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Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile

Fundamentos para una Reforma a la Educación Superior:


reflotando aspiraciones de país desde el movimiento estudiantil

[BORRADOR]

Este documento presenta las perspectivas particulares de la Federación de Estudiantes de la


Universidad Católica (FEUC) en el marco del trabajo conjunto realizado con las Federaciones de
las universidades de Chile, Técnica Federico Santa María, Alberto Hurtado y Central.
Índice

1. El Movimiento Estudiantil y la Educación Superior en un cambio de paradigma para el


Desarrollo… 3

2. El conjunto de la Educación Superior: la urgencia de un Sistema con Sentido Público… 5

2.1 El problema de la producción de bienes sociales, y algunas metas de país… 5

2.2 Inexistencia actual de un real Sistema de Educación Superior… 7

3. Del diagnóstico hacia una propuesta de Reforma… 10

3.1 Diagnósticos Compartidos… 10

3.2 Principios Generales de un Sistema Nacional de Educación Superior… 11

3.2.1 Sentido Público… 11

3.2.2 Equidad y Calidad Integral… 12

4. Ejes para la Reforma de la Educación Superior… 14

4.1 Planes Específicos… 14

4.2 Proceso hacia una Ley de Educación Superior… 14

5. Resumen de Propuesta de Institucionalidad y Financiamiento… 18

5.1 Principios del Sistema Nacional de Educación Superior… 18

5.2 Financiamiento en el nuevo sistema… 19

2
1. El Movimiento Estudiantil y la Educación Superior en un cambio de
paradigma para el Desarrollo
Chile, al igual que el mundo entero, se encuentra en un momento en que la profundidad de la
crisis económica nos conduce a revisar las bases de nuestra forma de perseguir el bienestar
colectivo; ya no se trata de una simple corrección del rumbo, sino de un cuestionamiento
profundo a las estructuras. Existen múltiples espacios en los que este cuestionamiento toma
forma, apuntando a reconfigurar los roles del el Estado, la Sociedad Civil y el Mercado. La
educación es uno de dichos espacios, puesto que sobre ella pesan fuertemente las expectativas
de los individuos respecto a su participación en el proceso de desarrollo.

Las acciones en torno a la Educación en Chile están hoy marcadas por el proceso ocurrido entre
la Revolución Pingüina el 2006 hasta la aprobación de la LGE a principios de 2009. Los hitos
principales son la envergadura del movimiento social desatado por las movilizaciones de los
estudiantes secundarios, y el fracaso político que significó el que se mantuvieran en la Ley
General varios de los aspectos más criticados su antecesora LOCE. Por otro lado, en esta nueva
ley quedan aspectos fundamentales fuera, que deberán ser incluidos, en el mediano plazo, en
proyectos tales como las leyes de Educación Superior y de Educación Pública.

En este contexto, la Educación Superior representa un espacio decisivo.

En primer lugar, ya en el 2006 se evidenció un deterioro de la capacidad del movimiento


estudiantil universitario para manejar una agenda de importancia nacional. Al igual que en otros
ámbitos de la Sociedad Civil, la organización estudiantil enfrenta hoy el desafío de recuperar
credibilidad y poder efectivo logrando niveles de convocatoria amplia, pero pasando de
posturas meramente reactivas a una capacidad de generar y promover propuestas. No es
admisible desaprovechar nuevamente la capacidad instalada en la juventud que tiene en la
Educación Superior su espacio más propio de trabajo, formación y movilización.

En segundo lugar, las señales que desde el mundo social hace años apuntaban a una Crisis de la
Educación Superior, son ratificadas hoy por la presión que han generado los intentos de marcar
una agenda para el proceso de desarrollo desde el mundo de la tecnocracia. El intento del
Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior (CAPESUP) demostró ser una estrategia
políticamente insuficiente con grandes probabilidades de conducir al mismo fracaso de la LGE.
Sin embargo, la agenda que apunta a la sostenibilidad del desarrollo económico puso presiones
mucho más claras a través de las metas establecidas por el Consejo de Innovación, el Consejo de
Trabajo y Equidad, y especialmente los informes de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).

El gran desafío de la Educación Superior en Chile es poder asumir su masificación. De haber


estado constituida únicamente por la Universidad como el lugar de formación de la elite, la
Educación Superior ha evolucionado hasta conformar un conjunto de Universidades, Centros de
Formación Técnica e Institutos Profesionales, fuertemente determinado por la irrupción de las
lógicas del mercado desde los años 80, y donde en los últimos 15 años se ha casi triplicado la
3
cobertura bordeando el 40%1 de los chilenos en edad de estudiar. En este mismo sentido, se ha
establecido que el país debiera avanzar en cobertura de educación terciaria a niveles cercanos al
80% de la población entre 18 y 24 años hacia el año 20202; esto supone un desafío mucho mayor
en cómo se enfrenta la masificación.

En este contexto, el problema político de la Educación Superior en Chile es la separación de


calidad y equidad. Son parte de él la segregación de las oportunidades asociadas a la calidad de
la educación, la exclusión social o al menos amplificación de las diferencias socioeconómicas, y,
principalmente, la inexistencia de capacidad para asegurar el fin del bien común en un sistema
que requiere poder funcionar, como tal, integrado a las necesidades del país. Son éstos los
puntos de una agenda que el Movimiento Estudiantil debe poder levantar a nivel nacional. El
desafío principal es la complejidad que se debe abordar, puesto que no cabe en una sola
consigna o reivindicación; una propuesta aquí implica una reestructuración profunda del
sistema educativo.

