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ESTUDIO SOBRE EL DIEZMO

¿Lo debemos practicar los cristianos?


(Textos bíblicos tomados de la versión Reina-Valera)

Definición

Diezmo: el pueblo de Israel tenía que reservar para el culto y el mantenimiento de sacerdotes y levitas
la décima parte de ciertos frutos y animales (Dt 14:22; Lev 27:32). Era un verdadero impuesto religioso
que se tenía que dar una vez al año (Dt 14:22). Los fariseos llevaron esta práctica del diezmo religioso
hasta la más ridícula exageración, dando la décima parte de las cosas más diminutas y de insignificante
valor, tales como la menta, el eneldo y el comino, pero olvidando lo principal que eran la humildad, la
justicia, la misericordia, la fe y el amor, lo cual es una grave equivocación (Mt 23:23; Lc 11:42; 18:12).

Nos adentraremos en las Sagradas Escrituras para examinar con detenimiento todo lo relativo al
diezmo, si debemos practicarlo los cristianos, si está bien como se practica, si realmente nos trae
bendición el darlo, etc. Talvez nos asombremos de muchos detalles que desconocíamos, pero la Palabra
de Dios nos enseñará qué hacer y cómo hacerlo.

El diezmo en las Sagradas Escrituras

Dios pidió que la tribu de Leví fuera sustentada con el 10% de los frutos del pueblo de Israel, para que
los sacerdotes levitas se dedicaran tiempo completo al servicio del tabernáculo; y esto debían hacerlo
desde los 25 años hasta los 50, que era cuando debían retirarse (Num 8:24-25).

Dios para evitar corrupción dentro del pueblo de Israel, ordenó que siempre el diezmo fuera dado en
productos: trigo, vino, aceite, animales, etc; los cuales eran guardados en el “alfolí”, que era un lugar
que se encontraba en el templo y que servía de bodega para almacenar los productos generados por el
diezmo.

Ya existía el dinero desde los tiempos de Abraham, él compró con dinero el terreno para el sepulcro de
su esposa (Gen 23:13 “…Yo te daré dinero por el campo. Tómamelo, y yo sepultaré allí a mi difunta”).
Los jornaleros recibían “un denario” por día laborado; hasta en los tiempos de Moisés vemos que Dios
le dijo: “No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana.” (Lev 19:13).

La mayoría de los jornaleros trabajaban para los dueños de las tierras (estos dueños eran los que
diezmaban). Lo extraño es ¿por qué no se dice en la Biblia que esos jornaleros debían de entregar
mensualmente 3 denarios por mes que correspondería al diezmo según el concepto actual?

No es correcto pensar que ahora se puede diezmar con dinero en lugar de los alimentos y esto por el
hecho que en el tiempo del Antiguo Testamento no se manejaba como en la actualidad, sino que era
más común el trueque de alimentos.

En el Génesis se utiliza la palabra dinero alrededor de 44 veces antes de que se mencione el diezmo por
primera vez en Levítico 27. Por ejemplo con el dinero se compraban personas para hacerlas esclavas

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(Gén 17:12), recargos del santuario (Éx 30:12ss), impuestos del censo (Núm 3:47ss), etc. Cuando ya no
se tenía dinero era que se recurría al trueque (Gén 47:15-17).

No existe en toda las Sagradas Escrituras decreto alguno, ni mandamiento, ni tan siquiera un solo
ejemplo de alguna iglesia que recogiera el diezmo, o de un cristiano que lo haya pagado.

El diezmo no es una ley destinada a la Iglesia, sino al pueblo de Israel, porque pertenece a la Ley y la
Iglesia está bajo la Gracia:

“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.”
Rom 6:14 (cfr. Rom 3:19; 2 Co 3:2-11; Gal 3:19; Ef 2:11-15; Hch 7:11-12).

El cristiano no debe estar al servicio del mal (el pecado), sino al servicio del bien, "pues no estáis
bajo la Ley, sino bajo la gracia". Vemos muy claro como se contrapone, como en otros pasajes, la
Ley y la gracia. Pero con una aplicación terrible: lo de la Ley es el mal, el pecado; lo de la
gracia es el bien, y el diezmo es parte de la Ley, nunca fue aplicado a la Iglesia.

Muchos líderes cristianos afirman y dicen: “El diezmo es bíblico, porque se nombra muchas veces en
la Biblia”. Eso es cierto, pero lo que no dicen es que siempre se menciona y se aplica para el pueblo de
Israel, nunca para la Iglesia.

Levítico 27:
30
Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es
cosa dedicada a Jehová. 31Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su
precio por ello. 32Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será
consagrado a Jehová. 33No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como
el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. 34Estos son los mandamientos
que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.

Repetimos: los diezmos bíblicos fueron establecidos para el pueblo de Israel; no para la Iglesia de
Jesucristo.

Algunos líderes mencionan algunos versículos de Malaquías como apoyo a la práctica del diezmo, y
uno de esos versículos es: “Vosotros me habéis robado vuestros diezmos” Malq 3:8. Pero omiten el
resto del pasaje. Analicemos lo que dice este pasaje (leer todo el cap. 3 de Malaquías):

Malaquías 3:
3
...a los hijos de Leví 4 Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén 6 Porque yo Jehová no
cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7 Desde los días de vuestros padres os
habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho
Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8¿Robará el hombre a Dios? Pues
vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y
ofrendas. 9Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10Traed
todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde. 11Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12Y todas las naciones os dirán
2
bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos. Diferencia entre el justo y
el malo 13Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos
hablado contra ti? 14Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley,
y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?

