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TEMA 9: EL VITALISMO DE NIETZSCHE

CONTEXTO HISTÓRICO CULTURAL Y FILOSÓFICO

La vida de Nietzsche (1844-1900) se extiende a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.
(Ver biografía). El siglo XIX es un siglo enormemente complejo: de un lado es un siglo de
progreso científico, tecnológico, industrial, económico, de crecimiento demográfico, etc...De
otro lado, surge una conciencia de crisis de los ideales de la Ilustración que va a inundar
muchas de las manifestaciones culturales del periodo.

Entre los hechos históricos más relevantes del siglo XIX podemos destacar, en primer
lugar, que a nivel económico y social, desde finales del s. XVIII, con el enorme desarrollo
científico y como consecuencia de la aplicación de la ciencia a la producción de las
máquinas, se produjo La Revolución industrial. Comenzó en Inglaterra y tardó más de
cien años en extenderse a toda Europa.
El proceso de desarrollo industrial lo llevó a cabo la burguesía y lo hizo en unas condiciones
de explotación de los trabajadores, a los que pagaban unos salarios que les permitían
únicamente subsistir en malas condiciones, lo que supuso que los beneficios aumentaran
considerablemente. De esta manera, la clase social que había adquirido en el siglo anterior
el poder político a costa de la aristocracia, conquistó en este siglo el poder económico a
costa de la clase obrera. Surgieron así dos clases enfrentadas y opuestas: la capitalista y la
proletaria.
La burguesía industrial y financiera de los países industrializados fue, sin duda, la clase
social más beneficiada por la consolidación del capitalismo industrial

En segundo lugar, políticamente desde 1800, en que Europa se metió de lleno en las
guerras napoleónicas, hasta 1914 en que comenzó la Primera Guerra mundial, se
extienden los principios de la Revolución Francesa, que no son sino los principios
de la burguesía naciente europea, al tiempo que la conciencia de los derechos
fundamentales del ser humano(1). La vida en el viejo continente estuvo salpicada de
conflictos, luchas, violentos enfrentamientos y guerras, cuyo origen último se encontraba en
el radical antagonismo entre las burguesías nacionales, que defendían sus intereses y
privilegios económicos y sociales, y los trabajadores de las industrias, que luchaban por el
reconocimiento jurídico y político de sus derechos laborales, económicos y sociales.

El auge de los nacionalismos que da lugar a nuevos Estados, como Alemania e Italia,
junto al imperialismo y el colonialismo son factores históricos de importancia. La
necesidad de materias primas y de nuevos mercados llevó a la colonización de África y Asia,
y convirtió a las naciones europeas en grandes imperios.

Ideológica y políticamente se desarrollan teorías que justifican los intereses de las clases
enfrentadas: El liberalismo de Adam Smith que defiende la libertad política y económica de
la burguesía y del capitalismo. Y por otro lado las corrientes de socialismo, anarquismos y
comunismos que representan los intereses de las clases trabajadoras y que van
organizándose socialmente en partidos, sindicatos, comunas, etc...
Nietzsche se mostrará muy crítico tanto con la Europa que se va construyendo impregnada
de los ideales burgueses y el desarrollo científico-técnico como con los ideales comunistas
igualitarios...

Entre los acontecimientos culturales más relevantes del s. XIX podemos tener en
cuenta que desde finales del s. XVIII hasta la primera mitad del s. XIX tuvo lugar el
movimiento romántico europeo, una visión subjetivista e idealista del mundo y de la
historia que se reflejan claramente en la filosofía idealista alemana de Fichte, Hegel y
Schelling, ya que fue en Alemania donde surgió. Puede decirse que fue un movimiento “a la
contra” de la Ilustración, y también un movimiento de desengaño, precisamente de los
valores propuestos por los ilustrados.
La exaltación del individualismo y de la libertad, la crítica de la razón como única y absoluta
fuente de conocimiento, la revalorización de los sentimientos, de la imaginación y de la
intuición, el interés por la historia, por la tradición y por lo nacional y la exaltación de la
naturaleza…son algunos de los rasgos fundamentales. Destaquemos que se revalorizó al
artista que frente al científico y al filósofo era el que a través de su genio, de su intuición
podía captar la esencia del mundo. Y que los románticos amaban la naturaleza frente a la
civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino, e incluso como símbolo de
libertad... Estos dos rasgos destacados están muy presentes en el pensamiento de
Nietzsche.

