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Afrontar la conflictividad
proyectando la convivencia
Rosario Ortega y Rosario del Rey
Capítulo 2 Afrontar la conflictividad proyectando la convivencia
Rosario Ortega y Rosario del Rey
Parece una opinión generalizada considerar que la recetas y asumir que la complejidad de la vida esco-
conflictividad en los centros escolares proviene de la lar exige que el equipo docente asuma, como parte
obligatoriedad de acudir al colegio o instituto, inter- del trabajo profesional, el diseño y la realización de
pretándose como una suerte de rebeldía frente a una su propio proyecto de convivencia. Es ésta una fór-
norma que se suele, de esta manera, poner en entre- mula un poco más larga y costosa que la aplicación
dicho. Sin embargo, no existen datos que provengan de medidas concretas, urgentes o maravillosas. Es
de investigaciones fiables que nos hagan pensar que una fórmula que consiste en ayudar a los docentes
una parte de la población escolar quiere vengarse de a comprender que el trabajo sobre convivencia, aún
los legisladores que les obligan a ir dos años más a siendo difícil, puede resultar un reto apasionante si
un centro escolar. En nuestro país, afortunadamente, se asume como un proceso investigador.
la mayoría de los jóvenes entre los 14 y los 16 años
Asumirse como un profesional reflexivo que se
han acudido a algún tipo de centro educativo en los
enfrenta a la tarea educativa desde la indagación
últimos decenios. ¿Cuál es pues el problema? La
sobre las condiciones de su trabajo, la comprensión
respuesta es compleja. Los problemas son múltiples
de las necesidades concretas de los alumnos/as, la
y diversos pero, entre otros, hay que señalar, como
utilización de recursos y procedimientos innovado-
origen de la impresión de conflictividad, el descuido
res, y la toma de decisiones negociadas y valoradas
en el que hasta ahora estaba la planificación de la
como interesantes en el contexto del equipo docente,
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educación para la convivencia.
tiene unos beneficios que no han sido suficiente-
Las investigaciones revelan que los niños y niñas en mente divulgados. Efectivamente, sólo con una acti-
los años de la escolaridad Primaria son más proclives tud investigadora y un espíritu crítico ante la realidad
a verse envueltos en problemas de malas relaciones, y las propias opiniones, es posible enfrentarse a los
intimidaciones y malos tratos (Ortega y Mora-Mer- fenómenos de conflictividad actualmente presentes
chán, 2000); sin embargo, la creencia generalizada es en las aulas y en los contextos educativos.
que los centros de Secundaria son más problemáti-
En este capítulo trataremos de ofrecer una orienta-
cos. No cabe duda de que, cuando así es interpretado
ción básica para desplegar un proyecto de trabajo en
por la mayoría de las personas, alguna razón habrá,
el que la educación de la convivencia ocupe un lugar
pero cabe preguntarse qué se hace para evitar esta
central, sin que ello implique desviar la atención de lo
conflictividad, en sus múltiples caras.
que para la cultura escolar es básico: la construcción
Muchos docentes están reclamando ayuda en este de conocimientos y el progreso general de los esco-
sentido. En nuestro caso (Ortega, 1997; 2000; Ortega lares. Se trata de asumir que la convivencia es el aire
y colb., 1998; Ortega y Del Rey, 2001), hemos suge- psicológico, social y moral que se respira y, pres-
rido la realización de proyectos educativos como tarle, por tanto, la necesaria atención sin que haya
líneas de trabajo de intervención e investigación para que olvidarse de las tareas intelectuales y formativas
la prevención de la violencia y la mejora del clima que exige el curriculum. Un proyecto educativo de
social de convivencia escolar. Se trata de huir de las mejora de la convivencia podría, si se hace cuida-
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Capítulo 2
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dosamente, convertirse en el motor de cambio que papel de las normas, democráticamente elaboradas y
afectará no sólo y directamente a lo que se busca, la establecidas, produce sensación de confusión, inse-
calidad en las relaciones interpersonales, sino posi- guridad y, a veces, miedo a no saber hasta dónde ir
blemente a las tareas académicas y previsiblemente a en el control propio y ajeno de todo aquello que, evi-
la prevención de fenómenos de violencia. dentemente, observamos como mejorable o malo.
no sólo cierta sino básica, pero no debemos olvidar curricular, sino como eventos cotidianos en los que
que el aprendizaje y la enseñanza se producen en un se siente protagonista en algún sentido.
