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€. LASKER EL SENTIDO COMUN EN AJEDREZ Este libro contiene el resumen de doce conferencias que Lasker pro- nuneié en Lodres ante un audito- rio de jugadores de ajedrez En la primera conferencia se ex plica cémo desarrollar las plezas en la apertura. Seguidamente, en las conferencias 2, 34, 44, 5° y 64, Lasker comenta varios’ siste- mas de aperturas (Ruy Lopez, Gam- bito Evans, Gambito de Rey y De- fensa Francesa) indicando con ané- lisis I6gicos las ventajas y des- ventajas de cada jugada. Después, en la 7! y 8° conferencia, se nos describe detalladamente el juego de ataque, ilustrandolo con las bri- llantes partidas de Morphy, Anders. sen, Steinitz, Tarrasch y las del propio Lasker en sv match contra Blackburne. A continuacién, esti oleae pios fundamentales de Ia defensa. Y para terminar. las tres dltimas conferencias (10, 11" y 124) es- tén dedicadas a a estrategia de los finales de partida. A pesar de que estas conferencias fueron deslanadas como rudimen- tarlas y se hizo caso omiso de sus reglas. sin embargo el método de aproximacién al sentido comin que utiliza Lasker da a este libro un interés extraordinariamente amplio y cualquier aficionado que compren- da los fundamentos del juego lo leeré con placer y con provecho, ya sean sus conocimientos elemen- tales 0 avanzados. bla de ©. Mart EMANUEL LASKER EL SENTIDO COMUN EN AJEDREZ Stunted deven evar inlomado Ge nus Y dimen o ssmpiementa au tote de {ea indiesnconce lou tomes gue anon 20 Edcionee Marines Roc. 5:8 Dep. ntomecion Bbhogitice Gran Via 774 08019 Bersions EMANUEL LASKER EL SENTIDO COMUN EN AJEDREZ ? EDICIONES MARTINEZ ROCA, S. A. BARCELONA ‘Traduccién directa del inglés or Jouce Ouveuia © 1071 rox EDICIONES MARTINEZ ROCA, S.A. Gran ‘Via, 7H, 72, 0803 Barcelona RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS Este libro no puede ser reproducido en todo ri en parte, sin permiso ePRESO EN ESPARA- PRINTED IN SPAIN ISBN: 9427000723 Depésito Legal: B. 7255 - 1988 Diagrific, S. A. - Constitueié, 19 - 08014 Barcelona PROLOGO DEL EDITOR Desde el dia en que gané el Campeonato del Mundo frente a Steinitz en 1894 hasta su derrota ante Capablanca en 1921, Emanuel Lasker reind en el mundo del ajedrez como un genio indiscutible. El privilegiado talento ajedrectstico de este gran juga- dor nos fue legado en un libro claro y Breve en el que se exponen los principios fundamentales en los que estaba asada su maestria. Este libro, que es el que hoy presen tamos, contiene en forma de lecciones un resumen pre- arado por el propio Lasker de las doce conferericias que Pronuncié ante un auditorio de jugadores de ajedrex lon- dinenses durante la primavera de 1895. A pesar de la gran calidad de esta obra, jamds se intenté una traduccién seria ‘en lengua castellana. Existia, eso si, una edicién mexicana Publicada el afio 1930, pero sus numerosas erratas y de- fectos de traduccién la hactan inservible para los buenos ‘aficionados. La presente versién castellana es la traduccién fiel integra de la edicin corregida publicada en inglés en el iio 1917. Se han publicado en varios idiomas extranjeros diferentes ediciones con notas y comentarios, pero nos ha arecido més correcto ofrecer esta edicin sin ninguna alteracién a la original del autor, tal como &l la present, sin anexos ni posteriores revisiones que pudieran destruir 1a claridad de su exposicién y el encanto tinico de su estilo. En vida, Lasker fue considerado como tno de los mejores ‘escritores de toda la historia del ajedrez. En 1971, treinta 5 aiios después de su muerte, su enorme talla de autor per- manece todavia inalterable. Recientemente, el destacado ‘maestro soviético Victor Korchnoi declaraba que su estilo de juego