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"Anatomía y Fisiología sexual humana básica"


Hombre y mujer | Los órganos sexuales | La respuesta sexual humana

• La determinación del sexo


• Desarrollo anatómico masculino y femenino
o Las características sexuales primarias
o Las características sexuales secundarias
• La función de las hormonas

La determinación del sexo

El sexo de un ser humano es determinado en el momento de la fertilización. Sin embargo,


en las primeras semanas de vida, niños y niñas no nacidos son indistinguibles. Su
masculinidad o feminidad se manifiesta por si misma sólo gradualmente con el transcurrir
del tiempo. Todos nosotros acostumbramos a identificar a los recién nacidos ya sea como
niños o como niñas de acuerdo a sus diferentes órganos sexuales externos. No obstante,
aparte de estos órganos, ellos se ven muy semejantes. La apariencia típica masculina o
femenina de hombres o mujeres resulta de desarrollos que sólo comienzan muchos años
después. Las diferencias sexuales humanas, en su totalidad, no aparecen antes de que tanto
hombres como mujeres han alcanzado su madurez sexual, es decir, cuando están en
capacidad de tener sus propios hijos. La mayoría de nosotros piensa en el sexo como en la
más simple y más fundamental de todas las distinciones humanas. Del mismo modo, esta
misma concepción está implicada en nuestro lenguaje. La palabra "sexo" se deriva del latín
sexus que, a su vez tiene sus raíces en el verbo secare: cortar, separar o dividir. En el
sentido estricto del término, por lo tanto, "sexo" se refiere simplemente a la división de la
género humano (y la mayoría de los animales superiores y plantas) en dos grupos distintos:
masculino y femenino. Cada individuo pertenece a cualquiera de estos grupos, es decir, a
uno de los dos sexos. Una persona es del sexo masculino o femenino. Sin embargo, la
investigación científica moderna ha mostrado que las definiciones simples tradicionales de
masculinidad y feminidad son absolutamente inadecuadas y que, en algunos casos, el
asunto puede realmente ser muy complicado. Cuando un científico moderno es interrogado
sobre la identificación de una persona como hombre o mujer, tiene en cuenta por lo menos
siete factores diferentes:

1. Sexo cromosómico
Las células del cuerpo masculino contienen un cromosoma X y un cromosoma Y, mientras
que las del cuerpo femenino contienen dos cromosomas X. Sin embargo, en algunos casos,
se encuentran otras combinaciones cromosómicas.

2. Sexo gonadal
El hombre tiene testículos (gónadas masculinas); la mujer tiene ovarios (gónadas
femeninas). Sin embargo, en algunos casos raros pueden estar presentes tanto tejido
testicular como ovárico en el mismo cuerpo.

3. Sexo hormonal
Las hormonas secretadas por los testículos o los ovarios desempeñan un papel importante
en el desarrollo del cuerpo masculino o femenino antes del nacimiento y durante la
pubertad. Una carencia, desequilibrio, o exceso de producción de estas hormonas tiene una
influencia decisiva en la anatomía y la fisiología de una persona.

4. Estructuras reproductivas accesorias internas


El hombre tiene conductos seminales, vesículas seminales, una glándula prostática, etc.,
mientras que la mujer tiene trompas de Falopio, un útero, una vagina, etc. En ciertos casos
raros, algunos o todos estos órganos pueden estar atrofiados o ausentes.

5. Organos sexuales externos


El hombre tiene un pene y un escroto; la mujer tiene un clítoris, labios mayores y menores,
etc. En algunos casos raros, algunos o todos estos órganos pueden estar atrofiados o
ausentes.

6. Sexo de asignación y de educación


Un niño con un cuerpo masculino generalmente será educado como hombre. Sin embargo,
es posible educar a un niño tal como a una mujer, y viceversa.

