Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Tolomeo no eran exactos y concordaban en su mayoría lante una investigación científica se ve confirmada tam-
con los de la época de Hiparco, quien vivió, como se seña- ¡ hién por el físico Robert Newton quien, en el libro The
,rime o/Claudius Ptolemy (1977) tras analizar cuidadosa-
habla mcorporado una correCClOnque tema que ver con '¡ mente los resultados numéricos de las presuntas observa-
la anticipación anual de los equinoccios. Estos autores • ciones astronómicas de Tolomeo, se dio cuenta de que en
ló a~t~riormente, doscientos añ.~s antes, y ~ los que se les l'·'!...
si esto fuera poco, con una arrogancia comparable a la de! 111 ¡ento o en reposo desde dentro del mismo sistema. Para
aquellos que pretendían procesado, Galileo sostenía que ((llwencerse, sostenía Galileo, puede llevarse a cabo un
no era realmente importante llevados a cabo. Uno de los ,lll1pleexperimento: subir al palo mayor de un barco y de-
experimentos que explícitamente el mismo Galileo admi- 111'caer una bala de cañón. Se observará que ésta cae si-
tió no haber hecho es el del barco, que es la base del de- "1 liendo la perpendicular y exactamente a los pies del palo
nominado principio de relatividad galileana. Según él los 111:,yor como si el barco estuviera en reposo. El comporta-
fenómenos físicos ocurren del mismo modo tanto si se de- l'llcnto de la bala de cañón que se deja caer desde la cima
sarrollan en tierra firme como si lo hacen en un barco en I k.l palo mayor de un barco, entonces, no puede ayudar-
movimiento, con la condición de que éste se mueva si- ,1( a comprender si éste está en movimiento o en reposo
JS
guiendo una trayectoria rectilinea y uniforme. Galileo dec del mismo modo, las piedras que caen desde lo alto de
bió aportar este argumento para combatir las críticas de 111);1 torre no pueden decirnos si la Tierra está girando o
Tierra se movía alrededor de su propio eje entonces, por 11/ de los sistemas máximos Salviati, que representa a Gali-
ejemplo, deberíamos sentir constantemente un viento im- k'o, le pregunta a su interlocutor Simplicio: «Mora, de-
petuoso que proviene de oriente, la fuerza centrífuga que tidme: ¿si la piedra que se deja caer desde la cima del palo
produce la rotación terrestre debería erradicar casas y pa- lIlayor cuando el barco se mueve a gran velocidad cayera
los mayores, las balas de los cañones que se disparan en precisamente en el mismo sitio del barco en el que cae
dirección de occidente deberían tener una trayectoria ma- t'uando éste está en reposo, de qué manera os ayudarían
yor respecto de aquellas que lo hacen en dirección de l'stas caídas para confirmar si la nave está en reposo o se
oriente y,finalmente, una piedra que se deja caer desde lo mueve?», yel otro responde: «No me ayudarían en abso-
alto de una torre no tocaría el suelo al pie de la perpen- luto: de la misma forma en que, por ejemplo, a partir del
dicular sino en un punto ligeramente desplazado hacia oc- latido del pulso no se puede saber si una persona duerme
cidente. Sin embargo -concluían los escépticos- todos (1 está despierta, porque el pulso late de igual manera para
saben que las piedras caen exactamente a los pies de la to- los durmientes que para los que están en vela». A esta al-
rre y no más adelante. Por lo tanto, la Tierra permanece tura era importante establecer obviamente qué sucede
inmóvil. t:xactamente en el barco. Simplicio sostiene que la piedra
Galileo replicaba que el hecho de que la piedra caiga caería a una distancia de la base del palo mayor igual al
siempre a los pies de la torre a lo largo de una trayectoria desplazamiento que efectúa la nave durante el recorrido
23
22 Federico di Trocchio 1 .. 1, 1l1entirasde la ciencia
de la caída. Sin embargo, Salviati-Galileo le hace callar di- 1!',lwlpeso, moviéndose por un mismo medio, no conserva
ciendo que cualquiera que haya hecho realmente el expe- I:i proporción de su gravedad, aquella que Aristóteles les
rimento «se dará cuenta de todo lo contrario: notará que ILlhía asignado, sino que todos se mueven a velocidades
la piedra cae siempre en el mismo lugar del barco, tanto 1!',llales».Los dos ladrillos unidos, pues, llegan a tierra
en caso de que éste estuviera en reposo como en caso de I'\actamente en el mismo momento que un solo ladrillo.
