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Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo.

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Andrés Flores Colombino

LA RESPUESTA SEXUAL

Versión ORIGINAL del año 1990, corregida en agosto de 2005.


Material para el Curso de Sexología Clínica del Postgrado de
Psiquiatría de la Facultad de Medicina UdeLaR.
Prohibida su reproducción sin mención de procedencia
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
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CAPITULO 1

LA RESPUESTA SEXUAL

Estudiaremos la relación sexual, el coito, el hacer el amor, como prefieren designar algunos a este encuentro
sexual único y múltiple a la vez, comercio sexual, acceso carnal, congreso, concúbito o cohabitación, cópula,
apareamiento entre animales. La definición de coito es “la unión sexual genital entre dos personas, con
introducción del pene en la vagina o ano”. La denominación de ‘respuesta sexual’ le fue dada por Masters y
Johnson (1967), habida cuenta que ellos consideran que la sexualidad es una respuesta fisiológica, casi un reflejo
orgánico. Adoptamos esta denominación porque está consagrada en la nomenclatura sexológica. No obstante,
mantenernos nuestra opinión de que es insuficiente, incompleta y restringida a lo fisiológico, cuando el acto
sexual o la relación sexual que denominamos coito, es mucho más que lo biológico. Incluye al par humano
protagónico en todas sus dimensiones: bio-psicosocial y trascendente.

Respuesta es uno de los polos del binomio estímulo-respuesta de un reflejo orgánico. No nos quedaremos en
la simple descripción de esa respuesta en el plano sexual, pues no perdemos de vista lo que ya etimológicamente
significa la palabra coito: “reunión”.

Consideramos de vital importancia para todo estudio sexológíco, el conocimiento profundo de la respuesta
sexual normal. No solamente porque gracias a ese conocimiento podremos comprender los trastornos
fisiológicos y patológicos -las variantes fisiológicas y patológicas al decir de Bianco (1978)-, y por ende las
terapias más adecuadas para su correción, sino -sobre todo- porque la Sexología en sus comienzos enfatizó
mucho más la patología sexual, los trastornos del funcionamiento sexual como la impotencia y la frigidez, que la
normalidad sexual. Tengamos en cuenta que los estudios referidos a la Biología sexual están ubicados a la hora
l0 de nuestro Reloj de la Sexología, ya casi al final de la historia de los conocimientos sexológicos.

La anatomía de los órganos sexuales participantes de la respuesta sexual fue estudiada en diferentes épocas,
pero ni siquiera el extraordinario resumen que Kinsey y col (1954) publicaran al final de su “Conducta Sexual de
la Mujer” fue suficiente para la comprensión científica y acabada de la anatomía sexual.

Masters y Johnson (1967) recogieron el desafío que en 1925 lanzara Dickinson y que decía: “Nuestra vigorosa
protesta contra los detalles sensuales de la seudociencia pornográfica carecerá de valor, a menos que poseamos
tablas y estadísticas fisiológicas en las que podarnos encontrar datos exactos y normales y asimismo ofrecer una
prolija y breve literatura para contar con un stándard de instrucción correcto sobre la educación del sexo”. Junto
a Van de Velde, Dickinson fue el primero en efectuar investigaciones sobre fisiología sexual. Los aportes de
Iwan Bloch y de Havelock Ellis correspondían a especulaciones a partir de algunos casos clínicos y a principios
de siglo XX, pero que -sin embargo- abordaban la sexualidad normal, habitual, cuando todavía se legitimaba el
estudio de lo sexual en el campo exclusivo de la patología. Las aportaciones de Freud sobre el orgasmo
clitoridiano y vaginal, no dejaron de ser especulaciones teóricas que no fueron confirmadas por la experiencia
científica actual.

El libro “Respuesta Sexual Humana” de Masters y Johnson publicado en 1966, recogió por fin el resumen más
completo después del de Kinsey publicado en 1952 y corregido a la luz de los datos disponibles en esa época.
Pero el resumen de Masters y Johnson no fue una simple “puesta al día”. Incorporaba una investigación de once
años de duración en que 382 mujeres entre 18 y 78 años, y 312 hombres entre 21 y 89 años, fueron estudiados en
la primera observación, registro y evaluación de la respuesta fisiológica frente a un “estímulo sexual efectivo” en
un laboratorio experimental.

Realizaron entrevistas, cuestionarios, observación directa y registro instrumental de sus respuestas sexuales.
Para ello se utilizaron equipos conocidos, como electrocardiógrafos y electroencefalógrafos, pletismógrafos (que
miden el volumen de los órganos) y la filmación, fotografía, grabación de sonido, registro de humedad,
contractilidad muscular, secreciones, presión arterial y ritmo respiratorio, palpación, tacto y hasta el uso de un
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equipo para el coito artificial. Las experiencias, realizadas en privado y luego ante el equipo de investigación,
demandaron la participación de varones y mujeres hetero, horno y bisexuales, en una o múltiples entrevistas
durante los once años referidos. Los actos sexuales fueron hetero y homosexuales y por automanipulación. El
resultado obtenido constituye el conjunto de información más confiable, científicamente obtenido y con el
máximo rigor, así como una referencia inevitable para toda persona que incursione en el campo de la Sexología.

Para este trabajo, sólo haremos los resúmenes pertinentes para la comprensión más acabada de la actividad
sexual coital. Recomendamos la lectura del libro en su totalidad. Incluiremos las aportaciones de Kaplan (1978)
(1982) así corno de otros autores, que han permitido una presentación más clara de la Respuesta sexual humana
en los 40 años que siguieron a este formidable aporte de Masters y Johnson, al punto que los convirtió en
auténticos “liberadores sexuales”, e indiscutidos maestros de la Sexología rnundial. Sus aportes posteriores en el
campo de la sexoterapia, posibles gracias al estudio de la anatomía y fisiología sexual, terminaron por
consagrarlos en el campo científico de nuestro tiempo.

Paralelamente a la descripción de los cambios anatómicos y fisiológicos que se producen frente a una
estimulación sexual, vamos a describir también los detalles significativos de la anatomía normal de los órganos
extragenitales y genitales involucrados.

A. La respuesta sexual de Masters y Johnson

Estos autores proponen que la respuesta sexual se cumple de acuerdo a un ciclo compuesto por cuatro fases. Por
tanto, se denomina a este modelo “respuesta tetrafásica”. Las cuatro fases son:

1. Fase de Excitación
2. Fase de Meseta
3. Fase de Orgasmo
4. Fase de Resolución.

Desde luego, esta división obedece a razones didácticas, ya que no todas las veces la respuesta sexual normal
cumple todas estas fases. Pero responde al modelo de respuesta más común a todas las personas.

1. Fase de Excitación
1. a. La mujer

Se parte de una estimulación física, psíquica o de ambas, que aumenta la tensión sexual en todo el cuerpo y no
sólo en los genitales, como habitualmente se supone.

a. Las mamas de la mujer sufren, en primer lugar, la erección del pezón de una manera no siempre simétrica.
Secundariamente, por vasodilatación de las venas, aumenta el tamaño de las mamas. En el varón se observa en
un 60 por ciento la erección del pezón, y no es habitualmente una zona erógena dominante, como en la mujer.
En esta última, la estimulación de las mamas constituye un juego precopulatorio muy extendido (más del 90%) y
un 11% se las manipulan durante la autoestimulación. En el varón homosexual la estimulación mamaria es más
frecuente como estímulo eficaz.

b. El rubor sexual, que consiste en una erupción maculopapulosa de la piel, aparece en el 75% de las mujeres
y en el 25% de los varones hacia el final de la fase de excitación, y se extiende del epigastrio al abdomen, pecho,
cara y frente y es índice de tensión sexual.

c. La miotonía de esta fase es todavía incipiente para la que se instalará en fases siguientes, pero tanto en la
mujer corno en el varón se observan movimientos involuntarios, primero lentos y suaves que se hacen cada vez
más rápidos e intensos, con aumento de tensión en los músculos largos de los miembros, los músculos
intercostales y los abdominales. En el varón se ve la elevación testicular parcial por contracción del cremáster.

d. El esfínter anal se contrae en esta fase voluntariamente junto a los glúteos; tanto, que las mujeres utilizan
esta contracción para aumentar su tensión sexual. Pero es irregular en el varón en esta fase.

e. Los ritmos respiratorio y cardiovascular no se modifican mucho en esta fase de excitación, aunque tanto
en el varón corno en la mujer puede verse aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial en proporción
directa con el grado de tensión sexual.
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f. Antes de pasar a las zonas genitales, recordemos que Kinsey y col. (1954) señalaban la importancia de e la
boca, los labios, la lengua, las glándulas salivares y nasales, que durante la excitación sexual cumplen una
función múltiple. Casi todas las especies mamíferas colocan la boca sobre alguna parte del cuerpo del
compañero sexual en los juegos precopulatorios, de allí su importancia sexual filogenética, y el ser humano
“ratifica sus orígenes cuando practica la actividad bucal durante sus relaciones sexuales”. No sorprende, dicen,
que las dos regiones del cuerpo significativas eróticamente, la boca y los genitales, se pongan en contacto
directo. También se observa el juego lingual intenso, así corno el aumento de la secreción de saliva que va
aumentando con la excitación. Por último, los lóbulos de las orejas se congestionan con aumento de la
sensibilidad, registrándose casos de excitación hasta el orgasmo. Esta es la fase en que las zonas erógenas
secundarias son estimuladas, y además de las ya señaladas, se rnencionan la nuca, el cuello, las plantas de los
pies, las palmas de las manos, las axilas, las extremidades de los dedos. los dedos de los pies, el ombligo, la zona
interna de los muslos, las nalgas, la zona sacrocoxígea, las ingles y otras zonas particulares de acuerdo a la
variación individual.

g. El clítoris, ese órgano único de la anatomía femenina cuyo único objeto es el de recibir y transformar los
estímulos sexuales, esa antena orgásmíca, muy inervada y con una estructura anatómica con grandes variaciones,
pasa fácilmente desapercibido para los varones. Nosotros señalamos en nuestras charlas premaritales que un
varón que no sepa lo que es el clítoris y dónde está, no debería casarse o tener pareja estable.
(Dibujo)

Consta de dos cuerpos cavernosos al igual que el pene, envueltos por dos cápsulas fibrosas que se unen en la
parte media por un tabique de fibras musculares lisas y fibras elásticas. Cada cuerpo cavernoso se une al pubis y
al isquion por un pedículo. Mide entre 2 y 3 centímetros y consta de un cuerpo y un glande. Este último mide
entre 2 mm y 1 cm de ancho. Masters y Johnson se negaron a dar medidas, y se sabe que pueden variar mucho.
Gindín (2003) agrega que el clítoris posee además, las “piernas” o “ramas”, que son dos estructuras cilíndricas
de estructura semejante a la de los cuerpos cavernosos y se insertan a los lados de los labios mayores, se juntan
en el glande y se separan por debajo, y miden unos 7.5 cms de largo, lo que sumado el cuerpo del clítoris que se
puede ver y palpar, lo convierten en un órgano eréctil más grande del que se imaginaba. Está inervado por el
nervio dorsal del clítoris, rama del nervio pudendo e irrigado por las arterias clitorídeas dorsales y profundas,
ramas de la arteria pudenda intenta. Los cuerpos cavernosos se llenan de sangre como un órgano eréctil de una
manera semejante a la del pene. Los rnúsculos isquiocavernosos, ubicados a ambos lados del clítoris, se insertan
en él.
Los bulbos vestibulares son cuerpos eréctiles ubicados a ambos lados de la vulva , de 3 a 4 cms de longitud,
1-2 cms de ancho y 0.5 a 1 cm de espesor parcialmente cubiertos por los músculos isquiocavernosos,
bulbocavernosos y constrictor de la vulva, y se extienden hacia arriba hasta el glande del clítoris, donde se unen
para formar la comisura bulbar, es semejante al cuerpo esponjoso del pene, y su irrigación es común con la del
clítoris (Novoa Noceto 2005).

El clítoris no es la sede del orgasmo. Por tanto, no existe un orgasmo clitorídeo y otro vaginal. Hay un solo
orgasmo vaginal a punto de partida de las zonas erógenas primarias de la mujer: el clítoris o la vagina. Por tanto
la estimulación dcl clítoris en la fase de excitación no debe interpretarse como un índice de inmadurez
psicológica, sino como una maniobra necesaria en el 89% de las mujeres, como lo demostró Kinsey.

La clitorización o estimulación manual del clítoris requiere un conocimiento adecuado, para obtener la
estimulación del cuerpo primero, y luego del glande -que nunca debe estimularse de entrada sino previa
excitación general y del cuerpo del mismo- con mucha suavidad. El clítoris también cuenta con un capuchón del
glande, que puede recubrirlo durante todo el coito. La única postura coital como lo veremos más adelante, en
que el glande del clítoris está expuesto y en contacto con el pubis del varón es la de la mujer sobre el varón o
posición de Andrómaca.