escenario institucional regulado por convenciones y
Se podría decir que es difícil tener tantas cosas en
reglas sociales que señalan cuáles son los papeles
cuenta. Ciertamente, pero dado que todas son impor-
que cada uno tiene que desarrollar. Ser profesor o
tantes habrá primero que saber cuáles son, y luego
profesora, como ser alumno o alumna, es algo más
aprender a darle la prioridad justa a cada una de
que ser uno mismo/a; es desempeñar un papel en
ellas. Lo que no es posible es lograr, sin esfuerzo, la
el marco de una institución que tiene una función
existencia de niveles óptimos de motivación e inte-
social muy clara, pero no tan fácil de abordar: el
reses escolares particularmente si los centros y sus
progreso y desarrollo del alumnado, siguiendo las
estructuras sólo observan y tratan a los mismos en
directrices marcadas por la sociedad. Comprender y
su dimensión cognitiva, con ser esta muy importante.
practicar diariamente las directrices marcadas desde
Los jóvenes pre-adolescentes y adolescentes tienen
fuera no resulta fácil a profesores/as y alumnos/as
necesidades afectivas, emocionales y sociales que
que deben enfrentar su tarea en escenarios pobla-
hay que tener en cuenta; igualmente, los profesores
dos de más responsabilidades y obligaciones que
y profesoras tienen necesidades personales y pro-
de ayudas y comprensión.
fesionales que no deben dejar de exigir y que,
De este modo, parece claro que se trata de que cuando entran en colisión con las de los estudiantes
26 los profesores/as comprendan y asuman que hay que o sus familias, conviene clarificar. No se trata de
realizar un trabajo diario que se presenta como obli- sobrecargar las espaldas ni las conciencias de los
gaciones para los alumnos y alumnas, bajo la asun- profesores/as, se trata de asumir que la tarea es com-
ción implícita de que dicha actividad y esfuerzo son pleja y que en ella hay que emplear esfuerzo, pero no
buenos, o lo serán, para su futuro. Sin embargo, dejarse la piel.
estos no siempre tienen claro el interés sobre lo que
La convivencia no es plana
hay que aprender y por lo que hay que esforzase.
Debido a ello, las relaciones interpersonales entre La convivencia comunitaria no es plana, se crean
profesorado y alumnado están, con frecuencia, atra- conflictos que hay que ir resolviendo; es la dinámica
vesadas por un conflicto común que no es otra cosa de aparición y disolución de conflictos entre las per-
que la comprensión del sentido y la idoneidad de las sonas, entre las personas y sus actividades y tareas,
actividades escolares que, por otro lado, son el nexo entre las metas y las condiciones y recursos para
que los une y lo que da razón a su relación. Además, abordarlas, lo que proporciona la red social de par-
el profesorado, con frecuencia, observa estos fenó- ticipación en la que se inscribe la vida cotidiana de
menos bajo el prisma de sus propios objetivos y las aulas y el centro escolar. La institución escolar,
finalidades profesionales, siempre loables, pero no como ámbito de convivencia y actividad está llena
siempre bien expresados y bien comprendidos por de dificultades. La propia actividad escolar, tomada
el alumnado que, igualmente, tiende a interpretar los en su conjunto, crea un continuo fluir de exigencias
acontecimientos no tanto como partes del desarrollo personales y grupales que devienen en conflictos a
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los que hay que atender utilizando saberes y habi- daria, pero también firme y coherente afectivamente.
lidades que, a veces, se muestran como ineficaces Hay que asumir que el comportamiento adulto es un
ante problemas que se presentan siempre como algo espejo en el que se miran nuestros alumnos/as, lo
nuevo, algo distinto. que produce tensiones entre la autoimagen que todo
docente debe tener de sí mismo, como profesional,
El hecho de vivir y trabajar juntos crea un mundo
y la que proyecta, sin poder controlar, ante sus alum-
social cuya naturaleza sobrepasa el ámbito de deci-
nos y alumnas. El profesor/a no sólo es responsable
sión individual, para convertirse en un ámbito comu-
de lo que enseñan, sino de procesos ligados al ejer-
nitario. Docentes, escolares, familias, orientadores y
cicio del poder que ejerce ante los alumnos/as. Es
consejeros escolares componen unidades de convi-
en este nudo de actuaciones en el que hay que enten-
vencia con objetivos educativos; pero, aunque todo el
der el papel del docente, para comprender hasta qué
mundo comprende esto, cuando se explica detenida-
punto su actividad es compleja y tiene efectos en la
mente resulta muy difícil mantener un criterio comu-
convivencia.
