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COMISION DE CULTURA

PLAN ANUAL – 2008

“EXORDIO”

El Derecho es una ciencia mullida en doctrina y tecnicismo sofisticado, por lo


tanto es inexorable nuestra formación humanística con bastos estudios
interdisciplinarios, con esa tenaz convicción nace esta comisión, con alcance
integrador, convergiendo datos históricos, artísticos, narraciones literarias,
teorías antropológicas, sociológicas y por ultimo pero no por ello menos
importante contenidos filosóficos (siendo madre de toda las ciencias y del
saber humano. Augusto Salazar Bondy - “la filosofía empieza donde termina la
ciencia”1).

Prolijamente comentare sobre aspectos que la comisión ha previsto desarrollar


y mejorar de ser el caso. Como recomienda el Maestro Carlos Ramos Núñez
respaldado por quien personalmente es un Patricio del Derecho Dr. Juan Monroy
Gálvez “Nuestras escuelas de Derecho están capturadas desde siempre por un
paleopositivismo rabioso que consiste en “enseñar” a memorizar la ley. En
estricto, a todo lo que aspira el “profesor” es a que los estudiantes capturen
conceptos y definiciones y las asimilen como si fueran verdades inmutables…”.
Esta parte tiene como subtitulo “la vigencia de una formación jurídica
esclerotizada y de una sola vía”2 donde el docente cree que el dialogo con el
estudiante es una perdida de tiempo, razón por la cual este queda prohibido.
Todo se reduce a su “dictado”, el cual consiste, literalmente, en hablar o leer
interrumpidamente.

Creemos también como estudiantes de Derecho, que es alarmante la falta de


innovación jurídica, tenemos un código civil de 1984 viviendo en el siglo XXI,
donde existen hechos que muchas veces escapan de sus limites e infusa a
dicho código y donde la integración de la norma ya no es la panacea, por eso
esta comisión adhiriéndose a lo que diría Josserand “ a tiempos nuevos
instituciones nuevas”3, será partero de ideas, para que nuestra sociedad tenga
esa paz social en justicia tan echada de menos.

Otro aspecto que resalto de lo escrito por el Dr. Juan Monroy Gálvez4 y que fue
desarrollado cicateramente al empezar es que “los estudios jurídicos
formalizados y repetidos en las facultades hasta la desesperación son
autopoyéticos, esto es, evolucionan a partir de variaciones de las categorías
generales abstractas con las cuales empezó la formación, es decir, se trata de

1
“La Filosofía empieza donde termina la Ciencia”. Citado por SOLIS GOZAR, Julio. Presentación del Plan Anual de la Comisión de
Cultura de la UPSJB – XI CICLO.
2
Versión escrita de la presentación al libro “La pluma y la ley. Abogados y jueces en la narrativa peruana”
(Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima. 2007. pp.252), de Carlos RAMOS NUÑEZ. El evento se
celebró en la referida universidad el 30 de mayo de 2007 y contó con la participación del escritor Oswaldo
REYNOSO y del profesor Bartolomé CLAVERO. Se ha adecuado el texto y se han agregado notas
bibliográficas.
3
Josserand, L. Le contrat dirige
4
“Una nueva obra en el espacio propio del Derecho y la Literatura” – Juan Monroy Gálvez.
una profundización vertical de los conocimientos. Los estudios jurídicos no
evolucionan interdisciplinariamente, es decir, carecen de desplazamiento
horizontal, al contrario, cualquier intento de hacerlo suele ser considerado un
desperdicio. En consecuencia, en un ámbito formativo en donde la sociología,
la economía, la historia, el arte y, sobre todo, la literatura no son temas del
estudiante ni del jurista, no debe resultar extraño estar recibiendo sus
consecuencias, ejercemos una profesión asentada en el auge de un antivalor:
la desconfianza.

El rasgo más notorio en la formación jurídica nuestra es, entonces, la ausencia


de estudios interdisciplinarios. El abogado suele asumir una posición
infranqueable respecto de la posibilidad de recibir información de otros ámbitos
de producción del espíritu que le den sustento a sus datos. Inclusive suele ser
refractario hasta de aquellas expresiones esenciales del saber que le
permitirían tener una concepción del mundo, me refiero a la filosofía. Es muy
extraño encontrar en sede nacional abogados que, a la manera de Max
Scheler, se pregunten sobre el puesto del hombre en el cosmos. Aún cuando no
sirva de consuelo ni remedio, podemos afirmar que lo expresado no es un
defecto nativo. Curioso destino de nuestra civilización, en los centros de
enseñanza superior los intelectuales afinan su información tecnológica a fin de
hacerla más lucrativa y en los hechos expresan su desinterés o desprecio por
proveerse de una cultura humanística.