Nosotros, los estudiantes, damos por iniciado el proceso hacia la Reforma de la Educación
Superior, e invitamos a toda la ciudadanía a participar en ella. En este camino no será posible
separar contenido, entendido como las propuestas en sus implicancias prácticas, de la forma,
entendida como los medios para instalar demandas. El proceso de construcción de este
proyecto de reforma es en sí una práctica estudiantil, ciudadana y política. En la edificación
colectiva de esta propuesta, estamos definiendo en forma concreta y práctica nuestra naturaleza
como Movimiento Estudiantil. Nuestras capacidades de educar, reflexionar y movilizar,
conducen al ejercicio del poder a través de la organización social, experiencia que deseamos
para la sociedad chilena en su conjunto.

1
Existen distintos datos, expresados en CAPESUP, 2008; Consejo de Innovación, 2007; Consejo de Innovación, 2008.
2
Consejo de Innovación, 2007, p. 93
4
2. El conjunto de la Educación Superior: la urgencia de un Sistema con
Sentido Público

2.1 El problema de la producción de bienes sociales, y algunas metas de país

El Sentido Público en la Educación Superior depende de que en ella se garantice la producción


de bienes sociales. Éstos dependen directamente de los fines que fundamentan la importancia
de la Educación Superior para el proceso de desarrollo, los que van hoy mucho más allá de la
conservación y transmisión del conocimiento o “búsqueda de la verdad” que motivó los
orígenes de las universidades, primeras instituciones de educación terciaria. Evidentemente, el
eje de la discusión aquí es la definición de dichos bienes sociales, lo cual es un problema político.

La última reforma a la Educación Superior fue la de los años 80. Ésta respondió a un modelo de
liberalización económica que se implantó durante el régimen militar. La privatización de la
educación y el decaimiento de las universidades públicas fueron parte de sus consecuencias.
Esta reforma estaba pensada según un modelo de desarrollo que justificaba que el mercado
podía ser la piedra angular en el aseguramiento de la calidad. Los resultados fueron el
debilitamiento y fragmentación de la Universidad de Chile y la ex Universidad Técnica del
Estado, y el fortalecimiento y creación de universidades privadas. La irrupción de este último tipo
de instituciones en la matriz histórica universitaria chilena, de carácter mixta estatal-privada,
incluyó especialmente una nueva oferta de Centros de Formación Técnica e Institutos
Profesionales en la que no existe participación del Estado3. El rol de éste fue limitado a un
carácter subsidiario, sin constituir un deber del Estado el aseguramiento ni la regulación de la
calidad de la educación.

Esta situación ha derivado en múltiples fallas en el comportamiento del conjunto y de las partes,
en relación a la calidad y distribución de los beneficios sociales demandados a la Educación
Superior. Existen problemas respecto a los recursos disponibles, especialmente los dispuestos
por el Estado, cuya justificación debiera ser asegurar estos beneficios, además de generar oferta
en espacios no cubiertos por el sector privado que representan necesidades nacionales. Hay una
problemática urgente que involucra la disposición de recursos públicos, pero también los
criterios de asignación y la rendición de cuentas de las distintas instituciones. El aumento de los
recursos públicos es un problema importante, pero es un riesgo buscar soluciones que se
limiten a pedir más dinero sin pensar en cómo y para qué serán utilizados. Es preciso revisar
la complejidad multidimensional del problema que enfrenta la Educación Superior.

Existen varias metas de mediano plazo establecidas transversalmente para el país desde diversas
instancias, como los Consejos Asesores Presidenciales de Innovación (2007, 2008), de Equidad y
Trabajo (2008) y de Educación Superior (2008). Estas metas reflejan las necesidades del país para
alcanzar el desarrollo. Por ejemplo, desde el punto de vista de la competitividad económica, “el
país debiera avanzar en cobertura de educación terciaria a niveles cercanos al 80% de la
población entre 18 y 24 años hacia el año 2020”4; evidentemente, aspiraciones como éstas
requieren de enormes esfuerzos de parte de todos los actores.

3
Esto ha quedado expresado detalladamente en el Informe del Consejo Asesor Presidencial Para la Educación
Superior (CAPESUP), del año 2008.
4
Consejo de Innovación, 2007, p. 93
5
Se debe precisar que “Chile muestra, por relación a la experiencia comparada, una
predominancia excepcional del gasto privado –un 1.8% de un total de 2.1% del gasto como
porcentaje del PIB- a la hora de financiar la educación superior”5, a lo que hay que agregar que
“las actuales cifras muestran que la proporción de matrícula en carreras de tipo profesional
versus carreras de nivel técnico superior es 3,6 a 1”6, realidad inversa a la de los países
desarrollados. Se ha determinado como fundamental “aumentar la cobertura con foco en los
sectores de menores ingresos y en la formación de técnicos”7. Todo lo anterior, al contraponerse
a la paradoja de que la oferta de la Educación Superior crecerá “a tasas muy inferiores a las
observadas en los últimos 15 años”8, y que no existe participación del Estado en la educación
técnico-profesional – a pesar de la histórica naturaleza mixta público-privada en la Educación
Superior –, señala la necesidad de un replanteamiento del rol de las distintas partes,
especialmente del Estado.