nitario para interpretar, en el día a día, los procesos
de relaciones sociales que acontecen en el ámbito de Todo ello en un contexto en el que, además, el
la vida escolar. asunto principal es otro o, al menos, es visualizado
como distinto: lograr que los estudiantes lleguen a
Por todo ello, la convivencia escolar se ve some-
dominar los contenidos curriculares. Una suerte de
tida a diversos tipos de problemas que no siempre
espada de Damocles parece cernirse sobre la activi- 27
puede resolver por sí misma ni de forma inmediata,
dad profesional de los docentes, en este sentido, sin
porque aparecen como dificultades nuevas para las
un mínimo nivel de calidad en las relaciones inter-
que ni la tradición ni la formación pedagógica pare-
personales, la tarea principal se hace muy difícil y,
cen tener recetas. Los equipos docentes se enfrentan,
sin que ésta se realice con un cierto éxito, cunde el
a veces, a dificultades que, aunque no necesaria-
desánimo y se empobrecen las relaciones porque se
mente se generan en la escuela, afectan al desarro-
tiene la impresión de que no se hace lo que se tiene
llo normal de las tareas educativas. Así, la gestión de
que hacer, lo que lleva al fracaso en el rendimiento
la convivencia, que no está siendo un área priorita-
académico, a la falta de motivación, la indisciplina y
ria del trabajo escolar ni encaja bien en el desarrollo
todo lo que parece estar debajo de la llamada con-
clásico del curriculum; se convierte, por la vía de los
flictividad. No es de extrañar, que sea la profesión
hechos, en una necesidad urgente.
docente, uno de los colectivos más afectados por el
Abrirse camino en el análisis de la convivencia síndrome de ansiedad profesional.
siempre resulta difícil. Sin embargo, la urgencia de
Alfabetización emocional y vida en común
los problemas obliga a los docentes a tener que
tomar decisiones muy concretas que, sin embargo, Ya hemos dicho que para avanzar en este camino,
no suelen tener planificadas. Hay que establecer y debemos tener claro cuales son los componentes de
saber sostener un estilo de relación democrática y la convivencia, cómo se articulan entre sí y qué resul-
justa. Hay que exhibir una actitud comprensiva y soli- tados tienen las formas en que estos factores interac-
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túan. Hábitos, actitudes, estilos afectivos y dominio y valores, pero un posible origen habría que bus-
y equilibrio emocional son elementos psicológicos a carlo en la generalizada creencia cultural que ha ido
tener en cuenta, aunque la cultura escolar está poco viendo, tradicionalmente, el mundo de las emociones
habituada a contar con ellos; o bien no los considera y los sentimientos, más como un obstáculo para el
relevantes o, cuando lo hace, no los interpreta en su rendimiento intelectual, que como un estímulo o un
justa medida. Se trata de componentes psicológicos impulso para el esfuerzo cognitivo.
personales, pero que ejercen una gran influencia en
En los últimos años, estas creencias populares
la composición y desarrollo de la vida de los grupos.
están modificándose y, finalmente, parece que se
Tampoco se trata de que la escuela necesite un empieza a asumir el importante papel de la vida afec-
psicoanálisis, se trata de que los docentes dispongan tiva no sólo en el bienestar de los individuos, sino
de una cierta alfabetización afectiva, social y actitu- también como condición previa y necesaria en el
dinal. Ello permitiría hacer lecturas de las situacio- afrontamiento de las tareas y las actividades.
nes conflictivas sabiendo distinguir qué cosas puede La gestión de la convivencia, cuando se acepta
controlar, en un momento dado, cada individuo, qué que debe ir más allá de organizar los agrupamientos
fenómenos son intragrupo y cuáles están tan con- de estudiantes, se presenta como un reto que exige
notadas emocionalmente que pueden ser estímulo dominar las claves referidas a como las emociones
para comportamientos violentos, o muy dañinos para y los sentimientos se imbrican en las estructuras for-
28 las personas. Esa alfabetización emocional, afectiva males de la comunicación, en la formación de amis-
y social no es, por otro lado, muy complicada ni tades que apoyan y facilitan o en la estructuración de
requiere grandes entrenamientos; a veces, basta con desafectos y rivalidades que la entorpecen y la hacen
tomar conciencia de que la vida afectiva y social es conflictiva. Se trata de saber buscar, con fórmulas
un fenómeno que nace y crece en el grupo y que, con sencillas de exploración, la construcción de esque-
frecuencia, no conocemos las claves de la formación mas descriptivos sobre qué es lo relevante, en tér-
y desarrollo de los grupos; especialmente, si estos minos de la estructura social de participación de los
son de pre-adolescentes y adolescentes. estudiantes, y qué es lo secundario. De aprender a
No siempre el profesorado puede penetrar en los encontrar, en los formatos de los agrupamientos, los
sistemas de relaciones que los escolares establecen elementos algo más ocultos que componen la vida
afectiva del grupo y, por tanto, encontrar justifica-
entre sí, con frecuencia repletos de pequeños o gran-
ción conceptual a la exhibición de valores y actitu-
des conflictos, dado el conjunto de creencias, hábi-
des que aunque parezcan extraños, aparecen bajo las
tos y actitudes que se construyen y a los que el
formas superficiales de la estructuración formal que
docente no accede de forma directa. Ya hemos visto
se imponen para la realización de la actividad ins-
hasta qué punto es éste un mundo social complejo.
tructiva y docente en general.
