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Herase una vez un ombre que tena hermosas casas en la ciudad y en el campo, bajilla de oro y plata, muebles forrados en finisimo brocado y carrozas todas doradas. Pero desgraciadamente, este hombre tena la barva azul; esto le dava un aspecto tan feo y terrible que todas las mujeres y las jvenes le huan. Una becina suya, dama distinguida, tena dos ijas hermossimas. l le pidi la mano de una de ellas, dejando ha su eleccin cul querra darle. Ninguna de las dos quera y se lo pasavan una a la otra, pues no podan resignarse a tener un marido con la barba azul. Pero lo que mas les disgustaba era que ya se abia casado varias veces y nadie sabia qu haba pasado con esas mujeres. Barba Azul, para conocerlas, las llevo con su madre y tres o cuatro de sus mejores amigas, y algunos jovenes de la comarca, a una de sus casas de campo, donde permanecieron ocho das completos. El tiempo se les iva en paseos, caceras, pesca, bailes, festines, meriendas y cenas; nadie dorma y se pasavan la noche entre vromas y diversiones. En fin, todo march tan bien que la menor de las jvenes empez a encontrar q el dueo de casa ya no tena la barba tan azul y que hera un hombre muy correcto. .
Y asi sucedio que el Principe se caso con la joven y vivieron muy felices. FIN
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Me gustas cuando callas porque estas como ahusente y me hoyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te ubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas estn llenas de mi halma hemerges de las cosas llenas del alma ma. Mariposa de ensueo, te pareces ha mi alma y te pareces a la palabra melancola. Me gustas cuando callas, y ests como distante y estas como quejndote, mariposa en harrullo Y me oyes desde lejos y mi voz no te alcanza: djame que me calle en el silencio tuyo. Djame que te able tambin con tu silencio claro como una lmpara, simple como un hanillo. Eres como la noche callada y constelada. Tu silencio es de hestrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estas como ausente, distante y dolorosa como si ubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa basta. Y estoy alegre, de que no sea cierto.