que se moviera a una velocidad cualquiera». En 1935 L. Cooper escribió un libro titulado Aristotle,
Ahora bien, Galileo no había realizado nunca este expe- ( ,,,Zileo, and the tower o/ Pisa en el que sostenía que no
rimento, pero refuta con arrogancia a su interlocutor que ("'.ísteprueba alguna o documento que ofrezca testimonio
no se mostraba muy convencido: «Yo, sin hacer el experi- ,Il' la realización de este experimento y los estudiosos de la
mento, estoy seguro de que el efecto tendrá lugar como os Illstoria de la ciencia se inclinan a pensar que en realidad
digo porque es necesario que así ocurra». Esto es: «Es inú- ",' trata solamente de una invención. A pesar de esto, ha
til hacer el experimento, si os lo digo yo debéis creerme». 'Iltrado a formar parte, junto con el «y sin embargo se
Es evidente que este proceder no se corresponde en abso- lleve», de la mitología galileica. En un afortunado libro
II1
luto con la idea del método experimental que nos han en- Ik. 1893 titulado The pioneers o/ science, un famoso físico
señado en el colegio y mucho menos con el ideal de disci- Illg1és,Sir Oliver Lodge, escribió por ejemplo: «Galileo
plina ética y metodológica del científico. Siete años des- 110 se resignó a verse ridiculizado y humillado. Sabía que
pués de la publicación del Diálogo Galileo recibió una ,'staba en 10 cierto y quería que todos vieran los hechos
carta de G.B. Baliani, quien le informaba que había invita- II lmo él mismo lo hacía. Por este motivo, una mañana,
do a un marinero a lanzar varias veces una bala de arcabuz IIl:nte a todos los miembros de la universidad, subió a la
desde el palo mayor de un barco en movimiento verifican- I amasa torre llevando consigo una esfera metálica de cien
do que todas las veces caía al pie del palo mayor. libras y otra de una libra. Las colocó en equilibrio sobre el
Sin embargo, el ejemplo del barco no es el más impor- IJorde de la torre y las dejó caer al mismo tiempo. Cayeron
tante entre los que Galileo nunca llevó a cabo. El más fa- simultáneamente Y tocaron tierra al mismo tiempo. El rui-
moso es el del lanzamiento de las esferas desde lo alto de la Ilo simultáneo de los pesos sonó como una campana de
torre de Pisa, y el más importante el del plano inclinado. El muerte para el viejo sistema y anunció el nacimiento del
primero, el de la torre, debía refutar la teoría de Aristóteles llueva.» Este ruido decisivo no se verificó nunca realmen-
según la cual los objetos caen con una velocidad que es te porque, más allá del hecho de que tal vez en otras cir-
proporcional a su peso: Aristóteles pensaba que dos ladri- cunstancias Galileo haya realizado experiencias similares,
llos unidos caen siempre a una velocidad que es el doble de si se efectúa realmente el experimento puede verse que
la de un solo ladrillo. Según el relato de su discípulo Vicen- cuerpos de diferente peso no alcanzan la misma veloci-
te Viviani, Galileo, queriendo demostrar que ésto no era dad, sino que los más pesados llegan a tierra un momento
así, subió a la torre de Pisa «con la participación de otros antes que los más livianos.
profesores y filósofos, así como también de todo el alm- No obstante, aún en los años sesenta George Gamow,
nado» y «con reiterados experimentos» demostró que «la uno de los padres de la física contemporánea, continuaba
velocidad de los objetos de igual materia, aunque no de sosteniendo que «para probar la veracidad de sus conclu-
24 1'1" mentiras de la ciencia 25
Federico di Trocchio
siones, Galileo dejó caer desde 10 alto de la torre de Pisa I,ronce «bien redonda y pulida» a través de un canal incli-
dos esferas, una de madera y la otra de hierro, y los incré- 11;¡do«rectísimo ... bien pulido y liso» forrado con un «pa-
dulos espectadores presentes pudieron convencerse de pcl suave lustrado al máximo» para hacerla aún más liso.
que ambas tocaban tierra en el mismo instante. Las inves- ,;,. hacía discurrir varias veces la esfera de bronce a través
tigaciones históricas tienden a negar que esta demostra- ,k·]canal, luego hasta la mitad, hasta un tercio, dos tercios,
ción pública haya tenido lugar y afirman que se trata de In~s cuartos, y así sucesivamente, apuntando siempre el
una fantasiosa leyenda; no es tampoco cierto que Galileo Illmpo que empleaba para recorrer las diferentes distan-
haya descubierto la ley del péndulo mientras asistía a la • LlS. La conclusión a la que se llegaba era que «a partir de
misa de la Catedral de Pisa. Sin embargo, de uno u otro 11 repetición del experimento casi cien veces sucedía siem-
modo, él llevó a cabo realmente estos experimentos ya 1,1,: que los espacios recorridos eran entre sí como los cua-
fuera dejando caer objetos de diferente peso desde el te- · Ir dos de los tiempos en todas las inclinaciones del plano».