7. Autoidentificación sexual
Un niño con un cuerpo masculino al que se le enseñe a asumir el papel de un hombre
aprenderá generalmente a considerarse hombre. Sin embargo, es posible que a pesar de las
influencias de sus padres termine por identificarse como mujer. Inversamente, una niña con
un cuerpo femenino a quién se le enseñe a asumir el papel de una mujer puede sin embargo
identificarse como hombre.

Los científicos ahora reconocen que estas siete variables pueden existir independientemente
una de otra. Por ejemplo, un bebé recién nacido puede tener los órganos sexuales internos
de una mujer mientras que los órganos sexuales externos parecen ser los de un hombre
"sexualmente inacabado". Sobre la base de esta apariencia engañosa, el bebé puede después
ser declarado como niño y ser educado como tal. Otro ejemplo, es una persona cuya
autoidentificación sexual está en desacuerdo con el sexo que se le ha asignado. Tales
incongruencias posibles pueden, por supuesto, crear muchos problemas médicos y sociales.
Afortunadamente, la mayoría de las personas son claramente masculinas o femeninas según
los siete criterios y por lo tanto no requieren ninguna ayuda profesional especial durante su
desarrollo sexual.

Sin embargo, incluso donde no cabe duda de la masculinidad y la feminidad, todavía puede
haber una cierta incertidumbre acerca del papel social propio del hombre y de la mujer. Así,
en el pasado se asumía a menudo que hombres y mujeres tenían muy poco en común. Se
esperaba que no sólo parecieran diferentes, sino que también se comportaran de manera
diferente. Basados en esta expectativa, la mayoría de las sociedades desarrollaron diferentes
papeles sociales y diversos estándares morales para los dos sexos. La investigación sexual
moderna ha superado una gran cantidad de dudas sobre estas concepciones tradicionales,
aunque una diferencia importante entre hombres y mujeres sigue siendo indiscutible: la que
se refiere a sus funciones reproductivas. Mientras que ambos sexos son necesarios para
hacer posible la creación de nueva vida humana, sólo las mujeres conciben realmente, dan a
luz y amamantan a los bebés. Respecto a los demás aspectos, sin embargo, las diferencias
sexuales no son tan fundamentales como parecen ser. De hecho, muchas características
masculinas y femeninas que antes eran consideradas innatas e inmutables se ha mostrado
que son el resultado de influencias culturales. Por supuesto, no siempre es fácil trazar una
línea divisoria entre la herencia biológica y el condicionamiento social. El estudio científico
de estas materias todavía está en sus inicios. Entretanto, parece útil recordar las numerosas
semejanzas entre los sexos. Hablando en términos generales, hombres y mujeres se
entenderían mejor entre ellos si reconocieran que son semejantes en su anatomía y
fisiología básica.

Desarrollo anatómico masculino y femenino

La diferencia anatómica entre hombres y mujeres no es muy grande. Incluso sus sistemas
sexuales son absolutamente similares y, de hecho, en sus primeras etapas de desarrollo son
indistinguibles. Modificaciones estructurales posteriores hacen que los órganos sexuales
masculinos y femeninos se complementen mutuamente, pero incluso entonces se puede
reconocer su origen común. En otras palabras, mientras que las diferencias sexuales (al
igual que el resto de características físicas del futuro ser humano) estan ya programadas en
cada óvulo fertilizado, éstas se materializan sólo lentamente durante un periodo de tiempo.
En algunos casos aislados, el desarrollo puede incluso ser detenido y permanece
incompleto. Como ya se mencionó, en algunos casos puede ser difícil de identificar a un
individuo determinado como hombre o mujer. Sin embargo, en nuestras vidas diarias
generalmente nos conformamos con la determinación del sexo de una persona con base en
ciertos rasgos característicos obvios físicos y psicológicos. Tradicionalmente, estos rasgos
se han conocido como características sexuales, y pueden ser divididos en tres categorías
diferentes:

1. Las características sexuales primarias son los órganos sexuales externos. Estos ya se
encuentran presentes en el momento del nacimiento y así hacen posible determinar si un
bebé recién nacido es niño o niña.

