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DEPESEX/BCN/SERIE ESTUDIOS
AÑO XIII, Nº 277
SANTIAGO DE CHILE
JUNIO DE 2003
TABLA DE CONTENIDOS
I. INTRODUCCIÓN. ............................................................................................................................................. 1
V. SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA.................................................................................................................. 37
EN LA DOCTRINA Y EN LA JURISPRUDENCIA
I. Introducción.
Se puede afirmar que el agente sanitario privado –es decir la persona natural o jurídica
que directamente o sirviéndose de terceros, presta un servicio profesional o técnico que tiene
por finalidad recuperar la salud del ser humano–, es responsable de indemnizar los daños que
cause cuando en ejecución de dichos servicios ha intervenido alguna forma de culpabilidad.
En cuanto al papel que juega el Estado en el campo de la responsabilidad médica, es una
consecuencia de la actividad desplegada por éste y sus órganos competentes con el objeto de
otorgar las prestaciones de salud a la población. En la actualidad, la doctrina es unánime al
sostener la existencia de una obligación indemnizatoria por los perjuicios que cause el Estado
administrador, la que ha sido acogida en la jurisprudencia reciente.
En la primera parte de este trabajo se analiza la responsabilidad civil del sector privado
de la salud, se incluye la que corresponde al médico en el ejercicio de su profesión
(responsabilidad personal), y la de los hospitales y clínicas (responsabilidad institucional,
empresarial o corporativa). La segunda parte corresponde a la responsabilidad del Estado por
sus Servicios de Salud (constitucional u orgánica).
Ahora bien, una persona es civilmente responsable, cuando queda obligada a reparar o
indemnizar un daño sufrido por otra. Esta responsabilidad puede provenir del incumplimiento
de las obligaciones nacidas del contrato, que puede producir perjuicios al otro contratante,
acreedor de la obligación infringida y es lo que se denomina responsabilidad contractual.
También puede resultar de la perpetración de un hecho ilícito que ha provocado daño, ya sea,
intencionalmente, o bien, por descuido o negligencia, es decir de la comisión de un delito o
cuasi delito, llamada delictual o aquiliana o extracontractual.
Para que exista la responsabilidad médica contractual1 “es preciso que se trate de un
contrato válido y, por lo tanto, que exista perfecta coincidencia de voluntades, debiendo
1
Corte Suprema, 29 de septiembre de 1998.
recaer el consentimiento sobre un objeto lícito y tener causa lícita, que el contrato se haya
celebrado entre la víctima del daño y el autor de éste y que el daño sufrido por la víctima
provenga del incumplimiento del contrato médico”.
Por otra parte, los artículos 2320 y 2322 del Código Civil indican respectivamente:
“toda persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que
tuvieren a su cuidado” y “los amos responderán de la conducta de sus criados o sirvientes en
ejercicio de sus respectivas funciones y esto aunque del hecho de que se trate no se haya
ejecutado a su vista”. Se trata de lo que la doctrina nacional ha denominado responsabilidad
2
Corte Suprema,1 de octubre de 1998.
por el hecho ajeno. Al respecto la jurisprudencia ha establecido que3: “para que surja dicha
responsabilidad se requiere la concurrencia de los siguientes requisitos: a) que exista un
vinculo de subordinación o dependencia de dos personas; b) que este vínculo sea de derecho
privado; c) que ambas personas sean responsables de delito o cuasidelito, d) que el
subordinado o dependiente haya cometido un ilícito y e) que la víctima pruebe la
responsabilidad del subordinado o dependiente”.
Se trata de la estipulación a favor de otro a que se refiere el artículo 1449 del Código
Civil. Requiere la intervención de tres partes: estipulante, promitente y tercero beneficiario:
Estipulante: en este caso será el tercero, generalmente pariente del paciente, que requiere
los servicios del médico, pero también puede ser catalogado como tal el jefe del equipo
médico o el médico tratante que estipulan con sus colegas especialistas que estos últimos
presten sus servicios a favor del paciente. Inclusive puede serlo un establecimiento
asistencial respecto de un profesional con el que estipula que éste preste servicios al
paciente. Debe tener la capacidad para celebrar el contrato de mandato.
3
Corte Suprema, 19 de septiembre de 1998.