Siempre es difícil saber cuál es la causa de la escasa
información que los docentes suelen tener sobre La gestión de la convivencia requiere pensar en los
la vida afectiva del alumnado, sobre sus actitudes formatos de actividades y tareas y no olvidar que, por
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desarrollar y evaluar un proyecto de mejora de la con- nican, qué creencias y expectativas tienen los unos
vivencia con el objetivo de aprender a resolver pací- de los otros, nos informará de las posibilidades que
fica, dialogada y democráticamente los conflictos y tendremos para que los cambios proyectados sean o
prevenir los fenómenos de violencia. Aunque ahora lo no efectivos. Sin la familia, entendida ésta de forma
presentamos de manera muy sintética iremos remi- concreta –la familia de los chicos/as con los que
tiendo a otros apartados de este libro en los que trabajamos- y de forma general –la familia como la
encontraremos ejemplicaciones y recursos para cada otra gran institución educativa- la potencialidad de
uno de los grandes pasos o fases en los que propo- cambio de la escuela es mucho menor.
nemos actuar.
Una exploración sobre el contexto puede hacerse
Primera fase: análisis del contexto y evalua- de distintas formas, pero, en todo caso, conviene
ción previa de necesidades saber cuál es el camino elegido. Desde la entrevista
Antes de plantear cualquier tipo de intervención espontánea con un número significativo de perso-
educativa, es necesario conocer la realidad global en nas, hasta el trabajo con cuestionarios u otros instru-
la que vamos a intervenir. En el caso de un centro mentos exploratorios son procedimientos útiles. En
educativo, y pensando en la intervención en con- todo caso, conviene saber que la información hay que
vivencia, es necesario conocer las características seleccionarla y ordenarla, es decir, saber cuál es la
sociales, culturales y psicológicas en las que nos que necesitamos y para qué hay que registrarla, es
30 decir, encontrarla y disponer de ella en un formato de
moveremos. Se trata de explorar, para disponer de
información objetiva, las condiciones económicas fácil acceso para cuando sea necesaria; y hay que
y culturales de la población en la que trabajamos; elaborarla, para que los datos arrojen conocimiento
aunque no se trata de hacer una investigación exhaus- en la dirección requerida. Cuando se hace una explo-
tiva de todos los factores, pero sí de conseguir una ración de cualquier fenómeno, pero mucho más si se
imagen aproximada, con datos que la apoyen, de refiere al escurridizo asunto de la dinámica de rela-
las condiciones de vida y el desarrollo social de los ciones interpersonales, es imprescindible esta última
escolares. Pero, además de esta imagen sociológica, fase de ordenamiento de la información. Sin ella,
es necesario profundizar en lo que llamaremos la corremos el riesgo de mal interpretar informaciones
“lectura psicológica”, es decir, el análisis de cómo las parciales y aumentar la confusión.
condiciones de vida han influido en nuestros esco-
Del mismo modo, antes de comenzar a desarrollar
lares y sus familias, para que se pueda establecer
un programa de intervención debemos conocer la
un cierto cuadro general de las características de las
historia del centro; aunque creamos que hoy empieza
relaciones interpersonales que allí acontecen.
todo, deberemos saber que ya había empezado algo
Finalmente, habrá que explorar con algún detalle un tiempo antes. Las instituciones parecen disponer
el formato que adquieren las relaciones centro edu- de una cultura histórica que, con frecuencia, es visua-
cativo-familias y sociedad. Cómo son los encuentros lizada por sus actuales moradores, o bien, como un
entre ambas instituciones, cuándo y cómo se comu- pasado del cual sentirse orgulloso, añorar y tratar de
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emular, o como un problema que se arrastra tanto una falta de atención real y gestión de la organización
tiempo que se presenta como imposible de solu- social que cursa con problemas de disciplina.
cionar. Conocer, anotar y valorar en su medida el
Todo ello es, a su vez, distinto de reconocer que
pasado de la institución, las creencias que sobre ella
se trata de la emergencia de serios problemas de vio-
se tienen y el peso de los valores añadidos, nos per-
lencia interpersonal, o de problemas de disruptividad
mitirá ir comprendiendo el ecosistema social en el
y agresión frontal a la cultura escolar por parte de
que estamos. Saber si se han intentado antes inter-
un grupo localizado –interno o externo- de personas,
venciones en la misma línea y cómo han funcionado,
sean éstas estudiantes o no.
