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MARITIMA BOLIVIANA.
La soberanía marítima de Bolivia está inscrita en el origen antiquísimo del Tawantinsuyo, que
había alcanzado su mayor esplendor, el cual a fin de una mejor administración se había dividido
en las cuatro grandes regiones geográficas: Chinchasuyo, Antisuyo, Contisuyo y del lado del Sur
el Collasuyo, donde se fundaría la República de Bolivia. Desde épocas milenarias radica ya la
base natural y positiva posesión de acceso marítimo.
Antecedentes Históricos
Desde 1776 la audiencia de Charcas que dependía de dicha Audiencia, pasó a formar parta del
Virreinato del Río de la Plata
Bolivia se independizó en 1825 y en 1829 el presidente Andrés de Santa Cruz fundó la provincia
de Antofagasta.
Observamos que Chile nunca cuestionó la soberanía marítima de Bolivia estipuladas en sus
Constituciones políticas de 1822-1823 y 1833.
Antes de la denominada Guerra del Pacifico, Chile limitaba al norte con Bolivia, el desierto de
Atacama (132.000 km2) de por medio, el tratado del 10 de agosto de 1866 fijado como límite
septentrional para Chile en el paralelo 24°.
En 1879 Chile tenía una superficie de 576 mil kilómetros cuadrados, La guerra del Pacífico
que se inició ese año y finalizó en 1883, se saldo con el apoderamiento por parte de Chile de más
de 450 kilómetros de costa y más de 220 mil kilómetros cuadrados, pertenecientes a Bolivia y al
Perú. Este último perdió las extensas provincias del Tarapacá y Arica, el primero la de
Antofagasta cuyo territorio limitaba con el Océano Pacífico.
Chile se apodero de la provincia de Antofagasta y Bolivia perdió su litoral. Es claro que Bolivia
vencida, esa cláusula le fue impuesta con el poderoso argumento de las armas, como nos relata;
Santiago Carrillo. Chile pudo de esa manera limitar al norte con el Perú y en eso fue previsor
Lima jamás ha renunciado a la eventualidad de recuperar los que fueron sus territorios sureños,
como relata el escritor chileno Hérnan Úribe.
En 1880 se firmó entre Bolivia y Chile un Tratado de Tregua y en 1904 se firmo el funesto y
nefasto “TRATADO DE PAZ Y DE AMISTAD”, el cual Bolivia tuvo que firmarlo con el fusil
sobre el pecho, con amenazas de nuevas invaciones.
El 13 de agosto de 1900Abraham Koning, Ministro Plenipotenciario de Chile de esa época
escribía una nota al Gobierno boliviano, en los siguientes términos:
Cabe destacar, que el Senado boliviano de la época rechazó por mayoría de 10 votos en contra y
5 a favor el mencionado tratado, pero una Cámara de Diputados dócil lo aprobó por 37 a favor y
20 en contra.
El patriota e ilustre historiador chileno Cástulo Martinez escribío en su libro” Chile Depredador”
que “Todo tratado celebrado entre países es un documento, susceptible de errores por lo tanto
pueden ser revisables, la historia demuestra que varios acuerdos fueron revisados, corregidos y
mejorados para ambas partes”
En ese contexto, cita un hecho que sucedió el 16 de junio de 1978 cuando el gobierno de los
Estados Unidos de Norteamérica y el de Panamá celebraron dos nuevos tratados sobre el Canal
de Panamá, corrigiendo de esta manera los defectos de un anterior tratado vigente hasta esa
fecha. Esa situación sucedida entre los Estados Unidos y Panamá, además otras experiencias en
Europa, demuestra que todo tratado puede ser revisado para ser mejorado.
Entre Chile y Bolivia según dan cuenta los datos históricos, se procedió a revisar el Tratado de
1866 firmando después un nuevo y más corregido Tratado en el año 1874.
1.- Las exportaciones bolivianas pagan un costo elevado por pasar la frontera. La circulación de
mercaderías no es gratuita. El libre tránsito se incumple invocando argumentos administrativos,
sanitarios, de seguridad y otros. Por otra parte las autoridades e instituciones hacen cobros
excesivos a los transportistas bolivianos.
