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Judaísmo - 17/04/2008

El misterio de Azazel
La porción de la Torá de la presente semana nos habla del rito anual de expiación, que se llevaba a cabo en
Yom Hakipurim (conocido hoy en día bajo el nombre del “Día del Perdón”) (Levítico 16. Cf. Levítico 23:26-32;
Números 29:7-11). Según los críticos literarios, la redacción del texto combina dos rituales de espíritu y época
diferentes. Por un lado, la narración nos cuenta acerca de un sacrificio de expiación (vers. 6, 11-19), y por el
otro, sobre el ritual del envío del macho cabrío a Azazel (vers. 8-10, 20-22, 26). (Nota: El ritual de Azazel no
aparece mencionado en ningún otro lugar de la Biblia Hebrea.) Estudiemos con más atención este último rito.

Según lo establece la Torá, el gran sacerdote Aarón habría de recibir de manos de los israelitas dos machos
cabríos para el sacrificio por el pecado. Una vez recibidos, habría de echar suertes sobre los dos machos, una
“para Yahveh”, y otra “para Azazel”. El macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte “para Yahveh” sería
sacrificado por el pecado, mientras que el restante destinado “para Azazel” sería colocado vivo delante de
Yahveh. Aarón debería entonces imponer ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesaría
sobre él todos los pecados cometidos por Israel, cargándolos sobre la cabeza del macho cabrío. Y una vez
hecho esto, el animal sería enviado al desierto. “Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de
ellos, hacia una tierra árida; y soltará el macho cabrío en el desierto” (Levítico 16:22).

Este ritual presenta características arcaicas. Una prueba de ello es la noción presente en el mismo, según el
cual los pecados pueden ser “transferidos” al macho cabrío, como si tuvieran alguna sustancia o materialidad.
(Nota: Un resabio de esta “transferencia” de los pecados lo encontramos en la práctica actual de las “kaparot”
entre los judíos ultra-ortodoxos, en vísperas del Día del Perdón. Según la tradición, en algunas comunidades
tienen la costumbre de revolear tres veces una gallina o gallo sobre las cabezas de los piadosos, transfiriendo
por medio de unas palabras los pecados al animal. Finalmente, el animal expiatorio es muerto.) Sin embargo,
la antigüedad del ritual no implica necesariamente que haya sido practicado en los comienzos de Israel,
según parecería indicarlo el presente contexto literario. Por el contrario, según afirman algunos, “la gran fiesta
del Día de la Expiación no aparece anterior al Destierro, ya que ningún texto antiguo alude a ella” (Nueva
Biblia de Jerusalén [Bilbao: Desclee de Brouwer, 1975] p. 133).

Pero sin lugar a dudas, lo más intrigante de este ritual lo representa el misterioso nombre de “Azazel”. De
acuerdo a una posible interpretación, Azazel aludiría al nombre de un ser sobrenatural demoníaco del
desierto, equivalente en el texto a Yahveh. (Nota: Según algunos filólogos, esta explicación del nombre
estaría implicado en los dos componentes del nombre: azaz = "fiero, feroz, cruel," y 'el = "dios".) Y si así
hubiere sido el caso, entonces este rito expiatorio sería un lejano eco de una práctica similar entre los pueblos
del Oriente Antiguo (Mesopotamia y Anatolia), quienes acostumbraban apaciguar a deidades o demonios
enojados por medios de ofrendas y oraciones, a los efectos de eliminar posibles males enviados a los
hombres por estos seres maléficos. Sin embargo, y a diferencia de las prácticas entre los pueblos de la
región, en el caso del ritual en Levítico 16 Azazel aparece como un ser pasivo e inofensivo, a quien no se le
dirigen oraciones o se le entregan ofrendas. Y ello de acuerdo a la ordenanza bíblica, que prohibía sacrificar
los sacrificios a los “sátiros” (en hebreo, “seirim” o “macho cabrío” [Levítico 17:7]). (Nota: La palabra hebrea
seirim habría designado a genios en forma de animal, que según se creía, frecuentaban los lugares desiertos
y en ruinas. Cf. Isaías 13:21; 34:14.)

Otra interpretación adoptada por los exegetas (como el caso de los sabios rabínicos [Sifra 2:8]), es que la
palabra “Azazel” no habría designado a un poder sobrenatural, sino antes bien habría sido la denominación
de un sitio (“un lugar escarpado”), equivalente a la expresión “tierra árida” (en hebreo, “eretz gezerah”)
(Levítico 16:22), presente en el mismo texto. Finalmente, otra posibilidad sería la sugerida por traducciones
antiguas (la de los Setenta en griego o la Vulgata en latín), según las cuales el nombre “Azazel” habría sido
una forma compuesta de dos palabras en arameo: aze, significando la cabra, y azel, significando “la salida”,
siendo su significado: “chivo emisario”.

