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I. Autor
Los escritores cristianos primitivos, en forma unánime, señalan a Leví Mateo como
su autor, y la evidencia interna indica que fue escrito por un judío cristiano. Se
cree generalmente que fue escrito en Palestina, probablemente unos pocos años
antes de la caída de Jerusalén ante los ejércitos romanos (70 d.C.). Habiendo
servido como cobrador de impuestos, y con ello, acostumbrado a llevar informes
escritos (Mt. 9:9), Mateo estaba bien capacitado para preparar esta narración de la
vida y las enseñanzas del Señor. Alrededor del 140 d.C., Papías de Hierápolis, en
el Asia Menor, menciona que Mateo escribió un relato con ese contenido; medio
siglo más tarde, Ireneo hace un comentario similar. De acuerdo con estos
informes, el Evangelio apareció originalmente en "hebreo", es decir, arameo, la
lengua corriente en Palestina. Algunos han entendido estas afirmaciones en el
sentido de que el Evangelio fue escrito originalmente en esa lengua y luego
traducido al griego. Pero sobre la base de la evidencia actual no se puede
establecer si el que conocemos hoy fue escrito originalmente en griego, o
traducido de un Evangelio anterior en arameo.
II. Tema
Que el propósito del Evangelio haya sido convencer a sus connacionales de que
las profecías mesiánicas del AT habían encontrado su cumplimiento en Jesús de
Nazaret, resulta evidente por las frecuentes citas de pasajes adecuados (Mt. 1:23;
2:6, 15, 17, 18; 3:3; 12:17-21; 13:35; 26:56; 27:3-10; etc.); Mateo cita cerca de 40
de tales predicciones. Además, el libro refleja una fuerte conciencia nacional (Mt.
2:2; 8:11; 15:24; 19:28; 21:4, 5). La genealogía de Jesús pone de manifiesto su
preocupación desde del punto de vista judío, pues lleva la línea de antepasados
de nuestro Señor hasta David, el rey ideal, y hasta Abrahán, el padre de la nación
judía (1:1, 6, 17). Mateo enfatiza que Jesús era, en realidad, "el hijo de David" (v
1), porque el AT visualiza repetidamente al Mesías como quien restauraría a Israel
a la gloria del reinado de David (2 S. 7:12, 13; Sal. 132:11; Jer. 23:5, 6; cf Hch.
2:29, 30). Como descendiente de éste, aparentemente en línea directa a través de
los reyes, Jesús tiene antecedentes para que se lo considere seriamente como
aquel a quien anunciaron los profetas. Con el hecho de que Mateo llega sólo hasta
Abrahán, y no más allá, quiere demostrar que Jesús era quien cumplía las
promesas dadas a Abrahán y a los padres (Gn. 12:3; 22:18; cf Gá. 3:16). Más que
todos los demás Evangelios combinados, presenta a Cristo como aquel a quien
señalaban los símbolos del AT y en quien encontraban su cumplimiento. Enfatiza
que Jesús no vino para poner a un lado la "ley", sino a cumplirla (Mt. 5:17); de
hecho, todo el Sermón del Monte es una ampliación y clarificación de los principios
implícitos y explícitos en las Escrituras del AT: "la ley y los profetas". En forma
similar, sólo Mateo indica que Jesús confirmó la autoridad de los escribas y
fariseos cuando se sientan "en la cátedra de Moisés", y ordena a sus seguidores
que guarden y hagan todo lo que estos dirigentes, desde "la cátedra de Moisés",
les pedían que hicieran. Al mismo tiempo, registra fielmente las denuncias que
hizo Jesús de los fariseos y sus enseñanzas (5:20; 8:12; 9:11, 13, 34; 12:1, 24, 27;
15:1-9; 16:1-4; 21:43; 23:23).
III. Bosquejo
Como Lucas, Mateo enfatiza la verdadera humanidad de Jesús, más que Marcos
o Juan, que destaca su verdadera divinidad. La característica distintiva del primer
Evangelio es la fidelidad con que el autor registra los sermones y otras
enseñanzas del Salvador. Presenta a Cristo como el gran Maestro, y ofrece 6
discursos mayores, bastante largos, que los otros Evangelios mencionan
brevemente u omiten: 1. Sermón del Monte (cps 5-7). 2. Discurso acerca del
discipulado (cp 10). 3. Sermón junto al mar, que consiste mayormente de
parábolas (cp 13). 4. Discurso sobre la humildad y la fraternidad (cp 18). 5.