Pero desde la segunda mitad del XIX, la cultura europea experimentó un giro hacia el
realismo como consecuencia de las ideas positivistas. La imaginación romántica cedió el
paso a los hechos, a las situaciones y a los personajes reales, con su psicología y su
sociología empíricas, descritas científicamente. El romanticismo de la libertad y del
sentimiento se racionalizaron sin necesidad de acudir al misterio, ni a las leyendas ni a la
naturaleza .El espíritu del realismo llegó primero a la novela ( en Inglaterra: Dickens; en
Francia: Balzac, Stendhal, Flaubert y Zola; en Rusia: Tolstoi y Dostoyevski; en España:
Galdós y Clarín…) y más tarde, a todos los ámbitos de la cultura…

La universidad volvió a ser el centro principal del pensamiento y de la cultura, sobre todo
en Alemania y Francia. Y mientras que las ciencias de la naturaleza habían seguido
cosechando grandes éxitos, sólo a partir de la segunda mitad del siglo, se impulsa el
estudio del comportamiento humano, por parte de la sociología (A. Comte) y de la
psicología experimental (W. Wundt). Y hay que destacar el importante impacto del
evolucionismo, especialmente en la figura de Darwin, revolucionando la idea que el
hombre tenía sobre su puesto en el universo y generando grandes polémicas a lo largo del
siglo, influyendo decisivamente en las filosofías de la época, especialmente en el vitalismo.

En cuanto al marco filosófico, conviene citar, en primer lugar, la filosofía idealista de


Hegel. Su Idealismo absoluto supone la culminación de todo el idealismo de la modernidad
al defender una visión de la historia en la que todo lo racional es real (la historia es una
manifestación de la Idea, o Espíritu) y, por tanto todo lo real se puede interpretar desde la
razón...Pero es sobre todo su formulación de la dialéctica como método filosófico basado en
la contradicción o negación, como interpretación tanto de la realidad como del
conocimiento, lo que tiene más influencia en la filosofía contemporánea. De la interpretación
de esta filosofía surgen dos grupos: la derecha y la izquierda hegeliana. De este segundo
grupo de pensadores formaron parte Feuerbach (2), Engels y Marx que utilizando la
dialéctica como método defienden una concepción materialista y atea, muy crítica con toda
la visión idealista de la filosofía hegeliana.
El materialismo histórico y dialéctico de F.Engels y de C.Marx (1818-1883) es de las
corrientes más importantes de la época, utilizando la dialéctica para interpretar la historia y
ofreciendo una interpretación materialista de la realidad y del propio ser humano. Son las
condiciones materiales de vida (que Marx llama infraestructura) las que explican el
pensamiento de los hombres, la cultura (ideologías o superestructura). Dicho de otra forma:
la filosofía, la religión, la moral, etc...de una sociedad es un reflejo de sus recursos
materiales, de su modo de organización económica Y además , en todo proceso histórico se
han opuesto dos estratos sociales, uno dominante y otro dominado...por lo que la lucha de
clases resultante de este enfrentamiento constituye el motor de progreso de la historia, un
progreso de tipo dialéctico, que inevitablemente conduciría a la igualdad y a la eliminación
de las alienaciones.

Por otro lado, como reacción contra el romanticismo y el idealismo, surge el positivismo,
es una corriente filosófica estrechamente unida al contexto histórico de la sociedad
industrial, centrándose en la justificación filosófica y sociológica del nuevo orden surgido de
la revolución liberal-burguesa, con un talante conservador, frente al marxismo. El más
conocido de los positivistas es el francés Augusto Comte(1798-1857),considerado el padre
de la Sociología y cuya ley de los tres estadios (teológico, metafísico y positivo) supone una
visión de la historia en la que se habría llegado al estado científico o positivo definitivo para
el auténtico progreso de las sociedades (3). El positivismo considera que la ciencia y la
filosofía deben limitarse al análisis de los hechos de experiencia, estableciendo entre ellos
relaciones y leyes. También destaca entre los positivistas Stuart Mill, liberalista gran
defensor de las minorías y del sufragio de la mujer.

