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FRACTAL
revista de literatura,
pensamiento tangencial
y misantropología
M A N I F I E S T O
3) Una idea tiene como sustrato las redes neurales de cada cerebro en ejecución de su
programa.
4) Una Red sólo conoce aquello a lo que le es posible conectar su órgano de conocimiento.
8) “La Espiral Fractal” es también una Entidad Orgánica para la investigación, mantenimiento,
gestión, promoción, dirección, diseño y producción de Paradigmas (“memeplexos
legislativos”).
9) “La Espiral Fractal” ha sido diseñada para insertarse en los cerebros y prevalecer de forma
estadística en el conjunto total de sus bucles, hasta tomar el control de las estructuras
cognitivas y modificar su funcionamiento. Su objetivo es lograr que los cerebros infectados por
ella prevalezcan a su vez en las redes sociales y de ese modo trascender ella misma al
inconsciente colectivo.
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NOTA: Esto es mucho más que una reedición: es un nuevo comienzo. Tropofobia y yo hemos condensado
aquí los textos que -en nuestra opinión- mejor expresan la espiral de demencia, creatividad y delirante
omnitoxicomanía memepléxica que supuso aquel mes de marzo de 2008. Un gran tipo, Tropofobia. Sin su
apoyo entusiasta esto jamás habría logrado despegar y llegar tan lejos.
Pero si hay que hacer una dedicatoria especial, ha de ser a mis
padres. Por su patrocinio mecénico y por su confianza ciega. Caray,
realmente espero que no me deshereden cuando vean la que hemos
liado... ^__^ U Gracias por todo.
Y a R., omnipresente en todas mis espirales.
I. EL GAZPACHO ESPAÑOL
Autoría: Filiateles __________________________________________________página 5
II.GENERACIÓN
Autoría: Ulises Lima ________________________________________________página 7
VIII.EL CARTEL
Autoría: Elena Suárez Ferreiro ______________________________________página 39
IX.FIEBRE E INTER-EGO
Autoría: Herr Kurt ________________________________________________página 44
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La reacción del pueblo francés fue inexplicablemente tranquila, lo que sin duda contribuyó
notablemente al proceso que siguió y que, aún hoy, en la Francia reunificada conocemos, con
vergüenza, como "Le Coup de Gazpache". (...) La pasividad de ciudadanos y autoridades permitió
la extensión, rápida y silenciosa, del anuncio por toda Francia. Sólo diecisiete días después, se
contaban más de 3.700 reproducciones del cartel en más de 250 localidades1: para cuando el
Presidente quiso reaccionar, ya era tarde.
1 J. Lamarque, ref. 33
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Las medidas desesperadas del gabinete de Sarkozy (el cierre de la frontera con España, la
proclamación veloz de la polémica Ley de Supermercados -que prohibía a los ultramarinos vender
productos extranjeros sin una autorización expresa de dos Ministerios-, un contraataque
promocionando en España de forma especial la nueva película de Gérard Depardieu) se tornaron
estériles: tres meses después, el presidente se vio forzado a dimitir tras la caída de las ventas de
productos autóctonos (en más de un 83%2) y la vertiginosa aparición de otras marcas de
gazpacho, de origen galo, que intentaban aprovecharse de la creciente demanda de la crema. Los
precios se desplomaron y decenas de miles de personas perdieron sus puestos de trabajo; los
bancos se vieron obligados a declararse en quiebra y más de ocho millones de familias se
quedaron sin los ahorros de toda una vida en menos de medio año. Como respuesta a la debacle,
las calles fueron tomadas por el pueblo, y se registraron numerosos disturbios por todo el país
que, en muchas ocasiones, acabaron en violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Casi cien personas perdieron la vida y alrededor de 6.000 fueron detenidas. El gobierno
provisional, recientemente constituido tras la disolución del anterior, fue incapaz de reaccionar (...)
"De repente, parece que todo lo que hacía grande a nuestra nación ha sido cruelmente
arrasado por un maremoto de crema de tomate y pepino. En este simple plato están
concentrados dos siglos de resentimiento español hacia Francia a raíz de la invasión
napoleónica y, muy especialmente, los atentados contra las naranjas del último tercio del
siglo XX. ¿Cómo puede la grandeur francesa, la fuerza de nuestra orgullosa nación,
oponerse victoriosa a un rencor tan primario, tan pueril? Compatriotas, nosotros no nos
desintegramos, sino que nos reblanceden y disuelven como a picatostes abandonados en
un mar de gazpacho rojo como la sangre que tiñe las lágrimas que lloramos"3.
EOF
“Generación”
por Ulises Lima
ulises_lima@laespiralfractal.es
Somos una generación adicta: a las drogas, legales e ilegales, a las relaciones destructivas, al
amor, a las compras, al juego... Somos una generación que nació vendida: a las farmacéuticas, al
capitalismo, a la psiquiatría... y que no pudo elegir a los compradores. Nacimos ya alienados.
Somos una generación sin derecho a la revolución, ¿pues acaso no vivimos en el mejor sistema
posible, o mejor dicho, en el único factible? O al menos eso nos han dicho. La sombra de la
sospecha late en nuestros corazones.
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Estamos a medio camino de todo, pero nos creemos al final. No habrá, sin embargo, apocalipsis
que nos salve.
Somos una generación condenada a la soledad. Somos una generación condenada al miedo.
Cada vez más gente vive sola, o mejor dicho, aislada. Podemos decir lo que queramos, pero no
tenemos nada que decir. Nadie con quien hablar. Los seres humanos no estamos preparados
para esta soledad, y el aislamiento nos convierte en seres débiles y manipulables, asustados por
unos medios de comunicación que exacerban el morbo de la crónica negra. Sin familia, sin
amigos, sin confianza en los demás; no nos miramos a la cara y somos como el animal que se
aleja del rebaño y es devorado por los lobos. O que, demasiado asustado por esa posibilidad,
acabará dejándose llevar hasta la muerte, como los lemmings, con tal de no salirse del cómodo -y
siempre frágil- refugio de la dirección marcada.
No podemos avanzar. No podemos retroceder. Atrapados en nuestra jaula dorada, nos devoramos
mutuamente.
Y mi generación se consume. Hablar de una crisis de valores en Occidente es como decir que un
cadáver comido por los gusanos está "poco vivo". No estamos concebidos para vivir así, y el
consumo de ansilolíticos, de antidepresivos, los suicidios, las enfermedades mentales y físicas
crónicas, el estrés, la ansiedad... se multiplican sin cesar.