Discurso sobre la hipocresía (cp 23). 6. Discurso sobre el regreso de Cristo (cps
24 y 25). Los otros escritores sinópticos generalmente citan las mismas verdades
y usan las mismas ilustraciones de Jesús bajo otras circunstancias. Muchas de las
enseñanzas de Jesús seleccionadas por Mateo consisten de principios de
conducta ética, en un esfuerzo aparente para enfatizar que la verdadera religión
es primariamente un asunto de cómo el hombre trata a sus semejantes. Aunque
Mateo sigue un esquema cronológico general, frecuentemente informa de
incidentes fuera de lo que parecería su verdadero marco, y a menudo los agrupa
en orden temático (cf 8:2-9:8). Por ejemplo, al leer los incidentes del ministerio de
Jesús en Galilea, registrados en los cps 4-15 en orden cronológico, sería
necesario buscarlos en esos capítulos en el siguiente orden: 4, 8, 4, 8, 9, 12, 5-7,
8, 9, 12, 13, 8, 9, 11, 9-10, 13-15. Mateo se desvía de la secuencia cronológica
más que los otros evangelistas. Considera su registro narrativo principalmente
como un marco dentro del cual puede ubicar las enseñanzas de Jesús.
No es un cronista que registra los acontecimientos a medida que ocurren, sino un
historiador que reflexiona sobre el significado de los eventos en su ubicación en el
trasfondo de la historia del pueblo escogido y la voluntad de Dios para ellos.
IV. Contenido
I. Autor.
II. Ambientación.
Como resultado, algunos eruditos críticos han señalado esta diferencia de énfasis
como una evidencia de opiniones en conflicto acerca de la misión de Jesús sobre
la tierra. Incuestionablemente, las hay entre Juan y los sinópticos, particularmente
en las áreas que describen la 1ª parte del ministerio de Jesús. Sin embargo, se
debería recordar que en su obra diaria demostró su calidad de Mesías al vivir una
vida sin faltas como hombre entre los hombres, y también al ejercer su divino
poder en favor de las necesidades humanas. Fue su propósito presentar a los
hombres evidencias visibles de su naturaleza divina y permitirles formarse sus
propias conclusiones con respecto a su identidad (Mt. 11:2-5; 13:53-58; Jn. 5:36;
10:25; 15:24). Una demostración de su mesianidad sería más convincente para la
mayoría de las personas que una pretensión directa de su parte. Es evidente, sin
embargo, que en ciertas ocasiones, como se registran en Juan, Jesús hizo
afirmaciones específicas de su divinidad y de ser el Mesías (Jn. 3:11-16; 4:26;
5:17-30, 39-46; 6:35-58; 7:26-30; 8:21-56; 10:30; etc.). Pero se notará que no fue
sino en los últimos meses de su ministerio cuando Jesús declaró abiertamente que
era el Mesías, lo que ocurrió en ocasión en que "afirmó su rostro para ir a
Jerusalén", fue rechazado y terminó su obra pública en Galilea (Lc. 9:51; Jn. 6:1,
2). Al presentar las evidencias, Jesús ahora desafiaba a los dirigentes judíos y al
pueblo a tomar una decisión con respecto a ellas.
De acuerdo con Col. 4:14, Lucas era médico, además de hombre de letras. Se han
compilado listas de supuestos términos médicos empleados por él. Algunos de
ellos, es cierto, reflejan la preparación y el punto de vista de un profesional (cf Lc.
4:38; 5:12; 8:43 con las narraciones paralelas de Mateo y Marcos).
Pero muchas de las palabras y expresiones citadas como términos médicos eran
de uso general y su empleo en su Evangelio no puede ser tomado como prueba
absoluta de que el autor era médico.
II. Ambientación.
Parece que Lucas usó los 2 años que permaneció en Palestina, mientras Pablo
estaba preso en Cesárea, para recoger materiales de testigos oculares para su
Evangelio (Lc. 1:1-4). De acuerdo con Col. 4:10 y 14, Lucas y Juan Marcos
estaban en Roma al mismo tiempo, y esto habría dado a Lucas la oportunidad de
obtener información adicional, lo que explicaría la semejanza entre extensos
pasajes y el orden de muchos acontecimientos en los 2 Evangelios. Estas
similitudes han llevado a muchos a creer que Marcos fue una de las fuentes de las
que obtuvo información.