2. Las características sexuales secundarias son esas características físicas que se


desarrollan durante la pubertad y las cuales acentúan más la diferencia anatómica entre
hombres y mujeres.

3. Las características sexuales terciarias son esas cualidades psicológicas que se


consolidan en un sexo y se inhiben en el otro. Las características sexuales primarias y
secundarias son biológicamente determinadas, y constituyen el ser hombre o mujer. Las
características sexuales terciarias son culturalmente determinadas, y constituyen la
masculinidad o feminidad de una persona.

Las características sexuales primarias


Los órganos sexuales son la característica sexual más obvia. Son también la única muestra
externa de si un bebé recién nacido es un niño o una niña. Sin embargo, mientras que los
órganos sexuales del hombre y de la mujer son de apariencia muy diferente, son similares
en origen y estructura. De hecho, se desarrollan a partir de la misma masa celular
embrionaria. La diferencia comienza sólo gradualmente durante el crecimiento del bebé
antes del nacimiento. Los órganos sexuales no llegan a ser completamente funcionales
hasta después de la pubertad cuando, bajo la influencia de ciertas hormonas, finalmente
completan su crecimiento. Tanto el embrión masculino como el femenino en las primeras
semanas después de la concepción, son organismos minúsculos sin características humanas
reconocibles. Sin embargo, tiene una cabeza primitiva y pequeñas yemas de las cuales
comienzan a crecer los brazos y las piernas reales. El embrión más desarrollado posee una
protuberancia de tejido fino, la cual está destinada a convertirse en los órganos sexuales. De
hecho, los orígenes primigenios de glándulas o gónadas sexuales pueden ser encontrados ya
en esta etapa embrionaria, pero, a este punto están todavía sexualmente sin diferenciar, es
decir, son iguales para ambos sexos. Externamente, una protuberancia (sugiriendo el niño)
o un surco (sugiriendo la niña) se puede observar en el punto donde crecerán los futuros
órganos sexuales. Cuando el embrión masculino comienza lentamente a parecer más
humano hacia el final del tercer mes de vida, las gónadas hasta ahora indiferenciadas se
convierten en testículos. La protuberancia externa asume la forma de un pene, y el surco se
cierra (como evidencia de este surco original, cada niño conserva una cicatriz rosada en la
parte inferior de su pene desde el glande hasta el ano). Dos bandas de piel, una a cada lado
de la protuberancia, comienzan a formar el escroto (en la niña, se convierten en los labios
mayores de la vulva). Mientras que el embrión crece para convertirse en feto, los órganos
sexuales continúan desarrollándose junto con el cuerpo entero. Entre el séptimo y el noveno
mes los testículos descienden normalmente al escroto. En el periodo comprendido entre el
nacimiento y la pubertad, los órganos sexuales no muestran ningún otro desarrollo notable.
Sin embargo, durante las edades de 12 a 17 años, los niños experimentan normalmente un
crecimiento notable de sus órganos sexuales y finalmente su primera eyaculación de semen.
También notarán que algo de vello (llamado vello púbico) comienza a crecer en la base del
pene. Todo esto indica que los órganos sexuales están terminando su maduración. Fig.:
Desarrollo de los órganos sexuales masculinos y femeninos. Tanto el embrión femenino
como el masculino permanecen sexualmente indiferenciados durante las primeras semanas
de vida. Poseen los inicios de glándulas o gónadas sexuales, pero estos inicios son iguales
en ambos sexos. Así como en el niño, la niña también muestra una protuberancia y un surco
en el punto donde los futuros órganos sexuales externos se desarrollarán. No obstante, en
este caso la protuberancia se convierte en el clítoris mientras que los restos del surco
abierto, forman los labios menores y el vestíbulo de la vulva. Dos bandas de piel, una a
cada lado, se convierten en los labios mayores (en el niño, se convierten en el escroto). Las
estructuras gonadales originales, las cuales se convierten en testículos en el niño,
desarrollan ovarios en la niña. Entre el nacimiento y la pubertad, los órganos sexuales de
una niña no experimentan ningún otro desarrollo importante. Sin embargo, durante las
edades de 11 a 13 años algo de vello (vello púbico) comenzará a crecer en y alrededor la
vulva, y su primera menstruación puede ser esperada normalmente en esta época. Estos
signos indican que ella está a punto de completar su maduración sexual.
Las características sexuales secundarias

