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DIVINIDADES Y TEOLOGÍA

Teoría de la muerte y el morir

La muerte
de Enoc
Armando H. Toledo

Dice el maestro Apolos que “por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado,
porque lo traspuso Dios” (Hebreos 11:5). Algunos comentaristas de la Biblia dicen que la
traducción de este pasaje indica que en realidad Enoc no murió. Incluso, en La Biblia de las
Américas se lee que “por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte”, aunque en
el original griego no aparezca la partícula “al cielo”.

No obstante, algunos miles de años después del día de Enoc, el Señor Jesucristo le aseguró
al fariseo Nicodemo: “Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del
hombre” (Juan 3:13). Es más, cuando el Señor hizo esta declaración, ni siquiera él había
ascendido al cielo (Compárese con Lucas 7:28).

El maestro Apolos afirma que Enoc y los demás integrantes de la “gran nube de testigos”
precristianos “murieron todos estos” y que “no recibieron lo prometido” (Hebreos 11:13,39).
Después de todo, ¿no “está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después
venga el juicio”?

¿A qué puede deberse esto? A que todos los seres humanos, con inclusión de Enoc, hemos
heredado la naturaleza de pecado de Adán (Hechos 4:12; 1ª Juan 2:1,2). En los días de Enoc aun
no se había pagado el rescate por los pecadores, y sabemos “la carne y la sangre [no redimidas]
no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (1ª Corintios 15:50),
de lo que se concluye que Enoc no fue al cielo.

“Por una fe inteligente…”

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