4
Sentencia citada por: Baltazar Guajardo Carrasco, “Aspectos de la responsabilidad civil médica”, p. 49.
equipo médico –como acreedor de los servicios contratados con el respectivo agente sanitario–
acepta que este crédito se radique en el patrimonio del paciente una vez que este haya
aceptado tal estipulación. Por su parte, el agente sanitario –como contraparte del contrato de
servicios y prometiente de la promesa– se obliga para con el beneficiario –al cual no conoce ni
media entre ambos contrato alguno– a prestar sus servicios en forma segura y a indemnizarle
por cualquier daño causado por el incumplimiento defectuoso de la prestación.
En el caso “Avendaño Godoy, Mercedes con Soc. Kohan Hnos. Ltda.”5, el actor, en
representación de su cónyuge, dedujo demanda de responsabilidad contractual en contra de las
instituciones demandadas, como consecuencia de los daños materiales y morales sufridos por
la cónyuge, a raíz de una transfusión de sangre que se le practicó en la Clínica Portales, con
sangre que había sido adquirida en el Banco de Sangre de propiedad de la Sociedad Kohan
Hermanos Limitada, que tenía un antígeno del tipo “Kell” que provocó en la paciente un
cuadro clínico que hizo necesario practicarle una diálisis renal, y posteriormente, internada en
la Clínica Dávila. El fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, de fecha 28 de Abril de
2000, aplica el artículo 1449 del Código Civil, resolviendo que: “1º) Que necesario resulta
concluir que entre la Clínica Portales y la Sociedad Kohan Hermanos Limitada, en lo que
atañe a la prestación efectuada por ésta a la actora se ha configurado una verdadera
estipulación a favor de un tercero, en cuya virtud la referida sociedad (prometiente) se
encontraba obligada para con la Clínica Portales (estipulante) a proveer a la señora
Avendaño Godoy (beneficiaria), de una determinada cantidad y calidad de sangre, para ser
usada en la intervención médica de que ella sería objeto. Por lo demás, en lo específico,
dicha estipulación aparece aceptada por el laboratorio, desde el momento en que
efectivamente proporcionó a la paciente el humor sanguíneo que requería, practicando
previamente los exámenes correspondientes sobre las muestras que le envió la clínica y,
además, aceptó el pago que, mediante bono FONASA tomado a nombre de la Sociedad Kohan
Hermanos Limitada, le hizo la actora; hecho que a su vez, en lo que a éstas concierne,
constituye aceptación de la estipulación habida en su favor.
2º) Que en la perspectiva descrita en el fundamento precedente, resulta del todo evidente que
la responsabilidad que afecta a la Sociedad Kohan Hermanos Limitada respecto de la actora
5
Sentencia citada por Baltazar Guajardo Carrasco, obra citada, p. 54.
De acuerdo con el artículo 2118 del Código Civil, los servicios profesionales se rigen
de según las reglas del mandato. Por lo tanto, la obligación genérica del paciente será la de
proveer al mandatario de los medios necesarios para la ejecución del mandato y las específicas
del contrato de prestaciones médicas: informar al médico acerca de lo que corresponda,
obedecer las instrucciones del facultativo y pagar la remuneración estipulada o usual.
Las obligaciones genéricas del facultativo serían las contempladas en los artículos
2131, 1546 y 2134 del Código Civil, esto es: deberá actuar dentro de las facultades y los
límites del mandato, de buena fe y por consiguiente está obligado no sólo a lo que en ello se
expresa sino a todas las cosas que emanan de la naturaleza de la obligación y entendiendo que
la recta ejecución comprende no sólo la substancia del negocio encomendado, sino los medios
por los cuales el mandante ha querido que se lleve a cabo. Además, en el caso del contrato
médico, es importante el artículo 2002, del mismo Código que señala, que si el que encargó la
obra alegare no haberse ejecutado debidamente, se nombrarán por las partes dos peritos que
decidan. Siendo fundada la alegación del que encargó la obra, el artífice podrá ser obligado a
hacerla de nuevo o a la indemnización de perjuicios.
Las obligaciones específicas del facultativo son: diagnóstico certero, intervenir o tratar
diligentemente al paciente y guardar el secreto profesional.
