101 Cachetadas - Ebook

Somos Los Hermanos Cervantes y un día descubrimos que
éramos gente normal. Es más, nosotros quisimos hacer una investigación para
encontrar nuestras propias respuestas.
Desde entonces la normalidad dejó de sabernos igual…
No nos gustó lo que descubrimos
Hicimos un plan para acabar con nuestro anonimato en el
mundo. Encontramos 101 cortantes razones. 101 bofetones a nuestro
propio ego. Un ego ambicioso, pero sesgado por su propia
Nos propusimos crear una vida de impacto con dimensiones ignorancia.
globales.
Gracias a estas cachetadas logramos poner los pies sobre la
Leímos libros. Nos preparamos. Nos inspiramos. Buscamos tierra.
consejo y orientación, fuimos a seminarios, nos entrenamos,
pusimos en práctica técnicas de transformación, etcétera, Desde que eso pasó, vemos nuestra transformación no como un
etcétera. frenesí romántico lleno de luz, sino como un eclipse inevitable
donde la luz y la oscuridad conspiran para crear algo fabuloso…
Definimos una visión, empezamos a trabajar.
Sospechamos que estas cachetadas pueden machacar el ego a
Pero no funcionó… otros que también están deseosos de transformarse.
Una y otra vez nos vimos atrapados en el ajetreo rutinario de Algunas de ellas ayudan a entender si realmente somos
nuestras vidas normales. En la manutención de nuestro éxito normales, otras nos embarran en la cara el por qué somos tan
convencional… obstinados de seguirlo siendo, y otras nos dan pistas de qué
podemos hacer para ir más allá de lo normal.
A pesar de todo lo que hicimos, esencialmente seguíamos siendo
personas ordinarias. Y gracias a este encontronazo con la Puede que no te agraden estos 101 bofetones. ¿Pero quién dice
realidad decidimos hacer un alto en el camino. que la transformación sólo es un lecho de rosas?
Quisimos entender porqué, a pesar de que sabíamos lo que Ser normal pasó moda.
teníamos que hacer, continuábamos siendo presa de nuestra
propia hipnosis. Procrastinando, posponiendo, evadiendo…
Estábamos seguros de que había muchas respuestas a la

pregunta de por qué no nos transformábamos.
101 Cachetadas para gente normal como tú
Text copyright © 2010, Alejandro y Juan Manuel Fernández Cervantes
Diseño gráfico: Mandarina
Algunos derechos reservados. Usted puede distribuir, transmitir y adaptar
este material siempre y cuando dé el crédito a Alejandro y Juan Manuel Fernández C.
Esta es una obra de Los Hermanos Cervantes
http://despertardelosnormales.blogspot.com/
Eres normal cuando tu prioridad es
agradar, no impactar a otros.
Ser normal pasó de moda

Eres normal cuando haces cosas
extraordinarias para servir a propósitos
ordinarios.

Eres normal cuando te refugias en tus
antiguas victorias para justificar tu
estancamiento en el éxito ordinario.

Eres normal cuando eres de los que
quieren de todo, desean de todo,
pero no se apasionan por nada.

Eres normal cuando eres un sonámbulo
que persigue tener lo que "debe" tener,
mas no lo que "sueña" tener.

Eres normal cuando sabes que eres un
genio que malgasta sus talentos en algo
que ya no le apasiona.

Eres normal cuando haces lo que haces por
hipnotismo, más que por un llamado
interno.

Eres normal cuando prefieres la
comodidad en vez de vivir al borde del
peñasco; arriesgándote despiadadamente
por tu pasión.

Eres normal cuando el confort en el que
vives se convierte en aburrimiento con
cara de prisión.

Eres normal cuando te aferras tanto a la
seguridad, al punto que te sientes
inseguro de perderla.

Eres normal cuando haces lo que te gusta,
pero no lo que amas desmedidamente.