Un problema central es la incorporación de los estratos socioeconómicos más bajos a la


Educación Superior, puesto que es justamente entre estos grupos donde hay más espacio para
crecer en la cobertura. Se ha señalado que existiría la posibilidad real de, al menos, “doblar, en
un período de tiempo estructuralmente viable, la cobertura en los niveles de menores ingresos,
los quintiles I, II y III, de existir un financiamiento público mayor al actual que contribuya a
alcanzar ese objetivo”9. Otro punto fundamental es la educación técnico-profesional; por
ejemplo, el CAPESUP estableció “la conveniencia que el estado provea –y no sólo financie- ese
tipo de educación especialmente en aquellas áreas en las que la iniciativa privada no logra
hacerlo de una manera eficiente”10. Por último, se ha señalado que el gasto público del PIB en
Educación Superior alcanzaría hoy para intentar cubrir necesidades de docencia, requiriéndose
inversiones importantes para financiar investigación y extensión11.

De esta manera, queda claro que no se trata simplemente de “pedir más recursos”;
efectivamente, resulta fundamental un aumento de los recursos públicos destinados a la
Educación Superior, pero éstos ya cuentan explícitamente con prioridades en relación a los
beneficios sociales demandados. Éstos involucran un replanteamiento del rol del Estado,
especialmente en relación a la educación técnica-superior y la incorporación de los estratos
socioeconómicos más bajos. Lo anterior se suma a la necesidad ya señalada de reformular los
criterios de distribución de los recursos públicos, sobre todo los ya existentes, basándose en la
producción de bienes sociales, orientados a la equidad, calidad, eficiencia y pertinencia12. Es
preciso, sin embargo, ir más allá del problema presupuestario.

El proceso de desarrollo de chile ha establecido demandas claras respecto a la producción de


bienes sociales. En este sentido, existe una cada vez mayor complejidad de la función social de la
Educación Superior. En este sentido, el Sentido Público determina que ésta deba cumplir con los
siguientes fines:

5
CAPESUP, 2008, p. 412
6
Ibidem. P. 55
7
Consejo de Innovación, 2008, p. 54
8
CAPESUP, 2008, p. 70.
9
Ibidem. p. 70.
10
Ibidem. p. 33
11
Ibidem. p. 232
12
Brunner, 2008.
6
- Asegurar la existencia de profesionales y técnicos con las competencias necesarias para el
desarrollo nacional.
- Constituir un espacio de discusión, formación y práctica ciudadana, aportando a la
sostenibilidad y calidad de la democracia.
- Producir conocimiento científico y desarrollo artístico.
- Traspasar dicha producción a la sociedad.
- Constituir un instrumento de distribución equitativa de las oportunidades, orientado a la
movilidad social.

Al enunciar estos fines, se reconocen las dimensiones en las que el sistema que rija la Educación
Superior debe poder responder. Evidentemente, no todas las instituciones cumplen con todos
estos fines, puesto que presentan una alta especialización. Sin embargo, son estas las demandas
para la Educación Superior en general. Además de las funciones tradicionales de producir
Capital Humano y Cultural, se reconocen otras complejidades propias del proceso de desarrollo
actual de Chile en sus pretensiones de incorporarse plenamente a la Economía del
Conocimiento.

Un ejemplo de las “nuevas complejidades” es el rol de traspasar la producción de conocimiento


a la sociedad, lo que incorpora la I+D y la cooperación con la Empresa en procesos de
Innovación, lo mismo con las labores de Extensión valoradas por la OCDE como función
fundamental de la educación terciaria en las sociedades del conocimiento, y atiende también al
histórico rol social que han cumplido las Universidades en el contexto del subdesarrollo
latinoamericano. Por otro lado, se reconoce el papel de la Educación Superior en una realidad
nacional con una distribución del ingreso regresiva y altas inequidades en la distribución de
oportunidades. Finalmente, se reconoce también el rol histórico de las instituciones de
Educación Superior en la formación de la ciudadanía y el desarrollo de la democracia.

La pregunta ahora es ¿cómo responder a estos fines? ¿Cuál es la situación actual respecto a la
capacidad de entregar esa respuesta?

2.2 Inexistencia actual de un Sistema de Educación Superior

Como ya se dijo, la complejidad de los problemas relacionados con los bienes sociales que
debiese producir la Educación Superior va mucho más allá de la disponibilidad y asignación de
recursos. En la actualidad no es posible hablar de a existencia real de un Sistema de
Educación Superior, puesto que el comportamiento y características de las que debieran ser sus
partes (U, CFT, IP), y la institucionalidad que debiese dar marco a su existencia como total,
obedecen a lógicas parciales e incluso muchas veces contradictorias.

Así, es posible verificar problemas en el encuentro de institucionalidades antiguas con las


nuevas características de la Educación Superior, generándose actualmente diferencias en la
forma como cada IES debe enfrentarse a un marco común, que hoy no es nada más que la
competencia por estudiantes y recursos. Muchas veces, estas diferencias entre las condiciones
que deben enfrentar las IES no tendrían justificación de acuerdo a un criterio asociado a la

7
producción de bienes sociales, más allá de circunstancias históricas de la existencia de las
distintas instituciones. Este es sólo uno de los aspectos donde se verifica la incoherencia en la
forma de operar del conjunto de la Educación Superior. Se suma a esto la crisis de la Educación
Universitaria Estatal, que se ha visto profundamente afectada por las contradicciones del
sistema, especialmente en lo referido al financiamiento y gestión.

