se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza, la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega, si el modo de llorar del universo el modo de alumbrar de las estrellas." (Andrés Eloy Blanco, de los hijos infinitos)
Hay un niño que se queja de su suerte
y otro niño que se come su sudor hay un niño susurrándole a la muerte pues la vida se le escapa sin pudor;
y hay un niño que se bebe hasta su llanto
con sus lágrimas calmándole la sed que produce el abandono y desencanto que le angustia sin cuartel y sin merced.
Y hay pelotas y juguetes y regalos
persiguiendo las canciones y las risas nunca piensan que los niños sean malos ni pretenden desterrar tales sonrisas...
Y los hay abandonados, vagabundos
recorriendo en soledad los callejones imaginan en silencio nuevos mundos sin tormentas, tempestades, nubarrones.
Tantos niños, tantas vidas irrequietas
tantos sueños que asesinan porque si ilusiones dando alegres volteretas y lamentos sin calor ni frenesí.
Y nos duelen esos duendes bendecidos
y nos duelen esas ninfas hermoseadas mas dejamos que perezcan sin sus nidos o dejamos que marchiten deshojadas...