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CRISIS ECONÓMICA, GLOBALIZACIÓN Y

NUEVAS RESPUESTAS LOCALES

Oriol Estela Barnet – Octubre 2008

La llegada de un período de crisis económica desencadena una


movilización política e intel·lectual generalizada para la puesta en
marcha de mecanismos de reforma que ayuden a recuperar la
dinámica positiva y, al mismo tiempo, reforzar las bases del sistema
económico de cara al futuro. Las reformas que se lleven a cabo en
cada momento guardarán relación, lógicamente, con la naturaleza y
la dimensión de las problemáticas asociadas a la crisis, pudiéndose
traducir en la implantación de nuevos modelos para potenciar el
desarrollo o simplemente en la utilización de nuevos instrumentos
dentro del paradigma económico vigente.

En la situación actual, coincide que la crisis económica estalla en un


momento en el que el debate sobre los problemas ambientales –
ecológicos a escala global parecen ocupar un espacio central en la
agenda de los gobiernos y de la sociedad en general. En cierta
medida, un panorama similar se produjo a finales de los años 70,
como consecuencia de la crisis del petróleo y la aparición de informes
como el del Club de Roma1 en el que se alertaba del agotamiento de
los recursos energéticos. Aún así, en aquel momento no existía una
conciencia tan generalizada de las amenazas latentes sobre el
nuestro entorno, dado que el desarrollo experimentado durante los
“30 años gloriosos” aportaba un alto grado de optimismo y confianza
en la capacidad de la innovación y de la tecnología para superar los
problemas ambientales; capacidad que hoy en día empieza a ser ya
más cuestionada.

Otro aspecto que introduce una diferencia esencial entre ambas


situaciones es que actualmente tenemos el convencimiento, y las
experiencias que lo demuestran, que desde la esfera local existe un
cierto margen de maniobra para construir modelos de desarrollo
1
MEADOWS, D. et al. Los límites del crecimiento: Informe al Club de Roma. México:
Fondo de Cultura Económica, 1972.

1
propios que pueden ser compatibles con el modelo de desarrollo
imperante, pero que permiten introducir factores diferenciales
asociados tanto a las características del territorio como a las de la
comunidad que lo habita, y responder así, en mayor medida, a sus
necesidades e intereses.

Desde los entes locales tenemos, por tanto, la posibilidad – incluso la


responsabilidad- de aprovechar este momento de crisis para repensar
nuestro modelo de desarrollo económico y cimentarlo sobre unas
bases más fuertes, más ancladas en el territorio y en la comunidad,
pero sin perder de vista las oportunidades que ofrece la globalización.

Globalización y desarrollo local

Ciertamente, la globalización económica es un hecho indiscutible y


seguramente imparable, ante el cual los territorios, contemplados
desde la óptica de las posibilidades de intervención de la
administración local y de la propia ciudadanía, pueden “dejarse
llevar” por las dinámicas globales o bien movilizarse para buscar
fórmulas de desarrollo económico local - en algunos casos
alternativas, en muchos otros complementarias a las que marca la
propia globalización - que incorporen rasgos diferenciales propios.

Simplificando enormemente, podríamos considerar que el marco de


modelos de referencia con el que trabajamos en términos de
intervención local sobre el desarrollo económico puede oscilar dentro
de un abanico de opciones comprendidas entre los modelos
completamente autárquicos, en los que una comunidad se cierra
totalmente en ella misma para satisfacer sus necesidades
únicamente con los recursos que tienen a su alcance inmediato, hasta
los modelos plenamente integrados en la economía global, en la que
cualquier nexo con la realidad del territorio ha desaparecido2. Dentro
de este abanico de opciones, encontraríamos una multitud de
situaciones intermediassobre las cuales los territorios tienen un cierto
2
Es evidente que cualquiera de los dos planteamientos (autarquía – globalización
“total”) son extremos poco probables de encontrar hoy en día en el mundo y, hay
que decirlo, igualmente indeseables. No obstante, sí que podríamos encontrar
ejemplos aproximados, como determinadas comunidades geográficamente aisladas,
en el primer caso, o espacios – que algunos autores denominan “no-lugares”- como
los grandes aeropuertos internacionales, en el segundo.

2
margen de maniobra, jugando con una mayor o menor apertura al
contexto globalizador, para su posicionamiento por lo que respecta al
modelo de desarrollo económico. Evidentemente, el margen de
maniobra será también variable en función de la situación de partida
en cuanto a la integración en la economía global de cada territorio y
de la dotación de recursos y de la capacidad de actuación
(competencias sobre determinadas políticas, por ejemplo) de qué
disponga.

