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Significación de la Revolución Francesa

(basado en la obra de Albert Soboul, La revolución Francesa)

La Revolución Francesa se presenta como el modelo de revolución burguesa, una


revolución resultado del enfrentamiento entre dos modelos opuestos de organización
social, política y económica. Así, se produce el paso de un régimen monárquico
absolutista, de una sociedad estamental y de una economía señorial a otro régimen en
domina el sistema parlamentario, los principios del capitalismo liberal y la
preponderancia de la burguesía.

A pesar de su carácter propio en la historia europea (es fundamental para el desarrollo


posterior de Francia, posee rasgos que las otras revoluciones no tendrán), la Revolución
francesa fue el origen de todos los movimientos políticos que crearon el mundo
contemporáneo a lo largo del siglo XIX.

Se pueden distinguir, en las diferentes fases de la revolución, hasta tres programas


políticos diferentes:

EL LIBERALISMO

Propio de la etapa de la Asamblea Constituyente (1789-1792) y de la Convención


thermidoriana y Directorio (1794-1799).
A partir de 1789, la nueva Asamblea Nacional (surgida del Juramento del juego de la
pelota) emprende la tarea de destruir el Antiguo Régimen y consolidar los principios
que habían impulsado la Revolución:
- Abolición del feudalismo, de los privilegios sociales y las cargas señoriales.
- Supresión de los gremios y libertad económica. Prohibición de asociaciones de
trabajadores.
- Reconocimiento de la existencia de una serie de derechos naturales e inalienables del
hombre: derecho a la libertad, a la seguridad, a la igualdad civil y a la resistencia a la
opresión.
- Reconocimiento de la Soberanía nacional y la separación de poderes, pero, a cambio,
sufragio censitario (“ciudadanos activos”)

Se trata, pues, de la obra de una burguesía triunfante, segura de sí misma, absolutamente


convencida de que el nuevo orden que ha creado asegurará para siempre el bien de la
Humanidad. Para los revolucionarios más moderados, la Revolución ya había acabado,
e incluso, como hemos visto, se intenta llegar a una solución de compromiso con el rey
(que es el poder ejecutivo en la Constitución de 1791) y con los antiguos privilegiados.

Este compromiso con el Antiguo régimen era, no obstante, imposible: el rey trata de
huir de Francia (es apresado en Varennes), muchos nobles se exilian, parte del clero no
acepta la Constitución civil del clero (los llamados “refractarios”) y las monarquías
vecinas declaran la guerra a Francia.
Las reformas tampoco acaban de convencer a los grupos más radicales, a los jacobinos
(burgueses con una ideología política más “de izquierdas”) y los sans-culotte
(jornaleros, pequeños artesanos, tenderos...). Ante la mala situación de la guerra, la falta
de alimentos y la traición del rey, los sans culotte asaltan el Palacio real de las Tullerías
(10 de agosto de 1792) y se convocan elecciones para una nueva Asamblea (la
Convención), ahora por sufragio universal.
Terminada la fase radical de la Convención jacobina con un golpe de estado (julio de
1794), la burguesía moderada vuelve al poder. La Constitución de 1795 establece un
sistema político liberal moderado, similar al de 1791, pero sin rey. De la Declaración de
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 se elimina uno: los hombres han nacido
libres y con los mismos derechos (se restablece el sufragio censitario).
La situación continúa, sin embargo, inestable, tanto en el interior (sigue el movimiento
contrarrevolucionario de La Vendée, aparece Babeuf, los jacobinos siguen activos...)
como en el exterior (guerras con Gran Bretaña, España, Austria...). El poder civil busca
el apoyo del ejército, donde destaca un general llamado Bonaparte, que pronto
conseguirá el poder (Golpe de estado del 18 Brumario, noviembre de 1799).

La consolidación de la dictadura de Bonaparte (que se proclama emperador en 1804) no


significa una ruptura con la revolución, ya que el objetivo básico es el mismo:
garantizar la consolidación social y política de la burguesía y de los propietarios del
campo, quienes ahora aspiran a un período de estabilidad y de calma política, por lo que
estaban dispuestos, si hacía falta, a aceptar un gobierno autoritario.
La tarea de Napoleón será institucionalizar las conquistas de la revolución (Código civil,
1804), frenar a los absolutistas y a los radicales revolucionarios y expandir esas ideas y
el poder de Francia por toda Europa.

LA DEMOCRACIA SOCIAL

Como ya se ha dicho, el carácter moderado que tomaba la revolución y el peligro


contrarrevolucionario interior y exterior provocaron la sublevación del 10 de agosto de
1792, que provocó la caída del rey, la proclamación de la República y la llegada de la
Convención.
Muy pronto, los grupos más radicales de la burguesía, los jacobinos, con el apoyo de las
clases populares urbanas, los sans-culotte, tomaron el poder (Convención jacobina,
junio de 1793-julio de 1794).
Los jacobinos se esforzaron en dar a la revolución un contenido social capaz de atraer a
las masas populares, y ahora se defiende que “la igualdad de beneficio” está incluso por
delante del derecho de la propiedad. Se pretende así un control sobre la economía y
sobre la propiedad privada, y un apoyo a las clases más desfavorecidas (por ejemplo,
educación primaria gratuita, o la abolición total y sin indemnización de los derechos
feudales). También se impone el sufragio universal.
Una segunda intención de los jacobinos es aplicar medidas extraordinarias para
conseguir salvar la Revolución de sus enemigos contrarrevolucionarios, fuera de la
legalidad si hace falta. Así se llega al Terror, donde todo se supedita a vencer en esta
batalla (Comité de Salvación Pública, economía dirigida, levée en masse).