Cualquiera haya sido el sentido original de “Azazel”, el término adoptó nuevos significados (¿o tal vez sean
reminiscencias de su significado original?) a lo largo de la historia religiosa de Israel. Por ejemplo, en el libro
apócrifo de Henoc (conocido también como Libro 1 de Henoc), preservado en forma completa en etíope
clásico (también nos han llegado restos de una versión griega, como así también fragmentos en arameo [la
lengua original de la obra] entre los rollos del Mar Muerto), y más precisamente en la sección llamada el Libro
de los vigilantes (el término “vigilantes” alude a un tipo de ángeles), el nombre “Azazel” es el de un ángel
rebelde, quien le “enseñó a los hombres a fabricar espadas, cuchillos, escudos, petos, los metales y sus
técnicas, brazaletes y adornos; cómo alcoholar los ojos y embellecer las cejas, y de entre las piedras, las que
son preciosas y selectas, todos los colorantes y la metalurgia” (8:1-2; en: A. Diez Macho ed., Apócrifos del
Antiguo Testamento [Madrid: Ediciones Cristiandad, 1984] p. 44.) Según esta fuente, pues, “Azazel” fue un
“ángel caído” hostil a Yahveh, con características demoníacas, responsable por la introducción de la muerte al
mundo por medio de la revelación de las armas de guerra y de la cosmética (la sugerencia aquí es que la
belleza femenina puede conducir a la muerte. Cf. Judit 13).

En otra obra apócrifa judía antigua llamada Apocalipsis de Abraham, probablemente compuesta en hebreo
para finales del siglo I e.c. y preservada en eslavo clásico, Azazel es un demonio opuesto al ángel Yoel. Un
ejemplo interesante lo encontramos en el siguiente pasaje, según el cual Abraham vio la siguiente imagen en
el cielo, en ocasión de su viaje astral: “Y yo contemplé la visión, mis ojos se fijaron en una parte del jardín de
Edén. Y allí vi a un hombre muy alto y de gran longitud, de un aspecto sin igual, que abrazaba a una mujer;
esta era de un aspecto y estatura idénticas a las del hombre. Estaban de pie bajo el árbol del Edén y el fruto
de este árbol tenía la apariencia de un racimo de uvas. Detrás del árbol se veía como la imagen de un dragón.
Sus manos y sus pies eran semejantes a los del hombre y tenía alas en la espalda: seis a la derecha y seis a
la izquierda. Tenía asido el racimo del árbol y se lo dio a comer a los dos que yo veía con intención de
abrazarse. Entonces pregunté: ¿Quiénes son estos dos que se abrazan? ¿Quién es el que está en medio?
¿Cuál es el fruto que comen, Poderoso Eterno? Y él me contestó: Es la luz, el sol, Adán. El objeto de su
deseo, sobre la tierra, es Eva. El que está en medio de ellos es la impiedad de su comportamiento, su
perdición, es el mismo Azazel” (23: 1-12). De aquí, entonces, que el anónimo autor de esta obra entendía que
la serpiente del paraíso no había sido un simple animal hecho por Dios (Génesis 3:1), sino un monstruo alado
poseído por el ángel rebelde Azazel (Nota: La misma interpretación de la serpiente aparece en el Apocalipsis
de Juan: “Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del
mundo entero...” [12:9].)

Esta interpretación satánica de Azazel se halla presente también en la literatura judía normativa. Una prueba
de ello la hallamos en un midrash palestinense de la época post-talmúdica (siglo IX) llamado Los capítulos de
Rabi Eliezer, en donde Azazel es identificado con Satán: “El día en que se hizo la donación de la Ley, Satán
dijo ante el Santo, bendito sea: -Señor del mundo, me has dado poder sobre todos los impíos, pero no me has
dado poder sobre los justos. Le respondió: -Atiende, tienes poder sobre ellos el día de la expiación, si es que
tienen pecado; si no tienen pecado, no tienes poder sobre ellos. Por esta razón le sobornan el día de la
expiación para no invalidar la ofrenda de Israel, como está dicho: ‘Una suerte para YHWH y otra suerte para
Azazel’ (Levítico 16:8) (capítulo XLVI; en: M. Pérez Fernández, Los capítulos de Rabbí Eliezer [Valencia,
1984] p. 323)”
Desde entonces, la asociación o identificación de Azazel con Satán pasó a convertirse en la interpretación
más difundida del término. Por ejemplo, Azazel es mencionado en el poema El paraíso perdido del famoso
escritor inglés John Milton (1608-1674), y se refiere a él como un lugarteniente de Satán. Asimismo, esta
exégesis ha resultado ser también la base para las representaciones visuales de Satán/Azazel, dibujándolo
en asociación con un chivo, y muchas veces con cola y patas de este mismo animal. Incluso, el nombre
Azazel es mencionado en canciones modernas y películas (ver el artículo sobre Azazel en Wikipedia),
demostrando a las claras que este término enigmático sigue aún fascinando a los hombres, sedientos de
misterio y espiritualidad.

¡Shabat Shalom!

Dr. Adolfo Roitman

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