Las teorías psicoanalistas de Sigmund Freud (1856-1939) también se oponen a la


tradición racionalista y supusieron un enorme impacto en la sociedad y de enorme influencia
en la filosofía contemporánea. Si Descartes afirmó que el “yo pienso” era lo más claro y
distinto (lo evidente), para Freud, el pensamiento consciente no es más que la “punta del
iceberg” de la mente humana. La realidad profunda del ser humano, lo que explica su
conducta en el mundo es el conjunto de fuerzas que operan inconscientemente: eros (amor,
deseo) y thánatos (muerte).Aunque disfrazamos las causas de nuestra conducta, aunque
creemos que elegimos libre y racionalmente nuestro comportamiento, nuestra parte
racional es sólo una máscara que oculta nuestras verdaderas motivaciones, relacionadas
con los instintos profundos de la sexualidad y la agresividad. Freud, al igual que Nietzsche,
nos revela la existencia de fuerzas ocultas, instintivas, pasionales, que operan bajo la razón
y que se enmascaran....Por eso tanto Marx, como Freud como Nietzsche son llamados “los
maestros de la sospecha”.
El vitalismo fue en parte una respuesta al positivismo: la vida humana es algo que queda
más allá de los conceptos y explicaciones científicas, es una realidad que excede la
capacidad del entendimiento. Podemos llamar vitalista a toda filosofía que hace del tema de
la vida el centro de sus reflexiones, por considerar que es una realidad misteriosa que
excede el ámbito del conocimiento científico. Arthur Schopenhauer (1788-1860) es un
antecedente y una influencia decisiva en Nietzsche. La fuerza que gobierna el universo es,
para este filósofo, la voluntad, una voluntad ciega e irracional que impulsa a todos los seres
a perseverar en la existencia. Esta voluntad, parece una traducción de la idea budista del
deseo: una búsqueda continua, que sólo genera insatisfacción, pues una vez logrado un
deseo, otro toma su lugar.
Pero no todos los vitalistas comparten, ni mucho menos, esta valoración negativa de la vida
humana, este pesimismo de Shopenhauer y de hecho, Nietzsche se opuso radicalmente al
pesimismo de un autor al que admiró como a su maestro. El vitalismo reaparecerá también
en el pensamiento de Ortega y Gasset como un raciovitalismo
Nietzsche retornó a Heráclito de Efeso, única filósofo que supo captar la realidad como
devenir constante, regido por la lucha de contrarios. Y en su juventud, admitió la influencia
de Schopenhauer y de Richard Wagner, en cuya música vio la encarnación de sus propios
ideales estéticos y morales. Posteriormente rompió con ambos.
Con todas estas referencias hemos de situarnos históricamente para comprender la enorme
crítica que Nietzsche lleva a cabo en el Crepúsculo de los ídolos, donde se nos muestra
un Nietzsche maduro, dueño de su pensamiento y de las radicales implicaciones que
encierra. En “Ecce homo”, que es una obra autobiográfica, él mismo dice:”es un libro
excepcional: no hay nada más sustancioso, independiente, revolucionario y maligno.”. Lo
que el título refiere como “ídolos” es, simplemente, lo que hasta ahora ha sido llamado la
verdad. Y ocaso o crepúsculo de los ídolos quiere decir: fin de la vieja verdad.(4)

NOTAS COMPLEMENTARIAS:

(1) En definitiva, la Revolución Francesa y la sucesión de las revoluciones que se producen en Europa, dan al traste con el antiguo régimen: La
ideología que lleva la voz de la revolución es el liberalismo, que tiene dos sentidos: el liberalismo económico basado en la libertad de
comercio, contratación y despido de los trabajadores y en la no intervención del estado en los asuntos económicos; y el liberalismo político,
partidario de un régimen representativo y del parlamentarismo censitario (voto de algunos ciudadanos). Frente al liberalismo, el
tradicionalismo se convierte en la ideología de quienes quieren volver a un estado de cosas antiguo, o simplemente de poner freno a las
nuevas reformas.
(2) L. Feuerbach (1804-1872) fue uno de los primeros materialistas que se convirtió en el puente entre Hegel y Marx. Por un lado,
oponiéndose al idealismo, consideró que era necesario retornar a la naturaleza, a la materia, ya que ésta es la única que puede proporcionar un
auténtico conocimiento…Y por otro, introdujo el concepto de alienación religiosa: Dios es una creación humana, sobre el que se proyecta lo
mejor que hay en el ser humano, por lo que el hombre se deshumaniza, se aliena. Marx, a pesar de estar en su misma línea de pensamiento,
posteriormente criticará estas tesis de Feuerbach, profundizando en sus causas.
(3) La ley de los tres estadios considera que las sociedades occidentales han atravesado, en su evolución intelectual, tres grandes etapas o
estadios: (1)El estadio teológico, en el que el hombre explicaba los acontecimientos (tantos naturales como sociales) como producto de la
acción de los dioses y seres sobrenaturales; (2)El estadio metafísico, en el que se remplazan los dioses por conceptos abstractos, como
“sustancia”, “atributo”, “accidente”, etc...;y (3)El estadio positivo, en el que el hombre se vale de las ciencias positivas para comprender la
realidad, tanto natural como social
(4) El Crepúsculo de los ídolos consta de un prefacio y 11 capítulos, pero en realidad son fragmentos no hilados ya que cada fragmento puede
relacionarse y conducir a cualquier otro; son como relámpagos de intuición, ya que Nietzsche no es un escritor sistemático, dado su rechazo
del sistema conceptual, incapaz de captar la realidad que es incesante devenir. La filosofía es instrumento, “martillo” crítico contra todos los
elementos alienantes de la cultura.

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