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[BORRADOR]
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1. El Movimiento Estudiantil y la Educación Superior en un cambio de
paradigma para el Desarrollo
Chile, al igual que el mundo entero, se encuentra en un momento en que la profundidad de la
crisis económica nos conduce a revisar las bases de nuestra forma de perseguir el bienestar
colectivo; ya no se trata de una simple corrección del rumbo, sino de un cuestionamiento
profundo a las estructuras. Existen múltiples espacios en los que este cuestionamiento toma
forma, apuntando a reconfigurar los roles del el Estado, la Sociedad Civil y el Mercado. La
educación es uno de dichos espacios, puesto que sobre ella pesan fuertemente las expectativas
de los individuos respecto a su participación en el proceso de desarrollo.
Las acciones en torno a la Educación en Chile están hoy marcadas por el proceso ocurrido entre
la Revolución Pingüina el 2006 hasta la aprobación de la LGE a principios de 2009. Los hitos
principales son la envergadura del movimiento social desatado por las movilizaciones de los
estudiantes secundarios, y el fracaso político que significó el que se mantuvieran en la Ley
General varios de los aspectos más criticados su antecesora LOCE. Por otro lado, en esta nueva
ley quedan aspectos fundamentales fuera, que deberán ser incluidos, en el mediano plazo, en
proyectos tales como las leyes de Educación Superior y de Educación Pública.
En segundo lugar, las señales que desde el mundo social hace años apuntaban a una Crisis de la
Educación Superior, son ratificadas hoy por la presión que han generado los intentos de marcar
una agenda para el proceso de desarrollo desde el mundo de la tecnocracia. El intento del
Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior (CAPESUP) demostró ser una estrategia
políticamente insuficiente con grandes probabilidades de conducir al mismo fracaso de la LGE.
Sin embargo, la agenda que apunta a la sostenibilidad del desarrollo económico puso presiones
mucho más claras a través de las metas establecidas por el Consejo de Innovación, el Consejo de
Trabajo y Equidad, y especialmente los informes de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).
Nosotros, los estudiantes, damos por iniciado el proceso hacia la Reforma de la Educación
Superior, e invitamos a toda la ciudadanía a participar en ella. En este camino no será posible
separar contenido, entendido como las propuestas en sus implicancias prácticas, de la forma,
entendida como los medios para instalar demandas. El proceso de construcción de este
proyecto de reforma es en sí una práctica estudiantil, ciudadana y política. En la edificación
colectiva de esta propuesta, estamos definiendo en forma concreta y práctica nuestra naturaleza
como Movimiento Estudiantil. Nuestras capacidades de educar, reflexionar y movilizar,
conducen al ejercicio del poder a través de la organización social, experiencia que deseamos
para la sociedad chilena en su conjunto.
1
Existen distintos datos, expresados en CAPESUP, 2008; Consejo de Innovación, 2007; Consejo de Innovación, 2008.
2
Consejo de Innovación, 2007, p. 93
4
2. El conjunto de la Educación Superior: la urgencia de un Sistema con
Sentido Público
La última reforma a la Educación Superior fue la de los años 80. Ésta respondió a un modelo de
liberalización económica que se implantó durante el régimen militar. La privatización de la
educación y el decaimiento de las universidades públicas fueron parte de sus consecuencias.
Esta reforma estaba pensada según un modelo de desarrollo que justificaba que el mercado
podía ser la piedra angular en el aseguramiento de la calidad. Los resultados fueron el
debilitamiento y fragmentación de la Universidad de Chile y la ex Universidad Técnica del
Estado, y el fortalecimiento y creación de universidades privadas. La irrupción de este último tipo
de instituciones en la matriz histórica universitaria chilena, de carácter mixta estatal-privada,
incluyó especialmente una nueva oferta de Centros de Formación Técnica e Institutos
Profesionales en la que no existe participación del Estado3. El rol de éste fue limitado a un
carácter subsidiario, sin constituir un deber del Estado el aseguramiento ni la regulación de la
calidad de la educación.