Ahora bien, el simple error del diagnóstico no hace responsable al médico que lo
realice, siempre que haya agotado todas las posibilidades científicas con que cuenta para llegar
a determinar la enfermedad de que se trata.
Sin embargo, se entiende que en dos casos es responsable: cuando por negligencia no
procede a la búsqueda de todos los factores que le pueden servir de base a su análisis y cuando
existe en su conducta ignorancia crasa en la apreciación de las cosas que necesariamente se
deben saber y que por sus características no pueden ser confundidas en el momento de
diagnosticarlas.
En cuanto al “error científico”, es que ocurre cuando habiéndose utilizado todos los
medios de diagnósticos que reconoce la ciencia, se desacierta en la calificación por la sola
complejidad del caso. Para la doctrina nacional, la regla general, es que el error científico no
hace responsable al médico.
6
Fallo citado por Zelaya Pedro en: Responsabilidad Civil de Hospitales y Clínicas (Modernas tendencias de la
Jurisprudencia) p. 52.
7
En: Fallos del Mes. 469. Jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema. Diciembre de 1997
estado, es de responsabilidad del reo (médico) como consecuencia del abandono que hizo de
su paciente.
Revela falta de previsión, de cuidado y de autoridad el que en un box de la sala de
prepartos de la maternidad de un recinto hospitalario pueda abandonarse a su suerte a una
enferma sometida a los efectos de la anestesia epidural”.
enfermedad, por las connotaciones morales del motivo de la atención, o por tratarse de una
enfermedad terminal o incurable. El médico será responsable contractualmente, sólo cuando
el secreto se haya pactado verbalmente o por escrito, en los demás casos, habrá lugar a la
responsabilidad extracontractual derivada del cuasidelito civil.
El error o fallo técnico no implica por sí mismo la existencia de la culpa por parte del
profesional. Es un instrumento para la labor indagatoria del juez. Una vez acreditada la
existencia del fallo técnico, se puede explorar la causa de dicho error y establecer si en esta
hubo culpabilidad.
8
Sentencia de la Corte Suprema de fecha 1 de octubre de 1998.
En la actualidad existe una clara tendencia a buscar –junto con la responsabilidad civil
del facultativo (responsabilidad personal)– la responsabilidad civil de la clínica u hospital
dentro del cual se causó el daño (responsabilidad institucional, empresarial o corporativa)
como forma de obligar un patrimonio solvente a enfrentar el íntegro pago de los daños
causados al paciente.
A su vez, el artículo 2314 del cuerpo legal citado expresa; ‘el que ha cometido un
delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro es obligado a la indemnización, sin perjuicio
de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito’.
Por su parte, los artículos 2320 y 2322 indican respectivamente ‘toda persona es
responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que tuviera a su
cuidado’ y ‘los amos responderán de la conducta de sus criados o sirvientes en el ejercicio de
sus respectivas funciones y esto aunque del hecho de que se trate no se haya ejecutado a su
vista’;
Segundo: Que así las cosas, los sentenciadores concluyen que la acción
indemnizatoria del actor debe ser acogida, puesto que se encuentra establecido que la lesión
del menor se produjo mientras se encontraba hospitalizado en la clínica demandada, atendido
por personal de dicha entidad y bajo su responsabilidad”.
Esta doctrina tiene especial importancia, pues ha sido aplicada por los Tribunales de
modo tácito o indirecto a través de una interpretación extensiva de las normas contempladas
en el Código Civil, especialmente los artículos 2314, 2320 y 2322.
9
Fallo citado por Zelaya Pedro, p.71.
actor, se irrigó durante la intervención del paciente, su vejiga con una solución de cloruro de
sodio, preciso es concluir que en la especie se encuentran acreditados todos los presupuestos
que hacen procedente la responsabilidad civil por el hecho ajeno atribuida a la clínica
demandada, puesto que se ha demostrado que la dependiente de la clínica obró en el ámbito
de la relación o vínculo laboral que la ligaba con la clínica, que ha existido un daño en la
persona ofendida, el cual es imputable a la culpa de la dependiente de la clínica y que se ha
establecido la existencia de una relación de causalidad entre el obrar de la hechora y el daño
producido”.