¡Necesitamos soma ya! Nos veo consumidos, intentando encajar en un sistema ciego y
decadente, en una sociedad que se pudre desde dentro, que se rompe en pedazos mientras unos
pocos carroñeros se reparten sus entrañas.
Yo me rebelo, aunque mi rebelión sea inútil, contra de todo lo que nos rodea. Me rebelo contra las
convenciones sociales e intelectuales, contra las ideas preconcebidas, los paradigmas y los
prejuicios. Contra todos los muros que nos aplastan y nos convierten en prisioneros.
Abriré mi camino a través de la pared aunque sea a dentelladas. Aunque deba dejar mi
humanidad en el camino. Si esto es lo único a lo que podemos aspirar, bienvenida sea la carne
nueva.
Somos la primera.
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por Larra
larra@laespiralfractal.es
Estoy escribiendo notas sueltas ahora mismo sobre un tema mío que levanta polémicas
siempre o casi siempre. Todo empieza, normalmente, cuando alguien me dice que creer en una
entidad superior y divina es algo respetable, que todas las opciones y religiones lo son y blablabla.
Cada vez que oigo a alguien decir lo respetable que es la religión me pregunto: ¿es respetable
poseer una cobardía tan simplista y naïve siendo adulto? Y siempre llego a la misma respuesta:
NO. Creer en algo superior que te guía, te arropa, te da por culo de vez en cuando porque a ti te
mola es... TAN cobarde y degradante para mí que no puedo soportarlo.
No somos más que burda materia e ideas. Respecto a la materia nada se puede cambiar.
Con las ideas hay mucho que hacer y lo cierto es que cuando adoptas para ti ideas creadas por
otro pedazo de materia, ya sea la existencia del puto dios bíblico o el manifiesto comunista, la
única parte que puede hacerte medianamente libre, la creadora, queda completamente aplastada
y muerta, a mi juicio. Por favor, seamos coherentes... SÓLO Hitler podía creer en el
nacionalsocialismo, como sólo Marx podía creer realmente en el comunismo, o como sólo Buda
podría creer en el budismo. Creo que es extremadamente ABSURDO recoger el vómito de otros,
tragártelo, y volverlo a vomitar una y otra vez, una y otra vez, ¡una y otra vez, aguardando
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ilusamente a que acabe formando parte de ti! Porque la sustancia primaria de ese vómito no son
tus jugos gástricos mezclados con lo que tú has comido, sino que el resultado sencillamente es de
otro, y nunca va a dejar de serlo. Por eso no puedo creer en ningún tipo de liderazgo ideológico.
Mi forma de mentir es muy evidente, casi teatral. Realmente nunca selecciono lo que voy a
decir a continuación... pero sí sé lo que va a decir el otro. Así que trabajo partir de eso. Verás... yo
no soy más que una observadora fría, y realmente en ocasiones llego a ser cruel. Pero gracias a
eso sé lo que espera el otro, lo que necesita, cómo manipularle y cómo enfurecerle hasta que
desee matarme, o amarme para siempre. Por eso la inmensa mayoría de las veces que alguien
me hace daño de verdad, sólo puedo culparme a mí. Como sólo puedo culparme a mí misma de
resultar agradable el 99'9% de las veces que resulto serlo. La clave está en eso: es más fácil
destrozar que ser querido.
A pesar de mi frialdad actual, a menudo escucho decir que mi forma de demostrar lo que
siento se basa en artificios y exageraciones. Yo solía ser así de pequeña, y las dos cosas son
igual de brutales... pero ahora, tal y como me muestro, tiendo a ser todo lo contrario al artificio. A
veces voy tan de discreta, educada, modesta y sencilla, que es verdaderamente imposible, ¡ahí
más que nunca!, saber quién coño soy. Ésa es la verdadera frialdad: la perfecta cortesía. A veces
me repugna usarla, porque es lo más asquerosamente vil, el artificio más artificial... y
supuestamente lo más inofensivo, a la par. ¡Guardar las formas...! No es más que eso. Algo
atractivo y repulsivo, necesario y superficial. De esa forma, o me aman o me odian; pero nunca del
todo, nunca de verdad. Llevo las distancias hasta sus últimas consecuencias, con eso. Y sin
embargo, de pequeña no creía en ello, no sabía apreciar su valor. O era demasiado frágil y tímida,
o demasiado fuerte y dura. O demasiado seria o demasiado divertida. Un completo extremo
constante y artificial. Siempre “demasiado rara”, así acababan definiéndome todos por igual.
Siempre “demasiado”. Era muchísimo más visceral. Y a veces me sentía orgullosa de serlo, sobre
todo con respecto a la gente “normal”. Pero también sentía que la situación a veces se me iba de
las manos, y no podía soportarlo. E incluso me dolía manipular a la gente, aunque fuera para bien.
No lo hacía de verdad... aún no era mi forma de vida. Ahora soy para no ser. Mirar, mirar, mirar... Y
a veces, pero sólo a veces, tocar y ser tocada. Pero la mayor parte del tiempo... mirar.
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Al fin y al cabo, mirar implica calcular distancias de forma natural, aunque yo he llevado
esa idea al extremo más delirante. Mi forma de mirar fue artificial en un principio, y sigue siéndolo.
Artificial y espontánea a la vez... (y de nuevo el absurdo). TODOS mis golpes han sido por llegar a
tocar, o por dejarme tocar, nunca por mirar... El tacto es lo único que realmente puede llegar a
desconcertarme y desbaratar todo mi plan. A veces para bien... otras para MUY mal. Pero así
debe ser, ¿no es así?. No te preocupes, nunca voy a cerrar esa parte de mí del todo. Porque eso
significaría perderme definitivamente en la soledad. De nada serviría ya el juego de la frialdad,
porque dejaría de ser un juego. Nada tendría sentido si dejo de sonreír o de caerme con
sinceridad... para siempre. Porque vivir es jugar constantemente, sin terminar nunca, sin una meta
que defina un final. Cualquier supuesto final es un autoengaño, y autoengañarse es una forma de
cobardía que ya no puedo tolerar. Sólo sé que es un juego. Mi juego. Mi artificio. O todo lo
contrario... no saber nada es otra forma de sobrevivir, aunque yo no lo llamaría así. Y sin
embargo, ni siquiera siento un desprecio auténtico hacia esa cobardía de la que tanto hablo.