3.- En muchas ocasiones las protestas laborales y paros en los puertos chilenos que no dejan de
ser legítimos, pero que afectan el tránsito de mercancías de y hacia Bolivia. Por otra parte con el
proceso de privatización de sus puertos en que está empeñado el actual gobierno chileno, los
derechos y obligaciones bolivianos de libre tránsito, que son también obligaciones
internacionales del Estado de Chile, estipulados en el Tratado de 1904 y las Convenciones de
1912 y 1936, no pueden ser transferidos a un agente privado. Se trata de responsabilidades
intrínsecas del Estado chileno desde las perspectivas del Derecho Internacional. Las empresas
privadas concesionarias no pueden ser sucesoras de las obligaciones que el Estado de Chile tiene
con el Estado boliviano.
4.- Además con la privatización de los Puertos de Antofagasta y Arica han incrementado los
costos de las exportaciones de minerales, lo que incide fuertemente en la competitividad de este
sector productivo boliviano. Sector muy importante en Chile y que no sufre esas dificultades de
competitividad, por otra parte la licitación de todos los sitios de atraque establece un monopolio
que incrementará, como los monopolios suelen hacerlo, los costos y los servicios en este puerto
en el que la carga de Bolivia constituye el 80% de la carga movilizada.
5.- En base al Tratado de 1904 se ha construido una agencia aduanera boliviana Administración
de Servicios Portuarios ASP-B. Que se encarga de supervisar el tránsito y almacenaje de y a
Bolivia. La privatización de los puertos limitará también las potestades de ASP-B.
Los únicos puertos que funcionan para Bolivia son los de Antofagasta y Arica. Según el tratado
debían buscarse otros puertos que lo hagan. Asimismo no se respetan los derechos de propiedad
de ciudadanos bolivianos en territorios chilenos. Los propietarios bolivianos de las salitreras del
Toco eran obligados a presentarse a defender sus derechos por el término de 4 meses a partir de
la imposición de una ley relativa a esto.
6.- Chile concedió a Perú, país que tiene abundancia de costas, las siguientes prerrogativas;
Agencia Aduanera, Muelle de Atraque, Estación Terminal para Ferrocarriles, observamos que
Bolivia debería recibir el mismo tratamiento y nunca fue así.
En Chile nunca se ha debatido a profundidad que la riqueza que fue boliviana es la que le ha
permitido sentar las bases de su desarrollo. No son explicables los avances económicos de Chile
sin pensar en el salitre y, especialmente, el cobre. En ese país el cobre es el sustento de la
economía. Aún hoy, con la alta diversificación de las exportaciones chilenas, la venta del cobre
sigue siendo de un tercio del total (7.300 millones sobre 20.000 millones de dólares).
Las minas de cobre se hallan ubicadas especialmente en la segunda región chilena, antiguo
territorio boliviano, donde se encuentran las minas de Chuquicamata (el yacimiento más grande
de este mineral en el mundo). Si bien existen muchas empresas mineras privadas que extraen
cobre, la empresa estatal aporta al fisco más de mil millones de dólares anuales.
Chile se convirtió en el primer exportador mundial y en el segundo productor de cobre después
de Estados Unidos. Chile, hasta la fecha, ha exportado más de 20 millones de toneladas de
cobre, cifra difícil de ser evaluada con precisión, se establece que, este nivel de exportación es
comparado con las reservas de todo el continente asiático, equivalente a cerca de 1.5 millones de
toneladas a las que habría que agregar las reservas de toda Europa Occidental, calculadas en 2.3
millones de toneladas y de la ex Unión Soviética que representan alrededor de 16 millones de
toneladas.