Los israelitas estaban bajo la Ley de Moisés, de la cual se tenía la regla de oro que era “hacer algo
para recibir algo a cambio”. La Iglesia no está bajo la Ley mosaica, por lo que esto de “hacer algo
para recibir algo” no aplica para el cristiano.

Analizando el pasaje de Malaquías en el v.6 vemos que Dios dice “Porque yo Jehová no cambio” y por
lo tanto muchos dicen que si Jehová no cambia, su palabra también permanece para siempre y lo que
aquí dice sigue vigente y es de aplicación universal; pero estamos claro que Dios no cambia, Él siempre
cumple su parte del trato, su parte del pacto; en cambio los israelitas siempre infringieron el contrato,
ese pacto que Dios siempre tuvo que renovar por causa de ellos. Nosotros sí cambiamos, porque Él nos
cambia cuando nos convertimos y nos hace nuevas criaturas en Cristo; por eso dice: “He aquí, yo hago
nuevas todas las cosas”; además, el v.12 dice “Todas las naciones os dirán bienaventurados; porque
seréis tierra deseable” y la Iglesia será todo lo contrario, la Iglesia será perseguida y aborrecida en este
mundo, nunca una tierra deseada. Esta promesa y la obligatoriedad del diezmo únicamente le
conciernen al pueblo de Israel, por lo que no es universalmente obligatorio.

En el v.7 los israelitas preguntan “¿En qué hemos de volvernos?” ya que quieren saber qué es aquello
de los que están incumpliendo; y Dios responde que le están robando (v.9) porque ellos no estaban
entregando el diezmo como debían, sino que se lo estaban dejando para ellos y podía ocasionar que no
sustentaran a los levitas; a estos que había designado Dios para trabajar por su pueblo serían
descuidados al no entregar el diezmo que era la única entrada para su sustento, contrario a lo que Él
había ordenado.

En el v.8 muchos dicen que Dios habla de los “hombres” para decir que por eso aplica a nosotros y no
sólo de los judíos, pero cabe aclarar que en el v.6 dice claramente que se dirige exclusivamente a los
“hijos de Jacob”, o sea son a esos hombres hijos de Jacob (pueblo de Israel) a los que se dirige Dios.

En el v.10 Dios promete dar “bendición hasta que sobreabunde” al pueblo de Israel, si primeramente
cumplen con la Ley: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde”. Los israelitas estaban bajo la Ley y debían cumplirla para que Dios
les bendijera, así que los reta para que al cumplir la Ley Él pueda probar su fidelidad, su parte del trato.
Los judíos a quienes se dirigía el profeta no confiaban en Dios, por eso el Señor los reta a que lo
“prueben” y así de nuevo demostrarles que Él es fiel en sus promesas. Se podría decir entonces que este
pasaje no tiene valor para el cristiano, ya que estamos bajo la gracia, y no podemos ni debemos probar
a Dios; Él no nos va a bendecir por cumplir parte de la Ley; además no podemos ni debemos probar a
Dios porque sería ofenderlo, principalmente por haberlo dado todo por nosotros, ya que nos dio a su
propio Hijo para salvarnos: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará con él también todas las cosas?” (Rom 8:32).

Ahora, si alguien creyera que las bendiciones que Dios nos da por diezmar es de carácter espiritual;
acuérdese que Pablo dijo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Ef 1:1. La bendición que Dios
promete al pueblo de Israel en el v.11 es material: “Reprenderé también por vosotros al devorador, y no
os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”.
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En el A.T. se encuentra bendición en relación con la fecundidad de los hombres, campos y animales,
todas cosas materiales (Gen 1:22; 9:1; 12:2; 22:7; Ex 23:25; Dt 7:13; Ps 84:7; 107:38; Prv 5:18). Pero
las bendiciones de Jesús, están en contraste con las del A.T., que con frecuencia prometían bienes
terrenos; ahora Él nos trae «bendición espiritual» (“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Ef 1:3).

Malaquías dice en 4:4: “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas
y leyes para todo Israel”. Insisto Pablo dijo: “a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no
estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.” (1 Cor 9:21)
y no fue en Horeb sino en el Calvario en donde Cristo nos libró por la cruz de la maldición de la Ley.
Muchos dicen que “acordaos de la ley de Moisés” significa no olvidarla, que Jesús no vino a abrogar la
Ley sino para cumplirla, y que Él dijo que no pasaría ni siquiera una tilde de la Ley; pero es una verdad
a medias, porque nosotros no podíamos cumplir nada, fue Él quien cumplió la Ley por nosotros, porque
el fin de la Ley es Cristo como dice Pablo y Cristo nos redimió de la maldición de la Ley.

Si usted depende de la Ley, mira bien lo que nos dice Pablo: “todos los que dependen de las obras de
la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las
cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” (Ga 3:10) está bajo maldición si no cumple
absolutamente toda la Ley, así como también lo dijo Santiago: “Porque cualquiera que guardare toda
la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.”; así que no serviría de nada ser un
diezmador fiel sino se cumple con los 613 preceptos de la Ley de Moisés.

Los preceptos de la Ley relacionados con el diezmo son:

78.-separar el diezmo del ganado que nació en ese año (“maaser behema”)

127.-Separar el primer diezmo de los productos vegetales
128.-Separar el segundo diezmo
129.-Separar, los Levitas, el "diezmo del diezmo"
130.-El diezmo de los pobres

Y dice la Biblia:

Dt 27:26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el
pueblo: Amén.

Ga 3:10 todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para
hacerlas.

Stg 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable
de todos.

Así que no he encontrado ningún argumento válido que justifique que el diezmar tal y como se hace
hoy en día trae bendiciones a los cristianos.

