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Introducción
2. La escuela un espacio formativo o reproductivo?
3. El papel del alumno en el aula
4. El papel del docente en el aula
5. Conclusiones
6. Bibliografía
Introducción
El presente ensayo pretende aanalizar las prácticas pedagógicas en el aula a partir del
pensamiento de Henry A. Giroux una revisión del papel que asume el estudiante y
docente ante los sistemas educativo como formas político-cultural que refuerza o
conservan las relaciones de fuerza y reduce sus espacios para el ejercicio de su libertad.
La actitud apática, desinteresada, poco crítica y reflexiva de nuestros estudiantes en el
aula sobre los problemas sociales y culturales del país, su comunidad y su escuela sólo
agranda los abismos de las diferencias culturales y políticas.
Ante tal situación, el aula reproducen las relaciones dominantes vigentes teniendo como
actores a estudiantes y docentes que materializan esas relaciones en las prácticas
pedagógicas de acuerdo con la organización del sistema educativo. Eso significa que el
alumno esta imposibilitado para ejercitar su poder, la critica social, hablar y sentirse
responsables de lo que dicen porque el miedo al castigo, a la represión, a mantener al
margen de la historia, a desarrollar su lenguaje, a formar una identidad, a moverse en las
fronteras culturales, a expandir su comprensión de entorno y participar en la vida
publica democrática.
Por ello, me parece de gran importancia hacer que nuestros alumnos adopten un papel
activo dentro del aula, como críticos principales de los modelos educativos, de sus
docentes, de los problemas y las soluciones sociales actuales. Parece difícil, pero es una
tarea que se debe implementar de manera urgente. Primeramente hacer que empiecen a
reflexionar, después participar y finalmente a proponer soluciones a nuestros grandes
dilemas sociales.
La modificación de este escenario requiere de la participación de profesores y
estudiantes, el primero siendo capaz de reconocerse a sí mismos en un lenguaje
desmitificador, de manera que puedan descubrir que toda tarea educativa es también una
tarea política. En segundo lugar, los profesores han de verse como agentes de una
especie de futuro distinto, más orientado a crear que a destruir las posibilidades de
justicia social.
Los profesores necesitan un discurso crítico y un lenguaje de posibilidades; necesitan
ser capaces, de alguna manera, de interrogarse sobre el carácter de lo que hacen, pero
también necesitan ver más allá del horizonte de lo posible. En tercer lugar, reconocer
que no se puede ser un intelectual público fuera de la política de representación.
Una vez que reconoce le toca actuar sugiriendo diversas formas de práctica pedagógica
en las que los alumnos aprendan a tomar postura, debatir y esforzarse colectivamente
para convertirse en sujetos de la historia. En lo que respecta al estudiante ser capaz de
hablar y escuchar sobre tradiciones, historias y perspectivas teóricas diversas; ser
responsable de lo que dice, comprometerse con el mundo, de manera que puedan
plantearse cuestiones sin temor a recibir castigo alguno.
Este trabajo compartido dará por resultado un sentido de la justicia social, la democracia
y papel mas activo dentro del proceso social.
• ¿LA ESCUELA UN ESPACIO FORMATIVO O REPRODUCTIVO?
Cuando hablamos de la escuela nos estamos refiriendo al espacio donde acuden las
personas para ser educadas y ser capaces de seguir aprendiendo a lo largo de su vida. En
este sentido, hay que distinguir que existen varias connotaciones sobre ella, que van de
las muy utópicas hasta las realistas, es por ello que daremos un pequeño vistazo a las
comunes.
Según la herencia clásica, el saber por tanto la escuela, son en sí mismo factores de
emancipación, liberación y promoción humana, y con reza en todos los contratos
sociales y constituciones, la institución escolar será la encargada de la distribución de
los saberes equitativamente, por encima de las diferencias sociales, sexuales, étnicas,
etc. Contribuyendo a la extinción de las desigualdades y privilegios.
La escuela tiene el fin de proporcionar conocimientos, desarrollar habilidades y
actitudes que preparen a las personas para asumir responsablemente las tareas de la
participación social, les permitan aprender por cuenta propia y tener flexibilidad para
adaptarse a un mundo en permanente transformación que garantice la atención a las
necesidades de diferentes grupos en diversos espacios y situaciones, que sea incluyente.
Es decir, una educación que propicie la equidad, independientemente del medio en que
vivan.
La influencia de la escuela es necesaria por que infunde un progreso autónomo al
educando, quien va tendiendo al propio desarrollo. Así, tanto la ayuda desde fuera,
como el desarrollo interior de nuestras propias capacidades y la superación de nuestras
limitaciones.
Como habremos visto es una posición idealista de lo que debe ser la escuela, pues
refiere un espacio donde se preparan personas para ser incorporadas a la sociedad, a la
cultura, pero al mismo tiempo educados en valores como el respeto, ciudadanía y
democracia.
Pero la pregunta: ¿Todos los estudiantes son iguales en todas las escuelas y todas las
escuelas son iguales para todos los estudiantes? Evidentemente no, porque las escuelas
juegan un papel primordial en la reproducción de privilegios culturales donde se ven
claramente las diferencias naturales sobre las cuales descansan los fallos selectivos y
discriminatorios de esta institución.
Para Pierre Bourdieu la escuela es:
Una instancia de reproducción de las relaciones de sociales de dominación y, por tanto,
de las formas de conciencia y representación ideológica que le dan legitimidad.
(Bourdieu, 2002, p.98)
En realidad, la escuela es más que un espacio de formación de personas para ser
educados y ser capaces de seguir aprendiendo a lo largo de su vida. Pues en ella suceden
representaciones de una forma de vida social donde siempre están implícitas relaciones
de poder y de prácticas sociales que privilegian el conocimiento en proporción a una
visión del pasado, del presente o del futuro.
Para Giroux las escuelas inculcan histórica y actualmente una idea profesional
meritocrática, racionalizando la industria del conocimiento por niveles de clase social;
reproducen la desigualdad, el racismos, sexismo, y fragmentan las relaciones sociales
democráticas mediante la enfatización en la competitividad, androcentrismo, el
logocentrismo y el etnocentrismo cultural.
Es porque, la escuela debe ser considerada como una arena política cultural, porque el
aprendizaje no es un proceso neutral o transparente, más bien, es un proceso cultural e
histórico en el que los grupos selectos son posicionados mediante relaciones asimétricas
de poder que reproducen principios, valores y privilegios.
Como institución eminentemente política, la escuela está profundamente involucrada en
la reproducción de los valores sociales, económicos y culturales determinando las
conductas, saberes y disposiciones vigentes, así como en la conservación de esas formas
sociales dominantes que reproducen las configuraciones actuales de poder. Por tanto, las
escuelas están organizadas principalmente de acuerdo con un tipo de autoridad
directiva, procedimental y técnica.
De ahí que sean los niños mejor dotados en esquemas de percepción, apreciación,
disposiciones y acciones (habitus), son aquellos que heredarán el capital económico y
sobre todo el capital cultural, en este último la escuela juega un papel importante.
Por eso, hoy se hace necesario que quienes detentan grandes riquezas económicas,
trasformen parte de ese capital en "inversión educativa", de tal manera que puedan legar
a sus herederos parte de ese patrimonio bajo una especie de capital certificado (títulos),
lo que permite el acceso más expedito a los puestos directivos de las empresas. Por
tanto, aquí nos encontramos con una forma clásica de reconversión del capital
económico en capital cultural, que a la larga redundará en mejores beneficios
económicos en forma de salarios altos.
Este suceso es evidente en cualquier país incluyendo el nuestro, figurando fenómenos
como: las cuestiones relativas a la privatización de la educación, la lógica del mercado y
al acentuado énfasis puesto sobre la competitividad y la realización individual. Desde
esta perspectiva, el aprendizaje se reduce a satisfacer individuales necesidades de lo que
se llama excelencia
Pero el crecimiento masivo de la población escolarizada, debido, en otros factores, al
acceso de todas las clases sociales y grupos a los circuitos educativos, ha producido
serias transformaciones en la reorganización escolar, tendiendo a garantizar y mantener
o reorientar ciertas formas de certificación y jerarquización social históricamente
establecidas.
Es por eso, que la naturaleza de las prácticas pedagógicas: realizadas en la escuela,
como institución de la vida cultural, basan su trabajo en el ejercicio del poder simbólico
y por lo tanto en el poder de la violencia simbólica que juega un papel central en la
legitimación de las relaciones sociales.
El poder de la violencia simbólica, ejercido en la educación es a través de toda práctica
pedagógica, al igual que cualquier otro poder simbólico, pues logra imponerse con
legitimidad en las significaciones, los sentidos y valores que se asignan a los hechos y
rasgos característicos de todo orden sociocultural, velando las relaciones de fuerza de
dicho orden.
Así, toda práctica pedagógica ejerce alguna forma de violencia simbólica, al lograr con
su poder arbitrario la imposición de un arbitrio cultural, es decir, conquistar el
reconocimiento de la cultura dominante como cultura legitima.
Pero, para que la práctica pedagógica sea eficaz, esta doble arbitrariedad debe
mantenerse oculta no puede transparentarse en los agentes que participan de la
comunicación pedagógica, así mismo, ni la manera arbitraria de imposición ni los
contenidos arbitrario que se inculcan pueden aparecer completamente explicitados.
Además, toda práctica pedagógica, como relaciones simbólicas de poder, es una
relación de comunicación, que se ejercer a través del lenguaje, y como tal, no descansa
en el monopolio de la fuerza. Se trata de una comunicación entre emisor y receptor
(docente-alumno) que en ningún caso es simétrica. Al contrario de lo que se piensa el
sentido común, lo que se transmite en la relación de aprendizaje no es sólo información,
pues incluye lenguaje y se hace necesario el reconocimiento de la legitimidad de la
emisor y de los receptores; en otros términos, es necesaria autoridad pedagógica del
emisor (docente), que en cualquier circunstancia condiciona la recepción de la
información transformándola en reproducción de la formación. El contenido de la
información en el mensaje no se agota en la comunicación, pues generalmente la
comunicación pedagógica se mantiene, aunque la información transmitida tiende a
desaparecer. Este carácter de la relación pedagógica y el sello que le imprime la
autoridad del profesor, se hacen patente en la práctica pedagógica que se vive en el aula
día a día.
Pero intentemos ver más allá a la escuela del espacio reproductivo y de relaciones
dominantes vigentes, es también un lugar de mediación, oposición y donde surgen
nuevas posibilidades que tienen muy en cuenta la producción de saber, identidades
sociales y valores. Creamos firmemente que la escuela tiene la oportunidad de ampliar
las capacidades humanas de los alumnos y otras que desarrollen la capacidad de vivir y
orientarse en una democracia multicultural y multirracial.
Giroux en sus escritos confiere a la escuela un papel importante en la formación de una
ciudadanía crítica, que a través de un nuevo discurso establezca la diferencia cultural
que luche para recuperar la vida pública democrática.