En cualquier caso, el propio concepto de “desarrollo económico local”,


en tanto que desarrollo que se basa primordialmente en los recursos
endógenos, es decir, un desarrollo económico fundamentado en la
explotación eficiente y racional del capital natural, humano y
construido de un territorio, donde las inversiones externas pueden
actuar de apoyo o de catalizadoras del proceso de desarrollo, pero
nunca su motor estructural, ya contiene en él mismo un cierto
posicionamiento que alejaría la posibilidad de una “globalización
total”. Otros conceptos actualmente en boga, como el de “desarrollo
glocal”, permiten intuir que hay que alcanzar un cierto balance entre
los aspectos globales y los aspectos más locales del desarrollo
económico.

En nuestro caso, el paradigma de la globalización, que habitualmente


se asocia con términos como crecimiento económico – exponencial-,
competitividad, productividad, urbanización, etc. es el que
claramente marca las pautas de comportamiento social y político. Se
puede afirmar que, independientemente del posicionamiento en
política económica que se adopte, el marco mental3 con el que se
toman las decisiones empuja siempre a alcanzar más crecimiento,
más competitividad, mayor productividad y a entender que el
escenario principal del desarrollo es la ciudad o, mejor, la metrópoli,

3
El concepto de “marco mental” lo tomo prestado de los trabajos del neurolingüista
norteamericano George Lakoff
(http://resumante.files.wordpress.com/2008/02/lakoff.pdf) y lo adapto aquí para
remarcar que existe un modelo económico dominante, que empuja hacia una mayor
globalización y la utiliza de una forma muy determinada, que siempre condiciona en
última instancia, a veces conscientemente, a veces inconscientemente, las
decisiones que se toman en política económica, aunque en el discurso se ponga
mucho énfasis en cuestiones poco relacionadas con la realidad de la aplicación de
este modelo (ver los términos que se citan en el texto), como la sostenibilidad o la
equidad.

3
siendo el resto del territorio marginal o incluso subordinado a las
necesidades de ésta.

Ante este tipo de planteamientos, empiezan a aparecer, como se


indicaba anteriormente, un conjunto de experiencias locales que
demuestran que se puede poner en cuestión la rigidez de este marco
mental y que, por tanto, es posible actuar según otro paradigma
donde los valores del desarrollo local, muy asociados a los del
desarrollo sostenible (crecimiento sostenido, cooperación,
productividad al servicio del bienestar, equilibrio rural-urbano, etc.) e,
incluso, a los de aquellos que hablan de un desarrollo humano más
allá del económico, son los que orientan la actuación de las
administraciones locales y de la propia comunidad4. Y, curiosamente,
es fundamentalmente en las ciudades, pieza esencial de la
globalización, donde se están desarrollando estas miradas
alternativas y donde se están llevando a cabo la mayor parte de las
experiencias.

La sociedad se moviliza

No se trata aquí, por tanto, de cuestionar el proceso de globalización,


ni siquiera de debatir si la globalización en sí misma conduce a una
mayor insostenibilidad del sistema económico o si, por el contrario, es
una oportunidad para reconducirlo hacia la sostenibilidad. Lo cierto es
que desde las administraciones locales, y muy especialmente desde
los municipios, en entornos de gran atomización como el nuestro, hay
que lanzar una mirada atenta a las propuestas que formulan estos
modelos alternativos, de raíz local, y que muchas veces surgen a
partir de pequeños movimientos ciudadanos que van creciendo
lentamente, con el fin de tenerlos en cuenta en sus políticas de
desarrollo económico local. Se trata, en definitiva, de conjugar, de
acuerdo con la voluntad y las posibilidades de cada territorio, las
oportunidades que ofrece la globalización con la racionalidad de la
4
Tampoco se introduce en este artículo el debate sobre propuestas más radicales,
como las que apuestan por el decrecimiento o el movimiento anticonsumo “por una
vida más simple”, aunque sobre todo desde el ámbito local hay que conocerlos y
analizar con detenimiento sus propuestas, como ya se está haciendo desde los
medios de comunicación general.
Ver:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Regreso/austeridad/elpepusoc/20080902elp
episoc_1/Tes o http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080827/53527961595.html.

4
construcción de una comunidad local que es capaz de organizarse
para satisfacer sus necesidades, individuales y colectivas.