En el A.T. normalmente se invoca una maldición contra quien quebrante un pacto y ya más en concreto
contra los que violaban la Ley de Dios y contra quienes rompan la Alianza pactada entre Dios e Israel

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(Dt 11:26-28; 28:15-20; 29:9-20); y si “todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el
libro de la ley, para hacerlas.” sabemos que con Cristo, la maldición queda vencida y por lo mismo el
cristiano no podrá ya emplear el vocabulario de la maldición sino el del perdón (Rom 12:14
“...bendecid, y no maldigáis.”) y del amor (Mt 5:44; Lc 6:28; 1 Pe 3:9).

Por último, si el bienestar económico es la consecuencia de diezmar (como afirman algunas personas)
¿Por qué no hay evidencia de que el Señor Jesucristo diezmara? ¿Por qué no hay evidencia bíblica de
que Pablo, Pedro o los demás apóstoles diezmaran? ¿Por qué ellos eran pobres? ¿Por qué si ellos no
cumplían con la Ley nosotros si debemos hacerlo?

De esto concluimos que el autor sagrado del libro de Malaquías se está dirigiendo a los que guardan la
Ley, al pueblo de Israel, no a la Iglesia.

Me han contado de algunos líderes que utilizan historias inventadas sobre tragedias que les han pasados
a los que no han pagado el diezmo o dicen que los cielos se abren con muchas bendiciones a los que lo
dan. Relacionan todo lo bueno y lo malo que el ser humano pasa en esta vida terrena, conectándolo
directamente con el diezmo; pero para mí es mera superstición. Las enfermedades son parte de nuestra
naturaleza humana, igual los problemas con los que nos enfrentamos día a día. Dios no es un dios de
interés económico sino espiritual.

Si leemos Num 18:21-31 que dice (“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en
Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de
reunión...”) veremos que el diezmo es un impuesto para sustentar a los levitas, centralizado en el único
santuario. Lea también para reforzar lo siguiente: “Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de
nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y
de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro
Dios; que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo
árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el
diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores
en todas las ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas
recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las
cámaras de la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los
hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los
sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.”
Nehemías 10:36-39 y 12:44 “En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de
las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las
porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los
sacerdotes y levitas que servían.”

Los demás pasajes de la Biblia específicamente en el Pentateuco, los libros históricos, Amós y
Malaquías, tienen que ver con la institución de los diezmos, su restauración e incumplimiento.

Otro dato curioso y que no se cumple en la actualidad por los que practican el diezmo es que por dos
años, el diezmo debía ser llevado al tabernáculo, y guardarlo en el alfolí, pero al tercer año el diezmo
de ese año debía ser entregado directamente en las aldeas locales, y ponerlo a disposición, no sólo de

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los Levitas, sino también de los “extranjeros, los huérfanos, y las viudas”: “Al fin de cada tres años
sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el
levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus
poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus
manos hicieren.” Deut 14:28-29; 26:12-14, de lo cual no se hace en la actualidad, y casi me atrevo a
asegurar en un 100% no lo hace nadie que practica el diezmo.

El 10% del sueldo mensual no era la costumbre de entonces, pero de querer calcar en nuestros días
aquella práctica antigua, no estaría mal que las iglesias hicieran compartir el diezmo a sus ministros,
con los extranjeros, huérfanos y viudas que hubiera en la población de todo el diezmo del año. ¡Aunque
fuese cada tres años!

Recordemos que en el Nuevo Testamento tenemos instrucciones respecto a como las iglesias y los
creyentes deben cuidar de las viudas y los huérfanos.

Otro dato mucho más interesante es:

Números 18:
20
Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy
tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. 21Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos
los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del
tabernáculo de reunión. 22Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para
que no lleven pecado por el cual mueran. 23Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de
reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán
heredad entre los hijos de Israel. 24Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos
de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no
poseerán heredad. 25Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 26Así hablarás a los levitas, y les dirás:
Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros
presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. 27Y se os contará vuestra
ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. 28Así ofreceréis también vosotros ofrenda a
Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de
Jehová al sacerdote Aarón.

Dos puntos en estos versículos: 1) se repite que el diezmo será a “los hijos de Israel” y 2) que por tres
veces se repite que los levitas no tendrán en posesión de tierra alguna. Así que si lo aplicáramos en la
actualidad ningún ministro podría contar con ni tan siquiera un terreno; esto haciendo cumplir como lo
estipuló Dios en la antigua Ley.

Aún más interesante es el siguiente pasaje:


2 Crónicas 31:
4
Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la porción correspondiente a los
sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová. 5Y cuando este edicto fue
divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los
frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas. 6También los hijos
de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las
vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido a
Jehová su Dios, y los depositaron en montones. 7En el mes tercero comenzaron a formar aquellos
montones, y terminaron en el mes séptimo. 8Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y vieron los
montones, bendijeron a Jehová, y a su pueblo Israel. 9Y preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los
6
levitas acerca de esos montones. 10Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: Desde
que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha
sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de
provisiones. 11Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las
prepararon. 12Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y
dieron cargo de ello al levita Conanías, el principal, y Simei su hermano fue el segundo.

Este pasaje nos muestra que cuando los ministros de Dios cumplen los mandatos que Él ha dado, el
pueblo es bendecido y ayuda generosamente. Hasta Moisés tuvo que pedir que ya no dieran más de
tanto que se tenía: “Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para
hacer toda la obra, y sobraba” (Ex.36:3-7). ¿Se oye hoy en día a algún ministro pedirle a su
congregación que deje de ofrendar? También el rey David, dio al pueblo la oportunidad de participar
con ofrendas voluntarias; por la generosa aportación para el templo de Jerusalén:

1Cr.29:9:
“Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a
Jehová voluntariamente”. Como sabiendo lo que Pablo diría (“...todo es vuestro, y vosotros de Cristo,
y Cristo de Dios”) David exclama: 14”Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que
pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano
te damos.”