Eres normal cuando tus creencias
fundamentales nunca pasaron por el
microscopio de tu inteligencia. Sólo las
crees sin comprender cómo fue que la
cultura las concibió.
Eres normal cuando ves tus sueños más
salvajes como ilusiones que sólo se hacen
posibles por acto de magia.

Eres normal cuando las múltiples
demandas de tu vida convencional son tu
excusa para evadir tu transformación.

Eres normal cuando reaccionas a los
desastres de tu vida usando tus viejas
formas de ver el mundo.

Eres normal porque pusiste una cerca en
los límites de tu realidad.

Eres normal cuando expulsas tu deseo de
transformarte con vicios y excesos
destructivos.

Eres normal cuando prefieres admirar a
personas que cruzaron fronteras que
nunca te atreverías a cruzar tú mismo.

Eres normal cuando olvidas que para
cruzar el puente de lo ordinario,
has de vivir intensamente,
arriesgando lo que eres.

Eres normal cuando pasas tu vida
esperando a que otros te asombren
porque le temes a tu propio asombro.

Eres normal porque prefieres volver al
útero antes que nacer de nuevo.

Vivir como normal te ha servido de excusa
para quedarte estancado en una vida de
éxito convencional. Una vida que ya no
enciende los motores de tu alma.

Estás estancado en lo normal porque te
relacionas con personas que no retan tu
forma de ver el mundo.

Tú no quieres ser un genio.
Quieres seguir teniendo el mismo prestigio
con la misma fórmula que funcionó
en un mundo que ya no existe.

Estar enredado en las adictivas redes de
tus caprichos sociales te está costando tus
sueños.

Tú no cambias porque eres un analfabeta
del cambio, un ignorante de la
transformación.

El rol de los normales como tú es
hacer que los anormales sobresalgan.

Ser normal no es despreciable. Es saber
que puedes dejar de serlo y no hacer nada,
lo que convierte tu vida en un tormento.

No vas a cambiar porque aún no te has
decepcionado lo suficiente de la ilusión en
que vives.

No te transformas porque el Universo te
necesita como muestra para ver qué pasa
con quienes hacen caso omiso del llamado.

Tu rutina consiste en hacerlo todo por
miedo a no ser parte de algo.

Tú no le tienes miedo a la muerte.
A lo que realmente le tienes miedo es a
una vida sin pasión.

Los pequeños trofeos que una vez te
dieron gozo, hoy son el equipaje que hace
más lerdo tu viaje hacia una aventura más
satisfactoria.

Desde joven fuiste programado para
atender los gustos de los demás…
¿y adivina qué? Hoy eres un profesional
haciéndolo.

Tu principal motivación ha sido seguir
reglas. El resto de tu vida trabajarás duro
por cumplirlas y adaptarte a ellas.
Así serás un normal feliz.

Tú no te transformas porque no tienes ni
idea de las fuerzas ocultas que manipulan
tu voluntad sin que te des cuenta.

Los normales viven sin pasión loca.
Por eso los anormales sobresalen
tan sólo con una pizca de ella.

Tú eres feliz porque nadie ha retado de
forma convincente tu noción de felicidad.

El ego de los normales exitosos es un
confite que empieza a saber amargo
después de mucho tiempo de ser chupado.

Tú no quieres transformarte. Tú prefieres
esperar que alguien o algo te transforme.

Como normal, prefieres sacarle brillo a tu
asiento en el estadio de la vida mientras
otros arriesgan su imagen en el partido.
Son estos últimos los que logran
transformarse.
Tú prefieres la frustración tolerable antes
que la incertidumbre feroz.

Si no tienes el valor para vivir
despiadadamente, asegúrate de que tus
hijos atestigüen tu frustración.
Así ellos no seguirán tus pasos.

Sólo cuando tienes el éxito que exige la
sociedad, llegas a descubrir que tu
naturaleza evolutiva es insaciable.
Por eso sientes que algo falta.