En otro ejemplo, el debate público del último tiempo se ha centrado fuertemente en las vías de
acceso a la Educación Superior desde la Secundaria. Preocuparse de la relación con la educación
escolar es fundamental para la consecución de los fines propios de la Educación Superior; sin
embargo, este punto ha significado un peligro de avocarse a las pruebas de selección,
entendiéndolas como un instrumento para solucionar problemas que van mucho más allá de lo
que les corresponde abarcar. Aún así, en esta instancia debe considerarse la necesidad de que
exista Equidad en el acceso, lo cual no se consigue reproduciendo las desigualdades del sistema
escolar. La situación actual no solo reproduce, sino que aumenta los niveles de desigualdad
socioeconómica y según procedencia de instituciones públicas o privadas. Si bien éste es un
punto fundamental, es preciso entender que, especialmente en relación al fin de constituir un
instrumento de distribución equitativa de las oportunidades, orientado a la movilidad social, debe
asegurarse también la Equidad en la salida13, es decir, respecto a la titulación y los niveles de
calificación e inserción en el mercado laboral, además de que “el acceso a la educación superior
no sirve de mucho si no se logra terminar los estudios”14. Esta discusión ha centrado el problema
de la Equidad, en el Acceso, siendo que se requieren muchas más variables para hacerse cargo
de que la Educación Superior efectivamente constituya una herramienta de distribución
equitativa de las oportunidades, y éstas requerirían una atención al sistema en general y su
relación con el mercado laboral, instancia que prácticamente no existe.

El criterio de Equidad no es suficiente si no hay Calidad, ni viceversa. Hoy en día existe una fuerte
segregación socioeconómica en la Educación Superior, que se suma a bajos niveles generales de
calidad de las competencias entregadas, y una concentración de unas pocas instituciones
excelencia que, en general, corresponden a las Universidades tradicionales de la elite. A esto se
suma un descalce entre las demandas de Capital Humano desde el sector productivo respecto a
la oferta que la Educación Superior termina por generar en el mercado laboral, es decir, una falta
de pertinencia en las competencias entregadas a los estudiantes. Todo esto involucra problemas
en la coordinación, la búsqueda de recursos, la calidad de los alumnos, el currículo, la calidad
docente, la escasez de investigación, y una serie de “crisis” parciales que hacen que hoy la
Educación Superior no cumpla con lo que la sociedad requiere de ella.

De esta manera, diferentes aspectos de exigencias a las que hoy la Educación Superior debiera
dar respuesta – satisfaciendo los criterios de equidad, calidad, eficiencia y pertinencia –, reiteran
una y otra vez la urgencia de la pregunta por ¿dónde se garantiza la existencia de una
Educación Superior que cumpla los fines de que ésta produzca los bienes sociales para el
desarrollo del país? La respuesta a esta pregunta es, justamente, la existencia real de un
Sistema de Educación Superior que concretice la capacidad de dar un Sentido Público a lo que

13
“Se debe evaluar el costo alternativo de estudiar para personas de los quintiles 1, 2 y 3. Dejar de trabajar para
estudiar puede significar dejar de acceder al financiamiento de necesidades tan básicas como la alimentación”
(Consejo de Innovación, 2007, p. 94).
14
Newman et. al., 2004, citado en Meller & Meller, 2007, p. 238.

8
hoy es un conjunto de instituciones, el cual se verifica en la medida que el comportamiento del
total obedezca al criterio del bien común. De aquí surge el cuestionamiento fundamental a los
roles del Estado, el Mercado y la Sociedad Civil en el sistema.

En el proceso político, las respuestas que se han dado han obedecido, nuevamente, a una lógica
de las partes por sobre el todo. Por otro lado, muchas de las medidas se han implementado “a
medias” respecto a su naturaleza original, ocasionando nuevos problemas derivados de su
ineficacia. Es por esto, que plantemos que hoy es ineludible y fundamental que la sociedad
chilena instaure un nuevo Contrato Social que asegure, de una vez por todas, la existencia
del Sistema de Educación Superior, en su Sentido Público.

9
3. Del diagnóstico hacia una propuesta de Reforma
3.1 Diagnósticos Compartidos

Como ya se ha señalado, en el último tiempo ya se han realizado bastantes esfuerzos por fijar
una agenda en torno a la Educación Superior, de manera tal que se ha llegado a un relativo
consenso en torno al diagnóstico sobre su situación actual, difiriendo tal vez en las formas de
enfrentar los problemas y desafíos planteados. Muchas de las problemáticas van incluso más allá
del caso particular chileno, puesto que tienen que ver con dilemas que enfrenta la Educación
Superior en general, puesto que la sociedad le exige cumplir con funciones que antes no
realizaba, en un contexto distinto. Podríamos esquematizar los rasgos principales del
diagnóstico en los siguientes puntos15:

- Crisis de la Calidad: existe un problema generalizado respecto a la Calidad de la


educación impartida, sin contar con formas de evaluar el desempeño de la docencia y el
aprendizaje, dificultándose la capacidad de generar planes de mejoramiento,
especialmente en relación a los requerimientos que las metas de desarrollo significan
para la Educación Superior, en términos de capital humano.

- Crisis de la Pertinencia: hay una falta de información respecto a la Pertinencia de lo


aprendido por los estudiantes de la Educación Superior. En muchos casos, las
habilidades y calificaciones de los egresados están por debajo de lo requerido por el
sector productivo. Existiría un “descalce entre oferta y demanda”, producto de
interferencias que tienen que ver con el mercado de la educación, desorientaciones
producto de la publicidad, etc. Esto se ve acentuado por la linealidad de currículos y
ausencia de grados intermedios que permitan calificaciones luego de períodos de
tiempo más cortos, acordes con el aprendizaje continuo en un mercado laboral
cambiante, y posibilidades de alternar trabajo y estudios de modo de hacer la educación
económicamente más accesible.