Hay mucha diferencia entre un sacerdote levita y un “levita espiritual” como se designan muchos
líderes religiosos:

Funciones de los levitas:

Números 3:
5
Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 6 Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla estar delante
del sacerdote Aarón, para que le sirvan, 7 y desempeñen el encargo de él, y el encargo de toda la
congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el ministerio del tabernáculo; 8
y guarden todos los utensilios del tabernáculo de reunión, y todo lo encargado a ellos por los
hijos de Israel, y ministren en el servicio del tabernáculo. 9 Y darás los levitas a Aarón y a sus
hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel. 10 Y constituirás a Aarón y a sus
hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.

Entre las funciones entonces encontramos: hacer expiación por el pueblo, ser ofrecidos en
ofrenda a Jehová, lavarse (rociar con agua, raparse la cabeza, lavar sus vestidos). Las tres clases
de ofrendas y sacrificios que ellos hacían eran: la ofrenda de expiación, la oblación y el
holocausto.

No se encuentra ni tan siquiera que los profetas pidieran el diezmo para ministrar que tenían más
derecho que los mismos levitas, ahora, qué derecho podrían tener los que utilizan el término “levitas
espirituales”. Los cristianos no tenemos una clase de sacerdocio levítico porque “todos vosotros sois
hermanos” dijo Jesús (Mt 23:8).

Todos reconocen que la Ley ceremonial dictada por Moisés, los ritos y ordenanzas ceremoniales,
fueron derogadas por Jesús, ¿por qué el diezmo que pertenece a esta Ley no ha sido derogado?

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“Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece” 2 Co 3:11.

“No como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en
el fin de aquéllo que había de ser abolido” 2 Co 3:13.

“Al decir: 'Nuevo pacto', ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está
próximo a desaparecer” Heb. 8:13.

“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham
tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el
de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno
proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí
en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas
la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre” Gal 4:21-26.

En concreto el Antiguo Pacto era entre el pueblo de Israel y Jehová, que los bendecirían si guardaban
su parte del Pacto y sino los maldeciría; era todo o nada. Nadie podía cambiar ese convenio, eligiendo y
tomando lo que le gustara: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto,
se hace culpable de todos” Santiago 2:10. Quien quiera imponer el diezmo de la Ley Mosaica en otros
también tendrá que apedrear a su hija o hijo rebelde: "Si un hombre tiene un hijo contumaz y rebelde,
que no obedece la voz de su padre ni la voz de su madre, y que a pesar de haber sido castigado por
ellos, con todo no les obedece, entonces su padre y su madre lo tomarán y lo llevarán ante los
ancianos de su ciudad, al tribunal local. Entonces dirán a los ancianos de la ciudad: ‘Este hijo nuestro
es contumaz y rebelde. No obedece nuestra voz; es un libertino y un borracho. Entonces todos los
hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá” Deuteronomio 21:18-21. Levítico y Números están
llenos de preceptos a las cuales la mayoría de nosotros los cristianos no nos gustaría sujetarnos. Los
embutidos estarían definitivamente prohibidos. Si el esposo de una mujer muere sin tener hijos, su
cuñado debería engendrarle hijos. Y aunque insista: "Porque cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" Stg 2:10.

Acordémonos de lo que nos dijo Pablo: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte” Rom 8:2. Un pacto acarreó la muerte, y el otro siempre
trae vida. Lea lo que dice Pablo sobre los diez mandamiento en 2 Corintios 3:4-18.

Notemos algo muy importante: en toda la Biblia se observa que el diezmo era dado por los propietarios
de las tierras y de los animales; que era lo que se recibía como diezmo. Los sirvientes o jornaleros no
diezmaban, ya que ellos tenían remuneración monetaria de lo cual no daban nada. También cuando se
recorrían distancia muy largas y no se podía llevar el diezmo en especies por la incomodidad se vendía
todo y se llevaba el dinero y se compraba luego en el lugar, y hasta podían disponer de algunas cosas
según dictara su corazón: “Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el
lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te
bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu
Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o
por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu
familia.” Dt 14:24-26.

En el Nuevo Testamento, lo relativo al diezmo casi no aparece:

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En Lc.11:42 Jesús reprende a los fariseos hipócritas y les dice: “¡Ay de vosotros fariseos! Que diezmáis
la menta, y la ruda, toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios”. Jesús está
reprendiendo a los fariseos (que son israelitas y no cristianos), para reprocharles su hipocresía de
preocuparse más por el diezmo, y no por la justicia y por el amor de Dios. Los fariseos cumplen la Ley
con la mayor menudencia en cosas pequeñas, pero la quebrantan cuando se trata de exigencias de
importancia. Exteriormente se muestran intachables, pero interiormente están muy lejos de cumplir
verdaderamente la Ley. Los fariseos diezmaban “la menta, y la ruda, toda hortaliza”; que no son los
granos ni los frutos de los árboles de que habla Lev 27:30, sino eran hierbas usadas como especias
aromáticas.

Los fariseos buscaban la aprobación de las personas devotas y así evitar algún escándalo, pero su
interior estaba sucio. A estos se les aplica la reprimenda que dirigió Jesús a los discípulos: “¡Ay de
vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los
falsos profetas.” (Lc 6:26).