Porque a mí las cosas o me gustan o me hacen gracia, pero no las desprecio. Más de una
vez me ha enternecido el más patético de los bakalas, pero nunca he podido sentir verdadero
asco hacia ellos. Sólo puedo odiar a los más semejantes a mí. Puede que sea porque de pequeña
se me metió en la cabeza aquello de “métete con los de tu tamaño”... creo que no es una mala
frase, bien tomada. Los únicos seres a los que me he acercado de veras han sido siempre
bastante semejantes a mí... de mi tamaño, por así decirlo. Y también son los únicos a los que he
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llegado a odiar. Algunos han pasado de un estado a otro, otros se han quedado en el vacío... pero
siempre, siempre semejantes. Los que me pueden hacer querer de verdad, o hacerme verdadero
daño, son ésos. Muchas veces se me ha intentado acercar gente inferior a mí y yo les he
respondido con indiferencia, lo hago con una frecuencia aterradora. Porque he de reconocer que a
veces hay gente que es maravillosa, pero que poco tiene que ver conmigo, que lo ha intentado... y
he hecho mucho daño en ese sentido. En cierto modo me siento responsable. Sobre todo en el
preciso instante en el que me doy cuenta, pero normalmente inmediatamente después, y aunque
me pueda sonar estúpido me digo “es mejor así”, porque de todas formas iba a acabar haciendo
daño a esa persona. Que yo siempre entendiera lo que me decía, pero esa persona no supiera
cómo tomarse mis palabras, cómo enfrentarse a mi frase más leve... es algo enfermizo.
Sí, creo que eso debe ser el valor. Luchar para conseguir las cosas. Pero sólo en ese
aspecto. La verdad es que en todo lo demás soy realmente vaga... Es posible que por eso sea yo
quien acaba siempre encargándome de todos los trabajos en grupo que me mandan, y nunca me
he roto una uña saliendo de esas situaciones. ¡Encima me lo agradecen! Puede que yo sea una
líder nata, o tal vez sólo una actriz que a veces consigue imitar eso de liderar a los demás. Es un
verbo terrible, “liderar”... pero, joder, ¡qué atractivo es, el cabrón! Durante toda nuestra vida los
líderes nos hacen sentir que enfrentarnos a lo convencional es enfrentarnos a nosotros mismos, a
lo que hemos aceptado para vivir. ¡Y con qué eficacia lo hacen! Esa forma de ver las cosas se ha
extendido por doquier. Es innegable que esas ideas forma parte ya de la realidad de muchos.
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Toda ama de casa que se precie tiene en su estantería un ejemplar de un libro de esa
especie, de cómo ser una buena oveja. Y otro para aprender a alienar niños, junto a los de
autoayuda. Esos de “cómo ser feliz con unos rulos en la cabeza” o “cómo sobrevivir a los cuernos
sin perder la autoestima”... temas de vital importancia, por supuesto, siempre. O “cómo acepté que
soy un borrego y empecé a vivir felizmente con ello”... pero no, no hay ninguno así. Es demasiado
certero, no se vendería. Todos esos libros consisten básicamente en vendernos la moto
convirtiendo en importantísimas las grandes gilipolleces adorables de la vida cotidiana. Sus
escritores son adorables, seguro que el gobierno los tiene contratados a todos. Y al final nos
convierten en gilipollas comehierbas. Como los vegetarianos: “Comer plantas está bien porque, a
pesar de estar tan vivas como nosotros, ¡no chillan al arrancarlas!”. ¿No te parece GENIAL? ¡Qué
suerte tenemos los que tenemos voz! ¡Y ya está, no hay nada más! Es todo... ¡pura diversión!
¡Hilarante! De risa histérica y con tubos fluorescentes encima, es la iluminación más propicia.
En definitiva, y para ir terminando, creo firmemente que los fluorescentes son la octava
maravilla de occidente. Sobre todo los que alternan entre rojo y verde. Esa combinación de
colores es la más hilarante y desesperante de todas, con mucho. La amo. ¡Qué gran mundo el de
los daltónicos! ¡Qué deliciosa confusión...!
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Esbabayando Asgaya
http://esbabayandoasgaya.blogspot.com
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por zeitgeist2501
zeitgeist2501@laespiralfractal.es
Algo martilleaba la cara interna de sus pupilas mientras el agua barría el sudor y la mugre
que cubría su cuerpo. Steven tenía la mirada fija en su antebrazo izquierdo. El agua a presión de
la ducha no había borrado todavía las marcas. Apartó el brazo del agua que caía y trató de
concentrarse para descifrar la escritura a boli... sin éxito.
Cuándo coño me he escrito esto. Es mi letra, no hay duda. Pero qué hostias pone. Puto
garrafón. Que le jodan. Me voy a duchar.
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-Si tuvieras que describirle con una sola palabra, ¿cuál sería?
-Perro. Pero no en el sentido habitual en que lo decimos, ¡ja ja! No es porque sea un vago que se
tira todo el día tumbado a la sombra, aunque realmente así sea. Más bien es un perro callejero.
De los que nunca cambiarán, aunque los muelan a palos. Él jamás abandona algo en lo que cree.
Aunque le cueste la vida. Es un perro guardián de su territorio, de lo que le pertenece, aunque no
sean más que cuatro ideas trasnochadas. Pero las defiende con uñas y dientes. Y no permite que
nadie le imponga cosas en las que no cree.
-Por supuesto. Y te daré un consejo sobre él: jamás le pongas a prueba así por las buenas. Te
descubrirá rápidamente. Y él no perdona ni una. No te conviene llevarle la contraria. Sería capaz
de tumbarte de un puñetazo si descubre que estás bromeando sobre algo importante. Le he visto
hacerlo con mucha gente. Y sin embargo tiene ese toque tan dulce a veces... sólo cuando quiere,
o cuando le pillas desprevenido. Más bien eso.
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-Es curioso... Yo nunca le he visto así de dulce, como dices. Más bien me parece un cafre.
-Yo sí. Me da vergüenza admitirlo... pero me produce auténtico placer verle tranquilo, como si por
un momento toda la miseria de su universo particular desapareciese y pudiera descansar
tranquilo. Coger aliento. Le viene bien hacerlo, pero ni se te ocurra decirle eso a la cara. Te
estrangulará sin dudarlo.
-Me llama la atención... ese contraste, ¿sabes? Es como si normalmente se mintiera a sí mismo
para ser más fuerte o...
-Ni de coña. Eso te lo aseguro. Él no tiene un "normalmente". Su vida son oscilaciones, como nos
pasa a todos. Pero él oscila demasiado rápido. No es que cambie de humor a lo largo de la
semana... o del día... Es que él cambia de humor a cada segundo. Como si sintiera que dejar de
sentir una emoción es traicionarse, pero sentirla demasiado tiempo también.
-No sé a qué aspira siendo así... ¿No será que se hace el inestable sólo para parecer más
interesante?