- Crisis de la Carrera Académica y Docente: los recursos disponibles y la estructura de


promoción e incentivo de la carrera académica no valorizan lo suficiente la docencia y el
aprendizaje. Existe un descalce entre las funciones que la sociedad le exige a la
Educación Superior, como son la docencia, la investigación, la participación en la
innovación. Este problema se aplica a la Educación en general; es especialmente
importante en el caso particular de la formación de educadores.

- Crisis del Financiamiento y la Equidad: los requerimientos de autofinanciamiento de


las IES presionan al alza de los aranceles y al aumento del monto de créditos
proporcionados por el sector público. Al respecto, se ha señalado que “el encarecimiento

15
Meller & Meller (2007) intentan definir varias de estas problemáticas, para lo que recurren al diagnóstico de
Newman et. Al. (2004).

10
del estudio universitario se está transformando en un problema político similar al del
creciente costo de la salud”16.

- Crisis del Financiamiento y la Misión Pública: los requerimientos de


autofinanciamiento en medio de la alta competitividad del mercado de la Educación
Superior, “han vuelto difusas las fronteras entre lo que constituyen actividades
académicamente aceptables e inaceptables”. Aparecen aquí problemas políticos como
el de la compatibilidad entre los fines de lucro de algunas instituciones con los
requerimientos sociales que debe enfrentar la Educación Superior, así como múltiples
problemas de antiguas instituciones estatales que deben responder a este nuevo
entorno competitivo que plantea funcionar fuera de su lógica original, compitiendo en
el mercado: es preciso hoy hablar de la Crisis de las Universidades Estatales. Por otro
lado, en algunas instituciones privadas se generan prácticas contra la organización
estudiantil, por considerarse un riesgo para la estabilidad y rentabilidad, sin que existan
definiciones legales al respecto.

Todo lo anterior resume, en rasgos generales, los problemas que debe enfrentar la Educación
Superior. Lo que presentaremos de aquí en adelante corresponde a las conclusiones de nuestro
diagnóstico, que tienen que ver, como en parte ya se ha anunciado, con (1) la ausencia de
capacidad para que la Educación Superior funcione como un sistema para asegurar la
producción de bienes sociales necesarios para el desarrollo de Chile, (2) la necesidad de llegar a
una definición operativa de Sentido Público, para que rija la existencia y funcionamiento de un
Sistema Nacional de Educación Superior, y (3) la creciente separación entre los objetivos de
Calidad y Equidad, los cuales se deben necesariamente cumplir simultáneamente.

3.2 Principios Generales de un Sistema Nacional de Educación Superior

3.2.1 Sentido Público

En primer lugar, un posible Sistema Nacional de Educación Superior debe estar


caracterizado en todas las instancias por un Sentido Público, lo que implica que éste debe
estar dotado de la capacidad política, financiera y administrativa para que en su totalidad
responda al fin del bien común y la consecución de los fines de la Educación Superior17; esto
conlleva que dichos fines están por encima de cualquier otro. Se entiende que el Sentido Público
no depende de la propiedad o administración “pública” de las instituciones, sino de la
producción de bienes sociales-públicos por parte de éstas, lo que las califica para ser parte de un

16
Meller & Meller, 2007, p. 233
17
Éstas ya fueron enunciadas más arriba: (1) asegurar la existencia de profesionales y técnicos con las competencias
necesarias para el desarrollo nacional; (2) constituir un espacio de discusión, formación y práctica ciudadana, aportando a
la sostenibilidad y calidad de la democracia; (3) producir conocimiento científico y desarrollo artístico; (4) traspasar dicha
producción a la sociedad; (4) constituir un instrumento de distribución equitativa de las oportunidades, orientado a la
movilidad social.

11
sistema donde el Estado garantiza la “publicidad” del total mediante participación directa,
regulaciones, subsidios e incentivos, integrando los distintos tipos de instituciones. Por lo tanto,
se reconoce la presencia mixta de instituciones privadas y estatales en el actual conjunto de U,
CFT e IP, lo cual responde a una constante histórica respecto a la Educación Superior en Chile. De
esta manera, admitiéndose la presencia de fines privados como propios de algunas
instituciones, éstos son admisibles en el sistema en la medida que no interfieran con los fines
propios de su Sentido Público.

3.2.2 Equidad y Calidad Integral

En segundo lugar, la existencia y funcionamiento del Sistema Nacional no puede sino


asegurar conjuntamente la Equidad y Calidad en la Educación Superior; esto es una
implicancia fundamental de su Sentido Público. Si ambos objetivos no se verifican
simultáneamente en el sistema y, peor aún, si en la práctica la consecución de uno es entendida
como un obstáculo para que el otro se vea logrado, no se está alcanzando el bien común ni los
fines propios de la Educación Superior.

El principio de la Equidad está directamente asociada con la movilidad social; implica que el
sistema (1) colabore en que exista igualdad de oportunidades que permitan a las personas
colocarse en base a su propio esfuerzo en cualquier punto de la escala social, y que (2) los
esfuerzos desplegados en el sistema busquen disminuir las diferencias entre los niveles básicos
de capital cultural y social que la Educación Superior puede entregar a los chilenos, lo que
implica, evidentemente, mejorar los niveles de calidad para la gran mayoría, con miras que éstos
dependan cada vez menos de la situación socioeconómica de cada persona. De lo anterior se
desprende la estrecha relación entre la Educación Superior y la realidad de las etapas que la
preceden, de ahí la importancia de los mecanismos de Acceso respecto a las inequidades que
predeterminan a los estudiantes; sin embargo, es preciso que el criterio de la Equidad encuentre
medios de verificación tanto en las instancias de acceso, como en las etapas intermedias, y en la
salida de la Educación Superior.