Basados en esa información disponible es posible establecer que en el último siglo Bolivia perdió
o dejó de percibir 300 mil millones de dólares por la exportación del cobre, por los impuestos y
utilidades derivados de la explotación de ese mineral, por la magnitud de la inversión extranjera
orientada a esos yacimientos y por el elevado coste que ahora le supone en la importación y
exportación de productos hacia y desde nuestro país
"El cobre ha desempeñado un rol principal en la economía chilena durante el siglo XX", según el
investigador Patricio Meller. Dicha afirmación no es para menos. Sólo entre 1960 y 2000, las
exportaciones totales de cobre del vecino país alcanzaron a superar los 95 mil millones de
dólares. Si a eso se agrega un promedio de 6.000 millones año entre 2001 y 2003, y pese a la
baja de su cotización en el mercado mundial, se sostiene que las cifras superan los 107 mil
millones de dólares. Un 80 por ciento de esa cifra proviene de la actual segunda región de Chile,
antiguo territorio boliviano.
Según el Banco Central de Chile, las transferencias de la Gran Minería del Cobre (GMC) al
Tesoro General de la Nación entre 1980 y 1999, lo cual incluye impuestos más utilidades,
registró un promedio de 1.050 millones de dólares al año, lo que equivale a que en dos décadas
la explotación y exportación de ese mineral le generó a la economía de ese país no menos de
20.000 millones de dólares.
Siempre según datos oficiales chilenos, el sector privado del cobre contribuyó a las
exportaciones en el período 1994-2000 alrededor de 6.000 millones de dólares, lo cual implica
un promedio anual de 1.000 millones de dólares.
Haciendo referencia siempre al cobre, la inversión privada en la década de los 90 alcanzó a no
menos de 12.500 millones de dólares, equivalente a un dos por ciento del PIB de Chile. La cifra
es mucho más alta si se toman en cuenta las décadas precedentes
A partir de datos oficiales del Banco Central de Chile, de investigaciones realizadas por
estudiosos de la minería del país vecino y de algunas cuantas estimaciones hechas por
economistas bolivianos, es posible concluir que Chile se incorporó con fuerza al mercado
mundial gracias a los recursos naturales de Bolivia.
COMPETITIVIDAD
Los altos costos de transporte y servicios portuarios afectan negativamente la competitividad de
los productos bolivianos en el comercio internacional y dificultan la expansión de su comercio
exterior, que se concentra principalmente en el intercambio con los países vecinos.
Bolivia tiene dificultad para proyectarse hacia la Cuenca del Pacífico, una de las cuencas de
mayor desarrollo económico y comercial del mundo en las últimas décadas.
Los costos de transporte y servicios portuarios exigidos por Chile deben pagarse en moneda
dura, lo cual representa un apreciable drenaje de divisas en favor de Chile.
• Los países mediterráneos pierden 0,7 por ciento en sus tasas de crecimiento.
BIBLIOGRAFIA.
http://www.contexto.org/pdfs/bolivia.pdf
Se estima que Bolivia pierde cerca de un ocho por ciento del PIB por enfrentar su falta de acceso
al Pacífico, lo cual, en términos generales, significa unos 700 millones de dólares anuales. Eso
quiere decir, subraya Villegas, que en una década se perdieron alrededor de 7.000 millones de
dólares y en doce décadas y media (1879-2004), la suma alcanza a cerca de los 100 mil millones
de dólares
La industria del cobre hasta antes de 1971, año en el cual se produjo la nacionalización de ese
mineral en el Gobierno de Allende, represen- taba el 75 por ciento del total de exportaciones
aportaba el 30 por ciento de los ingresos tributarios de ese país. Hoy, con 4.7 millones de
toneladas exportadas cada año, que representan el 35 por ciento de la producción mundial de
cobre representa un 40 por ciento de las exportaciones; nada amenaza con que vaya a dejar de
ser la principal generación de divisas de la economía chilena.
Al carecer de una costa soberana, Bolivia no pudo entrar en contacto con las principales
corrientes migratorias del siglo XIX y de principios del siglo XX, que históricamente se
concentraron en los bordes de Sudamérica.
Un segundo grupo de efectos se traduce en los altos costes de la importación y exportación de
productos, la incidencia en el PIB nacional es mucho mayor si se toma en cuenta el impacto que
el contrabando que proviene de ese país tiene en la economía boliviana, cuyos cálculos
conservadores giran alrededor de los 1.000 millones de dólares al año.