Di mi nombre tres veces y apareceré... Ya, tú y cuántos más como tú. Zorra miserable.
Cuatro meses y doce días para conseguir una miserable mamada, que ni siquiera fue buena.
Aunque de polvos no estuvo mal. Pero ese detalle... joder, eso lo manda todo a la mierda sólo de
pensarlo. ¿Por qué la gente se miente así? Gastan demasiada energía. Se cansan por puro vicio.
Y al final lo de siempre: el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Sin cesar, nos pasamos toda la vida
caminando de un lado a otro como sonámbulos, sin abrir los ojos más que para meternos agujas
en ellos y poder sangrar una ridícula lágrima. Como el último descendiente de una rama perdida
del Homo Sapiens... tal vez como debió sentirse el último Neandertal cuando comprendió que el
fin estaba ahí, poniéndole la mano sobre el hombro y sonriendo con deleite. Puta evolución. No
hemos dado más que disgustos a todos, sin solución de continuidad. Generación tras generación,
época tras época, hasta que el Sol
deje de moverse y... no, eso no
sucederá. El Sol seguirá orbitando
alrededor de lo que sea que sea lo
que hace que... mierda, ya estás
desvariando. Pero es que basta con
mirar con la ventana. ¿Ves la luna?
Ella seguirá ahí cuando tú te mueras,
girando alrededor de todos esos
gilipollas. La luna que contemplas es
exactamente LA MISMA que TODOS
los subnormales que han venido
antes que tú han contemplado, con
esa cara de GILIPOLLAS que les
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caracteriza, mientras pensaban qué sería más agradable hacer con el tiempo que les había sido
concedido para sus quehaceres diarios. Y la mayoría escogió emborracharse hasta perder el
sentido y acabar asfixiados en su propio vómito. Una solución digna, al fin y al cabo. Nadie pide
nacer. Nadie quiere morir. ¿No hace eso las cosas un poco más justas, para todos? Porque si cojo
una piedra y la estampo contra el blando cráneo de tu bebé, tan sólo estaré adelantado algo que
está destinado a suceder. Tu puta descendencia no tiene más derecho a perdurar que mi hígado,
y mira cómo lo maltrato. Por qué no hacerlo. Nada tiene una puta pizca de sentido, y la mierda en
la que nos bañamos día tras día apesta a sonrisas anestesiadas con el jodido sueño de los rectos
y los justos...
-¿No lo sabes? Él no suele hablar directamente de ello... pero basta con leer entre líneas. No es
exactamente la muerte... eso no es más que un nombre que se le podría dar. Pero él dice que no
necesitamos ver un cadáver, ni mirarnos al espejo cada mañana, para saber lo que es realmente.
Que es algo mental. O intelectual, que diría Helen. Vamos, que se puede acceder a ello sólo
pensando, atando cabos, siguiendo un olor a través del laberinto de paredes invisibles. ¿Verdad
que es interesante?
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-Pues no sé... No acabo de ver a qué se refiere. Vamos, o lo veo muy bien o no sé qué quiere
decir. Porque eso lo hemos pensado todos alguna vez. Y mira, seguimos adelante. La muerte no
es para tanto... como decía alguien: cuando nosotros estamos, ella no está. Y cuando ella está
ahí, nosotros no estamos. No veo por qué hay que darle tantas vueltas a algo tan obvio...
-Mejor que no te escuche decir eso. Te tirará rodando por la ladera del Viaducto. Es un tipo duro.
-A ti lo que creo que te pasa... es que estás coladita por él. Venga, admítelo.
-Que no es eso, joder. Es que comparto su forma de ver la vida. Yo soy así también, en parte. Lo
que pasa es que lo muestro de otra forma. A él le da igual ser directo y hacer daño. Casi le gusta
eso de hacer daño. Dice que sin sangre no se siente vivo.
-Entonces tú serías una masoquista. Te gusta sufrir y no quieres que eso cambie.
Otro golpe contra la pared y vuelta a empezar. El cuerpo está entumecido, pero aún
resistirá un poco más. Suficiente como para durar una hora más. ¿Qué puede suceder en una
hora que pueda quitarle de en medio? Pocas cosas. Aunque tal vez sean cosas que llevan tiempo
preparándose y entonces sí que la cosa estaría jodida de verdad. Porque uno no puede saber
cuándo alguien apretará el gatillo, o se girará y su codo empujará esa maceta letal fuera de la
ventana...
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http://www.lafiloxera.es.kz
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por Tropofobia
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La plataforma YouTube retiró muchos vídeos que glorificaban la acción del estudiante
finlandés Pekka-Eric Auvinen tras la matanza que realizó en su instituto. Y aún hoy existen
multitud de webs donde ciertos internautas muestran su admiración por las acciones de Eric
Harris y Dylan Klebold. Muchos rozan el fanatismo y los consideran mártires con la que se
sienten profundamente identificados. Pero hay más: algunos de ellos incluso se han lanzado a
sintetizar las ideas de “Reb” y “VoDKa” como si de un pensamiento filosófico se tratara.
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Eric Harris poseía un espacio web y un diario desde el cual escribía ocasionalmente su
visión sobre la vida. Los escritos y web, tras haber sido confiscados por la policía (gran parte de
ellos se pueden encontrar por la red, escaneados), revelaron una extraña filosofía vital basada en
el “Modern Survivalism” - una extravagante mezcla de la selección natural de Charles Darwin, la
eugenesia de Francis Galton, el nihilismo, la cultura gótica y el Nacional Socialismo.
(“Natural Selector's Manifesto: How Did Natural Selection Turn Into Idiocratic Selection?”)4.
2. Humanos manipuladores, los inteligentes que deciden liderar (3% población mundial)
3. Humanos del colectivo/masa: los “robots” de reyes y políticos (94% población mundial)
Partiendo de este hecho, y según su teoría, lo natural (el “reloj biológico”) ha sido
sometido a estúpidas ideas y dogmas sociales, que lo destruyen mediante mecanismos
legales, morales y psicológicos. Para Eric y Dylan, la muerte no es más que un proceso natural
común a todos los animales. Y siendo el ser humano un animal más, habría de ser natural
que los más débiles y menos inteligentes muriesen en favor de los más dotados: la
selección natural original que ellos reclaman.
Toda “sociedad” se compone de robots que creen ser libres. Pero en realidad son
controlados por los Manipuladores, e incluso defienden su derecho inalienable a la esclavitud.
Ese Sistema debe ser destruido por completo.
