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Caso en que resultó víctima Alberto Américo Pites (n° 55):

El señor Agente Fiscal al requerir la elevación a juicio del caso, indicó


que Alberto Pites fue privado ilegalmente de su libertad el 19 de agosto de
1976, mientras se encontraba en la casa de un amigo, ubicada en la calle
Tandil 5466 de Capital Federal, en momentos en que un grupo de personas
armadas que vestían de civil irrumpió en la finca y lo “detuvo”.
El representante del Ministerio Público Fiscal sustentó el marco fáctico,
materia de reproche y debate en el plenario, con el testimonio de la propia
víctima (legajo CONADEP 3545), que afirmó que cuando los
“secuestradores” entraron en la casa, descargaron sobre él una andanada de
golpes y le vendaron los ojos.
En ese mismo lugar, fue interrogado por una persona a la que llamaban
“Coronel”. Agregó que transcurridas unas doce (12) horas, fue trasladado con
las manos atadas y los ojos vendados a la Comisaría 42a de la Policía Federal,
lugar en el que permaneció vendado durante cinco días. En dicha Seccional,
vio a una mujer de apellido Marx.
Agregó que a los diez o doce días fue trasladado a la Seccional 34a, y
diez días después fue alojado en la Unidad 2 de Devoto, perteneciente al
Servicio Penitenciario Federal, acusado de tenencia de armas, explosivos y
actos de violencia.
Ahora bien, encontrándonos en la oportunidad procesal propicia para
mensurar integralmente el caudal probatorio recolectado en debate y aquel
cuya incorporación fuera dispuesta, tal evaluación debe efectuarse a partir del
testimonio brindado en la audiencia oral y pública por Alberto Américo Pites.
En esa ocasión relató, que en principio fue secuestrado el día 19 de
agosto de 1976 en el inmueble de la calle Tandil 4476 de esta Ciudad, casa de
su amigo Juan Carlos Mazzaglia, donde trabajaba, y “después fue detenido
legalmente digamos” sic.
Sostuvo que arribó al lugar alrededor de las 9 horas de la mañana como
era habitual. Su amigo tenía un taller de fabricación de máquinas para bolsas
de polietileno, y cuando llegó, ni bien golpeó la puerta, le abren y siente un
golpe con algo contundente en el estómago, lo agarran de los pelos, le bajan la
cabeza, lo encapuchan y le propinan unos golpes más.
Le atan las manos en la espalda y lo dejan tirado en un rincón de la
habitación por espacio de dos o tres horas.
Le exigían que dijera con quienes se reunían ahí, y en horas de la noche
lo llevaron en el baúl de un coche a la Comisaría 42ª de la Policía Federal
Argentina, donde permaneció en un calabozo hasta el día siguiente, ocasión en
que es llevado vendado y esposado por una escalerita chiquita a otra
habitación, donde lo hicieron desnudar para someterlo a picana eléctrica en
tres o cuatro ocasiones.
En los interrogatorios intervino una persona que le decían “Coronel” y
que tiempo más tarde supo que su apellido era “Rey”, no sabiendo si era
militar o policía.
Varios días después es trasladado a una celda más grande, donde
permaneció esposado y vio mucha gente que conocía y otras que no.
Estimó que a los siete o diez días fue conducido a la Comisaría de
Pompeya, creía que la seccional 34ª, siempre con las manos atadas por detrás,
lugar donde permaneció unos diez días, siendo luego trasladado al Penal de
Villa Devoto y tiempo después a la Unidad Carcelaria nº 9 de La Plata.
Indicó que después de permanecer unos meses en ese último penal lo
llevan a una “oficina de los abogados” donde un militar le informó que se le
iniciaba un Consejo de Guerra, acusado de tener armas de guerra, explosivos,
material subversivo y de atentado y resistencia a la autoridad, dándole una
lista con nombres para que eligiera su defensor.
Veinte días después viene el militar que eligiera, a quien no conocía, y
le indica que trataría de defenderlo, que iba a hacer lo que podía, conforme a
su condición de militar y porque además no era abogado sino médico de
caballería o algo así.