La ciudadanía aparece directamente vinculada al eje de la inclusión-exclusión. Y
además de las condiciones objetivas que la soportan (instituciones, políticas, servicios,
normas) tiene un componente afectivo importante que se expresa en "nuevas
sensibilidades" (Martín Barbero, 1998), que reorganizan los saberes tradicionales en un
contexto de incertidumbre para ponerlos a funcionar, a veces con un sentido pragmático,
a veces crítico, con el objeto de ganar espacios de inclusión y participación (Reguillo,
2000; pg. 1)
La enseñanza es un servicio público absolutamente clave en la vida de un país. La
escuela ofrece a la nación la posibilidad de dedicarse por sí misma y de una manera
reflexiva a configurar una educación dedicada a una ciudadanía responsable, al tiempo
que apela a las responsabilidades de las futuras generaciones en la lucha a favor de la
democracia. "La democracia no se hereda".
En todo momento hay que luchar por ella. Así, surge esta cuestión: ¿cómo educar a los
estudiantes para que crean que las escuelas no sólo son simples medios para la
movilidad social y económica, sino que, también son extensiones del poder económico
y político, de manera que diversos grupos puedan participar en el engrandecimiento de
la nación? ¿Cómo educar a los estudiantes para que crean que, de hecho, las escuelas
tienen que ser la primera línea de defensa de las cuestiones de equidad, justicia y
libertad?
La respuesta debe tener una base fundada en la libertad y el aprendizaje critico, porque
si la escuela y los profesores no sientan las bases de la libertad, tendrán que aprender y
enseñar a optar, es decir, tendrán que aprender a practicar lo que podemos denominar
pedagogía del riesgo. Los estudiantes tendrán que ser educados para que amplíen la base
cultural pública y crítica de la sociedad para que se pueda hacer alianzas que ocupen de
cuestiones fundamentales para la vida en una sociedad democrática. Esto es, los
estudiantes deben habla, hacer ruido, enzarzarse en diálogos a voces y se abrirse a
distintas lenguas y puntos de vista. Y por último, una mayor diversidad en la práctica
pedagógica en las que los alumnos aprendan a tomar postura, debatir y esforzarse
colectivamente para convertirse en sujetos de la historia.
Por lo tanto, la práctica pedagogía debe convierte en una actividad cívica que surja de la
necesidad de ampliar las condiciones de la actuación democrática humana y para
extender las formas sociales que amplían las capacidades humanas críticas para eliminar
la violencia material y simbólica de la sociedad, en vez de cerrarlas teniendo escenario a
la escuela, docentes y alumnos.
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Las prácticas pedagógicas, una alternativa
para liderar la transformación en las organizaciones educativas
Ana Prieto, Egilde Zambrano, Emilia Cuenca y María Prieto
Centro de Documentación e Investigaciones Pedag ógicas (CEDIP).
Facultad de Humanidades y Educación, Universidad del Zulia.
Resumen
Este artículo tiene como objetivo, explicitar como las Prácticas Pedagógicas son una
alternativa válida para liderar la transformación en las organizaciones educativas. El ser
humano en la actualidad se enfrenta a una vertiginosa corriente de cambios: la
globalización, el avance de la ciencia y tecnología, la demanda de productos altamente
competitivos, entre otros, que exigen una adecuada, oportuna y rápida respuesta, por lo
que se requiere consolidar una acción pedagógica constructiva que permita desarrollar las
potencialidades de los educandos y transformarlos en ciudadanos creativos, innovadores,
participativos y realmente comprometidos y capaces de contribuir en incrementar la
pertinencia social de las instituciones del país. Por todo esto es prioritario romper con
modelos de planificación ortodoxos y esquemas estructurales de gesti ón inoperantes a fin
de adecuar los procesos de enseñanzaaprendizaje a la nueva realidad, transformando así
la educación y mejorando la praxis de la misma. En este sentido se estructuró un plan de
elementos de la planificación estratégica situacional y el método Altadir de Planificación
Popular (MAPP), donde se enfatiza la acción educativa y como los docentes a través de su
Práctica Pedagógica pueden direccionar inducir y desarrollar un verdadero proceso de
cambio para la transformación social.
Palabras clave: Liderazgo transformacional, prácticas pedagógicas, organizaciones
educativas, método Altadir.
Pedagogic Practices, an Alternative for Leading Transformation
in Educational Organizations
Abstract
The goal of this article is to explain how pedagogical practices can be a valid alternative
for leading transformation in educational organizations. Nowadays, human beings face a
vertiginous stream of changes: globalization, the advance of science and technology, the
demand for highly competitive products, among others, require an appropriate, suitable
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and quick response. Therefore, constructive pedagogic action should be formulated that
will allow students to develop their potential and transform them into creative, innovative,
participative citizens, truly committed to and capable of contributing to increasing social
belonging within the institutions of the country. To accomplish this, it is a priority to break
with orthodox planning models and inoperable management structural schemes in order to
adjust teachinglearning processes to the new reality, thereby transforming education and
improving its praxis. With this in mind, a plan of strategic situational planning elements
and the Altadir Method of Popular Planning (AMPP) were devised, which emphasize
educational action and how teachers can guide, induce and develop a genuine process of
change for social transformation through their pedagogic practices.
Key words:
Transformational leadership, pedagogical practices, educational
organizations, Altadir method.
Recibido 12032003 .Aceptado: 28012004
Consideraciones teóricas
La labor de los docentes en las instituciones académicas forma parte de un complejo
sistema de normas, reglas, valores y procedimientos, los cuales rigen sus actividades.
Este complejo sistema, puede ser explicado por las teorías sobre motivación y satisfacción
de necesidades, resaltando las teorías de contenido y de proceso.
Las teorías de contenido se fundamentan en las necesidades. A este respecto, Maslow,
en su pirámide jerárquica, afirmó que "los individuos se motivan por necesidades
insatisfechas: fisiológicas, seguridad, pertenencia y afecto, reconocimiento y
autorrealización" (Haimann y colaboradores, 1985). Ahora bien, las organizaciones
obtienen éxito al proporcionar a sus empleados la oportunidad de satisfacer sus
necesidades de índole inferior (fisiológicas, seguridad, pertenencia y estimación), pero
fallan en las de orden superior: reconocimiento y autorrealización. Es en este nivel donde
los directivos deben hacer más énfasis a favor de la motivación.
La motivación según McClelland, se basa en la existencia de tres motivos o necesidades
principales en el trabajo: logro, poder y afiliación. Resalta este autor la importancia de la
necesidad de logro, y afirma que se puede ayudar a los empleados para estimularla:
mediante una capacitación adecuada se puede desarrollar esta necesidad en el individuo
(Robbins, 1998), lo cual repercutir á en que éstos se fijen metas realistas y de excelencia,
practiquen el diferenciamiento de recompensas, establezcan una clara perfección del
tiempo y asuman responsablemente sus acciones y la instrumentación de éstas (Romero
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García, 1986).
En este orden de ideas, Herzberg plantea en su teoría de la Motivación e Higiene, que la
relación del individuo con sus superiores es básica y que las actitudes hacia éste pueden
determinar el éxito o el fracaso (Robbins, 1998). Herzberg identificó la existencia de
factores intrínsecos (motivadores) relacionados con el puesto y factores extrínsecos
(higiénicos) relacionados con la organización.
Por otra parte, las teorías de proceso se fundamentan en la racionalización del individuo
para tomar decisiones conscientes respecto a su conducta. La teoría de la Equidad
describe la motivación en tres fases: valoración de las relaciones sociales (comparando la
contribución con los resultados), comparación de las valoraciones con los demás y
conducta. Si una relación es equitativa (justa) se responderá de manera positiva, si por el
contrario, se percibe falta de equidad (injusta) se reaccionará negativamente.
Dentro de estas teorías de proceso, se ubica la teoría de la Expectativa, la cual
constituye la vía más compleja hacia la motivación; expresa que las personas están
motivadas por sus expectativas, valorando la eficacia de los resultados relacionados con
su propio esfuerzo. Esta teoría afirma que las personas se sienten motivadas cuando creen
que sus esfuerzos son exitosos.
De esta forma se valora la relación existente entre los esfuerzos y sus resultados, y
entre éstos y las compensaciones. El reto será propiciar situaciones que maximicen la
relación (Haimann y colaboradores, 1985).
El objetivo de esta investigación es presentar las pr ácticas pedagógicas como
instrumento para liderizar la transformación de las organizaciones educativas, de all í que
resulte obvia la relación que tienen las teorías motivacionales con la investigación, ya que
las prácticas pedagógicas dependen de la adecuación del currículo en función de las
características de los educandos, de la institución escolar y del entorno socio natural,
mediante la formulación de proyectos pedagógicos que generen en los actores del proceso
educativo altos niveles de participación y compromiso social (Reforma Educativa, 1998).
Un docente motivado, altamente motivado al logro, se convierte a su vez en motivador de
sus alumnos, impulsándolos a que dirijan sus mejores esfuerzos hacia el alcance de
resultados exitosos. Un binomio docentealumno, motivado positivamente, se convierte en
una poderosa herramienta de cambio, capaz de transformar las realidades más adversas,
en oportunidades de desarrollo.
Ahora bien, para llevar a cabo estas transformaciones se requiere ejercer un liderazgo
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apropiado, un liderazgo transformacional. Burns (1978) en su Teoría del Liderazgo
Transformacional, plantea que debe realizarse el cambio de status quo de los seguidores,
considerando sus percepciones y valores como los más importantes; el líder
transformacional distingue visiones nuevas de la sociedad, la cual está ligada a los
seguidores, en congruencia con los valores que comparten. Expresa el autor, que el
liderazgo transformacional es un ejercicio moral que incrementa el estándar de la
conducta humana; este líder
cuida los valores de sus seguidores y los enseña a ser líderes, trabajando en las etapas
más altas de sus valores morales. Distingue entre el poder y el liderazgo: hay personas
que manipulan el poder y personas líderes, la diferencia está en el tipo de objetivos que se
persiguen, ya que los líderes siempre buscan el logro de los objetivos de sus seguidores.
Los líderes transformacionales aparecen en diversos espacios sociales, uno de éstos es el
de la educación (Hernández y Sánchez, 1998).
El sector educativo requiere de líderes transformacionales, líderes visionarios, líderes
capaces de iniciar y sostener procesos de cambio con el compromiso de sus seguidores.
Las prácticas pedagógicas son una oportunidad para que este tipo de líderes ejerza su
influencia y, a su vez, contribuya a la formación de nuevos líderes entre sus alumnos.
El liderazgo transformador hace hincapié en la conducta simbólica del líder, en sus
mensajes visionarios e inspiradores, en la comunicación no verbal, en el recurso a valores
ideológicos, en el estímulo intelectual de sus seguidores por parte del líder, en la
demostración de confianza en sí mismo y en sus seguidores y en las expectativas que
tiene el líder del auto sacrificio del seguidor y de su rendimiento más allá de su obligación.
El liderazgo transformador puede dar lugar a importantes cambios y resultados en la
organización, ya que transforma al personal para que procure los objetivos de la
organización en vez de sus propios intereses (Herrera, 2000:7).
Es pertinente recordar que los docentes se convierten en modelo de comportamiento,
por lo tanto, las potencialidades de practicar este tipo de liderazgo desde las aulas
escolares son inmensas y prometedoras.
Los líderes transformacionales poseen carisma, son inspiradores al comunicar altas
expectativas, promueven la inteligencia mediante el estímulo intelectual y prestan
consideración individualizada a sus seguidores, capacitando y aconsejando.
