hijo
Verónica Lucía López Saquic Hija

219
!
=
!
1

BIBLIOGRAFÍA
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2 Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán

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222
!
Comité de Víctimas Unidas de Santa Lucía Utatlán 3

Sichar Moreno, Gonzalo. Masacres en Guatemala. Los Gritos de un Pue-


blo Entero. Grupo de Apoyo Mutuo. 2000.
Velásquez Nimatuj, Irma Alicia. La Pequeña Burguesía Indígena Comer-
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Velásquez Saquic, Félix Lorenzo (Hermano Chichimuch) Utatlán por Siem-
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Yrigoyen Fajardo, Raquel. Pautas de Coordinación entre el Derecho Indí-
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223
!
4
!
5

Impreso en
Litografía Nawal Wuj
1a. Ave. 9-18, zona 1, Telefax: (502) 2 232 8568
Guatemala, Guatemala C. A.
q i
q o
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