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La entrada en la adolescencia plantea a quien hasta entonces era un niño las dos
preguntas fundamentales de la existencia humana: ¿quién soy yo? y ¿qué hago yo aquí?.
Dos preguntas, centradas en el yo que, a lo largo de la vida, se irán repitiendo en las
distintas crisis madurativas por las que pasamos los humanos. Pero al niño le sorprenden
sin ninguna preparación. Se siente sólo ante la inmensidad de un mundo de adultos que le
sigue tratando como un infante.
Por si fuera poco el cambio fisiológico por el que pasan, el cual los lleva a una marginación
familiar, para así pues interiorizar sus sentimientos y descubrir su propia persona y sus
propios proyectos. En el camino a descubrir su propia personalidad o intereses en
cualquier índole (sexual, cultural, religioso e ideológico y su rol en la familia), sufre de
marginación ya sea por pertenecer a un grupo no aceptado socialmente, ya sea por su
forma de vestir, actuar e incluso pensar. Las consecuencias de la marginación en los
adolescentes son la baja autoestima, la burla o estigma de sus compañeros, agresión
verbal o física (en el caso de homofobia y o por ser indígena), deserción escolar, entre
otras.
Para que los adolescentes no sean marginados, ya sea por su estatus social, forma de
pensar, etnia, cultura, religión, orientación sexual, etc, es necesario el inculcar valores a
los jóvenes, y uno de ellos la tolerancia a personas que no “concuerden” con lo
establecido por la sociedad, para poder aceptarnos aun ante las diferencias tan grandes
de personalidades, formas de pensar y de sentir y formar una sociedad mejor.
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2. MARGINACIÓN EN ADOLESCENTES.
Desde mi punto de vista, la marginación o exclusión a resistido al paso del tiempo, si nos
remontamos a diferentes épocas, siempre ha habido grupos que sufrían de marginación
social y es padecida no solo por los adolescentes que se encuentran en esa etapa de
transición entre la niñez y la adultez, sino que también la padece en algunos casos la
familia entera.
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El surgimiento de subculturas juveniles es la exteriorización del vacío dejado por la
inseguridad colectiva y la incapacidad familiar de ser continente de esa crisis, además de
ser objeto de inescrupulosos intereses económicos, políticos y comerciales.
Los padres, al mismo tiempo, se sienten inseguros en sus roles, generándose mecanismos
que obligan muchas veces a la rebelión y hostilidad del hijo (hacia afuera o hacia sí
mismo).
3. Inclusive el Sector Salud puede actuar como factor de marginación (Hart, 1971):
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2.2. MANIFESTACIONES DE LA JUVENTUD MARGINADA
En nuestro país persisten por un lado, el elevado progreso económico y elevados niveles
de calidad de vida; y por otro lado, rezagos ancestrales en amplios sectores de la
población, marginación de diversos tipos y pobreza extrema.
La marginación en México afecta las oportunidades de los individuos para encontrar buen
trabajo, vivienda digna, servicios de salud adecuados, educación de calidad y condiciones
seguras de vida. El tema de la marginación se encuentra inserto en cada situación de la
vida diaria, aunque es imposible abordar este tema desde todos y cada uno de sus
enfoques (UNICEF, 2002).
Los jóvenes marginados, desde sus áreas de confinamiento social, desde sus escasas
oportunidades de participar y decidir, desde su inhabilitación y sus espacios reducidos
para el desarrollo personal y comunal, aún en sus precarias condiciones de formación y
subsistencia, representan la mayor fuente potencial de recursos humanos para el
desarrollo integral de nuestro país. La población de México es joven, por lo cual no es de
extrañar que en México, los niños y jóvenes sean el grupo de edad donde mayor pobreza
se observa (UNICEF, 2002).
El 38.9 por ciento de los niños de cero a doce años y el 12.5 por ciento de niños de trece a
diecisiete, viven en condición de pobreza. Así, poco más de la mitad de los niños y jóvenes
mexicanos son pobres, siendo la incidencia de la pobreza mucho mayor en las zonas
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rurales (69%), que en las zonas urbanas (38%). En cuanto a niños y jóvenes indígenas,
ocho de cada diez son pobres (CEPAL, 2011).
Para los niños y jóvenes de los sectores más excluidos esto significa verse impedidos a
ingresar prematuramente al mercado de trabajo, a menudo en condiciones precarias, por
pagas míseras y oportunidades limitadas de superación futura. Estas enormes deficiencias
en el capital físico y en el acervo educativo son las que condicionan la futura inserción,
defectuosa y trunca de los actuales niños y jóvenes en el mercado laboral, condenándoles
a ingresos de subsistencia, haciéndoles más vulnerables y limitando el potencial de
desarrollo del país (Martínez Pizarro, 2000).
3. CONCLUSIONES.
La marginación es sin duda un proceso difícil entre los adolescentes que va a depender del
contexto en el que se ubiquen. Y que sin lugar a dudas va a marcar la personalidad que
vaya desarrollando el adolescente, la cual puede ser positiva o negativa, que va a
depender de si el adolescente tiene apoyo familiar, de amigos con los mismos intereses y
que de alguna forma son también excluidos, y de que tan marginado es por la misma
sociedad. Pero en si no es del todo negativo porque le permitirá organizar y adecuarse a
un nuevo aspecto que necesitara en su vida adulta.
En torno a esto me planteo la siguiente pregunta ¿Qué podemos hacer como sociedad
para evitar la marginación en adolescentes? ¿Algún día dejara de existir la marginación
hacia personas o grupos diferentes a lo que “marca la sociedad de la época en la que se
vive? La respuesta a estas preguntas es la inserción de valores desde la niñez hasta la
adolescencia y adultos jóvenes, ya que muchos de los valores se han perdido. Para evitar
que los adolescentes marginados busquen alternativas negativas a su marginación como
unirse a pandillas, inicio temprano de la sexualidad, consumo de drogas y alcohol,
embarazos no deseados, se deben de tener espacios culturales y deportivos en los cuales
se puedan integrarse los adolescentes sin importar su forma de actuar, vestir, pensar y
religión a la que pertenezca, pero sobre todo que todos sin importar cuenten con. La
respuesta a la segunda pregunta es, tal vez nunca dejen de existir personas o grupos
marginados, porque lo socialmente aceptable va cambiando con el tiempo y en cada
cambio que hay aparecen nuevos grupos y personas que no coincidan con lo “socialmente
aceptable de esa época” pero lo que sí creo que podemos hacer es inculcar el valor de la
tolerancia generación tras generación y apoyar a grupos que luchan por la inserción a la
sociedad de esas “minorías”, porque finalmente todos somos iguales, somos parte de algo
tan grande como es la humanidad que a su vez forma parte de algo más grande nuestro
planeta y como parte de un ciclo vital que compartimos con los seres que habitamos este
planeta es el nacer, desarrollarse, reproducirse y morir, debemos de ser tolerantes con lo
todo lo que nos rodea.
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BIBLIOGRAFIA.
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y El Caribe). 1994. Familia y futuro: un
programa regional en América Latina y El Caribe (LC/G.1835-P), Santiago de Chile,
octubre.
UNICEF. 2002. Fondo de las Naciones Unidad para la Infancia UNICEF en México.