estaba basado en el de Lasker, y que «El sentido ‘comin en ajedrez» habia sido el libro que mds le habia ayudado en sus primeros pasos como ajedrecista, El esfuerzo que ha significado esta edicién seré com- pensado —no lo dudamos— por el beneficio que habré de roporcionar a todos los entusiastas del ajedrec. Martinez Roca PREFACIO El presente libro es un resumen de doce conferencias ‘que di en Londres, en 1895, ante un auditorio de jugadores de ajedrez. Es un intento de examinar las distintas partes ‘que componen una partida de ajedrez partiendo de unos rincipios generales. Principios deducidos de considerar ‘el ajedrez como una lucha entre dos cerebros y concebidos a partir de hechos sencillos. Su aplicacién préctica queda ilustrada mediante posiciones adaptadas a mis propésitos pero que, por otra parte, pueden presentarse pertectamen- te sobre el tablero. Mi intencién ha sido reducir el nmero de las diversas ‘reglas tanto como sea compatible con la claridad. Quizés alguien piense que todas guardan una semejanza entre s{ Y que, por tanto, atin podria haberse reducido més su ‘nimero. En realidad, podrian reducirse todas las reglas 2 un solo principio fundamental, que es el origen de la teoria del ajedrez y de cualquier otra clase de combate. Este principio queda suficientemente explicado en esta ‘obra; pero es de una concepcién tan general y es tan enorme la dificultad de expresar todo el alcance de su significado, que no me he atrevido a formularlo de una forma concreta. En un préximo tratado, al que éste alla- naré el camino, espero poder demostrar la importancia de este principio y su eficacia para poner en claro las re- laciones existentes entre muy distintos aspectos del aje- drez, También he dejado para este futuro tratado la dis- cusién de algunos puntos que precisan de tna exposicién 7 muy detallada, tales como los referentes a la capacidad de maniobra del rey y a los intercambios de material. En este libro planteo relativamente pocas partidas y posiciones, pero han sido seleccionadas con gran cuidado, ‘Aconsejo, pues, a los que lo lean que no se limiten a tan s6lo leerlo sino que también lo estudien, aunque para ello deban emplear algiin esfuerzo. Creo que las reglas que presento son bastante razonables, pero no quiero prevenir fen su favor al estudiante, quien verd con mayor claridad su importancia si adopta una actitud de escepticismo y de exigencia de exactitud al enfrentarse con las demostracio- nes de las mismas. Por lo que respecta a las notas analiticas de las par- tidas y de las aperturas, he intentado ser breve y preciso a la vez. Los detalles analiticos no son, pues, demasiado abundantes pero sf, creo yo, suficientes. He dejado de lado et método de enumerar todas las posibles o probables variantes de una jugada, y en su lugar he procurado dar tun anélisis basado simulténeamente en la valorizacién de as variantes principales y los principios generales. El lenguaje y el estilo de la obra son los propios de ‘unas conferencias. No he sido capaz de lograr que alean- ‘aran la perfeccién que yo hubiera deseado, por lo que ruego Ja indulgencia del lector. Aprovecho esta oportunidad para hacer constar mi ‘cordial agradecimiento al profesor Villin Marmery por la amable ayuda que me prest6 en la tarea de corregir las pruebas. EMANUEL LASKER Sefiores: Es costumbre empezar con definiciones, pero ‘estoy seguro de que todos ustedes estin lo suficientemente familiarizados con la historia, las reglas y las caracteris- ticas esenciales del ajedrez y me permitirén, pues, que entre de leno en el tema que nos ocupa. El ajedrez ha sido considerado, erréneamente en mi ‘opinién, como un juego, es decir, como algo que no puede servir para ningun propésito serio, creado tan