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Comentario Sobre Los Nuevos Cielos y Tierra

(2Ped.3:13)
Dr. John Owen
(1616-1683)

Nota del traductor: El Dr. Owen, un puritano inglés, conocido por la calidad de sus comentarios
sobre la Biblia, era un Preterista Parcial que creía que los cielos y la tierra que fueron destruidos
fueron el gobierno civil y religioso de la nación Israelita, y que los nuevos cielos y tierra son la
nueva economía espiritual del Nuevo Pacto.

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El Apóstol divide el mundo en cielo y tierra y dice que fueron destruidos con agua y perecieron.
Sabemos que la sustancia ni del uno ni del otro fue destruida, sino solamente los hombres que
vivían en la tierra; y el apóstol nos dice en el v.7 que el cielo y la tierra que entonces existían
fueron destruidos por agua, y son entidades distintas las que serían consumidas por fuego. La
sustancia del cielo y de la tierra era la misma antes del diluvio como en el tiempo del apóstol y
continúa hasta ahora. Pero una cosa es cierta, que los cielos y la tierra de que dice el apóstol,
habla de que iban a ser destruidos y consumidos por fuego dentro de aquella generación.
Debemos, entonces, para aclarar un poco más desde el principio, considerar lo que quiso señalar
el apóstol con cielos y tierra en estos dos versículos.

1. En el v.5 es claro lo que el apóstol quiere decir por el mundo, con su cielo y tierra que fueron
destruidos; el mismo tipo, o algo similar, son los cielos y la tierra que iban a ser consumidos y
destruidos por fuego (v.7); de otro modo no habría ninguna coherencia en el discurso del apóstol,
ni tampoco ningún argumento, sino una confusión de palabras.

2. Es claro que por el diluvio, el mundo no fue destruido, sino los habitantes del mundo y por eso
la destrucción por fuego a que se refiere no es a la sustancia de los cielos y de la tierra, que no
serian consumidos hasta el último día, sino a personas u hombres que vivían en el mundo.

3. Entonces debemos considerar en qué sentido se puede decir que los hombres viviendo en el
mundo, son a la vez, el mundo, los cielos y la tierra. Solo voy a concentrarme en un ejemplo
entre muchos que pueden ser utilizados: Isa.51:15,16: “Porque yo Jehová, que agito el mar y
hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos. 16Y en tu boca he
puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los
cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.” El tiempo de la obra aquí
mencionado, el de extender los cielos y echar los cimientos de la tierra, fue cuando Dios dividió
el mar (v.15) y cuando dio la ley (v.16) y dijo a Zión “Pueblo mío eres tú”; es decir cuando sacó
a los hijos de Israel de Egipto y los formó en una iglesia en el desierto y en un estado; luego
plantó los cielos y puso la fundación de la tierra.; es decir que produjo orden, y gobierno y de la
confusión formó el estado en el que ellos se encontraban. Esto es lo que es la colocación de los
cielos y construcción de los cimientos de la tierra. Y siendo que cuando se hace mención de la
destrucción de un estado o gobierno, se expresa en aquel lenguaje que parece hablar del fin del
mundo. Por ejemplo Isa.34:4: “Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los
cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la
de la higuera” palabras que hablan de la destrucción del estado de Edom. Y así también Apoc.6:4
habla del imperio romano, y los judíos constantemente dicen que Edom en los profetas se refiere
a ese imperio. Y en la profecía de nuestro Salvador de la destrucción de Jerusalén (Mat.24); Él
usa expresiones de la misma importancia. Es evidente entonces que en el idioma y manera de
hablar profética, por cielos y tierra, se entiende el estado civil y religioso y la combinación de los
hombres en la tierra. Así este tipo de cielos y tierra es el que fue destruido por el diluvio.

4. Sobre esta base afirmo que los cielos y tierra aquí en esta profecía de Pedro, se refiere a la
venida del Señor, el día de juicio y perdición de hombres impíos, mencionados en la destrucción
de aquel cielo y tierra y no tienen referencia al juicio final del mundo, sino a la destrucción y
desolación que iba a caer sobre la iglesia y el estado judaicos; y ofrezco dos razones de los
muchos que pueden ser usados del texto:

(1) Sea lo que sea lo que aquí está mencionado, iba a ejercer su influencia sobre los hombres de
aquella generación. Habla de los Judíos, los burladores profanos, algunos de ellos creyentes y
otros que se oponían a la fe. Ahora, aquel pecado, aquella burla, no tiene nada que ver con el día
de juicio en general, sino con el juicio tan terrible que estaba cerca, en la destrucción de la nación
judía; y además era una contradicción al poder y dominio de nuestro Señor Jesucristo, puesto en
lugar de duda por los burladores.

(2) Pedro le dice que después de la destrucción y el juicio de que habla en los vv.7-13, “Pero
nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la
justicia” etc. Ellos mantenían esta expectación, pero ¿qué es esa promesa? ¿Dónde la
encontramos? La encontramos en las palabras de Isa.65:17: “Porque he aquí que yo crearé
nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”.
Ahora, ¿cuándo es que Dios crea estos nuevos cielos y tierra donde mora la justicia? Según
Pedro sería en la venida del Señor, después del juicio y la destrucción de los hombres impíos que
no obedecen el Evangelio. Y es evidente del pasaje de Isaías 66:21-22 “Y tomaré también de
ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová. 22Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra
que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y
vuestro nombre” que esta es una profecía de los tiempos del Evangelio solamente; y que la
colocación de los nuevos cielos es nada menos que la creación de aquellas ordenanzas que
perdurarán para siempre. Lo mismo se expresa en Heb.12:26-28: “La voz del cual conmovió
entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la
tierra, sino también el cielo. 27Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas
movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole
con temor y reverencia; 29porque nuestro Dios es fuego consumidor”
Esto pues es como se entiende el lugar, y no voy a insistir más sobre el contexto, sino
brevemente abrir ciertas palabras y concentrarme en la verdad que ellas contienen.

Primero, hay una base para la inferencia y la exhortación del apóstol, viendo que todas estas
cosas, por tan preciosas que parecen o por el valor que alguien pueda considerarles, deben ser
disueltas, es decir derruidas, y en una manera terrible, en un día de juicio, de ira y de venganza,
por fuego y por la espada. Dejen que otros se burlen de las amonestaciones de la venida de
Cristo, Él vendrá, no tardará, y entonces los cielos y la tierra que Dios mismo había establecido –
el sol, la luna y las estrellas de la economía y de la iglesia judías—el viejo mundo de adoración y
adoradores, los que ahora se oponen obstinadamente al Señor Jesús, deben ser sensiblemente
disueltos y destruidos: sabemos que esto sería el fin de estas cosas y eso pronto.

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