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LAS PALABRAS PERDIDAS cemento pesada, sólida, dura, sin campo para correr
ni jugar. Alrededor casi todo parecía muerto, gris.
Corría el año 3333, el de los cuatro treses, y ésta La gente tenía que usar bozales y bombas de aire
es la historia que, zumba, zumbando, con aire de purificado para preservarse de la contaminación. Los
misterio, contaba un super-mosquito-moscón de niños, pues, no podían salir a jugar, a correr, ni a
aquel entonces. En lo de andar oliéndolo todo, bañarse en piscinas y menos en pozas... La verdad,
metiéndose por todas partes y averiguando chismes, sólo había pantanos. El agua estaba racionada,
los tales super-moscones no se diferencian mucho de aunque no tanto como ahora. ¡Todo era un poco
los de ahora, simples mosquitos. como ahora!

A Super Moscón lo rodeaba una nube de –¡Qué niños! ¡Querían coger el cielo! ¡Bañarse
zumbadores. en pozas, andar sin bozal, jugar al aire infecto!
¡Vaya locura!
–Ssss... les digo que sí, insistía ante un coro de
oyentes ssssusurrantes, less digo que sssí. Me –Pues a esos niños del año 2222, no les gustaba
encontré la historia en unos papeles viejos, tirados en la cosa. Parece que habían encontrado un libro viejo
un basurero. y, leyéndolo, averiguaron muchas cosas de los
tiempos primitivos, de antes del año 2000. En el
–¿Quién confía en papeles de basurero?, libro se hablaba de la naturaleza; de bosques
exclamó con desprecio una mosca super-gorda. umbrosos y de ríos de aguas límpidas, de bandadas
de pájaros volando en el aire transparente, de niños
–¡Nadie!... Todo puede ssser un cuento, si no jugando en los campos... Y también de lo que
quieren, ¡no lo cuento! pensaban las gentes.

–Anda, Zumbón, cuenta de una vezzz... ¡De –¿Lo que pensssaban?


tanto esperar hasta la cabeza me zzzumba!
–Bueno, no estaban tan interesantes, como los
–Y a nosotrosss el corazzzón y los ... seisss de este tiempo, en que desde niños aprenden el
piess, dijeron los otros moscos súperes. Catecismo del Negocio, compendio de la Biblia de
las Finanzas, en inversiones, ganancias, dividendos,
–Bueno, carraspeó Zumbón, sucedió hace altas especulaciones... Sabían de eso, ¡claro!, pero
mucho tiempo, por ahí del año 2100, o 2200... No, todavía pensaban en otras cosas y creían en la lealtad,
ya sé, fue en el año de los cuatro doses, año de gracia la confianza, la generosidad, la amistad, el amor...
de 2222.
–¡Creían en brujas! ¿Qué significan todas estas
–Como quien dice en la prehistoria, sss... palabras? Siempre ando zumbando cuando alguien
comentó la moscona super-gorda. abre un libro, me gusta enterarme... Nunca he oído
pronunciar estos ensalmos. ¿Qué significan?,
–Había muchos niños... Les pido perdón, se preguntó la zumbona gorda.
trata de niños...
–Les aseguro, ¡palabra de super-moscón!, que
–¡Um m m sss! ¡Qué cuento! no lo sé. Aquellos niños tampoco las sabían, pero las
hallaron en el libro que leyeron a escondidas y
–Los niños vivían en una ciudad que no les trataron de entenderlas, parecían muy importantes
gustaba; era algo parecida a las de ahora, tal vez con para los antiguos.
más verde.
–¡Entenderlas! ¡Lo que hay que entender es la
–¿Parecida a las de ahora y no les gustaba? multiplicación de las ganancias, y basta!
¡Increíble! Ssson relimpias, hasta a nosssotros nos
cuesssta entrar. –¿Quieres callar? Los niños buscaron en el
diccionario. Decía: lealtad: arcaísmo fuera de uso;
–No les gustaba porque estaba llena de murallas confianza: arcaísmo fuera de uso, y así las demás
y refugios anti-bomba. Era una sola mole de palabras.
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muy viejo. La niña silbó suavemente, del hueco de


El jefe de los chicos, un rubio llamado Ernesto, un roble salió Felipín, el duende.
comentó:
Los chiquillos lanzaron una exclamación; nunca
–¡Qué cosa más rara!, todo lo que en el libro habían visto, ni en pintura, un ser tan pequeño, tan
que leímos dice que es lo mejor, resulta que no se extraño.
sabe qué significa, ni se puede averiguar, porque el
diccionario dice que son arcaísmos y no explica nada. El duende les indicó que hicieran silencio y con
la pequeña Asela los llevó a un lugar oculto entre los
Le preguntaron entonces al maestro, y les grandes troncos. Se sentaron en el suelo, Felipín en
contestó: el centro.