Las características sexuales secundarias comienzan a aparecer durante la pubertad como


resultado de la estimulación hormonal. Estas llegan a ser evidentes primero en las niñas, y
un poco más adelante en los niños. En el momento en que termina el crecimiento físico, los
cuerpos del hombre y de la mujer muestran muchas diferencias muy marcadas. Los
siguientes párrafos resumen los cambios físicos de la pubertad. Estos cambios pueden
ocurrir muy lentamente y prolongarse durante más que una década, o pueden aparecer
repentinamente y ser completados en el lapso de uno o dos años. Mientras que las
condiciones sociales generales, la alimentación, y el clima pueden afectar el desarrollo,
muchos de éstos también son determinados por la herencia. Por ejemplo, los hombres
asiáticos generalmente son menos musculosos y desarrollan menos vello facial y corporal
que los europeos. En el hombre, los primeros cambios corporales de la pubertad son el
crecimiento de los testículos, la aparición del vello púbico en la base del pene, y el
crecimiento del pene. Estos cambios indican que el cuerpo está alcanzando su madurez
sexual, y después de esto la primera eyaculación puede ocurrir en cualquier momento. Sin
embargo, la primera eyaculación puede no contener espermatozoides, sino consistir
principalmente de fluido de la glándula prostática (la primera eyaculación puede ocurrir
durante la masturbación o espontáneamente mientras que el muchacho está dormido. En el
último caso, se dice tener un "sueño húmedo"). Durante la pubertad, el cuerpo aumenta
rápidamente de tamaño. Los hombros se vuelven más anchos que las caderas, el pecho se
ensancha en todas las dimensiones, y los músculos de los brazos, las piernas, y los hombros
se vuelven más fuertes y más obvios. El vello púbico llega a ser más denso y algo rizado,
gradualmente formando un triángulo cuya parte superior es un vértice que apunta hacia el
ombligo. Un poco de pelo también se desarrolla en las axilas (llamado vello axilar) y, en
algunos muchachos, en el pecho. Generalmente, el muchacho es más velludo que la
muchacha. Finalmente, el muchacho también desarrolla el vello facial que se convertirá en
barba a menos que se afeite regularmente. Mientras que los órganos sexuales masculinos
aumentan de tamaño, la laringe (caja vocal o "manzana de Adán") también se ensancha.
Consecuentemente, los hombres tienen generalmente una voz más grave que las mujeres.
La mujer experimenta los cambios físicos de la pubertad en el siguiente orden: primero, los
pechos comienzan a crecer. Luego algo de vello liso y posteriormente rizado aparece en la
vulva. Este vello púbico forma un triángulo con un vértice hacia abajo. Finalmente, un poco
de vello aparecerá también en las axilas (llamado vello axilar). Durante este tiempo, el
cuerpo aumenta en altura, y las caderas se ensanchan más que los hombros. El tejido fino
graso en y alrededor de los pechos, de los hombros, de las caderas y de las nalgas da al
cuerpo femenino su aspecto generalmente más redondeado. La primera menstruación
(también conocida como menarca) indica el acercamiento a la madurez sexual. Al
principio, los ciclos menstruales son irregulares, y en algunos de ellos puede no haber
ovulación. En otras palabras durante algún lapso de tiempo una muchacha puede menstruar
y seguir siendo estéril. De hecho, una mujer obtiene generalmente su capacidad
reproductiva completa solamente uno o dos años después de su primera menstruación. En
las muchachas no hay un crecimiento decisivo de la laringe y por lo tanto ningún cambio de
la voz comparable con el que ocurre en los muchachos. En general, las mujeres son también
menos musculosas y ligeramente más pequeñas que los hombres. Al final de la pubertad,
los pechos han desarrollado su típica forma redondeada conviertiéndose así en la
característica sexual secundaria femenina más obvia. Sin embargo, no producen leche hasta
después del embarazo.