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EL INDIVIDUO REBELDE
“¡Yo soy el único culpable! Ni mis padres, ni mis hermanos, ni mis amigos,
ni mis grupos favoritos, ni los videojuegos, ni los medios... ¡tan sólo yo!”5.
Eric Harris repite de manera obsesiva. en sus textos, cuánto odia todo lo que existe.
Continuamente se reafirma en su idea de que no está loco, sino que es la sociedad la que
está enferma, la que va “contra natura” - un argumento esgrimido por muchos otros schoolkillers.
Esa visión del mundo la compartían también Cho Seung-Hui (el autor de la masacre de
Virgina) y Sebastian Bosse (el alemán de 18 años
que abrió fuego en su antiguo instituto en 2006,
cerca de la frontera holandesa, matando a cinco
alumnos e hiriendo a decenas, antes de volarse los
sesos). Y los dos jóvenes de Colonia que
intentaron, sin conseguirlo, entrar en su escuela
con pistolas y ballestas; y acribillar a todo el mundo
a balazos (2007). Y también Dillon Cossey, el
joven de 14 años que fue detenido en octubre
de ese mismo año mientras planeaba un
atentado en un colegio de Filadelfia. Y el
asesino del instituto de Cleveland.
En uno de sus artículos, Harris enumera todo aquello que odia: blancos, negros,
homosexuales, atletas, frikis, racistas, antirracistas... Desde su punto de vista, todo lo que
veía a su alrededor poseía alguna característica detestable. Si descartamos la influencia de
ideas externas a su propia misantropía, encontramos que Eric Harris reaccionó frente a su
situación biográfica y cultural mediante un acto de destrucción indiscriminada de la que
finalmente él mismo acabaría formando parte (un comportamiento similar al Síndrome Amok6).
Por último, pero no menos sorprendente, todos y cada uno de los autores materiales de
las últimas masacres inspirados en el Columbine han hecho siempre mención a la “Rebel
Revolution”, una revolución que Harris y Dylan habían proclamado explícitamente en sus
textos y páginas web.
Hasta hace dos años antes de la masacre, Eric y Dylan parecían completamente
integrados en la escuela, pero -sin razón aparente- un buen día empezaron a vestir de
negro y a separarse de los demás.
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Además de a Marilyn Manson, se culpó a los juegos violentos de corromper las mentes
de Eric y Dylan. Los dos conectaban con frecuencia sus ordenadores y jugaban juntos; es más,
en sus videos hay un par de referencias a “DooM”, como llamarle “Arlene” a una de sus
escopetas. Eso sin contar los innumerables dibujos que hacen referencia al juego junto con
planos del colegio.
"Espero que matemos a 250", dice Klebold en los videos7. "Va a ser como en el jodido
DooM, tatatatata, buuum", apostilla Harris. Dylan continúa "Serán los 15 minutos más enervantes
de mi vida, después de tirar las bombas y a punto de cargar contra toda la escuela. Los segundos
serán como horas. No puedo esperar. Temblaré como una hoja".
David Kushner, del equipo de id Software -la compañía que desarrolló el juego-, afirmaba
respecto a 'DooM': “Creo que hay un problema generacional. La gente que no creció con el juego
no sabe de qué se trata. Cuando jugamos a 'DooM', hay que estar verdaderamente mal para
confundirlo con la realidad".
Ningún asesino de instituto posterior a Eric y Dylan actuó conforme a unos patrones
originales. Sus acciones fueron claramente influenciadas por los actos y las ideas de los asesinos
de Columbine. Debía haber un vínculo común, un medio global de transmisión de sus
postulados capaz de influenciarles ideológica y psicológicamente sin tener en cuenta ni su
nacionalidad ni su origen. Y el medio que reúne
tales características es, por supuesto, Internet.
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“The Rebel Domain” fue pionero en subir numerosos vídeos de Eric y Harris que no
habían pisado la red todavía; y, de forma tímida, con no más de noventa usuarios registrados, se
presentó ante los interesados en saber más sobre este suceso. Al parecer, algunos vídeos se
sustrajeron de forma ilegal de numerosos sites -uno, al parecer, de las fuerzas del orden- y
tras los consiguientes tiroteos que se produjeron entre los años 2005 y 2006, el FBI decidió
investigar la página, cerrarla y amenazar con llevar a juicio al administrador de esta11.
Recientes estudios están afirmando que existe una mayor relación interpersonal entre
los diferentes agresores. Tal es el ejemplo de “Sturmgeist89”, usuario del mismo portal, pero
también algo más. Durante diciembre de 2005 fui testigo de como el usuario finlandés se
proponía escribir un libro detallado sobre Columbine y la “rebel revolution”. Lo que haya
escrito del libro no se sabe, pues está sólo al alcance de las autoridades finlandesas, pero sí se
sabe que es el autor directo del “Natural
Selection Manifesto” en el que recoge de forma
sistemática las bases del pensamiento de Eric
Harris para legárselo a las generaciones futuras
(de este manifiesto se ha incluido un extracto,
traducido, en este mismo artículo).
por KaLPo
kalpo@laespiralfractal.es
Parece divertido, ¡qué felicidad, qué entusiasmo, qué de sueños! ¡Voy a mi jardín...!
Pero este camino es más estrecho de lo que parecía. Y estos árboles... ¡qué lacios!
En el fondo de esta fuente donde antes parecían juguetear pececillos de colores, lucen
ahora débilmente charquitos de lluvia. ¿Dónde está la vida? La desdibujada piedra ya no transmite
dulces historias de amor y justicia, y de los arcos que adornaban los paseos del jardín ya solo
quedan esqueletos oxidados de hierro que brillan de cuando en cuando, si las nubes se apartan
para dejar asomarse al sol. La llovizna oscurece la madera carcomida de los bancos donde antes
me sentaba a leer. Aún veo en mi recuerdo el azul celeste deslizarse con los niños, transportando
el rumor de las risas. ¿Dónde está la ternura? Las grietas en la cerámica del suelo evocan una
gran telaraña reinada por la parsimonia, la melancolía y la soledad... ¿Dónde esta la pasión?
Corro por entre los caminos y no veo sino frialdad en cada uno de los silencios, en cada uno de
los vacíos.
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"¿Dónde está?" - resuena mi voz en cada esquina. Lucía tan bello en el recuerdo... era tal
el esplendor con que mi memoria te recordaba, oh amado rinconcito, que ya no reconozco en ti ni
la más ínfima de las emociones vividas antaño. Amor, pasión, orgullo, esperanza, felicidad,
impaciencia, entusiasmo, viveza... Las ilusiones se despeñan desde lo alto de mi mirar hacia las
resquebrajadas redes de la soledad, y junto con las lúgubres gotas de lluvia fluyen serenamente
hacia las alcantarillas.
