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JESÚS MODELO DE CATEQUISTA

“Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando


terminaba su oración, uno de sus discípulos le pidió:
«Señor, enseñanos a orar así como Juan enseñó a sus
discípulos.» El les dijo: «Cuando recen, digan: Padre,
santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. Danos cada
día el pan del día. Perdonanos nuestros pecados, pues
nosotros perdonamos a todo el que nos ofende. Y no nos
dejes caer en la prueba.»”

Cada uno de nosotros tenemos una vocación específica, un llamado, para el cual y por el cual hemos sido
creados; sin este llamado por detrás de todas las cosas nuestra vida no tendría sentido, y es que el Padre Dios
nos pensó con tanto amor que no podía dejarnos a la deriva, pero eso si, la última palabra la tenemos
nosotros.
La vida del cristiano es un elegir a cada instante, es un optar por esto o por aquello, pero llega un momento en
que la opción se vuelve mas seria y debemos elegir ya no una forma de estar, sino una forma de ser.

Llamados a ser catequistas, no a hacer de catequistas. Cuando empezamos la catequesis, dimos un SI


profundo y seguro a Dios, un SI que no se termina en ese momento, sino que se prolonga como una opción de
vida, como una forma de ser. El decir SI a ser catequistas es decir SI a ser maestros de la fe, esa fe que la
aprendimos de nuestros mayores, que la aceptamos con amor y que ahora la transmitimos con entusiasmo y
con la esperanza de que ocurra en los demás lo mismo que ocurrió en nosotros.
La vocación del catequista no es temporal, es desde siempre y para siempre; aunque el día de mañana no
tengamos un grupo a nuestro cargo, seguiremos siendo catequistas, de nuestras familias, vecinos, amigos y de
todos aquellos que aquí o allá necesiten de nosotros una palabra de aliento, de apoyo... una palabra de Dios.
Hoy por hoy, ya sea con los padres o con los chicos, nuestra función es transmitir, enseñar la Palabra de Dios.
Esto requiere de nosotros una dedicación de tiempo completo, pero sin dejar de lado nuestras familias, nuestro
trabajo, nuestros estudios, sino que también en ese ambiente debemos ser catequistas, por eso no estamos
llamados a hacer de catequistas sino a serlo.
La opción de vida que hemos tomado nos compromete hasta tal punto que toda nuestra vida debe verse
afectada por nuestro SER CATEQUISTA.

Los NO del catequista. El catequista no es aquel:


• Que se cree el super cristiano que se las sabe todas.
• Que por sus muchos meritos ha llegado hasta donde está.
• Que no es coherente entre lo que vive y lo que enseña.
• Que se hace “compinche” de su grupo.
• Que “dicta clases” de catequesis deshumanizando al grupo.
• Que no quiere a su comunidad y se ocupa solo de la catequesis.
• Que no prepara los encuentros porque no le interesan.

Los SI del catequista. El catequista es aquel:


• Que ha recibido de Dios el llamado a comunicar a otros la misma fe que ha recibido.
• Que con generosidad y desinteresadamente se entrega al servicio de los demás.
• Que humildemente reconoce su debilidad y su ignorancia pero confía en la obra del espíritu.
• Que vive cada segundo con ansias de conocer mas a Dios y así compartirlo con los hermanos.
• Que enseña lo que cree, y practica lo que enseña.
• Que se hace uno con su grupo y comparte de igual a igual.
• Que quiere al grupo que el Señor le encomendó y se gana la amistad de todos.

Las letras chicas del contrato. Cuando dijimos SI a ser catequistas, firmamos con Dios un contrato de vida,
en el cual había muchas letras pequeñas que seguramente no leimos (aquí va una copia del contrato que
firmamos con las letras pequeñas agrandadas para que veamos bien).
Sería bueno que pensemos si después de haber leído bien el contrato lo firmaríamos nuevamente asumiendo
todo lo que, querramos o no, ya hemos asumido cuando dijimos si al llamado de Dios a ser catequistas.

CONTRATO DEL CATEQUISTA CON DIOS

YO…………………………………………………………………….ME COMPROMETO A

SER CATEQUISTA.

....................................

Firma del catequista

(desde aquí las letras pequeñas)