En el pasaje paralelo de Mateo Jesús les dice a estos fariseos hipócritas: “Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, porque diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la
Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” Mt.23:23.
Es decir, sin dejar de hacer la justicia, la misericordia y la fe, porque ellos se estaban preocupando
únicamente de lo material, el diezmo. La enseñanza de Cristo en este pasaje es clara: ante este esmero
para cosas tan mínimas, debería dar paso más fuertemente a un esmero mayor por las cosas
fundamentales. Pero no era así en los fariseos; hacían estas cosas “para ser vistos de los hombres” (Mt.
23:5). La práctica del diezmo era, pues, pura hipocresía. Jesús menciona el diezmo aquí para descubrir
la hipocresía de los escribas y fariseos (judíos que todavía vivían bajo la Ley y estaban obligados a
diezmar). El Señor no les está reclamando a los fariseos que diezmen; eso ya lo estaban haciendo; al
llamarles “hipócritas” es porque solo están haciendo eso y olvidando lo más importante. Si tú diezmas
y olvidaras lo que para el Señor es importante, serías igual que aquellos fariseos.

Con respecto a la misericordia Jesús nos enseñó: “¿Quién pues, de estos tres te parece que fue el
prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: el que usó de misericordia de él. Entonces
Jesús le dijo: Ve, y has tú lo mismo” Lc 10:36-37. Así que debes preguntarte: ¿es un acto de
misericordia darle el diez por ciento de tu salario a alguien que posee más que tú? ¿No sería algo
injusto darle al que más tiene y negarle al que realmente necesita? Muchos cristianos creen que porque
diezman y se congregan en su iglesia ya han cumplido con los mandamientos de Dios. Creen que
porque cumplen con esto Dios los va a bendecir. Esto es lo que creen porque así es como los han
condicionado a pensar. Hay que tener mucho cuidado y discernir porque Jesús dijo: “¡Ay de vosotros
escribas y fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho,
le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” Mt 23:15.

La Ley del diezmo del Antiguo Testamento fue quitada cuando Cristo murió en la cruz y no antes:
“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz” Col 2:14 y “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo
libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” Ga 5:1 (leer también Stg 1:25; 2:12 y 2 Co
3:17). Su Nuevo Testamento no tenía validez mientras Cristo estaba vivo, sino que entró en vigor
cuando derramó su sangre en la cruz: “Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los
llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario que
intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido
entre tanto que el testador vive” Heb 9:15-17.
9
En Heb 7:5 se vuelve a señalar que el diezmo era de la Ley; dice textualmente “de la ley”:
“Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar
del pueblo los diezmos según la ley”. El diezmo era un precepto establecido en la Ley. En este mismo
capítulo 7 de Hebreos indica también con mucha precisión que ahora en la gracia, no existen los
sacerdotes levitas, porque hubo un cambio de sacerdocio y de ley: “Porque cambiado el sacerdocio,
necesario es que haya también cambio de ley” Heb 7:12.

Algunos distorsionan Hebreos 7:8 para hacer ver que los "hombres mortales" son los ministros de
Cristo que reciben diezmos o que el "pero allí" se refiere a Cristo (allí = en el cielo) que hoy recibe
diezmos. Pero al estudiar el contexto, es obvio que nada tiene que ver los diezmos para ministros o para
Cristo. Los versículos 5 y 9 dicen que los que tienen mandamiento de tomar los diezmos son los hijos
de Leví. Estos son los “hombres mortales” a los que se refiere el versículo 8, no los ministros
cristianos. La ley del diezmo era débil e ineficiente (Heb. 7:18) y el Nuevo Pacto con su ofrenda
voluntaria anuló el diezmo y lo destinó a desaparecer: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al
primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” (Heb. 8:13; 10:9). ¿Por
qué retomar una ley inferior por la que Cristo murió para quitar? Acordémonos que el templo de
Jerusalén aún estaba en función cuando se escribió la epístola a los hebreos y que los levitas todavía
seguían recibiendo los diezmos del pueblo judío (no de los cristianos por supuesto). Si el autor de
Hebreos estuviera refiriéndose a los ministros cristianos, el pasaje no tendría concordancia alguna, por
lo que aquí los ministros del evangelio “no tienen vela en el entierro”; no hay que repetir lo que se oye
sino estudiarlo bien para no predicar algo erróneo. Entonces este pasaje de Hebreos es para demostrar
la superioridad del sacerdocio de Cristo sobre el levítico y no es algo que enseñe a diezmar.

Muchos dirán pero Jesús dijo: “No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he
venido para abolir, sino para cumplir” (Mateo 5:17), pero aquí Jesús se refiere a su propia persona, Él
sí cumplió toda la Ley, como ningún ser humano jamás. Y cuando dice: “Cualquiera, pues, que anule
uno de estos mandamientos, aún los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño
en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el
reino de los cielos” (Mateos 5:19), claramente se refiere a los 10 mandamientos, como se da a entender
en los versículos posteriores. Luego Jesús enseña que toda la Ley y los profetas dependen de estos dos
grandes mandamientos: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda
tu mente” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22: 37-40).

La obligación de dar el diezmo, siempre ha sido para los judíos, para los que están bajo la Ley. La
única vez que se menciona el diezmo fuera de la Ley, y sólo fue una vez, fue cuando Abraham dio el
diezmo de su victoria sobre los reyes que habían llevado prisionero a su sobrino Lot. Lo dio una sola
vez, y no fue un pago mensual, vea que dice que “dio” en esa oportunidad el diezmo, pero jamás dice
que “pagó el diezmo”. Está muy claro que estos bienes o despojos no eran de Abraham, eran de los
reyes que había derrotado, no fue fruto de su trabajo ni de sus tierras. Pero también hay que acordarse
de que por último Abraham no se quedó con nada, se lo dio todo a Melquisedec (“Que no tomaré ni un
hilo, ni la correa de un calzado, nada de todo lo que es tuyo, para que no digas después: 'Yo enriquecí
a Abram' ” Gen 14:23), y fue la única vez que dio algo, no se menciona en ningún otro pasaje que
siguiera dando ni el diezmo ni ninguna otra contribución. Se ha de notar que no existe ninguna
disposición en la Biblia para que alguien puede tomar el lugar de Melquisedec para exigir diezmos.