si el centro tiene una tradición innovadora o conser-
vadora, también serán aspectos importantes, no por Igualmente, puede resultar clarificador saber que
el dato en sí mismo, sino porque nos permitirá saber lo más relevante no es ni el déficit organizativo, ni
de dónde podríamos partir. los problemas de violencia, sino la ausencia de vías
razonablemente bien diseñadas para que las perso-
Finalmente, recordar que dado que el objetivo es
nas, alumnado y profesorado, resuelvan, de forma
trabajar con alumnos y alumnas que pueden estar
pacífica dialogada y democrática, sus conflictos. En
inmersos en problemas serios de relaciones interper-
definitiva, hay que estudiar las tendencias de la con-
sonales y que podrían estar psicológicamente afec-
flictividad y buscar un cierto cuadro de lo que es más
tados, es muy necesario saber hasta qué punto la
importante en el momento en que se aborda el tema,
institución dispone de recursos humanos suficien- 31
lo que es complementario y lo que, aunque sea muy
tes como para abordar trabajos que van a exigir una
grave, no podremos, por nuestros propios medios,
cierta estabilidad del sistema. Es mejor hacer un
abordar de inmediato. Estamos proponiendo realizar
pequeño estudio de la realidad de nuestro centro en
un estudio diagnóstico previo sobre lo que, en una
relación con la vida social y conocer con un poco de
primera impresión, habríamos denominado conflicti-
detalle, cuáles son los puntos fuertes y cuáles no lo
vidad o problemas de convivencia.
son tanto, para poder contar con ellos a la hora de
diseñar nuestras intervenciones. Hemos propuesto en otro lugar (Ortega, 2000)
procedimientos investigadores para realizar estudios
Explorando la conflictividad escolar
generales sobre el estado de la convivencia. En el
Una vez explorado el sistema, es necesario explorar presente material, presentamos un conjunto de ins-
la naturaleza de la conflictividad a la que parece que trumentos sencillos y de fácil interpretación, que
nos enfrentamos. Hemos escrito (Ortega, 1998) que podrían ser utilizados, fundamentalmente, para esta-
no es bueno confundir entre sí los distintos proble- blecer hasta qué punto la conflictividad que obser-
mas de relaciones interpersonales que pueden acon- vamos en nuestro centro incluye, de una forma
tecer en el centro educativo. Saber que estamos ante predominante, redes de participación deterioradas
una situación de falta de interés y motivación para por los problemas de desmotivación, indisciplina o
el estudio y que ello tiene grandes influencias en el falta de organización de las normas, o si, por el con-
clima social del centro, es distinto a saber que existe trario, se trata más bien de culturas escolares que no
Capítulo 2 Afrontar la conflictividad proyectando la convivencia
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asumen la naturaleza de los conflictos y que no han des de aula, charlas y conferencias que provoquen un
aprendido a resolverlos de forma satisfactoria, o si, estado de opinión interesante y estimulante sobre la
desgraciadamente, la convivencia se ha deteriorado actividad que el proyecto está realizando.
tanto que la emergencia de fenómenos de violencia
Esta fase de trabajo social y comunicativo con la
es ya un hecho (ver capítulo, 6).
información obtenida debe planificarse muy bien, uti-
lizando todo el tiempo necesario para que todos los
Segunda fase: comprender la situación y
miembros de la comunidad se perciban a sí mismos
priorizar la intervención convenientemente informados respecto de algo que ha
Una vez que hemos recogido, codificado y ana- salido de ellos/as. El efecto que sobre las personas
lizado convenientemente la información y la hemos tiene la toma de conciencia sobre lo que uno mismo
transformado en conocimiento claro, sencillo y dis- piensa, siente y opina, es tan positivo como la inter-
cutible, hay que plantearse qué hacer con ella, para vención misma. Más aún en una materia donde lo que
conseguir destacar, entre todos los procesos, los hay que estudiar y conocer no es algo ajeno, sino algo
que se presenten como más globales, por un lado, y que forma parte de la vida de cada uno/a.
como más urgentes por otro. Para los más globales, Respecto del propio equipo docente, lo dicho ante-
deberíamos tener medidas generales de carácter pre- riormente aumenta aún más su virtualidad positiva.
ventivo y para los más urgentes, medidas muy espe- Es por ello que propondremos (ver capitulo 3) un pro-
32 cíficas que eliminen pronto el problema. Un ejemplo ceso paralelo de formación permanente. Hacer un pro-
de medidas globales es la decisión de establecer una yecto de convivencia requiere incluir una actitud de
política general (whole policy) nueva para actuar en cambio, también, por parte del profesorado; una acti-
todos los frentes. Un ejemplo de medidas concretas, tud de cambio que para los profesionales de la docen-
cuando se ha detectado que existe un déficit de pro- cia sólo puede realizarse con su colaboración sincera.
cedimientos dialogados de resolución de conflictos, Una colaboración que hay que ir retroalimentando, con
es el establecimiento de un programa de mediación, el análisis de lo que se detecta como progreso y lo que
como veremos más adelante (ver capítulo 5). se detecta como inútil o difícil. Es para ello para lo que
La información que salió de los miembros de la resulta muy interesante una línea de formación perma-
comunidad educativa debe volver a ellos, ahora enri- nente del tipo seminario de profundización, que hemos
expuesto más adelante (ver capítulo 3).