APOYOS INTERNACIONALES
Acaso se olvida la cancillería chilena que hay antecedentes a favor de la demanda de Bolivia. En
1979 al cumplirse el centenario de la guerra, la Organización de Estados Americanos (O.E.A)
respaldó la salida al mar por 25 votos a favor y en contra el solitario de Chile, existen
actualmente 11 resoluciones de la OEA a favor de la causa boliviana. En 1983 los cancilleres y los
movimientos de los No Alineados apoyaron, de nuevo, sin vacilaciones la petición de La Paz.
En le transcurso de estos últimos años la demanda boliviana ha recibido del presidente Hugo
Chávez F., ex presidente Jimmy Carter, del propio ex secretario general de la ONU, Kofi Annan
en su momento el gobierno de Cuba cuando el Presidente Fidel Castro R., dijo que “Cuba apoya
la demanda boliviana porque es justa”, hasta el Vaticano se pronuncio en sentido favorable a
Bolivia, La China. El canciller de Brasil, Celso Amorim quien adujo que “si bien es un problema
bilateral, lo es también de interés regional”, el día 13 de este mes en visita realizada por la
Presidenta de Chile Señora Bachelet a Cuba, quien tuvo un encuentro con el ex presidente de
Cuba, el Comandante, Fidel Castro Ruz dijo:
El Presidente de Bolivia Evo Morales en su visita a Rusia agradeció la solidaridad y el apoyo del
líder de la Revolución cubana e invito a la comunidad internacional apoyar la demanda
boliviana, la reacción del gobierno chileno no se dejo esperar, a través de su vicecanciller ,
aduciendo que en si el tema no se trata de forma bilateral no se podrá proseguir avanzando en la
denominada agenda de 13 puntos, una vez más observamos que la postura chilena es dilatoria, y
pone al desnudo su objetivo final que es de enterrar para siempre la reivindicación marítima
boliviana, con esta actitud Chile es observado como un país que sólo mira hacia los Estados
Unidos y Europa, abandonando cualquier esfuerzo de integración regional y continental.
EL ACTA DE LOVAINA
Seminario Bolivia – Chile – Perú
Fue así que la Prestigiosa y pontifise Universidad Católica de Lovaina, se constituyo en la piedra
angular de este proyecto, realizamos un trabajo mancomunado preparando dicho conclave,
durante dos años y medio, que organizamos, desde la perspectiva que la demanda marítima era
justa, y la satisfacción de la reivindicación marítima boliviana emergía como un factor clave en
la construcción de los lazos de cooperación que faciliten la integración regional y su desarrollo.
Este seminario duró del 9 al 14 de septiembre del año 2006, deseamos mencionar el invalorable
y muy ponderable esfuerzo realizado por los ilustres profesores de la Universidad Catolica de
Lovaina; el Rector, Bernard Coulie, los eminenstes profesores: M.Molitor, F.Hautart, F. Debuys,
P.Lowenthal, M. Munting, C. Duqué, así como los consejeros Isabel Yepez, Jorge Magasich,
Marcelo Estrada Iturri y mi persona.
Los resultados fueron positivos en el sentido, que este diferendo fue tratado de forma trilateral
con representaciones académicos de los tres países Chile, Perú, Bolivia y como mediadora la
prestigiosa Universidad Católica de Lovaina.
Empero, hubiéramos deseado que se aborde el tema histórico, imaginamos mal resolver un
problema sin abordar el mismo, otro elemento que desgraciadamente no se trato es el aspecto
jurídico, ese punto nos hubiera servido a entender de que forma se concibió el mal llamado
tratado de “Paz y Amistad”, también, se abordo el tema de algún tipo de compensación por
parte de Bolivia a Chile. Es INCONSEVIBLE en pensar en algún tipo de “compensación” y por
último en la elección de ciertas personas que componían les respectivas delegaciones que no
necesariamente eran las mas acertadas en participar en dicho concleve.