–¿Por qué preguntan tanta tontería? Esos deben –Pueden quitarse los bozales, les dijo, y las
ser nombres inventados, no recuerdo haberlos oído bombas de oxígeno, aquí hay buen aire; luego
nunca, ¡y ni falta que me han hecho! agregó: sé lo que quieren, Asela me lo contó; les
ayudaré, pero tienen que prometerme que serán
Los niños estaban cada vez más intrigados. Un discretos, que no le contarán a nadie que me han
día se acercó a Ernesto una niña, pequeñita, morena, visto, que existo. Los amos serían capaces de volar
rizada, y le dijo tímidamente: este arbolado con todo y que lo consideran como
reliquia de museo.
–Si quieres, vamos. Conozco un duende...
–Vamos al grano: conozco a la Abuela.
–¿Que conoces un duende?, ¿y a dónde vamos a
ir? –¿La Abuela?, dijo Ernesto, ¿todavía quedan
abuelas? Nos dijeron que era una especie
–No cuentes lo del duende, es peligroso, el desaparecida.
pobre vive muy escondido. Dice que nos puede
llevar, que él sabe cómo encontrar las palabras –No, conozco más de una; las abuelas son mis
perdidas... ¿Si quieres?... amigas. Ésta, que es la abuela de Asela, no vive muy
lejos; se oculta en un lugar del Otro Lado, a unas
–¡Querer, quiero!... Ernesto, muy feliz, reunió cuantas jornadas de aquí. ¿Quieren verla?
la banda de chiquillos y chiquillas y les propuso la
"aventura": ir en busca de las palabras perdidas. –Me gustaría, contestó Ernesto, pero... Salimos
en busca de las palabras perdidas...
¡Aventura! Los pequeños hicieron sus planes
para escapar, el duende les mandaba recados con –Es ella quien guarda el secreto de las cosas
Asela, la morenita. viejas, de todo lo perdido. Es la Abuela de los
cuentos.
No dice en los papeles cómo escaparon... Tal
vez no fue tan difícil; los grandes estaban siempre –¿Y Asela?
enfrascados en sus finanzas o preparando guerras con
rayos ultra. Los niños se fueron de excursión, pero –Pues Asela es la niña de los cuentos. ¿Vamos?
no a ver plantas atómicas, ni ciclotrones, ni radares,
ni centrales de computación, ni radio telescopios, ni –Vamos.
plantas energético-solares; todo eso los tenía
aburridos a pesar de que ya no eran enormes Y así se pusieron en camino para ir al Otro
construcciones, como las primitivas, sino más Lado, a unas pocas jornadas, en busca de la Abuela
sencillas y eficaces, casi como las de ahora. de los Cuentos que guardaba todos los secretos
buenos.
Asela que, ¡no se sabía de dónde había salido!,
los llevó por otro lado. Caminaron un buen rato y Casi en seguida, se encontraron al borde de un
por fin llegaron a un grupo de árboles, que nunca barranco, que bajaron a gatas y que comunicaba con
antes habían visto, resto de un bosque, al parecer,
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una especie de túnel por el que siguieron bajando y La Abuela agregó:


bajando.
–Sé que buscan las palabras perdidas; han
–¿Éste es el túnel que conduce al centro de la hallado un vislumbre de la primera: ¡Amor! El amor
Tierra?, preguntó Marcos, uno de los niños. llena el mundo, para comprenderlo, no alcanza una
vida... Ustedes verán: en él caben todas las palabras
Felipín no contestó, tal vez no oyó la pregunta bellas, buenas; las palabras que alientan la vida y
porque estaba sacando de su mochila una especie de unen a las criaturas. ¡Bondad es amor!, ¡belleza es
hongos que repartió, como cena, entre los viajeros; a amor!
todos les pareció una vianda muy delicada. Bebieron
agua de un chorro que saltaba de la roca. ¡Agua En eso cantó un pajarillo, otros, le respondieron.
pura!, dijo el duende. Los niños escucharon inmóviles, en profundo
silencio.
Como estaban cansados y con sueño, se
acurrucaron a dormir. –¿Qué es eso?, preguntó Ernesto.