En la fase de excitación, el clítoris aumenta de tamaño por vasodilatación tanto de ancho como de largo y el
glande está tumefacto. Las terminaciones nerviosas más abundantes son las de Pacini, de Riffini, de Krause,
sensibles a la presión propioceptiva y desde luego, las terminaciones libres del dolor. (Novoa Noceto 2005)

h. Las reacciones de la vagina son las más precoces de toda la fase. Entre los 10 y 30 segundos después de
cualquier forma de estirnulación sexual efectiva, va comienza la lubricación de la vagina. Debemos tener en
cuenta que la vagina es una cavidad virtual y en reposo está colapsada, cerrada. Pero con la fase de excitación,
se expanden y dilatan los dos tercios internos de la misma y se congestiona la entrada o tercio externo de la
misma constituyendo la “plataforma orgásmica”. Por la vasodilatación. torna un color rojo púrpura. Sabemos
que la sensibilidad de la vagina es mayor y única en algunos casos, tan sólo en el tercio externo, entre el introito
y unos dos o tres centímetros hacia dentro, con un máximo de excitabilidad táctil y propioceptiva en los
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cuadrantes inferiores, a la hora 4 y 8 si lo comparáramos con la esfera de un reloj. e

La falta de inervación sensitiva de la parte profunda de la vagina hizo reflexionar a los investigadores sobre el
placer aumentado de las mujeres cuando son penetradas totalmente. Ello se debe al estiramiento de regiones
perivaginales y a estímulos psicológicos provocados por la sensación de ser penetrada y de disfrute por el goce
del compañero. Pero sabemos que la entrada de la vagina es una zona erógena primaria, cuya estimulación lleva
al orgasmo, al igual que el clítoris. Y que la pared anterior o superior de la vagina es la única sensible a pocos
centímetros del introito, lo que fue interpretado como el estímulo a la base del clítoris a través de la uretra, o
como la sede del punto G, tercera zona erógena primaria según algunos (Ladas, Whipple y Perry, 1983) pero
solo la tendría el 12 % de las mujeres y se palparía sólo en estado de excitación sexual, lo que explica que los
ginecólogos generalmente no la puedan palpar (Gindin 2003). Cabello Santamaria (2001) nos revela que la
mujer posee glándulas pequeñas periuretrales que segregan un líquido lubricante durante la excitación, además
de la lubricación vaginal.

l. El útero se eleva parcialmente dentro de la cavidad pelviana, se trepa en anteroposición y comienza la


irritabilidad del fondo del útero. Este comportamiento es el que facilita la formación de la dilatación de la vagina
que se denominaría “efecto de tienda” durante la fase de excitación. Ladas, Whipple y Perry (1983) plantean
que lejos de producirse la dilatación distal de la vagina por el trepamiento del útero, en ciertas mujeres se
produciría un “efecto de marco” con dilatación de la entrada de la vagina y estrechamiento en embudo del
fondo de la vagina.

j. Los labios mayores están ubicados en la parte externa de los genitales femeninos, formándole un marco
anatómico y piloso, con el vello sexual típico que se continua con el pubiano, cuando están juntos señalizan la
vagina por una línea media. Constituyen el órgano anatómico equivalente al escroto masculino y sus dos bolsas
conteniendo a los testículos. En la fase de excitación se congestiona, se separa y eleva anterolateralmente,
alejándose del orificio vaginal. El aumento del tamaño es evidente, así como su cambio de color, cuya
visualización por el hombre es sumamente excitante. Son los verdaderos “órganos eréctiles” de la mujer.

k. Los labios menores son los labios internos, y son similares a la piel que recubre el pene masculino. Se le ha
otorgado siempre un elevado valor como fuente de excitación erótica, casi tan importante como la del clítoris.

Estudios recientes señalan su importancia corno verdaderas prolongaciones inferolaterales del clítoris, con una
estructura sensitiva muy alta. Sabemos que el lado interno de los labios menores constituyen parte de la vulva,
una continuación externa y amplia de la vagina, limitada precisamente por los labios mayores y el introito.
Cuando se produce la introducción del pene, este roza los labios menores con una fuerte fricción y
deslizamiento.

En la fase de excitación, se produce una gran vasodilatación y desplazamiento hacia afuera y adelante, con lo
que incrementan el desfiladero vaginal en un centímetro. No es extraño que durante la autoestimulación, se
efectúen tirones rítmicos de los labios, y la mujer, sólo con el roce de piernas y la presión de los muslos, puede
estimular sus labios y tironear de paso al clítoris, donde se inserta el extremo superior de los labios menores,
formando el capuchón del clítoris.

En la fase de excitación, sabemos que los estímulos más eficaces son sobre todo táctiles, más que los
visuales, a nivel del clítoris, el seno y la boca. También influye la calidad de la relación de pareja, lo cual no es
prevalente en el varón. Y el predominio de las fantasías. Desde luego que también influyen los estímulos táctiles
no genitales, olfativos, auditivos como la música y la voz y un ambiente sugestivo.

Antes de pasar a estudiar las reacciones de la respuesta genital del varón, haremos una breve consideración
sobre la creencia de que la mujer es más lenta en reaccionar sexualrnente que el varón, ya que se produciría en
esta etapa o fase de excitación.

Kinsey y col (1954) se ocuparon del problema, ya que se partía de la base que todas las mujeres eran lentas y
todos los varones eran rápidos para obtener la respuesta sexual, por lo que precisarían un estímulo más
prolongado y especifico.

No existe tal diferencia desde el punto de vista fisiológico. Existe sí, en los hechos, una lentitud mayor en la
mujer para reaccionar, pero debido a inhibiciones psicológicas y culturales. Si un varón y una mujer son
expuestos a situaciones estimulantes similares, como en la autoestimulación, ambos llegan al orgasmo al mismo
tiempo. El cuadro siguiente es elocuente:
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TIEMPO DE ORGASMO FEMENINO e
POR AUTOESTIMULACION
% Minutos
45 1-3
24 4-5
19 6-10
12 +
__________________________________________________
100 TM 4min.
Muestra de 2114 mujeres, Kinsey (1954)

Por tanto, en el coito se ven diferencias de reacción, pero por razones psicológicas y culturales, y de hecho
existe un 11% de mujeres que responden con tanta velocidad como la mayoría de los varones, y se estima que
este porcentaje será mayor cada vez en la medida que las mujeres logren superar la represión sexual de que son
objeto.

1. b. El varón

1. El pene en la fase de excitación reacciona con la erección. El pene es un órgano también único y el clítoris
no puede considerarse un equivalente, pese a su semejanza estructural. Desde niño, el varón juega con el pene,
lo observa en sus cambios de tamaño por una respuesta externa, patente o visible y conciente.

Está formado por tres cuerpos cilíndricos de tejido vascular, los capilares sinusoidales, envueltos en vainas
fibrosas de 2 a 4 milímetros, llamada albugínea cada una, y por otra más densa, la fascia penis, cuya consistencia
e inextensibilidad límite determina la dureza o consistencia del pene cuando se llenan de sangre los cuerpos.
Esta fascia penis sólo abarca el pene desde su raíz externa hasta el surco balanoprepucial o corona del glande.
Los tres cuerpos son: dos cuerpos cavernosos ubicados en la parte superior y paralelos, y un cuerpo esponjoso
inferior, de base inferior mas ancha y que contiene la uretra peneana -la uretra posee tres partes: la peneana, la
membranosa o perineal y la prostática-. El tabique que separa ambos cuerpos cavernosos es incompleto en la
porción pendular (anterior) del pene y permite el pasaje libre de la sangre entre ellos.

El cuerpo esponjoso comprende el glande, por una dilatación anterior, y el bulbo, por una dilatación posterior
y que se introduce profundamente en el periné, constituyendo una suerte de “raíz” del pene, y que puede
palparse entre las bolsas o escroto y en la zona perineal, envueltas por los músculos bulbocavernosos. Los
cuerpos cavernosos se bifurcan por detrás en dos “crura penis”, o raíces que se insertan en la rama ascendente
del pubis, y están envueltas por los músculos isquiocavernosos. El glande y el bulbo actúan como
“amortiguadores” durante la penetración.

La erección es un interesante fenómeno fisiológico. Las ramas de la arteria pudenda interna llegan por tres
ramas a su vez: dorsales del pene, bulbouretrales y cavernosas, todas las cuales terminan en las arterias helicinas
que desembocan en los espacios cavernosos. Dos venas drenan el pene: las venas dorsales superficial y
profunda. Entre el sistema arterial y venoso están los senos sinusoidales.

La erección es un proceso hidráulico con fluido sanguíneo por ingurgitación o vasocongestión de los cuerpos
cavernosos casi exclusivamente. La sangre que llega demora en salir, e incluso lo hace por un pasaje rítmico que
imprime una pulsación externa al pene, independiente inicialmente del ritmo cardíaco. La dilatación de los
cuerpos está limitada, como vimos, por la fascia penis, lo que le otorga la consistencia o dureza o rigidez
particular al pene erecto. La sangre queda atrapada en los senos carvernosos. El pene, que estaba fláccido,
pequeño, sólo útil para la micción, pasa a ser un pene ancho y rígido, capaz de coito.

Debemos tener en cuenta que la erección está a cargo casi totalmente de los cuerpos cavernosos, y en menor
medida del cuerpo esponjoso que contiene a la uretra peneana. Los cuerpos cavernosos se comunican
ampliamente entre sí en toda la porción anterior del pene, y en la parte posterior se separan formando dos
cuerpos o “crura penis” que, como vimos, se insertan firmemente en las ramas isquiopúbicas de la pelvis. Esta
firme inserción da base a la erección, apoyo para que la parte pendular del pene se erija a la posición horizontal
o incluso hacia arriba en la juventud. La función de los músculos isquiocavernosos que se insertan en estas
“crura penis” cumplen la función muscular de la erección, pues en la última instancia, termina de producir la
rigidez del pene, junto con la corporo-oclusión o veno-oclusión que se produce en la parte distal del pene.

La erección obedece a un aumento del influjo arterial y una proporcional disminución del eflujo venoso, en
un proceso discontinuo. La acción de determinadas sustancias activadoras de la erección también fueron
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estudiadas, se descubrió que el óxido nitroso, producido en el endotelio de la pared sinusoidal, inicia e la
vasodilatación del músculo liso que está unido a cada célula muscular por los “gap-junctions” que convierte a
todo el sistema muscular en un gran sincisio. Pero para que se inicie esa liberación de oxido nitroso, se requiere
que a nivel cortical se produzca el deseo sexual. La unidad funcional de la erección peneana está dada por el
endotelio, que adosado el músculo liso está en contacto con la luz vascular y la sangre, así como el estroma o
tejido conectivo separa a los haces musculares lisos, y el tejido conectivo tiene diferente rigidez, de acuerdo a la
edad y a otros factores es de tipo I, II y III.

Resumiendo los conocimientos más recientes sobre la erección, mecanismo que debemos conocer para
comprender cómo se produce la disfunción eréctil, comprende aspectos anatomofisiológicos, tipos de erección y
etapas de la erección. Mazza y Zeller (1998) estudiaron los 3 niveles de organización anatomofisiológica del
pene:

ANATOMOFISIOLOGIA

1. Macronatomía: Esta compuesto por tres cuerpos cilíndricos de tejido eréctil: Dos cuerpos cavernosos, que
son fundamentales para la erección y la rigidez, envueltos por la túnica albugínea unidas por un septum
perforado, que hace que actúen como una unidad por delante y separados por detrás. La parte proximal de los
cuerpos cavernosos se inserta a cada lado en la rama ascendente del hueso pubis, donde están rodeados por los
músculos isquicavernosos. El cuerpo esponjoso, por debajo, está envuelto por una túnica albugínea más delgada
y forma el glande por delante y el bulbo por detrás, conteniendo a la uretra. Por tanto cumple una función
miccional y eyaculatoria y no participa casi de la erección y la rigidez. Actúa como amortiguador en la
penetración vaginal y las embestidas peneanas. Los músculos bulbocavernosos rodean al bulbo del cuerpo
esponjoso. El pene es un órgano multifuncional: miccional, reproductivo y placentero.

2. Nivel histológico: La unidad microanatómica funcional del pene está compuesta por el sinusoide cavernoso.
El mismo está formado por tejido muscular liso, cuyas células unidas por los ‘gap junctions' o canales
intercelulares transforman al sistema en un gigantesco sincisio – célula con un solo protoplasma y miles de
núcleos – que abarca ambos cuerpos cavernosos, lo que explica que, afectada una célula por un fármaco
vasoactivo, por ejemplo, se afectan todas. Hacia la luz del capilar sinusoidal, están las células endoteliales, como
en todo vaso. Y por fuera, el soporte fibroelástico o tejido conectivo de tipo I, II o III de acuerdo al
envejecimiento.