Las características sexuales secundarias


El Hombre: En promedio, más alto y más pesado que la mujer.

1. Pelo de la cabeza: puede caerse con la edad 2. Vello facial: crece a través de la vida de
adulto. 3. Facciones: más pronunciadas, cara más larga, cabeza (de la parte frontal a la parte
posterior) más grande. 4. Cuello: más grueso, más largo, laringe un tercio más grande. 5.
Hombros: más anchos, más angulares. 6. Caja toráxica: más grande en todas dimensiones. 7.
Vello del cuerpo: más evidente, especialmente en el pecho y los brazos 8. Pechos: muy poco
desarrollados. 9. Músculos: más grandes, más obvios. 10. Brazos: más largos, más gruesos,
"eje de extensión" derecho. 11. Vello púbico: formando un triángulo cuya parte superior es
un vértice 12. Caderas: más estrechas. 13. Manos y pies: más grandes, dedos más fuertes y
más anchos. 14. Muslos: más cilíndricos, músculos más acentuados. 15. Piernas: más largas,
con pantorrillas más pronunciadas. 16. Eje del muslo y la pierna: como el "eje de extensión"
del brazo, forma una línea recta desde la cadera hasta el tobillo.

La Mujer: En promedio, más pequeña y liviana que el hombre.


1. Pelo de la cabeza: más duradero. 2. Vello facial: muy fino, generalmente notable
solamente en los últimos años. 3. Facciones: más delicadas, cabeza más redonda. 4 Cuello:
más corto, más redondeado, laringe más pequeña. 5. Hombros: más redondeados, más
angostos. 6. Caja toráxica: más pequeña, más estrecha. 7. Vello del cuerpo: muy escaso y
fino. 8. Pechos: prominentes, con pezones bien desarrollados y aréolas grandes. 9. Músculos:
ocultos en gran parte bajo capas de grasa. 10. Brazos: "eje de extensión" encorvado. 11.
Vello púbico: forma un triángulo cuya parte superior es una linea horizontal 12. Caderas:
más anchas, más redondeadas. 13. Manos y pies: más pequeños y más estrechos. 14. Muslos:
más anchos en la parte superior y más cortos. 15. Piernas: más cortas con contornos más
suaves. 16. Eje del muslo y de la pierna: como el "eje de extensión" del brazo, formando en
la parte superior de la rodilla un ángulo abierto hacia la parte exterior.

La función de las hormonas

El propio desarrollo anatómico del hombre y de la mujer así como su capacidad de


reproducirse depende del funcionamiento de glándulas especiales en sus cuerpos. El estudio
científico de estas glándulas y sus secreciones está aún en desarrollo y todavía hay mucho
por aprender al respecto. La gente, por supuesto, se ha familiarizado con algunas de las
glándulas más evidentes (tales como las de la boca, de la piel, o del pecho femenino) que
producen sus secreciones determinadas (saliva, sudor, leche) sobre una superficie a través
de sus propios conductos. Tales secreciones son fácilmente detectadas, rastreadas, y
medidas, y cumplen una función localizada obvia. Sin embargo, el cuerpo humano también
posee las glándulas endocrinas que producen sus secreciones directamente en el torrente
sanguíneo. Estas glándulas son llamadas endocrinas (del griego: segregar hacia adentro).
Sus secreciones, que pueden estimular o regular el funcionamiento de otros órganos a
menudo alejados, se conocen como hormonas (del griego: estimular). Cada cuerpo humano
contiene un número de glándulas endocrinas y muchas hormonas diferentes que sirven para
una gran variedad de propósitos. Los párrafos siguientes se restringen a una discusión de
aquellas hormonas que afectan la capacidad sexual y reproductiva de una persona.