Está reglamentada por el Código Civil. Puede ser contractual regida por los artículos
1545 y siguientes y se basa en el incumplimiento de las obligaciones que emanarían del
contrato de hospitalización o de asistencia sanitaria. En este sistema se presume la culpa del
demandado (artículo 1547 inciso del Código Civil). También puede ser extracontractual,
reglamentada en los artículos 2314 y siguientes del Código Civil, se basa en el incumplimiento
de los deberes generales de diligencia y cuidado, no contenidos en ninguna norma escrita, pero
exigibles a todos los sujetos por el hecho de vivir en sociedad.
Sin embargo, los daños causados al paciente durante una operación quirúrgica pueden
revestir simultáneamente las características propias de una infracción contractual (contrato de
hospitalización y /o asistencia médica) y a la vez de un delito o cuasi delito civil (violación de
la obligación genérica de actuar con diligencia y no causar daño a otro), por lo tanto, la
negligencia médica y hospitalaria con daños al paciente puede incluirse indistintamente en el
caso del artículo 1547 y siguientes del Código Civil, esto es, responsabilidad contractual y en
el del artículo 2314 y siguientes, responsabilidad extracontractual (cúmulo o opción de
responsabilidades).
La jurisprudencia ha señalado que la víctima puede optar por recurrir a las normas de
la responsabilidad contractual o, indistintamente, a las normas de la responsabilidad
extracontractual para fundamentar su demanda, siendo estas últimas más protectoras de las
víctimas que las primeras. En la práctica, en la mayoría de los casos de negligencia médica, se
persigue la responsabilidad extracontractual de la clínica-hospital, omitiendo el contrato que
pudiera existir entre el demandante y el demandado.
Según el especialista Pedro Zelaya Etchegaray, las interpretaciones realizadas por los
Tribunales de Justicia, se traducen en una paulatina objetivación de la responsabilidad civil de
10
Citado por Gustavo Cuevas M., “Responsabilidad civil de los establecimientos de salud”. En: Actualidad
Jurídica. Revista de Derecho de la Universidad del Desarrollo, p. 179.
los hospitales y clínicas, resultando cada día más difícil a las clínicas eximirse de la
responsabilidad que se les demanda.
Agrega que a pesar que el Código Civil recogió el sistema de responsabilidad por
culpa, los Tribunales lo han interpretado y aplicado bajo un esquema de responsabilidad
vicaria. Esto ha significado que muchas sentencias, una vez probada la culpa del dependiente,
no permiten liberarse o eximirse de responsabilidad al hospital demandado y lo hacen
responder ipso jure, sin otorgar eficacia a la prueba rendida por éste en orden a acreditar su
diligencia en la elección o vigilancia del empleado. Asimismo, la jurisprudencia ha creado
especialísimos deberes de cuidado en el facultativo que se desempeña en un hospital, de forma
que una vez establecida la omisión culpable del profesional, derivar en la responsabilidad civil
del hospital demandado.
Este mecanismo tiene especial importancia cuando se trata de daños causados con
ocasión de intervenciones quirúrgicas practicadas por un equipo médico, o cuando el daño fue
causado dentro de un conjunto de hechos y omisiones confusos ocurridos dentro de un
hospital, sin que se haya podido individualizar la causa eficiente del daño.
También los Tribunales para establecer la responsabilidad civil de los hospitales han
recurrido a la solidaridad pasiva entre el hospital demandado y el dependiente que material y
directamente causó el daño respectivo.
Según la doctrina clásica, el hospital sólo respondía civilmente por los hechos
culpables de su personal administrativo o paramédico, ligados por un contrato de trabajo,
respecto de los cuales la subordinación o dependencia hacían presumir una culpa en la
elección o en la vigilancia, dirección y control por parte del centro asistencial, lo que no se
producía en relación a los que ejercen una profesión médica, sujetos a la lex artis.
En la actualidad, no hay duda que el hospital puede llegar a ser civilmente responsable
por el hecho culpable de sus médicos o profesionales altamente calificados, aún cuando no
existe forma de controlar sus actos médicos.
El problema se presenta cuando los daños son causados por profesionales que no están
sujetos a contratos de trabajo con la clínica u hospital. En estos casos, y aunque dichos
médicos atiendan al paciente dentro del hospital, con instrumental, equipos, fármacos,
medicamentos y anestésicos, proporcionados por éste, el establecimiento no es civilmente
responsable, salvo que se logre probar alguna forma o grado de culpa en la organización o
falta de servicio.