Despertaron lejos del túnel, en una gran –Son pájaros, cantan. Están alegres, dijo Asela.
explanada cubierta de hierba florida, poblada de
árboles cargados de frutas. Por un cielo despejado La Abuela agregó:
ascendía un sol tibio y brillante que hacía
resplandecer el campo. –Le cantan al amor... Vengan, vean danzar a las
mariposas sobre las corolas recién abiertas; a las
En el centro de la explanada había una choza de abejas que liban miel, a las libélulas, a los abejorros;
madera, con techo de teja, ventanita con cortinas de vean mil flores y mil brotes expandirse a los rayos
gaza y puerta labrada. ¡La choza de los cuentos! del sol, todos festejan la vida y el amor, ¡es
Primavera!
Los chiquillos la contemplaron estáticos.
Felipín, el duende, llamó: Los chiquillos habían salido fuera y, cogidos de
la mano, cantaban en coro como si no hubieran hecho
–¿Se puede? otra cosa en su vida:

–¡Entra, que entren todos, los estaba esperando! A la rueda rueda, Si me das la mano
rueda del Amor, con fiel corazón,
La Abuela, sentada en su poltrona, con los si me das la mano con lealtad de amigo
anteojos medio caídos sobre la nariz, los ojillos te la daré yo. te la daré yo.
alegres, las mejillas sonrosadas y una sonrisa tierna y
acogedora en los labios, les tendió los brazos. Aquel día aprendieron muchas de las palabras
perdidas; y con la Abuela en su jardín o junto a la
Los chiquillos se precipitaron como si siempre lámpara, en las veladas, fueron aprendiendo las
lo hubieran hecho y la cubrieron de besos, que ella demás. En el Jardín aprendían en el Libro de la Vida;
les devolvió con ternura. por las noches, la Abuela les contaba cuentos.

–¡Qué tibia!, ¡qué suave eres! Abuela, tienes –Los cuentos acaban de enseñar cómo es el
una suavidad que se mete en el corazón, dijo Malena, amor, en ellos encontrarán todas las palabras
una de las niñas más pequeñas del grupo, perdidas, les decía la viejecita.
acurrucándose en su regazo.
Les contó "El príncipe feliz y el gigante
–Es la tibieza del amor, su suavidad, dijo la egoísta", "La Sirenita", "La historia de una madre",
Abuela. "La reina de las nieves", "Cenicienta", "La bella y la
bestia", "El rey del río de oro", "El cuento de
–¡Es amor!, murmuraron los niños como en Navidad", "El Niñito de Belén" y muchos otros llenos
sueños. de encanto y belleza. Y también los que hacían reír,
con sonoras risas: los de los tontos vivos y los vivos
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tontos, los de Tío Conejo, Epaminondas y Se quedaron a vivir en el mundo del Otro Lado,
Charbarcha, el que apostó con el diablillo; y ¡qué se el que está al revés de éste.
yo!, leyendas y milagros... ¡La Abuela se sabía todos
los cuentos del mundo! El buen Juan de los cuentos, les hizo casitas de
cuento con ventanas, con cortinitas de gaza y puerta
Y cuando llegó la hora de regresar, lo niños se labrada; y una escuela en la que todos los libros eran
negaron a hacerlo. de cuentos, hasta los de ciencia; y en donde los
números apenas se asomaban un poquito, como para
–Abuela, nos queremos quedar... contar quedó y jugar suela: ¡Uno, dos, tres, queso!

–¿Y vuestros padres? Cuando crecieron, los chicos se casaron con las
chicas y fundaron un pueblo muy feliz que nunca
–No tenemos padres, nacimos en una probeta. olvidó el significado de las palabras del amor, ni supo
Tú eres nuestra Abuela y nos has enseñado el amor y de guerras. Un pueblo al Otro Lado, en donde
todas las palabras perdidas, las bellas palabras que no siempre se cantaba:
conocíamos. Eres lo mejor que tenemos. ¡Déjanos
contigo! "Dame la mano, como una sola
y te amaré, flor seremos,
Felipín, el duende, le guiñó un ojo lloroso a la dame la mano como una flor
Abuela; ella dijo: y me amarás, y nada más".

–Pueden quedarse.

–¡Hurra!, exclamaron los niños abrazando a la Adela Ferreto.


Abuela.

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