En cuanto al sexo y la reproducción, las glándulas endocrinas más importantes son la


glándula pituitaria y las gónadas masculinas y femeninas o glándulas sexuales. La glándula
pituitaria está situada en la base del cerebro. A veces es llamada la "glándula principal"
porque sus hormonas estimulan y coordinan las otras glándulas endocrinas. Entre las
hormonas pituitarias que son de interés particular están aquí la FSH (hormona folículo
estimulante) y la LH (hormona luteinizante). Estas estimulan las gónadas masculinas y
femeninas para producir sus propias hormonas (en el hombre, LH se denomina ICSH
[¸interstitialcellstimulating hormona] porque actúa sobre las células intersticiales, las
productoras de hormonas en los testículos. Las gónadas o glándulas sexuales son los
testículos en el hombre y los ovarios en la mujer. Las hormonas producidas por las gónadas
se llaman hormonas gonadales, y pueden ser divididas en grupos claramente diferenciados.
Un grupo de hormonas que es particularmente prominente en hombres maduros se conoce
como andrógenos. Otro grupo de hormonas particularmente prominentes en mujeres
maduras se conoce como estrógenos (las gónadas femeninas también producen otra
hormona llamada la progesterona, la cual es importante para la vida reproductiva de la
mujer). Sin embargo, mientras que hay una predominio de andrógenos en el hombre y de
estrógenos en la mujer, ambos grupos de hormonas están presentes en cada individuo.

Las hormonas gonadales desempeñan un papel importante en la maduración sexual de una


persona. Su primera influencia decisiva aparece incluso antes del nacimiento. El embrión
humano es sexualmente indiferenciado durante las primeras semanas de su vida. Los inicios
de sus gónadas son iguales para ambos sexos. En el punto donde están destinados a crecer
los futuros órganos sexuales externos, hay una protuberancia (que sugiere el niño) y un
surco (que sugiere la niña). Una diferenciación clara comienza solamente hacia el final del
segundo mes después de la concepción. En el caso de un embrión masculino, comienza la
producción de la hormona testosterona (uno de los andrógenos) ésta transforma lentamente
la protuberancia genital embrionaria en un pene. El surco ubicado en la parte inferior se
cierra, formando un solo tubo interno: la uretra. Las gónadas llegan a ser identificables
como testículos, y, en las últimas semanas antes del nacimiento, descienden al escroto. Sin
esta producción prenatal de la testosterona en los varones, su desarrollo anatómico normal
sería imposible.

En el caso de un embrión femenino, no es necesario nada adicional porque los órganos


sexuales externos e internos se diferencian "automáticamente" (en cierto sentido, por lo
tanto, el sexo femenino se puede llamar el "básico" o "primario"). En ausencia de un
estímulo específico por los andrógenos, las gónadas originalmente indiferenciadas se
transforman en ovarios. La protuberancia genital embrionaria se transforma en el clítoris. El
surco genital, por otra parte, permanece abierto y se profundiza formando los labios
menores, y el vestíbulo de la vulva.