Bennis y Nanus (1992) expresan algunas generalizaciones sobre el liderazgo
transformacional, entre ellas: es colectivo ya que existe una relación simbiótica entre
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líderes y seguidores, estableciéndose un sutil interjuego entre los deseos y necesidades
de los seguidores y la capacidad del líder para entender de una manera u otra esas
aspiraciones colectivas; es causativo, lo que quiere decir que a través de este tipo de
acción se puede crear e innovar con estrategias o instituciones y habilitar a los seguidores
para que satisfagan sus necesidades; es moralmente determinado y exaltador, ya que
mediante el despliegue de su capacidad y talento los líderes pueden seleccionar propósitos
y misiones que se basen en valores claves que catalicen los esfuerzos hacia una adecuada
arquitectura social, y por último, puede generar en los seguidores niveles de conciencia
más elevados, tales como libertad, justicia y autorrealización, y con ello, se genera en los
seguidores o empleados, dependiendo de cada caso, un sentimiento de significado de su
esfuerzo o trabajo y el reto de cada uno de ellos para experimentar el éxito.
El contexto y las organizaciones educativas
Hoy día, el cambio es mas acelerado, profundo y generalizado en todos los campos del
quehacer humano, por ello el mundo se halla inmerso en su mayor transformación de la
historia, como consecuencia de que todos los sistemas: familia, religioso, político,
educativo y organizacional se sometan a una permanente mutaci ón.
Este proceso ha consolidado una nueva era: la era de la información, la tecnología y el
conocimiento donde los patrones de referencia, costumbres, creencias, hábitos y valores,
es decir, la cultura, no ha sido inmune a estas transformaciones, siendo necesario en
todos los ámbitos desarrollar cierta capacidad de supervivencia y adaptación para
descubrir nuevos paradigmas que permitan dar explicaciones consistentes al mundo, la
educación, al trabajo, la convivencia social y el destino humano.
Es a partir de la década de los cincuenta que se deja sentir el peso de estas fuerzas
crecientes y constantes como respuesta a los cambios en todos los órdenes, por lo tanto,
la mayoría de la población (especialmente en los países desarrollados) dejó de trabajar en
la manufactura y pasó a manejar información, datos estadísticos y conocimientos
especializados para ingresar al campo de los servicios y de la supervisión de personal,
gerencia y liderazgo. La fuerza física, en otros tiempos generadora de riqueza y de
obtención de la remuneración económica ha sido sustituida o reemplazada por la
capacidad de pensar y relacionarse, la educación escolar, técnica o universitaria y la
capacitación y actualización permanente como fuente de supervivencia, competitividad y
seguridad para el futuro.
Desde esta óptica la exigencia social de servicios educativos que en verdad preparen a
los estudiantes para el futuro será cada vez más demandante, ya que la seguridad de
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sobrevivencia está basada en el conocimiento y en las habilidades superiores
debidamente desarrolladas.
Tienen entonces, las organizaciones educativas, que realizan actividades sociales, un
doble papel: la educación debe ser capaz de transmitir la herencia del pasado y propiciar
la transformación social del futuro (Duplá, 1991). "Nunca como ahora ha gravitado sobre
la educación más fuertemente la necesidad de construir un futuro diferente, ya que el
legado de las generaciones pasadas, al menos en el mundo así llamado occidental, se ha
caracterizado por su fracaso en dar respuesta a los deseos más profundos del ser
individual y de la especie humana" (Duplá, 1991:5).
Las generaciones del nuevo milenio requieren convivir dentro de una sociedad
transformada y transformadora, que de respuesta a nuevos esquemas, retos y
expectativas que permitan la sobrevivencia en una corriente de cambios y de rupturas
paradigmáticas, pero esta transformación de la sociedad sólo puede ser una consecuencia
de la transformación de sus individuos, lo cual, en primera instancia es responsabilidad de
la familia, y en segundo lugar, de las organizaciones educativas, quienes rescatan y
transmiten conocimientos, actitudes, destrezas, valores y habilidades de manera formal.
Es cierto que la humanidad ha progresado más en técnica que en sabiduría en este último siglo. El hombre
sabe llegar a la Luna y a Marte, pero no sabe o no quiere saciar el hambre de millones de seres humanos
todos los días, quiere resolver los problemas de la convivencia a base de la imposición violenta de los más
fuertes. El hombre moderno no sabe vivir feliz y en paz. Ha perdido la brújula. Esta tarea urgente de
devolver al hombre su humanidad es el objetivo supremo de la acción educativa en los tiempos actuales
(Duplá, 1991:5).
La educación y capacitación permanente es la condición para navegar con éxito en estos
momentos de cambio vertiginosos, es el pasaporte para ingresar y permanecer en las
organizaciones e instituciones públicas, es la seguridad para no caer en la obsolescencia.
La educación es, la tierra de la era agrícola y el capital de la era industrial. Son las
organizaciones educativas las llamadas a construir sociedades libres y transformadoras,
capaces de formar agentes morales, agentes de cambio, agentes transformacionales.
Cambio, provisionalidad, globalización y educación
Las vías y los medios de comunicación alámbricas e inalámbricas han convertido al
mundo en que vivimos en una pequeña aldea, y nos ha permitido estar enterados de lo
que sucede en cualquier parte del planeta. La radio primero, la televisión e Internet
después, dieron lugar a la influencia social más increíblemente expansiva de la historia. La
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televisión introdujo influencia de todo tipo de vidas, conductas, valores, costumbres y
mitos, de allí que las mentes de los niños y jóvenes han recibido un bombardeo de ideas y
principios éticos heterogéneos y contradictorios.
La tecnología de todo tipo (especialmente la computadora, la comunicación electrónica y
satelital) han modificado en gran medida la velocidad del progreso, de las ciencias y de
todas las disciplinas y con ello, cambió la forma de dirigir a las organizaciones, de
enseñar, estudiar e impartir información, lo cual ha contribuido a que el aquí y el ahora, el
todo circundante en general, sea tentativo y virtual, y obliga a usar marcos de referencia
para darle explicación al entorno cultural inmediato, ya que éste está conformado por
principios, valores y pr ácticas de otras culturas, corriendo el riesgo de desvanecerse al no
fortalecerse la individualidad, la independencia de criterio, la capacidad de adaptación y la
creación de una filosofía y visión del mundo congruente y constructiva.
El nuevo entorno globalizado se ha hecho sentir y se ha colado hacia los sistemas
educativos hasta invadirlos plenamente, por lo que los satélites, estaciones de radio y
televisión cada vez transmitirán más programas educativos, pero quizás la revolución de
mayor alcance se dé a través de la computadora y en especial de Internet, por lo tanto,
los centros educativos o escolares a todos los niveles han de fomentar y consolidar en
este nuevo contexto globalizado y competitivo cualidades como la reflexión, seguridad
personal, autoestima y valoración de lo propio, apertura a nuevas ideas, formas y
costumbres, además de la formación en valores sólidos y constructivos que sean
incluyentes, respeto y tolerancia a otros credos, razas culturas y formas de vida, que
permitan a los egresados avanzar exitosamente (utilizando la creatividad e innovación, su
capacidad de pensar y discernir, de adaptación y defensa de la propia identidad) en este
mundo globalizado, cambiante permanentemente y en grado sumo competititvo.
Educación, cultura y valores
La educación y más concretamente la escuela, tiene que ir más allá de encarar el
desarrollo del aspecto intelectual, puesto que tiene que enfrentar el problema del trabajo
y de una cultura en expansión. Toda cultura que merece ese nombre de acuerdo con
Galeano, citado por Vásquez (1996), es solidaria, es un modo de abrazar el otro y es en el
abrazo reconocerse uno mismo, todo lo cual, según Camps (1994) no puede, ni debe
transcurrir al margen de la dimensión ética, que es la primera prioridad de la "cultura
humana universal", por lo tanto, dentro de esta concepción universalista (en un mundo
globalizado) el hombre y los pueblos pueden ser, más fácilmente, presa de múltiples
formas de dominación y pueden a su vez ser un espacio más propicio para el ciento,
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enrecim auténtica solidaridad humana.
La relación de la globalización con la realización humana quedará determinada por la
cultura que sistematice los significados y los valores sobre los que se construirán las
relaciones entre los pueblos, las organizaciones, las personas y de todos con la naturaleza.
"La cultura entendida como el peculiar modo de vida humana que cada grupo social se
da, incluye el modo de percibir al mundo, la forma de organización social dentro de las
cuales todo grupo humano vive y sus relaciones con lo sobrenatural" (Siliceo y
colaboradores, 1998: 42). Todo ello se organiza en un sistema de significados que se
hereda, se transforma y se transmite, de generación en generación. Heredamos
significados, nos hacemos adultos incorporándolos a nuestros esquemas mentales y se
hace de la vida social un mundo de relaciones interpersonales gracias a esos significados
compartidos.
De acuerdo con Aguirre (1996: 40) la cultura organizacional es un "conjunto de
elementos interactivos fundamentales compartidos grupalmente, sedimentados a lo largo
de la vida de la empresa a la cual identifican, por lo que son transmitidos a los nuevos
miembros, y que son eficaces en la resolución de problemas".
"La cultura es, entonces, tanto el continuo proceso histórico de construcción social del
sistema de significados –vehiculados a través de signos y símbolos–, como su producto,
que al ser asimilado colectivamente incide de modo operativo en la vida cotidiana de ese
grupo, lo modela, le da una forma peculiar, una identidad" (Marín, 1994:139). Como
proceso, las culturas atraviesan en su formación por una serie de pasos o etapas
semejantes a los de la vida: nacen, se desarrollan, evolucionan, entran en decadencia y
perecen, a partir de lo cual se da paso a nuevas culturas. Como producto o resultado de
ese proceso, los miembros comparten los significados y actúan de determinada manera.
Pero estos miembros tienen la capacidad de efectuar aportes continuos para cambiar y
transformar culturas que limitan comportamientos y oportunidades, por culturas
progresistas y acordes con las nuevas realidades. Los docentes, como agentes de cambio,
tienen el compromiso moral de asumir el reto de transformar culturas inoperantes que
coartan la libertad de los mejores desempeños, y son las prácticas pedagógicas una
alternativa para consolidar tales transformaciones.
Nias y colaboradores (1989), citado por Whitaker (1998) en un estudio detallado sobre
las relaciones interpersonales en los institutos escolares, resaltaron cuatro rasgos
identificables de la cultura escolar:
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Creencias y valores
Enfoques, actitudes, significados y normas
Símbolos, rituales y ceremonias
Comportamientos preferentes, estilos y posturas
Estos muestran un equilibrio muy significativo entre el mundo interno de las personas (lo
que creen y piensan) y el mundo externo (de la conducta e interacciones).
De acuerdo a lo anteriormente planteado, un centro educativo en términos culturales, es
una organización que está formada (entre otros ambientes), por aulas (entorno) en las
que los alumnos (sujetos) se reúnen con el propósito de (objetivo) a través de la dirección
de los profesores (agentes) y donde se pone de manifiesto la forma o manera como se
realiza el proceso de interacción e interrelación en dicho contexto.
La cultura en general y por ende la escolar, como un modo de vida integrado se
fundamenta básicamente en un conjunto de normas ideales de comportamientos
representados por los valores, los cuales expresan lo que el grupo realmente es y de lo
que quiere y debe ser (visión y misión). Los valores específicamente son concepciones
prácticas normativas heredadas o innovadas por las generaciones presentes, a través de
las cuales, el colectivo descubre y expresa aspectos fundamentales relacionados con la
sobrevivencia y desarrollo humano, seguridad presente y la posibilidad de trascender al
tiempo, por medio de sus sucesores, que los heredan, como una réplica codificada, no
inmune a las variables cambiantes que impone la dinámica cultural y social.