Esta situación ha derivado en múltiples fallas en el comportamiento del conjunto y de las partes,
en relación a la calidad y distribución de los beneficios sociales demandados a la Educación
Superior. Existen problemas respecto a los recursos disponibles, especialmente los dispuestos
por el Estado, cuya justificación debiera ser asegurar estos beneficios, además de generar oferta
en espacios no cubiertos por el sector privado que representan necesidades nacionales. Hay una
problemática urgente que involucra la disposición de recursos públicos, pero también los
criterios de asignación y la rendición de cuentas de las distintas instituciones. El aumento de los
recursos públicos es un problema importante, pero es un riesgo buscar soluciones que se
limiten a pedir más dinero sin pensar en cómo y para qué serán utilizados. Es preciso revisar
la complejidad multidimensional del problema que enfrenta la Educación Superior.
Existen varias metas de mediano plazo establecidas transversalmente para el país desde diversas
instancias, como los Consejos Asesores Presidenciales de Innovación (2007, 2008), de Equidad y
Trabajo (2008) y de Educación Superior (2008). Estas metas reflejan las necesidades del país para
alcanzar el desarrollo. Por ejemplo, desde el punto de vista de la competitividad económica, “el
país debiera avanzar en cobertura de educación terciaria a niveles cercanos al 80% de la
población entre 18 y 24 años hacia el año 2020”4; evidentemente, aspiraciones como éstas
requieren de enormes esfuerzos de parte de todos los actores.
3
Esto ha quedado expresado detalladamente en el Informe del Consejo Asesor Presidencial Para la Educación
Superior (CAPESUP), del año 2008.
4
Consejo de Innovación, 2007, p. 93
5
Se debe precisar que “Chile muestra, por relación a la experiencia comparada, una
predominancia excepcional del gasto privado –un 1.8% de un total de 2.1% del gasto como
porcentaje del PIB- a la hora de financiar la educación superior”5, a lo que hay que agregar que
“las actuales cifras muestran que la proporción de matrícula en carreras de tipo profesional
versus carreras de nivel técnico superior es 3,6 a 1”6, realidad inversa a la de los países
desarrollados. Se ha determinado como fundamental “aumentar la cobertura con foco en los
sectores de menores ingresos y en la formación de técnicos”7. Todo lo anterior, al contraponerse
a la paradoja de que la oferta de la Educación Superior crecerá “a tasas muy inferiores a las
observadas en los últimos 15 años”8, y que no existe participación del Estado en la educación
técnico-profesional – a pesar de la histórica naturaleza mixta público-privada en la Educación
Superior –, señala la necesidad de un replanteamiento del rol de las distintas partes,
especialmente del Estado.
De esta manera, queda claro que no se trata simplemente de “pedir más recursos”;
efectivamente, resulta fundamental un aumento de los recursos públicos destinados a la
Educación Superior, pero éstos ya cuentan explícitamente con prioridades en relación a los
beneficios sociales demandados. Éstos involucran un replanteamiento del rol del Estado,
especialmente en relación a la educación técnica-superior y la incorporación de los estratos
socioeconómicos más bajos. Lo anterior se suma a la necesidad ya señalada de reformular los
criterios de distribución de los recursos públicos, sobre todo los ya existentes, basándose en la
producción de bienes sociales, orientados a la equidad, calidad, eficiencia y pertinencia12. Es
preciso, sin embargo, ir más allá del problema presupuestario.
5
CAPESUP, 2008, p. 412
6
Ibidem. P. 55
7
Consejo de Innovación, 2008, p. 54
8
CAPESUP, 2008, p. 70.
9
Ibidem. p. 70.
10
Ibidem. p. 33
11
Ibidem. p. 232
12
Brunner, 2008.
6
- Asegurar la existencia de profesionales y técnicos con las competencias necesarias para el
desarrollo nacional.
- Constituir un espacio de discusión, formación y práctica ciudadana, aportando a la
sostenibilidad y calidad de la democracia.
- Producir conocimiento científico y desarrollo artístico.
- Traspasar dicha producción a la sociedad.
- Constituir un instrumento de distribución equitativa de las oportunidades, orientado a la
movilidad social.
Al enunciar estos fines, se reconocen las dimensiones en las que el sistema que rija la Educación
Superior debe poder responder. Evidentemente, no todas las instituciones cumplen con todos
estos fines, puesto que presentan una alta especialización. Sin embargo, son estas las demandas
para la Educación Superior en general. Además de las funciones tradicionales de producir
Capital Humano y Cultural, se reconocen otras complejidades propias del proceso de desarrollo
actual de Chile en sus pretensiones de incorporarse plenamente a la Economía del
Conocimiento.
La pregunta ahora es ¿cómo responder a estos fines? ¿Cuál es la situación actual respecto a la
capacidad de entregar esa respuesta?