En el periodo entre el nacimiento y la pubertad, no hay otros cambios importantes en el


desarrollo sexual de una persona. Los niveles de andrógeno y estrógeno siguen siendo algo
bajos y son casi iguales en ambos sexos. Alrededor de la edad de ocho años, comienza una
acumulación gradual de los niveles de la hormona. Hacia los diez u once años, este
aumento llega a ser muy substancial, especialmente en las niñas. La glándula pituitaria
segrega grandes cantidades de FSH y de LH (llamado ICSH en varones) que estimulan la
secreción de hormonas gonadales así como la producción de semen en los testículos y de
óvulos en los ovarios. En el niño, los andrógenos aumentan a un nivel levemente más alto
que los estrógenos, y, en la niña, los estrógenos se elevan a un nivel mucho más alto que los
andrógenos. Como resultado de este cambio hormonal repentino, los cuerpos del niño y de
la niña desarrollan sus características sexuales secundarias. Esta maduración física general
también desarrolla completamente las capacidades del sistema nervioso, y crea así la base
para la respuesta sexual completa tanto del hombre como de la mujer. En algunos casos
raros donde los muchachos o las muchachas carecen o tienen sus gónadas atrofiadas, se
afecta su desarrollo físico general. Su capacidad de responder sexualmente sigue siendo
limitada y, por supuesto, las características sexuales secundarias nunca llegan a
manifestarse cabalmente. Por ejemplo, un muchacho cuyos testículos no descienden o al
que se castra antes de la pubertad conserva un aspecto general algo juvenil, nunca
experimenta el crecimiento típicamente masculino de la laringe y el consiguiente cambio en
la voz. En la Europa del siglo XVIII los amantes de la música aprovecharon este hecho
cuando proveían a la ópera de un tipo de voz humana muy especial, la voz del castrado.
Una gran cantidad de muchachos jóvenes con voces prometedoras fueron castrados para
preservar su claridad tonal y su voz aguda. Al mismo tiempo recibieron un entrenamiento
musical riguroso. Finalmente algunos de ellos se convirtieron en sopranos adultos o
contraltos masculinos de incomparable fuerza y virtuosidad vocal que podían aspirar a una
vida de fama y fortuna. Los compositores más grandes, tales como Handel, Gluck, y
Mozart, escribieron papeles importantes en sus óperas para los varones castrados. Hoy en
día este tipo de voz ya no se encuentra disponible, por consiguiente éstas óperas tienen que
ser cambiadas o adaptadas a los registros naturales, o simplemente no se ejecutan más.

La castración de adultos no tiene el mismo resultado obvio que la de niños. Esto se sabe
desde hace mucho tiempo en muchos países asiáticos y del Medio Oriente en donde, en el
pasado, los esclavos y criados adultos masculinos eran castrados con el fin de evitar que los
guardias del harén pudieran embarazar a las esposas de su amo (realmente, una
esterilización habría sido suficiente para éste propósito). Aparte de su infertilidad estos
llamados eunucos no mostraron necesariamente ninguna otra deficiencia física. El
estereotipo moderno del eunuco con voz de falsete, débil, calvo y gordo es falso. Una vez
más, el público de la Europa del siglo XVIII parece haber tenido un aprecio notable y muy
realista de los hechos biológicos. Por ejemplo, en la ópera popular de Mozart, "el rapto del
Serrallo", el papel del guardia del harén está, escrito para una voz baja profunda (por otra
parte, lo retratan como absolutamente libidinoso). Debe también ser recordado que las
glándulas suprarrenales producen un poco de testosterona, y esta producción permanece
inafectada por el retiro de los testículos. En general, sin embargo, es verdad que, con el
tiempo, los varones castrados pierden mucho su interés y capacidad sexual. Por otra parte,
hoy en día los efectos de la castración como tal pueden ser corregidos casi totalmente por
medio de un tratamiento hormonal. Según lo mencionado anteriormente, el estudio
científico de las hormonas continúa, al igual que tantas preguntas importantes sobre sus
efectos, sin contestar. Sin embargo ahora hay una gran cantidad de gente que tiene algún
conocimiento general, aunque algo vago, de estos problemas. De hecho, muchos hombres y
mujeres discuten hoy en día influencias hormonales tan fácil e informalmente como sus
dietas. Desafortunadamente muchas nociones populares sobre el papel de las hormonas son
absolutamente equivocadas, especialmente en cuanto a sexualidad se refiere.