Con tal de preservar su obstinado sentido
de la seguridad, los normales como tú
tienden a repudiar lo nuevo y discriminar
lo desconocido.

La realidad te empieza a dar puñetazos
cuando quieres quedarte en el oasis de lo
ordinario más de la cuenta.

Sigue revolcándote en el charco de
normalidad. Tu madre sociedad te dejará
aletear, pero jamás despegar.

Descubrir que eres normal no es una
cachetada. Lo difícil es aceptar que llevas
años aburrido de serlo.

Tu afición a lo normal caduca cuando tener
éxito no es suficiente.

Si vas a soñar con hacer la diferencia, por
lo menos acepta que prefieres primero
drenar tus energías en placeres ordinarios.

Si no cruzas el puente pronto,
algo allá afuera te obligará a hacerlo.
No puedes adivinar qué será,
pero por lo general, sabe feo.

Aceptar que eres normal es un gran
mérito. Pero aceptar que puedes ser mejor
que un normal exitoso es de unos pocos
valientes.

La estadística dice que es más probable
que te quedes donde estás, a que busques
avanzar hacia tu próximo yo.

Continúa ignorando tu llamado a la
transformación, y con los años, habrás
olvidado por qué estás aquí.

Sigue habitando en el circo de la
normalidad y vivirás dando limosnas a tu
potencial inexplorado.

La transformación es el único peñasco que
conduce hacia una vida más satisfactoria.
Pocos se lanzan.

Tú dedicas el 90% de tu vida a mantener tu
éxito normal a flote, y el 10% restante a
desperdiciarla en placeres y vicios para
olvidar el otro 90%.

Tienes dos caminos. Ser la razón por la que
las nuevas generaciones no quieren seguir
siendo como tú (normal) o ser la razón por
la que querrán terminar lo que tú
empezaste (anormal).

La mayoría es normal, la minoría se
transforma o se enferma.
¿Cuál camino eliges tú?

Si quieres transformarte, impresiónate a
ti mismo más que a los demás.

Antes de buscar más trofeos para tu
egoteca normal, acepta que tus
motivaciones se han marchitado.

Honra al egoísmo que has satanizado por
siglos y ten el coraje de satisfacer tus
deseos más salvajes.

Al ser un adicto a lo normal, tu mejor
rehabilitación será descubrir que no tienes
que dejar de ser adicto.
Debes de cambiar de adicción.

Cuando descubras el éxtasis de ser más
auténtico, en realidad no te interesará
tanto agradar a la gente, sino impactarla.

PIÉRDETE
No puedes tener dirección si no estuviste
perdido antes. Los pasos en falso que
tomas son garantía de una vida sin
aburrimiento.
ELIGE Y DEJA IR
El camino a la transformación es como una
orquesta donde tú sólo tocas un
instrumento llamado elección.
El resto está fuera de tu control.

CUESTIÓNATE
Seguir reglas no tiene nada de malo. No
cuestionarlas, sobre todo cuando te hacen
infeliz, es pestilente.

TRANSFORMA TU CULPA
A veces la culpa es positiva. Si sabes
enfrentarla, podrás entender que nunca
fue culpa lo que sentiste, sólo miedo a
transformarte.
Métete esto en la cabeza: Las mayorías
siempre te llegarán a defraudar.

Para transformarte tendrás que
embriagarte, empacharte, y hartarte de
aquello que no quieres dejar ir. Tu
evolución será gracias a la fuerte resaca
causada por abusar de tu vida normal.

Vive intensamente tus placeres
normales… para que te aburras pronto de
ellos.

Sin infierno, no hay cielo libre de
demonios. Ambos –el cielo y el infierno-
son parte de ti.
CONÓCELOS

Podrás ser anormal cuando entiendas que
la transformación no es un objetivo.
Tú eres su objetivo.

DEJA DE SOÑAR
Mirar de cerca el túnel que otros cruzaron
hacia la redención, no significa que tú lo
cruzarás.