El resultado es patético: vivimos en la sociedad del riesgo, hemos perdido el


derecho a pensar en el futuro. En el ámbito específico de la profesión jurídica,
casi todo el desempeño profesional del abogado consiste en lanzar dentelladas
con nuestro afilado saber para que el presente crematístico nos reconozca
“exitosos”. Eso es el Derecho hoy, nos entrenamos para que el resultado
favorezca a nuestro cliente, sin importar cómo”.

Esta comisión al igual que el Autor, “se inserta de manera medular en la lucha
por reivindicar esta liberación de las aduanas mentales que han convertido a
las tipologías del conocimiento en fronteras infranqueables del saber; en
límites a los avances espirituales del hombre. Mal concebida y peor entendidas,
lo que sólo son criterios para precisar los ámbitos de los objetos de estudio de
las disciplinas científicas y del arte, se han convertido en murallas
inexpugnables. En esta materia está vigente una regla implícita: si eres
abogado, ¿qué haces perdiendo el tiempo con Ernest Hemingway, Rodolfo
Walsh, Primo Levi, Eduardo Galeano, Miguel Bonasso, Miguel Gutiérrez,
Oswaldo Reynoso, Manuel Scorza o Gregorio Martínez?

Casi lo mismo podría afirmarse respecto de aquel abogado que expresara su


preocupación por conocer las causas y las consecuencias de los hechos que
crearon las condiciones para que tal o cual acontecimiento jurídico –una nueva
constitución, por ejemplo– ingresara a la historia de su pueblo. Es decir, que
sustituya la mezquina revisión memorística de fechas memorables por el
estudio de los acontecimientos sociales que marcaron a su comunidad5
5
Éste es también el reclamo de Zagrebelsky: “En particular, ¿se puede esperar que la “parte histórica” que
no debe faltar en los libros de derecho sea algo distinto del tributo a un canon de la literatura jurídica, y que
la referencia a eventos del pasado sea diferente a una simple coquetería? En resumen, ¿se puede dar a la
Son muchos los casos en los cuales la historia, la literatura y el arte cumplen
una función de esclarecimiento y desmitificación del saber jurídico. Por si tal
aporte fuera poco, son también muchos los casos en donde la literatura se
anticipa a la información jurídica. Constituye una agradable aventura del
espíritu advertir que aquello que se “descubre” sobre tal o cual institución, ha
tenido previamente una aproximación emocional que el supremo arte de la
imaginación literaria lo ha mostrado antes, además, con belleza singular. Como
dice Wilde: “El arte se anticipa a la naturaleza”.

Luego el Autor Intenta decir que “se puede hacer literatura fantástica desde el
derecho; o se puede definir con claridad meridiana la inutilidad de una
institución jurídica desde una narración. Asimismo, desde un dato procesal se
puede conocer la evolución histórica de una sociedad. En el Espéculo, un viejo
ordenamiento español, los testimonios de tres mujeres equivalían al de un
hombre. No hay mucho más que decir para advertir que esa norma estuvo
vigente en una sociedad medieval.

Y, por supuesto, un dato histórico puede aclarar totalmente un aspecto jurídico


que antes de conocerlo se tornaba ambiguo. El Dr. Juan Monroy Gálvez cuenta.
“Un día me enteré que Hermes, el dios griego de los comerciantes, es también
el dios de los ladrones. Ese día desaparecieron muchas confusiones que tenía
sobre los verdaderos fines del derecho empresarial”.

Con esta introducción, entrego a ustedes alumnos de la Facultad de Derecho de


la Universidad Privada San Juan Bautista un sueño que espero sea camino de
juventud pujanza y esmero.

Lima, diciembre de 2007

Julio Solís Gózar

Presidente de la Comisión de Cultura

historia un lugar y un significado de orden metodológico?”. ZAGREBELSKY, Gustavo. “Historia y


Constitución”. Madrid: Trotta. 2005. p. 27.

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