cho de su casa, o haciendo oscilar, tal vez en el patio, una Este pasaje aparece muy a menudo en los textos de físi-
piedra que colgaba de una cuerda.» Gamow, pues, soste- '1,\ modo de ejemplo y modelo de cómo debe proceder
nía que más tarde o más temprano, en un momento o en J:¡ investigación científica y con ese objeto siempre apare-
otro, Galileo debió haber realizado este experimento. Sin · (. ,lCompañado por comentarios oportunos. En un ma-
embargo, aun en el caso de que así fuera, considera que el II! ¡al italiano recientemente publicado puede leerse por
resultado no habría sido en absoluto muy diferente del "Il'mplo: «Existen algunos puntos que conviene destacar:
que cuenta la leyenda. De hecho, en 1978 dos estudiosos, .11: le todo Galileo se da cuenta perfectamente de que debe
CG. Adler y B. Coulter, se propusieron repetir el experi- 11. varse a cabo cada experimento de la manera adecuada,
mento y descubrieron que las dos esferas llegaban a tierra 1:;10 es, eliminando todos los fenómenos colaterales que
con una diferencia no tan amplia como para satisfacer 1'( )(Jríanacarrear problemas: en este caso particular se tra-
la teoría aristotélica, pero 10 suficiente como para refutar la 1:1de eliminar, con el máximo cuidado, toda forma de re-
idea de simultaneidad que sostenía Galileo. Planteaban ¡slencia (bien pulido y liso, bronce en extremo duro, bien
también que, en aquellas condiciones experimentales, ha- I"dondeada y pulida). En segundo lugar, precisamente
bría sido imposible para los aristotélicos modificar la teo- 1" lrque el experimento se lleva a cabo de un modo par-
ría a fin de que permitiera la inclusión de aquel resultado. ¡¡cular, eliminando por lo tanto toda posible perturbación
Mucho más comprometedora es en cambio la historia xÓdental, se 10 puede repetir cuantas veces se desea con
LIS mismas características. Galileo habla a menudo de
del famoso experimento con el plano inclinado, a partir
del cual Galileo formuló la ley del movimiento uniforme- l' luebas que se han repetido casi cien veces como única
mente acelerado e 1/2ar2, que afirma que en el movi-
==
!'.;Irantíade validez de los resultados obtenidos. En tercer
miento uniformemente acelerado los espacios recorridos Illgar, todo experimento carece de significado científico si
son proporcionales a los cuadrados de los tiempos em- 1") se miden con cuidado todas las cantidades que entran
pleados para recorrerlos . . 11juego; es precisamente a través de la medida que se
FJ experimento con el que Galileo pretende haber de- , 'l1\struye el puente entre la observación simple y pura y la
mostrado esta ley consistía en hacer rodar una bola de Ir;¡ducción de un fenómeno en términos cuantitativos, es
26 Federico di Trocchio I ,.IS mentiras de la ciencia 27
,
((lffespondían mucho más con la ley. Sin embargo Galileo
110 había llevado a cabo el experimento de esta forma. Su
decir, en lenguajeGalileo
que demuestra matemático.
~n susElmedicio~es,
cuidado y larepresentanjl
genialidad.
con certeza una de sus mas notables cualldades.» .
,,'1,
no
las inclinado.
en 1961
mismas
ThomasPara muchos
condiciones
S. Settle que esto
decidió resultó tan
it'1dicaGalileo.
intentar increíble
llevado a caboque
Constató así
en ',i
1" " ,I,lemás resultaba contraproducente.