3. Nivel molecular: Los neurorreceptores, los neuromoduladores y las hormonas, y sobre todo los
neurotransmisores como el óxido nítrico (ON) participan del mecanismo de la erección. El ON es una molécula
mensajera lábil liberado por las neuronas postsinápticas parasimpáticos en su mayor parte y por el epitelio
endotelial, sintetizado a partir de la l-arginina. El ON estimula a la enzima Guanilato Ciclasa para que produzca
el segundo mensajero del Monofosfato de Guanosina Cíclico (GMPc), que produce la relajación del músculo
liso cavernoso y por tanto la erección peneana. Otros neurotransmisores, como la acetilcolina, aumenta la
vasocongestion genital y activa al óxido nítrico sintetasa tanto neuronal como endotelial de los cuerpos
cavernosos del pene (Sáenz de Tejada, Blanco y Goldstein, 1988). La dopamina también favorece la erección
sobre los receptores D1, pero las inhibe sobre los receptores D2; la noradrenalina cae de manera marcada
durante la erección –hecho con comprobado en pacientes on disfunción eréctil (Becker, 2002). La serotonina
actúa inhibiendo o estimulando la tumescencia peneana, dependienmdo de los receptores en que actúa. Pero es el
descubrimiento de la acción del óxido nitroso como neurotransmisor no colinérgico, no-adrenérgico, y su acción
en la producción de CMPC, ‘ha supuesto un cambio revolucionario en el conocimiento de la fisiología de la
erección (Sáenz de Tejada y Kim 1992). Y si no hay deseo sexual no hay liberación de Oxido nitroso, lo que
lleva a considerar la complejidad del fenómeno eréctil y también las posibilidades terapéuticas para su
disfunción. Los péptidos inhibidores de la erección son: Corticotropin-releasing factor (CRF), encefalinas y
Acido gama-amino-butírico (GABA) (Cabello Santamaría 2004).

La erección peneana es un fenómeno hemodinámico que depende del estado de las arterias que llegan al pene
y proveen un flujo sanguíneo eficaz. En reposo, el sistema simpático asegura y minimiza el flujo arterial y
venoso, así como la contracción de la musculatura lisa.

TIPOS DE ESTÍMULO PARA LA ERECCIÓN

La erección se produce por tres tipos de estímulos: 1) central o cerebral, por el que los estímulos parten de la
corteza cerebral y el sistema límbico por vía simpática e inducida eróticamente, por el deseo sexual. 2)
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e
reflexógena, por estímulos generados por tocamiento del pene y que provienen del centro erectógeno medular,
a nivel de S2-4, por vía parasimpática. 3) mesencefálica, que produce las erecciones nocturnas de los periodos
MOR del sueño.

FASES DE LA ERECCIÓN

La erección tiene dos fases: tumescencia y rigidez. Para la tumescencia contamos con una fase arterial, con
vasodilatación de las arterias pudendas y sus ramas que llegan al pene y una fase sinusoidal por el que el ON
dilata el músculo liso capilar. Para alcanzar la rigidez hay una etapa vascular, por la que la sangre que llegó a
los cuerpos cavernosos es atrapada por oclusión de las venas perforantes de la albugínea, mecanismo llamado de
corporo-oclusión o veno-oclusión. Lo que se refuerza con una etapa muscular de contracción de los isquio y
bulbocavernosos, impulsando la sangre hacia el sector distal o la punta del pene. En la tumescencia predomina el
parasimpático y en la rigidez, el simpático.

La pérdida de la erección se produce normalmente por acción vasoconstrictora del sistema simpático sobre las
arterias peneanas y el músculo liso sinusoidal, pero aquí es donde intervienen las Fosfodiesterasas, sobre todo
la de tipo 5, que hidrolizan al GMPc derivado del Oxido Nitroso, es decir, inactivan la acción vasodilatadora y
llevan a la pérdida de la erección. Este es el proceso natural de erección y detumescencia. Es aquí donde las
sustancias vasoactivas como el sildenafil, actúan a su vez inactivando a las Fosfodiestarasas y la erección
continúa. En los estados de ansiedad y otros estados que veremos, se activan precozmente las Fosfodiestarasas y
la erección se pierde. Así, si se neutraliza –hidroliza – la Fosfodiestarasa E1 con el sildenafil, por ejemplo, la
erección se mantiene o progresa.

Por tanto, la erección depende de un delicado equilibrio de entre los factores vasodilatadores y
vasoconstrictores. Un umbral básico de relajación muscular de los cuerpos cavernosos debe ser alcanzado y
mantenido para convertir la contracción tónica del pene fláccido en una erección. Si ello no se logra, se produce
la disfunción eréctil.

Vimos que la erección se produce por excitación erótica, de origen cortical, por estímulo táctil directo del
pene, en que el centro de la erección sacro es directamente estimulado, o por activación del área reticular del
tronco cerebral, durante el sueño, coincide con los períodos MOR (Movimientos oculares rápidos o REM en
inglés) unas 3-4 veces en la noche.

Está regida por el sistema nervioso autónomo parasimpático, por lo que es involuntaria. Junto a la
lubrificación vaginal, la vasocongestión genital, la formación de la plataforma orgásmica y de la erección de los
pezones, la erección del pene constituye un reflejo sexual involuntario. Como veremos más tarde, la eyaculación
y el orgasmo masculino y femenino, así como la micción y la defecación, son reflejos voluntarios. Los centros
neurológicos de la erección están ubicados en la médula sacra: S2, S3 y 54, en la médula cervical: C3 a C6 y en
el cerebro, el septum medio, la corteza límbica y el núcleo medio dorsal del tálamo.

La tumescencia implica el aumento del grosor por llenado de los cuerpos cavernosos y se ha demostrado que
el mayor tamaño del pene se alcanza con el pene en flaccidez (Melman y Leiter 1985) y por tanto incapaz de
penetrar. Luego de este llenado se produce la rigidez, en que la presión intracavernosa, de 5 mmHg pasa a más
de 90 mmHg, que implica una fuerte presión interna contra la albugínea, que es una de las fascias más gruesas y
resistentes del cuerpo. Se puede medir la tumescencia peneana nocturna (TPN) que coincide con los
movimientos oculares rápidos del sueño.

En los animales, la erección adquiere características especiales. Por ejemplo, en el toro, los músculos
isquiocaveruosos se contraen contra los ‘crura penis” dilatados, expulsando la sangre hacia la parte pendular del
pene, al igual que el varón humano, en la etapa final de rigidez. Algunos mamíferos inferiores, como las
ballenas, tienen un hueso peneano, el “os penis”, que cuanto mayor es, menor es la participación del tejido
cavernoso.

El tamaño del pene fláccido varía entre 8,5 y 10,5 m con un promedio de 9,5 centímetros. Pero puede ser
normal un pene de 6 crns de longitud. Masters y Johnson demostraron que los penes más pequeños duplican su
tamaño durante la erección, mientras que los penes más largos crecen menos durante la erección. También
demostraron que el tamaño del pene no tiene nada que ver con la actividad sexual previa del hombre, ni con el
tamaño general del cuerpo, lo cual es un mito bastante extendido. Debe saberse que la dilatación de los dos
tercios internos de la vagina durante el período de excitación, llamada de sobreexpansión vaginal, junto a la
lubricación, prepara la penetración peneana, y que luego que ésta se produce, hay una adaptación perfecta, como
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
un guante, a cualquier tamaño del pene. En un principio el pene “baila” en el fondo y luego se da el ajuste. ePero
también si se introduce el pene muy precozmente, antes de que se produzca la excitación y sobreexpansión o
”tienda”, la vagina tiene dificultad para acomodar el pene erecto. Por ello el varón debe esperar a que la
lubricación que anuncia la dilatación se produzca previamente. La experiencia prostibularia que apura los plazos
y urge al varón, predispone a este tipo de error, por ignorancia del proceso fisiológico de la mujer.

Los estímulos eróticos que hacen posible la erección son, sobre todo, los siguientes:

ESTIMULOS EROTICOS

1. ESTIMULOS TACTILES DE LOS GENITALES: Glande del pene


2. CONTACTO CON MUJER SENSUALMENTE DISPUESTA
3. VISUALES: Mirar otras actividades sexuales. Mirar dibujos eróticos
4. TACTILES DE ZONAS NO GENITALES
5. OLFATIVOS: Perfumes, ¿feromonas?
6. AUDITIVOS: Música, voz
7. GESTOS SEDUCTORES DE MUJER ATPACTIVA
8. FANTASIAS EROTICAS
9. AMBIENTE ADECUADO, SUGESTIVO.
H. S. Kaplan (1978):
I. LOS TRES MAYORES AFRODISIACOS: FANTASIAS, TIEMPO, AMOR.

Concomitantemente con la erección, se produce el engrosamiento de la piel del escroto, aplanándose y


elevándose las bolsas, junto a los testículos que son arrastrados hacia el periné por acortamiento del cordón
espermático. Y pasamos a la fase segunda o de Meseta.

2. FASE DE MESETA

Si la estimulación sexual efectiva continúa, de la Fase de Excitación se transforma en Fase de Meseta, donde
la tensión sexual alcanza el máximo posible previo al orgasmo. Mantenemos su descripción, pero hoy en día no
se considera una fase separada de la excitación. Su duración depende de la efectividad del estímulo y de la
continuidad del mismo. Ya sabemos que el ciclo de respuesta sexual puede ser interrumpido voluntariamente en
cualquier etapa. Se denomina fase de Meseta, porque la curva que dibuja la excitación sexual deja de crecer y se
mantiene horizontal, como una meseta.

Los cambios que se producen en la mujer y en el varón, son los siguientes:

a. En las mamas de la mujer, sigue aumentando la turgencia del pezón, crece el tamaño de los senos y la
aréola sufre una intensa tumefacción, con aumento de la dilatación venosa, cubiertas del enrojecimiento sexual.
Naturalmente, en el varón no se ven estos cambios y la erección del pezón, si existió, continúa.

b. El rubor sexual está totalmente desarrollado en la rnujer y se extiende prácticarnente a todo el cuerpo. En
el varón, a diferencia de la mujer, prácticamente no había enrojecimiento sexual en la fase de excitación, pero en
esta fase aparece, al igual que en la mujer, en la zona del epigastrio primero y se expande a tórax, cuello, cara,
frente, hombros y brazos, pero ya al final de la fase.

e. La miotonía es igual en ambos sexos, con aumento de la tensión voluntaria e involuntaria, con
contracciones semiespásticas en cara, abdomen e intercostales.

d. El esfínter anal se puede contraer voluntariamente corno forma de estimulación en ambos sexos, pero ocurre
sólo en un 50% de los casos, según Kinsey.

e. El ritmo respiratorio comienza a incrementarse en ambos sexos recién hacia el final de la fase de meseta.
En cambio el ritmo cardíaco su incrementa a 100 y hasta 175 latidos por minuto.

f. La presión arterial sube en la mujer en 20-60 mmHg y en el varón de 20 a 80 mmHg la presión sistólica,
mientras la distólica sube en la mujer entre 10 y 20 mmHg, y 10-40 mmHg en el varón. Es decir, la presión
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
oscila entre 140/90 a 180/100 en la mujer, y entre 140/90 a 200/120 en el varón. e

h. El clítoris, se eleva y retrae hacia el pubis, colocándose dentro del capuchón.

El pene aumenta su consistencia, sobre todo en el glande, que no había sido totalmente congestivo en la fase
anterior, y aumenta de tamaño, cambiando de color a más oscuro, por contracción del los músculos
bulbocavernosos de la base del cuerpo esponjoso.

Sabemos que si el varón pierde la erección por distracción o esperando la respuesta de la mujer, aquella puede
recuperarse rápidamente. En cambio, el cese de la estimulación del clítoris en esta fase preorgásmica, provoca
un “paro sensitivo”, como lo señalábamos al estudiar las zonas erógenas, la excitación cae a cero, y se debe
volver a empezar. Esto es, en la mujer la excitación debe ser continúa mientras que en el varón puede ser
discontinua.

i. La vagina desarrolla totalmente la plataforma orgásmica del tercio inferior, con aumento del ancho a 6-9
cms y la profundidad a 11-l2 cms. Si se produce la penetración, la vagina dilatada y lubricada permite la entrada
cómoda del pene y luego se adapta a su tamaño, permitiendo un contacto con sus paredes, aunque con poca
sensibilidad.

En el varón, la vasocongestión de la pelvis no es el único fenómeno. Los cambios anatomofisiológicos son


indicativos de las naturaleza de los trastornos sexuales que se pueden producir, así como dan las claves para el
tratamiento de los mismos. La uretra membranosa y prostática se convierten en una cavidad cerrada, pues la
musculatura pubococcígea del piso perineal, rodea con sus haces y forma un esfínter alrededor de la uretra antes
de su ingreso en el cuerpo esponjoso, que es el esfínter inferior de la cámara eyaculatoria, pero también se cierra
el esfínter vesical en su extremo superior. Así, las secreciones prostáticas y de las vesículas seminales, con poca
participación de las Glándulas de Cowper, a las que antiguamente se les daba mucha importancia, van dilatando
esa cavidad cerrada, o ‘cámara de presión” que alcanza unos 30-40 mm de Hg en esta fase, comprimiendo a la
próstata y estimulando las paredes de ese órgano hueco transitorio. Ello provocaría una mayor urgencia
eyaculatoria y orgásmica, al igual que el llenado de la vejiga por la orina provoca deseos de orinar.
Naturalmente, si no continúa la estimulación, se abre el esfínter vesical interno y el semen -que de eso se trata la
secreción-, pasa a la orina donde se disuelve, y se elimina con la próxima micción.