Aquél no regresó y volvió a ser trasladado a Devoto
contemporáneamente a la realización del juicio militar, que duró unos quince
días, lapso en el cual fue llevado dos veces por semana al Primer Cuerpo del
Ejército para ello, siendo finalmente condenado a la pena de dieciséis años de
prisión.
Aclaró que a Mazzaglia lo detuvieron con él, es decir fueron detenidos
el mismo día e incluso salieron juntos en libertad el día 12 de mayo de 1984.
Indicó en ese sentido que al asumir el gobierno de Alfonsín se anularon
todos los Consejos de Guerra y pasaron a la Justicia Federal.
A su turno, también declaró en la audiencia de debate Verónica María
Pites, quien indicó que con motivo del secuestro y asesinato de su hermana y
cuñado en el mes de mayo de 1976, toda la familia se encontraba en una
situación de cuidarse mutuamente y, como el día 19 de agosto su hermano
Alberto Américo no regresó a las 22.00 horas como había anunciado,
comenzó a preocuparse.
En la mañana siguiente se presenta en su domicilio personal policial de
la Comisaría 42ª. y, sin identificarse ni exhibir orden judicial, le allanaron el
inmueble, manifestando luego haber encontrado allí algunos panfletos de
varios partidos políticos, además de informarle que su hermano se encontraba
detenido en esa repartición. A pesar de dirigirse luego a esa seccional, nunca
pudo ver al nombrado hasta que fue trasladado al Penal de Devoto a los
cuarenta y cinco días aproximadamente.
La testigo recreó la versión de los hechos conforme se lo contó en su
oportunidad su hermano, como asimismo, el Consejo de Guerra donde fue
condenado.
También indicó que presentaron recursos de hábeas corpus antes de
saber el lugar de alojamiento de su hermano y como resultado de ellos
supieron que estaba detenido por disposición del Primer Cuerpo de Ejercito.
En otro orden, se han incorporado al debate los expedientes n° 1152,
caratulado “Pites Alberto; Mazzaglia Juan s/ hábeas corpus” del registro del
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal n° 6 de esta Ciudad,
ex-Secretaría n° 17 y las fotocopias certificadas de la causa n° 2025,
caratulada “Pites, Alberto Américo, Mazzaglia Juan Carlos s/ infr. arts. 189
bis, 3er. párrafo y 239 C.P.” del registro del Juzgado Nacional en lo Criminal
y Correccional Federal n° 5 que contiene las copias certificadas del expediente
n° 0059/404 del Consejo de Guerra Especial Estable nro. 1/1.
El primero (nº 1152), fue iniciado en el año 1984, y a su vez
comprendía las acciones de hábeas corpus nº 1156, 1168 y C-15, todas ellas
interpuestas en ese mismo año.
También han sido incorporadas las declaraciones prestadas por Juan
Carlos Mazzaglia obrantes a fs. 15 de las fotocopias certificadas de la causa n°
2025, caratulada “Pites, Alberto Américo, Mazzaglia Juan Carlos s/ infr. arts.
189 bis, 3er. párrafo y 239 C.P.” del registro del Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal n° 5 que contiene las copias certificadas del
expediente n° 0059/404 del Consejo de Guerra Especial Estable nro. 1/1; y fs.
67 del legajo de prueba n° 550 –causa 509- de la Cámara Federal.
La primer audiencia que se indica fue realizada el día 3 de marzo de
1984, oportunidad en que el mencionado Mazzaglia ratificó el contenido de la
acción de “hábeas corpus” interpuesta en su favor, en donde se relataba el
“secuestro” que sufrió en su domicilio particular a las 21.00 horas del día 18
de agosto de 1976, aparentemente por fuerzas de seguridad, fuertemente
armadas.