"¡Desdichada felicidad, que inundas de bruma los vidrios de mi percepción y tiñes el tedio
de la realidad de hermosas, inconexas e irreales maravillas... sal de mí! Osas mancillar la calma
de mis acciones, perturbas el equilibrio de mi bienestar... Oh cielos, ¡¿dónde estás?!".
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Esbabayando Asgaya
http://esbabayandoasgaya.blogspot.com
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victor_guybrush@laespiralfractal.es tropofobia@laespiralfractal.es
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“El cartel”
Fíjate por ejemplo en ese cartel. ¿Qué ves tú? Avenida de América, Línea 6, Metro de
Madrid. ¿Qué es ese cartel? Se trata de un signo visible de algo, un símbolo construido para
transmitir información, para decir algo acerca de algo. Este cartel, en concreto, nos dice que
estamos en la estación de Avenida de América, en un andén de la Línea 6 del Metro de Madrid.
¿Tendría sentido encontrárselo en Sol, en el andén de la Línea 3... o en el salón de tu casa? No,
claro que no. Nos sorprenderíamos, nos produciría confusión. Alguno incluso se descojonaría.
Pero no me refiero a eso. Quiero decir, este cartel está ahora aquí. Nos parece normal verlo, le
echamos un vistazo y pasamos de largo. Hay que estar muy perdido para pararse a prestar
verdadera atención a su contenido, ¿no es cierto? Sólo alguien que estuviera buscando
concretamente el andén de la Línea 6 en Avenida de América podría sentir algo parecido a la
alegría al descubrir este cartel que estamos viendo ahora.
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Imagínate que estás en esa situación, ¿de acuerdo? Vas por ahí buscando el andén de la
Línea 6 porque tienes que ir a Nuevos Ministerios y has visto ya muchos carteles parecidos, pero
ninguno es el que te indica que efectivamente estás en el andén de la Línea 6 de la estación
Avenida de América, Metro de Madrid. Llevas caminando un buen rato por los pasillos y tu cabreo
aumenta por momentos, ¿vale?,
y por fin lo encuentras. Ahora el
lugar se muestra de forma
diferente. ¿No lo ves? ¡Al fin
todo encaja! Las luces, los
bancos de piedra, las papeleras
de metal, la gente parada de pie
en el andén, esperando, las
vías, las escaleras mecánicas,
los paneles de información, el
suelo, las paredes, el techo…
este lugar se cierra, súbitamente
se convierte en el andén de la
Línea 6 en la estación Avenida
de América. Y tú estás aquí,
mirando fijamente el cartel, ¿y
qué ha pasado? ¡Pues que en todo este tiempo han llegado y se han ido varios trenes y que
ninguno de ellos volverá ya, que tú tendrás que esperar a que entre en la estación uno nuevo, con
un nuevo cargamento de gente que viene de paso por donde tú estás ahora y que se bajará
antes, al mismo tiempo o después que tú; pero a la que en cualquier caso nunca más volverás a
ver! Hay que admitir este hecho antes de poder continuar, ¿no te parece?
Bien, pues ahora fíjate de nuevo en el cartel. ¿Qué es lo que veo yo? Veo un objeto, una
cosa, un ente. Es extremadamente difícil describir con palabras lo que veo, pero para mí siempre
es así. Tú ves el cartel desde lejos, con mucha distancia. El carpintero que lo construyó, el técnico
que unió la pieza donde se indica “Avenida de América” a la de “Línea 6”… ellos lo veían desde
cerca, pero intuían su utilidad porque era parte de su trabajo: su obra consistió en llevar a cabo un
algoritmo definido previamente. Yo en cambio habito la distancia entre esas dos posiciones. Ni
teoría ni práctica. Yo sólo veo la esencia, entre la idea y la sustancia, y para mí el hecho de que
esto sea un cartel es un mero accidente, algo que podría haberle pasado o no al ente; y aquello
que para ti era tan importante, tan demasiado obvio, resulta ser algo por completo ajeno a la cosa.
Podría haber sido cartel, podría haber sido leña, podría haber sido mesa, podría haber sido
ballesta o pata de palo... podría haber sido cualquier otra cosa. El horror viene cuando pienso que,
en cualquier caso, lo único que no puede dejar de ser es precisamente eso mismo… “cosa”,
“objeto”, “ente”.
Es un andén en el que cada cartel indicador niega lo que dice el de al lado, en el que los
trenes van de una estación a otra sin llevar gente, donde los paneles de información muestran
noticias inverosímiles sobre países inexistentes. A veces tengo suerte y encuentro un plano que
indica una ruta verdadera, pero nunca es el mejor camino para llegar hasta allí: siempre hay
rodeos innecesarios, instrucciones contradictorias, signos ambivalentes. ¿Alguna vez has
apagado un interruptor de la luz con el pie? Yo me veo obligada a hacerlo cada día, pero no por
diversión sino sencillamente porque mi mano no se mueve cuando le ordeno que realice esa
acción. ¡Como si no reconociera lo que es un interruptor! ¿Y qué debería hacer yo? ¿Creer que
estoy loca y que sólo en vuestro mundo los carteles son verdaderos carteles? ¿Pensar que lo que
a mí me causa horror podría ser lo más normal del mundo, desde un punto de vista diferente? ¿Es
eso posible? ¿Tomarme esto como un juego y entretenerme creando nuevos sentidos aberrantes,
como si no fuese más que alguna extraña bendición artística? Para ti es muy fácil decir esas
cosas, tú no sientes la angustia a cada instante, en cada acción, por mínima que sea. La creación,
para ti, es sólo un entretenimiento al que se dedican los poetas. Tú eres pragmático ante todo, no
sabes lo que es esto. Tendrías que vivirlo para saberlo, ¡y ojalá que nunca te toque vivir algo así!
Aunque a veces… ¿para qué engañarnos? A veces esto es lo mejor que jamás me ha
sucedido, ¿sabes? Porque, más allá de esas tonterías del arte y la imitación, que están muy bien
para tus libros pero no para la vida, a veces siento un verdadero placer morboso en los portales.
Sí, los portales… yo llamo así a la sensación de viajar, de desplazarme en el espacio y en el
tiempo, de encontrar llaves para ello en cualquier sitio y momento. Este cartel, por ejemplo, es una
de las primeras llaves que encontré. Acércate un poco más. ¿Ves esta grieta de aquí? Es tan
pequeña que si yo no te la hubiera señalado, posiblemente jamás te hubieras dado cuenta de su
existencia. Yendo de un lado a otro y siguiendo los signos nunca te fijas en estos detalles,
¿verdad? Pues esta grieta en la madera es algo más que una grieta: es una llave para un portal.