De todas formas, en el meato urinario, que constituye una dilatación en el extremo externo de la uretra
peneana, se acumula líquido seminal, que puede ser fecundante. Esa “gotita” sugiere la necesidad de que la
introducción del pene en la vagina en el coitus interruptus o cuando va a utilizarse el preservativo, no se
produzca o se conozcan los riesgos. Y puede ser arrastrado por la lubricación uretral, líquido traslúcido
producido en variable volumen. La lubricación uretral excitatoria puede ser abundante, es producida por las
paredes uretrales, y contribuyen más a permitir el pasaje del semen en la eyaculación, que lubricar las paredes o
introito de la vagina. Puede ser también escaso en su volumen y no depende del grado de excitación.
Recordemos, en la era del Sida, que este líquido contiene el VIH y por tanto, transmite la infección por vía
sexual, al igual que el semen.

Cuando no se produce la fase de meseta, por fracaso en la erección, por ejemplo, se puede registrar una
disminución extrema del tamaño del pene o hiperinvolución. También se ve por exposición al frío, por extremo
cansancio o por la edad.

i. El útero se eleva totalmente en la pelvis mayor, con acentuación del efecto de “tienda” de la vagina al subir
el cuello, El cuerpo es más irritable.

k. El testículo sube totalmente y esto es patognomónico (típico) de eyaculación cercana, por contracción de
los cremásteres.

l.Los labios mayores están separados y congestivos, y si se prolonga la fase de meseta, tanto en la nulípara
como cn la multípara, la vasodilatación puede ser tan importante que aumenta dos y tres veces su tamaño
habitual, pero mientras en la nulípara hasta se vuelven edematosos y demoran varias horas en descongestionarse
si no se llega al orgasmo, en la multípara sólo se demora entre 2 y 3 horas.

m. Los labios menores son, luego del clítoris, los que sufren los cambios más notables en la mujer. Son los
verdaderos órganos eréctiles de la mujer, según Bottani (1980). En la fase de meseta, aumenta todavía más de
tamaño, hasta dos y tres veces su diámetro protruyendo entre los labios mayores. Y ocurre en esta fase la
reacción sexual más específica de la mujer en todo su ciclo sexual: cambia el color de los labios menores. Si es
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
e de
nulípara del rosado al rojo brillante; y si es multípara, del rojo vivo al rojo vinoso. Se expande a ambos lados
la vulva y llega hasta el capuchón del clítoris. Esto se ha denominado piel sexual y se afirma que cuando
aparece, la mujer ha alcanzado el nivel de meseta en la respuesta sexual y a mayor intensidad del color, mayor
intensidad de excitación. Además, la piel sexual es patognomónica de inminente orgasmo. Y es la que inspiró a
las mujeres primitivas la pinturas de sus labios bucales.

n. Las glándulas de Bartholino y de Cowper, que tanta importancia se les atribuía en el pasado, sólo tienen
una pequeña actividad en la fase de meseta, con una escasa secreción.

3. FASE DE ORGASMO

El orgasmo es una compleja experiencia psicofísica, del que participa toda la persona y que consiste en un
“brusco e intenso goce de alivio de una tensión emocional y sensorial” de tipo sexual. Se habla de culminación,
clímax, acmé, punto álgido, eretismo máximo, etc.

Orgasmo no es sino otra palabra para expresar descarga, liberación completa de la tensión sexual, dice
Cheeser (1970). Es una sensación vívida que el joven no la logra completamente sino después de los 20 años
(Riviere y Nogue, 1975). Reich (1955) decía que se trata de una “contracción y expansión unitarias involuntarias
en la culminación del acto sexual”. Planteó una fórmula del orgasmo de acuerdo a su teoría de la economía
sexual, expresada así: Tensión Mecánica-Carga Bioeléctrica-Relajación Mecánica. El que a su vez expresaría el
funcionamiento vital en general.

Orgasmo proviene del griego “orgasmós, orgaó” que significa “estar lleno de ardor”.

Pero el orgasmo como fase de la respuesta sexual, expresa una experiencia de pocos segundos, en que la
vasocongestión y miotonía general y genital que había llegado al máximo en la fase de meseta, se liberan
involuntariamente desde un umbral propio de cada persona. La máxima sensación se experimenta en la zona
pélvica, concentrándose específicamente en el clítoris, vagina y útero en la mujer, y en el pene, la próstata y las
vesículas seminales en el varón. La duración es variable para cada persona.

Quijada (1983) dice que el orgasmo “es el clímax o acmé emotivo-sensorial que acompaña a la eyaculación
del hombre y que en la mujer es la culminación más completa y feliz del coito y de la masturbación, que en el
mismo instante parece alcanzar una inmensidad que en ninguna ocasión siente la persona”.

Existe una pérdida de los límites del Yo, una sensación de flotar, volar, levitar, de estar fuera del tiempo y el
espacio, de totalidad, de plenitud, que puede expresar la comunión total de dos personas. Kinsey (1954) señalaba
que existe en ese momento una reducción de las percepciones sensoriales, que empieza durante las primeras
fases de la excitación, pero que culmina con un máximo durante el orgasmo, incluyendo pérdidas de
conocimiento momentáneas, por segundos o minutos, y que los franceses llaman “la petit morte” o pequeña
muerte y “la mort douce” o muerte dulce. Es en el orgasmo que el individuo prescinde de los cuidados o
precauciones para no ser visto u oído y queda vulnerable. Es una experiencia semejante a la epilepsia de tipo
gran mal, dice. O al estornudo, por la repentina descarga de tensiones neuromusculares. El orgasmo sexual
“constituye uno de los aspectos más asombrosos del comportamiento humano”.

Se discute si la mujer es orgásmica en el 100% de los casos, o si existe un porcentaje de mujeres


fisiológicamente anorgásrnicas. Sobre el orgasmo del varón no se discute. Malinowski había señalado que “las
mujeres indígenas no dan signos de orgasmo sino de satisfacción por la atención recibida”. Dice Quijada (1983)

que “el coito significa para la mujer dos satisfacciones: instintiva seguridad de que es excitante para el varón, y
-más instintiva- sensación de que es fértil. Sólo en tercer lugar puede echar de menos el orgasmo”. El término
acabar es más utilizado por el varón que por la mujer, pero esto tiene varias explicaciones: el período refractario
que sigue al orgasmo en el varón, no existe o es muy corto en la mujer, quien mantendría su capacidad
multiorgásmica en todos los casos.

El gran problema de que las hembras animales primates, no llegan al orgasmo tal como lo concebimos ahora,
parece estar resuelto en que efectivamente no llegan, y las referencias a hechos aislados en conejas, chimpancés,
gatos, tigres y leonas, no son excluyentes. Remitimos al lector a nuestras consideraciones sobre “Sexualidad
animal y humana” de nuestra obra “El lenguaje sexual” (Flores Colombino, 2003). Pero esta referencia es
pertinente para plantear cl origen fi1ogenético heredado del animal, que podría condicionar la ausencia de
orgasmo de la mujer. Fue Kinsey (1954) quien planteó por primera vez que “la mujer es la única entre los
mamíferos, que tiene la capacidad de alcanzar el orgasmo con cierta frecuencia y regularidad, cuando está
sexualmente excitada”. Entre el 12 al 16% de las mujeres son multiorgásmicas habitualmente y todas las que
obtienen un orgasmo poseen la capacidad de obtener más de un orgasmo alguna vez. Se sabe (Kaplan 1978) que
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
e
el 6% nunca logra el orgasmo, el 10% siempre y el 84% lo logrará dependiendo de la eficacia de los estímulos.

El orgasmo masculino consta de dos fases: de emisión y de eyaculación. El femenino consta de una sola fase.
Estudiaremos ambas respuestas cuando consideremos la respuesta bifásica de Kaplan (1978), en la fase motora.

1.a. Orgasmo femenino

Las respuestas que se registran en los diversos órganos durante el orgasmo femenino son las siguientes:

a) Las mamas continúan tumefactas y el pezón erecto, pero no más que en la fase de meseta. La rápida
detumescencia y arrugamiento de la aréola, indica que el orgasmo se ha producido.

b. El rubor sexual aumenta paralelamente a la intensidad del orgasmo y se ve en el 75% de las mujeres,
mayor que en los hombres (sólo 25%).

e. La miotonía implica una pérdida del control voluntario de las contracciones musculares que se mantenía en
la fase de meseta, y aparecen contracciones involuntarias y espasmos de grupos musculares en todo el cuerpo. El
espasmo carpopedal que implica la contracción espasmódica de los músculos de pies y manos, colocando los
pies en hiperextensión y en garra las manos. Dejando de lado las contracciones pubococcígeas para considerarlas
entre las reacciones vaginales, se observan muecas y contorsiones de la cara y del cuello, y los músculos de los
brazos y piernas se contraen involuntariamente, así como los abdominales. Ello provoca movimientos de presión
manual, tomándose del borde de la cama, de una parte del cuerpo del compañero en forma rítmica. Los dedos de
los pies pueden juntarse fuertemente o separarse, el dedo grande del pie sube y baja, las piernas y los brazos
están extendidos en línea recta. Por contracción de la masa muscular, la columna vertebral adopta la típica
posición de arco convexo hacia adelante y la cabeza en opistótonos. Se habla de verdaderas convulsiones
semejantes a una crisis epiléptica en algunos casos, con movimientos violentos, continuos, torciendo la cabeza,
vocalizando, quejándose a gruñendo y hasta gritando (Ladas, Whipple y Perry, 1983). En ese sentido, dice
Salerno (19867) que el transcurso de la unión sexual es de un silencio relativo, salvo el balbuceo de una u otra
palabra cariñosa, hasta que la excitación y concentración progresiva hacia el placer final obnubila el
pensamiento y conduce a exteriorizar ciertas expresiones guturales automáticas, características de cada
individuo. La eclosión del orgasmo culmina en el hombre con manifestaciones sonoras que semejan, desde un
rugido atenuado hasta un grito suave; la mujer en cambio emite un quejido tenue y continuado que se esfurna
con la culminación del goce, pudiendo llegar a modular gritos de diversa tonalidad. “Es un axioma conocido”
-dice Salerno (1967)- “que durante El coito placentero el hombre ruge, mientras la mujer se queja”. Y recuerda
al Kama-Sutra (1974) que dice: “el comercio sexual puede ser comparado a una querella”.

Las conocidas embestidas pelvianas constituyen movimientos rítmicos anteroposteriores de toda la región,
que ya han comenzado a producirse en la fase de meseta, luego de la introducción del pene en la vagina. En el
orgasmo, las contracciones de los glúteos, del abdomen, de los abductores y aductores del muslo, coordinan un
movimiento de vaivén muy intenso y poderoso, que deja de ser voluntario en la fase de orgasmo, son más cortos
y enérgicos, cada vez más rápidos y culminan con una contracción espasmódica de propulsión anterior.
Debemos señalar que en algunas mujeres, se realiza un aprendizaje de las embestidas pelvianas, puesto que
cuiluralrnente habían sido condicionadas para permanecer inmóviles, pasivas durante el coito. No obstante, es la
zona genital donde se percibe más claramente el orgasmo.

d. En el recto se perciben fuertes contracciones esfinterianas simultáneas con las de la plataforma orgásmica
vaginal.

e. El ritmo respiratorio llega al máximo, con 40 por minuto (lo normal en reposo es de 16 r.p.m.) y el ritmo
cardiaco alcanza de 110 a 180 pulsaciones por minuto. Ambas reacciones son proporcionales en intensidad y
duración con la intensidad del orgasmo, más específicas en la mujer que en el hombre.

f. La presión arterial sube también al máximo: de 120 mmHg de base, puede ascender de 150 a 200 mmHg
la máxima, y de 80 mmHg a 100 y 120 mmHg la mínima. Sube menos que en el varón.

g. En el clítoris, cuyo glande había migrado dentro de su capuchón al final de la fase orgásmica, no se
registran modificaciones. No hay un orgasmo clitoridiano, en el clítoris.

h. Los labios mayores y menores no modifican los cambios previos.


Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
i. La vagina es la sede de la mayor cantidad y calidad de cambios durante el orgasmo. La musculaturaeque
rodea el tercio externo de la misma, así como la plataforma orgásmica que se formó durante la fase anterior,
constituyen las estructuras directamente involucradas. Para comprender mejor el proceso, analicemos la
musculatura pelviana.

Las contracciones de los músculos ubicados en el tercio externo y que integran la plataforma orgásrnica de la
vagina, que habían sido voluntarias durante la fase de meseta, se hacen involuntarias, y aparecen bruscamente,
con una frecuencia de cada 0.8 segundos, de 5 a 12 veces, que constituyen un solo orgasmo en su conjunto. Los
intervalos son cada vez mayores y de menor intensidad y el ciclo termina con una fasciculación muscular breve.
Como vimos, las contracciones del esfínter anal son sincrónicas. También el útero se contrae desde la zona
media a la inferior, con apertura del cuello del útero en las mujeres en edad fértil -no en las postmenopáusicas-,
lo que facilita la fecundación por el pasaje de los espermatozoides, pues se describe una “succión” del contenido
del fondo de saco de la vagina. Todos los músculos perivaginales se contraen rítmicamente durante el orgasmo.

