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los reyes davdicos. Con gran fuerza potica y en progresin dramtica, el salmista presenta cuatro escenas sucesivas:
1. CON ISRAEL
He aqu un salmo real, que bajo la imagen de la entronizacin de un rey en Israel, hace descubrir el proyecto de Dios, prximo a realizarse en el Mesas. Recordemos, que la palabra Mesas, en hebreo se traduce por el ungido, el consagrado, el rey. Y esta misma palabra fue traducida en griego por Christos.
2. CON JESS
San Lucas (1,32) alude a este salmo cuando afirma, que el descendiente de David, rey de Israel anunciado a la Virgen, ser llamado Hijo del Altsimo. Podemos imaginar el fervor interior con que Jess cantaba este salmo, que hablaba de El anticipadamente, cuando el animador de la oracin lo haca cantar en la Sinagoga de Nazaret.
Por qu se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alan los reyes de la tierra, los prncipes conspiran contra el Seor y contra su Mesas: "rompamos sus coyundas, sacudamos su yugo".
El que habita en el cielo sonre, el Seor se burla de ellos. Luego les habla con ira, los espanta con su clera: "yo mismo he establecido a mi Rey en Sin, mi monte santo".
Voy a proclamar el decreto del Seor; El me ha dicho: "T eres mi hijo: yo te he engendrado hoy. Pdemelo: te dar en herencia las naciones, en posesin, los confines de la tierra: los gobernars con cetro de hierro, los quebrars como jarro de loza".
Y ahora, reyes, sed sensatos; escarmentad, los que regs la tierra: servid al Seor con temor, rendidle homenaje temblando; no sea que se irrite, y vayis a la ruina, porque se inflama de pronto su ira.
Dichosos
YO SOY TU HIJO Estas son las palabras que ms me gusta escuchar de tus labios, Seor: T eres mi hijo. Hace falta fe para pronunciarlas ante mi propia miseria y ante una turba escptica, pero yo s que son verdad, y son la raz de mi vida y la esencia de mi ser. Te llamo Padre todos los das, y te llamo Padre porque t me has llamado a m hijo. Ese es el secreto ms entraable de mi vida, mi alegra ms ntima y mi derecho ms firme a ser feliz. La iniciativa de tu amor, el milagro de la creacin, la intimidad de la familia. El carioso acento con que te oigo decir esas palabras, a un tiempo sagradas y delicadas: T eres mi hijo.