• Este contrato es de por vida.
• No se puede renunciar.
• El firmante se compromete a:
a. Hacer hasta lo imposible por construir la comunidad.
b. Dejarse mover por el Espíritu Santo.
c. Preparar los encuentros en oración.
d. Tratar amablemente a los colegas catequistas.
e. Jamás olvidarse de su condición de servidor.
f. Entregar su vida por los hermanos.
• Derechos del firmante.
a. Pedir a Dios la fuerza necesaria para seguir adelante.
b. Recibir semanalmente la sonrisa de los jovenes y la gratitud de los padres.
• Quien firme este contrato se compromete a secarse por completo amando a los que Dios
pone a su cargo.
Los jóvenes y la pastoral vocacional como primeros catequistas.
En América Latina, la mayoría de la población está formada por 297. Los desafíos que plantea la situación de la sociedad en América
jóvenes. A este respecto, debemos recordarles que su vocación Latina y El Caribe requieren una identidad católica más personal
consiste y fundamentada. El fortalecimiento de esta identidad pasa por una
en ser amigos de Cristo, sus discípulos, centinelas de la mañana, catequesis adecuada que promueva una adhesión personal y
como solía decir mi predecesor Juan Pablo II. Los jóvenes no tienen comunitaria
miedo del sacrificio, sino de una vida sin sentido. Son sensibles a la a Cristo, sobre todo en los más débiles en la fe168. Es
llamada de Cristo que les invita a seguirle. Pueden responder a esa una tarea que incumbe a toda la comunidad de discípulos pero,
llamada de manera especial, a quienes, como obispos, hemos sido llamados
como sacerdotes, como consagrados y consagradas, o como a servir a la Iglesia, pastoreándola, conduciéndola al encuentro
padres y madres de familia, dedicados totalmente a servir a sus con Jesús y enseñándole a vivir todo lo que nos ha mandado
hermanos (cf. Mt 28, 19- 20).
con todo su tiempo y capacidad de entrega, con su vida entera. 298. La catequesis no debe ser sólo ocasional, reducida a los
Los jóvenes afrontan la vida como un descubrimiento continuo, sin momentos
dejarse llevar por las modas o las mentalidades en boga, sino previos a los sacramentos o a la iniciación cristiana, sino más
procediendo bien “un itinerario catequético permanente”169. Por esto, compete
con una profunda curiosidad sobre el sentido de la vida y sobre a cada Iglesia particular, con la ayuda de las Conferencias
el misterio de Dios, Padre creador, y de Dios Hijo, nuestro redentor Episcopales, establecer un proceso catequético orgánico y progresivo
dentro de la familia humana. Deben comprometerse también en una que se extienda por todo el arco de la vida, desde la infancia
continua renovación del mundo a la luz de Dios. Más aún, deben hasta la ancianidad, teniendo en cuenta que el Directorio
oponerse General de Catequesis considera la catequesis de adultos como
a los fáciles espejismos de la felicidad inmediata y de los paraísos la forma fundamental de la educación en la fe. Para que, en verdad,
engañosos de la droga, del placer, del alcohol, así como a todo tipo de el pueblo conozca a fondo a Cristo y lo siga fielmente, debe
violencia. ser conducido especialmente en la lectura y meditación de la Palabra
6.3.3 Catequesis permanente de Dios, que es el primer fundamento de una catequesis
295. En cuanto a la situación actual de la catequesis, es evidente que permanente170.
ha habido un gran progreso. Ha crecido el tiempo que se le dedica 299. La catequesis no puede limitarse a una formación meramente
a la preparación para los sacramentos. Se ha tomado mayor doctrinal sino que ha de ser una verdadera escuela de formación
conciencia de su necesidad, tanto en las familias como entre los integral. Por tanto, se ha de cultivar la amistad con Cristo en la
pastores. Se comprende que es imprescindible en toda formación oración, el aprecio por la celebración litúrgica, la vivencia comu-
cristiana. Se han constituido ordinariamente comisiones nitaria, el compromiso apostólico mediante un permanente servicio
diocesanas y parroquiales de catequesis. Es admirable el gran a los demás. Para ello, resultarían útiles algunos subsidios
número de personas que se sienten llamadas a hacerse catequistas, catequéticos elaborados a partir del Catecismo de la Iglesia
con gran entrega. A ellas esta Asamblea les manifiesta un sincero Católica y del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia,
reconocimiento. estableciendo cursos y escuelas de formación permanente para
296. Sin embargo, a pesar de la buena voluntad, la formación catequistas.
teológica 300. Debe darse una catequesis apropiada que acompañe la fe ya
y pedagógica de los catequistas no suele ser la deseable. Los presente
materiales y subsidios son con frecuencia muy variados y no se en la religiosidad popular. Una manera concreta puede ser
integran en una pastoral de conjunto; y no siempre son portadores el ofrecer un proceso de iniciación cristiana en visitas a las familias,
de métodos pedagógicos actualizados. Los servicios donde no sólo se les comunique los contenidos de la fe, sino
catequísticos de las parroquias carecen con frecuencia de una que se las conduzca a la práctica de la oración familiar, a la lectura
colaboración cercana de las familias. Los párrocos y demás res orante de la Palabra de Dios y al desarrollo de las virtudes evangélicas,
ponsables no asumen con mayor empeño la función que les que las consoliden cada vez más como iglesias domésticas.
corresponde Para este crecimiento en la fe, también es conveniente aprovechar
pedagógicamente el potencial educativo que encierra la piedad
popular mariana. Se trata de un camino educativo que, cultivando
el amor personal a la Virgen, verdadera “educadora de la
fe”171, que nos lleva a asemejarnos cada vez más a Jesucristo,
provoque
la apropiación progresiva de sus actitudes.

168 Cf. BENEDICTO XVI, Discurso en el Encuentro con los Obispos de


Brasil, 11 de mayo de 2007.
169 DI 3.
170 Ibíd.
Para descargar todo el documento de aparecida en:

http://www.capillacristolibertador.es.tl/

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