sélo para distraerse durante los ratos de ocio. Si se tratara inica- ‘mente de un juego el ajedrez no hubiera podido sobre- vivir a las duras pruebas a que se ha visto sometido en ‘su dilatada existencia. Tampoco es, como ha sido procla- ‘mado por algunos de sus més ardientes entusiastas, tuna ciencia o un arte. Su verdadera naturaleza parece radicar en aquello que més gusta a la naturaleza humana: en el ‘combate. No se trata, por supuesto, de la clase de combate que hace crispar los nervios mis templados o en el que corra la sangre y en el que los ataques dejen sus huellas en el cuerpo dei adversario. Por el contrario, se trata de ‘una lucha en la que imperan al untsono elementos artis- ticos, cientificos y puramente intelectuales, de una forma absoluta. Desde este punto de vista, una partida de aje- drez es un conjunto arménico, cuyos fundamentos voy a intentar describirles en esta serie de conferencias. El ajedrez requiere un tablero con sesenta y cuatro es- ‘caques ¥ dos conjuntos de piezas integrados por dieciséis elementos cada uno. As{ pues, contamos con una gran ventaja sobre el general que manda un ejército en un ° campo de batalla; sabemos dénde vamos a encontrar al enemigo y las fuerzas de que dispone. Tenemos la satis- factoria certeza de que, en lo que respecta al material bbélico, estamos en igualdad de condiciones con nuestros, ‘enemigos. Sin embargo, nuestro primer paso debe ser ‘exactamente el mismo que el que daria el comandante de tun ejército. Lo primero que tenemos que hacer es movi- lizar nuestras tropas, disponerlas para la accin, intentar colocarias en los puntos y Iineas todavia desocupados. ‘Como veremos més adelante, estas maniobras no deben tomamos més de seis jugadas. Si las descuidamos, nues- tro oponente se aprovechard de la oportunidad que le ‘otorgamos y ocupard répidamente algin punto vital, con 1o que la batalla terminaré antes de que podamos reha- cernos. Para ilustrar estas afirmaciones, vamos a examinar al- gunas jugadas bien conocidas, en las que los errores y sus ‘consecuencias resultan evidentes. BLANCAS Neoras 1 PAR PAR 2 GAR PD 3. AGA PITR Las negras, con excepcién de su iiltimo movimiento, than jugado bien. Han abierto lineas para sus dos alfiles y para su dama, y ahora deberfan haber movido su CD a 3A. En su lugar, temiendo sin duda un ataque prematuro, ‘han realizado una jugada innecesaria y que no refuerza la posicién de ninguna de sus piezas. . CD3A, ASC Un error. Los caballos deben jugarse siempre antes que los alfiles. 5. CxP AXD 6 AXP+ ROR 7. CD mate 0 ‘Veamos otro aspecto del mismo problema: BLaNcas Necras 1. PAR PAR 2. GAR C3AR 3. CxP GAD Esté claro que las negras creen ciegamente en el prin- ‘ipio del desarrollo répido ¢ incluso se permiten despre- ciar el peén de rey de las blancas para ganar tiempo. 4 xc PDxC 5. PID A4AD 6 ASC Un error; deberian de haber jugado A2R para pre- venirse de la amenaza CSC. Tal como han jugado estén abocadas a la catistrofe. 6. cxP 7. AXD AXP+ & RR ASC mate Otra variante seria: BLANCAS Necras 1 PAR PAR 2. PAAR PxXP Las blancas sacrifican un peén para lograr el mejor desarrollo de sus piezas. Por el momento no discutiremos si han obrado bien 0 no, 3. AGA Dst+ 4. RIA ™D Excelente jugada. También las negras sactifican un peén invirtiéndolo, por decitlo ast, en facilitar la salida de sus plezas 5 Axe PACR 6 GAR DT 7. PATR Una buena jugada que permite entrar en juego a la torre. De todas formas, el ataque sobre el peén negro es s6lo aparente por el momento, ya que tanto el C como el PTR estén clavados. then PTR Deberfa haber desarrollado alguna pieza, por ejemplo, ‘mediante A2C. Esta omisién va a costarle la partida. & AXPY DXA No puede jugarse RX A porque 9. C5R-+ 9. COR Dec 10. DST+ ROR 