III. Destinatarios.
Lucas dirige su Evangelio a cierto "Excelentísimo Teófilo" (Lc. 1:3; Hch. 1:1), de
quien nada más se conoce. Por cuanto el nombre Teófilo significa "amigo de
Dios", algunos eruditos han sugerido que no se refiere a una persona en particular
sino a toda persona que pudiera ser llamada "amiga de Dios"; es decir, a los
cristianos en general. Sin embargo, el título "excelentísimo" implica definidamente
que Lucas tenía en mente a una persona real. Como lo sugiere el nombre, Teófilo
probablemente era un gentil convertido al cristianismo. También se ha
conjeturado, aunque sin base en los hechos, que Teófilo proveyó los fondos
necesarios para que Lucas escribiera su historia de la iglesia en 2 tomos. Como la
introducción a Hechos lo implica (Hch. 1:1, 2), el libro retoma la narración de la
historia de la iglesia cristiana donde la dejó el Evangelio de Lucas (Lc. 24:50-53).
Esto sugiere que el propósito del autor fue escribirla en 2 tomos. En cuanto a la
cantidad de material, Lucas aportó al NT más o menos lo mismo que Pablo, y casi
el doble que el apóstol Juan.
IV. Tema.
El prólogo revela que redactó su Evangelio después que "muchos" otros habían
escrito sobre el tema (1:1). Aunque no era un testigo ocular de la vida y del
ministerio de Jesús, recibió mucha información de gente que presenció los hechos
(v 2). Investigó concienzudamente todas las fuentes accesibles a él, escritas y
orales, y fue su propósito conservar la historia "por orden" (v 3). Uno de sus
objetivos explícitos era proveerle a su amigo Teófilo de un informe totalmente
confiable de la vida y las enseñanzas de Jesús. No tenernos manera de saber si
Lucas incluye a Mateo y Marcos entre los "muchos [que] han tratado de poner en
orden" los hechos de la narración evangélica. Generalmente se cree que el
Evangelio de Marcos, por lo menos, y tal vez el de Mateo, ya estaban en
circulación. Pero "muchos" claramente implica más de 2, y por tanto parecería que
se habían escrito otras narraciones de la historia del evangelio que se han
perdido. Que Lucas no pretenda ser un testigo ocular, sino que reconozca
francamente su deuda hacia otros, habla bien de él como historiador cuidadoso y
exacto, e implica que, en este caso, la inspiración no es tanto un asunto de
impartir información original, sino más bien una garantía de la exactitud de lo que
se registra. Como historiador, fue a las fuentes originales, pero también fue un
autor inspirado. Solo Lucas, entre los escritores de los Evangelios, brinda un
marco cronológico que correlaciona los acontecimientos de la vida de Cristo con
los eventos de la historia de su tiempo (Lc. 2:1, 2; 3:1, 2).
V. Contenido.
II. Tema.
IV. Contenido.
En su prólogo, Juan presenta a Cristo como el Verbo de Dios encarnado (Jn. 1:1-
18). Luego trata de los primeros días del ministerio público de Jesús, desde su
bautismo hasta la 1ª Pascua (1:19-2: 12). Juan trata más extensamente los
eventos de este período del ministerio de Jesús (de la 1ª a la 2ª Pascuas; 2:13-
5:47) que los eventos de su ministerio en Galilea (entre la 2ª y la 3ª Pascuas; cp
6); analiza, con cierto detenimiento, los incidentes de la 1ª Pascua (2:13-3:21) y de
la 2ª Pascua (cp 5). No dice nada del ministerio en Galilea (que ha sido cubierto
muy ampliamente por los escritores sinópticos), y sólo cuenta el incidente que
señaló su fin (el milagro de los panes y los peces) y el consiguiente análisis de su
misión a la tierra (cp 6). Otra vez Juan pasa por alto el período en que Jesús se
retiró del ministerio público (que abarca los 6 meses después de la 3ª Pascua, al
fin de su ministerio en Galilea), pero anota con gran detalle ciertos hechos que
ocurrieron durante su labor en Samaria y Perea (cps 7-11; aunque no dice nada
del ministerio en sí en esas provincias). Los incidentes que eligió sucedieron todos
en Jerusalén o sus alrededores, y muestran a Jesús en conflicto con los dirigentes
judíos: en la fiesta de los Tabernáculos (7:2-10:21), la fiesta de la Dedicación
(10:22-42) y la resurrección de Lázaro (cp 11). El propósito obvio es trazar con
mucho detalle los pasos mediante los cuales los dirigentes judíos llegaron a
condenar a Jesús y a rechazarlo como el Mesías. Dedica casi la mitad de su
Evangelio a la semana de la crucifixión (12:1-19:42) y al período posterior a la
resurrección. La resurrección misma es analizada en 20:1-18, y ciertas apariciones
posteriores con bastantes detalles en 20:19-21:23. Un breve epílogo declara su
objetivo al escribir el Evangelio (vs 24, 25).
Resumen