Jinete lleva sus bridas Rumbo a densos desiertos por la amplia y yerma Castilla.
Atrás quedó Al-Andalus
Alfeizar, con sus rejillas Atrás Fátima aceituna, Negros ojos sus pupilas.
Blancos caminos soleados
Y rutas atrás perdidas Entre senderos de plata Y sabores de agria lima
Entre los campos desiertos
Bañados por fuertes brisas Vuela caballo alazán Vuela ágil su partida.
Pronto cruza una saeta
cual aire con su puntilla Golpea fuerte su pecho Que se ahonda en sus costillas.
Cae al suelo con su cuerpo
Empujado por la prisa Golpeado por las piedras Bañado por areniscas.
Y desde Al-Andalus llega
Un duro grito que vibra Y rasga negro cielo, negro Largo gemido que asfixia.
Rompe el firmamento y llora
Y caen como gotas frías Que riegan yermo desierto Hambriento de sus semillas
La sangre del caballero
Se esparce y pronto marchita Sobre los tortuosos campos Que separan a las dos vidas. Y Fátima allá lejana Llora con pena y mira Desde la atalaya blanca De su amor fugaz huída.