1. C6c+ RID 12. CxT Dxc 13. PXP YY hemos ganado dos peones y colocado magnifica- ‘mente una torre a cambio de dos piezas, mientras que las negras estén todavia en su posicién de partida y su rey ‘ocupa una situacién peligrosa. Si los dos jugadores son de categorfa semejante, la partida estd ya decidida a favor de las blancas. Examinemos ahora las posiciones que se presentan fre- cuentemente en partidas de carécter cerrado. BLANCAS Nears 1. PAR PBR 2. PAD PAD 3. CAD GAR 4. ASCR AIR Deberfa haber cambiado primero los peones, ¥ mover Juego su alfil a 2R, con lo que habria obtenido tna posi- cién précticamente inatacable. 5. AXC AXA 6 GAR oo No tenfa ninguna necesidad de enrocar tan pronto. Su objetivo fundamental deberfa haber sido el de hacer en- trar en juego su flanco de dama. Por ejemplo: 6. PXP; 7. CxP, C2D; & A3D, P3CD; 9. 0.0, A2C, hu- 2 biera sido, si no el mejor al menos un buen plan para abrir sus piezas las negras. 7. 3D P3CD 8 PSR AIR 9. PATR Acertadamente, las blancas toman como objetivo el flanco de rey de las negras. En este momento, las piezas el flanco de dama de las negras efercen tan poca influen- cia en el campo de batalla que la partida se presenta ya gravemente comprometida para ellas. %. aac La mica jugada relativamente eficaz hubiera sido 10. AxP+ RXA 1 csc+ RC Si RAG, las blancas juegan 12. DST, AXC; 13. PXA, P3A; 14, POC y el mate es inevitable. 12. OR AxC 1B. PXA PAAR Si DxP entonces: 14. C4A+, R4A; 15. D3D+, RSC; 16. D3T+, RXC; 17. D3A y mate. 14. PCxXP ap. RIA 15. C#A, TIT Para protegerse de que las blancas jueguen T7TR. Pero ‘su movimiento es ineficaz ya que su enemigo no le daré ccuartel. 16. pact TxT+ 17. R2D PxXP Es lo tinico que podia hacer porque si 17 18. DXPR+, RIA; 19. C6C y mate, 18. DéC+ RR 19. DIC+ RIR 20, D8C-+ ROR 21. DXP+ RIA ‘Las blancas evan al rey negro al punto més peligroso para darle allf el golpe de gracia: 22. TXT RoC 2B. T+ RXT 24. DIAt RIT 25. C6C jaque mate. Si examinamos de nuevo las variantes que hemos ido viendo, nos Hamard la atencién el hecho de que el bando ‘que ha perdido tenfa siempre la mayor parte de sus efec- ‘vos en posiciones tales que no podian influir desde ellas “ sobre las situaciones clave de la partida. Hubiera dado lo ‘mismo que tuvieran sus piezas fuera del tablero. Teniendo en cuenta mi experiencia y de acuerdo con diversos hechos ya establecidos, podemos formular a con- tinuacién las siguientes reglas relativas al desarrollo de las piezas: 1. En las aperturas no hay que mover ningin peén ue no sea el de rey 0 el de dama. IL. En las aperturas no debe moverse dos veces la misma pieza, sino que hay que colocarla en el escaque preciso mediante una sola jugada. (Segin mi experiencia, la posicién més segura para los caballos es la 3A y para los alfiles cualquier es- caque de los que componen su diagonal de par- tida y si no se les quiere exponer al cambio, la casilla 4D.) TIL. Saque sus caballos antes de desarrollar sus alfiles, especialmente antes de mover el AD. IV. No tome el CR de su contrincante (mediante ASCR) antes de que aquél haya enrocado. Respecto a la regla I, existe tinicamente una excepcién en Ja que queda totalmente justificado el violarla; algunas. veces, especialmente en las aperturas de flanco de dama, es recomendable avanzar dos casillas el PAD antes de que Te quede bloqueado el paso por el CD. En resumen, pues, y de acuerdo con la exposicién que hhemos hecho, puede verse como la apertura consta, en conjunto, de seis jugadas necesarias para desarrollar dos peones, los dos caballos y los dos alfles. En alguna oca~ ‘si6n nos veremos obligados a emplear una jugada para ‘cambiar un pe6n 0 una pieza o quizés tendremos que realizar uno o dos movimientos defensivos. Pero para realizar el