El llamado músculo pubococcígeo en realidad esta constituido por un conjunto de músculos que forman todo
el piso perineal y rodean la entrada de la vagina y el ano. En la vagina sólo ocupa de un centímetro a cuatro
centímetros de su tercio externo, variable de acuerdo al desarrollo muscular y a la constitución de la mujer. El
mismo puede ejercitarse para acrecentar la intensidad del orgasmo, aunque inicialmente Kegel lo recornendaba
para recuperar la tonicidad de la musculatura vesical en las multíparas y luego de cada parto, cuando había
incontinencia urinaria.

Las contracciones perivaginales de la plataforma orgásmica perfectamente registradas por la mujer, junto a la
rápida detumescencia areolar con arrugamiento del pezón, constituyen signos inequívocos de que el orgasmo ya
se ha producido, lo que, según Masters y Johnson (1967) “es inútil la simulación por parte de la mujer de un
estado de orgasmo” y “libran al experimentador de cualquier duda acerca de si la mujer está simulando o no un
orgasmo”. Como existen mujeres que no habiendo obtenido el orgasmo, lo simulan frente a sus maridos, con
estos conocimientos sería imposible el engaño.., piadoso por cierto.

El orgasmo femenino es más prolongado que el del varón, y las primeras 3 a 6 contracciones se dan respetando
el intervalo de 0.8 segundos, al igual quc en el varón. Las siguientes son de menor intensidad y mas espaciadas.

Es durante el orgasmo que se registra el entorpecimiento sensorial mayor, como lo señaláramos, y en las
mujeres se produce el cierre de los ojos, la hipersalivación, la apertura de la boca, y luego de la “tuforada de
calor” de la fase de meseta, experimenta el “latido pélvico” o sensación de contracción involuntaria de la vagina
o el perineo bajo, como signo premonitorio del orgasmo.

La experiencia orgásmica de la mujer sólo consta de una fase, y no de dos, como en el varón.

DIAGRAMAS ORGÁSMICOS DE LA MUJER

La mujer posee por lo menos cuatro diagramas distintos de respuesta, aunque existe una infinita variedad: el
patrón monoorgásmico, el patrón poliorgásmico, el patrón multiorgásmico y el patrón tetánico. Veamos:

En el diagrama vemos el patrón monorgásmico de respuesta sexual, en que la fase de excitación se


interrumpe por breves períodos, continua hasta una meseta corta y muy intensa, culmiNando con un “knock-out
orgásmico” como lo denomina Bianco (1978), sin periodo refractario, pues puede seguir siendo excitada, pero
no lo desea. Es el más parecido al patrón orgásmico masculino. El varón, aunque quisiera, no puede ser excitado
mientras dure la fase refractaria que dura entre 2 y 10 minutos, habitualmente.

El patrón poliorgásmico de respuesta femenina: La curva es semejante a la del patrón masculino, pero luego
del primer orgasmo, que suele ser menos intenso que el segundo, si se continúa estimulando eficazmente a la
mujer, ésta llega al segundo y hasta a seis orgasmos, en forma habitual. En el patrón poliorgásmico se culmina
con una lenta fase de resolución.

El patrón multiorgásmico es el que plantea ese “récord” de orgasmos múltiples. La fase de excitación es
rápida, la meseta corta y los orgasmos de diferente intensidad y alta frecuencia. Generalmente se superan los 15
orgasmos y Bianco (1978) relata un caso de 52 orgasmos . Excepcionalmente, y por autoestimulación artificial
con vibradorcs, se puede llegar a obtener entre 50 y 90 orgasmos seguidos. La fase de resolución es muy lenta.

En el diagrarna observamos un “patrón tetánico” de respuesta sexual femenina, propuesta por Bianco, en
que la fase de orgasmo se prolonga en su cima y luego de unos 30 segundos, pasa a la fase de resolución en
forma abrupta y con rechazo a toda nueva estimulación.
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
e
1.b. Orgasmo masculino

En el orgasmo del varón se observan las siguientes modificaciones genitales y extragenitales.

a. El enrojecimiento sexual sólo se ve en el 25%.

b. Las contracciones espasmódicas de los músculos en forma involuntaria son semejantes a los de la mujer.
No es extraño que luego del coito se experimenten dolores lumbares, y en brazos, piernas y abdomen, por el
esfuerzo realizado involuntariarnente. El espasmo carpopedal es menos frecuente en el varón en posición coital
superior por razones obvias, pero aparece si el varón está en posición inferior, en la postura coital de Andró-
rnaca.

c. La hiperventilación pulmonar se logra, al igual que en la mujer, por taquipnea de 40 respiraciones por
minuto y la duración depende del grado de excitación sexual.

d. La taquicardia llega hasta 110 o 180 p.p.m. Y la presión sanguínea sube entre 40 a 100 mmHg en la
máxima (llega hasta 220) y entre 20 y 30 mmHg para la mínima. La hipertensión transitoria es mayor que en la
mujer, hecho a tener en cuenta en los hipertensos y cardiópatas.

d. El pene y la zona pelviana sufren una serie de modificaciones que determinan que el orgasmo masculino
posea dos fases: 1. la sensación de inevitabilidad eyaculatoria o emisión y 2. la eyaculación.

No se debe confundir la emisión preeyaculatoria que se trata de una expulsión de 2 o 3 gotas de semen que
asoman del meato urinario -que es fecundante- y que ocurre al final de la fase de meseta.

La sensación de inevitabilidad eyaculatoria o emisión es producida por las contracciones de los vasos
eferentes del testículo, el epidídimo y el conducto deferente, así como de las vesículas seminales y la próstata,
segregando líquido seminal en la uretra prostática y membranosa o perineal, que aumentan de dos a tres veces su
tamaño, como ya lo señaláramos en la fase de meseta. Comúnmente, la secreción de la glándula de Cowper es
nula. Es mayor el líquido segregado si existió un largo período de abstinencia. El período dura nada más que 2 o
3 segundos y es percibido claramente como premonitorio del orgasmo eyaculatorio por el varón joven, pero es
inexistente en el anciano.

La dilatación de la uretra, esa “vejiga” en cavidad cerrada como ya lo señaláramos en la fase de meseta,
comprime a la próstata, al utrículo prostático -esa zona “femenina” o resto embrionario que da origen al útero en
la mujer, y de gran sensibilidad, -sede del erotismo uretral según Abraham- y estimula las propias paredes de la
uretra, lo que aumenta la sensación de que “viene” la eyaculación.

La eyaculación es una experiencia única del varón, y que no se produce en la mujer, pese a que recientes
teorías no confirmadas afirman lo contrario. La eyaculación posee un centro nervioso ubicado en la médula
lumbar y un centro cortical, vinculado con el tálamo, el sistema límbico y el hipotátalamo, los que a su vez
abarcan en sus proyecciones las “áreas del placer”. Al ser corticalizada la experiencia, la eyaculación es
consciente y voluntaria, aunque puede ser involuntaria y regida por el simpático. En este estadio eyaculatorio, se
mantiene el cierre del esfínter vesical interno, pero se abre el esfínter vesical externo incluido en el músculo
pubococcígeo, que permite avanzar al semen hasta bulbo del cuerpo esponjoso y luego a todo lo largo de la
uretra peneana hasta el meato y el exterior. Los músculos perianales, el isquiocavernoso, el bulboesponjoso,
transverso superficial y el transverso profundo del periné, se contraen en forma involuntaria pero coordinada.

Las contracciones expulsivas se dan con intervalos de 0.8 segundos, al igual que en la mujer y en el ritmo
arcaico típico y de gran significado. Se producen 3 o 4 contracciones con igual intervalo e intensidad, y luego se
produce un enlentecimiento del ritmo contráctil y una disminución de la intensidad de las contracciones con
mínima fuerza expulsiva. La fuerza de impulsión del semen es intensa al principio, y las dos o tres primeras
contracciones eyaculatorias lanzan a unas 12-24 pulgadas del meato las gotas seminales. Las primeras porciones
de semen provienen de la próstata, las segundas de la ampolla de los conductos deferentes, etc., y se diferen-
ciaron 6 porciones diferentes sucesivas. El volumen de semen es variable, pero la primera eyaculación siempre
es mayor que una segunda en caso de producirse, aunque después del cuatro orgasmo sucesivo la producción
seminal es mínima.

El varón posee una forma típica de respuesta, pero posee muchas variantes individuales. El primer orgasmo es
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
más intenso que el segundo, cuando es posible el segundo orgasmo, de acuerdo a la duración del período e
refractario postorgasmico, típico del varón y ausente en la mujer. El tiempo total de duración es de unos pocos
minutos, aunque el varón normal puede demorar voluntariamente el desencadenamiento orgásmico para acompa-
sar sus fases de respuesta a los de la mujer.

La capacidad multiorgásmica del varón es menor que la de la mujer, porque el periodo refractario, típico del
varón, que sucede a la eyaculación, y que dura entre minutos y horas para cada uno de acuerdo a la constitución
individual y a la edad, está presente provocando una indiferencia o anestesia a la estimulación postorgásmica.
Habíamos visto que era posible la estimulación del glande del pene en la vagina, pero luego del orgasmo era
dolorosa la estimulación peneana durante la autoestimulación.

Masters y Johnson (1967)demostraron que el placer obtenido por el orgasmo en el varón era mayor en el primer
orgasmo, por las razones antedichas, y entre las que se cuenta el mayor volumen eyaculado, y menor en el
segundo orgasmo. Sin embargo en la mujer, el primer orgasmo es menos placentero que el segundo o tercero. De
allí que para equilibrar la intensidad placentera de los orgasmos masculino y femenino, el primer orgasmo de la
mujer podría ser obtenido manualmente, luego ser penetrada y entonces se obtendría el segundo orgasmo, más
placentero en la mujer, junto al primer orgasmo más placentero en el varón.

Aunque debido a motivos culturales, la mayor lentitud en la respuesta sexual de las mujeres, sobre todo para la
obtención del orgasmo, nos sugiere efectuar la corrección inteligente de las siguientes curvas superpuestas y que
fueron fuente de muchos sufrimientos sexuales:

La Curva ideal de las respuestas sexuales de la pareja debería ser: el varón debería controlar su curva
excitatoria sin orgasmo, hasta que la mujer obtenga el primero, y después hacer coincidir su primer orgasmo con
el segundo más intenso de la mujer.

Para ello, el varón deberla renunciar a su biología, como sugiere Gerard Zwang (1978) y también debería
renunciar a su papel de maestro o de maestro de ceremonias del coito, so pretexto de una mayor experiencia y
conocimiento que la sociedad le exige. Es la mujer la que impone la mayor cantidad y calidad de modificaciones
a la respuesta sexual biológicamente establecida, humanizándola y alejándola de su herencia animal. Es ella la
que debe indicar dónde y cómo ser acariciada, el momento de la penetración -cuando la meseta ha avanzado,
está lubricada y la vagina está dilatada en su fondo, lista para recibir al pene- y la que debe indicar la inminencia
de su orgasmo, para hacer coincidir su segundo orgasmo más placentero con el primero del varón.
Habitualmente, el varón no tiene dificultades para seguir estas indicaciones y el saber sexual de la pareja
aseguraría un buen desempeño.

4. FASE DE RESOLUCION

Es la última fase del ciclo de respuesta sexual, y existen diferencias entre el varón y la mujer. Luego del
orgasmo, en la mujer se mantiene la capacidad potencial de volver a tener otro orgasmo si recibe una
estimulación sexual efectiva, salvo los patrones monoorgásmico y tetánico que vimos. En cambio, en el varón la
fase de resolución se caracteriza por acompañarse de un período refractario y sólo al final del mismo pueden
volver a ser estimulados para obtener otro orgasmo. Las excepciones a esta regla son escasas, pero existen. El
período refractario dura segundos, minutos, horas o días.

Ya señalamos que la detumescencia areolar y el arrugamiento del pezón son característicos de haberse
producido el orgasmo, pertenecen a esta fase y junto al rápido retorno a la normalidad por descongestión de la
piel, los labios mayores y menores, de la plataforma orgásmica y de los ritmos respiratorio y cardíaco.

Se observa un hecho típico en la fase de rsolución: la perspiración, sobre todo en la mujer. Se trata de una
fina capa de sudor en el dorso, muslos y parte anterior del torso. La transpiración puede ser profusa y mayor en
las axilas, palmas de manos y plantas de pies, frente y labio superior. Cuanto mayor fue la experiencia
orgásmica. mayor la sudoración.