quecida por el análisis y la elaboración que el equipo
del proyecto ha realizado. Hay que plantearse cómo Los datos obtenidos deben convertirse, con la par-
transmitir la información para que llegue a todos y ticipación de todos, en un discurso no derrotista,
sirva para que todos tengan un mejor nivel de con- sino estimulante; no olvidemos que en todo momento
ciencia sobre la vida social del centro. Pequeños y nuestra capacidad de reflexión se tiñe de las emocio-
claros informes acompañados de gráficas de aque- nes que nos provoca lo que descubrimos. Sabemos
llos datos más relevantes (ver capítulo 6), pueden hasta que punto influyen en las actitudes y comporta-
servir para preparar reuniones de trabajo, activida- mientos lo que termina convirtiendose en una suerte
Afrontar la conflictividad proyectando la convivencia
Capítulo 2
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de “estado de opinión”; hay que reconocer pues, ejemplo, aunque descubramos que la prioridad es la
cuales son las tendencias del nuevo estado de opinión mejora general de la convivencia y se establezca una
y saber cómo esto retroalimenta, estimula o detiene nueva política de gestión, si al tiempo hemos des-
el proceso. Necesitaremos un discurso que recoja la cubierto que hay un déficit en la forma en que se
opinión de los distintos grupos y que se dirija a la rea- resuelven los conflictos, instaurar un programa para-
lización de un trabajo nuevo: la intervención. lelo, al que se dedicarán unos recursos concretos, es
algo que puede hacerse de forma compatible. Pero
Un recurso interesante es hacer una lista de los
si además se descubre que un grupo pequeño de
puntos fuertes y débiles de nuestra convivencia para
chicos y chicas está particularmente afectado por pro-
poder decidir los focos sobre los que vamos a interve-
blemas de violencia, y aún sabiendo que es urgente
nir. Es muy importante tener presente que la interven- actuar, esta actuación debe ser considerada puntual y
ción de este tipo es muy costosa y los resultados se ven no debe acumular todos nuestros recursos y nuestra
a medio y largo plazo. Los puntos fuertes nos servirán energía, aunque, igualmente se abra un programa de
para cuando diseñemos las líneas de intervención. trabajo con víctimas y agresores (Ortega, 2000)
La intervención debe asumir que no se puede abor- No cabe duda de que no se puede hacer todo al
dar todo al mismo tiempo y que hay que priorizar. mismo tiempo, algunas de las iniciativas se podrán
Priorizar, es saber qué cosas deben ocupar el primer, quedar en la reserva e ir preparando el momento de
segundo y tercer lugar de la actuación; una elección ponerlas en activo, mientras otras serán visualizadas 33
que debe hacerse con criterios claros, es decir, con como urgentes, o percibidas como susceptibles de
los criterios que el equipo de trabajo haya decidido ser abordadas de inmediato.
que son más relevantes en el momento actual.
Priorizar significa saber que no podremos hacer Tercera fase: planificación y diseño de las
todo lo que consideramos que es necesario, sino que acciones a desarrollar
se irán estableciendo las acciones en relación a un Desde este momento, la actuación de cada centro
orden lógico basado, no tanto en lo más grave, a dependerá de los resultados del estudio de necesida-
lo que hay que atender de forma urgente, concreta y des que previamente hemos realizado y de las líneas
corta en el tiempo; sino basado en lo que conviene de actuación prioritarias que se hayan decidido. En
más a medio plazo y en aquello que valoremos que todo caso, si no ha sido posible la realización del
tendrá efectos directos positivos y efectos indirectos estudio exploratorio, también serán de gran ayuda y
igualmente interesantes para cambios futuros. apoyo los materiales que proponemos en este libro,
ya que son recursos para trabajar, tanto con los
Es importante también pensar en actuaciones a
alumnos/as como con los docentes, con el objetivo
distinto nivel, en distintos escenarios y con distintos
de mejorar la convivencia del centro y del aula.
objetivos, siempre sobre un esquema de jerarquiza-
ción de las necesidades que se han visualizado y con- Para el desarrollo de esta fase debemos tener pre-
sensuado por todos como las más convenientes. Por sente que la calidad de la convivencia está en la relación
Capítulo 2 Afrontar la conflictividad proyectando la convivencia
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personal día a día, con las actividades, con los encuen- no es posible cambiar nada porque ésta es la fun-
tros y reuniones, con las conversaciones, con los espa- ción principal de profesorado y alumnado. Y, final-
cios y con los tiempos conjuntos, lo que exige tiempo, mente, en pensar que no se puede hablar de valores
preparación y un cierto espíritu crítico y constructivo sin implicar la vida sentimental y emotiva, además
(ver capítulo 3). Por lo tanto, no sólo valdrá con acti- de la cognitiva. El sentido de la moral y la justicia se
vidades concretas sino que también puede que nos adquiere y consolida en un mundo en el que las per-
demande un cambio en nuestro quehacer diario con los sonas son tratadas afectivamente de forma positiva,
alumnos/as. Del mismo modo, debemos ser conscien- son respetadas en sus derechos y consideradas en
tes de que no existen recetas para ello, aunque sí cami- sus emociones y sentimientos.
nos e iniciativas posibles (ver capítulo 4).