Los valores, según Siliceo y colaboradores (1998) expresan cómo debe ser la vida
presente pero también indican la dirección en que se quisiera construir el futuro o la
utopía; esto es lo que todavía no se ha alcanzado y a lo que aspira en un futuro deseable
y posible, es decir, el modo ideal de realización del grupo. Una vez definidos los valores
que rigen la vida grupal, se supone que en la medida en que todos sus miembros orientan
sus comportamientos a ellos, el grupo alcanza la mayor adecuación entre la vida real y las
normas ideales, a lo cual se denomina integración axiológica, si por el contrario, las
relaciones interpersonales que imperan en el grupo se alejan de los valores
colectivamente reconocidos, entonces se enfrenta un proceso de desintegración
axiológica, repercutiendo tanto en la realización personal como en la consecución de los
fines colectivos.
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"En la formación de valores es necesario que, padres y docentes procuren establecer una
relación en la cual hijos y alumnos tengan la oportunidad de ser sensibles a la existencia
de valores en sí mismos, ser conscientes del papel que juegan en su propia vida y del
grado en que afectan el funcionamiento vital de las otras personas" (Gamargo y Rojas,
1998:131)
Los líderes transformacionales buscan la elevación de los valores morales de sus
seguidores porque reconocen que los valores más elevados motivarán los mejores
desempeños y la búsqueda continua de la excelencia, y un docente que quiera
transformar a sus seguidores debe reconocer la importancia de convertirse en un
verdadero promotor de valores.
Las prácticas pedagógicas
De
acuerdo
al
proyecto
de
Educación
Básica
"Reto,
compromiso
y
transformación" (1997), se define la Práctica Pedagógica como el quehacer diario de los
docentes que les permite establecer relaciones cada vez más humanas y participativas;
involucrando a todos los protagonistas del proceso institucional.
En su tesis "La participación del Gerente Educativo en las Prácticas Pedagógicas de las
Escuelas Públicas del Municipio Páez" (Ochoa, 1999:72) define operacionalmente las
prácticas pedagógicas como "El conjunto de métodos, técnicas y procedimientos
empleados en la organización educativa, cuya finalidad es el logro de aprendizajes
significativos por parte de los alumnos".
Se refiere entonces, con el término prácticas pedagógicas, al diario desempeño
educativo dirigido a propiciar aprendizajes pertinentes en los alumnos, y cuando se habla
de aprendizajes pertinentes no se alude solamente a lograr conocimiento en un área
especifica, sino a la integralidad de la educación como formadora de individuos para la
vida, como orientadora de los comportamientos, como responsable de, a la vez que ella lo
es, formar agentes de cambio. Bien lo justifica Temístocles Cabezas en su presentación
del "Proyecto Pedagógico Escuela Activa para la Dignidad" (1997): "Se requiere entonces
impulsar un cambio educativo de largo aliento, para transformar un modelo pedagógico
que es el eje de reproducción del modelo educativo vigente". Para ello, es imprescindible
desarrollar prácticas pedagógicas que respondan a las necesidades, intereses y
aspiraciones de la población (Currículo Básico Nacional, 1997) que vinculen docentes,
alumnos y comunidad a través de relaciones más humanas y participativas (Proyecto
Educación Básica: reto, compromiso y transformación, 1997), en las que se motive a los
equipos docentes, se organice el trabajo pedagógico y se estimule el entusiasmo (Herrera,
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1994).
La realidad de la praxis educativa: un diagnóstico
Según lo expresa el Proyecto Pedagógico "Escuela Activa para la Dignidad" (1997), el
sistema educativo venezolano está en crisis, según lo evidencian sus signos:
De acuerdo a estudios realizados por el Consejo Zuliano de Planificación y la
Comisión Técnica que elaboró el Documento de Transferencia del Sistema Educativo
(1995), el 35% de los alumnos que ingresan a la Educación Básica y Media repiten y
34,02% son excluidos, lo que significa que un 69,32% no culmina sus estudios,
además de esto, sólo se está atendiendo un 42% de la Educación Preescolar, 78%
de los jóvenes no acceden a la Educación Media Diversificada y profesional, por lo
que sólo se está atendiendo 2l 22%".
Según lo plantea el VI Plan de la Región (19951996), la calidad de la educación
en el Estado Zulia es deficiente.
La Fundación Educación Industria (FUNDEI) señala que la educación en la región
no genera los recursos humanos necesarios para su desarrollo.
Diferentes investigaciones concluyen que la escuela no cumple su rol de institución
educativa, los alumnos no alcanzan los perfiles requeridos, hay deficiencias en la
áreas de lectoescritura y matemáticas básicas, no hay aprendizajes constructivos en
historia que consoliden la identidad nacional y regional.
El desánimo del docente, quien agobiado por un trabajo rutinario y poco retribuido,
se enferma o cansa.
En el mismo proyecto, se resalta la situación en que se encuentra uno de los nudos
críticos de la crisis educativa mencionada:
Nos referimos a las prácticas pedagógicas, caracterizadas fundamentalmente por el
suministro excesivo de información, la atención pasiva del niño durante clases; la poca
utilidad que esta información tiene para la vida cotidiana; el descuido en el fomento de los
valores sustantivos de la nación (democracia, soberan ía nacional, solidaridad, deberes y
derechos ciudadanos, entre otros); la falta de atención a las características culturales,
sociales y ambientales de la región y del país; la reiterada exigencia del memorismo, la
copia, los dictados; las tareas intrascendentes; el verbalismo y la enseñanza libresca sin
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acción transformadora; el objetivismo mecánico limitante de la creatividad; el
parcelamiento del conocimiento que impide la visión sistémica de la realidad; el
nominalismo en la evaluación (importan las notas, pero no su significación real); la
evaluación de los aprendizajes desconectada del proceso; la actividad centrada en la
enseñanza mucho más que en el aprendizaje y el desarrollo del estudiante.
El docente y su acción pedagógica
La educación persigue o se orienta a formar un ser humano integral, más que un hombre
productor, capacitado para desempeñar un oficio o profesión (fin utilitario o instrumental)
y en un sistema definido de valores, que orienten y caractericen su vida (fin formativo).
Sin embargo, en nuestro país la educación se ha desviado de sus fines trascendentes. Lo
utilitario ha ocupado lugar privilegiado y se ha limitado al área o dominio cognoscitivo, en
detrimento del área afectiva y psicomotora.
Por otra parte, en la mayoría de los casos, el proceso enseñanzaaprendizaje sirve para
instruir pero no para formar, ni educar. La educación ha sido orientada básicamente hacia
el desarrollo intelectual del alumno, mientras se ha demostrado poco interés a otros
rasgos de su personalidad (sentimientos, voluntad, actitudes, valores), por lo tanto, en
este sentido la educación formal que se genera en los centros escolares se ha convertido
en aliada y soporte de la crisis, la cual se agudiza por la poca efectividad de la instrucci ón,
tal como lo reseñan los índices de deserción, aplazados y repitencia, y además la
insatisfacción expresada por los sectores productivos del país en cuanto a la formación del
recurso humano que egresa de las diferentes instituciones, tanto de Educación Media
Diversificada o Profesional como las de Educación Superior.
En el desarrollo de este proceso de enseñanzaaprendizaje juega un rol fundamental el
docente, y al respecto, Cornejo (1995:45), citado por Camargo y Rojas, expresa que "...el
auténtico maestro no es aquel quien enseña a otro lo que no sabe, sino aquel que hace
surgir en él, el ser que debe llegar a ser", de esta manera resume en breves palabras el
papel fundamental del profesional de la docencia, por ser ésta una praxis que involucra el
desarrollo humano, la cual exige como condición básica (para dar respuesta satisfactoria y
alcanzar sus objetivos o fines), el crecimiento personal y técnico del docente e inducir a
través de sus prácticas pedagógicas al crecimiento de sus alumnos.
La importancia de la personalidad del docente en el rendimiento de sus alumnos, se
evidenció en un estudio realizado en Estados Unidos por Wahsburne y Hell, citado por
Simpson (1967) quienes, después de ocho años de investigaciones en nueve escuelas
públicas, llegaron a la siguiente conclusión: la personalidad del maestro tiene un efecto
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clave y mensurable sobre el progreso de los alumnos académicamente (Test de
Rendimiento de Stanford) y socialmente (Escala de Aceptación Social de Ohio), por lo
tanto, se puede aseverar que existe una relación causística entre el tipo de maestro y el
ajuste emocional de sus alumnos. Sintetizando, puede afirmarse que el docente está
llamado a ocupar una posición protagónica en este momento de cambio vertiginoso en
todos los ámbitos, y para ello es menester estar en constante y permanente revisión de su
vida, actitudes y práctica, que le permita autoevaluarse y auto renovarse y tomar
conciencia del grado de efecto de su relación con los alumnos, especialmente en el
entorno inmediato del aula y a través del ejercicio de su práctica pedagógica.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto se hace necesario diseñar una propuesta que
contribuya a modificar la realidad planteada, delimitándola básicamente a la escuela y su
entorno, es decir, tomando en cuenta todos los individuos que interactúan en ella
(docentealumnos, padres y representantes, personal administrativo y obrero) y el
ambiente tanto interno como externo. En la misma, se parte de la concepción de que la
práctica pedagógica (conjunto de actividades que se desarrollan en una institución
escolar) es inadecuada, ya que no se corresponde con la realidad actual, por lo tanto para
diseñar una estrategia cuya acción inmediata sea la intervención de estas prácticas, se
han de integrar métodos, técnicas, procedimientos, instrumentos y recursos por una
parte, y a su vez sensibilizar a todos los actores sociales para que internalicen que ha de
prevalecer una visión institucional compartida, cuyo norte es consolidar en los alumnos
aprendizajes significativos, siendo necesario para ello coordinar acciones, mediante un
plan o proyectos, que representen un proceso continuo de reflexión y creación (a mediano
y largo plazo) que minimice las debilidades que impiden una praxis educativa motivadora,
liderizante, basada en principios y valores (eticidad, productividad y calidad) que induzca
la formación de los líderes transformacionales que el país necesita tanto hoy como
mañana.
Las prácticas pedagógicas, una alternativa para liderar la transformaci ón en las
organizaciones educativas: Plan de acción
Se estructuró un plan de acción tomando algunos elementos de la planificación
situacional, el Método Altadir de Planificación Popular (M.A.P.P.) y Proyecto Pedagógico de
Plantel (P.P.P.), y Proyecto Pedagógico de Aula (P.P.A.). El mismo ha sido presentado en
fases, las cuales se resumen a continuación.
Fase I. Identificación de la situación inicial (Cuadro 1)
Identificación y delimitación del problema.
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Determinación de la fuente de donde proviene el problema.
Identificación de la intención del investigador.
Fase II. Análisis explicativo de la situación educativa inicial (Cuadro 2)
Identificación de los indicadores.
Identificación de los factores de producción del problema:
–De Condicionamiento.
–De Determinación.
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Fase III. Diseño de la situación. Objetivo y Plan (Cuadro 3)
Objetivo: "Lograr modificar la cultura en las instituciones educativas basándose en
la aplicación de las prácticas pedagógicas como un modelo que permita desarrollar
el liderazgo transformacional en los docentes".