El clítoris en la mujer recupera su lugar, descendiendo a su posición pudenda en unos 5 a 10 segundos,


mientras que el pene disminuye su tamaño de erección, pero mantiene la tumescencia durante 5 a 10 minutos. La
detumescencia peneana se produce en dos estadios: La primera, durante el periodo refractario, con disminución
del volumen en un 50% en forma rápida, aunque ello depende de la duración de las fases de meseta y excitación.
Si el varón demoró mucho el momento del orgasmo alargando la fase de meseta, la detumescencia demora más
tiempo en producirse. Pero si se extrae el pene de la vagina, o si el varón camina. o habla de un tema asexual, la
involución es más rápida. La micción postorgasmo asegura una aún más rápida deturnescencia, pues el varón no
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puede orinar con el pene en erección. e

Finalmente, las bolsas recuperan su carácter escrotal, los testículos descienden a aquéllas y la casi
desaparición de los mismos en el momento del orgasmo, da lugar a una flaccidez y recuperación de la posición
del testículo izquierdo más bajo que el derecho.

Las mamas demoran bastante en recuperar su tamaño. El útero, al bajar al fondo de saco de la vagina, abre su
orificio externo, desaparece el efecto de “tienda”, y la vagina, tan modificada en longitud y anchura, vuelve
lentamente a su tamaño original, observándose en los casos de buena respuesta sexual, una lubricación en la fase
de resolución.

Se han efectuado muchas reflexiones y observaciones sobre el período de resolución. Se exige que exista
relajación y sueño. Otros protestan que el varón queda “muerto” y la mujer continúa dispuesta, con una
alacridad que expresa su alegría y presteza por estar sexualmente satisfecha, según Quijada (1983).

Se observó que, al retornar la agudeza visual y sensorial, pueden doler las heridas causadas o los golpes
involuntarios. Si la mujer está rnenstuando, sangra más luego del orgasmo, al cesar el estímulo
sirnpáticomimético.

Pero el más clásico comentario corresponde a Galeno, quien decía: “Triste est omnie animal post coitem,
praeter mulieremn gallumque” que significa: “Todo animal está triste después del coito, excepto la mujer y el
gallo”. Pero ello no corresponde a la realidad. El varón normal, sano, no está triste, sino satisfecho, alegre,
quieto y pletórico. Es cierto que con frecuencia el varón da la espalda a la mujer y se duerme luego del coito, lo
que fastidia y frustra a la mujer todavía invadida por oleadas de ternura, dicha y placer, y que desea comunicarse
con el compañero en el plano más espiritual de un diálogo amoroso. Pero el prejuicio de “acabar” o de “haber
terminado” el “acto” debe superarse por parte del hombre para lograr que el coito se humanice y se transforme
en una expresión privilegiada y rica del lenguaje comunicacional y sexual de dos personas totales, no sólo de sus
cuerpos, como se insiste erróneamente, o ‘de la cintura para abajo’, como cree el común de la gente. De allí que
prefiramos designar al coito como “relación sexual”.

B. LA RESPUESTA BIFASICA DE KAPLAN

La psicoterapeuta y sexóloga Helen Singer Kaplan (1974), concibió una simplificación de la Respuesta sexual
de Masters y Johnson, reduciendo a dos fases las cuatro propuestas por éstos:

Primera fase: VASOCONGESTIVA


Segunda fase: MUSCULAR

Tuvo en cuenta el mecanismo fisiológico dominante en cada fase, no sólo a nivel genital, donde predominan
esos fenómenos, sino en todo el cuerpo. Desde luego que estos factores ya habían sido señalados por Masters y
Johnson al plantear su respuesta sexual, pero Kaplan (1974) efectúa una elaboración teórica sobre las
conclusiones experimentales de aquéllos. No debernos olvidar que los verdaderos creadores del formato de
respuesta sexual humana son Masters y Jonson (1966). Todas las elaboraciones posteriores son especulativas y
téoricas, no fundamentadas en la experiencia de laboratorio de gran rigor científico que a los mismos inspiraron.

No obstante, esta concepción bifásica, que fue la primera -pues luego planteó una segunda trifásica-, ha sido de
gran utilidad para la comprensión clínica y terapéutica de la respuesta sexual. Ha proveído a los sexoterapeutas
de un instrumento formidable para la comprensión de los trastornos sexuales. No perdamos de vista que el
interés científico por esclarecer el mecanismo de producción de los fenómenos de respuesta sexual no es teórico
ni académico: obedece a la necesidad imperiosa de poseer, por parte de los terapeutas, de un modelo de
normalidad al cual referir sus hallazgos clínicos y sus resultados terapéuticos en la disciplina sexológica. Aunque
bastaría con que la biología del coito se hubiera esclarecido, después de siglos en que cualquier otra función de
menor importancia que la función sexual ya había merecido el interés y la vida entera de muchos científicos.

La respuesta sexual propuesta por Kaplan inicialmente fue la siguiente:

RESPUESTA SEXUAL BIFASICA (H. S. KAPLAN)

(Secuencia ordenada de un acontecimiento unitario e inseparable de naturaleza BIFASICA)

Nuevo marco teórico en el Varón y Mujer


Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
e
1- Reacción genital VASOCONGESTIVA
DOS COMPONENTES V: erección
ESPECIFICOS Y M: plataforma orgásrnica, lubricación
DISTINTOS
2- Contracciones MUSCULARES clónicas reflejas
V y M: orgasmo

CADA FASE COMPRENDE Y DETERMINA DIFERENTES:

1. ESTRUCTURAS ANATOMICAS Y FISIOLOGICAS


2. VULNERABILIDAD: psíquica, física, drogas, edad
3. SINDROMES CLINICOS:
FASE 1: Disfunción eréctil = Disfunción excitatoria femenina
FASE II: Eyaculación retardada = Anorgasmia femenina
Eyaculación precoz
Vaginismo
Dispareunia
4. MECANISMOS PSICOPATOLOGICOS
5. TECNICAS TERAPEUTICAS

1. FASE VASOCONGESTIVA

Comprende las fases de Excitación y Meseta de Masters y Johnson, y se caracteriza por el predominio de la
dilatación de los vasos sanguíneos en todo el cuerpo, pero predominan en los genitales con la aparición de los
cambios ya descritos en la consideración de la respuesta tetrafásica. a la cual referimos al lector.
En el siguiente Cuadro se resumen brevemente estos cambios:

ERECCION

La erección peneana puede producirse en ausencia de comunicación de los centros nerviosos sacros (centro de la
erección inferior) con los centros superiores. La estimulación táctil de los genitales y sobre todo del glande del
pene, produce la erección en ausencia de estimulación psíquica. Pero también es posible, y aún más frecuente, la
erección sin participación de la estimulación táctil de las zonas erógenas, producida por fantasías o por la
estimulación sensorial visual, auditiva y olfatoria sobre todo. El pensamiento puede ser soberano en la erección.

FASE VASOCONGESTIVA FEMENINA

Se describen dos subfases:

1. FASE DE LUBRICACION HINCHAZON vaginal


-

Vagina colapsada. tensa y seca a expandida, hueca y húmeda ,“erección interna”, “invaginación”
Utero congestivo, trepa fuera de la pelvis.

2. PLATAFORMA ORGASMICA
Máxima Vasoconstricción introito, 1/3 ext. vaginal
-

Labios, vagina posterior, periné


Proceso abarca: toda la piel corporal DIFUSA, pechos y genitales
Respuesta INTERNA y NO CONSCIENTE.
Centros nerviosos: No bien estudiados. PARASIMPATICO MEDULAR. INFLUENCIA SUPERIOR.

Kaplan se queja de que las estructuras nerviosas involucradas en la fase de vasocongestión no estén bien
estudiadas en la mujer como en el varón, y debe inferirse que son las mismas estructuras.

2. FASE MOTORA

Esta segunda fase de Kaplan (1974) comprende las fases de Orgasmo y Resolución de Masters y Johnson.
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
También fueron estudiadas por nosotros en el ítem precedente, pero resumimos el proceso así: e

FASE MUSCULAR MASCULINA

Kaplan también describe dos fases del orgasmo masculino: La fase de emisión está dada por el pasaje de
semen en muy pequeña cantidad, a la uretra peneana desde la uretra posterior (membranosa o pelviana y
prostática), que está dilatada desde la fase de excitación. Se descontrae el esfínter estriado externo de la uretra,
que integra el llamado músculo pubocoxígeo, lo que estimula sensitivamente la pared uretral, provocando la
sensación de inevitabilidad eyaculatoria. Dura sólo unos segundos previos a la eyaculación y prácticamente
anuncia el comienzo del orgasmo.

La fase de eyaculación está dada por la contracción clónica de los músculos que integran el esfinter estríado
externo de la uretra, con una frecuencia de 0,8 segundos, sobre todo las primeras 3 a 5 contracciones y que
llegan a 8-12 contracciones, más espaciadas y de menor intensidad las últimas (estas características son idénticas
a las del orgasmo femenino). El semen es expulsado en chorros, en forma intermitente, e impulsado por las
contracciones de los músculos lisos de la uretra pelviana, pudiendo alcanzar una distancia variable, de hasta 2
metros en la juventud, sin fuerza alguna en la vejez, como guarismo normal. El volumen del eyaculado también
es variable, pero el mínimo oscila entre 2 a 2 1/2 centímetros cúbicos. Concomitantemente, se contraen los
órganos anexos, lo que aumenta la fuerza de expulsión, como ya lo vimos. (Ver respuesta tetrafásica de Masters
y Johnson, más arriba).

EYACULACION
(Orgasmo masculino)
DOS FASES

1. EMISION O SENSACION DE INEVITABILIDAD EYACULATORIA (Contracción de conductos


deferentes, próstata, vesículas seminales, uretra prostática y perineal) comandada por el SIMPATICO
lumbar INVOLUNTARIO.

2. EYACULACION P.D.
(Contracciones musculares clónicas cada 0,8” reflejas INVOLUNTARIAS, pero MEDIATIZADAS POR EL
SISTEMA NERVIOSO VOLUNTARIO en la base del CUERPO ESPONJOSO, comandada por el
SIMPATICO seguida de un PERIODO REFRACTARIO de duración variable.

CENTROS DE EYACULACION
1. MEDULA LUMBAR
2. CENTROS SUPERIORES:
Vta espinotalámica
Tálamo
Hipotálamo Sistema Límbico
-

“AREAS DEL PLACER”


Corteza: CONCIENTE-VOLUNTARIO

FASE MOTORA FEMENINA

ORGASMO: Una sola fase.


Contracciones musculares rítmicas, reflejas, involuntarias cada 0,8”
Músculos perineales y vaginales
“Vivencia orgásrnica”. No seguido de periodo refractario.
No hay orgasmo clitoridiano (Kaplan)

Centros: No bien estudiados.


Centros lumbares medulares y vías al tálamo áreas del placer.
CONCIENTES.

La respuesta bifásica de Kaplan (1974), concebida 8 años después de publicada la respuesta tetrafásica de
Masters y Johnson, constituyó toda una novedad en el campo sexológico, y contribuyó a la elaboración de una
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“Nueva Terapia Sexual”, que permitía estudiar la “vulnerabilidad” de cada fase de la respuesta. Tale vez
contribuyó a ello el estilo más ameno, menos académico que el de Masters y Johnson, que utilizara Kaplan en su
“Nueva Terapia Sexual” en dos tomos (1974).

HORMONAS Y SEXUALIDAD

Kaplan (1974) efectúa un resumen muy interesante sobre la acción de las hormonas sexuales masculinas y
femeninas sobre la conducta en general y sobre la respuesta sexual en particular.

La testosterona o andrógeno es el “elixir de la sexualidad”, y tanto en varones corno en mujeres, incrementa


el deseo sexual, favorece la vasocongestión con más altos niveles de excitación y brinda el entorno químico que
se requiere para un funcionamiento y estructuración idóneos del orgasmo genital: producción de semen,
erección, eyaculación. Aumenta el nivel energético, el apetito, el metabolismo y la agresividad o conducta de
dominancia. Constituye un verdadero afrodisíaco. En los homosexuales no revierte, por ello, la orientación, sino
mas bien incrementa el deseo en el sentido en que ya esta establecido.

Los andrógenos son segregados en el testículo del varón y en las suprarrenales de la mujer, en menor cantidad
desde luego. Son estimuladas por la Hormona Foliculo Estimulante y la Hormona Luteinizante (FSH y LH) de la
hipófisis, las que a su vez son liberadas por estímulo de un decapéptido descubierto en 1971: la Hormona
Liberadora de la Gonadotropina (Gn-RH) y producida en el hipotálamo, y que se trata de una neurohormona.
Este avance en la comprensión de las secreciones hormonales a nivel del hipotálamo, constituye una clave para
la comprensión del mecanismo por el cual las emociones y los estímulos psíquicos actúan favoreciendo la
liberación de las hormonas sexuales. Kaplan insiste en que los andrógenos, con lo importantes que son para
condicionar la conducta sexual, actúan poco en comparación con las influencias psíquicas, que son soberanas
con su poder de presidir la conducta y sentimientos sexuales de las personas.