Como ya hemos mencionado, nuestra propuesta
En nuestro trabajo (Ortega y Del Rey, 2001) hemos es abierta, ecológica y global, y huye de las recetas
propuesto tres líneas programáticas para la preven- y la aplicacionitis que, con frecuencia, invade el
ción y un conjunto de estrategias concretas para mercado de la educación. No hay nada que aplicar,
la intervención directa. Pensando en la prevención, hay que construir los instrumentos propios para
hemos propuesto tres programas a los que denomi- las necesidades propias, dejándose ayudar, pero
namos, por el foco de trabajo docente a desarrollar: añadiendo creatividad al proyecto de centro. Ello
el programa de gestión democrática de la conviven- no significa que no sea interesante recibir ayuda
34 cia, para afrontar la vida en común; el programa de desde fuera. Desde nuestra experiencia propone-
trabajo en grupo cooperativo, para los procesos ins- mos que se consideren como mínimo los siguien-
tructivos; y el programa de educación en sentimien- tes aspectos según la línea de intervención que
tos, emociones y valores, para la formación social y vayamos a desarrollar.
moral de los escolares.
Sugerencias para desarrollar una línea de
Hemos insistido en que no es necesario desa- Gestión Democrática
rrollar las tres líneas programáticas de forma con-
Para desplegar un proyecto de gestión demo-
junta y, no dejamos de insistir, en que no se trata de
crática de la convivencia, no habría que olvidar, al
aplicar mecanismos y artilugios pedagógicos dise-
menos, lo siguiente:
ñados desde fuera. Se trata de que cada equipo
docente piense en modificar aspectos de la conviven- • Se tratará de establecer canales de información
cia, piense en cuáles son sus propias finalidades y para que tanto los agentes educativos como el
desarrolle sus propias acciones, sin olvidar que la alumnado accedan a los aspectos relacionados
vida en común requiere trabajo, tiempo, espacio e con la vida interna y externa del centro, desde la
implicación personal. toma de decisiones hasta los contenidos.
No dejaremos de insistir en que el profesorado • Potenciar la participación de todos en las activi-
también tiene que ser consciente de que, sin implicar dades, haciendo que cada uno se sienta protago-
la función de enseñanza y aprendizaje en la escuela, nista, responsable de algún aspecto a cambiar.
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Capítulo 2
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de los alumnos/as, actividad en la que el papel mas, si bien, pueden modificarse sobre la marcha si
de los docentes adquiere gran relevancia como el devenir de la actividad lo aconseja. Por nuestra
modelos a seguir. parte, proponemos, a modo de ejemplo (ver capítulo
4), un conjunto de actividades de diverso tipo que
• Que los alumnos/as aprendan a expresar sus
podrían servir de modelo, pero no intentamos con
emociones, a tomar conciencia de sus senti-
ello suplantar lo que nos parece básico: las activida-
mientos y asumir actitudes de respeto hacia las
des concretas deben ser diseñadas por las personas
emociones de los otros.
que van a participar en ellas, para que estén bien con-
• Desarrollar la empatía, o capacidad de ponerse textualizadas, y respondan a los intereses concretos
cognitiva y sentimentalmente en el lugar del de los que se ven implicados en ellas.
otro y percibir sus sentimientos.
Una vez que hay un número mínimo, pero sufi-
• Hay que saber el alcance que puede llegar a ciente, de actividades diseñadas y están claros los
tener la vida afectiva y social del alumnado. criterios de secuenciación, hay que poner en marcha
Conocer las consecuencias emocionales que el programa, pero antes se debe decidir si la persona
puede tener la forma de relacionarse con sus que va a desarrollar las actividades va a ser un profe-
compañeros/as. sor cualquiera del grupo, el tutor/a, el orientador/a o
una persona ajena a los alumnos/as, aunque puede
• Potenciar la asertividad de los tímidos e insegu-
36 que la decisión sea diferente en unos casos que en
ros, y reducir la bravocunería de los chulitos y
otros. Del mismo modo, debemos tener preparados
abusones. Se trata de expresar claramente que
los materiales que vayan a ser necesarios porque, en
la insolencia y el despotismo no son buenos ni
caso contrario, puede que perdamos un tiempo antes
moral ni socialmente.