Génesis 14:
17
Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de
Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec, rey de Salem

10
y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del
Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus
enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

Cabe resaltar cuatro cosas:

1. Es sabido que los cultos paganos de la antigüedad en la India, China, Grecia y Roma,
practicaban el diezmo para su sustentación pero sin forzar a sus miembros a darlo. En las
batallas los vencedores acostumbraban a entregar el diezmo del botín a los sacerdotes de los
dioses por agradecimiento de estos dioses por haber hecho posible la victoria. Por ejemplo en
Grecia, en el templo de Zeus se encuentra una inscripción, junto a una Gorgona Medusa que
dice así: “El templo tiene un escudo de oro, y de Tanagra los lacedemonios y sus aliados lo
ofrendaron, un regalo de argivos, atenienses y jonios, el diezmo por la victoria en la guerra”1.
Así vemos que era una práctica común entre los vencedores de las batallas de guerreros que no
conocían más que a dioses paganos, y acordémonos que Abram en ese momento no conocía
todavía a Dios.

2. Otro punto es que no es Abram el que va a entregar el diezmo al sacerdote Melquisedec como si
quisiera darlo, sino es Melquisedec el que “salió” al encuentro de Abram. Y no es que salió a
cobrar sino a bendecirlo.
3. En toda la Biblia, y principalmente desde Génesis a Hebreos, únicamente en esta oportunidad se
menciona que Abram entregó el diezmo, y acordémonos que Abraham vivió 175 años de los
cuales no quedó registro de que los siguiera dando.

4. El diezmo de Abraham no se usa como ejemplo en ningún lugar de la Biblia en apoyo del
diezmo.

El v.2 de Hebreos 7 dice que Abraham le dio a Melquisedec “los diezmos de todo”, pero en Génesis
13:2 dice: “Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro”. Que sorpresa, de toda esta grande
riqueza Abraham no le dio a Melquisedec nada de su ganado ni una sola moneda de su plata y oro; le
dio los “diezmos del botín” (Hbr 7:4). Este pequeño y único detalle basta para cambiar todo el
panorama.

También debemos de acordarnos que Jacob, el nieto de Abraham, voluntariamente hizo un voto
especial de dar el diezmo bajo ciertas condiciones; esto prueba que ellos no acostumbraban diezmar
(Gen 28:22) y tampoco quedó registrado si Jacob cumplió su promesa o no, ya que talvez se preguntó
¿a quién darlo?, ¿dónde? y ¿para qué? y no halló contestación, y por ese motivo no quedó registro del
cumplimiento de su promesa, aunque es una suposición es posible.

Estos son los únicos pasajes en todo el Nuevo Testamento en donde se menciona el diezmo; y fueron
básicamente para reprender a los fariseos por hipócritas, y para recordar a Abraham cuando en una
ocasión “dio” el diezmo. Así que nunca se pidió a ningún cristiano pagar el diezmo. En el sermón de la
montaña, donde Jesús ratificó las verdaderas demandas de la Ley, no hizo ninguna mención al diezmo
¿se le habrá olvidado a Jesús ese detalle tan importante? Si el diezmo fuera una obligación para el
cristiano ¿no parece extraño, que no se menciona ni una sola vez en todo el Nuevo Testamento?
Entonces ¿por qué las iglesias piden el diezmo?

1
http://www.uned.es/fac-geog/web/planesestudio/historia/449082/guia.pdf

11
El dinero no tiene poder ni beneficio alguno para las bendiciones o dones de Dios: “Entonces Pedro le
dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero”
Hch.8:20. Y cuantos hoy en día dan donaciones no por caridad sino por interés, para que les vaya bien
en la vida (sanar, conseguir trabajo, solucionar un problema familiar o hasta amoroso).

El diezmo fue una práctica divina para sustentar a los sacerdotes levitas, y debía ser entregado en
especies, nunca en dinero. Los judíos debían primeramente cumplir para luego recibir la bendición. Las
bendiciones que recibían los judíos por primeramente cumplir con esta disposición fueron en cosas
materiales: “y vendrá sobre ti estas bendiciones:...más tierras, más animales, más frutos, más hijos,
más siervos” Dt 28:2. A diferencia de esto, ahora, no existe el diezmo ni la promesa de que recibiremos
más prosperidad terrenal, todo lo contrario, ahora se nos pide que no nos hagamos de tesoros aquí en la
tierra, sino en el cielo. Los primeros cristianos dieron todos sus bienes para repartirlos entre la Iglesia,
pero ninguno de ellos llegó a ser rico.

Si alguien le dice que debe de pagar el diezmo, no estaría dando libremente como propuso en su
corazón, sino que sería una imposición.