Parte de la confusión se puede explicar por medio de la historia de la endocrinología (el


estudio de las glándulas endocrinas y sus secreciones). Entre las primeras hormonas que se
descubrieron estaban las secretadas por las gónadas o glándulas sexuales. Desde que las
gónadas fueron conocidas como productoras de gametos o células germinales masculinas y
femeninas, las hormonas gonadales pronto fueron denominadas simplemente como
"hormonas sexuales", y también fueron divididas en hormonas sexuales masculinas y
femeninas. Sin embargo, esta analogía demasiado simple es errónea. Mientras que las
células germinales masculinas (los espermatozoides) se producen solamente en el varón (y
por lo tanto se nombran correctamente), las llamadas hormonas sexuales masculinas
(andrógenos) se producen tanto en el hombre como en la mujer. Correspondientemente, la
célula germinal femenina (óvulo) se produce solamente en la mujer (y por lo tanto se
nombra correctamente), mientras que las llamadas hormonas sexuales femeninas
(estrógenos) se producen en ambos sexos. La distinción entre hormonas "masculinas" y
hormonas "femeninas" es por lo tanto engañosa. De hecho, es deplorable que las hormonas
gonadales siempre fueron llamadas en primer lugar "hormonas sexuales", porque este
término ha conducido a la idea falsa de que éstas determinan de alguna manera
comportamientos sexuales.

Por ejemplo, algunas personas creen que las hormonas sexuales son la causa directa del
deseo sexual, y que un aumento en estas hormonas aumentará el deseo, de la misma manera
que su reducción lo disminuirá. De hecho, hay una opinión bastante extendida acerca de
que se puede impedir la actividad sexual de una persona privándola de sus glándulas
sexuales y así de sus "hormonas sexuales". En algunos países están castrando a los
delincuentes sexuales bajo asunción de que ésta pondría fin de inmediato a su
comportamiento agresivo. Sin embargo, esto es verdad solamente de una manera general y
después de un periodo de tiempo más largo. Estudios científicos muestran claramente que,
para un hombre adulto, el retiro o la pérdida de los testículos puede no tener el efecto
instantáneo previsto. Un poco de testosterona también es producida por las glándulas
suprarrenales (él, por supuesto, se volverá estéril. También es verdad para una mujer cuyos
ovarios llegan a ser inactivos después de la menopausia (su receptividad sexual no se ve
disminuida). No obstante, la indignidad de una castración forzada puede causar daño
psicológico severo sobre todo a quien comparte las supersticiones sexuales comunes. La
carencia de andrógenos solamente puede disminuir, pero no nesesariamente extinguir el
interés sexual o inhibir la expresión sexual. Esto a menudo disminuye el rendimiento
sexual, pero los cambios drásticos pueden no llegar a ser obvios hasta muchos años más
tarde.

La capacidad sexual de un hombre puede ser reducida más rápidamente administrando una
dosis suficiente de antiandrógenos (las sustancias que contrarrestan el efecto de los
andrógenos). Esta denominada "castración química" puede ser muy eficaz. Sin embargo, es
fácilmente reversible si no se administra más la sustancia. Entre el público en general,
todavía no se entiende siempre que, en seres humanos, la capacidad reproductiva y la
capacidad de responder sexualmente son dos cosas diferentes. Mientras que las glándulas
sexuales son imprescindibles para la maduración física y la reproducción humana de la
persona joven, no son esenciales para la receptividad sexual de adultos. Es decir, no puede
haber reproducción sin células germinales (espermatozoide y óvulo), pero puede muy bien
haber actividad sexual sin "hormonas sexuales" (andrógenos y estrógenos).

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Nota: Nuestros directorios dependen de la entrada de lectores interesados.


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