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¿Sabes cuánto tiempo me pasé mirándola, la primera vez que vine a esta estación? Una hora y
media. ¡O al menos eso decía mi reloj, porque para mí fueron siglos! ¿Increíble? ¿Exagerado?
¿Irreal? No tienes ni idea de lo que son los portales, ¿eh?. Esta grieta me hizo mucho más feliz
que todos los orgasmos que había tenido hasta entonces en mi vida, y ni siquiera te habías fijado
en ella… ¡qué vergüenza! ¿Y tú te consideras usuario del Metro? Aquí, donde nunca es ni de día
ni de noche, hay muchas más llaves que en toda la superficie de tu ciudad llena de signos
luminosos y carteles en movimiento.
Mira, se me ha ocurrido otra forma de que lo entiendas. Es un poco más complicada, pero
también ilustra mejor la idea. Imagínate que cojo el cartel y me lío a hachazos con él, ¿de
acuerdo? Primero le doy un golpe justo aquí, en el centro. Trata de imaginar la hendidura, las
astillas emergiendo por el otro lado. ¿Seguiría siendo un cartel? Sí – me dirás – pero ahora
llamaría más la atención. No es habitual ver un cartel casi partido en dos por un hachazo, es
cierto. Pero sigue siendo un cartel. Sigue siendo útil para indicar que estamos en el andén de la
Línea 6 en Avenida de América, en el Metro de Madrid. Aunque ahora habría más posibilidades de
que alguien se entretuviera contemplando el cartel y perdiera el tren. Con cada golpe, las
probabilidades de que eso suceda aumentan. Pero… ¿en qué golpe deja el cartel de ser cartel?
¿En qué momento EXACTO la gente sencillamente no se para a mirarlo sino que continúa su
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Hasta entonces no te digo que vaya por ahí destrozando carteles a hachazos, ¡ja, ja, ja!,
pero… en cierto modo, sí que hago algo parecido. Me veo obligada a buscar algo inhallable,
obsesionada con dominar una ciencia que ni siquiera tiene nombre; ¿pero qué esperabas? Esto
no es un hobby: mi situación es ya de por sí algo racionalmente imposible. Porque mi realidad no
es un caos anárquico y desordenado, como dicen en ese libro tuyo; sino una película compuesta
de fotogramas inconexos, y que aun así siguen pasando uno tras otro en espera de que capte el
hilo de la historia. Pero cada fotograma es un mundo en sí mismo, es una realidad independiente
por completo. ¡Tanta complejidad me desborda! El paso de uno a otro se lleva a cabo mediante
portales, como por ejemplo este cartel de aquí. Y siempre me he preguntado… ¿quién mantiene la
coherencia en esta película? ¿Quién decide qué es un fotograma, cuál irá después, cuál tenía que
ir antes? ¿Yo misma? ¿Alguien externo? ¿Mi cerebro? ¿Los vuestros? ¿Dios? No lo sé…
Sencillamente, vivo para encontrar la respuesta. De fotograma a fotograma, a través de los
portales que voy descubriendo, huyendo del desorden dentro de esta estabilidad episódica
siempre nueva y siempre la misma, regida por un criterio que sólo durante breves instantes logro
vislumbrar. La eterna búsqueda de sentido es mi motor inmóvil, el motivo que arrastra todo lo
demás sin ser alterado jamás por los resultados de la búsqueda. Es por eso que no me he
suicidado aún, a pesar de vivir de esta forma. Me preguntabas por mi mundo interior, ¿no? Pues
aquí lo tienes, espero haber respondido a tu pregunta. Ahora, si me disculpas… el tren acaba de
llegar y yo tengo que irme a seguir buscando. ¿Quedaremos la próxima semana? Bueno… ¡nos
vemos luego en el Messenger!
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“Fiebre e inter-ego”
por Herr Kurt
herr_kurt@laespiralfractal.es
Te levantas tras 16 horas de sueño. Todo a tu alrededor respira virus. Una canción revolotea en tu
mente. Llegas tarde. Médico. Normalidad. Bronca por el retraso. Condescendencia. Palmadita en
la espalda. "Niño"... y sonríes. Todo pesa, todo cansa. Caes, te levantas. La lluvia golpea en tu
cabeza, las gotas te traspasan lentamente. No te hacen daño, sin embargo. Simples caricias. A tu
memoria vienen 2 miradas. Las apartas con un movimiento de la mano. Una cerveza en un bar.
Mohín de desagrado. Hacia delante. Vuelves a sitios que has tenido prohibidos entre 4 y 8 meses.
Respiras entrecortadamente unos instantes. Avanzas de nuevo. Metro. Metro. Metro. Caminata de
órdago. Te llaman. Tardas en responder. Estás en tu mundo. ¿Espíritu de generación o generación
de espíritus? Ambas dos, interrogante y exclamación.
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Valoras, exprimes, música (al fin). Cita. Un cristal (joder qué cara). Sí, ha hecho mella en ti. 16
horas no son suficientes. Calma. Calma. Calma. Miras al cielo. Cuadro surrealista. Y 3 días antes,
Sol. Sonríes. Ironía... Sonreír aunque no te apetezca. Piropo. Ánimo. Cobardía y valentía, todo en
uno. Esfuerzo inhumano ante semejante hambre. Comida para pájaros. ¿Agua con sabor a
piña...? ¡¿Qué demonios?! Equivocaciones. Sin saber qué decir. ¿Hay algo que decir? Nihil
arrasa. Tu parada, de nuevo a casa. 2+2 = ... 4, sin ninguna duda. Humano. Vital. Perecedero.
Romántico, en los límites de la cordura. Fiebre. Búsqueda de claves. Más y menos. Todo y nada.
Nosotros. Tú y yo. Yo y tú. Almacenes de olvidos, sin accidentes reales. Y allá va otro como tú,
otro como yo, otra como nadie y alguno como ayer.
"Quizá la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites"
Sin más. Días grises, pero en color. Largos pero que merecen la pena. Sin menos. Toda travesía
es ni más ni menos que muchos pasos, algunos de los cuales parecen no llevar a ningún lado.
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Esbabayando Asgaya
http://esbabayandoasgaya.blogspot.com
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En el año 1937, el partido nazi organiza en la ciudad de Munich una exposición bajo el
nombre “Entartete Kunst”; traducido literalmente, “arte degenerado”, con el fin de demostrar de
manera activa la degeneración del arte puro, propio de razas puras, en el mundo contemporáneo.