Proyectos Acciones.
Matriz nudos críticos Acciones.
Especificación de las acciones:
–Acciones del PE1
1. Reuniones previas con todos los miembros de la comunidad.
2. Conformación de equipos coordinadores.
3. Integración de grupos de trabajo.
4. Definir responsabilidades y compromisos
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5. Identificación de la misión, visión y valores.
–Acciones del PE2
1. Taller de autoestima y comunicación asertiva.
2. Taller de formación de valores en la familia.
3. Taller de transversalidad y constructivismo en educación básica.
4. Taller de uso y manejo de recursos instruccionales.
5. Taller de evaluación de los aprendizajes.
Fase IV. Ejecución
Selección y definición de trayectoria: A.1.1 ® A.1.2 ® A.1.3 ® A.2.1 ® A.2.2 ®
A.1.4 ® A.1.5 ® A.2.3 ® A.2.4 ® A.2.5.
Implementación y desarrollo: Se refiere específicamente a la puesta en práctica de
dicho plan en los diferentes centros escolares siguiendo el curso de acción trazado
por la trayectoria seleccionada y el cronograma que se establezca para tal fin.
Fase V. Evaluación
Una vez implementado el plan ha de someterse a una permanente supervisión y control,
para poder retroalimentarlo durante el proceso ejecutorio y determinar si se esta
cumpliendo con lo previamente establecido, es decir, si el mismo está siendo eficaz de
acuerdo con el o los objetivos planteados, o si por el contrario se hace necesario corregir
alguna deficiencia o debilidad que pueda incidir sobre los resultados esperados.
En este sentido, en el cronograma respectivo se ha de especificar reuniones periódicas
entre los diferentes grupos de trabajo y los coordinadores, ya que de esta manera se
pueden realizar (si fuese necesario) los ajustes correspondientes.
Conclusiones
Hoy por hoy la educación mantiene su papel protagónico, y con ella los educadores y los
centros educativos como entidades básicas de la educación formal en los diferentes
niveles y modalidades del sistema. La existencia de dichas instituciones no puede seguir
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reduciéndose a la simplicidad de ser recintos donde acude un determinado número de
aspirantes para recibir información represada en programas y planes de estudio, la
escuela en estos momentos ha de resquebrajar sus muros parta convertirse en
organizaciones que den respuesta a la necesidad del ser humano de encontrar sentido a
su existencia, explicar su mundo, dar ubicación a su vida, a las tareas individuales y a las
comunitarias, es decir, en los actuales momentos de crisis y ante la más profunda y
generalizada transformación de la historia, los institutos escolares están llamados a
fomentar nuevos principios y valores que aseguren un camino más productivo,
enriquecedor y de esperanza para los esfuerzos humanos.
Por ello, se requiere de un liderazgo educativo transformacional que dinamice la vida de
las organizaciones escolares y logre coordinar los esfuerzos del grupo para construir y
consolidar sus propios espacios de autonomía.
Referencias Bibliográficas
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16. Ministerio de Educación (1997). Proyecto de Escuela Básica. Reto, Compromiso
y Transformación. Venezuela
17. Ministerio de Educación (1998). Reforma Educativa Venezolan
Desde los inicios de la década del 2000 algunos analistas latinoamericanos han
señalado la necesidad de focalizar la investigación educacional en las prácticas
pedagógicas. Brunner (2000), al analizar las necesidades de investigación en
educación para la primera década de este milenio, alude a la necesidad de indagar
en lo que señala como "la caja negra de la educación". Palacios (2001) plantea la
conveniencia de desarrollar investigación relativa a las prácticas pedagógicas que
permita evitar la importación de metodologías foráneas, las que no siempre logran
un buen ajuste con el cambio de contexto.
La escasez de investigación relativa a las prácticas pedagógicas no sólo afectaría la
región. Tharp (1999) también observa esta carencia con respecto a Estados Unidos.
No obstante, como lo señala él mismo, desde la publicación del trabajo de Vygotski
en Occidente a partir de la segunda mitad del siglo XX, el tema ha ido cobrando
fuerza paulatinamente con el surgimiento de teóricos neo-vygotskianos, quienes, en
el marco del enfoque sociocultural en Occidente, e histórico cultural en la ex Unión
Soviética, han ido desarrollando herramientas analíticas e investigación situadas en
contextos educativos de diversa índole, entre los cuales se incluye la educación
formal. Al tratarse de investigación acerca de y en los contextos de enseñanza-
aprendizaje, esta línea de investigación está permitiendo la construcción de un
conocimiento de clara pertinencia pedagógica, que se suma podemos agregar a
aquella que se desarrolla desde otros enfoques teóricos del campo de la psicología
cognitiva.
El trabajo del que se da cuenta en este estudio se realizó desde la perspectiva
sociocultural. Es un estudio de caso que se desarrolló en un liceo municipal de
tradición de la comuna de Santiago. Durante un año, se observaron las clases de un
curso de 1 de Enseñanza Media en la asignatura de Química, finalizado el cual se
entrevistó a su profesora. La meta de este trabajo era conocer una experiencia
educacional en alguna asignatura de las Ciencias Naturales a través de la cual
pudiera generarse un conjunto de criterios para el análisis de los procesos de
enseñanza y aprendizaje desde el cuerpo de conocimientos generado por los
seguidores de la teoría de Vygotski. La elección de una asignatura en especial
implicaba, en este caso, realizar un intento por considerar la especificidad del
contenido y su didáctica, lo que en la investigación sociocultural generalmente es
considerado una variable de contexto, pero no un elemento integral del análisis.
Además de contribuir en la ampliación del conocimiento con respecto a nuestra
realidad educativa nacional, mediante este estudio se esperaba ir desarrollando un
conjunto de herramientas conceptuales para su empleo en el estudio de la
instrucción y, así también, contemplar a futuro una línea de investigación que
permita desarrollar criterios e indicadores que hagan las veces de herramientas
facilitadoras de la reflexión de los docentes acerca de sus propias prácticas. Tales
herramientas podrían ser un aporte en la formación docente y en su desarrollo
profesional, facilitando y promoviendo una práctica profesional reflexiva.
Como complemento de la información, se decidió también aplicar una encuesta de
opinión a los alumnos del curso, con la intención de conocer su manejo de
conceptos básicos relativos a las Ciencias Naturales y su opinión acerca de cómo
debería enseñarse Química. El cuestionario fue aplicado justo al cierre del mismo
año escolar.
MARCO TEORICO
El enfoque sociocultural. Con sus orígenes en la teoría de Vygotski, el enfoque
sociocultural concibe el desarrollo ontólogico humano como un proceso determinado
socialmente. El desarrollo cognitivo, en particular, sería posible gracias a la
interacción con otros individuos con mayor conocimiento y experiencia (Vygotski
1979). Estas interacciones son llevadas a cabo a partir de tareas compartidas, o
como ha sido concebido posteriormente, en el desarrollo conjunto de una actividad
orientada a un objetivo en un marco cultural determinado (Leontiev 1981). De este
modo, se constituye el plano intermental, en que el individuo tiene la oportunidad
de apropiarse de las herramientas culturales y cognitivas que se requieren en esa
situación específica, que hará suyas a través de su internalización. Así, lo que
inicialmente ocurre como un acto social, posteriormente puede ocurrir en forma
individual, en el plano intramental (Vygotski 1979).
El concepto de herramienta es central en la teoría de Vygotski, entendida como un
instrumento mediador de la actividad humana, sea ésta física o mental. Vygotski
distingue tres tipos de mediadores: las herramientas materiales, los sistemas de
símbolos y la conducta de otro ser humano (Kozulin 1994).
Vygotski, por lo tanto, no se refiere a un aprendizaje que implica meramente un
aumento cuantitativo en el dominio de información, sino uno de carácter cualitativo,
cuyo impacto es transformador, favoreciendo en el ser humano la autorregulación
de sus procesos psicológicos y el desempeño en tareas de mayor complejidad y
abstracción al enriquecerlo con el acervo de herramientas cognitivas desarrolladas
en su cultura. Este tipo de aprendizaje ocurre en lo que dicho autor denominó la
"Zona de desarrollo próximo", una suerte de espacio virtual que se localiza entre el
nivel real de desarrollo, aquel en el cual el sujeto es capaz de desempeñarse en
forma autónoma, y el desarrollo potencial, el que el sujeto puede lograr, si recibe la
ayuda que necesita en su desempeño. La relación entre aprendizaje y desarrollo en
esta teoría es estrecha, más aún, Vygotski (1978) plantea que es el primero el que
impulsa al segundo.
Entre todas las herramientas cognitivas, Vygotski destaca especialmente al
lenguaje. Atribuía especial importancia a la palabra como representación de
significado, en su doble constitución: objetiva, en su significado socialmente
compartido y, subjetiva, portadora de las significaciones personales de cada
individuo (Vygotski 1993). En el dominio de las palabras mostró especial interés por
el desarrollo conceptual, distinguiendo dos tipos de conceptos: los conceptos
espontáneos y conceptos científicos o académicos. Mientras que los primeros se
adquieren en la experiencia cotidiana, los conceptos científicos, al ser de segundo
orden, requieren para su aprendizaje de una enseñanza sistemática, como la que se
desarrolla en el contexto escolar. Las instituciones educativas, por lo tanto, poseen
una gran importancia para el desarrollo cognitivo.
Elaboraciones posteriores de estas ideas han señalado la importancia de otras
herramientas culturales que se adquieren en la educación formal, tales como
esquemas, diagramas y algoritmos de resolución de problemas, además de los
lenguajes específicos de las diversas disciplinas (Arievitch y Stetsenko 2000).
A la fecha, desde el enfoque sociocultural en la investigación el énfasis ha estado
puesto en los procesos mediacionales, ya sea en el ámbito de la mediación social
(la conducta de otras personas como instrumento mediador que facilita el
aprendizaje y el desarrollo) o de la mediación semiótica, a través del análisis de la
construcción de significados.
Así, se ha estudiado la "Zona de desarrollo próximo" desde distintos acercamientos:
su estructura, en la que se han identificado estadios (Gallimore y Tharp 1993); el
desempeño asistido o ayudas que el sujeto con mayor dominio en la interacción
proporciona al aprendiz (Gallimore y Tharp 1993; Henderson et al. 2002; Edwards
1999), y la autorregulación progresiva del aprendiz como señal de aprendizaje bajo
la forma de los conceptos de Andamiaje (Wood, Bruner y Ross 1976) y Participación
Guiada (Rogoff 1990).
Se ha estudiado también la construcción de significados compartidos, tanto a través
del discurso educacional en contextos de aula (Edwards y Mercer 1988; Coll y
Onrubia 1996; Wells 1996; Scott 1998, entre otros), como en otros de diversa
índole (Newman, Griffin y Cole 1989). Y se ha intentado dilucidar cómo se produce
el proceso de internalización, en lo cual ya hay avances importantes, identificando
el proceso en la abreviación del discurso y aumento de la intersubjetividad a
medida que el desempeño del aprendiz se vuelve más autónomo en situaciones de
aprendizaje (Wertsch 1995).