Indicó que fue “legalizado” al día siguiente, pero pasaron veintiún días
de incomunicación, torturas y vejámenes en dependencias de la Comisaría 42ª,
en donde se lo obligó a firmar declaraciones sin leer su contenido,
sometiéndolo al año siguiente a un arbitrario Consejo de Guerra con presiones
de todo tipo, donde se lo obligó a firmar actuaciones, ocurrieron
irregularidades procesales, carencia de defensa e imputaciones descabelladas.
La segunda actuación judicial incorporada data del día 26 de abril de
1985 (fs. 67 del legajo 550), oportunidad en que volvió a manifestar la ocasión
de su “secuestro” en su domicilio particular y su traslado a la seccional 42ª.
También indicó, que al día siguiente fue detenido su empleado Pites, y que fue
sometido a un proceso por la Justicia Militar por presunta tenencia de
explosivos y armas de fuego, siendo condenado a la pena de 14 años de
prisión y Pites a 16 años. En total cinco procesados, entre ellos una pareja de
apellido Otero y otro cuyo nombre ignora, que no fueron detenidos en su
domicilio y a quienes no conocía.
Por último contamos con el legajo labrado en la CONADEP n° 3545
correspondiente a la víctima, conformado únicamente con la versión que sobre
los hechos brinda el propio Alberto Américo Pites.
Obran agregadas a fs. 106/152 de la causa n° 2025 ya mencionada, las
copias certificadas del sumario policial instruido el día 19 de agosto de 1976
por la Comisaría 42ª. de la Policía Federal Argentina, en el cual luego de
concluidas las diligencias más urgentes, el día 27 de agosto siguiente se dio
por finalizada la prevención sumaria y se elevó al Consejo de Guerra Especial
(Zona de Defensa I- Subzona Capital Federal) junto con el material
secuestrado y permaneciendo los prevenidos Juan Carlos Mazzaglia, Alberto
Américo Pites y Jorge Alberto Palacios, alojados en esa dependencia a
disposición de ese Tribunal.
Dicho sumario que motivara la formación de la causa: Letra 1 J 6 N°
0059/4034, año 1976, caratulada “Mazzaglia Juan Carlos y otros s/
actividades subversivas diversas” del registro del Consejo de Guerra Especial
Estable N° 1/1, tiene su inicio por directivas de la Comisaría 42ª. en razón de
que en la finca de la calle Tandil 5466, departamento nro. 1 de esta Ciudad,
periódicamente se reunían personas jóvenes de ambos sexos, que entraban y
salían del inmueble en forma separada tratando de pasar inadvertidas, a la vez
que ingresaban bultos en forma sospechosa, situación que motivó que se
constituyan en el lugar efectivos de dicha dependencia, en donde son
atendidos por Juan Carlos Mazzaglia, quien no puso reparos al acceso, el cual
se concretó con dos testigos de actuación, Carlos Alberto Ciaccia y
Concepción del Carmen Mazzaglia, procediéndose así al secuestro de
numeroso material -cuyo detalle luce a fs. 107vta/108-, como ser panfletos de
diversos partidos o agrupaciones políticas, obras literarias “temáticas”, un
plano de la Capital Federal con círculos en distintos puntos geográficos,
croquis en papel de determinadas calles, clavos “miguelitos”, proyectiles y
cartuchos a bala, una granada de mano, tres revólveres con carga completa,
siete botellas conteniendo nafta a modo de “molotov” y una damajuana
conteniendo acido sulfúrico, entre otras cosas.
Asimismo se constató que los croquis que lucen agregados a fs. 111 y
112 se correspondían con la ubicación de dos hechos ocurridos en el mes de
julio anterior en que se atentara contra personal de la Policía Federal.
También se dispuso una discreta vigilancia en el lugar, procediéndose a
la detención de Alberto Américo Pites y posteriormente de Jorge Alberto
Palacios.
En otro orden se realizó la inspección del inmueble ubicado en la calle
Anchorena 1238, piso 7º, dpto. “48” de esta Ciudad, domicilio particular del
aludido Pites, donde se procedió al secuestro de literatura de “corte
subversivo”.
