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Temas de Psicogerontología II
SEXUALIDAD EN LA MENOPAUSIA
DRA. SONIA BLASCO
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0 años 35 50 años 65
...
CLIMATERIO
PREMENOPAU PERIMENOPAUS POSTMENOPAU
SIA IA SIA
. CALORES . CALORES . Sequedad
Sudores . Insomnio vaginal
nocturnos . Sequedad . Osteoporosis
• Alteraciones vaginal, . Trastornos
de la . cardiovasculare
menstruación Adelgazam s, etc.
, iento de la
. Insomnio pared vaginal.
.Ansiedad .Mayor
.Cambios de frecuencia en la
humor micción.
.Disminución .Dolores
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¿Podría imaginar, de niña, a su abuela interesada en el placer erótico? ¿A su
madre madura, atreviéndose a lucir el cuerpo, a disfrutarlo como instrumento del goce?
Resulta difícil asociarlas con esas situaciones: hasta hace sólo unas décadas se
creía que la menopausia marcaba el fin del interés sexual.
Las investigaciones de los últimos treinta años, sin embargo, han sido
categóricas: la sexualidad de la mujer y del varón puede mantenerse activa toda la
vida. Con el beneficio agregado de que disfrutar activamente del sexo a lo largo de los
años estimula el vínculo amoroso y establece un espacio de encuentro íntimo que no
envejece.
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Yo y mis circunstancias
Cada mujer se vincula con los otros y vive su sexualidad de acuerdo a las
características de su personalidad, las huellas de su historia y los prejuicios de la
cultura.
La menopausia es un cambio pero no necesariamente una pérdida; la
disminución de nuestra autoestima es el resultado y no la causa de cómo nos tratamos
a nosotras mismas. Una investigación reciente del laboratorio Parke Davis encontró
que las mujeres prefieren tener 40 años antes que 18. Aunque muchas veces se
asocia la mitad de la vida con una crisis, la realidad es que muchas mujeres pueden
disfrutar intensamente esta etapa vital.
La mujer que tiene una buena estima de sí misma, que se valora y considera
legítima su búsqueda sexual y amorosa, es activa y no oculta su deseo a la hora de
tomar la iniciativa. Con la madurez, los viejos mandatos y los prejuicios pueden
olvidarse. Más aún, una actitud abierta y de reconocimiento hacia su deseo favorece
que los cambios producidos por la menopausia no alteren la capacidad de goce.
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“¿Y qué hago con ...?, -- suelen preguntarme las mujeres que de cuarenta, cincuenta,
sesenta años, que acuden a los grupos que coordino-- en alusión a algunos trastornos
físicos que inevitablemente, aparecen.
"La sequedad apareció y cada vez fue peor. Hasta que me atreví a contárselo al
médico, pensé que el cuerpo me había dicho: basta.”
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¿Se imagina el dolor que puede ocasionar la penetración cuando la vagina no
está adecuadamente lubricada? Algunas mujeres desestiman la importancia de una
buena lubricación para que el coito sea placentero: no toman conciencia de cuánto
puede afectar su vida sexual. Ocultan la sequedad vaginal e intentan un coito "seco"
que resulta doloroso, puede lastimar la pared vaginal y ser la puerta de posibles
infecciones.
Coincidentemente con la sequedad vaginal, puede aparecer la atrofia de las
paredes de la vagina que se adelgazan y se vuelven más vulnerables.
El dolor impide el placer. El miedo a un encuentro sexual doloroso provoca el
rechazo de la sexualidad. La disminución o la ausencia del deseo sexual que se
atribuye a la menopausia se origina, muchas veces, en el temor al dolor de la
penetración.
Como la mayoría de las veces la sequedad vaginal se acompaña de alguna
dificultad del compañero, como la rutina sexual elude el juego erótico o lo acorta
(empeorando el inconveniente), no es difícil que los prejuicios los acosen con que ya no
están en edad de gozar del sexo.
En nuestro país existen hace algún tiempo jaleas especialmente creadas para
reemplazar la lubricación vaginal: "Kemial", “Ginal” e "Hidrogel".