La investigación que se desarrolla desde el enfoque sociocultural en los contextos
de la escolarización es eminentemente cualitativa y está orientada a responder
cuestiones de orden teórico. En ella, actividad, discurso, organización social de la
actividad y contexto, aparecen como elementos que diversos autores relacionan de
modo diferente y les asignan énfasis distintos. No obstante, en la generalidad de las
veces se encuentran presentes.
Las clases son estudiadas habitualmente desde una perspectiva temporal, la mayor
de las veces los estudios contemplan varias clases que guardan entre sí una unidad
de sentido, como lo puede ser una unidad de aprendizaje. Otra característica
distintiva, que guarda relación con las condiciones del contexto, es que en una gran
mayoría de estos estudios se han realizado en grupos-cursos poco numerosos
(varios de ellos bordearían los 18 alumnos).
Cabe señalar también que se están haciendo esfuerzos por desarrollar metodologías
de enseñanza basada en los principios socioculturales e investigación que permitan
evaluar su impacto mediante procedimientos cuantitativos (Doherty et al. 2002),
que supone una situación de fuerte contraste con nuestra realidad educativa
nacional.
Desde la tradición de la ex Unión Soviética, Arievitch y Stetsenko (2002) objetan
que, salvo algunas excepciones1 , en la mayor parte de estos estudios no se toman
en cuenta las herramientas culturales que el adulto está proveyendo al niño al
momento de analizarse el desarrollo en su relación con la instrucción. Asimismo,
señalan, en la investigación occidental de orientación didáctica los hallazgos
relativos al posible impacto de nuevos procedimientos educacionales en los
aprendizajes tampoco se han traducido en sus posibles implicaciones para el
desarrollo cognitivo2.
La asignatura de Química. La asignatura de Química forma la tríada de las Ciencias
Experimentales junto a la Biología y la Física. La dimensión de la naturaleza que
aborda la Química es microscópica, estudiando fenómenos básicos que requieren de
una nomenclatura y de un lenguaje propios, que es complementado con el lenguaje
matemático y con leyes de la Física.
La enseñanza tradicional de la ciencia en el medio escolar ha sido reemplazada
paulatinamente por los movimientos de reforma educacional, debido a que se
estimaba que sus resultados eran pobres: no permitían la adquisición generalizada
de una cultura científica útil y aplicable a la cotidianeidad, la imagen de la ciencia y
de los científicos resultaba negativa en una parte de la opinión pública y las
actitudes hacia las asignaturas científicas aparecía negativa, especialmente entre
las niñas y en algunas minorías culturales.
A ello se sumaban los resultados de la investigación sobre las concepciones
alternativas (distorsionadas) de los estudiantes con respecto a los conceptos del
ámbito de la ciencia, que mostraban que éstos se mantenían a pesar de la
enseñanza. Ocurre que, a diferencia de la generalidad de las disciplinas, en el caso
de las ciencias naturales los conocimientos previos que provienen de la experiencia
personal y el sentido común, en vez de constituir un basamento sobre el cual anclar
los aprendizajes formales, habitualmente son un obstáculo, ya que muchas veces
no guardan relación con los conceptos científicos. Estos conceptos tienden a
persistir, a pesar de la escolarización, incluso a veces facilitados por el lenguaje
cotidiano3.
En un intento por superar estas limitaciones, en la actualidad los objetivos de la
enseñanza de la ciencia han sido desplazados hacia la alfabetización científica y
tecnológica, es decir, preparar ciudadanos que sepan acerca de la ciencia más que
equiparlos para un eventual desarrollo futuro como científicos (Vázquez, Acevedo y
Manassero 2001).
De este modo surge la concepción de la ciencia escolar como un área de estudio
que comprende las relaciones Ciencia-Tecnología y Sociedad, CTS, que hoy día se
ha ampliado con la inclusión del ambiente-CTSA (Valdés et al. s/f). Al mismo
tiempo, se rescata, para el aprendizaje escolar, el aporte potencial de las disciplinas
científicas para el desarrollo de la reflexión a través del método que le es propio,
una contribución de las ciencias, en términos neo-vygotskianos, con herramientas
psicológicas para la elaboración cognitiva.
Pero no son sólo éstas las herramientas que estas disciplinas pueden aportar; hay
también otras de pertinencia social, afectiva y ética, tales como el trabajo en
equipo, como ocurre en la actualidad en la generalidad del trabajo científico, la
valoración del entorno y la responsabilidad personal frente a éste, así como en las
decisiones que se asumen socialmente con respecto al uso del conocimiento
científico y tecnológico.
METODOLOGIA
Diseño. Esta investigación consistió en un estudio cualitativo y de caso único.
Aprovechando la ductilidad de la investigación cualitativa se trabajó con un diseño
emergente en que, sobre la base de los datos y su análisis, se fueron tomando
algunas decisiones sobre la marcha en lo que concierne a algunos aspectos del
diseño, por lo que la investigación puede ser dividida en tres etapas.
Hubo una primera etapa, de conocimiento de la realidad en estudio en forma global,
a modo de etapa piloto, cuyos datos no se incluyeron en el análisis definitivo, pero
sirvieron, en cambio, para definir cuáles iban a ser los focos del análisis y mediante
qué instrumentos éstos iban a realizarse. Una segunda etapa comprendió las
observaciones de aula y la transcripción y análisis de las clases. En una tercera
etapa, una vez realizadas las observaciones, al final del año se entrevistó a la
docente y se administró un cuestionario a los alumnos.
Sujetos. Los sujetos fueron los alumnos de un Primer Año Medio, pertenecientes a
un liceo de tradición de Santiago, y su profesora de Química. El contenido fueron
dos unidades de aprendizaje El Agua y El Aire las cuales forman parte del programa
de estudios de ese año. El texto de clases fue "Ciencias Naturales - QUIMICA primer
año medio" (Villagra, Cataldo y Cerda 2001).
El curso estaba compuesto por 43 alumnos, todos varones, con una buena
asistencia a clases, que rara vez bajó de los 40 estudiantes en el aula. Se optó por
un liceo con esas características, debido a que se pensó que se trataría de un
contexto que facilitaría el interés y la participación del alumnado, favoreciendo el
desarrollo de clases donde hubiera una mayor interacción dialógica entre la docente
y sus alumnos.
Recolección y análisis de los datos. Se observaron las clases de Química durante un
año. Se tomaron notas de campo y se grabaron y transcribieron las clases. Se
intentó hacer otro tanto con las clases de laboratorio, pero tanto la cantidad de
alumnos como las características físicas del lugar no permitieron una grabación
clara ni su transcripción. Por esta razón, el análisis posterior se efectuó solamente a
partir de las clases de aula, las que fueron sometidas a análisis de contenido.
Teniendo como foco al discurso y la actividad, estos análisis se realizaron
contemplando la secuencia didáctica de su desarrollo, tanto de la unidad de
aprendizaje la secuencia de clases como en cada clase en particular, es decir, la
secuencia de actividades pedagógicas.
Teníamos la inquietud, motivada por experiencias previas (Pasmanik 2002), relativa
a las características que iba a tener su dinámica, al tratarse de un curso numeroso.
Por otra parte, estaba la expectativa de poder apreciar una construcción compartida
de conocimiento que pudiera pesquisarse por medio del análisis de la interactividad
de la clase. Sin embargo, la realidad concreta mostró clases en que el discurso de
la docente abarcaba la mayor parte del tiempo, con una organización social de la
actividad en la que los alumnos hacían fundamentalmente las veces de receptores
de la información, la que después trabajaban de modo individual, en la resolución
de ejercicios y, ocasionalmente en duplas, cuando la profesora se daba cuenta de
que la tarea les estaba resultando especialmente difícil.
Frente a estas circunstancias, se optó por trabajar sobre la base del empleo de
algunas categorías preexistentes en la bibliografía, las que fueron escogidas a partir
de preguntas que emergieron de la primera etapa de observación. Como una forma
de "recuperar" los procesos de enseñanza-aprendizaje, si bien no con la misma
nitidez que supone un análisis netamente interactivo, concluimos que había varias
interrogantes que podían responderse en relación a esas clases, algunas mediante
recursos propios de la teoría sociocultural, mientras que otros desarrollados por
otras vertientes de la Psicología.
Se estableció que era posible identificar las ayudas que la docente proporcionaba a
sus alumnos al asistirlos en sus aprendizajes. La ventaja de este análisis, dadas las
circunstancias, es que su énfasis está localizado en lo que la profesora dice y hace,
mientras que la participación de los alumnos, si bien importante, se la considera en
función de la docente. Para tal efecto, se recurrió a las ayudas en el aprendizaje
asistido, descritas por Gallimore y Tharp (1993). Con este conjunto de seis tipos de
ayuda el modelo, el manejo de contingencia, la instrucción, las preguntas
(evaluativas y de ayuda), la realimentación (o retroalimentación) y la estructuración
cognitiva, se procedió a buscar la presencia de patrones de interacción que,
construidos sobre la base de estos recursos, aparecieran en determinados
momentos de la clase.
Hay evidencias previas de intentos similares, tanto con los medios de ayuda, en
clases de Matemáticas (Edwards 1999), como en la identificación de dispositivos y
mecanismos mediante los cuales el profesor y sus alumnos se presentan y
representan los contenidos que se encuentran estudiando en una situación dada, en
un estudio de la actividad discursiva en aula desde la semiótica (Coll y Onrubia
1996).
También se consideró que era posible analizar las tareas de aprendizaje en cuanto a
sus demandas intelectuales. En este análisis se optó por emplear la adaptación de
Stodolsky de la Taxonomía de Objetivos Educacionales de Bloom y de Orlandi
(Stodolsky 1991).
Otra información que emergía guardaba relación con los aspectos socioafectivos de
la clase y la formación de valores. Para este análisis se encontraron indicadores en
el manejo de la contingencia por parte de la profesora y en algunas de sus
explicaciones, y en algunas reacciones del alumnado.
Era posible, así también, analizar el desarrollo de la enseñanza, en su condición de
asignatura científica, según los parámetros provistos por la actual ciencia escolar.
Por último, fue posible identificar, a base de criterios vinculados fundamentalmente
al manejo motivacional, el tipo de aprendizaje que se estaba facilitando con la
instrucción, si éste era predominantemente profundo, estratégico, o bien,
superficial.
Criterios de rigor. Con el fin de resguardar la validez de este estudio, el trabajo fue
realizado por un equipo compuesto por dos investigadores y una ayudante, lo que
permitió un análisis intersubjetivo de los datos. La información provista por las
clases fue complementada, a modo de triangulación, con una entrevista a la
docente y un cuestionario aplicado a los alumnos y que fuera contestado por todos
ellos (43). Ambas intervenciones se realizaron al término del año escolar. Además,
se analizó el texto guía del estudiante utilizado en la asignatura4.
La entrevista a la profesora fue semiestructurada, orientada a base de áreas de
indagación que queríamos esclarecer y no sobre la base de preguntas concretas. El
texto resultante fue sometido a análisis de contenido.
La encuesta de opinión para los alumnos se elaboró con el propósito de conocer sus
valoraciones acerca de la asignatura de Química y sus representaciones de la
ciencia, la tecnología, la relación ciencia-tecnología y ciencia y sociedad. Así
también nos interesaba saber cómo se representaba la enseñanza ideal de la
Química, lo que también se les consultó. Las intenciones al recabar esta
información eran, por una parte, conocer esta información por sí misma y, por otra,
relacionarla con la instrucción observada.
