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LGE: mucho más lejos

Nos encontramos ante una discusión cuya intensidad va en aumento. Si bien en estos momentos
ésta gira en torno a la aprobación de la Ley General de Educación, es preciso tener en cuenta su
origen en las movilizaciones estudiantiles del año 2006. Fue gracias a los “pingüinos” que la crisis de
la educación chilena entró en la agenda política, y en estos momentos se materializa en la LGE.
Esta Ley hace caso omiso de una serie de elementos fundamentales: no considera la necesaria
revisión al concepto de Educación Pública y sus instituciones, no convoca a las familias y la
ciudadanía a tomar un rol protagónico en los cambios que necesitamos, y, en particular, no aborda
la crisis de la educación superior. Después de un movimiento que, desde los liceos y colegios de
Chile, supo remecer a toda una sociedad para conversar sobre educación, sólo se avanza en
cambios menores. Se pierde una tremenda oportunidad para el avance de nuestra sociedad.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué viene ahora?


Lo que ocurre hoy con la LGE prueba, por un lado, la potencia de esa conversación social que hace
tres años los pingüinos supieron instalar. Pero, por otro lado, ante logros políticos insuficientes, nos
plantea el desafío de generar un necesario nuevo referente para construir desde la sociedad
civil y todos los actores sociales, una reforma profunda al sistema educativo.
La Educación Superior es una de las grandes deudas. Como universitarios, estamos inmersos en la
crisis generalizada de calidad, equidad y sentido de la educación chilena. El nuevo panorama de las
Universidades chilenas, sumado al de Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales, es un
caos en el que no solo se reproducen, sino que se aumentan las diferencias entre ricos y pobres. Un
caos en el que ni siquiera es posible hablar de la existencia de un sistema integrado de educación
superior, que debiera responder a las demandas que imponen nuestras aspiraciones como país; se
trata de un mero desparramo de instituciones donde la calidad alcanza para unos pocos, y para cada
vez más jóvenes la “educación superior” es una mera estafa.

La FEUC llama a los estudiantes, y a la ciudadanía en general, a aunar esfuerzos en conformar un


nuevo referente social para una verdadera reforma de la educación chilena. En particular, al mundo
universitario, a nuestras comunidades educativas, los invitamos a construir esta necesaria
reforma en la que jamás se divorcie la Calidad y la Equidad, en la que podamos ganarnos,
como chilenos, un sistema de educación superior que persiga en su conjunto el bien común y
pueda responder como se debe a las necesidades del progreso social de nuestro país. Hacemos
llegar a la comunidad universitaria nuestra determinación de trabajar para levantar una visión de
esta necesaria reforma, agotar todas las instancias y sumar a todos los actores sociales.
Este 2009 de profundos replanteamientos producto de la crisis económica, y año electoral en el que
la ciudadanía elige a sus representantes, puede ser clave para recuperar el espacio de los
estudiantes como protagonistas de las nuevas propuestas de país. Lo que hagamos de aquí en
adelante desafía nuestro valor: ¡no temerle a pensar y crear el futuro, en el presente!

Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile

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