Así, en relación con la responsabilidad civil del hospital por los daños causados por la
intervención de un equipo médico, es necesario distinguir la forma como el paciente contrató
los referidos servicios médico-quirúrgicos.
Si el paciente ingresó al hospital para ser atendido por los médicos y demás personal
auxiliar del propio hospital, este podrá ser civilmente responsable por los daños causados por
culpa de dichos dependientes sin que el hospital pueda alegar que se trata de médicos
autónomos e independientes.
Según Zelaya Etchegaray, la moderna doctrina del riesgo de empresa sostiene que el
hospital, considerado como empresa prestadora de un servicio más o menos integral de salud,
tendría la capacidad de controlar los riesgos típicos o inherentes a su actividad, soportar el
daño y distribuir su costo entre el mayor número de personas. De esta forma, se ayuda a crear
un incentivo financiero para que el hospital sea más cuidadoso en la selección, instrucción y
regularización de las actividades que se realizan en su interior.
medida adoptada por la Dirección –utilizar sólo anestesistas del staff de la clínica para
configurar los equipos médicos– estaba dirigida exclusivamente a los médicos internos y no
así a los externos, quienes podían seguir conformando sus equipos quirúrgicos con los
anestesistas de su elección”.
Tratándose de un Centro Médico, esto es el lugar donde varios médicos tienen sus
consultas privadas, compartiendo infraestructura, instrumental y equipos, cuyos gastos son
comunes, la negligencia de uno de ellos no compromete la responsabilidad civil del centro
médico ni del resto de los profesionales que lo integran.
11
Artículo 6º; “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas
conforme a ella.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda
persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley”.
Artículo 7º: “Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro
de su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aún a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en
virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley
señale”.
una responsabilidad de carácter genérica para todos los órganos del Estado (artículos 6º y 7º de
la C.P.E.) y de modo específico para todos los órganos administrativos (artículo 38 inciso 2 de
la C.P.E.) debiendo reparar el daño producido a una víctima en circunstancias de realizar
funciones de bien común. Los Servicios de Salud responden por los daños ocasionados aun
cuando dichas funciones públicas hubiesen sido ejercidas sin que hubiera malicia o
negligencia de algunos de sus agentes, debido a que la víctima no tiene por qué sufrir un daño,
si ella se encuentra en situación completamente adecuada a derecho, esto es, en una situación
jurídica que la habilita para ejercer el derecho a no ser lesionada.
Artículo 38: “Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de sus
organismos o de las Municipalidades, podrá reclamar ante los Tribunales que determine la ley, sin perjuicio de
la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño”.
falta de servicio. No obstante, el Estado tendrá derecho a repetir en contra del funcionario
que hubiere incurrido en falta personal”.
Por otra parte, la doctrina también mayoritaria señala que se trata de una
responsabilidad de derecho público y de naturaleza objetiva, en la que no tiene injerencia la
culpa o el dolo.
12
Artículo 1562:“El sentido en que una cláusula puede producir algún efecto, deberá preferirse a aquel en que
no sea capaz de producir efecto alguno”.
que por causa de otro sufre un individuo en sus bienes o persona, sea ésta física, moral,
intelectual o afectiva.
Por otra parte, para que el daño de lugar a una indemnización debe ser cierto, es decir,
debe existir, ser real y no tratarse de un daño eventual o hipotético. La persona dañada debe
encontrarse disminuida o empeorada con toda evidencia, no obstante, el hecho que exista la
posibilidad de recuperación o rehabilitación, debe ser tomado en cuenta por el tribunal en la
determinación de la cuantía de la indemnización. Además de la certidumbre del daño, es
indispensable que éste no haya sido ya reparado, pues de lo contrario existiría un
enriquecimiento injusto.
Este requisito consiste en que el perjuicio o lesión causada debe ser consecuencia
directa, mediata o inmediata de la actividad o inactividad del Servicio de Salud, o bien, de un
acto, hecho u omisión de alguno de los funcionarios públicos que se desempeñan en dicho
establecimiento hospitalario.
