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El precio del éxito

Para tener éxito en un proyecto difícil, debemos estar dispuestos a pagar el precio necesario

Texto Bíblico base: Proverbios 14:4

Este proverbio nos invita a dos reflexiones importantes. En primer lugar, existe en todos nosotros
una tendencia a darle prioridad en nuestras vidas a cosas que son secundarias. En este caso, el
autor de Proverbios escoge el tema de la limpieza. Nadie en su sano juicio va a argumentar que es
saludable vivir rodeado de suciedad, en condiciones poco higiénicas; pero he conocido muchas
personas para las cuales la limpieza es una obsesión. Está dispuesta a pelearse con otros para
defender e imponer condiciones de extrema higiene en su vida cotidiana, aunque estas sean más
que innecesarias.

Podríamos trasladar estas obsesiones a otros aspectos de la vida. Considere el tema de la


puntualidad. Es importante ser puntual y mostrar respeto por el tiempo de los demás. Pero la
persona obsesionada con el reloj insiste en la puntualidad aun cuando está de vacaciones y no
existe horario alguno. O piense en la tendencia del perfeccionista. Para esta persona es
inaceptable que un proyecto no se haga a la perfección. Creemos que es importante hacer todo
con un grado de excelencia. Pero el perfeccionista no puede quedar satisfecho con algo menos
que perfecto, aunque sea en una cosa insignificante.

En todo esto vemos lo propenso que somos, como seres humanos, a construir nuestras vidas
alrededor de valores que tienen poca importancia en la dimensión espiritual de nuestra existencia.
El desafío, entonces, es no dejar que este tipo de obsesiones dominen y controlen nuestra
existencia.

El autor de Proverbios, sin embargo, nos está llevando a una segunda reflexión: Todo logro en esta
vida trae consigo ciertos aspectos desagradables. Nos es posible alcanzar el éxito en un proyecto
difícil si no estamos dispuestos a sacrificarnos de algunas cosas. En el ejemplo que nos presenta
el versículo de hoy, la ilustración es clara; el buey es un animal indispensable para ayudar en las
tareas del campo. Con el uso del buey el campesino puede avanzar mucho más en sus tareas que
si tuviera que hacerlas solo. Pero cuando se trae al buey al pesebre por la noche, deja sus
desechos en el piso. Es el precio de tener un buey. De la misma manera, quien desea alcanzar
ciertas metas en esta vida, debe estar dispuesto a acarrear con los costos que dicha conquista
trae. ¿Quiere que la iglesia crezca? Debe estar dispuesto a que se llene de personas que no
tendrán el comportamiento prolijo de los evangélicos. ¿Quiere ayudar a los pobres? Deberá estar
dispuesto a caminar por el barro, y beber agua contaminada. ¿Quiere formar discípulos? Debe
estar dispuesto a aguantar las inmadureces y necedades de ellos. Cada proyecto tiene sus
aspectos desagradables. No pueden ser evitados. Nosotros debemos estar dispuestos a pagar el
precio necesario para lograr el éxito.

Para pensar:

¿Qué cosas pueden estar ocupando un lugar más importante en su vida de lo que deben ocupar?
¿Cuál es el precio que debe pagar para crecer en los proyectos que tiene en este momento? ¿Qué
pasos debe tomar para seguir avanzando hacia el éxito?

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