La exposición contaba con todo tipo de obras de vanguardia colocadas de forma caótica, con
carteles definiendo la causa de su inclusión en la muestra.
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El partido nazi se pronunció, entre otros, contra Otto Dix. El cuadro “Mutilados de guerra”
tiene el estilo esquemático y cuasi caricaturesco propio de la vanguardia. El partido lo calificó
como “un insulto a los héroes alemanes de la Gran Guerra”.Los cuadros de la vanguardia
recogidos en la muestra son un desfile de obras de esta misma clase, conceptos estéticos
totalmente en contra del “sangre y tierra” cobijado por el régimen, estilo de temática heroica y
líneas grecorromanas.
Décadas atrás, en el año 1892, Max Nordau había publicado un tratado moral titulado
“Degeneración” (Entartung). En él, Nordau arremete contra diversos movimientos, sobre todo
literarios, de finales de siglo: simbolismo, decadentismo,
naturalismo y, en definitiva, todo tipo de vanguardias de
la época. La moralidad del tratado reside en su manera
de enfocar las críticas estéticas. Nordau adapta los
postulados de la teoría criminalista de César Lombroso
a la crítica literaria. Lombroso había sido uno de los
principales impulsores del positivismo criminalista y
afirmaba que el delito era consecuencia de unas
tendencias naturales innatas hacia él, de orden genético,
y que había ciertas peculiaridades físicas, tales como la
asimetría craneal y ciertas formas de mandíbulas y
orejas, que caracterizaban a un potencial delincuente. A
partir de esta teoría, Nordau diagnostica distintas
patologías y enfermedades mentales a cada movimiento
y artista. Así, Rosetti era un imbécil; Swinburne, un
criminal y Wagner, un loco grafómano.
Max Nordau
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A destacar el párrafo dedicado a Verlaine: “Tenemos ante nosotros la figura bien neta del
jefe más famoso de los simbolistas. Vemos un espantoso degenerado, de cráneo asimétrico y
rostro mongoloide, un vagabundo impulsivo, un dipsómano (...) un erótico (...) un soñador
emotivo, débil de espíritu, que lucha dolorosamente contra sus malos instintos y encuentra a
veces en su angustia conmovedores acentos de queja, un místico cuya conciencia humosa está
llena de representaciones de Dios y de los santos; y un viejo chocho...”
El artista debía tener una “rectitud de propósito”. Para un hombre que, ante la ola
antisemita que recorría Europa, impulsa ante el congreso sionista (del que fue uno de los
principales fundadores) la idea de “muscular Jewry”, un nuevo tipo de judío, sano, de juicio recto y
fuerte, es lógica la proposición de un arte encauzado en un tipo realista, tradicional, alejado de las
nebulosidades y descripciones mórbidas
propias del fin de siglo y, lo más importante,
con un fuerte sentido moral.
Otra de las características típicas de las vanguardias es el deseo de volver a una “pureza”
en el concepto de arte. El esquematismo en las
formas, la no-representación fiel de la realidad, el
alejamiento del naturalismo tradicional en la pintura;
es una vuelta al arte primigenio, desde el punto de
vista del desarrollo histórico tanto como desde el del
propio individuo.
Muchos vanguardistas sintieron gran admiración por el arte primitivo, especialmente las
máscaras africanas. Su manera de representar el mundo, con formas esquemáticas, estilizadas y
colores llamativos, es una influencia bastante acusada en ciertas corrientes de la vanguardia.
Estas motivaciones se inscriben en una nueva manera de percibir y comprender el mundo; con la
evolución de la tecnología y el abandono del medio rural en favor del núcleo urbano, la sucesión
de conflictos y la caída de antiguos regímenes estables, los comienzos de siglos se plantearon
como una época poco dada a certezas. En el plano artístico, podría hablarse de un agotamiento
de las estéticas tradicionales.
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El ataque de Nordau al hombre fin-de-siècle tiene fundamentos morales. Los místicos, pero
especialmente los ególatras y los “sucios pseudo-realistas”, son para él los enemigos más directos
de la sociedad, la cual debe defenderse implacablemente de ellos. Cualquiera que piense, como
Nordau, que la sociedad es la forma orgánica y natural del ser humano, y la única en la que
puede vivir, prosperar y desarrollarse para destinos más elevados, y mire la sociedad como un
bien, con valor y derecho a ser defendida, encontraría lícito “aplastar sin piedad con su dedo a la
chusma anti-social”. Nordau considera que el hombre útil a su sociedad es aquel que la sirve y no
el artista, que tiende a la mezcla absurda de conceptos, el egotismo y la fijación obsesiva. Éste,
por supuesto, debe ser eliminado para evitar la propagación de sus nebulosas y confusas
percepciones. O en palabras del propio Hitler: "Es deber del Estado y de sus líderes el impedir a
un pueblo caer bajo la influencia de la locura espiritual".
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lado de algunos, colocó obras de enfermos mentales para su comparación. Algunos de los
eslóganes eran: “El ideal: cretino y puta”, “la naturaleza vista por mentes enfermas” y “la locura se
vuelve método”. La exposición mezclaba por igual obras de judíos y gentiles, y de hecho la gran
mayoría de artistas ni siquiera eran judíos: pero no importaba, pues los organizadores veían bien
clara la influencia de los judíos en sus obras. El objetivo era repudiar lo que ellos consideraban
una contaminación de la cultura alemana propiciada por judíos y bolcheviques.
El hombre alemán debía alejarse de estas perniciosas influencias como deber a su Estado.
La exposición a este tipo de obras provocaba en éste la debilidad de espíritu y confusión de los
propios artistas. Una estética invertida propiciaba que los valores representados, el culto a lo
inmundo y lo considerado como pobreza moral, arraigasen en la sociedad. Por el contrario, la
contemplación de obras clásicas,
atraía al espectador hacia un sentido
armónico, racional y, finalmente, hacia
una moral basada en los valores de la
pureza y la salud. Erradicar a estos
artistas y sus obras era, por lo tanto,
fundamental para el III Reich – pues
sus deformidades mentales podrían
corromper a los sanos individuos que
trataban de engendrar, siendo su
objetivo erigir una nueva generación
que trabajase de manera conjunta
para la Nación Aria.
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FILIATELES
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PHULAN DEVI
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ESBABAYANDO ASGAYA
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--- OBRA LICENCIADA ---
Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los términos de la
licencia de esta obra.
Nada en esta licencia menoscaba o restringe los derechos morales del autor.
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