Hay que señalar que, frente a un hecho que produce un daño, generalmente no existe
una sola causa, sino una cantidad de situaciones ligadas o independientes que influyen en la
configuración de ese daño, por lo que no es posible definir un criterio exacto para determinar
la causa de la lesión. Por lo tanto para que un hecho pueda ser considerado como causa de un
determinado daño, debe ser en sí mismo idóneo, suficiente y adecuado. La relación entre el
hecho y el daño debe ser directa. Por lo tanto, la determinación de causalidad será una
cuestión de hecho que sólo dependerá de la apreciación del Tribunal.
13
Citado por Andrés Vázquez Rogart, en Responsabilidad del Estado por sus Servicios de Salud, p. 107.
riesgo que está descrito en medicina y luego con una serie de antecedentes (considerando 15)
se comprobó que las lesiones son imputables XXX, ya que desatendió su deber de cuidado
sobre la paciente y además se comprobó que el resultado dañoso no habría sobrevenido de
haber cumplido éste con el deber de respeto por la vida y la salud que le eran inexcusables.
c. Que los funcionarios causantes del daño hayan obrado en el ejercicio de sus
funciones.
En el caso Villar con S.S. Metropolitano Central14 la defensa sostuvo: “que después de
la extracción el demandante guardó reposo por un lapso prolongado de tiempo y que pese a
haberse observado todas las normas pertinentes sobre extracción de sangre ocurrió el
accidente el cual se debió a un síncope vasovagal o vaso depresor, cuadro imposible de
prever lo que implica que la caída sufrida por el demandante constituyó un caso fortuito
quedando con un traumatismo encéfalo craneano”.
b. El hecho de la víctima.
14
Citado por Andrés Vázques Rogat, p. 112.
c. El hecho de un tercero.
En este caso, los causantes del daño no tienen relación con el Servicio de Salud, ya que
son terceras personas que no se desempeñan como funcionarios dependientes de éste. Un
ejemplo de esta situación, ocurre cuando se otorga una prestación determinada en un Servicio
de Salud, y los miembros del equipo médico que intervienen, han sido contratados por el
sistema de libre elección y ninguno de ellos son funcionarios dependientes del Servicio
respectivo.
3. La indemnización.
En la jurisprudencia consultada, los montos por daño emergente fueron menores que
los por daño moral, siendo importantes dentro del total de la indemnización.
15
Citada por Andrés Vázques Rogal, p. 119.
IV. CONCLUSIONES.
En la actualidad, este criterio ha cambiado, existe una clara tendencia a buscar –junto
con la responsabilidad personal del facultativo– la responsabilidad civil de la clínica u hospital
donde se causó el daño, buscando más que castigar un culpable, obligar a un patrimonio
solvente que pueda hacer frente al íntegro pago de los daños causados al paciente.
V. SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA
3. RODRÍGUEZ QUIRÓS, Ambrosio. Responsabilidad civil individual del médico. Actualidad Jurídica: la
Revista de Derecho de la Universidad del Desarrollo / Universidad del Desarrollo – Facultad de Derecho,
Santiago, Chile, Año II, Nº 3, Enero 2001, pp. 181-204.
Ubicación: Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) - Sede Valparaíso – Publicaciones Periódicas (PP)
4. SOTO ROJAS, Pablo Andrés. ¿Podrán los médicos aceptar que en su gremio existe la negligencia?:
Ante todo, justicia. (Diario de la Sociedad Civil, martes 19 de noviembre de 2002) [En línea]. 4 p.
http://www.sociedadcivil.cl/nuevodiario/sitio/informaciones/reportaje.asp?Id=157
5. VÁSQUEZ ROGAT, Andrés. Responsabilidad del Estado por los daños originados por la actividad o
inactividad de los servicios de salud estatales en la jurisprudencia chilena. Santiago de Chile, Memoria
de Prueba (Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales) -- Universidad Gabriela Mistral, 1996, 129 p. +
anexos.
Ubicación: BCN - Sede Compañía Mon., Monografía 351.77:34(83 V335r 1996
6. VÁSQUEZ ROGAT, Andrés. Responsabilidad del Estado por sus servicios de salud. Santiago de Chile,
Editorial ConoSur, 1999, 316 p.
Ubicación: BCN - Sede Compañía Mon., Monografía 351.77:34(83 V335r 1999