Como ya se dijo, la complejidad de los problemas relacionados con los bienes sociales que
debiese producir la Educación Superior va mucho más allá de la disponibilidad y asignación de
recursos. En la actualidad no es posible hablar de a existencia real de un Sistema de
Educación Superior, puesto que el comportamiento y características de las que debieran ser sus
partes (U, CFT, IP), y la institucionalidad que debiese dar marco a su existencia como total,
obedecen a lógicas parciales e incluso muchas veces contradictorias.
7
producción de bienes sociales, más allá de circunstancias históricas de la existencia de las
distintas instituciones. Este es sólo uno de los aspectos donde se verifica la incoherencia en la
forma de operar del conjunto de la Educación Superior. Se suma a esto la crisis de la Educación
Universitaria Estatal, que se ha visto profundamente afectada por las contradicciones del
sistema, especialmente en lo referido al financiamiento y gestión.
En otro ejemplo, el debate público del último tiempo se ha centrado fuertemente en las vías de
acceso a la Educación Superior desde la Secundaria. Preocuparse de la relación con la educación
escolar es fundamental para la consecución de los fines propios de la Educación Superior; sin
embargo, este punto ha significado un peligro de avocarse a las pruebas de selección,
entendiéndolas como un instrumento para solucionar problemas que van mucho más allá de lo
que les corresponde abarcar. Aún así, en esta instancia debe considerarse la necesidad de que
exista Equidad en el acceso, lo cual no se consigue reproduciendo las desigualdades del sistema
escolar. La situación actual no solo reproduce, sino que aumenta los niveles de desigualdad
socioeconómica y según procedencia de instituciones públicas o privadas. Si bien éste es un
punto fundamental, es preciso entender que, especialmente en relación al fin de constituir un
instrumento de distribución equitativa de las oportunidades, orientado a la movilidad social, debe
asegurarse también la Equidad en la salida13, es decir, respecto a la titulación y los niveles de
calificación e inserción en el mercado laboral, además de que “el acceso a la educación superior
no sirve de mucho si no se logra terminar los estudios”14. Esta discusión ha centrado el problema
de la Equidad, en el Acceso, siendo que se requieren muchas más variables para hacerse cargo
de que la Educación Superior efectivamente constituya una herramienta de distribución
equitativa de las oportunidades, y éstas requerirían una atención al sistema en general y su
relación con el mercado laboral, instancia que prácticamente no existe.
El criterio de Equidad no es suficiente si no hay Calidad, ni viceversa. Hoy en día existe una fuerte
segregación socioeconómica en la Educación Superior, que se suma a bajos niveles generales de
calidad de las competencias entregadas, y una concentración de unas pocas instituciones
excelencia que, en general, corresponden a las Universidades tradicionales de la elite. A esto se
suma un descalce entre las demandas de Capital Humano desde el sector productivo respecto a
la oferta que la Educación Superior termina por generar en el mercado laboral, es decir, una falta
de pertinencia en las competencias entregadas a los estudiantes. Todo esto involucra problemas
en la coordinación, la búsqueda de recursos, la calidad de los alumnos, el currículo, la calidad
docente, la escasez de investigación, y una serie de “crisis” parciales que hacen que hoy la
Educación Superior no cumpla con lo que la sociedad requiere de ella.
De esta manera, diferentes aspectos de exigencias a las que hoy la Educación Superior debiera
dar respuesta – satisfaciendo los criterios de equidad, calidad, eficiencia y pertinencia –, reiteran
una y otra vez la urgencia de la pregunta por ¿dónde se garantiza la existencia de una
Educación Superior que cumpla los fines de que ésta produzca los bienes sociales para el
desarrollo del país? La respuesta a esta pregunta es, justamente, la existencia real de un
Sistema de Educación Superior que concretice la capacidad de dar un Sentido Público a lo que
13
“Se debe evaluar el costo alternativo de estudiar para personas de los quintiles 1, 2 y 3. Dejar de trabajar para
estudiar puede significar dejar de acceder al financiamiento de necesidades tan básicas como la alimentación”
(Consejo de Innovación, 2007, p. 94).
14
Newman et. al., 2004, citado en Meller & Meller, 2007, p. 238.
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hoy es un conjunto de instituciones, el cual se verifica en la medida que el comportamiento del
total obedezca al criterio del bien común. De aquí surge el cuestionamiento fundamental a los
roles del Estado, el Mercado y la Sociedad Civil en el sistema.