NO SEAS COBARDE
Es más anormal experimentar plenamente
el sabor ordinario de tu vida, que conocer
de memoria el manual para transformarte
y nunca hacerlo.
Cambiar es dejar morir algo. Sabiduría es
agonizar continuamente. Sepulta una
parte de ti y siembra árboles sobre esa
tumba.

Ama profundamente lo normal. Sólo así
llegarás a agotarte de satisfacer sus
engañosos caprichos.

Acepta que esas verdades que han
moldeado tu realidad por años, han
quedado obsoletas.

Escapa de los sermones moralistas. La
culpa que generan es sólo un pequeño
desahogo para continuar con tus hábitos
de siempre.

No te deshagas de tus agobiantes
compromisos sociales. Más bien desecha
la forma en que los miras.

Si todos los espectadores subieran al
escenario, la pasarela perdería atractivo.
Por eso siempre habrá más normales que
anormales.
Súbete al escenario
Deja de buscar la comodidad.
Ponte las botas y embarriálate bajo la
lluvia. No hay transformación sin creencias
machacadas por el aguacero.

Entiende que no hay marcha atrás.
Cuando renuncias a transformarte
difícilmente serás feliz nuevamente.
Nadie que haya visto la tierra
prometida puede olvidarla.

Tú no necesitas nacer de nuevo.
El embarazo inició hace rato…

Si vas a cambiar hazlo ya.
De lo contrario, es mejor devolverse
a la ciudad de lo normal que quedarse
perdido en la transición toda una vida.

No permitas que tu genio
se siga marchitando.
Los dones de tu alma merecen ser
expuestos en la pasarela de la vida.

Te crees la gran cosa porque te comparas
con lo que dejaste atrás.
Compárate con tu próximo yo.

Tienes mucho tiempo de ahorrar
adrenalina, saltos al vacío y atrevimiento.
Esos ahorros son tu mejor patrimonio
como normal.
Llegó la hora de gastarlos.
Persigue anhelos que la gente normal
nunca perseguiría.

Pregúntate por qué evades ciertas cosas en
tu vida, pues allí yace uno de los secretos
de tu evolución.

Rebelarte contra lo normal se ha vuelto
normal. No te rebeles contra lo normal.
Mejóralo.

Tu lado oscuro, tu sombra, es esa
podredumbre desatada por un potencial
desperdiciado y enjaulado durante años.
Libérala
Cualquier cosa que estés haciendo para
transformarte y que no involucre un salto
al vacío, no es transformación.

Vivir una claridad plena
por largos días puede dejarte ciego.
La oscuridad es el mejor maestro para
aprender a apreciar la luz.

Necesitas pelotas para ser el tipo de
freak que viniste a ser a este Universo.

Lo ordinario es una escalera a lo
extraordinario. No lo desprecies.

Si la naturaleza premia tu éxito normal con
decepción, miedo y sufrimiento… Es
porque más allá de tus horizontes hay algo
más para ti.

Dejar de ser normal es como perder la
virginidad. Desconocido, excitante,
doloroso, vergonzoso, incómodo,
instintivo, inolvidable.
Ningún placer es gratis.

Trotar en la oscuridad, llorar, sufrir,
sentirte sólo y con miedo. El puente
invisible, el paracaídas roto, el salvavidas
desinflado, el tanque de oxígeno vacío.
Eso es transformación.
Siendo normal o anormal contribuyes con
el universo… pero sólo siendo anormal
sentirás la sabrosura de imponer nuevas
modas.

La vida es una pregunta.
La respondes con tus actos.
¿Qué tan original serás para
responder esa pregunta?

Las cachetadas continúan…
Comparte las tuyas propias:
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Somos Los Hermanos Cervantes y un día descubrimos que

Estábamos seguros de que había muchas respuestas a la

Ser normal pasó de moda

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