El principio de Calidad obedece a que (1) es necesario asegurar niveles mínimos de calidad en la
Educación Superior de acuerdo a las prioridades definidas según estrategias de desarrollo
nacionales y regionales, en circunstancias actuales donde existen instituciones que estarían por
debajo de estándares básicos, y (2) es fundamental que el Sistema cuente con los medios para
fomentar en sus instituciones la búsqueda de la excelencia y el progreso. En suma, la coherencia
de los bienes públicos producidos por la Educación Superior chilena respecto a las metas de
desarrollo del país requiere que todos los medios desplegados para verificar y maximizar dicha
producción persigan inseparablemente la Equidad y Calidad, incluyendo esta última la Eficiencia
y la Pertinencia.

A partir de estos principios generales, es necesario ahora poder generar ejes claros que sean los
pilares de la Reforma de la Educación Superior. En torno a estos ejes pretendemos guiar la discusión
pública y el camino hacia una propuesta que pueda ser levantada por la ciudadanía.
12
4. Ejes para la Reforma de la Educación Superior

4.1 Planes Específicos

El proceso de reforma requiere la capacidad de generar demandas efectivas para el


mejoramiento de la situación en el sistema educativo, y especialmente en la Educación Superior.
Es por esto que, además de la reflexión y la participación amplia en la creación de un nuevo
proyecto que apunte a la posible elaboración de nuevas leyes, es necesario manejar una agenda
de corto plazo. Contar con puntos inmediatos permitiría aprovechar el momento actual del ciclo
político, al final del Gobierno de Michelle Bachelet, para poder levantar el proceso de la Reforma.

Por esta razón, y para poder sumar a otros actores sociales mediante ejes movilizadores
comunes, se plantean las siguientes peticiones:

- Plan de rescate de las Instituciones Estatales de Educación

- Plan para eliminación de la discriminación en el Acceso

- Plan para una nueva Educación Técnica pública y de calidad

- Elaboración ciudadana de las leyes de Educación Superior y Educación Pública

4.2 Proceso hacia una Ley de Educación Superior

La capacidad de involucrar al Movimiento Estudiantil y a la comunidad en general en el proceso


de reflexión y acción para la reforma, debe estar orientado a conseguir logros políticos
concretos, previniendo el fracaso del proceso hacia la Ley General de Educación. Para esto es
necesario ser capaces de levantar demandas claramente formuladas, que permitan que frente a
la movilización social, los actores políticos adquieran compromisos claros y verificables en plazos
definidos.

Es preciso poder comenzar el proceso de la reforma a través de la concientización y educación


mutua que posibilita la dinámica del movimiento estudiantil. La capacidad de movilizar por una
agenda de gran complejidad necesariamente requiere que en forma individual y colectiva los
estudiantes no sólo se encuentren interiorizados de la discusión, sino que sean ellos mismos los
protagonistas de su desenlace, en pleno dominio de los consensos y disensos. Luego, es preciso
poseer credibilidad y ejes programáticos comunes con otros actores, que permitan generar
solidaridad y cooperación, de manera de masificar las demandas.

Para esto es que se ha planteado la necesidad de diseñar formas innovadoras de trabajo,


participación y movilización. Además del proceso de movilización tradicional y socialización

13
posible en el año 2009 previo al 21 de mayo, aparece la posibilidad de marcar dos hitos de
trabajo para la Reforma:

- El primero es la gestión de un Congreso Nacional de Educación, en la que el espacio de


las Universidades se abriría a los otros actores de la Educación Superior y de la Sociedad
Civil, aprovechando la base institucional del Consejo de Rectores de las Universidades
Chilenas (CRUCH) y la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH), en la medida
que la Reforma es una agenda que posibilita la confluencia y cooperación mutua. El
objetivo del encuentro es poder aclarar los consensos y disensos de una agenda de
Reforma a nivel de la comunidad universitaria a escala nacional y dimensión
triestamental. De esta manera, la Reforma se encamina a ser no sólo una reivindicación
estudiantil, sino una demanda que viene del mundo de la Educación Superior, con
participación amplia de todos sus actores. El gran desafío aquí es la inclusión de los
actores de las instituciones privadas que se encuentran fuera del Consejo de Rectores.

- El segundo es un Referéndum Nacional en el que las propuestas emanadas del


Congreso Nacional de Educación serán llevadas a la ciudadanía en general para su
aprobación. Un proceso como éste permitiría incluir directamente a la comunidad en la
agenda de la Reforma, utilizando recursos que se desmarcan de la carga mediática
negativa de las movilizaciones, y permitiría validar las propuestas del mundo de la
Educación Superior. Por otro lado, la ejecución del referéndum podría incorporar la
participación masiva de estudiantes, en una actividad concreta que sigue siendo
movilizadora y formadora, en forma alternativa.

Como ya se ha indicado antes, estas acciones deben ir encaminadas hacia la construcción de una
demanda clara, que asegure el compromiso de los actores políticos. En este sentido, el proceso
del Congreso y el Referéndum debe necesariamente desembocar en un proceso de
mediatización buscando el pronunciamiento de los Candidatos Presidenciales y Parlamentarios
para la elección de fines del 2009. De lograrse compromisos satisfactorios, el Movimiento
Estudiantil podría asumir la presión de asegurar el respeto por dichos compromisos. La única
forma de que esto ocurra es masificando la demanda de la educación, de manera análoga a la
Revolución Pingüina del 2006, acusando esta vez mayor claridad en sus ejes programáticos.