de comenzar la actividad y lo echemos de menos
• La vida emocional de los jóvenes adolescentes cuando la debamos terminar.
está entre sus iguales, un mundo complejo que
Cada docente que realice las actividades con los
debemos proteger de agresividad injustificada,
alumnos/as debe anotar los incidentes y las estrate-
violencia y abuso de poder.
gias que ha puesto en marcha para solventarlo. De
esta manera, nos ayudaremos unos a los otros antici-
Cuarta fase: el desarrollo de las actividades
pándonos a posibles contratiempos y adaptando las
y la secuenciación de las mismas
propuestas una vez que se han puesto en práctica
Una vez que se ha elegido una línea de actuación, con alguno de los grupos de alumnos/as. Es reco-
hay que diseñar actividades concretas que se realiza- mendable, si es posible y si los docentes se prestan,
rán a lo largo del tiempo en que se trabaje en el pro- simular el desarrollo de la actividad con el grupo
grama. El diseño de actividades y su secuenciación de profesores ya que, de este modo, pueden quedar
en el tiempo son unidades de trabajo que hay que patentes los puntos flojos de la actividad y se podrán
realizar previamente a la implantación de los progra- rectificar. Estos pueden ser la mala adecuación al
Afrontar la conflictividad proyectando la convivencia
Capítulo 2
Rosario Ortega y Rosario del Rey
tiempo programado, falta de conexión entre una tarea diseñar instrumentos objetivos de evaluación. Esta-
y otra, o posibles respuestas o preguntas de los mos entendiendo por instrumentos los objetivos, acti-
alumnos/as complejas de abordar. vidades y tareas que produzcan una información que
sirva para contrastar las creencias y las percepciones
Es recomendable hacer una parada a mitad de
subjetivas que el desarrollo del programa proporciona
camino, a mitad del proceso de intervención, donde
a los protagonistas del mismo. Queremos decir que,
realizar una reflexión sobre lo que estamos haciendo,
aún sabiendo que las opiniones de los que participan
sobre si seguimos trabajando en los objetivos que
sobre la marcha son muy importantes y proporcio-
nos habíamos propuesto o si, en cambio, las circuns-
nan una información muy relevante, hay que estable-
tancias han provocado cambiarlos. Hemos llamado
cer procedimientos de objetivar estas opiniones, para
a este momento “exploración en proceso”. En oca-
obtener una versión algo más fría (por ejemplo numé-
siones, la multitud de cambios que la realidad nos
rica) de los hechos y para poder concluir nuestro
demanda puede provocar que nos encontremos des-
proceso de innovación educativa. Recordemos que al
orientados, un momento de reflexión y de orden de
trabajar a través de una investigación acción debemos
ideas es una carga de energía positiva que puede
evaluar al principio del proceso, intervenir y, a conti-
ayudar mucho en momentos de pérdida. Este pro-
nuación, valorar los posibles cambios que esta inter-
ceso de revisión se puede ir haciendo, poco a poco;
vención haya podido provocar.
sin embargo, no viene nada mal dedicar una sesión
del grupo coordinador del programa solamente a la El uso de un cuestionario final, que contenga 37
revisión y adaptación de las actuaciones. En el capí- campos de información idénticos o muy semejantes
tulo 6 se encontrarán instrumentos que ayudan a rea- a los que se han establecido para la evaluación ini-
lizar estos análisis. cial, es una estrategia de control que, sin ser infali-
ble, es muy interesante. Contrastar qué pensaban los
Quinta fase: evaluar como un proceso de
escolares, los docentes o las familias antes del desa-
reflexión crítica que estimule el progreso
rrollo del programa y qué piensan después, es una
Una intervención sin evaluación puede quedar en manera de valorar, con un grado razonable de objeti-
el olvido o puede ocasionar más problemas que vidad, si ha cambiado algo, o cuáles son las posibles
beneficios. Lo que se hace de forma consciente y pla- tendencias del cambio.
nificada debe ser evaluado de manera crítica y con
Pero también son interesantes las medidas indi-
proyección de futuro.
rectas, como observar efectos sobre el clima regis-
La intervención debe someterse a procesos de con- trando medidas sobre nuevos funcionamientos de la
trol. Pero éste no debe ser un control frío y distante, comunicación, la toma de decisiones, la organización
sino cálido y próximo a las metas y procesos que se de los espacios y tiempos de debate. Evidentemente,
han activado. Por otro lado, la evaluación intermedia también son importantes los registros relativos a
y final debe, como la exploración inicial, contar con los procesos directos que hemos tratado de modifi-
procesos de objetivación, para lo cual es necesario car: la cooperación, cuando hemos desarrollado una
Capítulo 2 Afrontar la conflictividad proyectando la convivencia
Rosario Ortega y Rosario del Rey
Capítulo 2
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