Los estrógenos y la progesterona femeninas, no poseen una acción demostrable sobre la conducta sexual de
una manera directa. La progesterona, contenida en las píldoras anticonceptivas, inhiben la sexualidad femenina
por un mecanismo indirecto y por antagonismo con la acción androgénica. Los estrógenos favorecen el trofismo
de las paredes vaginales, así como la lubricación vaginal, efecto más evidente en las mujeres postrnenopáusicas.

En su resumen sobre el control nervioso de las respuestas sexuales, pone al día las observaciones de Olds, Mc
Lean y Money sobre las “Areas del placer”, afirmando que la sexualidad ocupa un lugar único entre los impulsos
humanos, pues está presidida, sobre todo, por el principio del placer. Naturalmente, el principio de realidad
no le es ajeno. Pero la dualidad de la motivación humana, en el binomio placer-dolor, obedece a los recientes
descubrimientos de áreas del dolor y del placer, íntimamente relacionados. Cuando Olds (1979), descubre en
1950 las áreas del placer, se interpretó a nivel psicológico que el “principio del placer” postulado por Freud era
un factor motivacional de primera importancia, y que “de todas las funciones humanas, la sexualidad es la
más placentera de todas” Esta es la explicación elemental del tabú que veló al sexo y la sexualidad por siglos,
.

ya que placer, hedonismo y pecado iban de la mano en las concepciones morales y religiosas.

La cercanía de las áreas del dolor y del placer -las del dolor regulan casi todas las conductas, las frenan o
inhiben si sobrepasan un umbral- explica que las estimulaciones inadecuadas por extemporáneas o excesivas,
puedan despertar más bien dolor, sufrimientos y aversión, que placer. O que el placer intenso pueda entorpecer
el dolor que una estimulación producirla fuera de ese estado placentero. La estimulación manual del clítoris o el
glande del pene puede dar lugar a estas variaciones de dolor y placer.

EL ESQUEMA DIALECTICO DE LA RESPUESTA BIFASICA

Gerard Zwang (1978) plantea que existe un antagonismo dialéctico entre las fases inicial y terminal de la
respuesta sexual. Por otro lado, los griegos afirmaban que Afrodita ejercía una influencia predominante sobre la
segunda fase, y Eros sobre la primera fase de la respuesta codal.

ANTAGONISMO DIALECTICO (Zwang)


REACCION BIFASICA (Kaplan)

VAGOTONIA SIMPATICOTONIA

Parasimpático Simpático
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acetilcolina adrenalina e
Núcleo anterior del hipotálamo Sistema reticular del bulbo
RIGE LA FUNCION SEXUAL RIGE LA FUNCION DE DEFENSA

Erección Eyaculación
Lubricación vaginal Orgasmo femenino

VASOCONGESTIÓN VASOCONSTRICCIÓN

Predominio SENSORIAL Predominio MOTOR

Facilita la confianza Prepara la respuesta


Rubor, secreción cálida Palidez, sudor frío
Ternura, apertura Vigilancia y distancia
Comanda el cierre del esfinter anal, Comanda apertura de lo esfínteres
uretral, placer preparatorio Micción, orgasmo eyaculatorio
ABANDONO STRE SS

Ocultamiento Indiferencia a la privacidad


Pasividad A ctividad
Desarmado Armado

Ligado a la Ligado a la
CONSERVACION CONSERVACION
DE LA ESPECIE DEL INDIVIDUO

Eros, más emotivo y afectivo, suave y cariñoso, reina sobre la fase inicial del coito, presidido por la
tranquilidad, la relajación y el abandono. En cambio Afrodita, la diosa del amor, es más sensual, agresiva,
violenta en su pasión, por lo que reina en la fase muscular orgásmica.

Por esta razón, preparamos un esquema que ejemplificara la naturaleza, predominio de sistemas vegetativos,
los fenómenos que aparecen, las actitudes prevalentes, los centros nerviosos afectados y el significado instintivo
de cada una de estas dos fases.

No podemos disimular nuestro entusiasmo por el esquema bifásico, ya que con su simplicidad y practicidad,
muestra claramente la esencia de los fenómenos a partir de sus elementos básicos, y podemos luego ir
enriqueciendo cada fase con subdivisiones diversas.

C. LA RESPUESTA TRIFASICA DE KAPLAN

A las dos fases de vasocongestión y muscular, agrega Kaplan (1979) una nueva fase: la fase del deseo.

Todo el movimiento intelectual y científico que despertó el aporte inicial de Masters y Johnson y la de la
misma Kaplan, generó nuevas ideas, perspectivas e intuiciones. Harold Lief señalaba en Estados Unidos que el
deseo sexual había sido descuidado y que posee una significativa importancia clínica, es inspirada por él, Kaplan
reúne diversos aportes y sus propios sus fracasos terapéuticos y plantea la existencia de una fase del deseo, como
un progreso significativo para la visión más integrativa de la respuesta sexual, que, de bifásica, pasa a ser
trifásica: fase de deseo, fase de excitación y fase orgásmica.
El deseo sexual es el apetito o impulso producido por activación del sistema neural cerebral especifico, dice.
Es tener ganas, estar dispuesto, motivado, expectante.

DESEO

Acción de desear: sentir atracción por una cosa hasta quererla poseer o alcanzar (Diccionario).
Apetito o impulso producido por activación del sistema neural especifico (Kaplan 1979).
Deseo sexual: vivenciado como sensaciones específicas que mueven a buscar experiencias sexuales o a
mostrarse receptivo a ellas. Se caracteriza por:
-Sensaciones genitales
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
Vaga excitación
-
e
Interés en experiencias sexuales
-

Disposición abierta a las mismas.


-

Inquietud general
-

Sólo cesa con el orgasmo.


-

Al igual que con la fase de Excitación y de Orgasmo, Kaplan (1979) plantea una Anatomía del deseo y una
Fisiología del deseo:

FASE DEL DESEO


ANATOMIA DEL DESEO
(Común para varón y mujer)

I. Estructuras neurológicas:
1. Sistema lírnbico: emoción, motivación
2. Núcleos del hipotálamo
3. Región preóptica
II. Centros excitatorios y aversivos:
próximos entre si
interrelacionados
III. Receptores químicos, en las neuronas de los CENTROS DEL PLACER: reaccionan a las endorfinas
IV. Conexiones con los CENTROS DEL DOLOR Y DEL PLACER
El dolor tiene prioridad sobre el placer.
Conexiones con centros que analizan experiencias complejas
Conexiones con el almacén MNEMICO, los recuerdos.
Conexiones con sistemas de recuperación
Conexiones con centros reflejos espinales genitales.

RESPUESTA SEXUAL TRIFASICA


FASE DEL DESEO

l. Posee estructuras anatómicas específicas del CEREBRO


2. CENTROS excitatorios e inhibitorios
3. NEUROTRASMISORES, uno inhibitorio y otro excitatorio
4. CONEXIONES con otras áreas del cerebro, integrando la experiencia vital del individuo.

FISIOLOGIA DEL DESEO

A. HORMONAS:
1 .TESTOSTERONA hormona de la libido. Para ambos sexos.
2. FL-HL: Factor Liberador de la Hormona Luteinizante:
péptido segregado por el hipotálamo AMBAS FAVORECEN
B. NEUROTRASMISORES:
1. SEROTONINA Inhibidora
-

2. DOPAMINA Excitadora de centros sexuales del cerebro.


-

C. PAREJA POTENCIAL ATRACTIVA Y RECEPTIVA:


su accesibilidad, ligazón, excitación,
ESTIMULA los centros sexuales del DESEO
Enamoramiento: eleva el deseo: afrodisíaco
Dolor y miedo: inhiben el deseo.
D. DESCONEXION VOLUNTARIA:
Si se decide suspender la conquista del placer sexual o no favorecerla, se puede desconectar el
mecanismo neurológico del deseo.
E. INHIBICION:
Por enojo u hostilidad o dolor. Más en mujeres.
F. VULNERABLE POR FACTORES EXPERIENCIALES:
l. El objeto sexual de deseo es condicionado por ellos
2.Es difícil distinguir entre factores biológicos y experienciales del deseo sexual.

Las diferencias masculinas y femeninas ante el deseo sexual son muy claras en algunos casos.
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
e
Animales machos: olfato, vista, otros indicios del celo en la hembra.
Animales hembras: celo cíclico, presencia de macho sexualmente activo que las corteja.

En los varones humanos, el objeto del deseo es sumamente condicionable, muy sensible a factores ligados a la
experiencia. En el término ‘experiencia’ en realidad se engloba un complejo sistema de recuerdos,
conocimientos, fantasías, sueños, enseñanzas, condicionamientos morales, religiosos y sociales, la normalidad
psíquica y los rasgos caracteriales y de personalidad, la eroticidad subjetiva o capacidad de experimentar placer
en forma individual. Depende de la calidad e intensidad de los estímulos recibidos y que despiertan el deseo. Lo
que es deseable para unos es despreciable para otros o indiferente.

Una característica que debemos destacar es que el deseo es coercible, se puede desconectar el mecanismo
neurológico. Recordemos que la fase apetitiva del instinto sexual humano, es coercible también y puede
asociarse con esta concepción: deseo y apetito sexual.

La labilidad del deseo es grande, y se anula o inhibe por enojo u hostilidad, y hay incompatibilidad entre
deseo o agresividad o violencia. Por eso, el deseo da lugar a la excitación.

La sede del deseo es el cerebro y sus funciones psíquicas, mientras la sede específica de la excitación y el
orgasmo son los genitales.

Tengamos en cuenta que la Fase del Deseo fue incorporada como válida y de uso para la consideración de los
problemas sexuales en la comunicación científica y sobre todo médica internacional. La clasificación de las
disfunciones sexuales incorpora la del deseo en la Clasificación Diagnóstica y Estadística de las Enfermedades
Mentales de los Estados Unidos (DSM III, 1987) primero y en el tomo IV (1995).

RESPUESTA SEXUAL

MASTERS y JOHNSON (1966) TETRAFASICA


I II III IV
Exitación Meseta Orgasmo Resolución

KAPLAN (1974) RESPUESTA BIFASICA


I II
Vasocongestiva Motora

KAPLAN (1979) RESPUESTA TRIFASICA


I II III
Deseo Exitación Orgasmo

D. OTROS FORMATOS DE RESPUESTA SEXUAL

Al igual que las propuestas de Kaplan, se ha formulado la presentación de este fenómeno mediante varias
comunicaciones de interés.

Ladas, Whipple y Perry (1987) han propuesto una respuesta de tres fases:
1. Fase muscular: mínimas sacudidas musculares pubococcígeas. Coincidiría con la fase del deseo de Kaplan.
2. Fase muscular: las contracciones musculares provocarían el mayor aflujo sanguíneo.
3. Fase de orgasmo: plantean varios tipos de orgasmo. Siguiendo las categorías de Singer, los habría de tres
tipos: orgasmo vulvar, orgasmo mezclado y orgasmo uterino.
El orgasmo vulvar o clitorídeo, tiene su foco de experiencia en la plataforma orgásmica, el foco de la respuesta
muscular en el músculo pubococcígeo con el punto desencadenante común en el clítoris e inervado por el nervio
pudendo. Los orgasmos son únicos o múltiples.
El orgasmo uterino o vaginal tiene su foco de experiencia en el útero y órganos pelvianos, el foco de respuesta
muscular es el útero, con el punto desencadenante común en el punto G e inervado por el nervio pelviano y el
plexo hipogástrico, y se produce un solo orgasmo, conclusivo.
Y el orgasmo mezclado o también vaginal, que tiene su foco de experiencia en la vagina, los focos de
respuesta muscular tanto en el músculo pubococcígeo como en el útero, inervados por los nervios pelviano y
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
pudendo, produciéndose uno o varios orgasmos. e

EL PUNTO G

Ladas, Wbipple y Perry (1987) efectuaron una revisión histórica de este supuesto órgano, cuya importancia
sería doble: sería la tercera zona erógena primaria de la mujer, junto al clítoris y la vagina, y sería responsable de
la eyaculación femenina.

Según estos estudios, ya Aristóteles y Galeno hablaron de la eyaculación de la mujer. Regnier de Graaf, el
descubridor del folículo que lleva su nombre, describió en 1672 la “próstata femenina” y la correspondiente
eyaculación del líquido formado en ella. Alexander Skem en 1880 también describió una glándula periuretral.
Van de Velde en 1926 habla de una secreción en el momento del orgasmo femenino. Finalmente, Ernst
Grafenberg junto a Robert L. Dickinson, describen el punto que lleva su nombre: punto G o de Grafenberg, así
bautizado por Perry y Whipple.

Su localización seria a lo largo de la superficie suburetral de la pared anterior de la vagina, a unos 4-5
centímetros del introito. La estructura sería una compleja cadena de vasos sanguíneos, glándulas, conductos
parauretrales, terminaciones nerviosas y un tejido que rodea el cuello de la vejiga. Pero no se identificó el tipo
de célula del órgano.

La estimulación es mayor en determinadas posturas coitales, como la de la mujer en posición superior o


manualmente. Y llevaría al orgasmo. Las mujeres que declaran poseerlo son un 10 o 12%.