Previo a todo esto, y en forma inmediata, el proceso de socialización debe buscar las formas de
incorporar toda la complejidad que supone la discusión de un nuevo marco para la Educación
Superior, cuyos ejes son los siguientes:

- Definición de la Función Pública

- Reformulación de la institucionalidad del sistema:

 Perfeccionamiento rol de la Comisión Nacional de Acreditación

14
 Institución sustituta del Consejo de Rectores, que incorpore a privadas con
sentido público.

 Incorporación de instancias de participación multisectorial, entre


instituciones, académicos, estudiantes, el Estado, la empresa, las
asociaciones profesionales, organizaciones de la Sociedad Civil.

 Nueva política de títulos y licenciamiento: regulación de la relación entre


programas de estudio, el mercado laboral, y la fijación de metas de largo
plazo.

- Redefinición del Gobierno Institucional:

 Modernización de sistemas de gestión para las instituciones Estatales.

 Exigencias de participación triestamental democrática en todas las


instituciones.

- Nueva política de financiamiento:

 Como mínimo, duplicar el gasto público para ir en aumento progresivo;


aumento de los mínimos de financiamiento de instituciones estatales.

 Reformulación AFD: definición de criterios de desempeño claros; separación


de fondos de instituciones estatales y privadas; inclusión de instituciones
privadas según criterios claros de funciones públicas y control de aranceles.

 Reformulación del AFI: aumento de disponibilidad de recursos; definición de


criterios competitivos; fomento de actividades complejas productoras de
beneficios sociales.

 Créditos y Becas: unificar mecanismos en Fondo Solidario; impulso hacia la


gratuidad de los 4 primeros quintiles; incorporación de otras necesidades a
cubrir por becas.

- Nueva política de participación Estatal:

 Refuerzo en la dotación de instituciones para el desarrollo regional

 Explosión de participación estatal en la Formación Técnico – Profesional

- Nueva política de acceso:

 Perfeccionamiento de mecanismos de aprobación final en la educación


secundaria; no mezclar verificación de contenidos curriculares con
priorización en el acceso a la Educación Superior.

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 Incorporación de la nivelación integral de los alumnos; eliminación de los
preuniversitarios; incorporación de la sociedad civil y ONGs a formas de
nivelación en el acceso.

- Nueva Política de Formación de Profesores:

 Regulación de las licencias y títulos; restricción de la formación de profesores


exclusivamente a las Universidades.

 Examen de habilitación obligatorio.

 Inversión en incentivos para captar alumnos de excelencia, y financiamiento


especial para las Facultades de Educación.

- Nueva política de participación de la Sociedad Civil:

 Eliminación de las restricciones legales a la participación política y las formas


democráticas de gobierno institucional.

 Reconocimiento y subsidio de la representación estudiantil.

 Incorporación de las Agrupaciones Profesionales en la certificación de


programas de estudio, y políticas de titulación y licenciamiento.

 Incorporación de agrupaciones sociales y ONGs en funciones como la


nivelación en el acceso y la formación técnica.

- Nuevo marco curricular:

 Integración total de todos los niveles de la Educación Superior; asegurar la


posibilidad de progreso y movilidad en el sistema.

 Modulación de las calificaciones y licencias; permitir la alternancia entre


trabajo y estudio, y fomentar la educación continua.

 Rebaja de las cargas horarias; permitir actividades paralelas al estudio.

 Potenciar Prácticas Profesionales de servicio social, extendiéndolas en forma


obligatoria a todo el sistema; incorporar incentivos a los estudiantes, como
ocurre hoy con las becas en Medicina.

 Generar espacios de participación multisectorial (Estado, empresa,


trabajadores, instituciones) en el aseguramiento de la pertinencia de la
formación profesional y técnica.

- Nueva política de Investigación e Innovación:

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 Asegurar la valorización de la carrera del investigador.

 Simplificación de institucionalidad que otorga recursos, y aumento de la


disponibilidad de fondos.

 Mejorar incentivos y mecanismos para financiamiento privado,


especialmente la I+D

 Aumentar y promover mecanismos de colaboración entre el Estado, las


Instituciones de Educación Superior y el sector productivo.

 Incorporación del sector productivo (empresa y trabajadores) en las


definiciones de las competencias de la formación de Capital Humano.

 Fomentar las actividades de extensión y socialización “blanda” del


conocimiento.

- Nueva política de fomento a la participación en el desarrollo local:

 Fomento de las funciones sociales, especialmente en Salud (hospitales y


consultorios) y educación (programas de integración, prácticas). Ampliación
a otras áreas, como la capacitación, fomento del voluntariado de calidad.

 Fomento de la participación de las universidades en la Modernización del


Estado y la creación de Políticas Públicas.

 Fomento de las publicaciones universitarias no-académicas.

 Fomento de las actividades de extensión.

 Fomento de la apertura de los Campus Universitarios a la comunidad.