La encuesta consistió en diez preguntas abiertas, cuyas respuestas fueron
sometidas a análisis de contenido, estableciéndose, de esta manera, para cada
pregunta un conjunto de categorías que daban cuenta de los contenidos de las
respuestas emitidas. Las respuestas a cada categoría fueron cuantificadas,
calculándose la proporción de los distintos tipos de respuestas de los alumnos.
También se consignó el promedio del primer semestre de cada alumno en Química y
se les solicitó que indicaran las dos asignaturas que preferían del currículo. Toda
esta información fue sometida a un análisis descriptivo. De este modo, en su última
fase, el estudio incluyó no sólo procedimientos cualitativos, sino también
cuantitativos, si bien insertos en un diseño cualitativo.
RESULTADOS
I. LAS CLASES
Las clases observadas se agrupan en cuatro tipos: clases donde la profesora enseña
alguna ley, explicándola, proporcionando definiciones y explicando cómo resolver
ecuaciones que dan cuenta de ésta; clases de ejercitación, donde los alumnos
resuelven ecuaciones; clases destinadas a la exposición de trabajos realizados por
los alumnos, y clases mixtas, combinatoria de las anteriores.
Organización social de las clases. Los distintos tipos de clases mostraron una
organización social diferente. En las clases donde la profesora enseña alguna ley, la
organización social de la clase se caracteriza por un patrón de carácter expositivo,
en que la profesora explica y ejemplifica directamente en la pizarra, o bien, por
intermedio de algún alumno, quien va desarrollando un ejercicio en la pizarra.
Se trata, por lo tanto, de clases donde el aprendizaje observacional tiene un peso
importante: los alumnos aprenden de la profesora, o bien, de un compañero de
curso, guiado por ella, que va resolviendo en la pizarra. La incorporación del resto
del alumnado, así como del alumno que se encuentra en la pizarra, es incentivada a
través de preguntas de ayuda formulada por la profesora y destinadas a guiar la
elaboración mental de los alumnos.
En las clases de ejercitación los alumnos trabajan casi todo el tiempo por su cuenta,
en sus puestos, desarrollando ejercicios. La profesora puede explicar y mostrar
cómo hacer uno, o bien, hacer eso mismo mediatizado por la presencia de un
alumno que va resolviendo un ejercicio en la pizarra. Usualmente estas clases
complementaban las clases cuyo propósito era la enseñanza y el aprendizaje de una
ley.
Estas secuencias de clases de enseñanza de una ley y posterior ejercitación de
secuencias de clases eran evaluadas posteriormente con algún control o prueba.
En las clases destinadas a la exposición de trabajos realizados por los alumnos,
éstos iban exponiendo en grupo trabajos que habían elaborado en sus casas,
después de lo cual eran interrogados por la profesora, quien complementaba o
precisaba la información expuesta y en ocasiones formulaba adicionalmente al
grupo-curso preguntas acerca del tema de la exposición. Posteriormente, en la
misma clase, calificaba la presentación y las respuestas de los alumnos a sus
preguntas con una nota. Mientras tanto, los demás alumnos escuchaban la
presentación, o bien, respondían las preguntas que formulaba la profesora, a veces
en general, esperando la participación voluntaria, y otras a alumnos específicos.
Las ayudas en el desempeño asistido. Se identificaron algunos patrones
característicos al tipo de clase: Cuando la profesora estaba dedicada a la enseñanza
de la aplicación de una ley, se observaba una secuencia consistente en
estructuración cognitiva (explicación) preguntas de ayuda, y eventualmente
realimentación y manejo de contingencia, mientras la profesora desarrolla la
ecuación en la pizarra, o trabaja con un gráfico, dibujo o modelo. Ejemplo:
Profesora: "Robert Boyle fue uno de los primeros científicos que estudió el
comportamiento de los gases y habló de tres factores que intervienen en su
comportamiento: presión, volumen y temperatura; relacionó dos de los factores
mientras el otro lo mantuvo constante. La ley que lleva su nombre podemos
representarla en algún dibujo gráfico: al interior de este sistema tenemos igual
cantidad de moléculas, llamaremos a la presión existente 1 y el volumen ocupado
también le llamaremos 1, pero si a este sistema le aplicamos el doble de presión y
mantenemos la temperatura constante (estructura cognitiva, explicación). ¿Qué va
a pasar con el volumen? (pregunta de ayuda).
Alumnos: disminuye.
Profesora: ahora si disminuimos la presión, vale decir (mostrando el dibujo), esto lo
destapáramos: ¿Qué pasaría con el volumen? (pregunta de ayuda).
Alumnos: aumenta.
Profesora: aumenta (realimentación)".
Clase del 06 de septiembre de 2001.
Presentación de la Ley de Boyle.
En las clases de ejercitación las ayudas tienden a organizarse en secuencias de
estructuración cognitiva procedimental, preguntas de ayuda, pudiendo incluir
también realimentación y manejo de contingencia.
Ejemplo: (se trata de equilibrar estequiométricamente una reacción, un alumno
está en la pizarra).
Profesora: "Esto es muy fácil, a ver: ¿en qué consiste igualar una ecuación? El
nombre lo está diciendo, verdad, igualar tanto reactantes como productos o ambos
miembros de la ecuación, igualar el lado izquierdo y el lado derecho (estructuración
cognitiva procedimental). A ver qué tiene al comienzo, al lado izquierdo en el
elemento x (pregunta de ayuda).
Alumno: uno.
Profesora: Y al lado derecho cuánto hay de x (pregunta de ayuda).
Alumno: dos.
Profesora: Ahí hay una desigualdad, entonces que haces tú para igualarlo (pregunta
de ayuda).
Alumno: Pongo un dos (al lado izquierdo donde faltaba)".
Clase del 24 de mayo de 2001.
Destinada al equilibrio de ecuaciones.
En las clases destinadas a la exposición de trabajos realizados por los alumnos la
secuencia característica es: alumnos exponen, la profesora formula preguntas
evaluativas, los alumnos responden, la profesora realimenta, corrigiendo y
ampliando las respuestas. Ocasionalmente, la realimentación deriva en una
estructuración cognitiva conceptual.
Ejemplo:
Profesora: "¿En qué estado físico se encuentra el petróleo? (pregunta evaluativa).
Alumno: Ah en crudo.
Profesora: No está bien, pero te pregunté en qué estado físico (realimentación).
Alumno: Ah en líquido.
Profesora: En líquido (realimentación). Ahora está crudo, pero cuando se lleva, por
ejemplo, si hablamos de nuestro país desde Magallanes hasta Ventanas, Quinteros,
ahí se lleva el crudo, es decir que (es) elaborado (Estructuración cognitiva
conceptual)".
Clase del 30 de agosto, una vez que, en una exposición
acerca de la contaminación del agua, un alumno
acaba de terminar su presentación acerca de la
contaminación marina y de mareas negras.
Observamos que ninguna de las respuestas aceptables alcanza más allá del 39,53%
del alumnado. Tal hecho ocurre frente a la definición del concepto de ciencia, que es
definida como ciencia fáctica, es decir, como una ciencia cuyos objetos son de orden
material y sus enunciados, por lo mismo, tratan de sucesos y procesos (Bunge
1992). El análisis en los otros casos revela que hay escasa conciencia de la
sistematicidad como característica del método científico y poco conocimiento con
respecto a la tecnología.
Las opiniones de los alumnos con respecto a los dos enunciados reflejan un
conocimiento pobre con respecto a la importancia de la experimentación en ciencias
y de la importancia de esta última para la sociedad. Los porcentajes bordean el
25% de respuestas pertinentes.
Este último grupo de preguntas nos remite al ámbito pedagógico, desde la
perspectiva de los alumnos. Alrededor del 50% de los estudiantes valoran al
experimento como un recurso para motivar, o bien, que permite el aprendizaje a
través de la práctica. Esto se ve refrendado por la recomendación relativa al empleo
del trabajo en laboratorio y la experimentación, que sugiere el 37,2% del alumnado
como recurso para la enseñanza de la Química.
La segunda pregunta alude a la significatividad funcional de la enseñanza y el
aprendizaje de la Química. Alrededor del 40% de los alumnos reconoce que la
asignatura les es útil al proporcionarles información valiosa para el autocuidado y
cuidado del medio ambiente y para el conocimiento de la naturaleza.
Finalmente, un 20,93% de los estudiantes se refiere a la importancia de que las
clases sean entretenidas, mientras que el 11,63% alude a la conveniencia de
explicar bien y hacer salidas a terreno y usar problemas reales. Esto último puede
guardar relación tanto con la motivación como con la facilitación de la comprensión.
CONCLUSIONES
Las clases observadas en este estudio corresponden al tipo de instrucción
denominada por Arievitch y Stetsenko (2000) Instrucción Tradicional. En ella, el
profesor presenta y explica la tarea, presenta y explica las reglas generales para la
solución del problema, apoyándose en un ejemplo tipo, y el alumnado después
debe memorizarlas y practicarlas en la resolución de problemas típicos.
Básicamente, una buena parte de las clases observadas se ajustaban a estas
características, o bien, era posible identificar esta secuencia al seguir el desarrollo
de un conjunto de clases.
Así, hay una escasa presencia de una reflexión teórica en las clases, a diferencia de
lo que propugna la nueva ciencia escolar, restándosele a los alumnos la posibilidad
de desarrollar las competencias propias del razonamiento científico que caracterizan
a la disciplina. De este modo, en el tratamiento del contenido, el énfasis no aparece
puesto en los conceptos, sino en su aplicación, resultando coincidente con los
resultados de la encuesta de opinión, donde la capacidad del alumnado para definir
conceptos básicos relacionados con la asignatura se muestra limitada.
¿A qué puede deberse esta situación? La entrevista a la profesora y la observación
de la cultura escolar del establecimiento permiten formular algunas interrogantes:
¿Pueden estar influyendo las creencias de la profesora acerca de los alumnos? Ella
plantea que solamente a partir de Tercero Medio es posible desarrollar con los
alumnos una reflexión conjunta sobre los temas científicos. La importancia de las
creencias de los profesores en el desarrollo de sus clases está bastante
documentada (a modo de ejemplo, Nespor 1989; Pajares 1992; Wells 1996;
Pasmanik 2002); y también es mencionada su relevancia para superar la brecha
existente entre el conocimiento acerca de la instrucción de que se dispone en la
actualidad y las prácticas pedagógicas vigentes (De Corte 2000). Si ella cree que
sus alumnos de Primero Medio no son capaces de razonar sobre temas científicos,
difícilmente se lo va a pedir, y probablemente se va a resistir a aceptar que esto sea
posible.
¿Puede influir la cantidad de alumnos en la sala de clases? El trabajo cooperativo
demanda espacio físico e infraestructura pertinentes y que el alumnado esté
acostumbrado a realizarlo. Probablemente su implementación eficaz requiera del
apoyo institucional, lo que conduce a otro aspecto importante, cual es la cultura
escolar y las opciones institucionales con respecto a las prácticas pedagógicas (De
Corte 2000).
Por otra parte, tampoco el debate, lo que se asemeja a lo que Gallimore y Tharp
(1993) denominan conversación instructiva, es decir, el desarrollo de una
conversación sobre lo que se está enseñando/aprendiendo y en el momento que
está ocurriendo, es posible en grupos numerosos (Doherty et al. 2002). Parece
necesario entonces, hacerlo al momento de efectuarse el trabajo cooperativo, o
bien, buscar otras alternativas que habría que crear. Recordemos que este tipo de
conversación talvez ocurrió en clases, cuando la profesora explicaba
individualmente a los alumnos, en díadas o en grupos pequeños de trabajo. Pero
eran interacciones cortas, apremiadas por las demandas del resto de los alumnos y
por la organización social de la actividad que se encontraba en curso.