que Galileo habría podido obtener de la manera que soste- eN Naylor descubrió también que otro importante experi-
nía resultados empíricos «satisfactorios», próximos, aun- 11 I('nto de Galileo, a partir del cual se deriva la ley del iso-
que no idénticos a los que él transcribió. Las cosas parecían ,ronismo del péndulo, no pudo haber sido realizado del
finalmente volver a su sitio y Stillman Drake, el más famoso Illodo en que Galileo lo describe ya que así no se obtie-
estudioso norteamericano de Galileo, pudo afirmar con sa- IlI'n los resultados que éste transcribe. La ley establece
tisfacción que «las conocidas aseveraciones de Galileo acer- (Illeen un péndulo el período (es decir, el tiempo que em-
ca de sus experimentos de planos inclinados se habían con- I,lea en realizar la oscilación) no depende de la amplitud
validado completamente». ,I¡, la oscilación. Galileo afirma, según sus propias pala-
Desgraciadamente, en 1973, Ronald Naylor, al repetir I>ras,que descubrió esta ley a partir de una serie de expe-
una vez más el experimento de Galileo, observó algunas 111 nentos uno de los cuales consistía en hacer oscilar una
discrepancias entre aquello que Settle había realizado y la ,:,Iera de plomo y una de corcho que se encontraban uni-
descripción de Galileo. Settle, ante todo, no había hecho (I:ts a hilos de igual longitud. Ateniéndonos siempre a lo
rodar una esfera dentro del surco del plano inclinado, sino 'lile Galileo informa, estas dos esferas «conservaban una
suspendida sobre los bordes del mismo. De este modo re- , (Instante igualdad de sus recorridos a través de todos los
ducía notablemente el efecto de rotación, que le quita a la ,¡reos», O sea que oscilaban a un mismo ritmo. Naylor ha
esfera gran parte de su aceleración, y ofrecía datos que se \ ldto a realizar el experimento sirviéndose de una esfera
28 Federico di Trocchio 1,:; mentiras de la ciencia 29
de latón y una de corcho constatando que después de tan • IIIC vivin10sy trabajamos no era asimilable a éstas: se creía
sólo veinticinco oscilaciones completas la esfera de latón • 1' en él las cosas ocurren de acuerdo con ciertas leyes
iC
ganaba un cuarto de oscilación respecto de la esfera de l'l'ro no con una rigurosa exactitud. Por este motivo los
corcho, al contrario de lo que describe Galileo. .lllliguos no habían podido desarrollar una física matemá-
Naylor ha concluido que, como ya sugería Koyré, en la 11<;1, y por eso no habían logrado tampoco hacerse una
mayor parte de los casos Galileo no seguía el método ex- It k'<l exacta de fenómenos tan simples como la velocidad
perimental del cual es considerado el padre, y que no se • l. caída de una piedra o la trayectoria de una flecha. El
servía de los experimentos para llegar a obtener leyes físi- 1."110 más evidente de este desinterés por la exactitud fue
cas, sino para confirmadas. Añadía además otra transgre- 1.1 ;lUsenciacasi absoluta de instrumentos científicos.
sión al experimentalismo cuando forzaba la adaptación de I)espués vino Galileo con la idea de que incluso la físi-
los datos numéricos obtenidos en experimentos verdade- '.1 de nuestro mundo cotidiano está hecha de círculos,
ros o supuestos a la ley que ya había elaborado. Como sos- 11';ll1gulos,elipses, y que el comportamiento de los objetos
tuvo William R. Shea: «Esta es una acusación muy seria ,1,· cste mundo también podía calcularse con los mismos
porque presupone que Galileo no sólo era poco sincero al 111\ 'Iodos y la misma exactitud que se habían aplicado para
proponer un método del que podía no obtener los resul- 1,:; estrellas y los planetas. Sin embargo, la tarea era difícil
tados esperados, sino también decididamente fraudulento \ I••s instrumentos de medición eran aún pocos y artesana-
al sostener que había logrado producir pruebas que esta- 1,·:; Además, como veremos en el último capítulo, la sim-
ban fuera de su capacidad». 1,1, idea de que los fenómenos del mundo físico obedecen
Si se nos pregunta de dónde nacen estas mistificaciones 1l. yes matemáticas rigurosas era cierta sólo en parte y en
de Galileo, se descubre que no se debían solamente al 1, medida en que se ignoraban las pequeñas perturbacio-
poco prejuicio moral que Paul Feyerabend le ha adjudica- 1!l'Sy variaciones consideradas (hoy sabemos que errónea-
do, sino también a la necesidad de hacer frente a la caren- 11\('nte) sin importancia. Por este motivo, muy a menudo
cia de instrumentos de medición y aparatos experimenta- 1;II11biénlos padres de la física moderna se vieron obliga-
les fiables. Instrumentos y aparatos indispensables para 11, ISa hacer trampa: cuando un fenómeno se correspondía
pasar, según una feliz expresión de Koyré, «del mundo del , ,1 Istinadamente con la lógica del «casi» ellos lo trasforma-
«casi» al universo de la exactitud» . 1>;111 en exacto a la fuerza. ¿De qué manera? Recurrían al
Los antiguos, ha explicado Koyré, consideraban «ridí- ..Iltdge factor», un factor que, unido a los cálculos, permi-
culo querer medir con exactitud las dimensiones de un ser 1, . (¡ue siempre y en cualquier caso todo se corresponda.
tJ
I