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5. Bases de Propuesta de Institucionalidad y Financiamiento

5.1 Principios del Sistema Nacional de Educación Superior:

En un nuevo marco, debe quedar definida la relación del Estado con cada una de las
Universidades, Centros de Formación e Institutos Profesionales del sistema. Esta relación no
depende de que se trate de instituciones estatales o privadas, sino de la Función Pública que
cumplen. Para conformar este sistema se plantea:

Acreditación
Los criterios utilizados por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) deben ser más exigentes y
orientarse a una mejor gestión de las instituciones, con especial énfasis en la enseñanza de
pregrado. Deben revisarse los mecanismos y contar con mayores atribuciones, que incluyan
promover el mejoramiento de las instituciones, y medios para asegurar conciencia entre los
estudiantes de los riesgos de permanecer en una institución no acreditada. Así mismo, se requieren
formas de eliminar instituciones que estén por debajo de criterios mínimos.

Trato con el Estado


No son sólo instituciones estatales aquellas que hoy producen bienes públicos, sino también
varias de carácter privado. Todas las instituciones deben regirse por las regulaciones del Sistema
Nacional, y pueden acceder a financiamiento estatal en la medida que cumplan con: (1)
promover la integración social buscando reproducir la realidad de Chile al interior de las
instituciones, (2) contar con libertad de expresión, cátedra y asociación, (3) contar con una
estructura participativa y democrática de gobierno, provisto de representación triestamental. En
el caso del financiamiento, para los mismos criterios existirán fondos disponibles para privadas y
estatales (para las primeras una posibilidad, para las segundas per se, fortaleciendo criterios de
desempeño), pero diferenciados, evitando que compitan un tipo con otro en la asignación.

Nueva institucionalidad
Las instituciones que cumplan con las características anteriores se agruparían en una institución
de coordinación en reemplazo del actual Consejo de Rectores. Sus funciones serán encargarse
de velar por la calidad académica y la integración entre los marcos curriculares de las distintas
instituciones, incluyendo Universidades, CFT e IPs.

Incorporación de la Sociedad Civil


Es preciso incorporar a distintos sectores, más allá de la dicotomía Estado-Mercado, a las
distintas responsabilidades y funciones del Sistema. Es preciso asegurar la participación de los
estudiantes en las decisiones académicas, y reconocer el rol de las organizaciones estudiantiles
en poder detectar necesidades y colaborar en un buen gobierno institucional. Las Asociaciones
Profesionales tienen capacidad de participar efectivamente en lo que respecta a políticas de
titulación licenciamiento, participando de la relación entre la educación de pregrado y el

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mercado laboral. Así mismo, en tareas como la nivelación para el acceso desde la Educación
Secundaria, existen múltiples organizaciones que podrían cumplir funciones de manera
apropiada y sensible a las necesidades particulares.

5.2 Financiamiento en el nuevo sistema

Financiamiento Basal (Reformulación del AFD): Como mínimo, duplicar el gasto público para ir
en aumento progresivo; aumento de los mínimos de financiamiento de instituciones estatales;
definición de criterios de desempeño claros; separación de fondos de instituciones estatales y
privadas; inclusión de instituciones privadas según criterios claros de funciones públicas y
control de aranceles.

Financiamiento Competitivo (Reformulación del AFI): aumento de disponibilidad de recursos;


definición de criterios competitivos; fomento de actividades complejas productoras de
beneficios sociales, además de criterios de equidad.

Reformulación del Financiamiento Estudiantil: Unificar mecanismos en Fondo Solidario;


impulso hacia la gratuidad de los 4 primeros quintiles; incorporación de otras necesidades a
cubrir por becas.

Criterios de financiamiento de Funciones Públicas:

Criterio de equidad en el Proporción de estudiantes según quintiles: fomento


Financiamiento Basal

acceso a la heterogeneidad social.


Necesidad Institucional N° de alumnos en cursos técnicos
N° alumnos matriculados pregrado
Mantención de infraestructura
Desempeño Pertinencia de los contenidos curriculares
Desarrollo Regional Aseguramiento de Capital Humano en Regiones
Formación Formación de investigadores
Financiamiento Competitivo

Investigación y Creación Producción de conocimiento científico y filosófico


Innovación (I+D, Patentes)
Creación Artística
Extensión y externalidades Conservación y difusión del conocimiento
sociales Fomento de las artes, la cultura y la identidad
nacional
Responsabilidad Cívica Impacto en el desarrollo local y la calidad de vida
Promover la integración social
Fomento de la cultura cívica-democrática

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Bibliografía

Brunner, José Joaquín. Financiamiento de la Educación Superior. Presentación para la


Universidad Diego Portales, 29 Abril 2008.

Hacia una estrategia nacional de innovación para la competitividad. Santiago, Chile: Consejo
Nacional de Innovación para la Competitividad, 2007. 163 p.

Hacia una estrategia nacional de innovación para la competitividad. Santiago, Chile: Consejo
Nacional de Innovación para la Competitividad Vol II, 2008. 270 p.

Meller, Allan y Meller, Patricio. Los dilemas de la Educación Superior: el caso de la Universidad de
Chile. Santiago, Chile: Taurus, c2007. 283 p.

Informe final: hacia un Chile más justo: trabajo, salario, competitividad y equidad
social. Santiago, Chile: Consejo Asesor Presidencial de Trabajo y Equidad, 2008. 250 p.

Los desafíos de la Educación Superior: Informe del Consejo Asesor Presidencial. Chile: Consejo
Asesor Presidencial para la Educación Superior, 2008, 455 p.

OCDE. Tertiary Education for the Knowledge Society, OECD Thematic Review of Tertiary
Education: Synthesis Report, Volume 2, Organization for the Co-Operation and Economic
Development, 2008, 270 p.

OCDE. Revisión de Políticas Nacionales de Educación: La Educación Superior en Chile.


Organization for the Co-Operation and Economic Development, 2009, 329 p.

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