En la actualidad, y como manifiesta Andri W. Stahel, de la cátedra


UNESCO de la Universidad Politécnica de Cataluña, “podemos
observar la emergencia de movimientos de organización de la vida
económica, social y política de carácter local que, en muchos casos,
se van consolidando como alternativas concretas a los desequilibrios
y contradicciones suscitadas por el proceso de globalización
creciente”5. La eclosión de la web 2.0., la denominada “web
colaborativa”, ha resultado también, probablemente, un catalizador
de este fenómeno, le ha dado una mayor visibilidad y lo ha situado en
condiciones de influir en las políticas económicas, como mínimo las
que se llevan a cabo desde el mundo local.

Un ejemplo fundamental en este sentido es el de las cooperativas de


consumo ecológico: a partir de motivaciones prácticas (comer mejor;
relación calidad-precio) pero también de conciencia ecológica y social
(consumir local; menor impacto ambiental; reconocimiento de la
figura del pequeño productor agrícola), este movimiento, actualmente
en auge– gracias, también, a la oportunidad de extender y fortalecer
los contactos en red que ofrecen las tecnologías de la comunicación-,
incide en la actividad económica en tanto que facilita el
mantenimiento de un sector primario de proximidad, ayuda a que se
preserve una parte del territorio para usos agrícolas y dinamiza el
entramado de organizaciones que forman parte de la economía
social.

Otros ejemplos similares, que conjugan la satisfacción de las


necesidades de las personas a partir de los recursos –escasos-
disponibles en el territorio (hecho que, no hay que olvidar, es la
esencia de la Economía) con una visión diferente de las cosas, más
cercana al territorio y a las personas, serían los de la banca de
proximidad (http://www.comunidadescaf.org/web/caf.html) o la banca
ética (http://www.triodos.es/), que introducen criterios más allá del
rendimiento económico a la hora de financiar proyectos; las redes de
intercambio (http://www.intercanvis.org/), incluyendo el intercambio

5
Ver: http://portalsostenibilidad.upc.edu/detall_01.php?numapartat=4&id=129.

5
de tiempo (http://www.red-bdt.org/)6; el transporte compartido
(http://www.viajamosjuntos.com/) o incluso la dotación de redes de
comunicación inalámbrica (http://www.guifi.net/).

Los entes locales también se movilizan

Las administraciones locales no han incorporado, en general, estas


experiencias dentro del radio de acción de sus políticas de desarrollo
económico, imbuidas seguramente por el “marco mental” propio del
sistema actual, aunque algunas empiecen a hacerlo ahora desde
perspectivas diversas.

Uno de los casos más difundidos es la experiencia de Cittaslow


(http://www.cittaslow.net/), la red de “ciudades lentas” nacida en
Italia a iniciativa de un pequeño grupo de alcaldes y actualmente
presente en más de un centenar de ciudades de una decena de
países del mundo, que representaría un modelo de desarrollo local
que incorpora esta visión que conjuga lo global con lo local. Son
numerosos los municipios que se han interesado en España por este
modelo, que por ahora lideran en nuestro país algunos municipios de
la provincia de Gerona y del País Vasco"
(http://www.cittaslow.net/default.asp?Area_ID=16).

Por otro lado, hay que recordar que también en Italia, en la ciudad de
Roma, el anterior alcalde Walter Veltroni impulsó la creación de la
“ciudad de la otra economía”
(http://www.cittadellaltraeconomia.org/home/), una iniciativa
destinada a crear un espacio en el centro de la capital italiana para
alojar y prestar apoyo a proyectos que encajan con esta visión
alternativa del desarrollo económico local, como los relacionados con
la agricultura biológica, las finanzas éticas, el turismo responsable, el
comercio justo o las energías renovables.

Así mismo, surgen, principalmente en el mundo anglosajón, iniciativas


locales que conforman un nuevo movimiento por la localización
6
A partir de las experiencias de intercambio de tiempo y otras similares, se han
llegado a crear incluso monedas locales que co-existen con las monedas nacionales
y permiten un mayor dinamismo de la economía local. Ver:
http://www.smallisbeautiful.org/publications/essay_currency_espanol.html i
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080913/53539310856.html.

6
económica, que reclama dirigir la mirada hacia el interior de los
territorios de manera prioritaria a la hora de construir unas bases de
desarrollo más sólidas, con la idea de reducir dependencias externas
innecesarias para conseguir unos territorios económicamente
dinámicos pero también más resistentes en períodos de crisis7.