Obra a fs. 44/52 de la causa n° 1152 ya citada, la sentencia dictada por
el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas el día 30 de diciembre de 1977, a
instancias de las vías recursivas interpuestas por Alberto Américo Pites y Juan
Carlos Mazzaglia, confirmatoria de la decisión del Consejo de Guerra
Especial Estable N° 1/1, que los había condenado a las penas de 16 y 14 años
de prisión respectivamente, como autores responsables de los delitos de
“tenencia ilegal de armas y explosivos” y “participación criminal secundaria
en actos de violencia contra personal policial”, en concurso real, con abono
del tiempo de detención y prisión preventiva que llevaran cumplido, con la
pena accesoria de inhabilitación absoluta y perpetua.
También luce a fs. 80 de ese legajo la copia de lo resuelto el día 6 de
marzo de 1984 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el marco del
recurso de hecho interpuesto por Juan Carlos Mazzaglia y otros s/ leyes
20.840, 21.268 y 21.272, frente a la queja del letrado defensor del nombrado
ante la denegatoria del recurso extraordinario interpuesto contra la sentencia
del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que confirmó la condena
dictada por el Consejo de Guerra Estable n° 1/1.
El Alto tribunal sostuvo que la ley 23.042, publicada en el Boletín
Oficial del 23 de enero de 1984, dispuso en su art. 1 que las condenas dictadas
–aún con sentencia firme- por tribunales militares respecto de civiles, podrían
objetarse por la vía reglamentada en el Título IV, del Libro IV, del Código de
Procedimientos en Materia Penal.
Continuó diciendo que, toda vez que según surge de la certificación
efectuada, el recurrente promovió ante el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Criminal y Correccional Federal n° 1 la impugnación de la
condena que le había sido impuesta y se había dispuesto la remisión de los
autos principales a ese tribunal, en tales condiciones, y sin perjuicio del
recurso de apelación regulado por el art. 13 de la ley 23.049 con el que
actualmente cuenta el interesado, el fallo del Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas, al haber si utilizada la vía establecida en la ley 23.042, no existe la
sentencia definitiva del tribunal superior de la causa a que se refiere el art. 14
de la ley 48, de manera que resulta prematuro el remedio federal intentado y
se desestima la queja.
El día 6 de abril de 1984 el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal
y Correccional Federal n° 2 (ver fs. 61/66 de la causa n° 2025 ya citada), a
instancias de las presentaciones efectuadas por Alberto Américo Pites y Juan
Carlos Mazzaglia invocando la aplicabilidad de la ley 23.042, y donde narran
las circunstancias en que fueron privados de su libertad, así como las
vicisitudes del juicio a que fueran sometidos ante el Consejo Supremo de
Guerra, cuyas irregularidades también describen, y en consecuencia solicitan
se haga lugar a la acción de hábeas corpus que promueven, que se declare
insubsistente e inconstitucional la condena dictada y que se disponga sus
inmediatas libertades considerando falsas las imputaciones que se les
atribuyen, resolvió en primer lugar, hacer lugar a las acciones de hábeas
corpus promovidas y dejó sin efecto las condenas dictadas en el marco del
expediente militar n° 0059/404. En segundo término declaró que existían
méritos para someter a los nombrados Pites y Mazzaglia a proceso penal
conforme a derecho y mantener su detención.
En sus fundamentos el magistrado indicó al momento de evaluar la
libertad de los nombrados, que la lectura de la causa militar demuestra
inequívocamente que se investigan hechos sumamente graves por sus
modalidades de comisión y, fundamentalmente por sus resultados, que
lógicamente deberían ser nuevamente investigados tanto en su materialidad,
cuanto en lo que concierne a la responsabilidad que en los mismos pudo
caberles a los beneficiarios de estos recursos.