desarrollo propiamente dicho necesitaremos seis, jugadas destinadas exclusivamente a ello. 3 Sefores: En la conferencia anterior expusimos la teorfa correspondiente a la primera parte de una partida de ajedrez y, en lo posible, intentamos demostrar ¢ ilustrar Jo que dijimos. Nos resta, ahora, someter nuestras con- cclusiones @ una prueba préctica. Para ello vamos a comen- tar la conocida apertura de Ruy-Lépez, que debe su nom- bbre al obispo espafiol que la invent6. Consiste en las tres jugadas siguientes: 1 PAR PAR 2. GAR 3AD 3. ASCD. : Es evidente que 1a amenaza que parece implicar este movimiento de las blancas, es decir, AXC seguido de CxP, es tan sélo aparente, ya que las negras recuperarfan fécilmente su pedn. En consecuencia, podemos realizar ‘cualquier movimiento que queramos, siempre que con él logremos un buen desarrollo para nuestras piezas. De acuerdo con los principios que expusimos en nuestra con- ferencia anterior, tanto 3. ..., P3D, como 3. ..., C3AR, ‘son apropiados. En la practica ambas jugadas se realizan ‘con parecida frecuencia y, en general, con buenos resul- tados. Personalmente, yo prefiero desarrollar inmediata- ‘mente el caballo, ya que Ja jugada P3D impide al AR la posibilidad de ocupar la posicidn 4AD. 16 3. CAR Las blancas podrfan jugar ahora 4. C3AD, o bien P3D, lo que les proporcionaria, en conjunto, una situacién s6li- da. Pero entonces las negras quedan libres para poder jugar, por ejemplo, P3D y adoptar, a continuacién, la téc- tica que recomendamos en nuestra primera conferencia. as blancas, por tanto, deben procurar adoptar otras de las posibles continuaciones de que disponen y que le pro- porcionardn buenas posibilidades de ataque, que las negras solamente podrén contrarrestar empledndose con gran prudencia. 4.00 Gr Qué piieden hacer las negras ahora? De acuerdo con nuestras reglas, pueden jugar A2R o bien A4A y, en la préctica, ambos movimientos pueden realizarse sin peligro. Pero existe otra posibilidad. El CR negro amenaza ahora al PR blanco que ha quedado sin protecci6n. zPueden las negras aceptar el ofrecimiento? Vamos a considerar este problema con alguna detencién, ya que se presenta fre- ‘cuentemente, sobre todo en los gambitos. ‘Mi respuesta es Ia siguiente: si estamos seguros de que no transgredimos ninguna de las cuatro reglas que establecimos, podemos aceptar el sacrificio de un peén importante como el de rey, el de dama o los de alfl; si no Jo hacemos, nos encontraremos, por lo general, que el peén que hemos desdeiiado nos causard bastantes preocu- paciones después, Sin embargo, no hay que aceptar el sacrificio con la tnica idea de mantener una ventaja en material, a expensas del desarrollo. Esta actitud, ala larga, no compensa nunca. Si vemos que el adversario ha hecho algunos movimientos destinados a capturar un peén, lo mejor es deférselo; de esta forma, aunque el adversario haya conseguido una ventaja en el niimero de piezas, nosotros habremos dispuesto de unas cuantas jugadas para corganizarnos. que, casi siempre, nos compensarin sobra- damente y nos permitirin salir vencedores de la contienda. 7 Quizés mis palabras sobre este asunto parezcan un poco dogméticas, pero es debido a que, en este momento, no puedo demostrarlas. No obstante, no se trata de que crean ciegamente en lo que expongo. Les aseguro que en el curso de esta conferencia, y en todas las que seguirén, se darn cuenta de la verdad de lo que les digo. Por el ‘momento, pues, afiadiremos esta regla que les acabo de exponer a las cuatro que dimos ya anteriormente. co xP Esta jugada puede resultar peligrosa para las negras. De momento voy a mostrarles todo el partido que puede sacarse de ella. Pero como no seria justo ensefarles ‘inicamente el lado bueno de las cosas, después tratare- mos més profundamente todas las posibilidades de esta posicién y examinaremos algunas variantes en las que las negras pagan su osadia. 