Veamos otros pasajes: “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y
que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el
evangelio, que vivan del evangelio.” 1 Co 9:13-14. Muchos interpretan “así también” en el sentido de
que el diezmo se ha de usar para pagarle al ministro del evangelio. Pablo ha explicado que el obrero es
digno de su salario. Él hace la diferencia entre el obrero del templo que obtiene su alimento del altar, o
sea el levita que tenían esta función a cargo, con el predicador del evangelio que vive del evangelio,
similar a un profeta que nunca vivió del diezmo, y creo que tuvo más derecho que cualquier líder
cristiano. El diezmo no se menciona como el medio de pago, ni se dice que el ministro del evangelio ha
de obtener su alimento del altar. Además lea el v.12 donde Pablo habla no de que la congregación deba
sostenerlo, sino de que es mejor sostenerse a sí mismo.

Pero que el “así también” haga referencia a los levitas aludidos en el v.13; y que estos levitas recibieran
el diezmo del pueblo de Israel, y que por lo tanto los ministros del evangelio deben recibir los diezmos
del nuevo pueblo de Dios (los cristianos) no es un silogismo2 válido. Primero al utilizar esto
literalmente, las mujeres ministras no gozarían de tal privilegio tal como lo señala Pablo “todo varón
entre los sacerdotes lo comerá” y deberían consumirlo dentro del edificio en que se congregan. Si la
idea de los diezmos por parte de los levitas se equipara a la misma por parte de los ministros del
evangelio, por analogía los ministros quedarían impedidos de ser propietarios siquiera de un metro
cuadrado de tierra; ¡ah! y de cumplir el requisito de la circuncisión. En resumidas cuentas los
versículos 12 y 18 nos dicen: “... no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo”; “... para no
abusar de mi derecho en el evangelio.”
Si aplicáramos los versículos 13 y 14 a los obreros del evangelio, ellos tendrían que comer su alimento
como se registra en la Biblia: “Asimismo esta es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy
santa. En el lugar donde degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y rociará su
sangre alrededor sobre el altar. Y de ella ofrecerá toda su grosura, la cola, y la grosura que cubre los
intestinos, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los
riñones quitará la grosura de sobre el hígado. Y el sacerdote lo hará arder sobre el altar, ofrenda
encendida a Jehová; es expiación de la culpa. Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; será
comida en lugar santo; es cosa muy santa.” Lev. 7:1-6.

2
La definición de Silogismo en la Real Academia Española es:
1. m. Fil. Argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos.

12
Yo no creo que ningún ministro del evangelio obedezca esto, especialmente si es vegetariano. Entonces
cómo sustentar a los obreros del evangelio: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos
de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No
pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.” 1 Tim. 5:17-18. Si Pablo les
estuviera diciendo a los cristianos (judíos y gentiles recién convertidos) que dieran sus diezmos para los
obreros del evangelio en vez de para los levitas, los judíos le habrían declarado la guerra a Pablo.

Así que nunca te traten de “maldito” por no diezmar ya que “todos los que dependen de las obras de la
ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Ga 3:10), sabiendo que para el hombre es esto imposible
“Porque cualquiera que guardare toda le ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”
(Stg. 2:10).

Sería bueno que reflexione los siguientes pasajes y se pregunte si usted es cristiano o fariseo:

La gracia fue dada para toda la humanidad


La Ley fue dada a la nación de Israel (Ro:9:4)
(Ro:10:12-13)
La Ley: haz esto y vivirás por ello
La gracia: cree y serás salvo (Hch:16:31)
(Dt:27:26)
Si no guardas la Ley eres maldito (Gál:3:10b) Cristo nos redime de la maldición (Gál:3:13)
Bajo la Ley vives por las obras (Gál:3:12) Bajo la gracia vives por fe (2Co:5:7)
En la gracia estás bendito con toda bendición
En la Ley estás bajo maldición (Gál:3:10a)
espiritual (Ef:1:3)
Bajo la gracia no existe tal edificio adonde
Bajo la Ley debías ir a la casa de Dios (el
puedas llevar tus ofrendas, sino que cada
edificio) con tus diezmos y ofrendas.
creyente forma parte de la casa de Dios
(Mal:3:10)
(1Co:6:19; Ef:2:21-22;1Ti.3:15; etc.)

Guardar la Ley es algo que ofende a Dios, porque las obras de la Ley son obras muertas, (Heb 6:1) es
decir, obras de mera ceremonia.

Entonces cómo se financia la iglesia si no debe de ser con el diezmo; acordémonos que Pablo dijo:
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad (por ejemplo, para ser
sanado o conseguir algún otro favor), porque Dios ama al dador alegre” 2 Cor 9:7 (leer 2 Corintios
8:1-12). En 1 Cor 16 añade: “cada primer día de la semana (el Domingo) cada uno de vosotros ponga
aparte algo, según haya prosperado”. Los fondos recaudados pueden ser usados para socorrer a los
necesitados: “Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay
entre los santos que están en Jerusalén.” Romanos 15:26 y para suplir las necesidades de los ministros
del reino (Filipenses 4:10-20).

También recordemos que los primeros cristianos estaban en la obligación de dar hospedaje a los
ministros de la Palabra: “Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos,
especialmente a los desconocidos, los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás
bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. Porque ellos
salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. Nosotros, pues, debemos acoger

13
a tales personas, para que cooperemos con la verdad.” 3 Juan 5-8 (Hechos 6:14-15; 18:1-3,7). Además
cuando Cristo envió a los doce y luego a los setenta, no les enseñó a cobrar diezmos sino a quedarse en
los hogares de los justos y a comer lo que les pusieran delante (Mateo 10:5-15; Lucas 10:1-12).

Muchos que leen esto ahora, seguramente se asombrarán de lo poco que conocían referente al diezmo
en las Sagradas Escrituras. Ahora lo sabe. Ahora es responsable de lo que sabe.