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Cambios sexuales más frecuentes en la perimenopausia
Cuando la mujer:
• desestima la importancia de una buena lubricación para que el coito sea
placentero,
• no toma conciencia de cuánto puede afectar su vida sexual,
• se niega a admitir estos cambios porque los siente signos de vejez,
• oculta la sequedad vaginal e intenta un coito "seco" que resulta doloroso
y puede lastimar la pared vaginal y ser la puerta de posibles infecciones,
• desconoce que el dolor impide el placer de modo que si la sexualidad era
satisfactoria desapareceré el orgasmo,
• ignora que el miedo a un encuentro sexual doloroso aleja a la mujer de la
sexualidad,
• acepta la penetración debido al “deber conyugal” o a la necesidad de contacto
con el compañero
• ante el posible dolor, tensa –involuntariamente--sus músculos pubococcigeos
como reflejo de protección,
• aumenta el dolor y pierde el deseo.
La disminución o la ausencia del deseo sexual que se atribuye a la menopausia se
origina, muchas veces, en el temor al dolor de la penetración.
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Cambios en la premenopausia que afectan la sexualidad pueden ser oscurecidos
por otros cuadros
La mayoría de las mujeres ignora los cambios tempranos debidos a la disminución
hormonal que pueden afectar su sexualidad. Salvo que el especialista lo pregunte o
que se informen a través de algún medio la mayoría atribuye sus cambios a
alteraciones del período o a problemas con su pareja.
• Cambios anímicos
• Irregularidades menstruales
• calores episódicos
• insomnio
• Disminución en la lubricación vaginal cuando todavía conservan la menstruación.
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Aunque nuestra conducta sexual está muy influida por aspectos psicológicos y
culturales, también dependemos de las hormonas, fundamentalmente la testosterona.
La testosterona es la encargada de mantener el deseo sexual tanto en los
varones como en las mujeres. Y esa hormona se mantiene estable después de la
menopausia.
Para la doctora Hellen Kaplan, de la Cornell Medical Center, aunque la
circulación de estrógenos y progesterona declina marcadamente los niveles de
testosterona permanecen normales ya que los ovarios y las adrenales continúan
sintetizándolas mucho después de la última menstruación. Las estadísticas lo
confirman. El Duke University Center for the Study of Aging encontró que el 80 % de
las parejas de más de 70 años siguen interesadas en el sexo . Y un 70 % de ellas tiene
relaciones, al menos, una vez por semana.
Como el deseo sexual aumenta con la satisfacción, como el trofismo vaginal se
mantiene con la actividad, aquellas mujeres que tienen una vida sexual placentera
conservan más turgente la mucosa y los músculos de su vagina. Pero el trofismo
vaginal no sólo se mantiene con la práctica sexual, ni depende exclusivamente del
nivel de los estrógenos, también necesita de la testosterona.
Para los Dres. A Koster y K. Garde, de Dinamarca, como para aquellos del
Hospital Warneford de Oxford, Inglaterra, la disminución del deseo se relaciona más
a problemas de salud, rutina sexual, desajustes del vínculo, o a la dificultad de
conseguir compañeros sexuales .
El célebre Informe Hite señala el descubrimiento de la potencia sexual de
algunas mujeres durante el climaterio. Especialmente si pueden dedicarle a su placer
atención, tiempo, alegría y diversión. Según las estadísticas, la mitad de las mujeres
de 65 años -- y el 93 % de los hombres-- afirman alcanzar el orgasmo con gran
frecuencia. Las mujeres que pueden acceder a un compañero interesado e
interesante, que están en un medio que acepta la continuidad de la sexualidad después
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de la menopausia, que reconoce la sexualidad para el placer, pueden mantener
niveles normales de deseo sexual, placer erótico y orgasmo pleno.
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Imipramina, trifluoperazina, tioridazina, anticolinérgicos, metildopa, inhibidores de la
Monoaminooxidasa-IMAO, antidepresivos tricíclicos , hidroxifluoxetina (Prozac-
Foxetina).
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