CONCLUCIÓN
El enclaustramiento de nuestra nación tiene profundas implicancias sociales (además de las
económicas y culturales), observamos, que la gran mayoría de los gobiernos chilenos, mantienen
de forma deliberada nuestro encierro, haciendo de Bolivia una prisión a cielo abierto, la postura
chilena opta por una actitud seudo legalista, ya que en reiteradas ocasión Chile modifico y
transgredió distintos tratados, esto en función de sus interés del momento, por otra parte en la
actualidad la postura chilena es totalmente retrograda, no acorde con nuestros tiempos,
La creciente gravitación de Bolivia en el contexto del Cono Sur es una cuestión de tiempo, ya que
la geografía ha colocado a nuestro país en un punto tan estratégico que nada que sea realmente
importante podrá prescindir de Bolivia, esto siempre y cuando el actual gobierno sepa darle la
utilidad y oportunidad del caso y medida que se van desarrollando los Corredores
Interoceánicos que unen a Norte y Sud y sobre todo a Este con Oeste, sirviendo de nexo entre las
economías más grandes de la región.
También, Bolivia por el peso específico de sus grandes reservas energéticas (gas y petróleo) se
convierte de una manera natural, en el centro de Integración Energética no solo de la sub
región, sino del continente (energía, hidrocarburos, telecomunicaciones, transporte continental
e intercontinental) conjuntamente con los países grandes que cuentan con este recurso (gas,
petróleo) y que, en el marco democrático e integracionista que esta en construcción en el
continente, no será difícil que se encuentren consensos basados en intereses comunes.
Una actitud inteligente y oportuna por parte de Chile que cuenta con más de 4.700 km. de costa,
sería sin duda más acertada que la obcecación que caracteriza a las recalcitrantes posiciones
chilenas o a aquellas que siempre han estado declarándose abiertas al diálogo, por afuera,
mientras en los hechos se niegan al contacto.
El ilustre escritor chileno, Tomás Moulian se refiere de este tema en estos términos:
“Nada deben tener que ver nuestros gestos de reconciliación con Bolivia con los
negocios del gas “. Tienen razón aquellos que dicen que los reclamos políticos no son solo un
asunto contra Chile. También revelan la postura de ciertos grupos que pretenden que esa gran
riqueza no represente solo el negocio de las transnacionales, sino la posibilidad de un polo
nacional de desarrollo, Moulian continua su reflexión diciendo: “Hay pues que separar
ambas cosas”. “Tenemos con Bolivia una deuda histórica. El verdadero gesto
patriótico consiste en reconocerla”.
Por otra parte, observamos que en el Tratado de 1904, Bolivia no cede soberanía de sus
territorios ocupados, en consecuencia, mal se podría decir en el ámbito público que Bolivia cedió
su soberanía. “Bolivia no cede soberanía, sólo dominio.
Además se omite definir en qué quedan los territorios comprendidos entre los paralelos 23 y 24,
donde se encuentran las poblaciones Antofagasta, Mejillones y la Mina de Caracoles. No se
conoce nada de definiciones en cuanto a cesión boliviana y tampoco está definido en el Tratado
de 1904.
Ante la perenne y retrograda posición chilena el gobierno boliviano tendría que estudiar una
posible demanda ante el tribunal de Haya ya que se esta constituyendo como la única
alternativa posible que queda a nuestra nación
Por lo expuesto, creemos que el gobierno boliviano tiene que actuar con extrema cautela,
armando un verdadera y responsable estrategia ya que todos los gobiernos que se sucedieron en
la Moneda, aplicaron con estricto cumplimiento, la doctrina Portales, en detrimento y desmedro
de nuestro pueblo, dicha doctrina ejercida y desplegada no sólo en el siglo XIX sino, extendida al
siglo XX por la doctrina de Pinochet y hasta el siglo XXI seguirá siendo política de Estado en
Chile.
Bolivia está abierta al diálogo con Chile, siempre lo ha demostrado, ahora más que nunca, con
miras hacia un futuro común, cumpliendo con el compromiso histórico, que se trazo el actual
gobierno, trabajar, en aras de la integración del continente y por el bien estar de los pueblos.
Llego la hora que el actual gobierno chileno y su pueblo asuma con honestidad y con la
responsabilidad histórica que le corresponde, en aras del porvenir de América Latina, actuando
a la medida de las circunstancias que exige el siglo XXI.