En el proceso político, las respuestas que se han dado han obedecido, nuevamente, a una lógica
de las partes por sobre el todo. Por otro lado, muchas de las medidas se han implementado “a
medias” respecto a su naturaleza original, ocasionando nuevos problemas derivados de su
ineficacia. Es por esto, que plantemos que hoy es ineludible y fundamental que la sociedad
chilena instaure un nuevo Contrato Social que asegure, de una vez por todas, la existencia
del Sistema de Educación Superior, en su Sentido Público.
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3. Del diagnóstico hacia una propuesta de Reforma
3.1 Diagnósticos Compartidos
Como ya se ha señalado, en el último tiempo ya se han realizado bastantes esfuerzos por fijar
una agenda en torno a la Educación Superior, de manera tal que se ha llegado a un relativo
consenso en torno al diagnóstico sobre su situación actual, difiriendo tal vez en las formas de
enfrentar los problemas y desafíos planteados. Muchas de las problemáticas van incluso más allá
del caso particular chileno, puesto que tienen que ver con dilemas que enfrenta la Educación
Superior en general, puesto que la sociedad le exige cumplir con funciones que antes no
realizaba, en un contexto distinto. Podríamos esquematizar los rasgos principales del
diagnóstico en los siguientes puntos15:
15
Meller & Meller (2007) intentan definir varias de estas problemáticas, para lo que recurren al diagnóstico de
Newman et. Al. (2004).
10
del estudio universitario se está transformando en un problema político similar al del
creciente costo de la salud”16.
Todo lo anterior resume, en rasgos generales, los problemas que debe enfrentar la Educación
Superior. Lo que presentaremos de aquí en adelante corresponde a las conclusiones de nuestro
diagnóstico, que tienen que ver, como en parte ya se ha anunciado, con (1) la ausencia de
capacidad para que la Educación Superior funcione como un sistema para asegurar la
producción de bienes sociales necesarios para el desarrollo de Chile, (2) la necesidad de llegar a
una definición operativa de Sentido Público, para que rija la existencia y funcionamiento de un
Sistema Nacional de Educación Superior, y (3) la creciente separación entre los objetivos de
Calidad y Equidad, los cuales se deben necesariamente cumplir simultáneamente.
16
Meller & Meller, 2007, p. 233
17
Éstas ya fueron enunciadas más arriba: (1) asegurar la existencia de profesionales y técnicos con las competencias
necesarias para el desarrollo nacional; (2) constituir un espacio de discusión, formación y práctica ciudadana, aportando a
la sostenibilidad y calidad de la democracia; (3) producir conocimiento científico y desarrollo artístico; (4) traspasar dicha
producción a la sociedad; (4) constituir un instrumento de distribución equitativa de las oportunidades, orientado a la
movilidad social.
11
sistema donde el Estado garantiza la “publicidad” del total mediante participación directa,
regulaciones, subsidios e incentivos, integrando los distintos tipos de instituciones. Por lo tanto,
se reconoce la presencia mixta de instituciones privadas y estatales en el actual conjunto de U,
CFT e IP, lo cual responde a una constante histórica respecto a la Educación Superior en Chile. De
esta manera, admitiéndose la presencia de fines privados como propios de algunas
instituciones, éstos son admisibles en el sistema en la medida que no interfieran con los fines
propios de su Sentido Público.
El principio de la Equidad está directamente asociada con la movilidad social; implica que el
sistema (1) colabore en que exista igualdad de oportunidades que permitan a las personas
colocarse en base a su propio esfuerzo en cualquier punto de la escala social, y que (2) los
esfuerzos desplegados en el sistema busquen disminuir las diferencias entre los niveles básicos
de capital cultural y social que la Educación Superior puede entregar a los chilenos, lo que
implica, evidentemente, mejorar los niveles de calidad para la gran mayoría, con miras que éstos
dependan cada vez menos de la situación socioeconómica de cada persona. De lo anterior se
desprende la estrecha relación entre la Educación Superior y la realidad de las etapas que la
preceden, de ahí la importancia de los mecanismos de Acceso respecto a las inequidades que
predeterminan a los estudiantes; sin embargo, es preciso que el criterio de la Equidad encuentre
medios de verificación tanto en las instancias de acceso, como en las etapas intermedias, y en la
salida de la Educación Superior.