La Convención jacobina fracasó finalmente por varias razones:


- Los jacobinos no podían dar todo lo que pedían los sans culotte (al fin y al cabo,
los jacobinos eran burgueses). Los sans culotte, además, no tenían todavía una
alternativa clara al modelo burgués/liberal.
- El resto de la burguesía consideró que, cuando la situación de peligro para la
república había acabado (victorias contra los ejércitos exteriores y contra los
contrarrevolucionarios), la dictadura y la economía dirigida ya no tenían sentido
(golpe de estado de 1794).
- La propia dinámica de los excesos del Terror devoró a los propios jacobinos
(Marat es asesinado, Danton y Hebert mueren en la guillotina y sólo queda
Robespierre, quien es finalmente detenido y ajusticiado).

EL COMUNISMO
En la época del Directorio (1795-1799) se produce una conspiración, “la Conjura de los
iguales”, que rápidamente fracasó (1796). Su líder, Babeuf, es considerado por muchos
historiadores como un precedente del comunismo, ya que defendía la supresión de la
propiedad privada y la creación de una “comunidad de bienes y de trabajos”.

Para que veáis lo difícil que es interpretar la Revolución Francesa, aquí os


presento cuatro visiones diferentes del mismo acontecimiento histórico, proveniente de
la página de Kairos citada en el blog (material de ampliación)

1- Un jalón de la lucha por la libertad.


Según los autores más exaltados, la Revolución es uno de los pasos
más importantes de la humanidad en la lucha por su liberación. La
Revolución es un todo, un proceso eterno con diferentes fases (1830,
1848, 1870, 1917, 1968...) que muestran el espíritu liberador esencial
del ser humano. La Revolución Francesa marcó un hito en el progreso,
la democracia y la liberación de los pueblos. No se hace balance de las
pérdidas y problemas que ocasionó para Francia.
2- Revolución burguesa.
La Revolución Francesa entendida como una lógica conquista del
poder por parte de la burguesía francesa de finales del siglo XVIII. La
revolución estaría integrada en una época de cambios revolucionarios
en toda Europa, entre ellos la revolución industrial, la independencia de
los Estados Unidos de América, etc.. Los burgueses ya ostentaban el
poder económico y social y necesitaban cambios políticos para
desarrollar su idea de progreso socio-económico.
En definitiva, la Revolución supondría la mayoría de edad del pueblo,
del cual se desgaja una clase, la burguesía, llamada a realizar profundos
cambios en las instituciones y en la sociedad de la época. Pero esta
misma burguesía triunfante recela de sectores populares más radicales,
y se refugia en prácticas políticas más conservadoras y autoritarias
(girondinos, Napoleón,...).
3- La verdadera revolución fueron las reformas ilustradas.
Esta visión sostiene que los más importantes avances económicos y
sociales se produjeron en Francia gracias a la puesta en práctica de las
ideas ilustradas. Para ellos, si hubo una verdadera “revolución”, ésta la
llevaron a cabo Luís XV y Luís XVI al poner en marcha una serie de
medidas racionales en la economía, la educación, la ciencia. Es de
notar que fue la Iglesia y la nobleza los primeros que se opusieron al
proyecto de Luis XVI. El rupturismo que los revolucionarios quisieron
imponer en el cambio de siglo, los bruscos cambios políticos, de forma
de vida, de calendario, de lenguaje,... fueron inútiles o
contraproducentes. Resulta curiosa la oposición
“contrarrevolucionaria” de muchos campesinos de diversas regiones de
la Francia del momento. ¿Tal vez fueron los intelectuales los que
inventaron la Revolución Francesa? Lo cierto es que el mayor número
de guillotinados procedía del pueblo llano.
4- La revolución fue absolutamente nefasta.
Para una serie de historiadores, el período que se abre desde 1789 y
ocupa todo el cambio de siglo fue desastroso, un verdadero “genocidio
franco-francés”, de consecuencias nefastas e irremediables para Francia
y otros países que se vieron afectados por su influencia. Para Chaunu,
por ejemplo, supuso el fin del ascenso económico de Francia, una
sangría humana por las guerras y la carestía que le hacen perder su
tradicional pujanza demográfica en Europa, una destrucción de talentos
y de elites, la desaparición de un patrimonio artístico y cultural enorme.
Eligiendo determinados datos económicos y sociales, en 1780,
aseguran, Francia era la primera potencia europea. En 1804 ya no lo es.
En algunas regiones como La Vendée, murió asesinada o en luchas
internas el 15 % de la población.

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