Uno de los trabajos más interesantes al respecto lo lleva a cabo la


New Economics Foundation de Londres
(http://www.neweconomics.org/gen/) en diversos municipios y
territorios del Reino Unido. Este “think-and-do tank”, inspirado en los
principios de la conocida como “economía radical”, ofrece entre otros
productos un paquete de actividades que pueden ser impulsadas por
los gobiernos locales, y que tienen objetivos como el de trabajar de
forma conjunta con la población, las empresas y las entidades del
tercer sector para hacer frente al declive económico reinventando la
economía local (proyecto Local Alchemy:
http://www.neweconomics.org/gen/tools_alchemy.aspx); identificar las
“fugas” de recursos económicos hacia el exterior con el fin de diseñar
participativamente medidas que potencien el consumo y la inversión
dentro del propio territorio (proyecto Plugging the Leaks:
http://www.neweconomics.org/gen/tools_plugging.aspx) o bien
involucrar a la comunidad en el apoyo a los emprendedores locales
(proyecto bizzfizz:
http://www.neweconomics.org/gen/tools_bizfizz.aspx).

El movimiento por la localización también goza de un amplio


predicamiento en la ciudad de San Francisco y su entorno (que
comprende, por ejemplo, el muy globalizado Silicon Valley), amparado
por un movimiento más amplio que habla de un “crecimiento
inteligente” (http://www.smartgrowth.org/Default.asp?res=1152) en

7
Se habla, en estos casos, de favorecer una mayor resiliencia de los territorios y
de las economías locales. El término “resiliencia” se define como la “resistencia que
presentan los sólidos a la rotura por choque”. En el sentido figurado con el que se
utiliza para hablar de territorios o economías (o, en otras disciplinas como la
psicología), significa la capacidad de éstas de recuperarse después de sufrir un
shock que proviene del entorno, como puede ser una catástrofe natural o una crisis
económica. Ver, por ejemplo, el tratamiento que da a este concepto W.
Chamochumbi (http://www.portaldelmedioambiente.com/2005/09/19/la-resiliencia-
en-el-desarrollo-sostenible/) o la propuesta al respecto de la denominada Resilience
Alliance (http://www.resalliance.org/1610.php).

7
contraposición al crecimiento extensivo, tanto en términos físicos
como económicos, típico de las ciudades de los Estados Unidos.

Finalmente, otros modelos apuestan por la especialización económica


alrededor de algún elemento que permita conjugar de una manera
más clara las particularidades locales con la globalización. Este sería
el caso de iniciativas como las “ciudades del libro”, con la pionera
Hay-on-Wye en Gales (http://www.hay-on-wye.co.uk/), Hobart en los
Estados Unidos (http://www.hobartbookvillage.com/) o Urueña
(Valladolid) en España
http://www.diputaciondevalladolid.es/villadellibro/proyecto.shtml?idbol
etin=1035&idseccion=4983

Conclusión: un campo de visión más amplio del desarrollo


económico local

Las experiencias que acabamos de citar, pero también un gran


número de experiencias de mayor o menor alcance que día a día,
cada vez más, surgen en el territorio y empiezan a captar la atención
de nuestros gobernantes locales, muestran que es posible tener en
cuenta esta nueva forma de pensar y de hacer la economía local, que
en muchas ocasiones se genera en los “márgenes” del sistema, y
hacerla convivir con las opciones más ortodoxas mientras actúan
provocando – eso sí, lentamente - cambios en la forma de ver las
cosas de la propia administración y de la ciudadanía en general.

En otras palabras, se demuestra que el marco mental que lleva a


optar por unas soluciones económicas u otras resulta fundamental
para entender cuál es, será o ha sido la política de desarrollo
económico local realizada y, en consecuencia, saber cómo serán
posteriormente utilizados los instrumentos al alcance de los entes
locales (no sólo de tipo económico, sino algunos tan importantes
como el planeamiento urbanístico, por ejemplo), que pueden ser
igualmente válidos en ambos paradigmas, pero que muchas veces se
enfocan en un único sentido.

En definitiva, más allá de las iniciativas aisladas existentes y del


seguimiento que se lleva a cabo de su evolución para evaluar la

8
posibilidad de articular políticas locales específicas, es posible que la
situación actual de crisis económica conduzca a los entes locales de
nuestro país a hacer una mirada más atenta a estos nuevos modelos
de desarrollo económico local, a su manifestación concreta en cada
territorio, y a tratar de ofrecer espacio y apoyo a estas iniciativas
surgidas del impulso de las redes sociales y de la comunidad en
general.

Así, globalización y localización se reforzarían mutuamente en una


estrategia integrada y compartida de desarrollo que incluiría todos los
recursos del territorio y todos los instrumentos que se encuentren al
alcance de los entes locales, con la finalidad de procurar la mejor
calidad de vida posible para nuestra ciudadanía.

Oriol Estela Barnet


Octubre de 2008

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