El principio de Calidad obedece a que (1) es necesario asegurar niveles mínimos de calidad en la
Educación Superior de acuerdo a las prioridades definidas según estrategias de desarrollo
nacionales y regionales, en circunstancias actuales donde existen instituciones que estarían por
debajo de estándares básicos, y (2) es fundamental que el Sistema cuente con los medios para
fomentar en sus instituciones la búsqueda de la excelencia y el progreso. En suma, la coherencia
de los bienes públicos producidos por la Educación Superior chilena respecto a las metas de
desarrollo del país requiere que todos los medios desplegados para verificar y maximizar dicha
producción persigan inseparablemente la Equidad y Calidad, incluyendo esta última la Eficiencia
y la Pertinencia.
A partir de estos principios generales, es necesario ahora poder generar ejes claros que sean los
pilares de la Reforma de la Educación Superior. En torno a estos ejes pretendemos guiar la discusión
pública y el camino hacia una propuesta que pueda ser levantada por la ciudadanía.
12
4. Ejes para la Reforma de la Educación Superior
Por esta razón, y para poder sumar a otros actores sociales mediante ejes movilizadores
comunes, se plantean las siguientes peticiones:
13
posible en el año 2009 previo al 21 de mayo, aparece la posibilidad de marcar dos hitos de
trabajo para la Reforma:
Como ya se ha indicado antes, estas acciones deben ir encaminadas hacia la construcción de una
demanda clara, que asegure el compromiso de los actores políticos. En este sentido, el proceso
del Congreso y el Referéndum debe necesariamente desembocar en un proceso de
mediatización buscando el pronunciamiento de los Candidatos Presidenciales y Parlamentarios
para la elección de fines del 2009. De lograrse compromisos satisfactorios, el Movimiento
Estudiantil podría asumir la presión de asegurar el respeto por dichos compromisos. La única
forma de que esto ocurra es masificando la demanda de la educación, de manera análoga a la
Revolución Pingüina del 2006, acusando esta vez mayor claridad en sus ejes programáticos.
Previo a todo esto, y en forma inmediata, el proceso de socialización debe buscar las formas de
incorporar toda la complejidad que supone la discusión de un nuevo marco para la Educación
Superior, cuyos ejes son los siguientes:
14
Institución sustituta del Consejo de Rectores, que incorpore a privadas con
sentido público.
15
Incorporación de la nivelación integral de los alumnos; eliminación de los
preuniversitarios; incorporación de la sociedad civil y ONGs a formas de
nivelación en el acceso.
16
Asegurar la valorización de la carrera del investigador.
17
5. Bases de Propuesta de Institucionalidad y Financiamiento
En un nuevo marco, debe quedar definida la relación del Estado con cada una de las
Universidades, Centros de Formación e Institutos Profesionales del sistema. Esta relación no
depende de que se trate de instituciones estatales o privadas, sino de la Función Pública que
cumplen. Para conformar este sistema se plantea:
Acreditación
Los criterios utilizados por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) deben ser más exigentes y
orientarse a una mejor gestión de las instituciones, con especial énfasis en la enseñanza de
pregrado. Deben revisarse los mecanismos y contar con mayores atribuciones, que incluyan
promover el mejoramiento de las instituciones, y medios para asegurar conciencia entre los
estudiantes de los riesgos de permanecer en una institución no acreditada. Así mismo, se requieren
formas de eliminar instituciones que estén por debajo de criterios mínimos.
Nueva institucionalidad
Las instituciones que cumplan con las características anteriores se agruparían en una institución
de coordinación en reemplazo del actual Consejo de Rectores. Sus funciones serán encargarse
de velar por la calidad académica y la integración entre los marcos curriculares de las distintas
instituciones, incluyendo Universidades, CFT e IPs.
18
mercado laboral. Así mismo, en tareas como la nivelación para el acceso desde la Educación
Secundaria, existen múltiples organizaciones que podrían cumplir funciones de manera
apropiada y sensible a las necesidades particulares.
Financiamiento Basal (Reformulación del AFD): Como mínimo, duplicar el gasto público para ir
en aumento progresivo; aumento de los mínimos de financiamiento de instituciones estatales;
definición de criterios de desempeño claros; separación de fondos de instituciones estatales y
privadas; inclusión de instituciones privadas según criterios claros de funciones públicas y
control de aranceles.
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Bibliografía
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