En este marco, pesquisamos algunos patrones de ayuda: ¿podría resultar
interesante seguir estudiándolos? Creemos que sí, siempre y cuando se acompañen
de una reflexión más global acerca de qué queremos enseñar y cómo queremos
hacerlo. Los patrones de ayuda se van a situar en las formas de interacción que se
propicien en el aula, pues es el nivel más microscópico del cómo enseñar; son
patrones de interacción que corresponden al ámbito de las operaciones (Leontiev
1981), es decir, a aquellas acciones que, de tanto hacerlas, se efectúan en forma
semiautomatizada (Wells 1996). Probablemente, cualquier proyecto de innovación
pedagógica se va a reflejar en el desarrollo de nuevos patrones de este estilo, o
bien, en la adaptación de algunos de los ya existentes a las nuevas demandas a la
docencia. Para ello, la toma de conciencia de estas especies de "guiones" que cada
docente posee y en los que "invita" a participar a sus alumnos al momento de
enseñar, así como conocer los de sus colegas, puede constituir una ayuda en la
modificación de la enseñanza.
Por otra parte, en un intento por evaluar las demandas intelectuales de la
enseñanza, aplicamos una taxonomía de objetivos educacionales, según la versión
de Stodolsky (1991), en la cual quedó reflejado el nivel más bien bajo, de acuerdo
a la taxonomía de demanda intelectual de las tareas de aprendizaje. Pensamos que
es un recurso válido, valioso por su simplicidad, si bien no permite el acceso a lo
que los alumnos están aprendiendo.
Por último, resulta interesante destacar que en la encuesta de opinión los alumnos
manifiestan su interés por un aprendizaje a través de la experiencia, mediante la
experimentación. Esta resulta ser una interesante coincidencia con las nuevas
propuestas de la didáctica de las ciencias (Valdés et al. s/f), mostrando un terreno
fértil para el logro de objetivos de orden cognitivo y socioafectivo que la emulación
del trabajo científico, basado en la investigación y apoyado en la reflexión y el
empleo de un método sistemático, puede promover.
Los resultados, pensamos, invitan a seguir investigando en la misma dirección y a
abrir otras de alta pertinencia, tales como el estudio de los efectos de los procesos
de enseñanza-aprendizaje en los estudiantes en términos de contenidos
aprendidos, tanto conceptuales como actitudinales, así como las experiencias en
innovación educativa que incluyan objetivos de procesos, orientados al desarrollo
cognitivo, socioafectivo y moral y la evaluación de la transferencia del uso de las
herramientas psicológicas internalizadas por el alumnado a otras situaciones.
Por último, creemos que sería interesante considerar la posibilidad de coinvestigar
junto a profesores de aula en el desarrollo de sus prácticas pedagógicas, con el
propósito de enriquecer este tipo de indagación, donde teoría y práctica coexisten
en forma muy cercana.
NOTAS
* Esta investigación se realizó con el financiamiento de la Universidad, (USACH),
Proyecto Fondecyt N 030193PV.
1
Por ejemplo, la publicación de Hedegaard (1993).
2
Según Arievitch y Stetsenko (2000), a diferencia de la investigación desarrollada
bajo la perspectiva sociocultural, en la investigación histórico-cultural se ha puesto
énfasis en las herramientas cognitivas específicas, tales como conceptos, criterios,
esquemas y modelos, que se le proporcionan a los alumnos en un dominio de
resolución de problemas determinados, y su impacto en el desarrollo de los sujetos
en cuestión.
3
Piénsese, por ejemplo, en el término "puesta del sol".
4
También se dispuso de las guías de ejercicio en las que los alumnos trabajaron. Se
optó por no solicitarle a la profesora sus planificaciones, teniendo en consideración
que la investigación de campo debe ser lo menos intrusiva posible. De este modo,
esperábamos evitar la sensación de estar siendo evaluados que, por lo general,
despierta este tipo de intervención.
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INTRODUCCIÓN
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
3. DELIMITACION DEL PROBLEMA
4. FORMULACIÓN DE LOS INTERROGANTES DE INVESTIGACIÓN
5. OBJETIVOS
6. JUSTIFICACIÓN
7. ASPECTOS METODOLÓGICOS
8. LA EDUCACIÓN TRADICIONAL Y MODERNA
9. APROXIMACIÓN HISTORICA AL ORIGEN Y EVOLUCION DE LA
PRACTICA PEDAGÓGICA CONTABLE EN COLOMBIA.
10. NUESTRA UNIVERSIDAD, UN ESPACIO ABIERTO
11. TABULACIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN
12. RESULTADO FINAL
13. BIBLIOGRAFÍA
14. ANEXOS
1. INTRODUCCIÒN
"Todo
resultado de
una
investigación
es sólo un
peldaño en
el proceso
del
conocimient
o"
(Luis
Suárez:1
982)
Desde una postura reflexiva, hemos intentado comprender en lo posible los procesos
educativos contables, visionando ampliamente las concepciones de la educación, su
trascendencia en el tiempo y su carácter transformador de sociedades, que permiten
tener nuestra propia identidad por los niveles de conocimientos.
Hemos entendido que los modelos pedagógicos y específicamente la práctica
pedagógica, cumple un papel fundamental en la construcción de conocimientos, pues la
Universidad es pensada en función de la sociedad, gestora de democracia y cultura,
creadora y transformadora con sentido de desarrollo y progreso, y emancipadora de las
dependencias del sistema productivo, en tanto que las condiciones del mundo moderno
nos limitan a comprender el contexto formativo, ya que sus esfuerzos están
determinados por los lineamientos del sistema capitalista.
Los antecedentes de nuestra alma mater son un valuarte que aunque muchos sean
participes pocos los llegan a conocer, por esta razón se hace indispensable evidenciar y
retomar el proceso de construcción de la Universidad del Valle y de la Sede Zarzal, por
su contribución en la generación de espacios para la formación de individuos y la
satisfacción de sus necesidades para un vivir como hombre libres.
Los inicios de la pedagogía contable nos enseñan el proceso de transformación y
mejoramiento a través del tiempo y se relaciona con circunstancias de la realidad
socioeconómica del país.
Ahora existen más de 200 Universidades a nivel nacional que ofrecen el plan de
Contaduría Pública, permitiendo formar cada día a más hombres con diferentes ideales
y criterios -técnicos o académicos- dependiendo de las políticas educativas de cada
institución.
Observando las diferentes metodológicas que utilizan los docentes de la Sede Zarzal
para realizar el trabajo en clase, realizando entrevistas con docentes y estudiantes, y
conociendo el desarrollo de las prácticas pedagógicas contables nos permitieron dar un
tratamiento estadístico con sus respectivos resultados para tomar decisiones en beneficio
de toda la comunidad universitaria, de esta manera logramos desarrollar una
investigación rigurosa de carácter reflexiva, para pensar en el mejoramiento de la
Contaduría Pública.
Conoceremos los modelos pedagógicos que orientan la práctica docente en la Sede, ya
que desde allí es donde se inicia la ampliación del conocimiento para el desempeño
laboral.
La construcción de criterios analíticos y comprensivos del mundo pensado como un
verdadero emancipador de identidades que nos conduzcan al restablecimiento de la
democracia.
Se hace necesario formar profesionales con capacidad crítica, reflexiva, analítica e
investigativa, que sea capaz de asumir los cambios de la realidad económica, política,
social y cultural, además que satisfaga sus necesidades y las expectativas de la calidad
competitiva.
5. OBJETIVOS
5.1. GENERAL
Describir algunos de los principales aspectos de las prácticas pedagógicas en el
programa de Contaduría Pública de la Universidad del Valle Sede Zarzal.
5.2. ESPECIFICOS
• Identificar algunos de los métodos utilizados con más frecuencia por los
docentes en el proceso de enseñanza - aprendizaje en la Universidad del Valle
Sede Zarzal.
• Identificar los conceptos pedagógicos partiendo de las teorías planteadas con el
propósito de analizar el proceso de enseñanza – aprendizaje, entre el profesor y
el estudiante de Contaduría Pública de la Universidad del Valle – Sede Zarzal.
• Conocer las opiniones de los Profesores y Estudiantes del programa de
Contaduría Pública de la Universidad del Valle - Sede Zarzal frente al ejercicio
del trabajo pedagógico.
• Enunciar algunos elementos conceptuales de tipo pedagógico que conduzcan a
identificar en sentido paralelo entre docentes y estudiantes, lo relacionado con la
transmisión y apropiación del conocimiento.
• Conocer los mecanismos de motivación que promueven las directivas de la
universidad, para que se innoven las prácticas pedagógicas.
6. JUSTIFICACIÓN
7. ASPECTOS METODOLÓGICOS
No.
Semestre Estudiantes % n
IV 31 26%
VI 29 24%
VIII 32 27%
X 28 23%
TOTAL 120 100%
Fuente: Secretaría Académica Univalle Zarzal. 2001
7.4.1.3. Variables.
La Variable objeto de Estudio se obtuvo mediante una muestra aleatoria simple, en la
cual todos los estudiantes pudieron tener la posibilidad de ser seleccionados.
En los docentes se tuvo en cuenta los vinculados al programa de Contaduría Pública,
para este caso no se realizó muestreo, puesto que es un número reducido de 21 docente;
de los cuales se contó con la colaboración de sólo 18.
7.4.1.8. Procesamiento.
Se realizó la base de datos con la organización de la información resultado de las
encuestas y las observaciones, para posteriormente tabular y procesar los datos, la cual
permite alcanzar los objetivos propuestos. Se realizaron tablas y diseño de resultados
que permitieron analizar de manera clara y detallada las respuestas tanto de estudiantes
como de los profesores. La herramienta que se utilizó para el procesamiento de la
información fue la Hoja de Cálculo Excel.
CAPITULO I
1. LA EDUCACIÓN TRADICIONAL Y MODERNA
El concepto "Educación" denota los métodos por los cuales una sociedad mantiene sus
conocimientos, cultura y valores y afecta a los aspectos físicos, mentales, emocionales,
morales y sociales de la persona.
La forma de orientar la educación ha sido objeto, a través del tiempo, de múltiples
enfoques formulados en función de distintos puntos de vista filosóficos y bajo la
influencia de las condiciones socioculturales de cada época.
Las sociedades de la antigüedad hicieron avances sustanciales en el conocimiento del
mundo que nos rodea y en la organización social, fueron aquellas en las que personas
especialmente designadas asumían la responsabilidad de educar a los jóvenes.
El trabajo educativo es desarrollado tanto por instituciones docentes como aquellos que
se llevan a cabo en otras instituciones sociales como las organizaciones de masas, las
políticas, las civiles, las gubernamentales, los medios masivos de comunicación, la
familia, la iglesia, entre otras. La diferencia radica en que las instituciones docentes
desarrollan el proceso educativo de una manera sistematizada, mientras que las demás
instituciones,
aunque conscientes del tipo de hombre que desean formar, no sistematizan los procesos
por medio de los cuales aspiran lograr sus objetivos.
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