Aclaró el señor Juez Federal en ese punto, con relación a la posibilidad
de que otros hechos pudieran ser motivo de juzgamiento y acerca de los cuales
el Tribunal Militar no se pronunció, que la acción revisora que institucionalizó
la ley 23.042, es limitada únicamente por el sustrato fáctico que ha sido
materia de investigación por los Tribunales Militares más allá de lo acertado
del encuadramiento jurídico que de los mismos se hubiera hecho. En tal
sentido, advertía que el Tribunal Militar en la sentencia que habría de dejar sin
efecto, no consideró la asociación ilícita calificada prevista por el artículo 210
bis o en su caso 210 ter del Código Penal, ni la infracción a la ley 20.840.
Consideró que de momento no podía negarse la existencia de pruebas,
cualquiera sea el valor que debiera atribuírseles, y que en consecuencia
correspondía que tanto Pites como Mazzaglia fueran sometidos a juicio
conforme a derecho, donde por otra parte tendrían la más amplia libertad para
probar cuanto correspondiera a su derecho, incluso, respecto a la falsedad de
las actas que se cuestionaban.
A fs. 84 del expediente referido los integrantes de la Cámara Nacional
en lo Criminal y Correccional Federal de esta Ciudad, tuvieron por desistidos
los recursos interpuestos por Mazzaglia y Pites contra la decisión del Juzgado
Federal nº 2, premencionada.
Interviniendo en definitiva en la investigación el Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal n° 5, luego de recibirle declaración
indagatoria a los imputados Mazzaglia y Pites, y escuchar sus versiones de los
hechos, como también los testimonios de quienes intervinieran como testigos
de actuación de la incautación del material secuestrado, decretó, con fecha 19
de marzo de 1985, la nulidad de las actas de secuestro de fs. 109 y 130 y el
sobreseimiento total y definitivo de Juan Carlos Mazzaglia y Alberto Américo
Pites, en orden a los delitos de tenencia ilegítima de armas y explosivos y
participación secundaria en actos de violencia contra personal policial,
dejando a salvo el buen nombre y honor del que pudieran gozar.
En sus fundamentos el señor magistrado federal reseña los descargos
efectuados por los acusados relativos a sus detenciones y la negativa de Pites
en cuanto a lo acontecido y su afirmación de que firmó la declaración que lo
comprometía por haber sido obligado bajo coacción.
Por otra parte, recrea que los testigos de actuación convocados
indicaron no encontrarse presentes en la ocasión que el personal policial
hallara el material incriminante, de tal modo que no podían deponer sobre su
existencia o precisar donde se encontraba cada uno de ellos, indicando además
que el procedimiento duró tres días, al cabo de los cuales les hicieron firmar
las correspondientes actuaciones.
Sostuvo el señor Juez Federal que las diligencias practicadas por la
prevención se realizaron sin dar cuenta al Juez competente para su instrucción,
violándose así principios constitucionales básicos de libertad y seguridad.
Reflexionó que resultaba ilógico que se hubiese permitido
voluntariamente el ingreso policial sabiendo que de ese modo se comprometía
la suerte de aquellos que supuestamente autorizaban el acceso.
Respecto del arma y la resistencia a la autoridad, indicó que a partir de
las testimoniales recibidas, no existe precisión en cuanto al lugar donde se
encontraba la primera y ni siquiera si estaba en el lugar, ya que las actas
fueron firmadas una vez que todo el material estaba acomodado en una
habitación.
Por otro lado los dichos de los testigos no pudieron ser rebatidos por los
policías, que dado el tiempo transcurrido, como señaló el subcomisario
Francisco Ángel Martínez –denunciado por apremios ilegales por Pites-, no
pudo recordar lo acontecido y se remitió a los registros de la Seccional 42ª. En
ese aspecto volvió a reflexionar sobre lo comprensible de ello conforme a su
actuación diaria que impedía que pudiera precisar detalles conforme al tiempo,
pero ello opera de manera diferente para los testigos ya que por las
características del procedimiento resultaba difícil de olvidar.
Asimismo surge que el arma y el material fueron remitidos al Consejo
de Guerra –hoy disuelto- por lo que resulta imposible saber el lugar donde se
encontraba.