5. TIR No es ésta la mejor jugada, pero s{ la que se nos ocurre més fécilmente en la situacién propuesta. 5, oD Para ganar tiempo mediante la amenaza sobre el alfil blanco, 6 CAD cxA 7. CXP 7 Es una astuta jugada. Si ahora las negras toman cual- quiera de los dos caballos salen perdiendo. Veémoslo: A Tow cRxc & CxC+ AIR 9. CXA! cxD 10. C6C-+ DIR 11. CXD y ganan una pieza. 8 aa. cD xc & TxC+ AIR 9. CSD 0 10. CXA+ RIT Observemos con atencién el ataque de las blancas que ‘sigue a esta jugada, puesto que ocurre con frecuencia en a préctica: AL. DsT P3CR Las blaneas amenazan mate en dos jugadas mediante DxP, etc. 12. Der PD Igualmente las blancas dan mate en dos jugadas: 13. TST PxT 14. D6A mate. Volvamos ahora a la jugada 7 de las negras y veamos Jo que sucede si no toman el caballo blanco. Bow AIR Modiante esta jugada interceptamos una columna pe- ligrosa para nuestro rey y, ademés, desarrollamos una jeza, con lo que obtenemos una doble ventaja. 8. GSD Ce) 9. CxC PDxC 10. CxA+ RIT 1. CxA Dxc 12. P3D DSA 1B. ASR P3TR Y, evidentemente, el juego de las negras es bastante mejor. Es digno de notarse c6mo el ataque de las blancas ‘se ha agotado por s{ mismo. Pero'recordemos que habia- ‘mos dicho que en la jugada 5.* no habfan realizado el mejor de los movimientos posibles. Volvamos, pues, a quel punto de la partida: 5 PD Con esta jugada desarrollamos nuestro juego, atacamios ¥, al mismo tiempo, evitamos que nos tomen el peu ya ‘que si: 5, ..., PXP; 6. TIR, P4AR; 7. CxP, amenazando con P3AR que nos Hlevarfa a la victoria. AR Si en vez de esta jugada las negras realizan C3D, obli- gan a un cambio prematuro de las damas y la posicién resultante es ligeramente favorable a las blancas: 5. ..., GBD; 6. AXC, PDX A; 7. PXP, CAA; 8. DXD+,RXD; 9. TID+, RIR; 10. CRAD, AIR: 11. PITR, AIR; 12. -ASCR, con la posibilidad de atacar a Jos peones del flanco del rey. 6. DIR Es més agresivo que PXP que le deja a las negras el tiempo necesario para hacer lo que precise, por ejemplo enrocar 0 avanzar P4D. Veamos lo que podria ocurrir si aplicéramos esta variante: 6. PXP, P4D; 7. PXP ap., CxP; 8 AXC+, PXA; 9. CSR, AZCy las negras tienen una excelente posicién, a pesar de su peén doblado. ‘6 op 7. AXG PCXA Y¥ no PDXA, que dejarfa la columna de la dama a las torres de las blancas: 7. ..., PDX As & PXP, C4A; 9. TID, A2D. En este momento la posicién de la dama y del alfil de dama negros es tan delicada que las blancas tienen la oportunidad de evar la partida a su final mediante un ataque suficientemente enérgico: 10. P6R, PXP; 11. C3R, » que amenaza al alfil y que puede conducir a la victoria mediante DST-+. 8 PXP cc Este es un momento eritico de la partida. Las piezas negras se ban retirado a posiciones seguras desde donde Pueden, con un simple movimiento, ocupar puntos im- Portantes. Las blancas son las duefias del campo, pero no ‘pueden hacer nada por el momento, ya que no se les ofre- ce ningin objetivo abordable. Se ina intentado muchas veces demostrar que en esta posicién las blancas tienen ‘superioridad. Yo, por el contrario, no creo que las blancas Posean ninguna ventaja sino que més bien me inclinarfa a ‘@ atribuir una mayor fuerza al otro bando, que ha sabido mantener sus efectivos un poco retrasados. ‘Antes de proseguir, veremos algunas variantes que se plantean como posibles: 9. C4D, 0-0; 10. TID, DIR; 11. TIR (para evitar P3A 0 P4D), C4A (no es recomendable, a pesar de su frecuente realizacién); 12. C3AD, A3T: 13. DAC, CBR; 14. CSA, RIT; 15, CAR y las negras que- dan inertes frente a la amenaza TSR y 37, etc. Otra sub- variante seria: 