En la actualidad se incluyen dentro de algunos cultos preceptos de la Ley que aportan algún beneficio
material, como el diezmo y el de la fiesta de las primicias. Pero vemos que ni los evangélicos
Pentecostales han puesto algún interés por incluir en sus iglesias la fiesta de Pentecostés. Si se les
pregunta ¿por qué no guardan la fiesta de Pentecostés, o la de los Tabernáculos, o la fiesta de las
Trompetas? Ninguno dudaría en responder: “Porque eran para el pueblo de Israel”. ¿Y qué del diezmo?.
La fiesta de las primicias, como las otras seis fiestas corresponden al calendario judío, para celebrarlas
una vez al año.

En resumen hasta aquí:

1- El diezmo fue mandado por Dios entregarlo en productos a los sacerdotes levitas, nunca en dinero,
porque estos no podían poseer propiedades y para que no hubiera corrupción.
2- El diezmo “era” de la Ley (Mt23:23), “según la ley” (Heb 7:5).
3- En la Gracia debemos ofrendar todos los domingos, libremente, como cada uno propuso en su
corazón, sin que tu mano izquierda sepa lo que ha dado tu derecha.

El verdadero cristianismo se basa en lo que Dios ha dicho, jamás en lo que no ha dicho. Hoy muchos
dicen: “Muéstrenme un versículo de la Biblia que prohíba cobrar el diezmo” pero sería lo mismo que
un drogadicto se justificara diciendo que no existe en la Biblia un versículo que prohíba la marihuana.

Aprendamos a dar libremente y por amor, sin esperar nada a cambio; hagámoslo sin que la mano
izquierda sepa lo que ha dado la derecha. No debes de esperar nada a cambio, porque no se puede
“comprar” el favor de Dios. A Dios no lo podemos manipular, menos con algo como el dinero.
Posiblemente llegue a dar lo mismo que el diezmo o más, pero la gran diferencia está en que no será
una carga impuesta y ahí sí vendrán recompensas por parte de Dios. No te engañes pensando que el
diezmo que hoy das es tu ofrenda al Señor, porque estarías participando de un mandado impuesto por
hombres; acuérdate que lo que dispuso el Señor para la Iglesia fue la ofrenda y no el diezmo que era de
la Ley.

No sea partícipe de algo que no ha mandado el Señor, porque usted deberá dar cuenta un día de cómo
ha gastado lo que el Señor le ha confiado.

2 Pedro:
2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los
rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será
blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de
largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

14
Los judíos en la actualidad no diezman

Los Rabinos Judíos, quienes en teoría deben de conocer y saber aplicar mejor Ley Mosaica, no cobran
diezmos porque ellos saben que únicamente los Levitas pueden cobrar el diezmo. A causa de la
destrucción de los archivos genealógicos en la destrucción del Templo en el año 70 d.C., ellos no
pueden identificar a los verdaderos Levitas. Usan un sistema diferente para sustentarse
económicamente que trata de tantos dólares por cada asiento en sus sinagogas y así poderle dar
mantenimiento y sostenerse económicamente.

De hecho presento a continuación comentarios de judíos sobre el diezmo:

«El mandamiento del diezmo no es obligatorio actualmente, pues no contamos con el Templo de
Ierushalaim/Jerusalén, y el diezmo es uno de los preceptos que para cumplirse como el Señor lo
mandó es imprescindible su existencia y funcionamiento.»

«El apartar el diezmo (diez por ciento de los ingresos brutos anuales), y entregarlo como caridad, es
un mandamiento que el Señor ha dictado en exclusividad para los miembros de la nación judía, en
tiempos en que el Templo estaba en funcionamiento.»

Qué acerca de la limosna

La limosna era muy practicada por los creyentes, los cuales eran temerosos de Dios y muy generosos:
“Había en Joppe una discípula llamada Tabitá, que quiere decir Dorcás. Era rica en buenas obras y
en limosnas que hacía.” Hch 9:36 y “piadoso y temeroso de Dios, como toda su familia, daba muchas
limosnas al pueblo y continuamente oraba a Dios.” Hch 10:2.

La limosna era junto con el ayuno y la oración uno de los pilares de la vida religiosa según nos lo
enseñó Jesús (Mt 6:1-18). Y vemos que Jesús pide que “cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo
que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público.” Hch 6:3-4. En estos versículos si recibiremos bendiciones si lo aplicamos
como Jesús nos lo enseñó: dando limosna, sin interés alguno, “y serás bienaventurado; porque ellos no
te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.” Lc 14:14.

Con Cristo nunca hubo diezmo sino limosna y mucha caridad: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al
Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se
lo devuelvo cuadruplicado.” Lc 19:8. Acuérdate que eres cristianos, seguidor de Cristo y no de Moisés.
Aunque es mucho más duro seguir a Cristo o mejor dicho cumplir sus mandatos, debemos hacerlo:
“Porque siempre tendréis pobres con vosotros...” Mt. 26:11 y nadie se despoja de todo para entregarlo:
“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” Hechos 2:44

Repasemos otros pasajes para ver qué fue lo que nos mandó Jesús a hacer con nuestro
dinero y así que Dios nos bendiga: “Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo
os será limpio.” Lc 11:41; “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no
se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla

15
destruye.” 12:33; “Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” 18:22. Así hizo
Jesús que "siendo rico se hizo pobre por vosotros a fin de enriqueceros con su pobreza"
2 Cor. 8:9.

Actualmente se tiene miedo de que si cae el sistema de diezmar, caería el sostén de los ministros; creo
que sería ¡al contrario! Cuando caiga el sistema levítico (antigua ley), el método cristiano (de Jesús)
cambiará los salarios indignos en un sostén digno de los siervos del Señor.

AMÉN

16

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