Concluyó que por las consideraciones vertidas el procedimiento llevado
a cabo era ilegal, como así también la prueba reunida, ya que al realizarse la
pesquisa domiciliaria se carecía de la necesaria orden de allanamiento con lo
cual se había transgredido el caro precepto constitucional del artículo 18, lo
que conducía inevitablemente a la nulidad de las actuaciones.
Sentado el desarrollo histórico del hecho, cabe aclarar en primer lugar,
que escapa al objeto procesal de este debate, la privación de la libertad de Juan
Carlos Mazzaglia, como así también la aplicación de tormentos, que dijo aquél
junto a Pites, haber padecido en el ámbito de la Comisaría 42ª de la Policía
Federal Argentina, dado que no fueron incluidos en los requerimientos de
elevación a juicio.
El Tribunal considera de acuerdo a la prueba recabada, que se encuentra
probado con la certeza exigida para esta instancia plenaria, que el día 20 de
agosto de 1976, Alberto Américo Pites fue detenido, en ocasión de concurrir a
la casa de Juan Carlos Mazzaglia -aprehendido el día 19 anterior-, ubicada en
la calle Tandil 5466 de Capital Federal, por efectivos correspondientes al
numerario de la Comisaría 42ª. de la Policía Federal Argentina, con
fundamento en que, en el lugar, se mantenían reuniones de “corte subversivo”.
Respecto a la fecha en que ocurrió la detención de Pites e incluso de
Mazzaglia, y que el señor Agente Fiscal recogiendo la versión del primero
establece que ocurrió en el día 19 de agosto de 1976, la misma no encuentra
respaldo para contrariar las que fueran consignadas en el sumario policial
labrado por la Comisaría 42ª, además de no explicar en qué incidiría
tergiversarse una por la otra.
Lo cierto, es que mientras que el propio Pites indicó en la audiencia de
debate que fue detenido junto a Juan Carlos Mazzaglia, “... a Mazzaglia lo
detuvieron con él, es decir fueron detenidos el mismo día e incluso salieron
juntos en libertad el día 12 de mayo de 1984” sic, éste por su parte en su
declaración incorporada sostuvo que “al día siguiente fue detenido su
empleado Pites” sic.
Del mismo modo, se encuentra probado que sustanciadas las diligencias
más urgentes de la prevención el día 27 de agosto de 1976 se clausuraron las
actuaciones y se elevaron al Consejo de Guerra Especial Estable (Zona de
Defensa I- Subzona Capital Federal), ello con fundamento en las normativas
legales imperantes en esa época.
En otro orden, no se encuentra probado que el cautiverio de Alberto
Américo Pites fuera clandestino.
En lo tocante, la Ley 21.460 vigente al tiempo de su detención, disponía
que algunas prevenciones sumariales fueran efectuadas por las fuerzas
armadas o de seguridad, y por su parte, la Ley 21.461 estableció el
juzgamiento de delitos subversivos por Consejos de Guerra Especiales.
La testigo Verónica Pites indicó en la audiencia de debate que en
ocasión de presentarse personal policial en su inmueble el día 20 de agosto de
1976, le informó que su hermano se encontraba detenido en la Comisaría 42ª.
de la Policía Federal Argentina, más allá de las circunstancias que relató en
que no pudo verlo durante su estadía en esa repartición.
Tales motivos llevan al Tribunal ha considerar que, la detención del
nombrado encontraba basamento en el marco legal vigente en esa época,
máxime teniendo en cuenta su inmediata disposición a la orden del tribunal
entonces competente en la materia; éste era, el Consejo de Guerra Especial
Estable nº 1/1, cuestión última que resulta totalmente independiente de los
vicios procesales que ofrecieran fundamento a la sanción de nulidad que
recayera sobre las actas de secuestro labradas en su oportunidad.
En consecuencia, y toda vez que mediara una revisión judicial por un
magistrado designado por un gobierno democrático, no puede considerarse
que la privación de libertad de Alberto Américo Pites fuera ilegítima,
atendiendo al orden jurídico vigente al tiempo de los sucesos.

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