Gindín (2003) dice que “solo se puede percibir este punto G si las glándulas parauretrales están excitadas
sexualmente como el resto del aparato genital femenino”…”Es una zona excitable y por ello muchas mujeres
que lo buscan en estado de no excitación dicen que no tienen punto G”. Tampoco los ginecólogo/as los
encuentran, pues “el punto G no es palpable hasta que se estimula”. Si “no examinan el clítoris durante los
exámenes habituales”, no pueden pretender examinar el punto G pues no sería ético excitar a la paciente.

Los estudios de Whipple y Perry (1983) agregan algunas conclusiones más sobre el orgasmo y la eyaculacién
femenina: No se produciría la plataforma orgásmica en estas mujeres, sino más bien se abriría la entrada de la
vagina, con lo que no se produce el efecto de “tienda” sino de “marco”, con la bajada del útero, y mas bien
expulsa el pene de la vagina. También plantean una diferencia entre clímax y orgasmo. Para Reich el clímax es
una experiencia genital localizada y para Lowen un alivio de la tensión sexual. Estaría regido por el nervio
pudendo, según Ladas, Whipple y Perry (1983). Pero el orgasmo sería para Reich una experiencia en que
participan todos los músculos del cuerpo, y para Lowen una satisfacción profunda de ternura y amor. Para Ladas
Whipple y Perry el orgasmo estaría regido por el nervio pelviano. Naturalmente, estos datos pueden
correlacionarse con las categorías orgásmicas de Singer que ya vimos más arriba.

Tordjman (1980) presentaba una teoría del doble orgasmo femenino: uno superficial o somático, cuyo centro
neurológico está en la médula sacra (S2, S3 y S4) que requiere una estimulación superficial exteroceptiva, una
inmovilidad y vigilancia pasiva, en que el clítoris, la boca, la zona interna de los muslos y los labios menores son
los más sensibles. El orgasmo implica la contracción rítmica de la plataforma orgásmica. Es similar al orgasmo
eyaculatorio del varón.

El segundo orgasmo femenino, profundo o visceral tiene su centro en la médula dorso lumbar (Dl1, D12, LI)
,

y las estimulaciones sobrevienen por la penetración y estimulación de los fondos de saco de la vagina y el cuello

del útero que, a diferencia de lo afirmado por Masters y Jonson (1966), estarían inervados ricamente por

corpúsculos terminales dependientes del plexo hipogástrico de naturaleza simpática que llegan por el nervio

pelviano. Por su estímulo se contraerían los órganos pelvianos internos y el útero. El fenómeno sería similar y

por idénticas vías a la fase de emisión o preeyaculación del varón. Estas aclaraciones responden a la inquietud

planteada por Kaplan sobre el desconocimiento de los centros neurales femeninos.

EL MUSCULO PUBOCOCCÍGEO
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
e
Tal vez el aporte más interesante y que está demostrado por la clínica, es la puesta al día sobre el müsculo
pubococcígeo. Está constituido por el conjunto de músculos de la base perineal, rodeando los tres orificios
externos de la mujer: uretra, vagina y ano, y los dos del hombre: uretra y ano. Los músculos del piso pelviano
son los que en los animales mueven el rabo o la cola. El grosor es palpable en la entrada de la vagina. y mide de
1 a 5 centímetros de espesor. Es un músculo poco ejercitado. La más interesante desde el punto de vista
orgásmico es la parte anterior, aunque sabemos que las contracciones anales son eficaces en la excitación sexual
de hombres y mujeres y también se dan involuntariainente durante el orgasmo. El varón nota las contracciones
voluntarias de la fase de meseta femenina en el pene, así como durante el orgasmo. La fuerza de la contracción
puede ser muy intensa hasta expulsar el pene de la vagina, o muy débil basta ser casi imperceptible.

Puede explorarse el músculo pubococcígeo mediante una serie de ejercicios:

a. Contraer y ver el perineo que se mueve en respuesta a las órdenes de contracción. Diferenciar de las
contracciones anales.
b. Cerrar y abrir la abertura vaginal, con autoexamen con espejo.
c. Introducir el dedo en la vagina y ubicarlo a unos 2-5 centimetros de la entrada; luego con dos dedos y
percibir la contracción.
d. Tratar de interrumpir el fluido de la orina. Este ejercicio sirve para el varón y la mujer.

Fue Kegel quien describió en 1952 un ejercicio para combatir la incontinencia urinaria de las mujeres
puérperas, descubriendo que ellas aumentaban la potencia de sus orgasmos, que así se volvían más placenteros.
El mismo inventó un aparato neumático que, introducido en la vagina, permite medir la fuerza de la contracción,
que se dibuja en un papel si se desea o se observa en un manómetro. El aparato se denomina Perineómetro de
Kegel.

Pero hay otros aparatos para medirlo, como el perineómetro electrónico o miógrafo vaginal, el perineómetro
clínico con registrador, e incluso se han inventado aparatos para realizar ejercicios de entrenamiento de estos
músculos. Así el “Femtone Isometric Vaginal Excerciser” es un miembro de látex. Otro, el “Vagitone y Vagette
76” contiene un estimulador eléctrico del músculo muy parecido a un vibrador.

Los ejercicios aconsejados para entrenar el músculo pubococcígeo pueden ser realizados con o sin el dedo
insertado. Se recomienda comenzar con ejercicios de 15 minutos 2 veces por día. Las contracciones iniciales son
de unos 3 segundos de contracción y 3 segundos de relajación, por 10 veces seguidas, para evitar la tetanización
y cansancio del músculo. Luego, aumentar hasta 10 segundos en la contracción y 10 segundos en la relajación
también 10 veces seguidas. Finalizar con breves sacudidas de contracción-relajación por varios minutos. Luego
de varias semanas recién se podrá llegar al máximo: 100 contracciones 3 veces al día, o sea 300 por día.

Bottani (1980) propone contraer y estirar hacia arriba, en la mujer, a lo que llama “contracción aspirante”.
Naturalmente, el ejercicio puede ser excitante sexualmente sobre todo con la adquisición de las contracciones
rítmicas que provocan lo que Lowen denomina “placer cinestésico”

Para la escuela bioenergética reichiana, 3 son los factores más importantes del coito:
1. Entrenamiento del músculo pubococcígeo.
2. La postura coital adecuada.
3. Intensidad del vínculo con el compañero.

También se ha aconsejado la ejercitación del músculo pubococcígeo en los varones con disfunción eréctil o
eyaculación precoz, para tomar conciencia de sus contracciones rnusculares y promover la vasocongestión.

OTRAS PROPUESTAS

a. Yáñez (1986) plantea la existencia de un ciclo de respuesta sexual compuesto de seis fases:
1. Inicial. Que correspondería a la Fase del deseo.
2. Excitadora: Coincide con la fase de excitación propuesta.
3. Meseta: Idem con la propuesta.
4. Fase resolutiva: que coincide con la fase orgásmica.
5. Refractaria: es involutiva.
6. Final: de recuperación.

b. Gardiman (1973) sobre la investigación experimental de 67 sujetos, planteó la existencia de 5 fases:


Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
1. Cortejo e
2. Excitación
3. Tensión sexual
4. Orgásmica
5. Extinción.

Las cuatro últimas corresponden a las fases propuestas por Masters y Johnson. El cortejo es “el lapso en el
que, partiendo de una relativa y cuasi indiferencia sexual, una de las partes induce a otra a participar en el juego
sexual”.

c. Salerno (1967) proponía una respuesta bifásica de la actividad sexual:


1 1. Fase preparatoria o circuito acelerado de la líbido o etapa de la satisfacción pregenital, y
2. Fase de ejecución o circuito retardado o etapa del goce adulto.

La Fase preporatoria incluía:


1. Erotización del pensamiento.
2. Ideas voluptuosas.
3. Excitación erótica visual.
4. Contacto corporal en superficie, determinante de una sintonización erógena bioeléctrica difusa.
5. Juegos manuales, caricias.
6. Contactos parciales intensivos: labios, mamas, genitales.
7. Suele efectuarse una felatio o cunnilingus fugaz.

La Fase de ejecución comprendía:


1. Genitalización del erotismo.
2. Concentración máxima de carga en el pene y la vagina.
3. Urgencia ejecutiva, representada por un intenso deseo de penetrar en el hombre y de ser penetrada en la
mujer.
4. Adopción de la posición echada en decúbito dorsal por parte de la mujer, con el varón sobre ella
estableciendo un contacto tóracoventral.
5. Introducción del pene en la vagina.
6. Atenuación progresiva de la carga libidinosa del circuito anterior o acelerado.
7. Desimpregnación erótica del pensamiento.
8. Anulación de ideas.
9. Movimientos acelerados de vaivén de los genitales acompañados de flexión y deflexión de la pelvis.
10. Orgasmo automático, sin interferencias psíquicas.
11. Relajación neuromuscular y tendencia al sueño.

En realidad, pueden plantearse muchas variantes a partir del formato de respuesta sexual propuesto por
Masters y Johnson, de acuerdo con el deseo o la necesidad de enfatizar, analizar o descomponer las diferentes
etapas de una fase. Sabemos que el ordenamiento en fases de un proceso que es unitario, tanto en sus aspectos
anatomofisiológicos, como psíquicos y sociales.

El coito es la actividad sexual en que el intercambio de estimulación se produce mediante las embestidas
pélvicas con el miembro masculino inserto en el canal vaginal, dice Gardiman (1973), en una concepción
descriptiva conductual.

El coito es la cumbre del encuentro interpersonal, el diálogo integral más completo de cuantos intercambios
puedan concebirse, en el que la persona está involucrada con su presente, su historicidad y su proyecto de futuro.
Por eso no es igual un coito entre personas desconocidas que entre dos amantes. Entre dos amantes
circunstanciales o entre dos amantes con pasado y futuro común.

El coito puede compararse a una sinfonía, con un preludio, un desarrollo dramático y un postludio.

Paincera (1971) afirma que la relación sexual normal es la culminación de una relación amorosa preexistente
que en el acto sexual se transforma en entrega total. La participación activa de ambos es indispensable para una
buena relación sexual, aunque este autor insiste en la finalidad instintiva activa para el hombre y pasiva o
receptiva para la mujer.

Riviére y Nogué (1975) afirma que el coito es la manifestación esencial de la sexualidad adulta en su
expresión genital, habitual generadora del orgasmo.
Flores Colombino A (1990): La respuesta sexual, En su: “Respuesta sexual”, Dismar 4ª, Montevideo. Pag
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Se debe dedicar tiempo al coito, pero un tiempo de gran calidad, en lo que se denomina preludio del coito,
etapa privilegiada en que las dos personas buscan dos objetivos, según Tordjman (1980):

1. Armonizar el nivel de deseo de ambos: Pues existen diferencias en las curvas de respuesta sexual del
varón y la mujer, con características propias de cada persona, que deben ser exploradas, conocidas y reconocidas
durante el período de ajuste o adecuación sexual, que puede llevar tiempo como etapa aprendida.
2. Romper la monotonía. Una vez que se ha logrado el acuerdo para la armonización del orgasmo. pueden
estereotiparse las señales o el sistema de señales para iniciar la relación sexual.

La comunicación en el preludio logra su máxima expresión, pues se ponen de manifiesto todas las capacidades
seductoras de ambos cónyuges, en que se halagan mutuamente, satisfaciendo los deseos y participando en juegos
altamente placenteros que, por su carácter íntimo y exclusivo, se refuerza en su significación. El carácter
altamente lúdico de esta etapa, da lugar a que se manifiesten conductas tan paradojales como la caricia, la
succión, el fingimiento y el ataque. Aparecen los componentes normales y perversos, sobre todo voyeuristas y
exhibicionistas, así como sádicos y masoquistas, fetichistas, en grados que no inhiban las instancias posteriores,
y que sean respetuosas de las preferencias eróticas y morales del otro.

Se discute sobre si el juego preliminar del preludio implica una necesaria regresión infantil de las conductas,
hacia reminiscencias placenteras infantiles, como lo afirman algunos autores, con carácter imprescindible para
lograr esa comunicación y entrega - abandono al otro. La capacidad de regresión está en directa relación con la
capacidad de obtener y dar placer en el coito, en todas sus etapas. Otros afirman que el juego sexual es
propiamente adulto, producto de la superación de temores, prejuicios, mitos y errores educativos, así como el
condicionamiento antisexual y antiplacentero.

Erikson afirma que sólo en la adultez joven, después de haberse superado la etapa adolescente, el ser humano
está en condiciones de compartir su intimidad sin reparos en el encuentro sexual. Al parecer, tanto la
superación de tabúes, corno la capacidad de regresión infantil, de acuerdo a la personalidad y mecanismos de
defensa de cada individuo, participan en esa “desactivación” del alerta frente al otro, en esa “disolución de la
conciencia”, en el abandono, típica de la reacción sexual, de Zwang (1978), dominada por el sistema nervioso
parasimpático.

Por algo los griegos hacían presidir, en esta etapa del coito, a Eros; y a Afrodita en la etapa orgásmica.

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