9. CAD, 0-0; 10. TID, DIR; 11. TIR, C4A; 12 GAD, CIR; 13. C5A, PAD; 14. PXP ap., PxP; 15, DAC, P3C; 16. AGT, C2C; 17. CXA+, DXC; 18. D4D y, como minimo, ganan Ia calidad. Estas variantes nos demuestran que el objetivo de las, negras debe consistir en colocar su alfil de rey ev una ‘columna desde Ia que pueda realizar una tarea efectiva y, or otro Iado, adelantar su peén de dama. De Ia posicién analizada se derivan, también, las si- Suientes variantes: 9. CAD oo 10. TID DIR 1. TR AMAL 2, GC Asc B.A PaD si las negras no tienen la mejor posicién posible, por Jo menos han eludido ya el peligro. Otra posibilidad serfa: 9. CA oo 10. CD AGA LL. ABR DIR 12. PAAR PD Las piezas negras estén todas en juego y las blancas ‘se han comprometido a s{ mismas al avanzar su PAR. Podemos ya establecer nuestro juicio definitive acerca el problema que nos hemos planteado: Ia defensa ini- ciada mediante el movimiento 3. .... C3AR proporciona, ‘en todos los aspectos. un juego satisfactorio a las negras. 2 Sefiores: En nuestra conferencia anterior, establecimos tuna Ifnea de juego que permite una buena defensa contra la apertura Ruy-Lépez, en su forma usual. Sin embargo, debemos considerar otras posibilidades que se nos pre- sentan en esta apertura. La fuerza de la verdad no provie- ne tanto de sf misma como del contraste que ofrece frente a Jo que s6lo aparentemente es verdadero, Esto es espe- cialmente cierto en ajedrez, en donde ocurre a menudo que las jugadas més profundas no son precisamente las ue més estimulan nuestra imaginacién. Frecuentemente se juega una defensa que se inicia en al tercer movimiento, mediante el avance del PTD, inten- tando amenazar nuestro alfil. No necesito insistir en que ‘este movimiento contraviene nuestros principios, expues- ‘tos en la primera conferencia, mientras que el movimiento. GAR estd en completo acuerdo con ellos. No creo que icho movimiento conduzca a una partida igualada y voy a intentar mantener mi opinién mediante el andlisis de las siguientes variantes: L PAR PAR 2. GAR AD 3. ASC PTD Las blancas pueden optar entre cambiar su alfil por el caballo 0 retirarlo, Como regla general, no es aconsejable ‘cambiar, en la primera parte de la partida, el largo alcance del alfil por un caballo cuya actividad no puede extenderse més allé de un cfrculo reducido. Jugaremos por tanto: B 4. A4TD C3AR No es recomendable jugar 4. .., P3D por la posibilidad de 5. PAD, A2D; 6, P3A, P4A; 7. PRXP, PSR; 8. C5C, Yy una s6lida posicin para las blancas. 5.00 co Las jugadas 5. C3A 0 bien P3D, proporcionan una buena partida a las blancas pero sus posibilidades de &zito son todavia mayores si adopta una forma més in- cisiva de ataque. .. exe Las negras no pueden negarse aceptar el sacrificio (momenténeo) del peda, ya que si lo hicieran Jas blancas ‘obtendrian una buena posicién mediante PAD, seguido de PSR o bien mediante 5. ..., P3D; 6. P4D, PACD; 7. PXP ‘con buen juego. 6 PD Pac 7. ASC PaD Serla demasiado anviesgade para las negras tomar el PD, ya que las blancas podrfan continuar con TIR ame- rnazando al CR negro y, de hecho, toméndolo al fin. & PXP ABR, 9. P3AD El tiltimo movimiento de las blancas es una excepcién ala regla que hemos defendido hasta abora de desarrollar ‘el juego lo mds répidamente posible. La partida tiene ahora ‘unas caracterfsticas especiales, que otorgan un valor adi- ional a unas piezas més que otras. Nuestro AR esté destinado a ser el alma de nuestro ataque contra el rey ‘negro en el momento (casi inmediato) en que se produzca ‘el enroque corto, En consecuencia, debemos proteger ‘nuestro alfl de los ataques de los caballos negros a los ‘que, ademés, Hevamos a posiciones descubiertas. % ARGA “

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